viernes, 26 de septiembre de 2014

Camino Real de San Juan, no me quisiera acordar.

Retomo hoy la actividad del blog, con temas pendientes. Esta vez con el llamado Camino Real, en su paso por San Juan del Río, solicitado por una seguidora. Aclaro que no hay escritos al respecto, así que lo expuesto son conclusiones o investigaciones de un servidor, como siempre, apoyado en muchos libros y materiales, pero en redacción propia.

UN NUEVO ORDEN
Una vez conquistado el imperio azteca, los españoles empezaron a extender sus dominios, labor que les llevó más de doscientos años y lo hicieron por los antiguos caminos prehispánicos, que los había desde siglos atrás, como parte de las rutas de comercio que muchas veces también lo fueron para la guerra.

Desde el período clásico, por la extensión del imperio teotihuacano, todo Mesoamérica estaba comunicada. Dado que los traslados se hacían a pie, no había casi nunca necesidad de obra alguna, simplemente se buscaba la ruta más corta, lo demás lo hacían los pasos de los caminantes, cargados o armados. Lo que si fue indispensable era que hubiera lugares de aprovisionamiento intermedios, si no existía un pueblo aliado o sometido, se creaba una guarnición armada.
Con la contracción de la frontera mesoamericana y después por el decaimiento del imperio tolteca, que había logrado extender la comunicación hasta los actuales estados fronterizos de nuestro país, muchas de esas rutas largas fueron abandonadas, especialmente los estados del hoy llamado Centro Norte (Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, etc.) Lugares donde había existido civilización mesoamericana, incluso grandes ciudades pero que se redujeron a pequeños poblados y aldeas donde los pocos habitantes se hicieron autosuficientes y con relaciones solo con quienes estaban a corta distancia, situación que los aisló  e hizo presa fácil de los grupos chichimecas que impusieron su dominio.

En el actual territorio de San Juan del Río, como parte de esa zona, hubo caminos muy antiguos. Es materia pendiente su estudio a detalle. Por evidencias arqueológicas, el más antiguo iba bordeando las barrancas al sur del municipio: San Sebastián, la Muralla Vieja, Santa Rita, la Magdalena, Cerro de la Cruz, Potrerillos, San Mateo, Huimilpan,  Apápataro y el Pueblito.  El Rosario y la Estancia se agregarían más tarde como puntos intermedios durante la dominación teotihuacana.
Fue este el camino que encontraron los primeros españoles que llegaron a nuestro territorio, en una serie de pequeños poblados, ruta que hoy parece poco práctica por pasar por lugares  insignificantes, pero que brindaba cruzar siempre con seguridad. Su incomodidad para el paso de hombres a caballo y más aún para carretas determinó que se fueran abandonando algunos de los tramos más agrestes.

De inicio los españoles solo utilizaron los caminos prehispánicos más transitados y seguros, que eran los de los aztecas: la zona del Golfo y el sureste. Por el lado del Atlántico se utilizaba la ruta de Michoacán hasta Jalisco y Colima. Hacia el norte el imperio azteca solo llegaba a algunas poblaciones del hoy estado de Hidalgo y al señorío de Jilotepec, cuyos imprecisos confines colindaban con el territorio de los indómitos chichimecas, lo que de inicio lo hizo poco atractivo.

En esos desolados sitios, existía desde la etapa clásica un poblado de regular importancia que había decaído hasta quedar a inicios del siglo XVI únicamente como guarnición mexica ante las incursiones tarascas. Se desconoce el nombre original del asentamiento, los aztecas le llamaron Iztacchichimeca, “chichimeca blanco (a)” (nombre correcto, el otro, "tierra blanca de chichimecas", es acomodo posterior, etimológicamente no corresponde) por un cerro cercano, que era lo que más destacaba. Tan pobre era el lugar que cuando Cortés dio la encomienda de Jilotepec a Fernando de Cantillana, este la rechazó por parecerle poco atractivo. El pequeño pueblo hoy se llama San Juan del Río y el cerro se llama “de la Venta”. (Para quien no lo conoce, ver la fotografía del encabezado de este blog)

Poco a poco, sobre todo por las incursiones de Nuño de Guzmán, el tránsito de viajeros fue tomando derivaciones de los caminos del  Pacífico y la costa veracruzana hacia los lugares del centro del país que se iban colonizando, detonándose en algún momento a partir de la década de 1540, ante el descubrimiento de minas de Plata en Zacatecas, Guanajuato  y San Luis potosí. Es entonces cuando se traza un camino en forma, para dar servicio a los cada vez más numerosos viajeros. Es el  llamado camino Real de Tierra Adentro, desde la capital del país hasta los centros mineros, ubicados todos en lo que se llamó la Gran Chichimeca.
La incomodidad del viejo camino para el paso de hombres a caballo y más aún para carretas determinó que fuera sustituido en algunos tramos y favoreció el paso por nuestra hoy ciudad, en terreno plano. Así, el nuevo derrotero del camino fue por San Sebastián de las Barrancas, el Rodeo, Guadalupe de las Peñas, San Juan del Río, La Estancia, San Mateo, etc.

EL CAMINO EN SAN JUAN
Mapa de 1850, el Camino Real definitivo en su paso por San Juan del Río.

No se tiene la fecha exacta ni qué fue primero, el pueblo o el camino, pero para 1558 ya se tiene un pueblo de Indios  y su camino como punto intermedio entre México y Querétaro: San Juan del Río, trazado al lado del viejo Iztacchichimeca, cuya población aumentó exponencialmente con la llegada de Inmigrantes de Jilotepec, atraídos por el paso de viajeros como punto de abasto.

Plano de San Juan del Río, 1590,el camino, todavía marcado con huellas de pies desnudos,  antes de entrar la venta de Lucas de Lara, a la salida la otra venta.

No he podido determinar la relación exacta de este camino que atravesaba el pueblo por su centro con el otro contemporáneo que es el llamado “camino que va a las Zacatecas”, supuestamente trazado por Sebastián de Aparicio, que pasaba por San Nicolás, Tequisquiapan y la Llave, con rumbo a Querétaro, no sé si venía en forma independiente del hoy Estado de Hidalgo y fue el primero y luego lo unieron con San Juan, o iniciaba en este pueblo y fue quedando en desuso.
Es importante aclarar que hubo muchos Caminos Reales, llamados así por ser  propiedad del rey. Se les daba esta calidad para que no fueran afectados ni se construyera sobre ellos. El hoy relatado fue el más importante, pero hubo muchos otros también llamados “Reales”, en San Juan los más conocidos fueron el camino Real al Rodeo y el Camino Real de Santa Rita.
Parece que inicialmente la entrada a la ciudad después de San Sebastián de las Barrancas fue por el Rodeo, la orilla de Guadalupe de las Peñas y la actual calle Melchor Ocampo, antes llamada “Coporo”, (aunque se dice que se llama así por su parecido con el Fuerte de Cóporo, Guanajuato, donde combatieron en la guerra de independencia los hermanos Rayón, hay documentos de la época colonial donde ya se llamaba así) una palabra tarasca que no casualmente significa “junto al camino grande”.

Tomamos ahora el trazo definitivo del llamado Camino Real de Tierra Adentro, en su paso por el municipio de San Juan del Río, que iniciaba en la capital del Virreinato y alguna vez terminó, con muchos ramales en el lejano Santa Fe, Nuevo México. En el estado de Querétaro sigue aproximadamente el trazo de la actual autopista México – Querétaro, que no lo cubrió, aún quedan muchos vestigios de él, como carreteras secundarias y caminos vecinales o abandonados.
Desde la ciudad de México había varios ramales: Jilotepec, por Tula, Aculco, etc. Pero todos se unían en el actual Arroyo Zarco, Estado de México, donde había un mesón. De ahí se dirigía a un lugar llamado “la Soledad” que es el actual Polotitlán y pocos kilómetros después entraba a nuestro municipio.
El primer punto sanjuanense que tocaba eran los llamados llanos del Cazadero, aunque no en la importante hacienda, sino un lugar cercano, el "Rancho del Cazadero” pasando después por la Venta de Palmillas, otro mesón, origen del moderno poblado de Palmillas, e inmediatamente al Rancho de la Palma, (actual Palma de Romero, comunidad ubicada entre los dos carriles de la Autopista) donde iniciaba la “Cuesta de los Colgados”. El desnivel de la actual autopista lo libraba el camino bajando en  gran parte por el hoy Parque Industrial oriente de nuestra ciudad a un lado del cerro Pedregoso y llegar a lo que es avenida Tecnológico, terrenos que fueron de la hacienda- venta de San Cayetano. (La venta o mesón más antiguo de la ciudad, el plano de 1590  la consigna como “la benta de Lucas de Lara”) Su edificio, en ruinas para la década de 1960,  era un enorme galerón de adobe derrumbado completamente al hacerse la carretera a Tequisquiapan, que pasa sobre una de sus esquinas. Se ubicaba aproximadamente en la cuadra donde hoy está el negocio de carnitas “el Quinto Taco”, en la Colonia Juárez. Hasta hace pocos años en la calle estaban tiradas unas grandes piedras de cantera que fue lo único que quedó. A su lado tenía un bordo rodeado por enormes árboles, en la década de 1970 ahí se construyó la empresa Kimberly que aún mantiene en su entrada uno de esos fresnos.  (De ahí viene el nombre de la Colonia San Cayetano y del Igual llamado Infonavit, construidos en la década de 1980  en lo que habían sido terrenos la hacienda, alguna vez parte del Mayorazgo de la Llave)

 EN LA CIUDAD
Pasando la hacienda, el viejo camino tomaba la actual Avenida Juárez Oriente, moderno Boulevard trazado sobre una especie de barranca poco profunda pero bastante pedregosa, en cuya acera sur, a unos 100 metros de la venta, se encontraba la entrada al pueblo, marcado por unos pilares y un pequeño edificio que había sido la garita de México, especie de aduana que sobrevivió hasta 1960.  De ahí seguía adelante, hasta la "Curva", donde concluía la barranca mencionada, que arreglos y rellenos han suavizado. Ahí iniciaba el área urbana de la ciudad, actual Avenida Juárez. (Sirva este dato para corregir a quienes dicen que el camino Real bajaba por la actual calle Panamericana, no es cierto, sí pasó por ahí la carretera Panamericana, no el camino Real) Ahí empezaba la zona de mesones, menciono los nombres de los más antiguos que he encontrado, ya en otra entrada abordé los últimos, ignoro si son los mismos y cambiaron sus nombres: Mesón de Arriba, Mesón de Mijares, de Abajo, de Don Esteban, Nuevo, de Carranza. etc.
Ya en plena urbanización, a la vera del camino, hubo dos edificios emblemáticos:

Fotografía personal: Antigua Cárcel, a su lado (casa amarilla y posteriores) estaba el Juzgado de Registros, en pleno camino Real.

El más antiguo, fue la cárcel, ubicada en el hoy Centro Histórico y Cultural, que a su lado y probablemente ocupando toda la cuadra desde el siglo XVI, tuvo la administración virreinal, que inicialmente fue el lugar donde se hacía la revisión de ganado rumbo a las minas y los nuevos territorios. Todo aquel que acarreaba unos cuantos o miles, tenía la obligación de registrar en este edificio, que tenía grandes corrales para su función, de ahí lo ancho de la calle, (no existía el jardín de la familia ni la iglesia adjunta) incluso había un funcionario especial para tal labor, el juez de registros. Solo sobrevive la vieja cárcel, muy remozada, pero que conserva partes muy antiguas.

Fotografía personal: Antigua casa de las Diligencias, a la vera del camino Real, hoy asfaltado
Al disminuir el paso de ganado y aumentar carromatos y viajeros, un par de cuadras adelante se construyó la “ casa de las Diligencias” especie de aduana, entre particular y oficial donde  se revisaba pasajeros y equipaje, se dice que al entrar se cerraba el portón y nadie podía salir hasta hacer la revisión completa. (La salida era por su parte trasera, actual calle 27 de Septiembre) También remozada, con agregados y divisiones, permanece completa, fue usado ya en este siglo como casa habitación,  biblioteca, banco, local de comercios, billar y restaurante. 

El trazo del Camino Real por esta misma avenida fue realizado sorteando pequeños arroyos, que tenía originalmente, sobre todo después de esta casa, es la razón que no esté recta y  tenga curvas que no se explican si tenían terreno libre para hacerla recta, lo que se repite hasta la salida del área urbana, junto al puente del río, hoy de la Historia, poco antes del cual estaba, en la acera norte, la garita de Querétaro, no tengo su ubicación exacta pero debió ser en alguna parte del predio que hoy ocupa la Comercial Mexicana.
El pueblo solo tuvo puente sobre el río hasta el siglo XVIII. Muchos se preguntan por qué, la respuesta es sencilla: No convenía a la economía local. En época de lluvias las caravanas tenían que esperar varios días para poder cruzar y en esos lapsos debían consumir los productos y servicios ofrecidos en los mesones, quizá si lo hubiera tenido desde el principio, no se hubiera desarrollado como lo hizo, probablemente esa omisión significó pasar del pequeño Iztacchichimeca, al pujante pueblo.
Inmediatamente después del río se encontraba otra venta, la del Refugio, que también reconstruida  aún sobrevive como hotel. Desde el siglo XVI se tienen noticias de una en este sitio. Al pasarla se tenían dos opciones de camino, uno muy pedregoso y otro más plano,  no sé cuándo se unirían, son mencionados separados en el siglo XVI pero luego solo se consigna uno, que pasa por la orilla de la autopista y cruza el poblado de Santa Matilde antes de llegar a la hacienda de la Estancia, a 10 km de San Juan del Río.

Antes del auge minero, el camino original tomaba desde esta hacienda el rumbo de Huimilpan, por los actuales poblados del Batán, (de San Mateo), Apapátaro,  el Cimatario  y el Pueblito, donde terminaba. Una desviación llevaba a Querétaro. Lo extraño de este trayecto se explica porque el actual tramo directo estaba entonces despoblado, incluso Querétaro era muy pequeño, era más importante el Pueblito. Solo a partir de 1580 con el auge minero se hizo el trazo directo de San Juan a Querétaro, con punto intermedio en Arroyo Seco, actual Pedro Escobedo, hasta donde llegaba la jurisdicción de San Juan. Para entonces Querétaro ya era cruce de caminos a Zacatecas  San Luis y Guanajuato y el Camino  real inicio su apogeo, se dice que hasta ahí llegaban las carretas tiradas por Bueyes de Sebastian de Aparicio,  primer transportista de nuestra historia, que tenían su paradero en lo que hoy es la Colonia "Carretas "de la capital queretana, de ahí su nombre.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Hombres lobos en San Juan del Río, perdón lobas

En atención a la preferencia de los seguidores del blog y a un amigo que no ha visto la película, presento esta entrada, algo extensa pero creo que les gustará, de una de las varias filmadas en nuestro municipio.



Preliminar

Aunque muchos ya no lo recuerdan, hubo una época entre 1958 y 1982 en que la humanidad estuvo en peligro. En muchos lugares del mundo, sobre todo en México, brotaron como hongos; seres sobrenaturales, entes diabólicos y mentes enfermas, desde asesinos, hombres lobo, vampiros y vampiras, zombis, espectros, hachas diabólicas, momias, (de Guanajuato y otros lares) cazadores de cabezas, Frankensteines,  brujas, profanadores de tumbas y todo lo que empezara con malo, quienes con apoyo de la magia negra, la televisión, cerebros diabólicos y tecnología de otros mundos, intentaron implantar su reino de terror. Incluso, en una año intermedio de esa era de oscuridad: 1971, el municipio de San Juan del Río vio perder su tranquilidad con la aparición, apenas a diez kilómetros de la cabecera de hombres lobo, perdón, lobas, o para no errarle: licántropos.

¿Cómo pudimos salvarnos de tan funestos personajes? Las nuevas generaciones, nacidos después de 1980, hoy presas del bullyng, el face, ciberadicciones y cualquiera de las nuevas siete plagas, están desprotegidas de esas amenazas, no tienen a quién recurrir, nosotros no lo estábamos, para defendernos de toda la parnafenalia del mal teníamos a un héroe de mil batallas, Santo, el enmascarado de Plata.

Primera estelar

Su nombre real fue Rodolfo Guzmán Huerta (1917-1984) luchador profesional desde los años treinta del siglo pasado. Merced a una rudimentaria pero efectiva mercadotecnia, se convirtió a través de cuarenta años de carrera en el superhéroe prototípico a la mexicana, popular pero efectivo, quien en un salto mortal, pasó del ring a las historietas y de ahí a la pantalla grande, protagonizando más de 50 películas, casi en todas en el papel de bueno (solo en una fue antagonista, en otra semiporno que hizo no sé cuál fue su rol, no la he visto) durante las cuales, sin más armas que sus llaves de lucha, en solo tres caídas con límite de tiempo, acababa con la amenaza en turno, fuera vivo o muerto, chico o grande, terrestre o espacial. Incluso se daba el lujo de competir en las salas contra las protagonizadas por James Bond. Varias veces fueron mejores sus autos y damitas de compañía que los del 007.
En su tiempo estas cintas provocaban llenos en los cines, fueran estrenos o mil veces vistas, lo que dio pie a la aparición de un nuevo género, el cine de luchadores,  muchos de  sus colegas lo acompañaron en sus morrocotudas misiones, otros hicieron producciones independientes que nunca tuvieron su arrastre. Oficialmente el género murió allá por 1990 con las películas de Octagón y Atlantis, pero el Santo se cuece aparte, la producción de sus películas fue de buena a completamente mala, de lo sublime a lo kitch, igual ocurría con sus guiones, de pésimos a terriblemente malos, sin embargo, en la actualidad, siguen siendo vistas con gran éxito en todos los medios posibles y lo relacionado con él ha formado un culto en México y muchos otros países del mundo.

 Mounstros en San Juan del Río
Siendo este un blog de Historia, me enfoco un momento a ella para precisar que en nuestra ciudad casi no hay leyendas o relatos de espantos, a no ser por la genérica llorona o las que se inventan los del Taxiván de leyendas. En la época antigua, en la calle Emilio Carranza, antigua “calle del Perro”, Ayala menciona que en ella aparecía “… un enorme perro negro, y que por el  hocico y ojos le salían grandes llamas. Cargado de cadenas, corría la calle todas las noches de un lado a otro”. No debió de ser tan temible, ya nadie se acuerda de él.

Ya en tiempos modernos, década de 1950, se decía que en la casa Colorada, cerca de la Estación del Ferrocarril aparecía un vampiro, (en realidad era solo una conseja para alejar a los menores del burdel que ahí funcionaba) por 1960, al aparecer otro en Cóporo,  se retomó la leyenda de la Llorona, con los mismos fines. Finalmente en los últimos años de la década de los 80s se propaló la historia de que existía un vampiro diurno en la ciudad de Querétaro y el chisme llegó a San Juan del Río, confundiéndose con la historia anterior de la Casa Colorada, se decía que vivía en las para entonces ruinas de un hotel de paso que estaba a un costado de ella, en la calle Hidalgo. En los periódicos de aquel tiempo, incluido el Sol de San Juan había notas de los lugares donde había sido visto el supuesto vampiro, después ya no se supo nada, supongo que en sus correrías se topó con el “chupacabras” otro mito de esos años que causó furor a nivel nacional  y no sobrevivió al encuentro.

 Santo vs. las lobas 


Retomando la filmografía del Santo, en 1972, año que se considera su época de oro,  se estrena otra  aventura del enmascarado de plata: "Santo contra las lobas", filmada un año antes con locaciones en nuestro municipio, específicamente en la vieja hacienda de la Estancia y sus alrededores.


Algunos la consideran como el inicio de la decadencia de sus producciones, otras dicen que es la mejor lograda, cuestión de gustos. Consigo a Ustedes los datos técnicos:
Director, guionista y productor: Jaime Jiménez Pons  Fotografía: Raúl Domínguez. Duración 85 min.
Reparto:Santo (como Santo El Enmascarado de Plata), Rodolfo de Anda (César Harker; Eric Harker), Gloria Mayo (Adriana), Jorge Russek  (Licán), Federico Falcón (Jaime Pons), Erika Carson  (joven Luba), Nubia Marti (Eloísa), Carlos Suárez (Gitano), Rosa Furman (Ana), Bruno Rey (Capitán Pacheco), Tamara Garina (vieja Luba), Carlos Jordán (Dr. Jeremías Marcus), Emilia Carranza (Julieta).

La historia se desarrolla en un pequeño pueblo, donde Luba, reina de los licántropos busca reencarnar lográndolo en una joven que, aclamada por los lobos buscará destruir a los humanos y controlar el mundo. Para ello, primero buscarán acabar con los que conocen  sus intenciones y con el Santo, quien tratará de terminar con la maldición de los hombres lobo antes de que llegue la “gran luna roja”  porque una leyenda dice que solo podrá acabar con ellos...  un símbolo de plata. Todo esto conocido por un investigador que se lo comunica al enmascarado.

Mientras Santo está en una lucha,  el investigador y Luba mueren en una pelea. Para entonces, ya ha llegado, vía ferrocarril, una caja que contiene el cadáver de Licán, rey de los hombres lobo, quien revivido por sus seguidores pide una nueva reina, que será una de las jóvenes del pueblo, lo que hace que el Santo se traslade ahí, y en memorable batalla, venza al clan en su propio escondrijo.
La trama está cargada de humor involuntario, filmada en una atmósfera oscura: su bajo presupuesto nos ofrece como lobas a unas simples viejas peludas, extrañamente, todas usan bikini; la secuencia donde el santo es perseguido por unos lobos invisibles que terminan siendo unos pinches perros flacos, pero que logran lo inverosímil, que huya de ellos como señorita y termine colgado de unas lámparas ¡pidiendo auxilio!; los lobos hombres que más bien parecen normales hombres crudos; la que toca el piano sin que sus dedos toquen las teclas; el hombre lobo que resulta ser bueno; que el rey llega de Transilvania, supuesta tierra de Drácula, es decir de la competencia, etc.

Lo interesante para el tema del blog es que fue rodada en la vieja Hacienda de la Estancia y en el moderno hotel "la Mansión". No conocí el casco  y hay pocas fotos de ella para comparar, por lo que no puedo asegurarlo, además de que nunca se sabe cuándo lo que se ve es real o solo escenografía. Por esas fechas ya estaba abandonada y próxima a ser inundada por las aguas de la actual presa “Constitución de 1917” Presento algunos fotogramas de escenas de la película que nos dan constancia. La Hacienda fue fundada en el siglo XVI, siendo una de las más productivas de la región. (Solo comparable a las de la Llave y Galindo) Con remodelaciones llegó al siglo XX, donde tuvo varios propietarios, de los últimos fueron la familia Fernández de Cevallos.  A veces, cuando el nivel del agua baja es posible ver parte de lo que fue la capilla del siglo XVII.


Fachada de la Hacienda hacia la plaza del viejo poblado de la Estancia
Desde el campanario, vista a la plaza del poblado viejo
 
Uno de los patios interiores de la hacienda



En lo alto de la hacienda, al fondo la capilla
En la vida real, el agua comenzaba a inundar los alrededores, véase el poste.

 
Al parecer estos serían anexos de la hacienda que los lugareños ocupaban como oficinas

 
Hotel la Mansión, construido en lo que era una de las trojes de la hacienda
En el moderno hotel, no recuerdo si el mural está en uno de los salones o en el bar "los cien tequilas"


Vuelo del Santo en la alberca del moderno hotel
El patio principal de la ya para entonces abandonada hacienda.


Una de las "peludas" al fondo los cuartos de la hacienda, esta imagen la tomé de internet
 Ultima caída

Después de toda una vida dedicada a hacer el bien, el santo fallece en 1984. Cuando ya les había dado en la torre a las fuerzas del mal desde décadas atrás, en sus últimas actuaciones, incluso tuvo que lidiar con Capulina y unos Karatecas.
De la película, que aún se proyecta por televisión, se vende en DVD y se puede ver en youtube, lo mejor son los textos que acompañan la portada:


La "sinopsis"
Importante aclaración
Carlitos Suárez era el gitano pelón.
No exactamente con esta película, pero al evocar este luchador, la memoria de muchos sanjuaneses, nos lleva al viejo Cinelandia de la calle 16 de septiembre, donde en extraña catarsis dominical era común que la audiencia aplaudiera cuando el "Santos" (así le decíamos) lograba levantarse en el segundo round o acababa con alguno de sus moustrosos enemigos. Juro haber presenciado en la oscuridad de la sala como, en el lleno total,  cientos de personas  coreaban a viva voz ¡Santo, Santo, Santo! acompañados de aplausos, golpes en las butacas y pisadas en el suelo. Siendo estos momentos la única vez que los de la parte baja (lunetas) se unían a los de la parte alta. (Gradas) Al término de la película todo volvía a la normalidad y los de arriba, rudos de verdad, lanzaban hacia abajo, toda clase de objetos y líquidos, desde sintéticos hasta corporales.

Creo que esta no la han publicado los vecinos, es original y  espero que si la retoman no le corten como acostumbran para poder estar en el  Sol de San Juan por cuarta vez.


Si están interesados en el tema de La estancia, pueden dar clic, en los siguientes enlaces :

La presa de la Estancia o el hundimiento de la fe

Especial de la estancia 1

La alucinante plaza de la Estancia

Un culto insólito en la estancia

El Acapulco de tierra adentro

La doble resurrección de un asentamiento

Había una vez una capilla

viernes, 5 de septiembre de 2014

El santito de San Juan del Río, Qro.


Hoy comentaré sobre una pequeña construcción antigua que existe cerca del centro de nuestra ciudad, parte de un pasado que al irse, nos dejó vestigios que la modernidad no ha podido ocultar, se ubica en la calle (nunca mejor dicho porque precisamente está en plena calle) Ignacio López Rayón.

La calle

Su nombre antiguo fue el de Calle de “Don Eusebio”, esto se dice, en honor de un político local del siglo XIX, Don José Eusebio Camacho quien fue regidor del primer Ayuntamiento provisional del pueblo, sin dependencia española, formado por Agustín de Iturbide en 1821, ya al frente del ejército trigarante, poco antes de la declaración de independencia en México el 27 de septiembre del mismo año. (1)

La calle inicia detrás de las iglesias y termina casi en el río, hoy tiene varias cuadras, antiguamente solo era una, continua desde Morelos hasta lo que hoy es 20 de Noviembre, ( era una porque hay que recordar que la hoy sección de Hidalgo entre plaza de la Independencia y Rayón no existía hasta 1917 cuando varias casas fueron demolidas junto con la barda del cementerio para unir la entonces calle de los Infantes, con una nueva trazada desde la estación del ferrocarril hasta Rayón, llamada inicialmente “La Calzada” y “Jesús Carranza”, después se impuso el nombre de Miguel Hidalgo para toda su extensión. El corte determinó que lo que era una cuadra se hicieran dos y la forma triangular que tiene la pequeña manzana formada por las actuales Hidalgo, Rayón y Morelos)

Al terminar la entonces parte urbana, en la ya mencionada esquina con 20 de noviembre, iniciaba la zona de cultivo y la calle seguía como camino vecinal, tal como hoy hasta la vía del tren, cerca del río, aunque con anchura menor.

Este camino debió ser el acceso principal (por ser el más directo, aunque había otros) desde los barrios de indios al norte del pueblo; La Concepción, el Espíritu Santo y secciones de San Isidro. Era muy angosto y de pura tierra, porque sus transeúntes debieron de ser a pie o en burro y caballo, nada de carretas ni carruajes, propios de los hacendados.

No sabemos porque la calle se trazó en diagonal al resto, seguramente fue un arroyo que desfogaba agua de lluvia de la meseta del centro del pueblo por un costado de la iglesia y siendo el único de esta parte, su cauce determinó el extraño corte. Aunque hoy no se nota la pendiente en su inicio, en época de lluvia, no existiendo aún la prolongación de Hidalgo, era la única vía hacia el río, se  ve más a partir de la actual segunda cuadra, y aún es frecuente el encharcamiento en la parte final, cerca de las vías. Por estar completamente rodeado de vegetación era muy agradable caminar por él, pero en época de lluvias era una tortura salvar los charcos y el abundante lodo. Aunque la calle se empedró en la década de 1960, solo fue hasta el cruce con 20 de noviembre, el resto siguió igual que desde cuatro siglos antes. Aunque la ciudad crecía, muchas pequeñas milpas aisladas persistieron hasta esas fechas, poco a poco fueron desapareciendo, sobre todo a partir de la instalación en la parte final de la calle del Colegio Centro Unión, al que seguiría La Salle. Desde entonces se constituyó, por su cercanía con el centro, como zona de fraccionamientos de clase media alta, situación que se conserva hasta la actualidad. Posteriores obras la empedraron y pavimentaron en su totalidad.

Como dato curioso, por la década de 1950, existía casi al final de la calle, un terreno dedicado al cultivo de fresa, extraño cultivo propiedad de doña Romanita Farfán, flanqueado por el río, la angosta calle y lo que después sería el Colegio Centro Unión, hoy fraccionamiento residencial.


El Santo

El santito, en cantera morena
Exactamente frente a ese moderno fraccionamiento “Vegas del Río”, en medio de la calle a modo de una extraña glorieta  se encuentra actualmente un solitario tramo de muro con  un  nicho  empotrado conteniendo una roca oval, tallada en cantera morena que representa una figura humana, ya muy desgastada, parece ser un religioso o un Cristo cargando una cruz. Goza de un culto endémico, y aunque no se conoce siquiera su advocación original y parece más una señal de estación del viacrucis que un santo propiamente dicho, sin embargo, nunca le faltan flores ni veladoras, colocadas por los vecinos.

Imagen de Google earth  la extraña glorieta del "Santito"

Del porqué de su ubicación a mitad de la calle, podemos decir que se debe a que habiendo estado empotrado el nicho en la barda de un terreno particular, en algún momento de la década de 1980 se ensanchó la calle y se hicieron unos condominios en el predio detrás de la barda, solo se conservó la sección que lo contiene, se derribo el resto para  poder hacer dos sentidos a la calle, a sendos lados.

El amplio terreno había sido una huerta que ya para la década de 1970 conservaba solo unos pocos árboles frutales y terminó adaptándose como una cancha tierrera de futbol, aunque las dimensiones no llegaban a ser de un campo oficial.  Cabe aclarar que seguía siendo particular y nunca fue oficialmente público, tenía barda de piedra que por las incursiones se fue haciendo cada vez más baja y para entrar había que saltarla por un lado del nicho, lo que le dio su nombre popular, “ el campo del Santito”. Fue muy visitada por niños de aquel entonces, por la posibilidad de hacer deporte en la cancha y rapiña en los árboles de alrededor. Tenía al fondo unos canales de riego, su seña son unos carrizales que todavía se conservan y pueden verse cerca de la esquina de Rayón y Pablo Cabrera. (Calle que también recientemente se abrió al costado del viejo campo)

Plano de Ignacio Pérez, siglo XIX : Extensión total de la calle Rayón, el círculo marca la ubicación del "Santito" la zona yerma hasta entonces, se haría fértil con el riego.
El tramo de muro persistente solo conserva un nicho dentro del cual está la figura descrita, hoy está, sin marco, sin cajón, sin vidriera y casi sin santo. Hay además un trozo suelto de cantera labrada colocado en la base que se adivina de forma redondeada. Es conocido popularmente como “el Santito”. La única referencia escrita de su origen nos dice que su construcción sería entre los siglos XIX y XX  como humilladero, pequeña capilla pública. Originalmente el muro era de cantera unida con lodo y la piedra redonda estaba sobre el nicho. (2)

La pared ostenta una leyenda moderna: 

Muerte y juicio


Infierno y Gloria


Ten cristiano en la memoria


Paz en la tierra

Fotografía personal, El nicho, la leyenda y la piedra suelta.

¿Qué fue el nicho ?  ¿A quién o qué representa la imagen?  Un misterio de nuestro pueblo del que se perdió toda información, lo que no impide como ya dije, un endémico culto y la posibilidad de visitarlo,  a mitad de la calle, entre los autos, frente a la entrada del Fraccionamiento.

 Referencias

1) Cfr. Ayala, op. cit. pp. 146, 147. No se si sea el mismo o un familiar de igual nombre al que Martínez de Salazar en su Compendio... ubica en 1793 en Tequisquiapan como “vecino y del comercio” atendiendo la receptoría de alcabalas de dicho pueblo. 

2) Cano Romero, 2003. Estos humilladeros estaban a la entrada de capillas familiares, propias de los otomíes, recordemos que aquí era el acceso de los indios de los barrios al centro del pueblo. Se llaman así porque dada su pequeñez era necesario arrodillarse para apreciar la efigie o imagen religiosa. Hay algunas más; en las Peñitas, Álvaro Obregón y parece ser que los restos de muros  tras la barda poniente del predio de una tienda departamental, junto al puente de la Historia, fue otra.