lunes, 11 de mayo de 2020

La leyenda que no fue 2

La leyenda que no fue 2

 

Fotografía personal. La calle de la Cuesta, vista desde lo alto, el auto blanco a la derecha, indicaría la ubicación del pozo.

De lo publicado la semana pasada, presento ahora, la versión literaria del acontecimiento. Para los que no leyeron la anterior, hay que hacerlo para mejor entendimiento. Aclaro que hay algunas discrepancias entre ambas versiones, entendibles al ser diferentes formatos.

En el escrito original, el autor se nombra Joaquín Fonseca, pero no sé si es real o pseudónimo, espero no se moleste, supongo por algunos detalles, que fue habitante del barrio o que alguien de ahí se la contó.

 LA MUJER DEL POCITO

Por la geometría húmeda de alfombra gris, despojando la transparencia de su cuerpo, ultrajando el silencio con sus pasos, proponiendo el cansancio de la tarde al rumor del viento, Una danza de sombras tímidas intentando esconder su inocencia, el polvo encaneciendo los muros, cuando el sol destierra su sonrisa.

Árboles murmurando una añeja melodía, embriagando sus esqueletos, concursando con el vuelo de un pájaro huérfano, se exprimen los números de la luz, resbalan las cortinas opacas, resaltando el pincel de las gargantas oscuras. Un ladrido se va diluyendo en el horizonte, secuestrando el humo de una casa, pervirtiendo las huellas de las nubes.

El acertijo de la noche, reinventar los párpados de la luna, naufragar bajo su acento, inhalando el sudor de las grietas para purificar la fatiga. El camina pausadamente, atropellando las esferas abstractas de las líneas, exponiendo su mirada a la suerte, buscando concebirle colores a la rutina. Eternos, agotadores –nunca complacientes- han sido los relojes de esta existencia, los trazos de una apuesta, los atavismos de la aritmética, bajo el antifaz de un par de ojos donde cabalga todo lo posible, el indeleble sortilegio de los años.

“Reyes”, la silueta extraviada del fuego, el hombre encargado de extenderle el velo a la tarde, escoltando a la oscuridad en su llegada, en su partida. Los mismos rincones, las mismas calles, saludan su esfuerzo, su destreza, descobijando la ansiedad para encontrar los rastros del sueño. Ningún impedimento, ni pretexto alguno se abriga en su camino, siempre existirá una razón para ir en busca del sudor.

El desfile de abecedarios, el soliloquio habitual, mirando de reojo los movimientos en el rectángulo, atestiguando el ensayo del próximo concierto de los grillos, procurando no entorpecer la edificación del laberinto de una tropa de insectos.

Bajo esta confabulación con la soledad, se teje el ánimo, ratificando el decreto de las manos, la resistencia del cuerpo. Labrando el desafío de un mundo propio, compartido en ocasiones con ruidos tímidos, con el vapor de la melancolía y el calor prófugo de alguna ventana.

Las imágenes cotidianas pellizcando su cara, ascendiendo la rampa de tierra, junto al canal donde huye el agua, esquivando las telarañas pálidas, perpetuo refugio de las hojas abortadas por los frenos. Miles de pisadas cimentando a otras, coleccionando heridas y desaciertos, quizás bondades.

Para nadie es extraño este peregrinar, la costumbre es materia del murmullo, es la adivinanza de las voces. La semana escribe los meses, recapitula los años. En tiempos útiles para la almohada, conspirando un cinturón de anhelos, dos teorías para el engaño.

Lo cierto es el cuadro de aquella noche, el rigor del invierno desconocía los hilos del cigarro, los golpes de la ventisca abofeteaban su rostro, sus oídos teñidos de rojo, imitados por su nariz. Respirando suavemente, intentando reconocer al olor del frío.

Sus ojos descifraban la distancia, justamente cuando, frente al pocito –el nido de agua- descubrió la figura femenina, sin mucha nitidez, con un resplandor ajeno. Obligó a sus pies multiplicar los pasos, esbozando una irreconocible sonrisa, engendrando un rosario de suspiros. Las piedras doblegaron su dureza, facilitando el reposo del arcoíris de alborozo en su sangre, floreciendo una circunferencia de júbilo.

Ella reposaba en el filo del pozo, interpretando la textura de la humedad, mostrando sus manos al abismo. Podía tener entre veinticinco o treinta años. Sobre su blusa blanca se extendía una larga cabellera negra, tocando los bordes de su falda roja, en oleaje continuo por el eco del viento.

Una risa profunda escapaba de sus labios, al momento en que sus manos salpicaban las gotas del deseo. Parecía retar el hielo de las estrellas, incitando la sospecha de una llamarada perversa.

Cortando los metros incrementaba la curiosidad, “Reyes” resolvió el crucigrama, seleccionó las vocales, las consonantes, dispuesto a expulsarlas de su boca… ¡Buenas noches!, exclamó sensiblemente. Ante la nula respuesta repitió: ¡Buenas noches, señorita! Sin encontrar espejo a su atención atrevidamente colocó sus dedos en la angelical espalda, una, dos veces. Fue más a fondo, deslizando su mano sobre el mirífico pelo oscuro, fabricando curvas y rectas, deshojando el , todavía en el boulevard, pero a un lado de la entrada, existió este .

Cuando una ráfaga inoportuna, sacudió el encuentro, inevitablemente la mujer voltea, enfrentando su inefable cara de caballo con la mirada inconcebible de “Reyes”. Se extingue el aliento, el miedo se filtra en sus venas, sus pies arañan el suelo. Segundos martillando el corazón, el rehilete de sus brazos atina la huida, bruscamente se adentra, enloquecido por la letanía ensordecedora del ambiente… las oraciones reciben el amanecer.

Los calendarios marcharon entre el íntimo secreto y el reacomodo de la rutina, sin atreverse a contar lo sucedido. Únicamente la noche almacenaría el hecho. Aquel año del cuarenta y dos pintaría su pelo, los surcos de su piel se prolongaron.

Fue precisamente en la agonía del reloj, cuando descubrió la elasticidad de su confidencia, no era el único, la aparición de la mujer del pozo era la convergencia de otros hombres, con nombre, con apellido. Y la muerte misteriosa de su vecino, la entendió perfectamente.

Y así en estos párrafos de la cultura, se eyaculan tantas letras de un abanico de historias acontecidas en el ángulo de lo que hoy es Fernando de Tapia (la antigua calle de la Cuesta) y 2 de Abril (la otrora calle de la Santa Veracruz): EL POCITO…

 JOAQUÍN FONSECA

Como mencioné, fue parte de un concurso den 1998 pero no quedó en los primeros lugares. El ganador fue “la leyenda de la pintura de las ánimas del purgatorio”, escrita por el Antropólogo Óscar García Martínez quien por esos años había llegado del DF a dar cátedra en instituciones de educación superior de esta ciudad y a la par escribía relatos locales. Publicó dos libros, uno de relatos, cuentos y leyendas sanjuanenses, que así se titula y otro entre cuento y novela de nombre sugestivo: Don Ruti, El borracho de San Juan del Río, que viajó al infierno, en el que integró mucho de lo que investigó. Creo que regresó a la CDMX, ya no he sabido de él. En una librería frente a la escuela Revolución, atrás de Plaza Agua Rica todavía hace poco había algunos ejemplares del segundo.


                       Fotografía personal, portadas de los libros mencionados. 

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Como me dijeron que ya no había opuesto la sección comercial, repongo algunos que tenía para las pasadas entradas.

 En la escalera, casi en el acceso al fraccionamiento, pero en el Boulevard Hidalgo estuvo este negocio, no duró mucho, luego hubo más del mismo giro.


Imagen de una revista local de los ochentas.

En el de Reyes, mencioné una bebida llamada los “espíritus” de don Cándido Pérez, originalmente estaba en la Plaza Independencia, yo ya los conocí en su ubicación en Guerrero, con las famosas vitrinas con postales de diablos del infierno.

Imagen del Archivo Histórico Municipal, la ubicación de la botica en los cuarentas,


En esta entrada, nada me
jor que la imagen de Otero, del Jacalito de don Joel García, a unos metros del pozo, en la esquina de Fernando de Tapia y 2 de abril. No lo conocí así, en los 70s, tenía una imagen gigante de coca cola y por dentro abarrotes, frutería, sinfonola, cantina y luego futbolitos.

Oleo del Maestro Armando Otero. a unos metros a la izquierda del señor de sombrero estaría el pozo.

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BONUS TRACK

Como esta entrada quedó muy corta y para aprovechar el espacio, ahí les van otras yerbas, para los que no hallan que hacer en lo que va a ser ochentena.

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Decían que era cantor de protesta, enemigo jurado de la política y la corrupción, él decía que no llegaba a tanto, que ante lo que se veía, apenas sería costumbrista. Había sufrido más de una docena de presidentes, ninguno valía la pena. Feroz, cada seis años reinventaba en hilarantes parodias, su crítica a los ritos priistas: el tapado, la sucesión, la cargada. Cada seis años  y nunca se casó. Su composición La Casita, catalogada a nivel mundial como una de las canciones de crítica política más dura, a nosotros nos hacía reír. Clientes frecuentes suyos fueron los presidentes y la Tigresa, amante de varios de ellos, sus guaruras, banqueros y todo político y partido habido en el país hasta hoy. Primer cantor popular que entró al Palacio de Bellas artes y primero que lo dejó porque ya le quedaba chico.

Allá por inicio de los ochentas, en la amplia banqueta que dejó el derrumbe de la huerta de la Viña, en la esquina de Allende y la Plazuela, un ambulante expendía en el suelo los entonces novedosos cassettes, uno en especial me atrajo por tener en portada algunos dibujos de personajes de los Agachados de Rius. No puedo describir mi asombro al escuchar musicalizado lo que en el país pasaba y el desparpajo con que insultaba al gobierno y sus acciones, en tiempos en que nadie podía siquiera tocar con el pétalo de una letra a la clase política, él lo hacía directamente. La cinta era el volumen 1 de las Parodias Políticas, entonces dedicadas exclusivamente al priismo, hoy le vienen a cualquier partido, el poder solo cambia de piel. Siempre dijo que una canción no hace la revolución, pero al menos si te crea otra visión y en algunos casos una conciencia. Perdí muchas veces la grabación, la recuperé otras tantas a la par de muchos discos, cassettes y vinilos. Al reciente fallecimiento del cantor, pensé escribir, pero encontré algo mejor. De inicio parece un simple discurso de fórmula, pero termina en el más puro realismo mágico, con una descripción perfecta de lo que fue, entremezclando sus canciones y la película “los Caifanes “. No estaba escrito así que tuve que transcribirla, léanla al menos por lo que me costó. A ver que les parece. (así decía al público Óscar cuando presentaba una canción en vivo).

 

Fotografía personal, portada.

Fotografía personal, portadas.

No se trata de dar definiciones ni conceptos, solamente expresarse. Vivir intensamente, vivir intensamente es conseguir una impresión del vivir. Es la reflexión inicial de la película “Los Caifanes” que inevitablemente nos evoca la imagen soberana e independiente del gran Óscar Chávez Fernández a quien en este acto la casa verde y oro le otorga el grado de Doctor Honoris Causa por ser primerísimo exponente de la nueva trova mexicana y de la canción popular. Compositor y cantante, prolijo difusor de este canto, voz de la epopeya mexicana, es canción, sentir, impulso y esperanza, impresión absoluta de vivir.

Henchido de emoción no encuentro una mejor manera de celebrar el inicio de las actividades de abril, mes de la lectura, que con nuestro máximo reconocimientos a uno de los artistas más portentosos de nuestro país porque el fomento a la cultura y el amor hacia las letras son dos de los valores más arraigados en la UAEM por ser inherentes a la formación universitaria como Óscar Chávez quien nos ha entregado su fuerza y entusiasmo, reflexión, parodia, protesta, la convicción de un ciudadano que no solamente se ha preocupado por contribuir al fortalecimiento del arte sino que, además ha sido paladín del libre pensamiento y de la crítica, que no ha dudado en exponer los horrores y penurias por los que ha  transitado nuestra nación y América Latina, y a su vez no ha perdido la facultad para transmitirnos la alegría de la vida y el ánimo feliz de nuestra gente.

Por ello reconocemos y celebramos la vida de un poeta, de un artista, de un cantor, lo distinguimos y honramos, no como un homenaje ya que en sus propias palabras “los homenajes me suenan a epitafio” sino como una muestra fehaciente y viva de un mexicano irrepetible y genial que no duda en externar su opinión y cuyo discurso se ha mantenido coherente con sus actos a lo largo de más de cinco décadas.

Óscar Chávez es una figura de sonoridad. En él se contiene la idea de justicia, el ideal de libertad y como afirmaba Héctor Negro “El cantor   popular, el artista íntimamente vinculado al pueblo tiene una misión y la cumple,”

Para cantarle a mi gente,

de tanto verla olvidada,

le arrimo mi canto,

le doy la esperanza.

 La UAEM, casa plural, reducto vanguardista desde sus orígenes, nacida de la genuina sed del conocimiento, de la ciencia y de las artes, valora con amplitud y genuino respeto el trabajo que Óscar Chávez ha realizado durante más de 50 años en favor del arte y la cultura nacional y de América Latina, ya como intérprete, ya como investigador o compositor, como actor o voz imprescindible para luchar contra los regímenes totalitarios o defender a los más débiles.

Pensamiento, garganta y guitarra disidente, coplero y poeta, sensible y contestatario. Oscar Chávez, dueño de la voz profunda y la palabra oportuna. se suma siempre a darnos una imagen diferente de la historia, deja desnudo al ser humano sencillo, también al poderoso o al que porta jubiloso su verdad para enseñarla. Es Óscar Chávez, no se confundan señores. Hombre acuisioso con el pasado de su patria y de su continente, congruente con su actualidad y anhelante de un futuro venturoso para su gente.

Poderosas sentencias lo convocan, como esa de Octavio Paz que conmueve nuestra historia:

Qué tierra crecerá que no te alce

Qué sangre correrá que no te nombre

Qué voz madurara de nuestros labios 

que no diga tu muerte

Tu silencio, el callado dolor de no tenerte

Pero también transmite historias entrañables, como “La Delgadina”, corridos, sones, tangos vigentes y olvidados, las poéticas letras de Chabuca Granda o llenas de nostalgia como las de los Hermanos Gil, canciones de siempre como las de Chava Flores o añoranzas dulces como las de Cri – Cri, Manuel Esperón o Rafael Hernández y su lamento borincano, que son una pléyade de éxitos hoy conocidos en gran parte gracias a la labor de rescate y difusión de este incansable intérprete que los entrega a la juventud, siempre, siempre con un mensaje de reconocimiento a nuestras profundas raíces y cultura incomparable. En su voz, la poesía de José Martí entró hecha canción a los recintos universitarios y al pueblo de México:

Quiero, a la sombra de un ala

contar este cuento en flor

La niña de Guatemala

La que se murió de amor.

Y también con su precisión acostumbrada, Oscar Chávez nos entregó una forma de expresar el amor, el amor en una muy educada rima, muy puntual en su acento:

Por ti, yo deje de pensar en el mar

Por ti, yo dejé de fijarme en el cielo

Por ti me ha dado por llorar como el mar

Y me he puesto a sollozar como el cielo

Me ha dado por llorar.

Su labor ha contribuido a que varias generaciones revaloren su calidad musical. Como decía José de Molina: “Siempre canta, con arpa, guitarra y cuatro o con un hueso nomás, el latinoamericano hace de todo un instrumento, todo lo que toca suena, pues tiene temperamento”.

En la recuperación de esa gran cultura señoras y señores que poseemos y de este importante acervo musical, Óscar Chávez conoce y domina todos los ritmos, tonadas y compases, pero también se ha apropiado de los sentimientos y valores que subyacen frágiles y latentes en sus letras cantando fiel al espíritu de la composición y como un devoto admirador de sus creadores. En sus interpretaciones Chávez es al mismo tiempo respetuoso y creativo, severo con la calidad y lúdico en su entrega al público. Su faceta como investigador y recopilador de la música popular mexicana no deja duda alguna, es atento al contexto y ceremonioso con la memoria colectiva de su querido México, de sus raíces latinoamericanas o de su humanidad ávida de justicia social. Fiel a la expresión del país, engalana la interpretación con su pura voz. Con su voz pura y estentórea recrea ambientes, otorga dignidad a las letras que un día fueron sometidas al silencio del cajón del recuerdo o que fueron olvidadas deliberadamente ante la invasión avasallante de la moda, eliminadas por sus inconvenientes para los intereses comerciales. En su recuperación y reinterpretación nos devuelve siempre al país, a esa nación que no se vende y que, en cambio, se convierte en motivo de lucha, de restauración, de identidad, de pertenencia.

Investigador del arte, de la cultura nacional, actor, locutor, cantante y acompañante de las mejores causas por la libertad en México y en el mundo eligió la independencia porque” como el jilguero sabe, que no es para adornar a ninguna casa sino para volar”. Eligió la tierra, las canciones de la mina, de los ferrocarrileros y las de los campesinos, prefirió cantar las batallas de la revolución, los corridos y el amor de antaño porque en estas tierras y en estas composiciones siempre hay letras de sobra, veta de conocimiento irrenunciable y trascendente y sabe que el pueblo profundo, el pueblo de Rulfo está en esas coplas, reclamando para ser conocido, valorado y difundido, para no sucumbir como nación.

Hay un lirio que el tiempo no consume

Y hay una fuente que lo hace enverdecer

Tú eres el lirio, dame tu perfume

Yo soy la fuente, déjame correr

Pero ese mismo compromiso con el arte popular y con la historia nacional lo han llevado a la rebeldía, a ser crítico y contestatario. En ese tema no transige, es consecuente e incansable y ello lo conduce a interpretar poesía y canciones de sencillos luchadores sociales o escritores reconocidos como aquella que musicalizó de Neruda, dedicada al patriótico Manuel Rodríguez.

Que se apague la guitarra

Que la patria está de duelo.

Nuestra tierra se oscurece

Mataron al guerrillero

Caifán educado, dulce, al que se recuerda con cariño, con nostalgia, con la complicidad del público y con su mejor aplauso, Óscar nos transmite la ternura de un sentimiento nacido en el seno mismo de la diferencia de las clases sociales y a pesar de no ser un rogón, ofrece un poco de poesía:

Voy a buscarte, voy a encontrarte,

Voy a llevarte fuera del mundo

Tu y yo, nosotros dos,

Ahora, así, aquí. Fuera del mundo

Fuera del mundo, fuera del mundo

Esa misma sensibilidad lo ha llevado a participar en las grandes batallas del México contemporáneo, por la libertad de prensa, por la equidad, contra el totalitarismo o por la autonomía de las universidades- Para crear, para pensar, para manifestarse ha encabezado conciertos a favor del pensamiento libre, ha suscrito peticiones y desplegados, ha sido fiel compañero de las causas  independentistas y revolucionarias, por eso ha sido amigo de José Emilio Pacheco, de García Márquez, de Panteón Rococó, Tehua, los Morales, Amparo Ochoa, el Negro Ojeda o los Folcloristas. Es amigo de Jaime López, de Rafel Mendoza, de David Haro y de Chamín Correa.

Puro chance

aquí se encontraron de sopetón el águila y la serpiente 

Y desde entonces vivimos dejados a la puritita suerte

Suerte te dio Dios y del saber puro camote

Primero nacer y la segunda parte es la suerte.

 Ya sea en Bellas Artes, en las plazas, universidades o auditorios, recibiendo el premio nacional de ciencias y artes o festejando su cumpleaños en el Zócalo de la ciudad de México, es el mismo hombre conforme con su ideario, con su sentir y con su México, que une su voz educada a la Sonora Santanera, Gabino Palomares o los jóvenes intérpretes para decir su verdad porque como decía Violeta Parra:

Pa cantar de un improviso

Se requiere buen talento

Memoria y entendimiento

Fuerza de gallo castizo

Con genuina pluralidad y veneración canta a Sor Juana, a Gilberto Owen o Amado Nervo, José Martí, Carlos Puebla, Violeta Parra, José Alfredo Jiménez, Daniel Camino Diez. Con autentica capacidad nacida del estudio y de la dedicación al arte, compone en distintos ritmos música de diversas latitudes y variadas culturas. Su universalidad es propuesta siempre fresca y abundante, rica en expresión y latente en su magia. De Ixhuatán Oaxaca, tierra de don Andrés Henestrosa, Chávez hizo otra interpretación que quedará para la eternidad;

Yo andaba buscando la muerte

Cuando me encontré contigo

De ahí tengo el corazón

En dos mitades partido

 Y así de todo el territorio nacional trajo un equipo sonoro: Música yucateca, canción cardenche o boleros, sones o valses. Todos los ritmos y compases se hicieron en su voz que ronca como la guitarra sexta.

Y luego volvemos a los palacios secretos, olvidados, convertidos en viviendas humildes. En un juego de miedo y sorpresa, el rico y el pobre se unen en un México mágico de personajes sublimes que chocan, pero coexisten.  En este año también, comunidad universitaria, celebramos cincuenta años de “los Caifanes”, película icónica del cine nacional en la que confluye el genio de Fuentes y de Monsiváis y en la que conocimos al “Estilos”, al “Mazacote”, al “Azteca” y al “capitán Gato” que dejarán a la posteridad una de las más elocuentes e insignes muestras del séptimo arte surgido en nuestro país y que hicieron fusionar a Lope de Vega con Jorge Manrique:

A mis soledades voy

De mis soledades vengo

Porqué andar conmigo

Me basta mi pensamiento

Cómo se pasa la vida

Cómo se viene la muerte tan callando

¿Qué se hizo el rey don Juan?

¿Qué se hicieron los compadres del Peñón?

¿Qué fue de tanto caifán?

 Entrañables y sorprendentes personajes que han sacudido nuestra conciencia y se han instalado para siempre en la memoria colectiva, uno de los cuales, el Estilos, aquí presente, interpretado por Chávez, fue recreado una y otra vez en cada escena, ya sea para cantar a la muerte:

El pájaro y el chanate 

Jugaron una partida

El pájaro está en Durango

Y el chanate en la otra vida

 O para conmovernos cuando corre para devolver el caballito, que se le había olvidado a la señorita.

Esta universidad pública que tiene cimientos de libertad y extensas alas visionarias otorga el día de hoy el doctorado Honoris Causa, máximo reconocimiento académico con que cuenta esta institución de prestigio y que es el primero que recibe Oscar Chávez. Y qué pena, porque las demás universidades se tardaron en hacerlo y no es culpa de él, sino de aquellos que no quieren ver que la música, su música en particular es la representación social que permanentemente está hablando. La comunidad verde y oro reconoce su voz al servicio de una causa, su talento se hizo a la par elocuente, una protesta constante que a través de su cantar le da categoría al coraje de oponerse a lo injusto, a lo irracional y a todo aquello que va en contra de la esencia humana. Su categoría de hombre lo define, su métrica lo exalta, su melodía lo identifica, su voz potente, clara y firme, es saeta que camina con el pueblo, al que invoca siempre y siempre, pero siempre lo inspira. Nuestro aplauso, el más sentido el más nítido, el que viene de adentro del alma para que quien ha dado con su altar una razón más para amar a la patria,

Esta enorme universidad le reconoce de forma especial al poeta andariego Óscar Chávez, a quien honra en su persona las palabras de la varonía chilena de Salvador Allende:

QUE SEPAN QUE ESTAMOS AQUÍ

POR LO MENOS CON NUESTRO EJEMPLO

QUE EN ESTE PAÍS HAY HOMBRES

QUE SABEN CUMPLIR CON LA OBLIGACIÓN QUE TIENEN

QUE SE ESPERA LA RESPUESTA POSITIVA

DE LOS SOLDADOS DE LA PATRIA

MUCHO MÁS TEMPRANO QUE TARDE

DE NUEVO SE ABRIRÁN LAS ALAMEDAS

POR DONDE PASE EL HOMBRE LIBRE

PATRIA, CIENCIA Y TRABAJO.

Doctor en derecho Jorge Olvera García. Rector de la Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca México, abril de 2016.

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Y ya si deveras el confinamiento les da mucho tiempo, pueden acceder al video del discurso y la ceremonia completos: 

https://www.youtube.com/watch?v=-gFOoH72qaM&t=3020s