jueves, 21 de marzo de 2019

SAN JUAN DEL RÍO. LA FUNDACIÓN SEGÚN AYALA.


SAN JUAN DEL RÍO. LA FUNDACIÓN SEGÚN AYALA.

Rafael Ayala  Echávarri, máximo historiador sanjuanense .

Siendo uno de los propósitos de este blog el apoyo a los alumnos de los diferentes niveles en sus trabajos escolares, y como tiene tiempo que no aporto nada al respecto, esta vez pongo a su disposición el texto completo de la narración de la fundación de nuestra ciudad de Rafael Ayala Echávarri, plasmado en su obra “San Juan del Río. Geografía e Historia” de 1971.

Excepto algunas adecuaciones en la parte inicial, para hacer fluida la redacción como texto unitario, se tomó íntegro el apartado, de la edición 2006 de dicho libro, para que les sea útil en algún encargo de sus maestros. El escrito por sí solo es suficiente si se trata a nivel básico el tema de la fundación.

Ahora, si de lo que se trata es de cuestionar a los maestros o al vecino que siempre les repite la misma historia o bien de un ejercicio de análisis, al final expongo algunas consideraciones respecto del texto y el hecho histórico. Algunas ya plasmadas en otras entradas, espero no ser repetitivo, pero esta vez, hago las puntualizaciones directamente sobre la redacción de Ayala.


SAN JUAN DEL RÍO Y SU FUNDACIÓN

Los conquistadores indígenas, ya para el año de 1529, andaban por todas estas regiones pacificándolas y conquistándolas, en forma irregular y sin provecho alguno, por lo que seguramente les aconsejaron frailes o gente española, que reconsideraran estas conquistas con permisos y derechos legales, para que más tarde se les tomaran en cuenta, como en efecto se les tomó.

Cuando se instaló la Segunda Audiencia de México, formada por los Oidores licenciados Juan de Salmerón, Alonso de Maldonado, Francisco Ceynos y Vasco de Quiroga, bajo la presidencia de don Sebastián Ramírez y Fuenleal, obispo de la Española, se presentaron los conquistadores indígenas a ella, para obtener permisos legalizados y amplia libertad para hacer sus conquistas. Claro está que tras de estos conquistadores indígenas estaban los frailes y soldados españoles que los aconsejaban y guiaban, sujetándolos a la Corona de España.
La llegada de los Oidores a Veracruz fue en los primeros días de enero de 1531, sólo Ramírez de Fuenleal llegó hasta el 23 de septiembre del mismo año, es muy probable que trajeran amplias facultades para resolver y gobernar la Nueva España, ya que presentados los indígenas conquistadores ante ellos, les fueron concedidos los permisos para sus conquistas en las regiones chichimecas; por lo tanto, teniendo ya los despachos necesarios estos indígenas, se regresaron a Jilotepec para planear y hacer arreglos de sus conquistas.

Los pacificadores salieron de Jilotepec, con rumbo a San Juan del Río, de la manera siguiente:
Todo el batallón militar iba asesorado por un pequeño núcleo de soldados españoles, así como de uno o dos religiosos. Guiaban la expedición don Pedro de Cristo, llevando las armas reales, así mismo un estandarte que tenía estampadas las imágenes de Santiago Apóstol y la Santa Cruz; don Alonso de Granada y don Alfonso Guini, llevaban las estampas del Espíritu Santo y San Juan Bautista, respectivamente; don Miguel de Bocanegra traía la estampa de la Purísima Concepción, más atrás iba el capitán de guerra don Martín Arco y Flecha, apellidado también Moctezuma. Llevaba de vestidura un peto y en sus brazos y pies ostentaba unos brazaletes de bronce, cubriendo, su cuerpo enteramente con un cuero de venado. En la cabeza llevaba un casco de bronce, con una pluma blanca en señal de paz, cargado además con las armas de su gentilidad. San Luis Montañez iba montado señorialmente, en su hermosa cabalgadura blanca llamada La Valona.

En la Relación de Méritos de don Nicolás de San Luis Montañez, que he revisado, dice que acompañaba a esta expedición la Malinche. Por lo tanto, llegó a San Juan del Río esta famosa india que sirvió de intérprete a Hernán Cortés. Seguramente siguió con los pacificadores hasta Querétaro.

De esta manera llegaron al paraje que más tarde se llamaría San Juan del Río. Después de andar varias leguas llegaron a un lugar donde está un río caudaloso, rodeado de sabinos y unos ojos de agua. Asimismo, hay un cerro rodeado de peñas.  Allí se acomodaron los veinticinco mil trescientos veintinueve soldados. El Capitán quedó arriba de la peña con todos los principales que le acompañaban, para esperar el día de San Juan Bautista y ponerle ese nombre al pueblo que se iba a fundar y ese mismo día celebrar la misa por primera vez en él.

Ya se dijo que en este sitio, y a orillas del río, Juan Mexici había fundado ya este poblado. Por lo tanto, los pacificadores llegaron a un lugar habitado por gente de su mismo origen, y seguramente conocidos. No hubo derrame de sangre, ni siquiera se intentó hacer ninguna escaramuza, sino que llegaron y asentaron tranquilamente a sus soldados. Es de comprenderse que así fuera, porque los pacíficos habitantes de esa pequeña población nunca podrían rivalizar con veinticinco mil y tantos hombres de guerra. Juan Mexici aceptó de buena gana someterse a la corona de España.

Entraron a lo que ahora es el centro de la población el día 24 de junio de 1531, y ese mismo día se dijo misa y, después de celebrada, se congregaron todos y acto seguido se levantó el Fiscal Mayor, que posiblemente haya sido alguno de los indios principales acompañantes de San Luis Montañez y les dijo que tuvieran fuerzas para la empresa que habían empezado en nombre del Rey de España, que asimismo le pidieran a Dios fuerzas para seguir adelante. Dijo el Fiscal que era día de San Juan Bautista, y que en el paraje donde estaban, había unos ojos de agua, así que por lo tanto debía de ser allí fundado el pueblo, y que debería llamarse el pueblo de San Juan del Río, por el caudaloso río que pasa a sus orillas. Con este hecho, todos gritaron de contento. A las dos horas de la tarde, se ordenó hacer el paseo, trazándose las calles del pueblo que fueron cuatro, en el llanito donde se dijo la misa.

Las calles debían trazarse formando un cuadro, por lo que venían a resultar ocho calles. Se hizo el fundo del pueblo y en una enramada que también se fabricó, se hizo la primera capilla. Su fundo debía de tener dos mil quinientas varas cuadradas, y señalaron en cada una de las esquinas del fundo unas cruces de sabino verde. De esta manera quedó fundado el pueblo de San Juan del Río, el 24 de junio de 1531.

En ese momento ordenó el Capitán General don Nicolás de San Luis Montañez, que se repicaran las dos campanas que traían, que se tocaran los clarines y las cajas de guerra y que salieran a recorrer el fundo legal. El abanderado que traía la bandera blanca de paz, también acompañó a la comitiva que recorrió dicho fundo, saliendo los capitanes a caballo y a pie, acompañando también este recorrido el Capitán General y el Padre Fray Juan Bautista, al que se le dio el nombre de Conquistador.
Es de comprenderse que se trazaron calles y se levantaron troneras en un momento, gracias a que eran veinticinco mil trescientos y tantos solados, por lo que siendo mucha la gente, se pudo trazar y comenzar a alinear el pueblo.

Allí permaneció el ejército acaudillado por don Nicolás de San Luis Montañez mientras se hacían gestiones con el cacique de la comarca queretana.

Antes de partir, envió al Capitán don Martín Damián con doce soldados a pedir paz al Capitán General de los chichimecas, quien después de bautizado tomó el nombre de don Juan Bautista Criado. Este Capitán acompañó a San Luis Montañez a la fundación de Huimilpan, el año de 1529, así que ya era gente conocida por los pacificadores.
Inmediatamente se procedió a levantar la planta del presidio, que fue hecho de sabino con su techo. En cada una de las esquinas del fundo se fabricaron unas troneras, además de que en diferentes trechos se fabricaron otras troneras, que hacían un total de treinta y dos; todas ellas con bandera blanca de paz, con las armas de España. Fueron habitadas cada una de las troneras de las esquinas de este fundo, al Norte, por el principal llamado don Nicolás de la Mora; al Oriente, por don Juan Juárez; al Sur, por don Marcelo Chimal y, al Poniente, por don Alfonso de Guzmán; siendo nombrados estos señores alcaldes, fiscales, alguaciles mayores y doctrineros; quedándose con ellos cien indios católicos, que se acomodaron en las calles trazadas en el fundo legal del pueblo. Inmediatamente después de estas ceremonias, se pasó a firmar el acta de dicha fundación.

Después de recorrer las calles recién trazadas y estar todos reunidos, gritaron a viva voz: "¡PUEBLO DE SAN JUAN DEL RÍO, EN NOMBRE DE DIOS NUESTRO SEÑOR, DEL CIELO Y DE LA TIERRA, QUEDAS FUNDADO!".

Fue señalado el centro del fundo legal con una cruz de piedra labrada, que se encontraba en el cementerio que había hacia el Poniente de la iglesia de San Juan Bautista, entre la Plaza Principal y la Plazuela adjunta; esta cruz, a su vez, señalaba el centro de la población.
El ejército acasillado en San Juan del Río salió rumbo a Querétaro antes del 25 de julio; pues está señalado el día 25 de julio como el de la batalla y pacificación de dicha comarca, es decir, un mes después de pacificada la región sanjuanense.


El relato, palabras más, palabras menos es el que la mayoría, algunos desde niños, oímos de nuestros maestros y mayores, cabe aclarar que dicho texto tal como lo presenta Ayala, no existe en ningún otra parte, más bien es un documento “Cognado”, es decir compuesto tomando elementos de varios textos y acomodados a la medida para un propósito. Dicho proceso dio como resultado una magnifica pieza literaria, pero no es referencia histórica.

Los documentos base son:
-La relación Geográfica de Querétaro documento oficial del año de 1584. (RGQ)
-Una de las “Relaciones de San Nicolás de San Luis Montañez” de principios del siglo XVIII, pero copiado de uno anterior sin fecha conocida. (RSLM)
-Otra Relación franciscana del siglo XVII, basada, a su vez en otra de San Luis Montañez. (RF)

Menciona al inicio Ayala que los frailes instigaron a los indígenas a legalizar sus conquistas, para que les fueran reconocidas, lo que en realidad sucedió fue que muchos años después, los descendientes de los protagonistas escribieron las hazañas a modo, para tratar de obtener algún beneficio. Igualmente, nunca hubo ninguna expedición de conquista encabezada por indígenas y supervisada por españoles, siempre fueron solo carne de cañón, pasarían muchos años incluso, para que pudieran portar al menos un arma o montar a caballo.

El número de integrantes del supuesto ejército conquistador indígena, más de 25 mil es inverosímil, unos 50 años después se calculaban en ese total los tributarios de toda la provincia de Jilotepec, suponiendo que el ejército fue integrado por todos los hombres mayores, ¿quién les proveía de alimentos? Tomemos como referencia el reciente paso de migrantes centroamericanos, en el que se tuvo que otorgar al menos algún sustento a unos cuantos miles, implicó todo un esfuerzo gubernamental y privado de ciudades con muchísima más población de la que migraba.

El año de 1531 no es mencionado en los dos primeros documentos, lo tomó Ayala de la RF en el que, con algunas argucias, tampoco históricas, se determinó arbitrariamente el año. Incluso, la RSLM ubica los hechos en el imposible año de 1502.

A pesar de ser Ayala un sistemático investigador, no dejó de ser parte de una generación que, ante la falta de herramientas para formar un aparato crítico, y la abundancia de documentos, tomaban todos como válidos, aun cuando sus contenidos fueran opuestos y usaron los datos necesarios para redactar la historia que ellos pensaban era la verdadera, es decir, repetían el patrón de los descendientes indígenas de los supuestos protagonistas de la fundación. Duró aproximadamente un siglo la corriente, iniciada por Valentín F. Frías y terminó con J. Guadalupe Ramírez Álvarez. Dicha característica no los invalida como historiadores, gracias a ellos se rescataron innumerables documentos y datos, pero es necesario aclarar que sus relatos tienden más al sentido de las leyendas.

La redacción de Ayala de la fundación es impecable, basada más en la RSLM  y pareciera que solo copió de ella, pero quien la haya leído, sabrá que precisamente el documento original es de una redacción confusa en la que muy a fuerza se pueden sacar párrafos coherentes. Este documento ha sido estudiado y se ha demostrado que seguramente son varios relatos antiguos (pero no del siglo XVI) que se reescribieron una y otra vez, y al menos uno fue redactado por un europeo, lo que ha dado pie a que se le considere como apócrifo, es decir redactado a modo muchos años después para obtener algún beneficio.  La versión tomada por Ayala es apenas una de más de una veintena de relaciones apócrifas en las que al gusto se tomó a San Luis como conquistador de inmensos territorios, o esos mismos territorios conquistados por otro líder indígena, casualmente o quizá no, ninguno de esos lugares tuvo importancia alguna por sus riquezas o número de habitantes en esos tiempos e insisto en  que quiénes o qué recursos que apenas bastaban para unos cuantos habitantes pudieron sostener por más de 20 años al ejército conquistador.

Otro dato crucial es el hecho de que la RSLM atribuye todo el mérito de la conquista a Nicolás de San Luis Montañez sin mencionar a Fernando de Tapia y la RGQ enlista lo contario, Ayala sin ningún problema los ubica juntos.
Existen datos históricos de Montañez, pero son de 70 años después, como gobernador de los indios de Querétaro, son documentos oficiales, lo que nos indica que alguien quiso aprovechar su relativa importancia para, muchos años después de muerto incrustarlo en fundaciones aún más antiguas. Incluso está documentada una acción en la que su viuda, intento atribuirse con un documento falso, la propiedad de un terreno en Querétaro que pertenecía a la República de Indios. Obviamente no prosperó la acción por haber muchos contemporáneos que conocían la verdad, pero si hizo eso recién muerto, qué no se podría hacer un siglo después.

Fotografía de la dirección de Cultura, 2016. Mural  entre las calles de Allende e Hidalgo. Mexici y Nicolás de San Luis, los dos fundadores Indios según la leyenda.(Acompañados de Fray Juan Bautista, otro nebuloso personaje)
Entre lo tomado de la RGQ destaca el nombre de un fundador,  Juan Mexici,  del que no hay ninguna otra referencia, incluso lo traduce Ayala como voz otomí cuyo significado es “Poquito” cuando en realidad la palabra es completamente náhuatl y se escribía era Mexitzin, proveniente de mexi = Mexicano y la terminación Tzin, que tiene varios significados: señor, abundancia y paradójicamente “poquito”, es decir,  ante la falta de mayores datos:  “el señor mexicano”,  las otras acepciones remiten al idioma es decir “el que habla poquito mexicano”, o “el que habla mucho mexicano”, es decir un “Nahuatlato” o hablante de ese idioma. En tierra de otomíes y chichimecas, eran muy reconocidas las personas que lo hablaban ya que era el del pueblo dominante, los aztecas. De porqué solo se recuerda a él, puede ser porque era el único personaje con alguna característica importante que recordaron los informantes de Francisco de Cárdenas, cuando redactó la relación, 50 años después de los supuestos hechos, cuando quizá ya no vivía ninguno de los protagonistas originales. Hace unos 20 años salió a la luz un documento relativo a un juicio del año de 1536, en la que aparecen como declarantes algunos habitantes de Iztacchichimeca, entre ellos, uno llamado Juan, que precisamente habla náhuatl. Saque Usted sus conclusiones.

P.D. En las casi 200 páginas que detallan el juicio, incluidos españoles, otomíes y mexicanos, locales, de Michoacán, Jalisco y la capital de la Nueva España, aunque mencionan constantemente la zona de lo que hoy es nuestra ciudad, nunca  aparece el nombre que supuestamente se le había dado 5 años antes, (San Juan del Río) siempre es IZTACCHICHIMECA o múltiples variantes. Es decir: No existía en 1536 un lugar llamado San Juan del Río. Ahora sí, saque más conclusiones.

Igualmente se pueden refutar más datos: el asunto de los permisos, la presencia de la Malinche, los capitanes, la barda, la presencia un mes después fundando Querétaro, la utilidad de conquistar un sitio al que los más optimistas le calculan 100 habitantes para esa fecha, de porqué forman un presidio, si lo que se fundaba era un pueblo, y de cómo pudo pasar de la nada a categoría de pueblo, de porque hasta 1558 se le otorgó la categoría de pueblo  si lo habían fundado como tal 37 años antes,  etc., etc.


La sección en negrita es de Ayala, el resto mío.

CONCLUSIÓN.

Nos legó Ayala un bonito relato que es conveniente perdure como tal para interesar a los niños en nuestras raíces, ni siquiera es una leyenda porque él la redactó completa, pero la historia verdadera es más compleja y probablemente, si no aparecen más documentos verdaderamente de la época, jamás sabremos el año en que fue fundada nuestra ciudad, peor aún, si hubo una fundación. Solo puedo asegurar que hasta 1536 al menos, no existía San Juan del Río como tal, y es hasta la siguiente década cuando empieza a aparecer, intercalado el antiguo nombre, con el patronímico, es decir, San Juan Iztacchichimeca, precisamente de donde toma nombre este Blog.

En mi libro “la Acequia del pueblo” que pueden consultar en la biblioteca municipal, como parte del soporte histórico, hago un detallado análisis de casi todo lo aquí mencionado, con abundantes referencias bibliográficas del tema (San Luis Montañez, las fechas, las Relaciones los nombres, los habitantes etc.) por si alguien está interesado en ahondar u obtener algunos de los libros ahí mencionados. En el blog hay bastantes entradas al respecto.

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Fotografía personal,  Inicio de la Zona del puente de la Historia, acordonado con malla por su reciente intervención.

                                     SOLO PARA SANJUANENSES

Inició la remodelación del Puente de la Historia, uno de los emblemas de la ciudad. Por su antigüedad de más de 300 años, ha sufrido innumerables arreglos, así que es difícil saber que parte es la original. 

Todo esfuerzo al respecto es bienvenido, solamente algunas peticiones menores, dirán que soy exagerado y qué es obvio lo que pido pero la burra no era arisca, los palos la hicieron:

-      Que no vaya a resultar que va a ser de cantera rosa.

-        Que no vayan a entregar uno con ocho arcos.

-        Que no se vaya a tardar dos años, (el solo presentar el proyecto tardó 14 meses)

-Que el puente alterno no sea tan alto que le quite vista, de todos modos algún día el agua lo va a rebasar.

Y ya siendo muy optimista, que no vayan a desaparecer las piedras que contienen inscripciones, algunas apenas son perceptibles, pero son de las pocas originales, sería una lástima que solo las desechen por su deterioro.