viernes, 31 de diciembre de 2021

LAS HUERTAS 2 La huerta de don Serafin

La huerta de don Serafín

Iniciamos el recorrido por las antiguas y no tanto, pero todas productivas huertas sanjuanenses.

Un poco de historia.

En el mapa de San Juan del Río de 1590 se identifica en la esquina sureste de la barda que rodeaba al pueblo lo que hoy sería Guadalupe de las Peñas.

Fotografía personal, tomada del difunto museo Iztacchichimecapam. Plano de 1590 de San Juan del Río. En rosa, el terreno aproximado en litigio, en rojo Guadalupe de las Peñas y en verde Lomo de Toro, donde se ubica la huerta que se detalla.

Es necesario reiterar que todo al interior de esa cerca fue de inicio propiedad de los indios y por algún arreglo o figura jurídica virreinal, pronto hubo al sur una zona entreverada entre españoles e indios, lo que supuestamente no debía ser.


Perímetro aproximado de la cerca del pueblo, sobre una imagen de Google Earth 2021 con base en el plano de 1590.

Sostengo, como explique en la pasada entrada, que todo derivó de la venta del Molino de los Indios a Pedro de Quesada y que, al retomarlo después por alguna razón, se generó un pleito y reparto del terreno adyacente en el que lo correspondió a españoles fue lo que yo denomino la original “Huerta Grande” que después de dividiría en partes menores, que formarían algunas de las míticas huertas sanjuanenses, que se detallaran en esta serie. (Aunque siempre se mantuvo un predio con ese nombre, incluso en la actualidad, pero hubo huertas más grandes, por eso considero que el nombre era de un predio más extenso, no lo que se conoció así en el siglo XX).

Perímetro aproximado del terreno en litigio  al sur de la ciudad  mixto, al sur de la ciudad, sobre una imagen de Google Earth 2021, incluye todos los sitios narrados.

Ya desde el siglo XVII, aparece documentalmente la Huerta Grande mencionada, como parte del Mayorazgo de la Llave. Esta hacienda, de las más grandes del estado en todos los tiempos, además de su predio original al norte del municipio, en la comunidad aún llamada así, incluía otros aislados ya que se unieron las propiedades de los integrantes de las familias Lara-Gómez-Andrada- Velazco- Cervantes, conformando el mayorazgo, lo que básicamente significaba que no se podía enajenar en partes y la administración, usufructo y derecho de sucesión del conjunto se establecían entre ellos. Entre las propiedades externas, estuvieron en distintos tiempos La Guitarrilla, El Pedregoso y  Guadalupe de las Peñas, hacienda en cuyo extremo, llamado Lomo de Toro se encuentra la huerta que hoy se relatará. Ambos lugares, por su cercanía al río, tuvieron ocupación desde la época prehispánica, por no haber estudios al respecto, se ignora si fueron parte del asentamiento del clásico en el barrio de la Cruz, al otro lado del río o bien fueron parte del teotihuacano localizado en “las Peñitas”.


Fotografía personal, tomada desde la cima del cerro de la cruz, en primer plano, la central camionera, marcadas por el color rojo, los dos afloramientos rocosos, a la derecha, el mayor donde se ubica la huerta detallada.

El caso es que, para la época colonial, aparece como hacienda Guadalupe del Rincón, (por estar en un rincón del fundo del pueble) aunque tuvo apelativos distintos según la época y sus propietarios: Guadalupe Helgueros, Guadalupe Quintanar y que terminó hasta la actualidad  como Guadalupe de las Peñas. Al parecer fue la primera partición de la Huerta grande Original, ya para principio del siglo XIX se encontraba en posesión de otra familia de renombre local, los Quintanar, sin relación de parentesco con los propietarios de la Llave.


Detalle en vista superior en el año 2007 de la huerta y los lugares circunvecinos. sobre una imagen de Google Earth de ese año. Todavía se conservaba parte de los aguacates.

Aunque en la actualidad casi está absorbida por la mancha urbana (flanqueada por la autopista, un Mac Donald y su acceso a unos metros de la central camionera de la ciudad, hasta hace pocos años, era un pequeño núcleo ejidal, completamente rural, originado a partir de la repartición de la hacienda en la Reforma Agraria posterior a la Revolución. Junto a los restos del viejo casco de la hacienda, apenas unas cuantas casas de teja integraban el poblado y detrás, la silueta de las peñas del río, de la ocupaban una ladera. Al otro lado, encaramados en las alturas de las peñas, sobre el río, estaban algunas casas más: “Lomo de Toro”.

EL ORIGEN DEL NOMBRE

Por lo menos desde 1865 ya existía ahí una presa conteniendo el río, le decían “el lomo de toro” por ser de cortina ancha y redondeada que, vista desde las alturas, parecía eso, un lomo de toro. Era una presa rustica, que distribuía el agua a dos canales con compuertas de tablas a sendos lados, el de la orilla poniente se dirigía al molino del Barreno y la Venta del Refugio, del oriente salía otro llamado “de la población” era la acequia que se dirigía a la ciudad. La presa inicial debió ser de piedra y lodo y después de mampostería, se le menciona en funcionamiento todavía en 1894, luego vino la actual, de construcción moderna. Todas estuvieron en el mismo lugar y al tener la misma función y forma, todas se llamaron igual.


Fotografía personal, tomada desde la orilla del río, frente a la huerta.  Presa Lomo de Toro al sur de la huerta. 

 La presa que hoy vemos, derivadora se construyó en la década de 1940. Se desconoce si alguna corriente derribó la anterior o solo se modernizó. Mantuvo el sistema doble de irrigación, aunque el canal poniente que bordea el cerro de la Cruz, se hizo más ancho, el del lado contrario siguió como canal de la acequia del pueblo, manteniendo mismas proporciones y funciones.

 Lomo de Toro, el barrio

Este singular sitio de la ciudad, habitado desde tiempos inmemoriales (Ayala dixit) se sitúa en la ladera oriente de las Peñas del río, donde emergen al valle. Se desconoce si tuvo nombre indígena. Está distribuido en tres niveles bien diferenciados físicamente:

1.- El río y su ribera, una sección plana adyacente que al parecer antes fue parte del cauce, pero que, al modificarse por la construcción de la actual presa, dejó de serlo y ya no se inundó o anegó convirtiéndose en terreno seco semi – permanente de cultivo y finalmente en huerta. En tiempos anteriores, estando todavía en funcionamiento la presa antigua, el trayecto del río posterior a ella formaba un remanso conocido como “Sabinos de Guadalupe”  por la abundancia de dichos árboles, que fue sitio de paseo familiar.

2.- La ladera, en su parte superior y algunas secciones bajas con grandes paredes rocosas, completamente verticales y en el resto con pronunciadas inclinaciones, de manera que no tenía un solo espacio considerable de terreno plano. Sin embargo, el ingenio humano hizo posible la construcción de viviendas y hasta un camino o calle en torno al cual se alineaban hasta hace algunos años la mayoría de  ellas.

3.- Las Peñas, casi planas en su parte superior y suelo enteramente de roca sólida, se extienden por muchos kilómetros, de vez en cuando cortadas por alguna barranca o un arroyo. Se dice, sin confirmación veraz que fue aquí, donde Nicolás de San Luis, sobre su yegua “la Valona,” al mando del ejército conquistador de 25,329 hombres llegó desde Jilotepec para la fundación del pueblo. (También pudo ser en las Peñitas, un poco al norte, ambas coinciden con la descripción)

 En la ladera, esencialmente cantera morena, hay bancos de arena y tepetate que al vaciarse de manera natural o artificial formaban cuevas de diversas profundidades que los habitantes adaptaron como viviendas seguramente desde la época prehispánica. (Hay restos de ocupación humana también en cuevas en el inicio del valle, en las Peñitas, además del cercano barrio de la Cruz, por lo que sería difícil que este lugar intermedio y con facilidades naturales para la defensa, no tuviera  población antigua) Faltaría  determinar verazmente si  estaba habitado  a  la  llegada de los españoles.  Varias cuevas  estuvieron  adaptadas  como bodegas, corrales y habitaciones hasta 1990 aproximadamente, hoy sobreviven algunas al sur, al terminar la parte poblada. En la última década, producto de desgajamientos de grandes rocas, de la parte superior, algunas de las viviendas se declararon inseguras y han estado sus poseedores en programas de reubicación, que como siempre, solo tienen difusión momentánea


 LA HUERTA

En la ribera, podemos ubicar hoy un gran terreno plano, conocido como la huerta de don Serafín (por don Serafín Suárez, el propietario más recordado por los habitantes del lugar, aunque también se menciona al Sr. Romualdo Mejía) con entrada al finalizar la prolongación del B. Hidalgo, delimitado en un lado por el río, del que lo separa una barda de piedra de construcción reciente, por otro con la parte más vertical de las Peñas. La parte trasera, también con barda de piedra que asciende desde la presa hasta el camino entre las Peñas. Como se dijo, el predio no era extenso, el río ocupaba parte de él, inundándolo al menos temporalmente, situación que cambió al construir las presas, modificando levemente el cauce y le evitó ser anegado. Además, se ganó espacio limpiando los derrumbes de las Peñas y cortando un poco la ladera hasta formar una   pared vertical de casi 400 m de largo y en algunos tramos con casi 20 m de altura.


En verde el perímetro de la huerta en la actualidad, sobre una imagen de Google Earth 2021.

Fotografía del Detenal de 1970. Sin hamburguesas, sin central, casi sin nada. solo la autopista y la hacienda y poblado de Guadalupe. En verde la incipiente huerta, ya con los aguacates plantados. el punto azul es donde unos años después estaría una concesionaria que se detalla en la sección comercial.

 En ese acantilado, todavía pueden verse socavones artificiales, son creencias locales que hace muchos años se hicieron “porque querían llevarse el agua a otro lado”, o para “esconderse en la guerra”, ambas sin época precisa ni confirmación.  La verdad es que, en la década de 1880, cuando se buscó la manera de llevar agua potable a la ciudad, este manantial fue considerado y se hizo el socavón para determinar su origen y cantidad, que al final por no ser suficiente fue descartado, pero dio origen a lo que se dice de ellos. Junto había una gran cueva natural de la que se desconoce su profundidad y trayecto. Todavía puede verse en la huerta un hundimiento del suelo que cruza en diagonal de la presa a la ladera, justo donde inician los socavones, parece ser un canal cegado, probablemente el trayecto de la acequia al realizarse la primera presa.

El terreno resultante, sumamente fértil, fue ocupado por limas, manzanos y cultivos menores, principalmente alfalfa, hasta que aproximadamente en 1970 se plantaron los aguacates finos que se ven actualmente. En la orilla de la huerta, junto al río estuvo hasta cerca de 1990 el manantial termal que desde siempre fue abastecimiento de agua potable para  los habitantes. Cuando se construyó la  actual barda de piedra, por pasar exactamente encima, se adaptó un nicho dejando libre acceso al mismo por el lado del río. El nicho todavía existe, ya sin agua. Se bombeaba agua del manantial a una cisterna para riego de los árboles. Como los vecinos tenían acceso libre  a  la huerta, por cualquier lado, la única función de la barda era evitar que el agua del río entrara durante las crecidas.

Luego de siglos, al parecer éste fue el último en secarse de tantos grandes y famosos manantiales que tuvo el río, quizá fue uno de los mencionados por Nicolás de San Luis Montañez en su Relación de Méritos como “ojo de agua”, aquel junto a grandes sabinos, en un terreno tepetatoso, tierra dura, y un río caudaloso, tal vez este barrio fue el pueblo de Mexici. Hoy, sin manantial ni sabinos gigantes, el terreno no es nada duro ante las máquinas y la tierra tepetatosa desaparece poco a poco bajo cemento y asfalto, nos consolamos con tener un río, nada caudaloso, por cierto, pero algo es algo.

 Dentro de la propiedad, hasta hace pocos años había desperdigadas grandes piedras circulares, probablemente basalto que fueron parte de un antiguo molino que ahí operaba, entre los Siglos XIX Y XX, movido por el agua del manantial, sus instalaciones ya estaban en ruinas para la época en que se levantó la barda y el propietario conservó solo las de molienda como adorno.

La huerta, en la década de 1980 tenía la plantación de aguacates en pleno crecimiento. Como lugar de esparcimiento era muy agradable por la abundancia de agua, el paisaje de la enorme pared de peñas  y la cercanía del río. Siendo otros tiempos, aunque estaba completamente delimitada, se podía ingresar libremente por casi todos los extremos, incluso había pequeños resquicios que llevaban de lo alto a lo bajo de la peña, seguramente muy antiguos, ya que la única calle del lugar fue excavada con maquinaria. Regularmente había convivios de admisión reservada con amistades de don Serafín.

Posteriormente, el empresario español, cambió algunos de sus giros y dejó de atenderla, en esa misma década, estuvo concesionada un tiempo a la familia Silva que centró su actividad a la cría de ganado lechero para venta, lo que al parecer se mantienen en la actualidad por los actuales poseedores. Tenía construcciones que permitían que pudieran habitar ahí los dueños, arrendatarios o cuidadores.

Del paso de la acequia dentro de la huerta no hay restos visibles, ya que se cubrió haciéndola subterránea, aunque siguen ahí.  Al frente de  la  propiedad, arriba del portón de acceso hay restos de construcción que a decir de los vecinos eran la salida antigua al valle, justo en la entrada de autobuses de la central camionera de la ciudad.

 En la actualidad la huerta conserva, aunque no en su apogeo algunos frutales y actividad ganadera principalmente, como ya son otros tiempos, creo que casi nadie se atreve a entrar a ella libremente (aunque los accesos antiguos siguen ahí) ni los dueños lo deben de permitir, de la plantación de aguacates casi no queda nada.

 A pesar de ser como huerta de aguacates un proyecto personal de don Serafín, muy tardío, podemos considerarla como la última de las históricas Sanjuanenses, y paradójicamente, la única de ellas que conserva intacto para uso agropecuario, su terreno original. No pude conseguir el dato de a quién pertenece actualmente.

Recreación personal de la zona, quitando la vegetación, el 6 corresponde a la huerta, el  12 a los socavones, el 7 es el l molino del siglo XIX, el 1 es la presa, el 5 Lomo de Toro, el 14 el futuro Boulevard Hidalgo y el 9 Guadalupe de las Peñas.

________________________________________________________________________

EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD 

__________________________________________________________________________

Ante la escasez de abundancia de documentos históricos del periodo colonial, respecto a nuestra ciudad, tengo que recurrir a algunos supuestos, de ellos algunos son lógicos y otros de acuerdo a los datos que se tienen, se establecen como posibilidades  como es el caso del presente.

En lo que respecta a la descripción de lugares, lo que se detalla es exacto, muchas veces entré a esta huerta y a muchas de las que se irán publicando, son vivencias  y observaciones de primera mano.

________________________________________________________________________

De los aguacates de la huerta, aclaro que eran aguacates finos, como los que en la actualidad vemos en los supermercados, en aquel tiempo eran novedad, porque en las múltiples huertas de la ciudad y casas particulares había árboles de aguacate criollo, mucho más pequeño, menos  carnosidad y una piel, muy delgada, a grado tal que eran difíciles de pelar de modo que se comían con todo y cáscara (no sabía mal) tenían un sabor muy diferente al actual, pero fueron los que predominaron en el mercado local durante siglos.

El aguacate moderno, es producto de una campaña emprendida por el gobierno mexicano para introducirlo en la década de 1960, consistía en que en ciertos lugares se regalaban las plantas y se brindaba asesoría permanente para su plantación y desarrollo.  La campaña tuvo diversos resultados, la mayoría de las veces malos, en otros aun en la actualidad hay poblaciones que aun conservan los remanentes de esa plantación. El caso más exitoso, es el de muchos lugares de Michoacán, que gracias a esa campaña en la actualidad son referente mundial en cuanto a calidad y producción. Ignoro si los plantados por don Serafín eran parte de la campaña o una iniciativa particular.

De cualquier manera, ya casi no hay aguacates en la ciudad, ni los finos ni los criollos, pocos árboles quedan de ambos.

_________________________________________________________________________________

SECCION COMERCIAL

______________________________________________________

A quinientos metros de la huerta, rumbo al centro  en la esquina del boulevard Hidalgo, y la autopista  estuvo el primer local de la Volkswagen, cuyo concesionario era precisamente don Serafín. justo frente a donde se encuentra la actual concesionaria.

Abrió a mediados de la década de 1970. la fotografía corresponde a la presentación de los modelos 1978. tomada de Versión de Provincia. Flanqueado el auto por bellas damitas, todavía no se les llamaba edecanes.


jueves, 16 de septiembre de 2021

LAS HUERTAS 1 ANTECEDENTES



Fotografía personal. Barda de la huerta grande, en la rivera del Río San Juan. Difícilmente sería la original de los tiempos narrados en la entrada ya que muchas veces fue derribada por el río y vuelta a levantar, pero es de los pocos vestigios de lo relatado.


Tuvo San Juan del Río, desde su fundación, cualesquiera que haya sido el año en que ocurrió, el estatus de pueblo de Indios, lo que significaba que todos los terrenos al interior del fundo estaban bajo la administración de su cuerpo de Gobierno: la República de Indios que durante el siglo XVI, era la establecida en Jilotepec. De ese lugar proceden la mayor parte de quienes establecieron el pueblo y desde ahí se tomaron las decisiones iniciales respecto al reparto y uso de terrenos de lo que hoy es la ciudad. Una de las características de los pueblos de Indios era que en ellos no podían establecerse españoles de manera permanente, ni tener propiedades, en el caso de hacerlo, era de manera provisional y siempre con el visto bueno de las autoridades indias, sobre todo su gobernador.


La legislación que establecía los pueblos de Indios era muy respetada y hubo algunos que jamás permitieron la entrada de españoles o mestizos, incluso hasta el siglo XIX. El otorgamiento inicial de parte de la autoridad virreinal eran tierras conjuntas y al interior se distribuían predios a los integrantes de la república. Algunos se asignaban a los individuos en una especie de comodato que no llegaba a propiedad y era rescindible en caso de contravenir algunos preceptos u obligaciones, otros quedaban como comunales y eran cultivados por todos, generalmente sin pago alguno y los productos obtenidos se destinaban a las festividades religiosas o para los gastos del cuerpo de gobierno, que era muy numeroso. Igualmente ocurría con los pocos edificios u obras de beneficio común, como la iglesia, la acequia y los caminos o veredas. Sin embargo, en san Juan del Río, a pesar de que desde la década de 1550 tenía ya una barda delimitando el territorio del pueblo, desde muy pronto tuvo españoles y mestizos al interior como propietarios de predios. No hay un respaldo documental de qué originó esta situación, pudiera decirse que fue a causa de que los tenedores originales de predios murieron durante las epidemias del siglo XVI y quedaron vacíos y por no haber más indios a quien otorgarlos, dado que la mortandad fue mayúscula, se recurrió a españoles o bien que por el hecho de pasar dentro del pueblo el camino real, se permitió el ingreso de los no indios.(documentos de finales de ese siglo mencionan una “parte pública” en la que deben restringirse los comerciantes, lo que indica que sí había alguna apertura) 


La corona española estableció varios procedimientos para sus colonias en casos similares, cuando se dio la reducción de habitantes indios debido a las epidemias, entre ellos uno llamado “congregación”: dado que existían lugares antiguamente habitados, incluso desde la época prehispánica, que se quedaron con un reducido número de habitantes, se les otorgaron tierras en el pueblo vecino más cercano, con la justificación de que al ser tan pocos, era difícil llevarles servicios, principalmente religiosos, la distancia media era donde ya no pudieran escuchar la llamada a misa de la campana templo más cercano, más lejos debían congregarse. Al parecer, a pesar de lo que se dice como tradición, no hubo una fundación de manera formal del pueblo de San Juan del Río, pero probablemente se estableció como tal en la década de 1550, como parte de la encomienda de Jilotepec, con habitantes venidos de allá y dependientes los Indios de la República establecida en ese lugar, sería hasta muchos años después cuando se establece cierta autonomía y una república de Indios local.

 Casi desde el principio se construyó una barda cuya utilidad era proteger los terrenos al interior de la intrusión del ganado de las estancias de españoles que ya se habían otorgado en los alrededores. Aunque se dice que era un muro defensivo, alto y con troneras, la verdad es que el único documento oficial que la describe la menciona de baja altura, únicamente como referencia de sus límites y con algunas entradas en ciertas partes, llamadas “portillos”. 

Fotografía del plano original de 1590 de San Juan del Río. Del Archivo General de la Nación.


                                         Reprografía tomada de Ayala, 1971 del mismo plano  


Aunque hay varios planos en los que puede observarse esa barda, siempre se toma como referencia el de 1590, por contener más detalles reconocibles. Igualmente, sin sustento documental, se dice que al pueblo original le fue otorgado desde su fundación un territorio consistente en 2500 varas a los cuatro vientos, a partir del centro, que también se ha establecido convencionalmente en la hoy Plaza de los Fundadores.



Tomando como base el plano mencionado, los supuestos del sitio de fundación y el territorio concedido: de entrada, no corresponden, ya que debería ser un cuadrado perfecto o un círculo. Si tomamos como base las varas a los cuatro puntos cardinales, tres lados más o menos coinciden a lo que se conoce históricamente, pero el del oriente, no correspondería. Aunque debe recordarse que los planos “pintura” de la época, solo eran figurativos, nunca exactos, haciendo un esfuerzo se puede sobreponer el área marcada por el plano de 1590 a una imagen satelital actual y es posible localizar todos sus elementos en un área que abarca el centro histórico y los antiguos barrios indios (que son posteriores, pero ayudan) de la periferia, aunque no con la forma conocida. 


Tomo como apoyo para la orientación las siguientes pistas. 

Imagen del mismo plano. Procede de una reproducción del mapa de 1592 que estaba en el difunto museo Iztacchichimecapam. Los números corresponden a las referencias mencionadas adelante y la zona marcada en rosa es la que se tratará al final del artículo.


1.- En el extremo norte, el pueblo terminaba en San Isidro. El vértice del pentágono irregular del plano termina aproximadamente ahí, con el río al centro y el fin de la acequia cercano. No puede ir más allá, porque ahí iniciaba otro pueblo: San Pedro Ahuacatlán, dependiente de San Juan pero con territorio propio aparte. 



Imagen tomada de Google 2021. Casi justo en San Isidro estaría la marca de 2500 varas al norte.  

2.- En la barda oriente se marca la “venta de lucas de lara” fuera de la barda. Esta venta prevaleció hasta el siglo XX como la venta/hacienda de San Cayetano. A su lado en el plano está la entrada del camino Real, básicamente lo que hoy es el inicio del Boulevard Juárez. Este límite es uno de los mejor establecidos, porque sí hay elementos que indican claramente que ahí estaba la cerca. El camino pasaba antes junto al bordo de la hacienda de San Cayetano, hoy la empresa Kimberly Clark, luego a frente a la finca, ya entrando al pueblo, metros adelante estaba la Garita de México, sobre el mencionado Boulevard actual. 


3.- Al sur, en una de las esquinas, terminaría detrás de lo que hoy es Guadalupe de las Peñas, que anteriormente se llamó Guadalupe del Rincón, precisamente por estar en una de las esquinas de la cerca, también con el río cruzando a su lado.

Imagen tomada de Google 2021. En Guadalupe de las Peñas,  antes "del Rincón" señalado por la línea amarilla estaría el limite sur de las 2500 varas. 


 4.- Al otro extremo, hasta hace pocos años persistía en la zona cercana a la Normal del Estado, un nombre antiguo para una pequeña colonia entre la escuela y las calles de Arteaga y Pino, llamada “Portillo” por haber estado ahí una de las puertas de la barda lo que nos indica más o menos su paso en esa parte. 

5.- En el lado poniente, el plano indica dentro algunos “cues”, es decir, el actual Barrio de la Cruz. 


6.- Hacia el sur, la barda no va más allá, porque tocaría la hacienda de San Jacinto que siempre fue propiedad de españoles. Al oriente, como ya mencioné estuvieron las haciendas de San Cayetano y el Pedregoso, también propiedad de españoles. 


7.-Al poniente, no puede ser más allá por ser terrenos de haciendas o estancias españolas. (La Estancia y la Llave) Por estos detalles, es que propongo como muy probable que esta sea la delimitación original del Pueblo de Indios, no hay ya evidencia física alguna de la barda. 

Imagen tomada de Google 2021. Allá adelante de Galerías, en la antigua pista de "Chinches Bravas  el limite poniente. 

Imagen tomada de Google 2021.  Unico límite que no corresponde a los datos conocidos, al oriente las 2500 varas terminarían en la colonia San Cayetano, cerca de la Secundaria Técnica.

Solo no incluyo al interior al cerro de la Venta ya que distorsionaría completamente el perímetro, al parecer se ponía en la esquina sureste como referencia, por ser lo más visible en los alrededores. La orientación no es completamente coincidente ente en los puntos cardinales porque de hacerlo, no corresponderían algunos lugares. Aunque la división por barrios fue posterior, de la manera propuesta, todo lo que conocemos de ellos quedaría adentro y correspondería.



Imagen tomada de Google 2021.  Esta sería la adaptación a la actualidad de los limites marcados a los cuatro puntos cardinales, sin tomar en cuenta  el del oriente. Los puntos rojos es la medida de las 2500 varas a los cuatro vientos, el punto blanco,  el lugar mítico de la fundación, la plaza de los     Fundadores.

Es este el pueblo de Indios de San Juan del Río, exclusivo al menos en teoría para los integrantes otomíes avecindados. Al parecer la exclusividad no duró mucho, y seguramente, además de lo ya mencionado, dinero de por medio, los gobernadores de la república india vendieron al mejor postor algunos de los terrenos comunales, aprovechando las mortandades que casi lo dejaban vacío en el siglo XVI. 

Otra figura jurídica implantada por la corona española fue la “Composición de tierras”, consistente en otorgar documentos de propiedad legal a quienes no los tuvieran mediante un pago económico, lo cual era aprovechado por los hacendados para adelantar sus límites, declarando que siempre habían sido suyos e incluidos en la composición, este sistema fue aprovechado por la de la Llave para generar una situación en el pueblo que se narrará al final de esta serie de entradas. Las composiciones fueron fuente de recursos abundante para la corona, de tal manera que las hacía periódicamente y en cada una los terrenos cambiaron, casi siempre en detrimento de los de los indios y favoreciendo los de españoles, quienes tenían el poder económico suficiente para pagar cada vez la legalización del ensanchamiento de sus cercas.

El caso es que al parecer sí había venta de predios o se buscaba alguna figura jurídica que justificara la cesión, como ocurriría en algunas zonas al sur en las que a través de los siglos quedaron algunas de las huertas emblemáticas del pueblo, que incluso sobrevivieron hasta el siglo XX de las que iré detallando en esta serie de entradas, pero que, por lo expuesto en esta, fue inicialmente propiedad de los Indios pero terminaron muy temprano, al menos parcialmente en manos españolas. 

EL PREDIO GRANDE 

El punto inicial del recorrido es un área que, al parecer por sus características fue siempre zona de cultivo de los diversos asentamientos prehispánicos, está intermedia a todos: El barrio de la cruz, desde el preclásico hasta la conquista, Lomo de Toro y las Peñitas. Para la fecha del establecimiento del pueblo de San Juan del Río, estaba dentro del perímetro, en su parte sur y continuó en uso agrícola. Por obvias razones, ser lugar plano y fértil, por ahí se trazó la acequia del pueblo, lo que aumentó su potencial. Más adelante fue el llamado Barrio de la Concepción. (no confundir con el actual, en otra zona que es muy posterior) Al centro del lugar, se localizó en el trayecto de la acequia y movido por ella, el molino de los indios, mencionado en la Relación Geográfica de Querétaro en 1582. Al llegar a la parte urbana del pueblo, se encontraba una zona de trabajos colaterales a la actividad agrícola. Por su importancia y la utilidad de los elementos que contenía, es indudable que los indios la consideraran valiosa y difícilmente se desprenderían de ella. Sin embargo, ya para el siglo XVII, al menos parte de la zona se encontraba en poder de la Hacienda de la Llave y casi hasta la época independiente fue motivo de disputa  con la la República de Indios.

Fotografía personal, la mención de la acequia el molino, propiedad de los Indios en la Relación Geográfica de Querétaro.


EL NIETO DE LA MALINCHE 

Para esto, entra en acción un personaje histórico, Pedro de Quezada, el nieto de la Malinche, que por el pleito que había hecho su madre, María Jaramillo obteniendo parte de la encomienda de  su padre (lo que luego sería la Hacienda de la Llave) y algunas mercedes de tierras otorgadas, era terrateniente de la zona. Al parecer nunca vivió en San Juan, pero en una época fue autoridad española en Jilotepec. En ese puesto, como autoridad, encomendero y concesionario, menciona Ayala que, por haber ayudado en la construcción de la presa de Huapango, lo que aumentó el nivel del río en San Juan, los indios le otorgaron la mitad del agua de la acequia.
La única propiedad plenamente reconocible entre las muchas que tuvo fue la después llamada Hacienda de la Guitarrilla, junto al después barrio de Indios de San Isidro. La operación no debió ser únicamente por agradecimiento, debió implicar también algo de monetario. En otro negocio, también documentado, los Indios de San Juan del Río le vendieron en 1585 el molino, no hay detalles de lo incluido en la compraventa, pero supongo que al menos fue el acceso al agua que lo movía, de otro modo era inútil, pero era difícil que incluyera las tierras cercanas por ser de las más apreciadas por los indios por ser todas de riego o la acequia. Años después, Quesada cambió su zona de influencia a Querétaro y al parecer, aunque inicialmente habían sido contrarios pero negocios son negocios, enajenó las propiedades a algunos integrantes de la familia Andrada- Lara-Gómez-Cervantes, ya para entonces tenedores del mayorazgo de la Llave, entre ellas, el citado molino y ciertos terrenos. Por lo que supongo del oscuro trato hecho, desde entonces la Hacienda mantuvo pleitos constantes con los Indios por la posesión del molino, pero suponiendo que incluía la acequia y los terrenos colindantes.

Imagen personal adaptada del plano de Ignacio Pérez de 1885, mostrando los barrios que formaban la ciudad. En morado, el antiguo Barrio de la Concepción y dentro de él, en blanco, el terreno  en litigio. El molino estaría en una zona cercana al  número XI.

En al algún momento debió haber un arreglo porque la posesión de la acequia nunca la perdieron los Indios pero, por evidencias que veremos posteriormente, hubo un reparto de terrenos del predio original en litigio, incluso, toda la zona fue parte de uno de los barrios Indios, que no hubieran establecido uno si no fuera de ellos, pero también estuvo la llamada Huerta Grande, propiedad indudable desde temprano de la hacienda de la Llave, aunque el nombre es muy posterior, enclavada en esta zona, fue al parecer un enorme terreno, que delimito en el mapa, y de ahí su nombre, pero que posteriormente fue dividido en secciones, de tal manera que lo que llegó al siglo XX con ese nombre ya era solo una parte de la original, siempre de españoles, ya nunca de los Indios. 

Imagen tomada de Google 2021.  delimitación de la zona en litigio, colindante con el barrio del Calvario y el de la Cruz, tuvo siempre propiedades indias y sobre todo dentro de él se localizaron las huertas de españoles que se detallarán en entradas posteriores.

Al norte, el terreno iniciaba en la Plazuela de los Trabajos, hoy Guadalupe Victoria, al oeste, la ceja del Calvario, la hoy Calle Reforma hasta llegar a Guadalupe de Las Peñas. Por el oeste, los limites eran las calles de Allende, Galeana y toda la margen del río hasta encontrarse Con el otro límite, en Guadalupe de las Peñas. En entradas posteriores detallaré como se fue dando el acomodo, de manera que, para época de la independencia, dentro del predio hay partes que fueron siempre de los Indios, de de la hacienda de la Llave, otros españoles y algunos que siempre estuvieron en litigio. Mientras tanto, los fértiles terrenos se fueron convirtiendo en productivas huertas, casi todas persistieron como tales hasta el siglo XX.

 Pocos vestigios quedan de ellas, algunas bardas o elementos, de otras nada. pero su recuerdo y los de nuestros antecesores las convirtieron en míticas. En lo personal, conocí todas, algunas ya no en producción, otras en decadencia, y solo por menciones orales, pero trataré de compaginar lo recuerdos, con la investigación histórica que los complementa, muchos de ellos inéditos, recopilados durante muchos años y jamás publicados.

No se pierdan las próximas entradas.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Debido a problemas técnicos con la plataforma que publica este blog, estuve fuera de circulación un tiempo. Problemas de cuentas que tuvo que llegar a final satisfactorio para ambas partes y como dicen los abogados, es mejor un mal arreglo que un buen pleito. Así que reiniciamos. Incluso ya hasta el display donde se escribe tiene muchos cambios.

Inicio una serie de entradas sobre un tema del que casi no se ha escrito, así que como siempre, todo es original, basado en mis recuerdos, de mi familia y sustentados con una investigación histórica documental de muchos años, esto por si lo ven u oyen en otros lados, ya saben de donde lo sacan siempre.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Antes le llamaban vagancia, hoy sería "senderismo" el hecho es que mucho de lo que escribiré en las entradas siguientes proviene de haber sido la zona, por la cercanía a donde viví de niño,  donde lo practicaba, muchos detalles los vi desde entonces, algunos no los entendí en su momento y muchos otros los pude ampliar con información oral de vecinos y familiares que finalmente pude entender y apoyar con la información documental, aunque quedan muchas lagunas por la falta de archivos tempranos, de los que solo saltan algunos de vez en cuando. Por ello recurro en muchos casos a lo que redacto como "supuestamente", "supongo", "debió" etc. con objeto de llenar en lo posible esas lagunas.   Como siempre digo, hay personas que saben más, mi única cualidad es que lo escribo. 
_________________________________________________
SECCIÓN COMERCIAL

Aprovechando la coyuntura de que el centro de la mítica fundación es la antigua plaza de San Juan Bautista, desde donde se midieron las 2500 varas a los cuatro vientos, comparto esta fotografía de una farmacia instalada ahí a fines de los setentas. No es una construcción antigua. Muchos años estuvo baldío y con acceso por la plaza y la calle Hidalgo, solo había algunos árboles y un promontorio de escombros de algo que si era antiguo al centro, pertenecía si no mal recuerdo a un señor de apellido Uribe. Desde su construcción fue dedicada a Farmacia, creo que hoy es una zapatería.
Nótese que todavía mencionan el nombre del Jardín Madero, que fue el oficial, desde inicio del siglo XX hasta 1981 en que cambió al actual, Plaza de los Fundadores.  

lunes, 19 de abril de 2021

EL DIQUE DEL RÍO SAN JUAN

 EL DIQUE

Acostumbrados a las periódicas crecidas del río San Juan y las inundaciones y daños que provocan en la actualidad, se motiva a la reflexión de cómo las afrontó la ciudad en los tiempos antiguos.

 

EL PUEBLO

A pesar de que el hoy es el centro histórico de la ciudad, que fue el fundo original del poblado establecido desde el siglo XVI, tuvo siempre el paso del río por su interior, de inicio  no debió ser un problema dado que por entonces las zonas aledañas a él no estaban ocupadas por viviendas. A partir del siguiente siglo, el crecimiento urbano alcanzó al río que quedó como límite natural de los predios al sur y poniente.

Imagen de Google Earth 2021.El paso del río por la ciudad, indicando algunos puntos mencionados en el texto. La línea verde oscura señala los meandros principales del cauce.


El aumento constructivo hacia ese rumbo fue motivado en parte por el trazo en las cercanías del Camino Real, la actual Avenida Juárez, desde su esquina con la antigua calle de Manzanares (hoy San Luis Montañez) hacia el poniente. A partir de la acera, el terreno descendía en una suave pendiente hasta llegar al nivel del río. En la actualidad, por la urbanización, no se ve, pero lo tienen todas las casas colindantes al río en partes de Galeana, San Luis Montañez y la Avenida Juárez. Uno de los pocos lugares donde todavía puede observarse esa característica, es el Centro de Salud Urbano, que antes fue rastro y en época colonial mesón y cuya construcción actual data de la década de 1960 siguiendo los niveles originales del terreno ya que todo lo previo fue demolido. En mayor o menor grado, esa pendiente está o estuvo en todos los predios de las calles mencionadas y desde época temprana las casas y edificios debieron adaptarse a ella. Igual ocurre con la acera poniente del B. Hidalgo, anteriormente huertas, también en declive hasta el río.

Esa característica daría a la zona lo que en la actualidad llamaríamos plusvalía, qué mejor que tener, apenas a unos pasos, un suministro ilimitado de agua para riego y servicio doméstico, a cambio solo había un pequeño problema  pasajero… bueno… pasajero, pero no tan pequeño.

EL RIO

El río San Juan, contra lo que dicen algunos, nunca tuvo abundante corriente permanente, sí tenía todo el año, pero en volumen bajo, lo que permitía a vecinos y pueblo en general acceder a él exactamente en la zona relatada por ser la más cercana y tomar el agua para servicio: bañarse y lavar ropa y hasta nado lúdico. Incluso había veredas en sus orillas, apenas a centímetros sobre el nivel del río, para acceder por todas partes, una iba de la calle Galeana hasta el final de la huerta grande, otra el callejón del Tompiate, desde Galeana hasta el Pasoancho.

El  bucólico paisaje de los remansos poblados de mujeres lavando, niños jugando, aguadores llenando sus cántaros y las matas de jara blanqueadas por ropa secándose al sol  cambiaba diametralmente en temporada de lluvias y a veces ni siquiera era necesario que lloviera cerca. Entonces el caudal crecía considerablemente, incluso de manera intempestiva. Como hoy, se presentaban crecidas repentinas de tal fuerza que además de inundar sus alrededores, muchas veces socavaban el terreno, llevándose partes de él, esto especialmente donde el río hacía curva, la fuerza del frente de agua al sobrepasar el cauce normal no respetaba esos giros como lo hacen las aguas mansas, sino que iba de frente con los consiguientes daños y el cambio en el cauce, haciendo cada vez menores los terrenos afectados.


LOS MEANDROS

Las curvas pronunciadas en los cauces, técnicamente llamadas meandros, se forman en los ríos jóvenes de corriente abundante, al transcurrir el tiempo, la fuerza centrífuga de las crecidas hace que se desplace con más volumen y velocidad a la parte más honda y al lado contrario más lenta y débil, erosionando partes hasta unir el inicio y el final del meandro, desapareciendo las curvas grandes, quedando solo ondulaciones leves. Es un proceso natural que lleva siglos o milenios, en nuestro caso, ocurrió que en dos de los meandros del río San Juan se estableció la población quedando parte de ella a su suerte en el proceso. La corriente abundante se perdió en algún momento, solo quedaron los meandros, las periódicas avenidas y la lenta pero incesante erosión.

Esquema personal, cómo los meandros de un cauce, provocan la erosión de las orillas, la formación de islas y al final, la desaparición del antiguo cauce, por uno nuevo. Mientras haya corriente, siempre hay cambios.

El problema estaba dado por la amplitud de la cuenca del río desde el estado de México. En cualquier parte de los más de 100 kilómetros de trayecto, podía aparecer una lluvia repentina y si era abundante, generar una corriente descontrolada mayor al aumento previsible en época de lluvias y que tras  avanzar encajonada en las barrancas del sur del municipio, salía el frente de la corriente y la fuerza de su desplazamiento chocando directamente contra las curvas iniciales de los meandros, socavando el terreno, fuerza aumentada por infinidad de arroyos iniciando un recorrido de destrucción por el sur poniente del pueblo.


Modificado de Google 2021. Las línea azules marcan aproximadamente el mayor alcance del río. Las marcas rojas, son los puntos de impacto de la corriente y erosión del terreno. La línea amarilla es el trayecto del dique construido. 

LA GENTE

Indefensos ante el fenómeno, impotentes ante la naturaleza, los vecinos solo pudieron arrinconar las viviendas hacia el frente y dejar la parte trasera como huerta u hortaliza, esperando que los daños venideros fueran menores. Incluso algunos terrenos se dejaron como baldíos, es el caso de parte  de la zona detrás de Galeana y San Luis Montañez, solo urbanizados recientemente. Quizá hacían obras de contención menores, siempre inútiles o de carácter provisional. Sin forma de preverlas, las crecientes siguieron su acción destructiva, muchas veces, el nivel del agua alcanzó el camino Real, existe el dato de alguna vez haber alcanzado el interior del Beaterio en la acera de enfrente.

Aunque documentalmente solo hay evidencia desde finales del siglo XVIII de las quejas de los vecinos e intentos iniciales de alguna obra que contuviera al río, sobre todo desde la Huerta Grande. (cuyo final estaba cerca del actual puente de la autopista sobre el río) En la orilla contraria también se provocaban daños, pero al ser terrenos inhabitados o de cultivo los daños eran menores


Fotografía personal. Al fondo, el puente de la autopista, abajo, el río
 y aproximadamente a la izquierda, aunque no visible, comenzaba el dique, en el lindero de la Huerta Grande.

 La afectación iniciaba en la hoy parte trasera de la Central Camionera donde inicia el primer meandro y  terminaban cerca del actual Puente de la Historia, en especial a los predios de la ladera oriente del cauce, todos colindantes con el río, es decir las huertas y calles descritas donde era común ingresara el agua a las viviendas y erosionara sus partes traseras.  




Composición personal, Fotografía de 1970 e imagen actual de Google Earth, el punto rijo, marca el puente Cano, el azul el Sabino Quemado.

LOS LÍMITES

Por evidencias que ya no existen, pero eran visibles hace algunas décadas, podía conocerse sitios increíbles hasta donde llegaron corrientes en el pasado, quizá la más extrema, hasta el actual estacionamiento subterráneo del B. Hidalgo, cruzando la huerta del Molino llegó hasta la de la Viña dejando un depósito de arena y piedra bola acarreado por el río, haciendo improductiva esa parte, la única en la fértil huerta.

En el actual puente Cano, una creciente deshizo  todo su alrededor y socavó un área de más de 100 metros cuadrados detrás de él. 

En la actual zona de servicio del Parque de los Abuelos, estuvo una vivienda grande, que alguna vez fue arrasada, quedan actualmente parte de sus cimientos e inicio de los muros, de las paredes estuvieron ahí mismo muchos años amontonadas las rocas que la formaban. 

 

LA ISLA

Detrás del Centro de Salud, el río entraba a la parte más ancha de su cauce, disminuyendo la fuerza de la corriente. Ese lugar era el llamado Pasoancho, (así, junto) en la actual calle de igual nombre, aunque la original era recta, no tenía la desviación que hoy vemos) y se cruzaba sobre grandes piedras. Metros delante los sedimentos arrastrados se acumulaban lo que hizo que el río se dividiera en dos brazos, formando una isla que terminaba cerca del hoy puente de la Historia, compuesta por desechos de siglos.

 

EL PROYECTO

Vecinos y autoridades decidieron tomar cartas en el asunto. En el siglo XVIII, se propuso como medida desesperada un “tajo” o canal  para desviar el río desde abajo del Cerro de la Cruz, hasta el Puente de Piedra, librando la zona urbana. La idea era simple, pero implicaba para ese tiempo gran cantidad de trabajo, haciéndose inviable. Esta solución se hizo muchas veces desde entonces. Hasta hace poco era recurrente cada vez que había daños.

Lo que sí fue viable fue un muro o dique de piedra en las zonas afectadas. Un dique, a diferencia de las presas no buscan contener el agua y almacenarla para algún propósito. Técnicamente solo es un muro, en este caso de piedra para contener la fuerza de la corriente desviándola para evitar la erosión.

 

EL TRAYECTO

El río sale de las barrancas flanqueado por Lomo de Toro por un lado y el Cerro de la Cruz por otro, formando ahí el primer meandro en lo que hoy es la parte trasera de la central camionera, esa orilla, todavía de cantera, no se erosionaba. Metros adelante estaba la colindancia de la Huerta grande con el río y desde ahí inició el dique hasta cerca del puente de la Historia interrumpido solo por el puente Cano y el vado del Pasoancho, abarcando casi tres kilómetros. El sistema está prácticamente completo aún, en muchos casos cubierto por construcciones, en otras acumula tierra sobre él. Modificado o deteriorado, sigue ahí.

Seguramente no se completó en una sola acción, hay evidencia documental de  frecuentes solicitudes de las autoridades para “continuar las obras de contención” o reparar lo que la corriente destruía. Fue un trabajo de siglos. Al parecer el inicio del muro en la parte trasera de la Huerta Grande, por tener un entrelazado diferente en las hiladas de piedra fue el más antiguo o ya estaba y se integró al sistema. (es el más bajo  en altura, y más oculto, aunque no deshecho) Es un talud de lajas encimadas con altura de un metro a dos sobre el nivel del río, altura que va aumentando hasta ser más de cuatro metros al final de la huerta.  De ahí hasta el puente Cano el talud es más inclinado y diferente acomodo de piedra diferente, son grandes piedras bola de río, abundantes en el cauce y traídas por cada crecida. Al  menos en su parte visible, el muro no tenía cementante para unir las rocas, encimadas sin dejar espacio entre ellas, y con cada hilada formaban el talud, si tuvo, el agua lo había desechos desde muy pronto.  


Fotografía personal. Final de la Huerta Grande, cubierto por lodo y hojas, el talud del dique.

Cabe mencionar que el lecho del río hoy fijo está casi cubierto de árboles, todos son de la década de 1970 en adelante, cuando dejó de correr el agua, antes solo había matas de jara, piedras y arena arrastradas por las corrientes lo que evidenciaba la zona donde no se debía construir, a riesgo de perderlo todo. Los límites reales son los sabinos, único árbol capaz de soportar los embates del agua. El cauce en la actualidad ya no se mueve, pero anteriormente sus orillas eran muy cambiantes, dependiendo hasta donde había llegado la última crecida.


Fotografía personal, Zona de servicios del Parque de los abuelos. La línea amarilla, señala la estructura del dique, también aquí cubiertas sus piedras por lodo y hojas. Donde está el auto rojo alguna vez hubo una casa grande, arrasada por el río.  

Después del puente Cano y hasta el sabino Quemado estaba otra zona de impacto, quizá la más fuerte, ahí se  optó por un muro recto y  fue la parte más alta del dique, unos 6 metros sobre el nivel del río, sostenido detrás por un talud, también de piedra. En su parte superior, se hizo el nuevo camino a la huerta Grande, con una anchura de dos metros, limitado por la barda de la huerta del Molino, de la que solo quedan algunos tramos.   

A partir de ahí, continua en diversas formas el dique, a veces talud, a veces muro, indistintamente se ve el conjunto de piedras, o cubierto por tierra, pero se nota perfectamente donde está, hasta llegar al puente de la Historia.



Dique en la orilla Contraria, casi en el puente de la Historia. Al fondo, el cerro de la Venta.

En la orilla contraria, no hubo un dique continuo por ser zona de cultivo y menos afectada por la corriente, solo tramos aislados que protegían el rancho del Barreno y un tramo cerca del puente de la historia, que aún puede verse, es de construcción posterior y  manufactura diferente, pero con igual propósito; evitar la erosión de parte de la hacienda de la Venta. Igualmente, muchas veces los sobrepasa la corriente, era una de las zonas no utilizadas antiguamente por la incertidumbre y aunque muy amplia incluso hasta la actualidad no fue cultivada. Hoy se construye en ella un centro comercial.

EL RESULTADO

El sistema funcionó y el río dejo de horadar las huertas y patios de las zonas por donde pasaba, sin tanto sedimento, el río tomó un solo cauce y la isla se integró a la zona firme de la Av. Juárez, no hay evidencias de ella, porque desde entonces se agrandaron hacia atrás las construcciones y predios y se perdió del recuerdo de la gente. Su última mención fue en 1901, en un plano de la ciudad.

Nunca acabaron las crecientes de hacer daño, pero se limitaron a la simple inundación, muchas veces el nivel del río sobrepasó la altura del dique, pero no siguió horadando y se estableció el trazo del dique en esa orilla como límite del cauce que no se ha movido hasta la actualidad. Incluso los sedimentos que llegaban a sobrepasarlo, una vez secos comenzaron a nivelar el declive original rellenando las zonas más bajas. Es probable que, de no realizarse la obra en algún momento el cauce hubiera llegado hasta el camino Real y sobrepasado el actual Boulevard Hidalgo. Todavía en la década de 1970, tras un par de crecientes que inundaron el Centro de Salud, alguien propuso una novedosa - no sabía que tenía dos siglos que había sido desechada - idea de hacer un tajo al río, tampoco prosperó entonces, y ya no será opción para políticos modernos: ya no hay espacio para hacerla y la zona habitada llega hasta San Pedro Ahuacatlán.


Fotografía de 1977, tomada de Versión de Provincia. El Proyecto del tajo.  

 

EL PASEO DE LOS ABUELOS

Dibujo personal 2021, la zona del paseo de los abuelos, en medio a la izquierda, los restos de la casa arrasada, la bajada, hoy puente, el puente Cano original, el muro recto del dique y sobre el la barda de la huerta del Molino. La línea en negro señala el actual trayecto del B. Hidalgo y el edificio blanco es una escuela actual, coloqué la fotografía para ubicación 

Por la Orografía natural, el lugar más golpeado por la corriente era el actual paseo de los abuelos, ahí el dique de pared recta y su terraplén trasero medían unos 100 metros de longitud, tenía forma algo curva en los extremos a modo de disminuir la fuerza del choque con las crecientes, entre el Puente cano y el  Sabino Quemado. 

 

Mientras el río tuvo agua permanente hubo profundidad suficiente para practicar clavados desde lo alto del dique. A partir de 1960, por la construcción de presas, la profundidad disminuyó, aunque se podía nadar, ya no los clavados. Lugar favorito de nuestros padres y abuelos que mi generación ya no disfrutó. Su fin como área de paseo, nado y distracción se dio exactamente en 1970, cuando se trasladó el rastro al lado del Sabino Quemado (ya desde entonces  basurero clandestino) cuyo drenaje  vertía directamente al río, contaminando todo, incluso por las mismas fechas ya desfogaba, también directamente al río el del Semanario Javeriano, construido sobre la antigua Huerta Grande.

Fotografía de los sesentas, tomada de Versión de Provincia. El río había bajado ya su nivel por las presas. 
1.- Barda del Barreno.   2.- Parte trasera de las casas de Av. Juárez y trayecto del dique.
3.- Río.      4.-  El Sabino Quemado.  5.- Dique.     6.- Barda del Molino. 

Aunque hay quien dice que nadó todavía en los ochenta, en esa zona, no le crean, como digo, desde 1970 fue la zona más contaminada y maloliente por los desechos de los animales sacrificados. Después se construyó el colector del drenaje y se dejó de verter desechos al río, pero fue igual, ya no había agua corriente ni profundidad y aunque el rastro fue reubicado después, el olor persistió muchos años más.

Posteriormente, en la administración de Leopoldo Peralta, se desvió en este tramo el cauce natural del río, por un canal excavado hacia el centro y con los desechos se hizo un terraplén junto al dique, metros encima del nivel original y sobre él, un parque de juegos rústicos, con troncos, que en 1989 se sustituyó por juegos metálicos que no duraron mucho, eran poco visitados y por su soledad fueron presa del pillaje.


Fotografía tomada del informe de Jaime Nieto, 1989. El segundo parque, sobre el terraplén artificial, se habían quitado los juegos de troncos y se colocaron metálicos. La zona oscura es el río, a la izquierda estaría el dique.

Fotografía de 1969, tomada de Versión de Provincia. Casi la misma zona, durante una crecida. 
1.- El puente Cano.   2.-Barda del Molino.   3.- El Dique. 
4.-  El Río.  el otro 4 es el camino a la huerta grande, sobre el dique. (error de la R.)

Ya en este siglo, después se estableció otro parque aprovechando el terraplén. Una nueva barda de piedra cubrió el  antiguo dique ensanchando un metro el camino sobre él.  Esta barda sigue la línea del antiguo muro, desde el puente Cano hasta el Sabino quemado. En el terraplén está un espacio recreativo.

Fotografía personal, desde cerca del Sabino Quemado. Una de las últimas del dique original, el río ya se había desviado y lo que aquí se ve como suelo, era el terraplen artificial, unos tres metros encima del cauce original. 


Fotografías personales, casi la misma toma junto al puente Cano. Hace algunos años y en la actualidad.

El dique, al menos en extensión, fue la mayor obra alguna vez emprendida por los viejos sanjuanenses. Durante la Colonia se tenía el  trato de los indios aportar la mano de obra y los españoles materiales y comida, en obras comunes. Tras la independencia, se continuó así por muchos años, mientras hubo indios como cuerpo colectivo, después, las autoridades locales destinaban parte del presupuesto al arreglo  y reparación periódica del dique. Ya nunca fue igual. Quizá por ya estar completo, en  1911 se consigna el último arreglo a La obra iniciada al menos hace 250 años antes.

Como dije, el dique está completo, incluso el colector principal del drenaje de esta zona, que es un tubo metálico, está enterrado en un gran tramo dentro de él aprovechando su ubicación, la más baja posible de la ciudad.  Son los tubos  visibles en el puente Cano, que, por cierto, no es el original que sí era de cantera y tabique con arco real de medio punto, aunque creo que no era tan antiguo, seguramente muchas veces  fue  tirado  por crecidas y repuesto. Al no haber muro detrás de él era el punto débil del sistema, pero eso ya es otra historia que se tratará en la serie de entradas que se publicarán en seguida de ésta, no se las pierdan.

Fotografía personal. El puente Cano, modificado para el paso de las tuberías de drenaje por dentro de él, es decir, en el dique, se nota la diferencia entre lo antiguo y lo moderno.

__________________________________________________________________

EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

__________________________________________________________________

1.- La primera imagen de esta entrada es el llamado "Sabino Quemado" creo el único árbol del río con nombre propio, no es el más grande ni el más antiguo pero si lo suficientemente viejo para ser anterior a la construcción del dique, incluso, para no cortarlo se desvió el trayecto del muro para rodearlo. Se desconoce porqué fue respetado, seguramente hubo en esa parte varios más. Ya no tiene la parte quemada que le dio su nombre y sobrevivió a la contaminación del rastro a su lado y del basurero en su planta.

__________________________________________________________________  2.- Existe en la actualidad una zona peatonal, paralela al río, usada para practicar jogging en la zona de la huerta grande, está precisamente encima del dique. Y desde el Sabino Quemado hasta casi el puente de la Historia, pasa frente al muro, siguiendo la misma trayectoria.

_________________________________________________________________

3.- En tiempos anteriores, era posible acceder a todos lados, hoy, aunque hay más accesos a los vestigios, no  es tan recomendable por la situación de inseguridad y la natural desconfianza de los vecinos. Recuerdo que desde el río podía uno entrar al Centro de Salud, en esa parte sobre el dique tenía una barda de poco más de un metro, con igual facilidad entraba el río, hoy ya fue elevada esa barda.  

4.- Siempre prometo ser más constante, pero inicio con esta entrada una nueva serie que espero sea más continua.