domingo, 20 de mayo de 2018

El regreso de Quetzalcóatl en San Juan del Río


El regreso de Quetzalcóatl


Fotografía personal, 2017. El "Quetzalcóatl"
Conocí la zona dónde hoy se encuentra la escuela Rafael Ayala por el año de 1972, por ahí estudiar algunos de mis vecinos y porque hubo la posibilidad de que hubiera tenido que ser alumno de esa institución. Este detalle personal no tiene nada que ver, pero si hubiera ocurrido a lo mejor no tendría tantas dudas como las que voy a manifestar.

Para el año mencionado, la colonia Ramos Millán que es donde se encuentra tenía mucho de haber sido trazada, pero apenas se adivinaban lo que son las calles aledañas a la principal, que es hoy  Pino sur, donde además de las nacientes viviendas, existían algunas bardas de cantera aisladas, que se notaban antiguas. De esa calle lo más que se podía decir es que era un arroyo algo alineado y nivelado por las máquinas, pero en muchas partes asomaba en el suelo la cantera que constituye el antiguamente llamado cerro del Calvario, que en realidad no es tal sino una especie de escalón, la parte superior de las “Peñitas”.

Ya he platicado algunos antecedentes de esto en pasada entrada:

Hoy solo abordaré un detalle arquitectónico que se encuentra en una casa particular, como dije, por no haber sido alumno de aquella escuela, no tengo memoria de él en 1972, mi primer recuerdo es de los inicios de la década de los  ochentas, cuando frecuentaba la zona por vivir ahí un compañero de la preparatoria.

Era llamado por los vecinos como “el Quetzalcóatl” y desde siempre lo conocí y asumí así.
Fotografía personal, 2017. Pino Suárez 152 y su detalle arquitectónico.

Se trata de una roca de cantera morena, es decir del mismo material del que está constituido el suelo de toda la zona colindante, que corona el dintel de una  puerta. 
Por el material en que está tallado, es difícil creer que sea una escultura arqueológica, ya que no tiene mucha resistencia a los elementos del clima, pero queda la duda por el hecho de que a escasos 20 metros de donde actualmente se encuentra, en el foro al aire libre de la escuela Rafael Ayala fueron encontrados restos de basamentos antiguos, al parecer de influencia teotihuacana, que no fueron estudiados, solo registrados y vueltos a cubrir.

Imagen tomada de Google 2018. La zona y elementos mencionados en esta entrada.
1.- Calle Pino Suárez sur.
2.- Río San Juan y Arroyo Cano
3.- Bulevar Hidalgo.
4.- Escuela Rafael Ayala.
5.- Ubicación del Quetzalcóatl.
6.- Ubicación del Marcador solar prehispánico.
7.- Antigua zona agrícola.
8.- Colonia Fátima.
9.- Estructura arqutectónica enterrada en la parte trasera de la escuela.
10.- Calle Melchor Ocampo.
11.- Carretera Panamericana y vía del ferrocarril.
Además, sin confirmación arqueológica, hubo en los alrededores montículos de piedra y roca, de lo que parece haber sido un asentamiento prehispánico de regular tamaño, ya que además hay evidencias de hallazgos de cerámica y figurillas de barro. Durante muchos años, mientras la zona no fue urbanizada era frecuente localizar las popularmente llamadas “caritas”, aunque recuerdo que en la dirección de la escuela había cajetes completos e incluso unos cráneos.
Imagen de la DETENAL, 1970. la misma zona hace casi medio siglo.El punto rojo señala la ubicación de la escultura.
Aunque la leyenda de la fundación nos dice que la población, a la llegada de los españoles, se encontraba en las peñas al sur de la ciudad, es decir  en la franja marcada hoy por el cerro de la Cruz, el río San Juan, Lomo de Toro, Guadalupe de las Peñas y las llamadas Peñitas, en su parte baja, por la actual Melchor Ocampo y el Bulevar Hidalgo; y en la parte alta de las misma, las actuales colonias Ramos Millán y Fátima hasta el lugar que hoy ocupa el panteón de la Santa Veracruz y la aledaña calle 2 de Abril.

Esta sección del pueblo fue rica en hallazgos, lo que más abundaba eran las navajillas de obsidiana, las puntas de flecha del mismo material, las “caritas” de barro y tepalcates muy fraccionados.

No hay evidencia certera, si el llamado Iztacchichimeca, es decir el poblado existente a la llegada de los españoles, incluía en asentamiento disperso todos los mencionados, pero hay que hacer la aclaración que los centros ceremoniales eran más antiguos, del periodo clásico o del epiclásico, y en derredor de sus ruinas se constituyeron los habitantes de siglos posteriores.

Si nos atenemos a los datos que sobre el epiclásico se conocen, podemos determinar que los dos sitios con estructuras visibles, es decir el barrio de la Cruz y la escuela Rafael Ayala son claro ejemplo por tener dichas estructuras en la parte alta y en los alrededores la zona habitacional, pero sin un núcleo definido de casas. Por observaciones personales, supongo que la zona de milpas que sostenía al menos a los habitantes de la también llamada antiguamente “ceja de las Peñitas” estuvo en su parte baja, es decir el actual B. Hidalgo, desde su cruce con Allende hasta la actual central Camionera, zona completamente plana desde siempre, seguramente por haber sido agrícola y con acceso a las aguas del cercano río y del arroyo Cano. También, dicen los teóricos que el epiclásico se caracterizó, dada la ausencia de un imperio rector por la “regionalización” de los elementos culturales, que se conservaron, pero modificando al gusto local, esto referido a costumbres, dioses, cerámica etc. que en cada lugar adquirieron características propias.

Si no es era este lugar  el Iztacchichimeca de las crónicas, no quedó constancia de su nombre, lo que sí es indudable es que es de los pocos lugares del municipio que desde antes de la conquista y hasta fechas muy recientes, concentró a la población indígena, ya no teotihuacana sino de las etnias otomí y pames, quienes continuaron en el nuevo régimen utilizando la parte alta como vivienda, en lo que hoy es la zona del panteón de la Santa Veracruz y la baja para los cultivos. Incluso, hasta 1794, don Pedro Martínez de Salazar, da los nombres de los terrenos de la República de Indios bajo las Peñitas: El triángulo, El carrizal y Bodó, está última palabra significa en otomí piedra o tierra negra, cualquiera de las dos acepciones encaja, puede referirse, cómo tierra, a la zona de cultivo, y como piedra, a la multicitada cantera morena que conforma las Peñitas, precisamente la roca en que está labrada la figura.
Imagen tomada de la revista Querétaro, 1990 por Antonio Barrón.

El “Quetzalcoatl” de la Ramos Millán,  fue “ redescubierto en 1990 por el Profr. Porfirio Díaz Oviedo, quien incluso lo utilizó para reforzar su explicación del llamado Marcador solar, que se localizaba a unos 200 metros de la escuela y de la escultura, en la orilla de la Peña, elemento que se relaciona con la cultura teotihuacana, y aparece en dos fotografías de la revista Querétaro.


Imagen tomada de la revista Querétaro, 1990 por Antonio Barrón. El cercano marcador solar

Habiendo tratado de averiguar su antigüedad u origen, he encontrado gran cantidad de explicaciones, algunas me dicen que definitivamente es prehispánico, otros que moderno, incluso, mencionan que fue realizado pocos años antes por un vecino, llamado Juan, que era un extraño personaje local, que se decía dueño de las Peñitas y de las Peñas. Recuerdo que vivió en Cóporo, (Melchor Ocampo) y en el callejón de la Santa Veracruz, pero no en Pino, a lo mejor antes, o sí era cierto y eran parte de sus propiedades. Dicen además que efectivamente, se dedicó un tiempo a labrar cantera de “sus Peñitas”.

Ante la ausencia de datos certeros, he sacado algunas deducciones, sin eliminar cualquiera de las dos posibilidades.

1.- Si es antiguo, estamos ante el único ejemplo de escultura prehispánica existente en el municipio. (Hay muchas piedras labradas o careadas, en los basamentos, pero ninguna forma animal) aunque es difícil creer que el material tan frágil se conservara tanto tiempo.

Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda, serpiente emplumada de Teotihuacán

2.- Si es reciente, ¿en qué se basó el posible escultor aquí mencionado u otro cualquiera para realizarlo? Tiene algunos elementos difíciles de ser conocidos por personas no especialistas en la cultura teotihuacana.

Cabe aclarar que observándolo con detenimiento, la escultura no es Quetzalcóatl, es un jaguar, probablemente se le confundió por su parecido con las esculturas del templo de la serpiente emplumada en Teotihuacán por la base de la que emergen y más que una escultura de bulto, es un altorelieve, incrustado sobre la piedra clave de la puerta. Si se toman como círculos los ojos del jaguar, estaríamos ante una representación de Tláloc, de la que sí hay elementos parecidos en la escultura teotihuacana, aunque no similares, podría tratarse de una adecuación  hecha en el epiclásico de la deidad, y por tal motivo se esculpió en la cantera local, no en las rocas duras que utilizaban los teotihuacanos de la época clásica.
Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda, la escultura más parecida a  la de San Juan del Río. Representa a Tláloc. 

Pude localizar entre los muchos ejemplos de escultura teotihuacana un elemento parecido, en su época de esplendor, había en aquella ciudad una fascinación por la figura del jaguar como animal mítico y lo plasmaron en gran cantidad de pinturas murales.


Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda, la pintura más parecida a  la de San Juan del Río. Representa a Tláloc. 



Imágenes tomadas de Internet, crédito a quien corresponda, jaguares en los murales teotihuacanos.

 Me dice uno de mis informantes que se nota que ya tiene algunos arreglos que antes no tenía tan marcados, pero que abre la posibilidad de que la piedra sí fuera antigua, que perteneciera a la estructura hoy enterrada en la escuela o alguna otra que no sobrevivió y ante la necesidad en la época colonial o moderna de material para las bardas, se recurrió a usar la de las estructuras  cercanas, y así apareció, para que no se perdiera su forma única, se le fueron haciendo retoques en diferentes épocas, llegando hasta la actualidad, a adornar el # 152 de la calle Pino Suárez sur,  acera poniente, de la colonia Ramos Millán.

Si la escultura es antigua, también cabe la posibilidad de que fuera del postclásico, de la cultura azteca y entonces sí tenemos un elemento parecido, que se conserva desde la época colonial, empotrado en una calle de la ciudad de México y unas vasijas Tláloc. 

Imagen tomada del sitio de la revista Arqueología Mexicana. El jaguar  azteca, de la calle Emiliano Zapata de la CDMX.
Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda, vasija Tláloc, de manufactura azteca.

Y  de la misma época, pero de otra cosmogonía, me dicen que de manera parecida se representaba a Muye, el Tláloc otomí.

Ante la falta de información, es difícil determinar qué es el que ahora podemos decir jaguar o Tláloc de la Ramos Millán, juzguen Ustedes.

Espero esta información les sea interesante (a lo mejor no útil, por lo expuesto) a los visitantes que el próximo lunes andarán por esta zona, en descargo de no haber publicado los datos del Pozo de Guadalupe, antes de la visita que hicieron el mes pasado. Ego me absuelvo. Y si no es útil, al menos sí interesante, por constituir uno de esos misterios que deja la falta de información escrita del pasado de nuestra ciudad, ojalá pudiera ser analizada por un especialista, quizá sea al menos reminiscencia de una escultura prehispánica local y no tenga otra oportunidad de ingresar a la historia.

Fotografía personal, 2017. Barda donde está la escultura, en la calle Pino Suárez, ¿ Entre tantas, no hay ninguna otra grabada?
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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 Por ser la zona relatada en esta entrada, parte de los asentamientos antiguos,  cercana de la calle donde crecí y de la que más escribo por obvias razones, hay en el blog muchas entradas relacionadas, no está por demás que si tienen algunas dudas o interés de abundar le den un clic a los siguientes enlaces:


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A propósito de la entrada anterior, del Pozo de Guadalupe, aclaro que efectivamente, más que una crónica o historia, es el recuento de lo que a veces se tiene que pasar cuando lo único que hay de información son datos sueltos, que poco a poco se van hilando como lo reseñé, para un resultado afortunado, pero que muchas veces se quedan en el aire, por no llegar los complementarios.
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Les debía por ahí la imagen del libro de Fernando Roque. 50 pesos en la librería de la Plaza los Faroles,

Incluye, entre otras, esta fotografía del autor, no es muy reciente, pero ayuda, creo que es de su primera participación en los Juegos Florales.
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Como se había anunciado, se presentó el libro de José Manuel Velázquez, sobre la educación en San Juan del Río en el siglo XIX, es un verdadero compendio teórico del tema de investigación. Difícil de reseñar por su extensión, creo que los que no lo obtuvieron van a tener que comprarlo, en cuanto tenga datos les informo.
Fotografía personal, 2018. Tras la presentación, el autor, con uno de sus alumnos más adelantados, con el marco de los muros del Foro del portal del Diezmo.
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jueves, 10 de mayo de 2018

El pozo de Guadalupe


El pozo de Guadalupe

Fotografía tomada de Internet, extracto. El aspecto del pozo en 1944.
Casi llegando al río, junto a una vieja casona que antes fue molino de granos,  está la fuente de aguadores o pozo de Guadalupe. Su pequeño espacio, entremetido en las fachadas, es quizá lo que le ha permitido sobrevivir ya casi 150 años como casi el último testigo de la infraestructura creada por los habitantes de San Juan del Río para proveerse del agua necesaria para la vida, en este caso para el consumo doméstico.
Fotografía tomada de Google Earth,2018 el pozo en la actualidad
Se encuentra ubicado delante de la cuchilla que forman las calles de Galeana y Allende.

La fotografía más antigua que se le conoce es de la década de 1940. Casi en ese estado lo conocí treinta años después. Para entonces, aunque seguía teniendo agua en el fondo, era muy sucia, razón por la que ya no era sacada. Me dicen familiares a ellos sí les tocó en ocasiones de necesidad, años antes, acudir a él por agua.  
Fotografía tomada de Internet. El aspecto del pozo en 1944, al fondo, la calle Allende.
Conservaba  todavía la viga de madera al centro, que era utilizada para sobre ella colgar con una cuerda, el recipiente a llenar, en mi época cubetas y botes, antes ollas y cántaros.

Tenía en la parte inferior un pretil bajo de cantera muy desgastado, sobre todo al centro porque ahí apoyaban los pies los aguadores, haciendo palanca para, a través de la viga jalar la cuerda de la que colgaba el recipiente una vez lleno, por lo que había que poner algo de fuerza. Su profundidad desde el nivel de la calle hasta el fondo era de más de tres metros.

Toda la construcción es de cantera unida con lodo, en el interior estaba recubierto, seguramente con estuco y al frente y laterales, tenía adornos del mismo material. Ya lo conocí muy despintado, pero tenía restos de pintura azul, blanca y salmón. En su parte superior ya había perdido la cruz de cantera que había estado sobre la peana esférica. Tiene además un nicho que contuvo una imagen de la virgen de Guadalupe, robada muchos años antes, tantos que nadie recordaba desde entonces si era de bulto, un cuadro o estaba pintada en la cantera. A lo largo del cintillo superior, tenía una inscripción en negro sobre fondo azul que decía: POZO DE MARÍA STMA. DE GUADALUPE AÑO DE 1885

Imagen INAH, plano y medidas del Pozo.
Plano de Ignacio Pérez, C.1885. Zona del pozo, con algunos elementos mencionados en el texto:

1.- POZO ACTUAL
2.- POZO DE SAN FRANCISCO
3.- POZO DE LOS CAMPANEROS
4.- POZO DE DON LUCIO
5.- LA ACEQUIA DEL PUEBLO
6 .- RÍO SAN JUAN
7.- CALLEJÓN DEL TOMPIATE
8.-  LAS PEÑITAS.
9.- HUERTA DEL MOLINO

Se eligió este mapa por su mejor definición.
Desde que recuerdo siempre tuvo borrosos los dos últimos dígitos, pero se notaban que eran números con curvas, por lo que siempre supuse que decía 1869. Coincidencia o destino, estaba equivocado,no era 69, en la fotografía antigua se observa que dice 1885, pero resulta el otro año sí tiene relación con el pozo, como se verá adelante.
Imagen de Google Eatrh 2018, la misma zona en la actualidad, los puntos rojos señalan, el pozo nuevo, el pozo antiguo y la cárcel municipal. el área verde en la parte inferior es el río.

La primera restauración al parecer fue en 1885, que es cuando corresponde el letrero, no hay datos si la construcción original lo tenía. Actualmente, se le puede ver en el mismo sitio, restaurada o remozada varias veces, en cada una ha ido perdiendo algo de su originalidad.

En la década de los ochentas, mucho después de dejar de ser funcional, además de agua comenzó a acumular basura. Aunque no recuerdo que haya resultado algún ahogado, el municipio, siempre previsor, decidió no dar paso al refrán, colocando una reja metálica  al frente. Una restauración posterior repuso partes perdidas del adorno de estuco, quitó la viga y colocó un pretil más alto.
Imagen INAH, 1986, el pozo adosado al Molino.
Estando en el completo abandono, solo visitado entonces por el tranvía turístico, en 2010 se volvió a remozar y se modificó en algo su forma, se quitó la reja y rellenó el foso, dejándolo apenas unos centímetros de profundidad.
Imagen INAH, 1999.

Actualmente, tiene un aspecto como nuevo, aunque luce colores que nada tienen que ver con los originales, no tiene la cruz, pero se le pintó una imagen de la Guadalupana en el nicho vacío, y en distinto tipo de letra se repuso el antiguo letrero, aunque con un pequeño error: el año, hace tiempo que no voy pero creo que dice 1805.

Fotografía personal, del año 2007, antes de la última restauración. Esta fotografía fue publicada por los vecinos, fechada en la década de los 90s, pero es del año que señalo, yo la tomé.
Consigno a ustedes los datos que he podido encontrar de este monumento, que nadie ha escrito, a lo mejor son pocos, pero como siempre consigno en estos trabajos, hay que darlos a conocer, para que no se pierdan.

SITUACIÓN:

El pozo está junto al cruce de las calles de Allende y Galeana, tan en el cruce, que algunos dicen que está en la calle de Allende y otros que en Galeana, junto a la casona antes llamada “El Molino” y frente al predio de lo que en la década de 1970 fue el Rastro Municipal, hoy cárcel chica y Control Animal.

El nivel actual de las calles mencionadas en ese punto es artificial, fueron antes arroyos primitivos que descendían hasta llegar al río, que se encuentra apenas a unos 50 metros de ahí, continuando la calle, y apenas a unos 20 en línea recta.

Adquirió la vía algunos metros sobre el nivel original a partir de las obras de contención del río, que se hicieron desde el siglo XVIII y culminaron a principios del XX y que consistieron en esta zona, en un dique de piedra para aliviar las embestidas de las crecidas del río. Este dique tuvo una altura de unos cinco metros sobre el nivel del río y su parte superior fue el camino conocido como Ribera del río, que es la actual continuación de las calles de Allende y Galeana, una vez unidas tras pasar frente al pozo.

La elevación de la calle respecto del río, provocó que desapareciera la zona de lavaderos en su orilla y se clausurara un camino, llamado “Callejón del Tompiate”, que iniciaba donde ahora es la cárcel chica y llevaba hasta el Pasoancho. Aunque eran simples piedras, se conocía el lugar como los “lavaderos públicos”, muy usados por su cercanía al centro de la población, posteriormente los lavaderos se trasladaron a la orilla contraria del río, aunque para llegar había que caminar sobre el dique, pasar por el puente Cano y luego cruzar el río. Todavía en la década de 1970, cuando escaseaba el líquido por fallas en la red, me tocó asistir ahí alguna vez a lavar ropa y tenderla sobre las matas de jara.

EL AGUA

Nunca he podido determinar de dónde provenía el agua que alimentaba el pozo, aunque tengo indicios: lo más fácil sería decir que es de  filtraciones del río, pero también es probable que fueran aguas provenientes de la parte alta de las Peñitas y que se filtraban por el subsuelo a la parte baja. Cabe recordar que esa zona de la ciudad  y el centro histórico están sobre un banco de cantera y/o tepetate, cuyo grosor es variable y bajo él corría un manto freático que permitió en muchos lugares, la construcción de pozos, a veces a unos centímetros de la superficie, con agua que se había hecho medio potable tras la filtración a través de la roca. El banco de cantera y tepetate está en la meseta del pueblo, unos metros encima de la zona del pozo y pudo descender ahí el agua filtrada. 

Dibujo personal, orografía del  centro de San Juan del Río, el punto rojo señala la zona del pozo, debajo del nivel de la meseta.

También cabe la posibilidad que, siendo la zona baja de esas peñitas, el actual Boulevard Hidalgo y sus laterales, una zona completamente agrícola de riego, también filtrara desde ahí esa agua.

Otra opción es que por ser las calles mencionadas antiguos arroyos, que poco a poco se fueron nivelando, conservaran debajo una pequeña corriente que manaba en la zona más baja posible, que es donde se cruzaban, antes de llegar al río.

Aunque más remoto pudo ser  que como por ambas calles, exactamente a la misma distancia, unos 200 metros rumbo al centro cruza la antigua acequia del pueblo, sus derrames, absorbidos por la tierra, brotaran en la zona del pozo, por ser la más baja.

También encontré como posibilidad el que, estando a un lado del pozo el Molino y este era movido por el agua de la acequia tomada de otro rumbo diferente lo restante después de mover la rueda de moler de algún modo llegara al pozo. Esta teoría la he desechado ya que el molino es posterior a la construcción del pozo y porque de llegar el agua directamente, no se filtraría y dejaría de ser potable. Las otras posibilidades pueden ser válidas.
Hago mención que el manto freático superficial ya no existe, se agotó. El agua que tomamos actualmente es de uno más profundo y extenso.

DATO CURIOSO

Solo como comentario, otra vez, a distancias equidistantes del pozo de Guadalupe, (unos 60 metros) existieron en las dos calles, al menos tres pozos de agua potable. En Galeana, casi esquina con San Luis Montañez, estaba el pozo de San Francisco, ya seco y clausurado a mediados del siglo XX, no lo conocí, solo el espacio donde estuvo, cubierto con cemento.
Por otra parte en Allende, en la misma acera del Pozo de Guadalupe, pero cerca de llegar al B. Hidalgo, hasta la década de 1970, en el patio de una casa, casi al nivel del suelo, brotaba agua de una especie de manantial, era muy pequeño, apenas un metro cuadrado, cuando  “se iba el agua” de la red, los vecinos y gente de otras partes de la ciudad  nos apostábamos con nuestra cubeta a las afueras de esta casa. Los dueños, localmente conocidos como “los Campaneros” la proporcionaban sin costo. Al menos un par de veces me tocó formarme ahí. Supongo que también este manantial ya se secó. En la acera de enfrente, hubo otro pozo, este sí profundo y con brocal redondo, su propietario era don Lucio, estaba al fondo de su casa, colindante con el antiguo corral del Portal de Reyes, cerca y debajo de la acequia, este no lo conocí, pero me dicen que el dueño también proporcionaba agua a los vecinos en caso de necesidad.


LA HISTORIA

Hace años, incidentalmente encontré  la mención en un archivo privado, que en el año 1822 se buscaba poner en funcionamiento otra vez el pozo de “PONDOTEXE” labor que llevó unos algunos meses, sin información si lo lograron, ni en dónde ubicaba, solo me quedó el dato.

Posteriormente, encontré constantes menciones del mismo pozo, en décadas posteriores de ese siglo, lo extraño es que siempre hablaban de una rehabiitación del mismo.  Sin más elementos, siempre tuve la duda si una rehabilitación de pozo podía durar tanto, aunque en una de ellas se le menciona como un “venero”, es decir un manantial.

EL NOMBRE

Ayudado por una gramática otomí muy completa, pude dilucidad en algo el significado de la palabra PONDOTEXE. Sabía que era otomí porque la terminación dehé, o sus similares significan agua.  y para 1822, todavía la mayoría de los habitantes del pueblo eran de la raza y hablantes del otomí y muchos de los lugares tenían nombre en ese idioma, y aunque el centro de la población cada vez era más ocupado por mestizos, se conservaron algunos hasta muy entrado el siglo XIX.

El otomí no tuvo escritura, solo era una lengua oral, los no hablantes, cuando tenían necesidad de plasmarlo en nuestro alfabeto, lo hacían como lo escuchaban, es decir, tratando de aproximar las grafías al sonido, lo que daba muchas variantes. (no todos lo escuchaban igual)
Así, la palabra PONDOTEXÉ de1822 , para 1870, el último año que he encontrado que se menciona, ya era PONGOTEGE.

Creo que nunca sabremos el sonido exacto de la palabra, pero la terminación TEJE,  DEHE, TEXE o DEJE significa  agua, la otra, POHO o POGO, quiere decir MANAR, es decir, su significado compuesto sería: agua que mana, o simplemente: Manantial. Persistiría la duda sí el sonido original se aproximaba también a PONT Í  que quiere decir cruce, en cuyo caso el nombre sería: agua del crucero o manantial del crucero.

Por otro lado, revisando el mapa de 1865 de Guadalupe Perusquía, resulta que  exactamente en el cruce de las actuales calles de Galeana (antigua calle del Dulce nombre de María) y Allende, (antiguamente calle de los aguadores) consigna un “poso” en mitad de la calle.  No es difícil imaginar que en algún momento se le movió al costado oriente.

Plano de Guadalupe Perrusquía, 1865, el punto rojo, señala la ubicación actual del pozo. En plena calle, el antiguo, junto al río, antes de ser modificado por el dique,  el callejón del Tompiate, señalado por las líneas intermitentes.
El mismo autor del plano, don Guadalupe Perusquía, en el año de 1869 (según la Sombra de Arteaga)  formó parte de la comisión municipal para buscar el mejor modo de suministrar agua potable a la población, parece que lo hallaron y en abril de 1869 el presidente de la comisión, entre otras obras informa que “se construyó un Pozo nuevo, embutido en la pared, en la calle del Dulce N. de María, para abastecer al vecindario de agua potable.”

Esto confirmaba la construcción de un pozo metido en la pared en la actual calle Galeana, pero podía ser el de Guadalupe o el de San Francisco.

EUREKA

Apenas hace un par de meses, pude conjuntar toda la información:

Resulta que hay una descripción de un terreno propiedad de Manuel Olvera, en 1870 descrito "con el río por detrás y fachada en la calle del pozo de Pongoteje, que estaba frente al de Guadalupe".

Así, quedaba todo conjuntado:

-Existía desde tiempos remotos un pozo público de agua potable llamado pondotexé, ubicado en medio de la calle, en el cruce de las actuales Allende y Galeana.

La palabra significa manantial o agua en el cruce. Coincidiendo con él.

-Siendo la calle Allende un antiguo arroyo, desde todos los tiempos y aún en la actualidad, en tiempo de lluvias desfogaba el agua de las partes altas hasta el río.

-Las avenidas de agua se acompañaban de tierra, arena, piedras y basura, de manera que el pozo era constantemente obstruido y tras cualquier lluvia considerable era necesario rehabilitarlo, de ahí las constantes menciones a esa labor.

Aprovechando la existencia de ese pozo, pero para evitar los inconvenientes de su ubicación a media calle, se movió  a una orilla, construyendo un pretil que evitara que las corrientes pluviales lo anegaran.

El viejo pozo continuó al menos hasta el siguiente año, seguramente tras la siguiente bajada de agua ya no se limpió y quedó en el olvido, supongo que sigue ahí, hoy bajo el asfalto.
Alguna vez, ya seco, entramos al pozo de Guadalupe, el piso entonces estaba cubierto por tierra, por lo que no pudimos saber su profundidad real, pero puedo consignar que en el lado que da a la calle, el aplanado no llegaba hasta abajo, se alcanzaban a ver que las piedras inferiores solo estaban encimadas, es decir que el agua del centro de la calle llegaba ahí por filtración, no se veía algún conducto o túnel que la trajera directa, a menos que estuviera más bajo.

Siendo don Guadalupe Perusquía un médico con inclinación artística, muchas veces funcionario municipal o integrante de comisiones, no es difícil imaginar que de él es el diseño del pozo, incluso que influyó en el nombre.



La calle de Allende, se dice que se llamó "de los Aguadores", porque por ahí transitaban los que recogían el agua del pozo de Guadalupe, es un dato incompleto, el nombre de la calle es muy anterior, seguramente desde que el agua se traía desde el Pondoteje o directamente del río. también la Calle Galeana en algún momento se llamó de los aguadores.

Con la construcción  a fines del siglo XIX del acueducto que llevaba directamente agua potable al centro, el pozo cayó en el abandono, seguramente en 1885 fue el último intento de mantenerlo, de ahí el letrero, aunque como el agua del acueducto era de paga, las clases bajas siguieron ocupándolo por ser gratis y aunque muchas casas tenían norias o pozos, se consideraba que la del río era más limpia, por eso los aguadores  siguieron transportándola hasta  bien entrado el siglo XX. La introducción de la red de agua potable, a partir de 1920 y la entubación moderna en 1950 dieron el tiro de gracia al pozo, ya solo ocupado para emergencias. No recuerdo exactamente pero creo que la última vez que le vi agua sería por 1975.
Imagen del INAH, la planta de la casona del molino, debajo, la del pozo.

Dice don Guadalupe  Velázquez que el terreno donde se erigió el pozo fue donado a la comunidad para utilidad pública por los señores Guillermo Guerrero y su esposa  Josefina Velarde. Aunque no da fechas, la familia Guerrero fue dueña de una de las emblemáticas huertas sanjuanenses, el Molino, llamada así por tener su entrada en el edificio así llamado, junto al pozo.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Historias, crónicas o relatos como este, son resultado del trabajo personal del redactor, conjuntando recuerdos y datos documentales, para un trabajo original que solo podrá encontrarse en este blog. Espero les resulte importante la recopilación, entre el documento y el recuerdo.
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Sigo insistiendo en que casi no se hacen comentarios, igual insisto en que no creo ser tan contundente, contesto todo lo que llega, críticas, rectificaciones o adiciones a los textos, todo es bienvenido. __________________________________________________________
Me cuentan que hace poco anduvo merodeando un grupo de visitantes por el Pozo de Guadalupe, creo que hubiera sido útil la presente entrada, perdón, desafortunadamente no pude conjuntarla antes por cuestiones laborales. Para la próxima les prometo alguna.
Imagen de la Dirección de Cultura
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Imagen de la Dirección de Cultura
Increíblemente, hasta hace una semana, todavía quedaban en la oficina de Turismo, o recepción del Portal del diezmo, ejemplares del recientemente publicado libro “Crónica de  San Juan del Río Querétaro”, lo increíble es que eran de cortesía, sin costo y solo mil. Más increíble, porque, aunque no es en gran formato ni de lujo, considerando las notables diferencias de estilo entre quienes intervinieron en él, a mi juicio es un libro emblemático, porque por primera vez se tratan contenidos novedosos (y hasta insospechados) referidos a la abundante historia local, no la simple repetición de lo ya escrito. El impreso, por su contenido, da pie para que surja nueva narrativa de nuestro pasado, sea historia antigua, con nuevos puntos de vista y descubrimientos o reciente, lo que no se ha escrito las últimas décadas. Si ya lo leyeron, me darán a razón. Ignoro si todavía quedan ejemplares pero si se pueden, dense una vuelta, en horario de oficina, no se pierdan la oportunidad de tener esta emblemática obra. Repito, es gratis (o era). incluye contenidos de este blog.
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Por fin, tras un par de años de incertidumbre,  sale a la luz el libro de mi maestro y amigo José Manuel Velázquez, presentado en el emblemático día  del maestro, 15 de mayo a las 19:00 horas en el foro del Portal del Diezmo. Abordando un tema novedoso, producto de un arduo trabajo de investigación en el Archivo Histórico Municipal, del que ya nos había dado un adelanto en una conferencia.

Imagen de la Dirección de Cultura

No falten, ahí nos vemos, prometo firmar libros de la Cónica, para que los lleven.
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De igual manera, ya está a la venta el segundo tomo del libro “En mi viejo San Juan”  de mi amigo de la infancia Fernando Roque, esta vez, como el público lo pidió con abundantes gráficos. Solo 50 pesitos, en la librería de Elio, en la plaza los Faroles. 
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Ya voy a completar 80, 000 visitas, espero poder festejarlo con alguna imagen de esas que hace mucho tiempo no se conocen.