sábado, 9 de agosto de 2014

La Maldición de Salazar


La advertencia

Aunque suena a telenovela, en realidad se trata de un escrito antiguo, en el cual se hace una seria advertencia a los habitantes de la ciudad de San Juan del Río para corregir ciertas actitudes, incluso, en caso de no hacerlo, menciona una terrible consecuencia:

“Llegará el día en que  se diga: Aquí fue el pueblo de San Juan del Río”

El título del documento en cuestión es kilométrico y aparece en lo que sería la portada

Compendio Historico, Político, Topo-

grafico, Hidraulico, economico, e instructivo que manifiesta el Esta

-do de la  Jurisdiccion de San Juan del Rio de la Probincia

de México por fines de Diciembre del Año de mil setecientos

nobenta y tres. Con arreglo a las circunstancias y Naturaleza

de sus terrenos y Paninos y según sus establecimientos gene-

-rales el qual a hecho dn Pedro Martinez de Salazar  y Pa-

-checo Subdelegado en ella que lo dedica al Exmo  Señor Con

-de de Revilla Gigedo Virrey Gobernador y Capitan Ge

-neral de esta Nueva España.

(Aunque creo que después se arrepintió y pide “abochornado de mi pequeñez y de mi veneración” que se le den por título solamenteCompendio Historico, Político, Topografico, Hidraulico y Economico que manifiesta el estado de la  Jurisdiccion de San Juan del Rio”

El documento fue elaborado por a petición del Virrey Don Vicente de Güemez Pacheco de Padilla, Segundo Conde de Revilla Gigedo, uno de los mejores gobernantes que se tuvo en la época colonial, con intención de conocer la totalidad de la población de la Nueva España.  Gobernó de 1789 a 1794 y se caracterizó por el orden que puso en la administración, sobre todo en cuestión documental, debiéndose a él, el primer antecedente del actual Archivo General de la Nación.

En tal fecha, la Jurisdicción de San Juan del Río, en lo político, formaba parte de la provincia de México y era gobernada por un Subdelegado, Don Pedro Martínez de Salazar, quien el 17 de enero de 1793, recibe la circular, enviada desde el 31 de diciembre de 1792, para el conteo  e ipso facto (bueno, no tanto, se tardó casi un año) se dedica a realizar el compendio, que termina “por fines de diciembre del año de 1793”.


Carátula del compendio (difícil de escanear completa por el encuadernado y las pastas)
Ignoro si además del conteo de habitantes, recibió otras instrucciones, el caso es que  don Pedro, se dedicó a hacer un perfecto recuento de nuestra hoy ciudad en todo lo que les fue posible, constituyéndose en la perfecta fuente de conocimiento de las condiciones que tenía al final de la época virreinal. Por proveer en detalle todos los aspectos del pueblo, ha sido fuente de información para muchos autores serios, como Jaime Nieto y Rafael Ayala que la transcriben casi en su totalidad y muchos otros que extractan de ella, sin darle el crédito correspondiente.

De su amplio contenido solo diré que menciona los pueblos que comprenden la jurisdicción, el detalle del pueblo, nacimiento y recorrido de los ríos, haciendas y dueños, comercio y ocupación de los habitantes, “número de almas” indios y españoles, los barrios, templos, construcciones, alcabalas, etc. Es decir, que a lo mejor sin pensarlo, Martínez de Salazar creó una verdadera enciclopedia del municipio para la época.

No voy a comentar el contenido del Compendio, sino un detalle curioso que aparece en sus páginas finales. Una especie de advertencia que dice así:

No es posible que el excelentísimo señor Conde de Revilla Gigedo esté verdaderamente noticioso  de los trabajos que padece este pueblo, ni del método de vida que sus individuos manejan, metidos cada uno en su casa, sin rasgos de civilidad, amor, unión ni amor los unos por los otros por defecto de no tratarse y estar embriagados  en el acopio de caudales porque de saberlo ya hubiera puesto remedio para unir y conciliar estas gentes. Introduciendo en ellos, la civilidad común, siendo a mi entender  el más especial crear en este pueblo un cuerpo de República, cuyos cargos han de obligar de fuerzas a los nuevos republicanos a tener trato y comunicación los unos con los otros y a no tratar los asuntos del público con la negligencia y abandono que hasta ahora lo han hecho, sumergidos en el caos de su mayor infidelidad sin conocimiento del ¿pudor? Este es mi sentir porque hacer  del ladrón  fiel y el honrar a quien no se da su lugar, parece que son los medios propios de obligar al cumplimiento de las leyes de reconocidos y obligados, labrándose  por este medio a gusto  y obsequio público unos hombres inútiles por ahora, pues a no poner el que pide por este medio justamente llegará el día en que  se diga: Aquí fue el pueblo de San Juan del Río.
 (paleografía modernizada mía)

 Pues ¿Qué había pasado que preocupaba tanto a don Pedro?

Como el mismo lo dice, ya había elaborado un documento similar en el año de 1784, a petición del entonces virrey Don Matías de Gálvez, cuando  tomó posesión del empleo de Justicia de la jurisdicción, lo que nos indica que ya tenía al menos diez años como funcionario, suficientes para conocer a las entonces 15,535 “almas”  que habitaban el entonces pueblo.

El total de toda la Jurisdicción, 25,724 que incluía, entre indios, españoles y castas  además las haciendas, los pueblos de San Pedro y San Sebastián, parte de lo que hoy es Pedro Escobedo, Tequisquiapan y Amealco.

Para dar mayor afirmación al hecho de que algo podía pasar, recordaba que cuando inició su gestión había más de cuarenta mil habitantes pero que en 1786…” pasaron de siete mil los entierros que hubo en ella por la violencia del hambre que acarreo una pestilente epidemia de suerte que muchos se caían muertos por las calles, no obstante que anualmente pasan de mil los bautismos que se celebran  en esta parroquia, nada ha aumentado este pueblo según se percibe en el que acabo de formar: bien al contrario, se experimenta porque cada día  se desaparecen las familias  y se va despoblando de todo género de gente ¿Quién motiva esta desolación?  Harto siento en decir  que la primera causa es la trauma que como hija del hambre insaciable de la codicia avarienta promueve efectos tan funestos, aunque se agrega que esta pobre jurisdicción carece de Padres Republicanos  que vuelvan por la causa pública , con el ardor que exige la caridad de volver por nuestros semejantes para que no padezcan  ni abandonen sus casas, porque olvidados los más de las leyes de la naturaleza y de la humanidad solo se ocupan en atesorar y acopiar caudales a tanta costa de males, desentendiéndose  de las obligaciones en que se hallan construidos por el todo poderoso  y de las que exige el honor y la hombría de bien que deben adornar a los hombres útiles como llenos de maduros sentimientos. Solo en los negocios propios piensa cada uno de los vecinos acomodados  y los dueños de las haciendas que se hallan aunadas a esta jurisdicción, siendo muy contados los que cooperan  a su bien ayudando al pobre juez a soportar la carga  que por pesada le agobia y concurren a sus pensamientos para dar cumplimiento  a los asuntos, hijos primogénitos de su empleo”.
(paleografía modernizada mía)

En resumen, ante sus ojos había visto como en un solo año, una terrible epidemia había acabado con una quinta parte de la población, y el hambre generada por esa circunstancia había hecho que muchos más abandonaran el pueblo. No veía más que codicia entre muchos de los que quedaron, sobre todo los “acomodados” y hacendados, también se advierte que sentía que su persona era insuficiente para cargar con toda la administración y solicitaba que se nombraran más funcionarios. Habiendo tenido varios problemas con habitantes y soldados, ilustra más el caso el que él mismo escribió el compendio, es decir, ni siquiera escribano tenía. Creo que la carga administrativa era lo que más le podía, el caso es que ya buscaba deshacerse del empleo, incluso solicita al virrey le otorgue una hacienda, ignoro si la petición le fue favorable.

EPÍLOGO

Pues así eran los habitantes de San Juan del Río en el lejano 1794, cualquier semejanza con algún personaje actual, no es pura coincidencia, es un problema municipal.

 A pesar de lo dicho por don Pedro, creo que no nos compusimos,  pero aquí seguimos.

Firma de Pedro Martínez de Salazar y Pacheco
 Pedro Martínez de Salazar y Pacheco, Compendio Histórico, Político, Topográfico, Hidráulico y económico que manifiesta el estado de la Jurisdicción de San Juan del Río. 1794, hoja 36. Informe manuscrito presentado al Virrey Revilla Gigedo por el Subdelegado de la Jurisdicción. Original en el AGN.

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