domingo, 21 de junio de 2015

Programa cultural de feria San Juan 2015. (Cultural de a deveras)


No soy guanajua  ni nada, soy puro San Juan del Río (Como dicen la canción "la Estampilla " y el Lic. Pájaro en su columna periodística
Por razones diversas, no pude preparar el tema que correspondía, en el transcurso de la semana prometo subirlo, por lo pronto  les presento la siguiente información local: 


Como todos los años, hace ya más de cien, en el mes de Junio, esta ciudad festeja su tradicional feria.

Además de los consabidos artistas, que se presentan en el centro de feria, en diversos recintos, sobre todo el centro de la ciudad, se presentan otro tipo de eventos, para todos aquellos que no somos amantes de la quebradita, la onda grupera y las guerras de bandas, hay otras opciones.

Presento a Ustedes, el Programa Cultural, a desarrollar durante la feria, a mí me lo enviaron de la Dirección de Cultura, pero extrañamente no fue difundido en su página ni en la del municipio.

Aunque ya pasó una semana, en la siguiente habrá varios eventos muy atractivos, sobre todo la premiación de los Juegos florales  y las fiestas patronales. Si son de la ciudad, hay que aprovechar los espacios y su contenido, si son de fuera, creo que todavía pueden programar  una salida rápida.

Las imágenes son del  encuentro de danzoneros el día 20 en la plaza Independencia del centro de la ciudad,  que tuvo nutrida participación arriba y abajo del foro, me hizo recordar a mi tío, Roberto Hernández Chávez (q.e.p.d.) bailarín nato, de aquellos de barrio, que en los últimos años de su vida derrochó talento en los sábados de Danzón, en la plaza de un ladito, la de los Fundadores, lloviera o tronara. También hay eventos de este tipo en el Portal del Diezmo y la presidencia municipal, todos a unos pasos del centro.

El público

El foro

La elegancia
Atrás del foro, el repaso... no vaya a ser.


Aquí los espero y perdonen el retraso, no me había dado cuenta de que no se había difundido.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

1.- Les recuerdo que esta página es pública, laica,  gratuita y apartidista  y que son recibidos sus comentarios y críticas. Al final de cada entrada, en la parte baja existe un apartado que dice “no hay comentarios” o “comentarios”.
   
Dando clic sobre cualquiera de los dos textos, se despliega el espacio para escribir. Prometo contestar todos. Como ya he dicho, no pretendo saber toda la historia de San Juan del Río ni mucho menos, pero sus aportes ayudarían mucho a subsanar la gran carencia de información que de nuestra historia tenemos, sobre todo la más reciente, cuya difusión es uno de los objetivos de este blog.

Aviso 2  La imagen del programa está lo más grande que pude, si no la ven completa, den clic sobre ella.  Espero que no se enojen los de la Dirección de Cultura.

Aviso 3 A los seguidores de este blog, Celedonio y René, estén al pendiente, creo que ya encontré la forma de hacerles llegar su encargo.

 Nos vemos (¿Así se dice aquí ) en la semana.

domingo, 14 de junio de 2015

San Isidro Labrador, pon la lluvia, quita el sol. Los viejos Barrios 4


 San Isidro, el barrio de siempre

Imagen de Google Earth. Iglesia del barrio de San Isidro.
 Antecedentes

Quizá como el último resabio de un ancestral rito, hasta mediados de la década de 1970, muchas familias sanjuanenses emprendían durante la segunda semana de mayo, una caminata con dirección norte hasta un asentamiento, entonces plenamente rural, pero separado de la ya para entonces ciudad: el llamado “barrio de San Isidro”.

Supongo que era una tradición de siglos por el hecho de que no se efectuaba por el camino más corto, que para entonces sería a partir del centro, de manera directa por la calle Álvaro Obregón, sino por otro, extrañamente más alejado y extenso, que sería el siguiente:

Imagen de Google Earth. La línea verde señala el viejo camino, hoy entre calles, la línea naranja, la vieja barda.
No importaba mucho el lugar de la ciudad donde se viviera, el punto inicial era la estación del tren, situada al finalizar Hidalgo Norte, de donde se cruzaba la vía y se tomaba rumbo norte un camino entre milpas que recuerdo  era de terracería pero plano y ancho, es decir, un camino en forma, no una vereda improvisada, que continuaba con algunas ligeras curvas por una distancia de aproximadamente un kilómetro. Ahí se encontraba con una de las curvas del río, donde el camino doblaba a la derecha. Trecientos metros adelante se llegaba a la plaza del barrio, en esas fechas completamente de tierra.
La intención original de la visita, que supongo era religiosa, se perdió hace muchos años, al menos de lo que recuerdo, la motivación principal era el espectáculo de la fiesta de San Isidro Labrador, el patrono del barrio, que incluía danzas y xitás,  además de juegos mecánicos y el tradicional estruendo de los cuetes. Los juegos eran muy rústicos, pero divertidos y baratos, y por las fechas que menciono, las danzas y Xitás  todavía eran muy auténticos, lo cual era un espectáculo aparte, ya que en la ciudad, esos elementos se habían modernizado y perdido su esencia.

Imagen de Google Earth. Extensión aproximada del Barrio.
Elementos

El Barrio es descrito por Ayala, (1981, p96) con información que tomó de Martínez de Salazar de 1793, de la siguiente manera:

"El Barrio de San Isidro, se halla a espaldas del de San Marcos, más al norte sobre la orilla del río, situado sobre un plan de tierras delgadas, en que tienen señalados sus solares los indios, que ellos mismos cultivan. Se han abierto calles trazadas por magueyes por donde transitan coches y todo género de gente de a pie o de a caballo. Hay una Plazuela amplia, donde se encuentra una capilla, y algunas casas bien acabadas."

Como los demás barrios del pueblo, se desconoce su verdadera antigüedad, pero es de suponer que desde el inicio del pueblo, en el siglo XVI, algunos habitantes otomíes se asentaron en él aprovechando la fertilidad de sus terrenos y con un pequeño núcleo habitacional alrededor de lo que hoy es la su plaza. Se puede distinguir su ubicación en el plano de 1592, en su parte inferior derecha, justo donde la acequia del pueblo volvía al río.

Se llamó así por su santo Patrono, San isidro Labrador, a quien está dedicado su templo. Dado que la santificación de este ocurrió en 1622, se supone que su establecimiento debió darse años después de ese acontecimiento.
Ya avanzado el siglo XVII, la situación original del pequeño pueblo de indios cambio, con la llegada de habitantes diversos, sobre todo en el centro, en razón de lo cual, los otomíes, se desconoce si voluntariamente o por alguna disposición se relegaron a algunos barrios donde podían mantener su exclusividad étnica. Así, quedaron en tal categoría la Cruz, el Calvario, el Espíritu Santo y San Isidro.

Fue en este último, uno de los en donde más tiempo se mantuvieron las costumbres y tradiciones indígenas, hasta casi finales del siglo XIX, aún había muchos habitantes de raza pura. A diferencia del vecino barrio del Espíritu Santo, muy pequeño, aquí desde siempre hubo un núcleo habitacional de regular tamaño, rodeado de áreas cultivables, que siempre estuvieron claramente delimitadas como propiedades indias. Además, por su relativa lejanía con el centro del pueblo, tuvieron mayor influencia o relaciones con el cercano pueblo de San Pedro Aguacatlán,  también originalmente Otomí.


Los límites
No sé desde cuándo, pero unos metros después de la estación del Ferrocarril, existe una barda de piedra que siempre me dijeron que era el límite de San Juan con San Isidro. Por extraño que parezca, semi enterrada y derribada, aún existe, en la actual calle Jesús Ma. Martínez y sería el límite sur del Barrio. Por  el lado oriente, el límite original, sería el antiguo camino a Tequisquiapan, hoy Av. Constituyentes, aunque parece que después se recorrió a la Calle Álvaro Obregón. Al norte, finalizaría en los límites con las tierras de San Pedro Aguacatlán y al poniente, el límite natural indiscutible, el río.

Imagen de Google Earth. A la izquierda, bajo los postes en la Calle Jesús María García, los restos de la vieja barda.
Plano de 1590, ubicación aproximada del Barrio.


Recuerdos

Al morir la República de Indios, en el siglo XIX, como en todos los demás barrios, las tierras comunales de este, se desamortizaron, pero en este caso, por la lejanía y el encierro geográfico fueron poco deseables para aquellos que no fueran indios y estos los conservaron como terrenos particulares.

Imagen de Google Earth. La Guitarrilla, durante muchos años, la única propiedad no indígena de la zona.
A pesar de lo anterior, desde el inicio del pueblo, las tierras del barrio se vieron favorecidas por el riego de la acequia del pueblo, que hasta aquí llegaba luego de atravesar el pueblo. A la orilla del camino a Tequisquiapan pasaba el canal principal, y tras cruzar el rancho de la Guitarrilla,  (que nunca fue parte de este barrio, sino propiedad de españoles) discurría cerca de la Plaza Principal. Metros adelante volvía al río. Además, en los alrededores se trazaron varios canales secundarios que estuvieron en funcionamiento hasta cerca de 1970, lo que permitió que el área siempre fuera de cultivo.

A finales del siglo XIX, cerca del barrio se construyó la estación del Ferrocarril, principalmente en terrenos de la Guitarrilla y el Carrizo, pero afectando también algunos predios del barrio  vendidos por los lugareños, sin embargo, su aislamiento no se vio perturbado sino hasta mucho después.

Imagen de Google Earth. La iglesia de San Isidro, algo modernizada, dicen que así era la fachada de la iglesia de Guadalupe en el centro de la ciudad, antes de que se le pusiera la actual portada de cantera.
En la década de 1970, un fenómeno invadía a San Juan del Río, la explosión demográfica, lo que significó un aumento de habitantes que requirieron de viviendas, es cuando comienza a crecer la ciudad por varios frentes, principalmente la zona oriente. El Barrio resistió el embate constructivo unos años más, pero para la década de 1980, con la construcción del Infonavit San Isidro, empezó la invasión de milpas, al inicio lentamente -por ser tierras completamente fértiles- ya que su precio era elevado y frenó a los constructores. Pero el segundo aumento de población tras el año de 1985 sí lo tocó e inició la urbanización que por tres de sus lados hoy le rodea. Llegó así la modernización de los viejos caminos vecinales, transformados en calles y avenidas que hoy nos llevan fácilmente en transporte público y privado a fraccionamientos, zonas residenciales, incluso un club de Golf, que hoy ciñen al viejo barrio, antes tan solitario, hoy es paso a lugares a los que antaño casi nadie se atrevía a entrar.

Imagen de Google Earth. Vieja plaza, moderna apariencia.
Sin embargo, entre el concreto y el asfalto, conserva vivas algunas ancestrales tradiciones y elementos, su iglesia, la original figura de San isidro labrador, el paso del Santo entierro, mayordomías, cargos y especialmente, al menos dos de las viejas capillas familiares otomíes, último recuerdo de las muchas que tuvo el pueblo en toda su extensión, cuando cada familia o grupo de ellas, tenía un espacio religioso para su culto particular. Desaparecieron casi todas en los barrios, solo quedan unas pocas, dos de ellas aquí.

EPÍLOGO

Hoy, el camino que recorrí de niño, está rodeado de viviendas, en él, ya no se adivina a lo lejos el río, solo al final, un sucio hilo líquido nos recuerda que ahí estuvo. Cada vez quedan menos de los sabinos que circundaban su paso e indicaban que había que dar vuelta a la derecha. Hoy, llego a la vieja plaza, ya modernizada, sin el polvo de aquellos ayeres, ya no están las viejas chozas, los corrales, el verde de las milpas de los alrededores ni la acequia con agua corriente. Casi todo se ha ido, sin embargo, entro a la iglesia y en el altar me recibe una extraña Trinidad, en un mismo nivel, veo a la izquierda un cuadro de la Virgen de Guadalupe, al centro un Cristo y a la derecha, la efigie de San Isidro Labrador, tan querida por los campesinos, solo eso me recuerda que estoy en el viejo Barrio de San Isidro, el Barrio de siempre.

Plano de 1885, arriba, con el número 7 y línea morada, el extremo sur del Barrio, solo para observar su relación con los otros.

miércoles, 3 de junio de 2015

El espíritu Santo, el Barrio que no murió.


Continuando con la descripción de los antiguos barrios de San Juan del Río durante la época virreinal, corresponde  ahora al Barrio del Espíritu Santo.
Imagen de Google, la capilla del Espíritu Santo

Comienzo aclarando que por haber sido en tiempos pasados, solo un mínimo asentamiento de casas, rodeado por tierras de cultivo, de este barrio me fue especialmente difícil establecer sus límites, así que los que consigno en la imagen de Google son aproximados, aunque debajo explico porque los determiné así.

De él nos dice Ayala, retomando a Martínez de Salazar:

“El barrio del Espíritu Santo se halla al otro lado del río, sobre el Noreste de la Parroquia, habitado por indios, en el que tienen sus solares.”

" … y el del Espíritu Santo, que por otro nombre se llama Barrio de Ahidó en el idioma otomí, que quiere decir barrio de los tepetates, porque está situado en la otra parte del río, sobre tepetates calcáreos y es de tierras delgadas, por la desidia de los indios, que viven en ese lugar pues la dejan deslavar.”

Iniciamos diciendo que este barrio fue de los originales del pueblo, quizá desde su fundación, creo que sus límites están claros, la cerca del pueblo y el río. Su nombre, original, Ahidó, significa en español piedra amarilla, es decir tepetate. Su situación de aislamiento con el resto del pueblo que le daba situarse del otro lado del río, le hizo ser el que conservara durante más tiempo, finales del siglo XIX, tanto la raza otomí como sus tradiciones.
Plano de 1590, la sección coloreada sería la extensión original del Barrio.

La barda que lo delimitaba al poniente en el siglo XVI desapareció pronto y sus escasos habitantes poco pudieron hacer ante el embate de las haciendas que desde el inicio lo rodearon lo cual nos hace difícil determinar correctamente sus límites actuales, originalmente debió iniciar frente a la hacienda de La Venta del Refugio, del lado norte del Camino Real a Querétaro, este, su límite sur, extrañamente después mudó al Paso de Guzmán.

Por el poniente, no se conoce actualmente cuál era su límite, porque la barda desapareció, detrás de ella se encontraban las tierras de la original hacienda de la Estancia Grande. Al norte colindaba con el impreciso lindero de la Hacienda de la Llave y al oriente, siempre fue el río su extremo.

Desde su inicio fue habitado por otomíes, quienes gustaban de un patrón de asentamiento disperso, es decir no tenían un núcleo de viviendas, cada quien vivía cerca de su milpa. Con el paso de los siglos, el relativo aumento de habitantes, los orilló a tener un pequeño núcleo alrededor de lo que hoy es la capilla de “San Juanita” (no sé cuál es su nombre real, así la conocíamos) que es lo que podríamos llamar propiamente el asentamiento del “Espíritu Santo”.

En lo relatado por Martínez de Salazar,  se indica que sus tierras eran poco productivas, pero hay que recordar, que al menos desde mitad del siglo XIX, encontraron la manera de hacerlas de riego, a través de un canal, que desde la presa Lomo de Toro, llevó, el vital líquido a sus tierras. Este canal desapareció por completo, pero fue sustituido por otro más moderno, que sigue gran parte de su curso, es el que vemos en la moderna Av. Canal de Santa Clara, aunque este se desvía al poniente y el antiguo continuaba recto, hacia lo que hoy es la empresa Pitsa (hace años que no voy a esos lugares, pero recuerdo que había varios pequeños canales que discurrían por la parte actualmente llamada la Concepción.
Imagen de Google Earth :Extensión aproximada del barrio en la actualidad.
En este aspecto cabe aclarar que el pequeño núcleo de viviendas, conservó el nombre, pero a fines del siglo XIX se constituyó, en su parte sur lo que hoy es el llamado Barrio de la Concepción, (este lugar no tiene nada que ver con el viejo barrio de La Concepción, que estaba en otro límite del pueblo, este es muy moderno) y seguramente de ahí viene su nombre, una nueva porción de tierra ganada al río. El plano de 1885 consigna el viejo camino desde la hacienda de la Venta, pero ningún asentamiento o grupo de viviendas.


Plano de Ignacio Pérez, Circa 1885. El Número uno y el color rosa identifican el Barrio. Nótese lo desolado del área, en comparación con la imagen actual.
Por extraño que parezca, este barrio, seguramente el más pobre y menos desarrollado del viejo pueblo, tenía varios caminos Reales surcando su territorio:

a)   El principal, el camino Real a Querétaro, hoy la salida a Querétaro, Por Av. Juárez, frente a la Hacienda de la Venta, que sería el límite original.

b)  La actual Av. Paso de Guzmán, que desde las iglesias del centro, era también camino Real a Querétaro, especialmente usado por los Habitantes de las haciendas del poniente, Estancia Grande, Santa Matilde, San Germán etc. Usado para ahorrar tiempo del centro del pueblo a la Av. Juárez y tomar el Camino Real principal.

c)    El Camino Real  del Espíritu Santo, que esencialmente  seguía el recorrido del original canal de riego, es decir, donde hoy Av. Canal de Santa Clara se dirige hacia el Poniente,  este camino y su canal al lateral seguían en línea recta, hasta llegar a la capilla ya mencionada. (aún existe, es la calle que desde la Concepción bordea Pitsa y después se dirige al norte, hasta la orilla de la vía del tren, donde se localiza la capilla)

Además de las milpas particulares de los indios, existían aquí durante la época colonial, grandes extensiones de terrenos comunales (no había los suficientes habitantes para cultivarlas personalmente) administrados por la República de Indios del pueblo,  en este lugar se encontraba una parcela llamada “tierra de Dios”  cultivada de manera comunal y cuyas utilidades se utilizaban para el sostenimiento de la Iglesia y la realización de ciertas ceremonias religiosa exclusivas. No he podido determinar su ubicación exacta.  Con la desaparición de la República de Indios y sus tierras comunales, muchas pasaron a manos de particulares, aunque los indios conservaron las propias, aparecieron en el barrio algunos ranchos y nuevos núcleos de asentamientos y sin embargo hasta muy entrado el siglo XX continuó siendo una sección muy marginal de la ciudad.

La ancestral situación de aislamiento cambió a partir de la década de 1970, cuando se instala el complejo industrial PITSA, hoy la industria más grande la ciudad, que poco a poco ha ido utilizando los antiguos espacios rurales, y propició la modernización de los viejos caminos.

Lenta pero inexorablemente, la modernidad ha ido rodeando con fraccionamientos residenciales y nuevas colonias lo que fue el antiguo barrio, la tierra amarilla poco a poco se va cubriendo con asfalto y ya casi nadie tiene memoria de que alguna vez, entre esas residencia estuvo el último reducto otomí del pueblo.

Afortunadamente, no todo ha sido sepultado por el progreso. En este barrio se conserva una tradición y una reliquia que a más de trescientos años, se mantiene más viva que nunca: el Cristo del Santo entierro, su cofradía local y sus ancestrales ceremoniales, un grato recuerdo de aquellos tiempos, cuando los indios eran dueños de su vida, de sus tierras, de su religión y sus costumbres, enorme tesoro que gracias a su alejamiento del centro de un pueblo, que se transformó varias veces en el mismo lapso y fue perdiendo en el camino mucho de su identidad, ellos conservaron entre aquellas lejanas milpas, al otro lado del río, entre sus deslavadas tierras, al amparo de chozas de carrizo. El poder conservar esa tradición desmiente la “desidia” de la que habla Salazar, quizá no cuidaron sus tierras, pero sí algo más importante.