domingo, 19 de junio de 2016

Arqueología de barrio en el centro de San Juan del Río.


Arqueología de barrio en el centro de San Juan del Río.

Fotografía personal. Mayo de 2016. La obra en  proceso.
He comentado antes la permanencia de elementos arquitectónicos antiguos en las construcciones modernas, les he llamado testigos del tiempo, incluso hay una entrada especialmente dedicada a algunos de los que he ido encontrando.

para ver, dar clic  Testigos del tiempo

Hay otro concepto que he manejado, la arqueología de barrio, es decir, los elementos enterrados que de vez en cuando salen a la luz, permitiéndonos conocer diversos aspectos del pasado de nuestra ciudad.

Gracias a las obras que en días recientes ejecuta el gobierno municipal, en la plaza Independencia de nuestra ciudad, se realizó una excavación en la parte norte de la misma. En los estratos que la máquina dejó, fue posible observar algunos elementos, que nos dan luz sobre la historia de tan emblemático lugar, que traté de reseñar en la entrada de la semana pasada.


Supongo que para el momento de escribir estas líneas, la excavación ya fue cubierta, y también que a nadie se le ocurrió asomarse y observar en ella,  así que hoy les presento en mi análisis, un claro ejemplo de  Arqueología de Barrio, es decir restos que están ahí, aparentemente no dicen nada, ninguno estará nunca en un museo, pero observando detenidamente, nos muestran los casi cinco siglos de este emblemático espacio.


Se excavó, supongo que para las fuentes “danzarinas”, una trinchera semicircular, de aproximadamente 20 metros de largo por 4 de ancho y una profundidad de un poco más de un metro.

Fotografía personal. Mayo de 2016. La  trinchera excavada.
La primera sorpresa que encontramos, es que el piso original de la plaza, no es de tierra vegetal como  se supondría por haber sido jardín desde hace muchos años sino tepetate. En lo personal, siempre creí que había sido originalmente un lugar de cultivo. Parece ser que esta capa de tepetate abarca una extensa área alrededor, lo que determinó casi desde los inicios del pueblo, que está área se dedicara a viviendas y espacios público, dada su infertilidad para las actividades agrícolas.

Fotografía  y textos personales. Mayo de 2016. 
En esta plaza, durante cuatro siglos, del XVI al XX, por costumbre se estableció los domingos, la plaza de comercio local. El piso de tepetate  es la razón por la cual, se describía en textos antiguos como un lugar desolado, supongo que siempre se intentó plantar árboles, pero la pobreza del suelo solo les permitía llegar a cierta edad, después era inevitable su muerte, a ello se aunaba la falta de agua para regarlos, solo sobrevivían los que resistían hasta las lluvias.

En la fotografía del siglo XIX se demuestra esto: se observan pocos árboles y muchos puestos. Seguramente en ese año, la superficie era la original, es decir vil tepetate, lo que además haría polvoriento el lugar.
Otro aspecto que se puede observar en la trinchera es la transformación que sufrió el lugar, en el siglo en el último tercio de ese siglo, cuando la administración municipal emprende la construcción del entonces llamado “Jardín". Puede verse una capa de tierra vegetal, seguramente para cubrir en lo posible el tepetate.

Fotografía del siglo XIX.
Cuando observé por primera vez  la excavación moderna, me llamó la atención que esa tierra vegetal penetraba dentro de la línea del tepetate, en ciertos tramos, pero siguiendo formas no naturales. Poco tardé en darme cuenta que eran las cepas excavadas para plantar los árboles y que tuviesen un poco de tierra fértil.  Las cepas son de varios tamaños y deben haber sido una línea continua, que confluía  desde las orillas al centro del jardín.

Fotografía  y textos personales. Mayo de 2016
En algún momento posterior, la totalidad de la plaza fue empedrada, y se formaron callecitas transversales que confluían al centro de la misma. Este empedrado sobrevivió hasta la década de 1960. Quienes la vieron me dicen que era muy irregular, ya que por no poder hacerlo hacia abajo, muchos árboles echaban raíces a los lados, aprovechando la delgada capa vegetal.

Los árboles y plantas debieron cambiar diametralmente el espacio, máxime que en la década de 1880, se construyó la fuente y  el riego que se les podía dar, permitió que en varios momentos de su historia, el jardín estuviera profusamente arbolado. Sin embargo, el suelo de tepetate siempre les daba caducidad a los fresnos y algunas especies de coníferas que son los que me dicen que eran los más abundantes, pero igualmente solo vivían hasta cierto punto, debió ser una labor constante el retiro de los árboles muertos y su sustitución por nuevos ejemplares. No he podido hallar datos de las bancas que debió tener, seguramente fueron inicialmente de madera y luego de granito y fierro colado, como se ven en la actualidad.

Un dato curioso que me dicen, es que la plaza no era completamente plana, sino que de sus orillas, hacía una ligera elevación hacia el centro de la misma.  No hay elementos para saber si esa formación era natural o la construcción, primero de la columna y luego de la fuente, se realizó  en suelo alto natural, o fue hecho exprofeso.

Lo que casi no hay en la trinchera excavada son piedras bola de río, que eran las que se utilizaban en tiempos antiguos para el empedrado. El municipio, ahora sí que previsor, en la década de 1960,  al trazarse la actual Plaza independencia, debió evitar que quedaran enterradas y las aprovechó para  otro lugar. Seguramente fueron destinadas a alguna calle cercana.
En esa década, específicamente en 1963, al mudarse los comerciantes al entonces flamante mercado Reforma, se emprendió el trazado de la actual plaza. La acción principal, fue elevarla, del nivel del suelo de las calles aledañas, a unos 60 centímetros arriba, que era la altura que ya tenían la fuente y el basamento de la columna.

Fotografía  y textos personales. Mayo de 2016. Rellenos
Fotografía tomada de los calendarios de la CANACO, crédito a quien corresponda. Lado poniente de la plaza algunos años antes de que se elevará su altura  en unos 60 cm.
Para poder nivelar el jardín, se recurrió, según se ve también en la trinchera, a rellenar el espacio con todo el material posible, ahí se ven igual, piedras labradas, seguramente de construcciones derrumbadas de otro lugar, tabique antiguo y nuevo, y finalmente, se aplanó todo con una línea de tepetate moderno.

Me cuentan que fueron removidos muchos árboles, algunos muy grandes, pero ninguno centenario por las razones ya expuestas, para entonces, se habían sembrado algunos “truenos”  que sobreviven en la actualidad en las orillas oriente y poniente. Pensaba yo que por el tamaño de su tronco eran originales del viejo jardín, pero me aclaran que no. Solo se dejaron unas breves jardineras y se instalaron nuevos árboles de ornato. El nuevo piso, elevado se cubrió con adoquín de cantera rosa y algunas líneas de cantera negra.


Imagen de Google Earth, 2016. Los árboles sobrevivientes.
La Plaza resultante, se ha conservado hasta nuestros días, se han ampliado y elevado las jardineras, han cambiado los árboles y plantas de ornato, la iluminación y bancas. Se reforzó la columna y regresó el águila. Mismo adoquín, con algunos adornos.



Fotografía de 1970 del DETENAL.  Casi recien estrenada. Las esquinas más oscuras son las jardineras originales. Las líneas centrales  en gris, es la cantera negra.  Los puntos al oriente y poniente son los árboles sobrevivientes a la remodelación y que actualmente todavía se conservan.

Decía en la entrada anterior que esperaba que la remodelación emprendida en días pasados fuera exitosa y se replicara en el otro extremo de la plaza y hubiera otra excavación, a ver que sale del otro lado. Supongo que algunas otras sorpresas, del lado sur confluía uno de los viejos arroyos,  (hoy calle Vicente Guerrero) y por ahí debió llegar, del jardín del Sacromonte,  en forma subterránea el agua que alimentaba la fuente.

Espero les hayan gustado las conclusiones de esta arqueología de barrio.
Fotografía personal.Ingenio Sanjuanense
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Como muchos saben, la ciudad celebra su feria tradicional en estos días. Este año no he invitado a eventos, porque están entregando impresos en todos lados y hay para todos los gustos, hasta culturales. Hoy domingo se inauguró la exposición de pintores locales, y la de la historia de la feria, no pude asistir, pero en cuanto pueda voy por unas fotos y les cuento.

También se viene la premiación de los Juegos Florales, no ganó mi gallo en ninguna de las categorías, pero en una ganó un buen amigo, Pablo junco y en otra,mi sobrino Arturo Hernández, no conozco las obras, pero sí sus trayectorias y creo que son dignos representantes de la lírica local. Del ganador en la categoría nacional luego les comento.

SECCIÓN COMERCIAL:

¿Quién en su lejana juventud o niñez no se aventó en este local un delicioso "Esquimo"? o un licuado e igualmente, por consejo de su mamá pedía que se lo dieran con dos yemas de huevo? 

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domingo, 12 de junio de 2016

La plaza de la independencia de San Juan del Río.

La plaza de la independencia de San Juan del Río

Fotografía personal, 2014, Fuente, pirámide y columna.

Hasta las obras gubernamentales nos dan oportunidad de asomarnos al enterrado pasado de nuestra ciudad. Esto viene a colación por el hecho de que en días anteriores la administración municipal emprendió la remodelación del principal espacio público de la ciudad: La plaza Independencia.

Por si las dudas, no vaya a ser que nos sorprendan, y ora sí seas un cambio de a deveras, hube de irme a asomar. Entre lo que se anuncia, está la instalación de unas fuentes danzarinas, por lo que supongo que la excavación  que se realizó en el lado norte será para establecer el estanque de donde brotarán tan dinámicas aguas. 

Mientras la obra llega a su final y podamos verlas, por lo pronto, aunque la profundidad de la obra no es mucha, apenas un par de metros, por ser según yo lo máximo que se ha excavado ahí en los casi quinientos años de la ciudad, inesperadamente, da la oportunidad de asomarnos a la historia de ese lugar.

EL INICIO

Aunque ya se ha comentado que el primigenio centro político o administrativo del pueblo  estuvo en la plaza contigua, es decir la de San Juan Bautista, actual de los Fundadores, llama la atención que en contra esquina hubiera otra de mayores dimensiones.
Seguramente, por haber sido ocupada la primera por el camposanto, desde los inicios del pueblo, se necesitó de otro espacio para los actos públicos profanos, y fue la razón de su instalación. Documentos del siglo XVI mencionan un espacio llamado “la parte pública” dentro del pueblo de Indios, casi seguramente se refieren a este, dado que en el texto se pide que ahí se remitan a los comerciantes. (Aunque la parte pública pudo ser también la sección del camino Real en su paso por el pueblo)

NOMBRES DIVERSOS.

Casi ningún documento antiguo describe a esta plaza, cuyo primer nombre, durante la etapa colonial, fue “Plaza del Sol Divino” que en algún momento no determinado  cambió a “Plaza principal”, y tras la independencia, a “Plaza Mayor”. En la época del Imperio de Maximiliano, sus partidarios locales, en uno de los varios intentos para congraciarse con las graciosas majestades, trataron de darle el nombre de “plaza de la Emperatriz”, que no prosperó, pero de igual manera, fue efímero el nombre que se le trató de imponer, a la caída del imperio, por los liberales locales: “Plaza Juárez”.  Tras el breve coqueteo con la nomenclatura, volvió a ser simplemente “la Plaza Mayor”, que conservaría a la llegada del siglo XX, cuando obtuvo el nombre con el que se le conoce oficialmente hasta nuestros días: “Plaza Independencia”.

VECINOS Y DEL COMERCIO

La única descripción que de ella se tiene en tiempos antiguos la menciona como un amplio espacio, pero desolado y de condiciones paupérrimas, sin ninguna gracia y francamente polvoso, a la que poca gente acudía los seis días de la semana, a no ser por asuntos religiosos,  pero el séptimo, cambiaba su fisonomía, ya que en ella se instalaba, desde los primeros tiempos, el mercado dominical.
Por esta razón, el espacio físico y la actividad se confundieron en  nombre; Por instalarse en ese lugar la actividad comercial el sinónimo acuñado dio lugar a que se dijera que en ella se instalaba “la plaza dominical” o la “acostumbrada plaza”.
La transformación que se daba del desolado espacio el día domingo era sorprendente, ya que gran parte de su extensión era ocupada por puestos de las variadas mercancías locales y las muchas que de los lugares aledaños acudían, sobre mantas a ras de suelo y algunos parapetos de tela sostenidos por varas. A ella acudía igualmente, como compradores la población local y la de los pueblos y haciendas aledañas, ya que era el único sitio y día donde podían adquirir muchos de los productos necesarios para la subsistencia semanal o lo que era menester para realizar algunos de los oficios. Obvio es decir que había comercios fijos en el pueblo desde siempre y  además entre semana se contaba, en espacios cambiantes, del llamado “Baratillo”, que expendía casi los mismos productos, pero en menor escala.

Por sus dimensiones, durante la época colonial, el amplio espacio era ocupado esporádicamente, durante las celebraciones que así lo requerían, para instalar en ella la plaza de toros.(En tiempos antiguos, esas plazas no eran permanentes, hechas de madera, se instalaban en el lugar y fiesta que lo ameritaran)  Hubo incluso una ocasión en la década de 1820, en la que por el tamaño del coso que se instaló, no quedó espacio suficiente para los puestos, así que sin pensarlo mucho, los comerciantes los instalaron dentro del ruedo.

No se tiene noticia de que el lugar tuviera un sitio prominente, elevado o que se destacara para la celebración de actos públicos. Las ceremonias que en ella se efectuaban  se hacían en los llamados “tablados”, no se crea por el nombre que solo se trataba de algunas tablas en alto, efectivamente eran de madera, pero, según la ocasión se llegaron a levantar verdaderos escenarios con ornamentaciones de lujo. En dichos estrados se hicieron las juras de los distintos monarcas españoles, a la constitución de Cádiz y debieron dar en 1831, su discurso el Lic. Ignacio Reyes el año de con motivo del aniversario de la independencia, y don Pablo Gudiño 8 años más tarde.

INTENTOS VANOS

Plano de Perrusquía de 1864. "Plaza de la Emperatriz"
El primer intento documentado de ornar el lugar se dio hasta el año de 1865, en el que las autoridades municipales, en el entonces simple y llano espacio, levantaron una columna  de cantera Morena, tradicional piedra local, sostenido por un basamento, al que por su forma el pueblo llamó “la pirámide”. Fue en este momento cuando se dio el intento de llamar al lugar “plaza de la Emperatriz”.
 
Ante la derrota imperial, las autoridades municipales, siempre previsoras, no fuera a ser, tornaron inmediatamente el nombre del cilíndrico elemento a “columna de la independencia” y para no dejar lugar a dudas, se encargó la escultura de un águila al reconocido artista queretano, Nemesio Manilla, para  que ocupara la cima, en un inusitado giro del destino, sustituyendo al pretendido busto de la regia majestad.

Los comerciantes dominicales seguramente se maravillaron de la obra arquitectónica y la encontraron muy útil, para en ella atar las cuerdas que sostenían los manteados que protegían del sol sus productos y de igual manera su epidermis.
Seguramente, como ahora, al terminar las actividades comerciales, el lugar quedaba lleno de basura, razón por la cual parece que no hubo durante mucho tiempo interés alguno en dignificar el lugar.
 
Tras algunos retrasos, el águila encargada, se posó en la cima de la columna. Se dice que representaba a esa ave en actitud de emprender el vuelo. La única fotografía que se conserva de la época, presenta una imagen difusa, aunque puede observarse que la plaza tiene algunos árboles, lo que más destaca es la cantidad de puestos que circundan el monumento. No duró mucho la estatua, el 5 de junio de 1870, un rayo la derribó, causando la muerte, al caer, del señor Bartolo Cárdenas, aguador.
Fotografía,  circa de 1870, la columna, sin fuente, casi sin árboles, pero con muchos puestos.

ORNATO PÚBLICO Y SOLAZ

Los tiempos de cambio y el aumento poblacional, hicieron que se necesitara de un espacio libre, de tal manera que en 1869 se decidió construir en la Plaza Mayor, un jardín público. Consistió básicamente en la siembra de árboles de ornato, especialmente laureles y el trazado de pequeñas callecitas interiores empedradas, algunas jardineras a ras de suelo y unas cuantas bancas. Al inicio del acondicionamiento del  lugar se trasladaron  temporalmente los  comerciantes a la  plaza de San Juan Bautista. El nuevo espacio poco tardó en volver a ser ocupado por ellos, desvirtuando su propósito inicial; jardín “que servirá de ornato público y de solaz a las familias así como un aumento  de la higiene”. Según de la Torre, el jardín no fue terminado completamente antes de 1888. (Los locatarios solo se moverían otra vez en 1963 al construirse el mercado Reforma, dos cuadras al norte.
Desde esas fechas, el común del pueblo llamó a ese lugar simplemente “el jardín”, sin complementos.
De nueva cuenta, obvio es decir que los comerciantes aplaudieron la medida, nunca habían tenido tantos lugares donde atar los cordeles de sus manteados como entonces, en los troncos de los incipientes árboles.

CUANDO LLEGÓ EL AGUA

En el año de 1886, después de siglos de pedirlo, la población  contó con un acueducto que conducía el agua potable desde el río hasta el Jardín del Sacromonte, en una etapa inicial, posteriormente, se condujo el agua hasta la Plaza Principal, para lo cual se debió construir una fuente, otra vez de cantera morena, alrededor de la todavía llamada “pirámide”.  De manera subterránea, el agua se conducía desde el otro jardín hasta acá, a cuatro surtidores que tuvo al interior la fuente. No necesito decir otra vez que los más agradecidos con la obra fueron los comerciantes, quienes dejaron de acarrear el agua necesaria para sus labores de la acequia, en la esquina norponiente de la otra plaza.

Plano de Pérez, 188... la letra R nos marca al entonces "Jardín", con solo 2 calle transversales.
El nuevo jardín tuvo frente a él una monumental barda atrial, que rodeaba el lado sur de las iglesias, de cantera morena labrada y reja con barrotes de hierro forjado, hecho con fondos de particulares. Tenía dos pórticos de acceso a las iglesias, uno llamado de San José, estucado en blanco y otro frente a la parroquia, muy sencillo. La obra se concluyó por 1872, con fondos proporcionados por los comerciantes y fue demolida exactamente 100 años después durante el gobierno municipal de Enrique Burgos. Hubo una capilla adosada a la barda entre ambas puertas, sin dato de cuando se desmantelo, tenía su puerta hacia la plaza y su función era que los marchantes dominicales no dejaran de escuchar la misa de precepto.


EL NUEVO SIGLO


Fotografía del archivo histórico municipal, de inicio del siglo XX, la esquina norponiente de la plaza, vista desde el otro jardín. Nótese la cantidad de arboles y la barda atrial de las iglesias.
En dichas condiciones, llegó el siglo XX,  por alguna razón,  los árboles no se conservaron en la cantidad en que se plantaron, sin embargo, había bastantes. El nombre oficial cambió a Plaza o Jardín de la Independencia, pero el popular siguió siendo el de “el Jardín”. Después de los años 30s se construyó una calzada, al parecer de cemento que circundaba la plaza.
Fotografía del archivo histórico municipal, de inicio del siglo XX, la esquina surorponiente de la plaza, vista desde la calle de los infantes, actual Hidalgo.
 
Los puestos dominicales abarcaron desde entonces casi todo el espacio disponible, ocupando incluso calles aledañas, agrupándose en determinados lugares, los comerciantes de granos, los de cal, los quioteros, los cambayeros, los fierreros, los carboneros, etc. Por los desfiguros que hacían sus consumidores, los vendedores de pulque no tenían un lugar fijo, eran ambulantes y al final se les confinó en la calle de Mina. Al interior del jardín algunos de los puestos comenzaron a hacerse semifijos, con estructuras de tablas. Parecía que todo seguiría igual por siempre, pero la posesión del lugar por el comercio llegó a su fin en 1963, cuando los comerciantes debieron trasladarse al nuevo mercado, que inicialmente, para no perder la tradición, tenía una sección de puestos fijos, completamente techada y otra descubierta, ocupada solo por el tianguis dominical.

Fotografía tomada de revista de mediados del siglo XX. Muestra el lado oriente de la plaza, nótese que era domingo y la plaza en su apogeo. 

LA PLAZA SUBE

Postal de la colección personal, década de 1970. La nueva plaza, nótese las jardineras casi a ras.
Una vez despejado el lugar, el perímetro de la plaza se elevó unos cincuenta centímetros y  toda la superficie resultante se cubrió con adoquín rosa y líneas de cantera negra. Se construyeron en las esquinas jardineras en forma de “L”, casi a ras del nuevo piso y se instalaron alrededor algunas bancas de hierro colado, genéricas de color verde. Me dicen que se derribaron árboles, sobre todo laureles y pinos en la parte central, solo se conservaron los que hoy están en la acera poniente y el solitario de la oriente.   Se menciona en el primer tercio del siglo XX que tenía algunos alcanfores y junto a ellos una depresión llamada "el hoyanco" donde se tiraban ciertos desperdicios del comercio. La fuente fue rodeada por una jardinera. La obras se concluyeron en 1966, según reza una placa en la columna. 

EL REGRESO DEL ÁGUILA

Fotografía de 1981 de José Velázquez. Tomada de una revista. La nueva águila sube a la recién reforzada columna.
En la década de 1980, se instaló un asta bandera monumental para las ceremonias cívicas. Y en el aniversario 450 de la ciudad, en 1981, don Jorge Herbert Pérez presidente municipal, eleva a la parte alta de la columna, la estatua del águila que hoy la corona, no sin antes haber dotado al centro de la columna de un alma de varilla y concreto, para resistir el peso. No sé si el águila es de bronce, y por eso se vea verde, como que recuerdo que siempre fue así, desde nueva.

Con ligeras modificaciones, la plaza llegó al siglo actual, cuando se le hacen algunas nuevas, tales como jardineras más altas para que sirvieran a la vez de asientos, se retiró la jardinera alrededor de la fuente, se repuso parte del piso y se removieron gran cantidad de árboles y plantas de ornato con el viejo argumento de que iban a ser reubicados, seguramente todos murieron y fueron tirados por ahí.

EL SIGLO PRESENTE

Postal de la colección personal, de Luis Luévanos, la plaza tras alguna de las remodelaciones.
Al iniciar el año  2016, nuevos vientos corren por la vieja plaza, ya constituida plenamente como el sitio de reunión masiva de los sanjuanenses, desde hace varios años alberga actos cívicos, festivos y profanos. Con la reforma salinista volvieron los actos religiosos a la vía pública y qué mejor lugar que éste, único donde se puede escuchar una misa, cómodamente sentado, saboreando una deliciosa paleta o un chicharrón con cueros,  y al mismo tiempo, disfrutar de la actuación de un payaso. La vieja plaza, mayor, principal, pública e independentista lo mismo ha recibido al hombre mosca, que sobre sus adoquines se han instalado los juegos mecánicos. En ella, los sanjuanenses, un pueblo casi siempre callado, expresan su sentir en las diversas ocasiones que los congregan, actos políticos, la ceremonia del grito, las inauguraciones y clausuras de feria, con un solo grito. En esas pocas noches anuales un grito unánime, ha vitoreado o abucheado a quienes al frente de él están. Hoy casi todos dicen –vamos a la plaza independencia, solo los más viejos todavía le decimos – al jardín.
Fotografía personal, mayo de 2016. La plaza en plena remodelación, se notan ya algunas de la "novedades"


Fotografía personal, 2014,  dentro de la fuente  se observan dos de los cuatro surtidores de cantera, desde donde algún día brotó en la plaza, el agua del río.
Creo que en estos días se concluyen las obras, solo entonces sabremos si fue mano de tigre o gato, en lo personal, y para los fines de este blog, espero que las fuentes danzarinas tengan éxito, es más, que se hagan otras del otro lado de la plaza,  en la siguiente entrada les diré por qué.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD ________________________________________

NO HAGO UN RECUENTO DE LOS COMERCIOS QUE RODEAN A ÉSTA PLAZA, NI SUS HABITANTES Y HECHOS, PORQUE SERÍA MUY AMPLIA  LA ENTRADA, ESPERO PODER HACERLO EN EL FUTURO.
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SECCIÓN COMERCIAL

Hoy presento una publicidad, tomada de un periódico de una de las panificadoras tradicionales de la ciudad. Su ubicación era, casi junto a la actual casa de la Cultura, Hoy es una tienda de empeño. Creo que desde los años cincuenta fue abierta, con la característica, entonces novedosa de que hacía el pan en la parte trasera y lo expendía al frente. (entonces era más común que unos lo hicieran y otros lo vendieran)  Su propietario era don Tereso Tovar, quien la atendió hasta sus últimos días. Repartía a muchas de las misceláneas y tendajones de la ciudad, (no puedo decir que solo las del centro porque entonces la ciudad solo era el hoy centro) primero en bicicleta y luego en una moderna camioneta. (No vendía por pieza, sino con "ganancia en 25" es decir, que te dejaban las 25 piezas al precio normal y 4  más, que era la ganancia)  Al fallecimiento de don Tereso, su hijo Samuel continuo algunos años el negocio. Cerró por la década de 1990. Especial recuerdo tengo del lugar, porque en él durante muchos años, mi abuelo y mi padre elaboraron el tradicional pan de la época: "chilindrinas", ojos de pancha, "moños", bigotes, "tostados", huaraches, "yoyos" , mil hojas y sobre todo el bolillo de a deveras, el que le quitabas el migajón del centro y rellenabas de lo que quisieras, dulce o salado. 

sábado, 4 de junio de 2016

Recuerdos de aquellos tiempos 2

Recuerdos de aquellos tiempos 2



Continúa la recopilación de los viejos recuerdos de la pequeña ciudad que era San Juan del Río, todos fueron hechos cotidianos de la vida local, muchos quizá intrascendentes en su momento y que se nos fueron perdiendo en el frenesí de la modernidad. Sirva esta recopilación como un ejercicio para extraerlos de nuestra memoria. Y si por casualidad su lectura les arranca una sonrisa, quiere decir que ya se están haciendo “adultos en plenitud”.

Sabrás que ese momento ya llegó o se está acercando si: alguna vez en tu cada vez más lejano pasado, es decir si cuando eras niño(a):


Inmediatamente saliendo de la escuela buscabas en la calle el puesto de DON ANGEL para comprarle algunas de sus novedades, aunque generalmente los niños terminabas con un monote de plástico del “Santos”. (No se sí será solo aquí, pero al enmascarado de Plata, nunca se le decía el Santo, sino “el santos”)

Jugabas a dispararle a quien se dejara, con una liga y “parque” que eran trocitos de cáscara de naranja.
Peor aún, armabas una pistolita con la parte superior de una botella de cloro a la que en la boca le ajustabas un globo.

Saliendo de la  de la escuela, al llegar a tu casa, tomabas agua directamente de la llave. (Atrévete ahora)

El jueves anterior al viernes de Dolores, por la tarde te ibas de peregrino a pie a Soriano, por el viejo camino que era la Calle Rayón.

Ibas en diciembre a la carpa instalada entre el Mercado Reforma y la ESFAC a ver la “Feria del juguete”.
Mejor aún, si los ibas a ver a  “Novedades Capri”  en la calle Hidalgo, cuando el dueño era don David Lamadrid.

Llevaste a reparar tus zapatos con “el Guarachito” en Avenida Juárez, cerca del Portal del Diezmo.
Y te preguntabas de quién sería el huarache como de número 60 que colgaba afuera del negocio y que no se sí le dio el nombre al establecimiento y apodo al dueño  o tenía otro. (Era un guarache real, como los normales, con suela y tiras de piel auténtica, solo que enorme)

Fotografía tomada de internet. Estufa de petróleo. Hasta muy entrada la década de 1970, eran comunes en la ciudad. Muchas amas de casa aunque tenían recursos para adquirir una de gas, por miedo seguían usandolas. Esta en particular  es sanjuanense, estaba a la venta hace algunos años por internet. No sé si se vendió.

Sí en tu casa llegaron a cocinar con una estufa de petróleo  y tenías que ir a comprarlo a los expendios de la Plazuela o Mina.
Igual, si a tu mamá se le ocurría hacer tamales con leña y ahí ibas tú por el litro para encenderla.

Si te llegaron a dar, para curarte del “espanto” unos de los “espíritus” que vendían en las farmacias, especialmente en la Guadalupana de la calle Guerrero. (Creo que solo era alcohol del 96 con anilina, pero eran muy socorridos)

Tomaste “jugo de caña”, según por vitamínico en los expendios temporales ubicados en las inmediaciones del Mercado Reforma.

Comprabas muñecas de recortables de papel, con varios vestiditos, también recortables y se los “ponías” es encima con unas pestañitas que tenían.  Y por su fragilidad  guardabas muñeca y vestimenta entre las páginas de libros.

Llenabas álbumes de estampitas que vendían en sobres en las misceláneas, para ver si te ganabas un premio, con el resultado que casi siempre te faltaba “el difícil” y no lograbas ningúno.

Ibas a la secundaria esgrimiendo en la mano unas boleadoras de plástico que supuestamente con el solo movimiento de las muñecas, les hacía rebotar entre sí indefinidamente. (Esa era la teoría, generalmente chocaban contra tus nudillos)

Imagen tomada de Internet. Boleadoras de plástico. El material, era muy duro, lo que provocaba fuertes dolores en los nudillos o dedos. De vez en cuando reaparecen , aunque ya no con el auge inicial, de fines de la década de 1970, que fue cuando la primera vez las sufrí.
Conociste en el entonces Jardín Madero al Mackeihan, un vagabundo célebre por hablarse con policías  y tránsitos en sus claves. La más famosa era “oficial, tenemos  un 5 de 14 con 22". (sabe qué significaría)

Comprabas un lapicero y cuando se le acababa la tinta, ibas a la tienda a comprar un “repuesto”.

La sal, azúcar y casi todos los productos a granel los vendían en la tienda en “cucuruchos de papel “destraza”.

Llegaste a ver los faquires enterrados en hielo en la Plazuela, y pagaste tus dos pesotes por verlos.

El primer coctel de camarón lo comiste en el restaurant el Prado, de  Av.  Juárez, esquina con Hidalgo, que te lo despachaban por una ventanita, para que no entraras.

Ibas ocasionalmente a ver en el Cinelandia, durante la feria, al concurso “Mister San Juan” para ver a los más más ponchados del pueblo, incluidos los trabajadores del rastro municipal.
Mejor aun cuando descubriste que también había concurso de damas y se te olvidaron los ponchados. (bueno, a algunos no)

Tu fiesta de quince años fue en “La casona” de la Plaza independencia.

Los estands de la feria de junio los ponían en la calle Guerrero, los ofrecían gratis, y siempre quedaban algunos vacíos.

Viste jugar al equipo local de tercera división, los Gavilanes de San Juan en su flamante estadio de la Unidad deportiva y podías optar por comprar boletos de sombra o de sol. (Peor si generalmente no podías optar, porque solo ibas cuando te regalaban boletos en la XEVI o en tu escuela)

Ibas a la capilla de la colonia de Fátima, entonces en construcción a ver a la silueta de la  virgen que se movía. (En realidad era una ilusión óptica del reflejo de la luz de una lámpara de la calle atravesando un hueco de ventana ojival) No sé en qué terminó el asunto, si se fundió el foco de la calle o le pusieron ventana al hueco.

Consumiste mariscos en la “Ola Verde” en su primer local de la Plaza Independencia.

Te creías la historia que don Fidencio Osornio, en su casa, de la calle Morelos, tenía un oso como mascota.

Saliendo de la secundaria (ANTONIO CASO) te ibas a molestar al chango que vivía en una casa de la acera de enfrente.

Compraste juguetes de madera en la esquina de Av. Juárez e Hidalgo Sur y tenían tal variedad que te parecía el paraíso.

Llevaste a “vulcanizar” tus primeros  tenis “Superfaro” en la vulcanizadora en el portal del diezmo, según para que duraran más.
Peor, cuando descubriste que aunque esos tenis aunque carisimos, eran una vulgar  imitación de otros americanos llamados CONVERSE e inútilmente, cuando tuviste unos intentaste también “vulcanizarlos”.

Comprabas semillas tostadas a una señora que parecía que eternamente había estado en la equina de la Plaza independencia, frente a Regalos Mónaco”.

Por pura onda te llegaste a comprar unas “tarecuas” (especie de calzado rústico) antes de que Juan Rock las institucionalizara. La onda te duraba solo unos días, eran muy incomodas.

Un día te cerraron la tradicional y pequeña papelería “Mary” de la calle Hidalgo y te la cambiaron por la enorme MARUGA, ambas de la familia  Martínez Ugalde.

Escaneo personal, de la hoy desaparecida Mueblería "La Española" de la Plaza Independencia.

Antes de que estuvieran la actual nevería y la foto Plaza, en la esquina norponiente del jardín independencia había una mueblería llamada “La Española”, construida con madera y láminas galvanizadas.

Cuando a la policía de tránsito les decían “tamarindos” por el color del uniforme.

Cuando había necesidad de comprar algo en gran cantidad, ibas con Macario Garduño a “La Bodega” de Av. Juárez.

Las carnitas que rifaban eran las de la “Casa Raquel” de la familia Murillo. En la misma Calle.

Si ya viste 3 remodelaciones “necesarias” del Jardín-Plaza Independencia.

La reina de feria de San Juan era de San Juan del Río.


Cuando se “iba el agua” (es decir, cuando fallaba la red de agua potable)  ibas con tu cubeta a pedirles a “los campaneros” de  la calle de Allende.

Alguna de tus fiestas familiares fue amenizada por el grupo TEU. O más aún, el  “Forastero”.

Presenciaste alguna de las “carreras de la Primavera” promovida por el “Sol de San Juan” casi siempre ganadas por el corredor Filemón Obregón, “la gacela amealcence” y casi siempre tras él, el famoso “cebollas” corredor local.

Si tu mamá te espantaba con que no anduvieras en la calle solo porque te podían robar los “robachicos”.

O si no te dormías pronto, iba a llegar el “CUCO”. (Que era - o es, no sé si todavía salga-  la versión sanjuanense del temido  “coco” de otros lugares. Como nunca vi a ninguno no puedo saber en qué se diferenciaban y eso que siempre andaba en la calle y me dormía tarde)



Llovía y salías a la calle a echar barquitos de papel en la corriente que bajaba. (No que ahora, derechito a marcar al 060) 

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 EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Como siempre lo hago, en este tipo de notas, ofrezco una disculpa a los lectores foráneos, dado que mucho del contenido de hoy es solo completamente entendible para los sanjuanenses, sin embargo,  creo que también les puede remover algunos recuerdos de sus localidades.
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Hace algunos meses comentaba el hecho de que nuestra ciudad se hizo fugazmente célebre a nivel nacional  por aquello de haber sido parte de la ruta de escape del más famoso narcotraficante de nuestro país. Creí que con lo de su posible extradición volveríamos a la calma.

Pero ... resulta que la semana pasada, lo que no había logrado ninguna persona o hecho, lo logró la naturaleza. Los estragos de las lluvias aparecieron en todos los noticieros a nivel nacional, por todos los medios posibles, radio televisión, internet, periódicos, etc. 


Incluso, los hechos convirtieron a la ciudad en trending topic en las redes sociales a nivel nacional por primera vez, colapsando todo lo que la modernidad nos ha traido: comunicaciones, tránsito, servicios etc.  Solo comentar que por las condiciones de la ciudad, en declive en sus dos partes, la antigua y la nueva, no es posible una inundación permanente, pero por la misma razón, el agua de lluvia  se conduce por las calles y su paso es lo que provoca los estragos. No sé la razón, pero cada vez son más frecuentes  tales hechos, y siempre se dice que fueron lluvias "atípica" pero como que ya se están haciendo típicas.  A ver si no llueve otra vez.

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SECCIÓN COMERCIAL

Hoy aprovechando la coyuntura, presento a Ustedes una  nota de remisión de la desaparecida mueblería " La Española" Se encontraba en la Plaza Independencia, en el antes local de la foto Plaza, hoy nevería "La Michoacana". Si mal no recuerdo, a fines de la década de los 70s, se derrumbó o derrumbaron la vieja casona colonial que les antecedió, cuyos escombros no fueron removidos totalmente, de manera que quedó un predio como de un metro de alto sobre el nivel de la calle, y en él, para no desaprovechar la comercial ubicación de esa esquina, se construyó, con materiales improvisados, es decir madera y láminas galvanizadas, un rústico local que se destinó a mueblería.


Por extraño que parezca, a pesar de lo endeble de sus paredes y que sus ventanas, debían ser cubiertas cada noche con tablones de madera, creo que no sufrió más que un robo. 

Estuvo en activo hasta principios de la década de 1990. La nota que presento es de una compra que hice en 1991. Nótese que una máquina de escribir compacta, costaba 445,000 pesos, eran otros tiempos y otros pesos.