jueves, 29 de enero de 2015

Contraportada

No se olviden: este viernes a las seis de la tarde, están invitados:


Los que llegaron, a saber lo que recordamos los que ya estábamos.
Los que ya estábamos a recordar lo que habíamos olvidado.


Más que un libro de historia: Un compendio de recuerdos.





Contraportada del libro: La Acequia del Pueblo, del autor de este blog.

domingo, 25 de enero de 2015

La "Ysla" de San Juan del Río


La Ysla
Centenario árbol de la Huerta Grande

Analizando los viejos mapas de la ciudad de los que ya me he ocupado anteriormente, resaltan a simple vista dos aspectos interesantes:

1.- El lento crecimiento del pueblo-villa-ciudad  desde el primer plano, 1793, hasta el de 188? es decir en el lapso de un siglo, hace parecer que el tiempo se detuvo, el área urbana en ambos es prácticamente la misma, esto se explica por el hecho que desde su nacimiento, el pueblo de Indios, por alguna disposición legal, solo  permitió la urbanización de lo que hoy es el Centro Histórico de la ciudad, delimitado a unas cuantas calles, los alrededores fueron las milpas particulares y comunales de la República de Indios.

Al desaparecer la República, sus propiedades pasaron a particulares, pero solo las inmediatas al área urbana, ocupadas para vivienda. El pueblo continuó rodeado por una zona de milpas. Siendo la vocación del pueblo definitivamente agrícola, quienes las adquirieron o los antiguos propietarios, le siguieron dando el mismo uso, así que la fisonomía urbana se mantuvo igual hasta la primera mitad del siglo XX. El crecimiento urbano fuera del antiguo casco se notó de manera real, con la expansión detrás de la vía del Ferrocarril: San Juan Bosco, Fátima, el Riel; al norte la zona Industrial y el área cercana a la Estación ferroviaria. En la década de 1970 la aparición de la colonia Benito Juárez, Infonavit Fátima y la Semiurbanización de Lomalinda aumentaron el área. Es hasta la década de 1980 que el crecimiento toma varios frentes, principalmente al oriente, que hasta la fecha no se ha detenido, inició con el Infonavit  y colonia San Cayetano. Con la ola migratoria tras el temblor de 1985, aparecen los fraccionamientos cercanos al barrio de San Isidro  y  los varios desarrollos en el Pedregoso, después…

2.- Pero volvamos a lo esencial, el segundo detalle que a simple vista se nota en los planos, es que nuestro río tuvo una isla, y no era una cualquiera, era de buen tamaño, en su parte más larga medía casi 800 m y a lo ancho 200 m.

Plano de 1864, posición invertida, la isla.

De este lugar, casi no se sabe nada, así que trataré, con los pocos datos históricos que dispongo, de darles los pormenores, aunado a lo poco que puede observarse en la actualidad.

La isla del río, plano de finales del siglo XIX.
En principio, diré que dicha isla no debió ser antigua, no hay ninguna referencia anterior de ella y supongo que se formó de manera natural aproximadamente en el siglo XVIII, esto porque si hubiera estado siempre, se hubiera podido hacer en ella un paso sobre el río, apenas con dos pequeños puentes, lo que no ocurrió así y se construyó el de piedra, hoy Puente de la Historia.

Para su aparición se conjugaron un par de factores:
Desde el inicio del pueblo, el río estaba relativamente cerca de la parte trasera de la acera sur de la Av. Juárez, con un ligero declive que inicia desde la calle y de ahí hasta el cauce. Las casas y edificios se construyeron en ese declive, igual ocurre con las otras zonas colindantes con el río: la parte trasera de San Luis Montañez e igual  la del actual B. Hidalgo, hoy Paseo del Río, que entonces eran huertas.

El río San Juan, contra lo que dicen muchos, jamás tuvo corriente permanente abundante,  sí la tenía todo el año pero en volumen bajo, lo que permitía a los vecinos y el pueblo en general acceder a él y tomar el agua para su servicio, bañarse, y lavar ropa. Incluso había veredas en sus orillas, apenas unos centímetros sobre su nivel, la más conocida la que iba del final de la calle Galeana hasta la Huerta Grande. (digo iba, porque la actual está a seis metros encima del nivel del río).

El bucólico paisaje de los remansos poblados de mujeres lavando, niños jugando, aguadores llenando sus cántaros y las matas de jara cubiertas por la ropa secándose cambiaba diametralmente en la temporada de lluvias, entonces sí, tras salir del encajonamiento en las barrancas del sur del municipio y acrecentado por múltiples arroyos, el río llegaba con toda su fuerza.

El caudal, por su volumen y potencia, impactaba de manera directa, en las curvas que el cauce tenía, socavando, la tierra y rocas que las formaba. En la ciudad, los lugares que eran horadados por esa fuerza iniciaban en la parte trasera de la hoy Central Camionera donde el río forma un meandro que termina casi en el Puente de la Historia, especialmente afectados eran los terrenos ubicados en la ladera oriente del cauce, precisamente donde estaba la zona de huertas del hoy B. Hidalgo y la Av. Juárez, llevándose todo lo que encontraba, socavando los terrenos de las orillas incluso entrando a las viviendas.  Hay evidencias de que alguna vez la corriente llegó hasta la zona donde hay un estacionamiento subterráneo del B. Hidalgo, que en el siglo XVIII deshizo el puente Cano y de pasada se llevó un área de más de 100 m2 detrás de él.

Al salir del meandro, aproximadamente detrás del Centro de Salud de Av. Juárez, el río entraba a la parte más ancha del cauce, disminuyendo la fuerza de la corriente. Ese lugar era el llamado Pasoancho, (así, junto) que estaba en la actual calle de ese nombre, (la original era recta, no tenía la desviación que hoy vemos) y se cruzaba por medio de grandes piedras. Metros adelante, los sedimentos se fueron acumulando, lo que hizo que el río se dividiera en dos brazos, formando la isla que terminaba poco antes del puente de la Historia. Vecinos y autoridades decidieron tomar cartas en el asunto. En el siglo XVIII, se proyectó evitar el paso el río construyendo un “tajo” o canal que lo desviara desde abajo del Cerro de la Cruz, hasta el Puente de Piedra, la idea no prosperó por obvias razones,  se optó entonces, desde el siglo XIX un sistema de diques, formado por bardas de piedra, en la ladera oriente del río. De este sistema quedan todavía muchos restos, su parte más alta era de unos seis metros, cerca del Sabino quemado y sobre él se hizo el nuevo camino a la huerta Grande.



Imagen de Google Earth, todos los elementos mencionados

El sistema funcionó y el río dejo de horadar las huertas y patios de las zonas por donde pasaba, al no haber sedimentos, como antes, el río se encajonó y tomó un solo cauce, la isla se integró a la zona firme de la Av. Juárez. Actualmente no hay evidencias de ella, porque desde entonces se empezaron a agrandar las construcciones hacia atrás y se perdió en el recuerdo de la gente. La última evidencia de la Isla, es el año 1901, en otro plano de la ciudad. Por su naturaleza, no hay limites visibles de esa isla.

Fotografía personal, en el talud, las rocas del dique, en el Paseo de los abuelos
De acuerdo a los mapas mencionados, la zona inicial de la isla, en el Pasoancho, era un arenal,  pero el resto era terreno de cultivo. También era sitio de paseos.

Fotografía personal, sobre el río, restos del dique, detrás de Av. Juárez.
Por el año de 1970 y al menos durante otros 20, no sé porqué, existía otra isla, era mucho más angosta, unos 20 metros en su parte más ancha, iniciaba antes del Sabino Quemado, y terminaba atrás del Centro de Salud, esta desapareció en 1985, cuando el río se encauzó hacia el oriente, secando el brazo, que al lado de la huerta del Barreno formaba la nueva isla.

Fotografía personal, inicio aproximado de la isla, en el nuevo Pasoancho.
Le puse al mapa la “Ysla” porque así era mencionada en un documento antiguo.

Fotografía personal, final aproximado de la Isla, cerca del puente de la Historia.

viernes, 16 de enero de 2015

Presentación de un libro (mío)


La Acequia del Pueblo

Banner de la Dirección de Cultura municipal de San Juan del Río.
Quiero aprovechar la presente entrada para compartir un evento a todos ustedes, los seguidores habituales, los ocasionales y aquellos a quienes comparten el gusto por la historia  de San Juan del Río, razón por la cual existe este espacio, donde he tratado de dar a conocer a través de textos propios, datos y hechos de nuestro municipio, en especial de la ciudad y sus alrededores.
Sé que el estilo que tengo al escribir a veces no es el puramente académico que se le da a la historia, pero como he dicho, se trata de dar una visión refrescante a hechos, a veces poco conocidos, por no divulgados, otros conocidos en su tiempo y poco a poco enterrados por el olvido, los años y el crecimiento de la ciudad, pero es la forma que he hallado para expresarlos.

Mucho del material que expongo cada semana, ya lo tenía escrito desde hace varios años, en el que nada más por amor al arte, se me ocurrió escribir un libro. Como ya dije también, me molestaba, que yo, coleccionista compulsivo de materiales de historia local, cada vez que escuchaba de algún libro o un artículo me decepcionaba ver que solo eran copia de la “Geografía e Historia de San Juan del Río” de Rafael Ayala Echávarri.

Así que decidí que si yo escribía uno, debía de ser con material novedoso, es indudable la aportación de Ayala a nuestra historia, pero por ser tan completa su obra en todos los aspectos, sobre todo en la recopilación de materiales y difícil de igualar, ya casi nadie lo intentó por lo menos, lo que ha estancado la investigación sobre la ciudad durante cuarenta años. Esto lo digo, teniendo a mi mano, casi todas las obras escritas al respecto desde entonces.
Desde aquel 1971, a mi parecer, se ha escrito muy poco, salvo las valiosas aportaciones de Doña Aurora Castillo Escalona, Jaime Nieto, los esporádicos reportajes o artículos de Porfirio  Díaz Oviedo, Cuauhtémoc Chávez Trejo, Beatriz Coéllar, Oscar García, Salvador Barrera, J. Guadalupe Guerrero y muchos más que por falta de apoyo y foro no han divulgado más sus conocimientos.

Tengo el agrado de anunciar que el 30 de Enero, haré la presentación de mi libro, San Juan del Río, Crónicas del Pueblo Que perdimos La Acequia del Pueblo, el primero espero, de una serie.




Portada y contraportada del libro, diseño personal

Su tema central es la acequia del Pueblo, el canal de riego, que se construyó desde el siglo XVI y atraviesa la ciudad, hoy sepultado casi por completo pero que durante mucho tiempo contribuyó a regar primero las milpas, después las huertas que tanta fama dieron a nuestro pueblo y la verde fisonomía que mencionan los viajeros que por él pasaron. Esta acequia, al estar cubierta, por el desconocimiento de su existencia, es el origen de casi todas las leyendas sobre túneles que siempre se ha dicho existen en nuestra ciudad.

Al mismo tiempo, intentando no salir de mi estilo, hice una recopilación de materiales antiguos y nuevos, algunos conocidos, otros olvidados y otros completamente desconocidos sobre nuestra ciudad, lo que me permitió incluir en la obra una parte histórica. Completamente documentado, durante la presentación del libro, daré a conocer datos sobre:
-La fundación del Pueblo, solo les adelantaré que no fue el 24 de Junio de 1531.
-Que Nicolás de San Luis Montañez no estuvo en esa supuesta fundación.
- Que la leyenda de la fundación se basa en datos históricos, pero con otros protagonistas, que se        olvidaron y se cambiaron con los siglos, pero no del todo.
-Daré a conocer el verdadero nombre antiguo de San Juan del Río, y de pasada del  Cerro de la Cruz y el de la Venta.

- Diré que la ciudad nunca fue fundado a la “española”, siempre fue un pueblo de Indios y ciertas circunstancias permitieron que los españoles poblaran el centro.
-Expondré las investigaciones de David Wrigth, Somohano y Jiménez Gómez, al respecto de la fundación de San Juan del Río y Querétaro.

-Explicaré el origen de la supuesta presencia de la Malinche en San Juan del Río.
En la segunda parte, el libro contiene, la crónica de la acequia, desde la época colonial hasta nuestros días, haciendo una descripción de los lugares por donde pasaba, apoyado en croquis, recreaciones y fotografías que ilustran cómo fue en su época de esplendor y hasta la época moderna, sobre esto, casi nada he dado a conocer en el Blog, para no ser repetitivo.

Simultáneamente al recorrido, fui incrustando datos históricos de los lugares y calles por donde pasaba, los personajes históricos e incluso de los que vivieron cerca de ella. Sé qué muchos de los que en aquel tiempo vivieron aquí y son un mayores que yo tienen recuerdos del canal, (le decíamos “lasequia”) que al inicio era completamente superficial y poco a poco se fue ocultando, pero por no difundirlos se ha ido olvidando, trato con el libro de rescatar esa historia reciente.

Narro también, como poco a poco el canal pasó de ser propiedad de los indios para riego de sus milpas en el hoy centro de la ciudad,  fue ocultado en su paso por el centro al ocuparlo españoles y mestizos.
Finalmente doy constancia en esta obra de cómo se fueron destruyendo sus últimos tramos, pero increíblemente, aún hay restos en sitios por demás inesperados.

Se incluye también una fe de erratas de la modernidad y una recopilación de crónicas de viajeros, desde el siglo XVI al XX , un epílogo adecuado y lo principal;  no me limito a repetir lo escrito por Rafael Ayala, más bien lo complemento con nuevas investigaciones, haciendo un homenaje a su obra.
La metáfora del título es que ese pueblo, descrito profusamente en el libro, ya no existe, pero nada nos impide leerlo y recordarlos, enojarnos por lo que perdimos, incluso divertirnos por lo que ahí se narra y es el origen de la orgullosa ciudad del presente. A pesar de que lo intenté, no es un libro de historia, es un libro de nuestros recuerdos, los de todos los sanjuanenses.

Humildemente reconozco mis limitaciones como escritor, pero es mi aportación a nuestra ciudad, mi agradecimiento personal por haber nacido en un lugar, fundado en nombre de Dios del cielo y de la tierra. Espero verlos esa tarde, para saludarlos y conocer a la mayoría de los seguidores y lectores habituales, los foráneos es difícil que vengan, pero espero hacerles una buena reseña del evento.

Les dejo la publicidad que me hicieron favor de elaborar  en la dirección de cultura, quienes también amablemente me facilitaron el foro (pensé que iba a ser  difícil y  muy burocrático, nada de eso) para la presentación.
Programa cultural de Enero de la Dirección de Cultura, al final, el día.

sábado, 10 de enero de 2015

Recuerdos de aquellos tiempos I:



Fotografía personal, para que no digan que en el Cinelandia ponían puros "churros". Anuncio donado a mi colección.

La siguiente es una recopilación de recuerdos, lugares, personajes y hechos anecdóticos que había en mi niñez, cuando San Juan del Río era una pequeña ciudad. Ofrezco disculpas a los lectores foráneos porque por esta vez, la mayoría de lo enumerado solo será reconocible por los sanjuanenses de aquellos tiempos o los pocos que por entonces llegaban de fuera, sin embargo, no dejen de leerlo, se van a divertir.

Aunque están redactados en sentido humorístico, en realidad esos detalles forman parte de nuestra historia reciente, esa que nadie escribe por parecer banal, pero ocurrió y en muchos casos fue importante en nuestra formación. Es solo es un pequeño esfuerzo personal para que no se olviden.

Ojalá les haga sonreír, pero sobre todo recordar. Los sobrevivientes de aquellos tiempos tenemos cientos de estos recuerdos, que por lo sutiles parece que se van olvidando, no es así, están ahí, en espera que algo los haga salir, cada uno de los aquí enumerados daría tema para una entrada del blog, pero al ser muchísimos, de vez en cuando iré poniendo un recuento de los que me vaya acordando o los que tengan la amabilidad de compartir.

 Sabrás que ya no eres tan joven si...
Fuiste a la Antonio Caso porque era casi la única secundaria oficial.

Tomaste esquimos en el Esquimal, o mejor aún, un “chocomil”.
O tu mamá te hizo atragantarte con un licuadote de plátano con dos yemas, asegún porque eran muy nutritivos, casi tanto como los huevos cocidos del “Tragadero”.

Las mejores tortas nocturnas eran las de “las Mariposas”, en 16 de Septiembre, las de Honorio en "los Cocoteros" y las más ricas por económicas, las de Don David en la parte entonces sin techo del Mercado Reforma.

Te compraban uniformes con Don Pepe el Baratero, cuando todavía estaba dentro del mercado.

Te bañabas con Jabón “Jardines de california” (antes de que los inmortalizaran en los moteles)  y tu zacatote, “de baño” (es que también había para trastes) y mejor aún, con un “Nórdiko”

La primer disco a la que fuiste fue la Casona.

Asististe a tardeadas en la Antonio Caso, con los grupos la Paz y el Chocolate.

Si tu familia salía a cenar fuera, era a los tacos dorados de Doña Mary, Doña Cleofas o a la lonchería Segura.

La primera vez que escuchaste a un grupo roquero fue al Three Souls en Tequis.

Tu mamá te mandaba a comprar con “Lola la del maiz” (no le falta el acento, así le decían) en el jardín Independencia. (cuando todavía vendía granos y semillas diversos, no al final, que solo vendía trigo para las palomas del Jardín)
Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda.
Viste  y escuchaste una avioneta anunciando el jingle “Cafe Algusto es familiar” (decían cafe, sin acento) y te ibas a buscar los papelitos que dejaban caer.

Pusiste clavos en la vía del tren para que al pasar se hicieran “espaditas”.

Te embobabas viendo las artesanías del Sr. Puga en el Portal del Diezmo, las económicas; las sólo para turistas en el portal de Reyes o los juguetes tradicionales en la esquina de Hidalgo y Av. Juárez.

Conociste la Puerta de San José y la reja atrial, de las iglesias del centro.

Asististe a alguna de las muchas “arenas de luchas”  ( apenas unos patios con sillas) que hubo en la ciudad, aparte del “ lienzo Charro” y la “Arena Pepsi” a echarle porras al “Vulcano”  y  al “Yaqui”

Te lanzabas a la Feria con los juegos en el Jardín independencia, con los Stands en la calle Guerrero, a los que por cierto en ese tiempo no les cobraban por instarlarse y ni así se llenaban.

Todas las tardes tenías que ir con tu olla de peltre a comprar leche bronca en el Walter de Hidalgo o con las Güeras en Palacio, luego te modernizaste y llevabas tus envases de vidrio a la miscelánea por la "pasteurizada".

Ibas al cine:  ( al Piojito, of course)
Los domingos al matiné (ya sé que es la matiné pero así le decían) exclusivo para niños, con películas infantiles, los que no impedía que les mentaras la madre a los de arriba/ los de abajo, según donde estuvieras y viceversa.

Los viernes a las “de adultos”  (aunque te faltaba mucho para serlo) y te desparramabas hacia abajo del asiento para que no te vieran al prender la luz, y por cierto, casi no había adultos en esa funciones, la mayoría eran alumnos de la Secundaria.

Los sábados a las de Karate y salías tirando madrazos y patadas al aire y subiéndote a las bancas de la Av. Juárez, y si te hallaba un familiar te preguntaba -¿Vienes del cinelandia, verdad cabrón?

Comiste las tortas de Requesón de don Celso Orozco, incluidos unos chilotes en vinagre caseros, con bolillos calientitos de “el Sol Divino” de Don Tereso Tovar, ahí enfrente.

Asistías los sábados y domingos a los “juegos” en la Plazuela.

En Sábado de Gloria te llevaron a pasear al río o a las presas… ( y te metías al agua)

Alguna vez te regañó don Fidencio Luévanos por estar hojeando las revistas en su puesto.

Conociste la Casa de la cultura cuando su local era una “combi”.

Te acuerdas cuando los bochos les decían “pulguitas”.

Compraste "cuetes" en la frutería de Rayón.

Llegaste a alquilar una bicicleta por hora, solo para pasear, en los negocios de la calle Mina, mejor aún, que te la prestaban aunque no te conocieran y el colmo; la devolvías puntualmente. Igual si alquilaste una mini-moto en la pista del Boulevard Hidalgo.

Donaste alguna llave para la estatua de Pedro infante  o para el águila del Jardín Independencia.

Cada semana comprabas el Kalimán, o el Águila Solitaria.

Tenías tu cuenta de Ahorro escolar (en Banamex, cuando estaba en la esquina norponiente de Hidalgo y la Av. Juárez) y la llenabas con timbres que vendían en la escuela.

Tuviste la dicha de conocer el primer semáforo de la Av. Juárez, (el que no servía como semáforo, solo para que se “acostumbrara la gente”.

Si viste los “parquímetros”  en la calle Hidalgo, y de maldoso le sacaste algunas monedas que solo los ingenuos ponían.

Si llegaste a comer bolillos con chiles en vinagre en alguna tienda, peor aún, tortas de plátano.

La primer hamburguesa que comiste fue en la casa Gabriel de la Curva, si te alcanzaba, si no nomás unos molletes.

El sitio de taxis de Av. Juárez (el único) estaba en la acera de enfrente del actual y si ocupabas un viaje tenías que despertar a los choferes porque dormían al interior de sus vehículos, o chiflarles para que salieran del billar.

Comiste tacos de bistek o chorizo a un lado del santuario en el Tacomóvil  bip- bip.

Tuviste que ir a la biblioteca pública y la señorita Ángeles  y te recibía con el amable “¿viene o venía? ” o el demoledor “a ver sus manitas”

Te subiste al circuito que iba a las colonias o  a la Central.

Alguna vez tuviste que ir al tejabán en el B. Hidalgo que era la central Camionera y escuchaste el clásico “van a Méxicu” o el larguísimo, “Van a México, Toluca, Ixtlahuaca, Acambay la Presa, el Molino… (seguían todavía como otros cuatro lugares, lo sorprendente es que los gritaban de un jalón)

Tus ídolos jugaban en el campo Fluminense o el San Juan ( Hoy chedraui) y podías ver dos partidos a la vez. ( Y sí, mi ídolo era el "Checo" Olvera)

Alguna de tus graduaciones se efectuó en el salón de fiestas de la zona Industrial.

Viste algún camión volteado en la gasolinera de la Curva.

Por un pelito no fuiste “paracaidista” de la Colonia Juárez, o por otro pelito lo fuiste.

Todavía a las doce del día esperas escuchar en el radio  … “Súper Mohel y Súper el Progreso …


Imagen de Internet, crédito a quien corresponda

Cuando la “botica de Jesús” era vanguardia de su salud y de su belleza y tu mamá te compraba ahí el aceite de hígado de bacalao, porque estabas muy flaco o unas perlas “deter”

Cuando el único lugar donde vendían jamón era en “El Progreso” y el hielo solo con Don Jorge Herbert.
En las tiendas tenías que dejar “importe”  si no llevabas “cascos” ( o sea los envases)

En las tiendas pedías “pilón” es decir un poquito más, cuando te despachaban a granel, luego el comercio intentó cambiar la dádiva por timbres que canjeaban por electrodomésticos. No funcionó.

Por curiosidad llegaste a ir a ver la filota de gente que asistía a consulta médica con el Profr. Humberto Ávilez en el Hotel Rioja de la calle Guerrero.

Te acuerdas que la actual estación de Radio EXA se llamaba “Radio ambiente”  (y tú le decías “Rancho ambiente”) y por solo dos pesitos podías dedicar la canción de tu preferencia ( fue clásico escuchar  ... la siguiente melodía va dedicada para ya sabe quién, de el Sabino,  de parte de quien ya sabe, que la quiere mucho en esta ciudad  …)

Te ibas de pinta a las Peñitas y los que se iban ahí a “tronárselas” se escondían para que no los vieras. ( Les daba pena) A ver ahora, inténtalo.

Te llenabas de tierra para poder atisbar entre la “polvadera”  al “Tuto González” en la cancha de Motocross de “las Peñitas”.

Te tocó ir el día de la Bandera a hacer honores al monumento –pirámide de la Curva o la Plazuela.

Les llegaste a tirar pedradas a unos lagartijotes como de 25 cm que vivían entre el terraplén de la vía del tren.

Compraste los periódicos de una sola edición, que voceadores callejeros pasaban vendiendo al grito de (por ejemplo) “paaaasen a ver la terrible noticia de la horripilante bruja que fue atrapada en la ciudad de San Juan del Río y se encuentra detenida en la  cárcel municipal …  y peor aún, comprabas el periódico e ibas a ver a la terrible bruja a la cárcel municipal a un costado del Santuario. (Estos periódicos , que en realidad no tenían periodicidad, se editaban sobre todo cuando había accidentes en la autopista, o chismes de alto calibre, el de la bruja fue real)


Te acuerdas cuando hubo una “Concertacesión  y …. ¡Ah no , perdón! ese tema ya no me toca.


y finalmente, si te acuerdas de este:
“Lástima que terminó, el festival de hoy, pronto volveremos con: más diversión… “ decía otro jingle de la televisión.

 
Imagen de internet, crédito a quien corresponda.

Por cierto no soy tan viejo, solo que a mí sí me hizo o efecto el asqueroso sabor del aceite de hígado de bacalao, (que luego cambiaron por el de tiburón, igual de repugnante) difícil de olvidar, por eso estimulaba la memoria. 

Como no hay registro gráfico de estos detalles, les pongo unas imágenes alusivas y otra histórica, cortesía de un amigo.

sábado, 3 de enero de 2015

El plano de un sanjuanense


El plano de  Guadalupe Perrusquía, 1864.

Este plano es verdaderamente importante, ya que de los conocidos, es el único del que estoy cien por ciento seguro fue elaborado por un sanjuanense, el Dr. Guadalupe Perusquía,  vecino de la entonces calle de Don Esteban. De él también ya he referido su biografía en otra entrada, hoy me limito a la descripción del documento.

Para más información dar clic aquíDon Guadalupe Perrusquía
                                                              El último imperialista


Teniendo cualidades artísticas y tomando como base el plano de Chambeau, en 1864 (este sí está fechado) y probablemente el de Salazar, nos legó don Guadalupe, un bello plano en color, elaborado y rotulado a mano, en escala antigua, de 1 a 600 varas,  titulado “PLANO DE LA CIUDAD DE S. JUAN DEL RIO. 1864" . (Aunque modestamente, don Guadalupe aclara en una sección del mismo, que es una copia del de Chambeau, creo que en realidad lo supera ampliamente en calidad artística y detalles)

Plano de Guadalupe Perrusquía, 1864
Esencial  es  también para la historia de nuestra ciudad ya que tiene los nombres antiguos de todas las calles de entonces, básicamente lo que hoy es el centro histórico. (En él se basó Rafael Ayala para la nomenclatura antigua en su obra “San Juan del Río, Geografía e Historia” de 1971)

Marca además varias calles que ya han desaparecido, los caminos que salían de la ya ciudad, cuya división para entonces ya no era en barrios, sino en 11 cuarteles, cada uno en diferente color, señalado en números romanos. Indica, además del área urbanizada y aún dentro de ella, las tierras de labor, huertas y solares. (Baldíos)

El dato resaltante sería que la plaza Principal (Hoy Plaza Independencia) se llamaba en ese entonces (creo que nadie lo había mencionado) y supongo que solo temporalmente: Plaza de la Emperatriz, en referencia obvia a su Graciosa Majestad, Carlota I, la que nunca vino a San Juan, pero que recibió todos los honores e igual graciosamente los declinó. Este Plano, fue elaborado antes del 16 de noviembre del año mencionado, porque es la fecha en que se dedica.

"COPYA
   por
   Guadalupe Perusquía
   sacada del levantado por el Capitan
   Mr. Chambeau"

También son importantes las firmas que contiene, de Don Guadalupe Perrusquía, artísticamente plasmada y de Manuel Domínguez, su hijastro y por entonces prefecto político de la ciudad.

Con este plano, termino la serie, el otro  que completa el pókar, como ya dije es el de Ignacio Pérez, de 188? Especialmente recomiendo su revisión a los que quieren conocer la historia de nuestra ciudad, ya que es el más completo, por su conservación, artísticamente elaborado, detallado al máximo y rotulado completamente, lo que permite apreciar todos los detalles y nombres de las calles. Los de Chambeau y Perrusquía son históricos y valiosos, pero no igualan su abundancia de detalles, colorido y resolución.  Posteriormente me referiré al de 1901, que como dije, parece una copia inacabada al lápiz de éste, solo actualizando algunas calles.

(Para ver más del plano de Ignacio Pérez, dar clic en el siguiente enlace:  El Plano de Ignacio Pérez
 Dejo también para más adelante las reseñas particulares de los detalles de los planos.

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De esta manera, con la presentación pública de estos documentos  -no digo inéditos porque fueron elaborados aquí, pero se los llevaron y no regresaron- que no habían sido vistos en nuestra ciudad en los años recientes, (y quiero insistir que creo que ningún sanjuanense vivo en la actualidad los conocía) un servidor, redactor único de este blog agradece a todos y cada uno de los que una o muchas veces se han asomado a él y se han interesado en la historia no tan escrita de San Juan del Río. Sé que 5000 visitas no significan nada en los medios actuales, pero para un blog de historia local, acotado a un público reducido, son muchas y como dije hace ya un año y medio, para mí uno solo es valioso, imagínense 5000.

Espero, por la importancia de los documentos presentados, en caso de que se use esta información para alguna otra publicación, no sé, El Sol de San Juan o los vecinos de San Juan del Río en el Tiempo, se me mencione por la primicia de su difusión, esto no por ego, sino para un asunto en el que necesito dar a conocer algunos merecimientos y espero compartir en detalle en próximos días.
Como había prometido, con estas entradas, abato un poco el rezago que a últimas fechas había tenido, ahora sí no voy a prometer regresar a la etapa prehispánica que no he podido, por andar cumpliendo temas que me piden. Hasta la próxima, espero les haya gustado la serie. 
Se agradece también a la página vecina por habernos hecho llegar, de manera indirecta, un libro difícil de conseguir, para la colección.