jueves, 20 de julio de 2023

Los legendarios túneles de San Juan del Río


LOS LEGENDARIOS TÚNELES DE SAN JUAN DEL RÍO


El año pasado presenté esta conferencia como parte de los eventos de feria, para quienes no asistieron y estén interesados en el tema, comparto el texto que tomé como base, así como algunas de las imágenes de apoyo, esperando sea de  su agrado y despeje algunas dudas al respecto.

Siendo San Juan del río una ciudad con casi 500 años de existencia, a pesar de su modernización, aún quedan en ella, viejas casas, casonas y elementos arquitectónicos visibles o enterrados, persistentes de su pasado que alimentan las leyendas cuando en el actual centro histórico, que fue el perímetro aproximado del pueblo de indios original, se encuentran pilas, norias, pozos y canales o muros que a ojos actuales parecen no tener sentido y por ello es común atribuirles un carácter fantástico reuniendo en torno, elementos ideales para ello: Misterio, tesoros y delitos. Esos neo mitos o leyendas suburbanas se extienden incluso a elementos similares en la periferia y comunidades.

Así, aparecen constantemente notas en periódicos, cápsulas televisivas y redes sociales discusiones y chats en las que todos escriben y/u opinan del tema de acuerdo con su parcela de conocimiento y al haber poca información veraz al respecto, aportan solo lo que han oído o creen defendiéndolo como irrefutable con resultado de que nadie está conforme si no es con lo propio.

Especialmente en lo que se refiere a los llamados “túneles” que atraviesan la ciudad, hay algunas constantes en lo relatado o sus explicaciones, sean los ubicados en el centro, la periferia y comunidades:

1.   Fueron construidos en la Revolución o en la Guerra cristera.

2.   Su función era esconder tesoros y personas, en las mismas épocas.

3.   Comunican todos los templos de la ciudad.

4.   Eran ocupados por los sacerdotes para huir o visitar a las monjas.

5.   Todos se dirigen al cerro de la Venta.

6.   Siempre hay fetos en su interior.

7.   En la Llave hay muchos túneles usados por antiguos dueños para esconder sus tesoros.

 

Como toda leyenda, algo los originó, algo tenían de cierto al inicio, pero en la incesante transmisión oral se ha distorsionado la información al grado que todas las versiones parciales terminan siendo falsas.

La explicación es más sencilla; a continuación, se expondrán algunos elementos que clarifiquen el asunto y algunas conclusiones para que ustedes saquen las propias, esperando sean menos diversas que las mencionadas arriba y para ello, hay que remontarnos casi quinientos años atrás.

En el primer tercio del siglo XVI, lo que sería San Juan del Río se conformaba apenas por unas cuantas chozas al sur de la ciudad, habitadas por pames, otomíes y mexicas en cuyos alrededores, desde 1540 el gobierno virreinal otorgó mercedes de tierras a españoles y una década después terrenos a los indígenas de Jilotepec,  correspondiendo a éstos últimos la única zona libre para entonces, lo que hoy es el Centro Histórico, un cuadrado dicen de 2,500 varas a los cuatro vientos a partir de la hoy plaza de los Fundadores. Con los pocos indígenas locales y los recién llegados se constituyó el pueblo de indios de San Juan del Río.


Recreación personal  de la zona de San Juan del Río en el primer tercio del siglo XVI El rombo representa la hoy plaza de los Fundadores y la línea azul, el trazo de la acequia . 

 


Esquema personal, el área amarilla, representa la meseta del centro histórico, es decir la zona plana a cuyas orillas va la acequia principal y en las calles a la izquierda, las derivaciones secundarias o terciarias. 

EL LUGAR

Es una especie de meseta formada por deslaves del cerro del Pedregoso hasta el máximo avance histórico del río que luego de un breve declive termina precisamente en él.

La meseta está formada por varias capas: una ligera de tierra vegetal, un afloramiento de cantera morena, tepetate y delgadas rocas impermeables. En algunas partes las capas se invierten y no tienen necesariamente el mismo orden.


Esquema personal,  algunos ejemplos de la disposición del suelo en el hoy centro histórico.

El suelo de ese espacio no era propicio para la agricultura temporalera, ocupación principal de los nuevos habitantes quienes repartieron en lo particular los terrenos otorgados, asignaron tierras comunales y salvaron la aridez del suelo a través de un sistema de riego con agua tomada del cercano río para hacer productivas sus parcelas que al paso de los años se hicieron muy fértiles.

Este canal llamado Acequia del Pueblo, Acequia Real o Acequia Madre, por seguir el nivel descendente del terreno cercano al río, fue fácil de trazar de manera que la mayoría de los nuevos habitantes tuvieron riego constante en sus parcelas. Años después con ellas se formaron los ocho barrios del pueblo, cuidando ser tocados por la acequia de forma permanente y el resto aprovechando los torrentes de lluvia.

Estamos hablando aquí del agua para riego, la potable inicialmente no fue problema. Por la disposición de las capas del suelo, a veces a poca profundidad, (dependiendo donde estuviera la capa impermeable) casi en cualquier parte del pueblo era posible hacer pozos.

Las parcelas se delimitaron por accidentes orográficos, principalmente el paso de arroyos de temporal que siempre se respetaron y hoy son las calles de trazo irregular o rectas del centro que se dirigen al río, casi todas alimentadas por la acequia que desde el río las atravesaba como canal al aire libre.

La acequia tuvo 3 etapas de construcción: La inicial, la Acequia Real y la moderna, solo diferenciadas en su inicio en el río, cerca de la actual central camionera. El primer documento que la menciona es de1577 y ya aparece en el mapa de 1590.


Plano de 1590. La línea azul gruesa es el río y la delgada la acequia.

EL RIO

A pesar de lo que románticamente se dice, el río San Juan nunca tuvo corriente permanente abundante, solo en época de lluvias y dependiendo el funcionamiento de la acequia de que hubiera caudal suficiente para alimentarla se subía el nivel del río por medio de un dique de tierra y piedra, apenas de altura suficiente para que el agua ingresara al canal.

De la primera acequia no hay vestigios de su inicio, si de las otras y del trayecto común queda mucho enterrado, oculto o azolvado. 

Fotografía personal. En el Río San Juan, túnel tapiado por donde entraba el agua al sistema de la acequia una vez que subía el nivel en el dique. 

 LA ARQUITECTURA

La acequia avanzaba hacia el norte por un canal excavado en tierra con medidas variables según el terreno que cruzaba, pero en general eran 2 metros de ancho y poco más de uno de profundidad, en medidas antiguas un buey de agua, un frente de al menos 1.5 metros, sin velocidad. Tiene longitud total de 5 kilómetros desde su inicio en el río cerca de Guadalupe de las Peñas hasta su final en el barrio de San Isidro. Solo en partes se reforzó con piso y paredes de piedra, pero inicialmente siempre estuvo descubierta.


Entre construcciones modernas,  la barda que contenía la acequia en algunos tramos. en este caso. pasaba descubierta, a la derecha de las  piedras de cantera. 


Canal principal de la acequia, en este caso entubada  y con registros redondos de concreto.

Es solo una acequia principal, pero de ella derivaban canales secundarios más pequeños y de ellos otros terciarios cubriendo todos los rumbos del pueblo, excepto al oriente, ya que por la gravedad no podía subir el declive.

Las derivaciones, siempre menores que la principal, se llamaban caños y cañitos. El mayor de estos es el del Chirimoyo, cada uno tenía nombre:  De Reyes, Salitrera, Plaza de toros, Academia, Santa Rosa, Cadena etc.

De ser todo el pueblo parcelas y chozas dispersas entre ellas, al menos en las cercanías del camino Real desde el siglo XVII, los indígenas fueron vendiendo terrenos a españoles y mestizos que construyeron en ellos casonas de cal y canto y trazaron calles rectas siempre aprovecharon el paso del agua para huertas y hortalizas. Igualmente aparecieron los mesones, iglesias y conventos. Tuvieron todos agua de riego.


Recreación personal zona de Avenida Juárez  y 16 de septiembre a Inicio del siglo XIX. La acequia cruzaba al aire libre  y se cruzaba con un puente de madera llamado "la puentecilla", 

Al funcionar el sistema por gravedad, una vez con agua en el canal no se podía detener, o pasaba a las milpas o seguía al río. Igual, si llovía en una parte cercana, entraba a la acequia y podía ser aprovechada. El paso de agua se regulaba a través de compuertas llamadas bitoques.

Toda la época colonial, el control del canal fue de los indios que la distribuían de acuerdo con la capacidad del sistema por tandas y dos veces al año la limpiaban, reparaban y adecuaban. Tras la independencia, el canal paso a ser municipal, mantenido por una comisión de usuarios que distribuían su reparación; en la ciudad los dueños de huertas y en el campo los de parcelas. En la primera mitad del siglo XX, la administraba el municipio a través de pago por horas y la reparaba un funcionario especial. En la segunda mitad de ese siglo quedo el control en la secretaria de Agricultura y Recursos Hidráulicos, en cuyas oficinas de la calle Hidalgo, se pagaba por horas su disposición a través de la presa Lomo de Toro donde estaba la compuerta que la soltaba a la ciudad. Aún hay en la ciudad personas que dispusieron de ese servicio.

DE CANAL A TÚNEL

Hasta 1840 el canal pasaba al descubierto por todo el pueblo. En las calles que atravesaba, se pasaba encima sobre tablas, pero a partir de entonces se empieza a cubrir en la zona urbana para facilitar el paso de los habitantes en casi todas las calles donde pasaba; Allende, Hidalgo, Galeana, Juárez, 27 de septiembre, Aldama, Abasolo y Matamoros resultando así un canal cubierto, no túnel, aunque parezcan lo mismo. En las afueras y la zona agrícola siempre estuvo descubierta.

La forma de cubrir su paso en calles pequeñas fue con puentes de mampostería y en las de mayor tráfico por vasos comunicantes con paredes de cantera de manera que quedaba oculta a la vista. 

Esquema personal. Vaso comunicante para pasar de forma subterránea el canal de un lado a otro de una calle.

Acequia principal,  encajonada en bóveda de ladrillo y aplanado de cemento
aquí tapiada con una gruesa barda de unos dos metros de altura.

Igual ocurrió al interior de las casas por donde pasaba el canal principal o los derivadores, se cubrieron con diversos materiales o se encajonó en bóveda de ladrillo, dejando solo algunos puntos descubiertos para sacar el agua, abrir o cerrar las derivaciones y su mantenimiento.

Pasado el tiempo esas casonas se fraccionaron y desaparecieron las huertas. Los callejones traseros o laterales por los que pasaba la acequia se anexaron a las viviendas luego nuevos habitantes construyeron encima, aunque seguía corriendo agua hacia la zona agrícola y las cada vez menos huertas urbanas, el flujo disminuyó conforme crecía el distrito de riego 23 hasta cortarse definitivamente en 1977.


Fotografía personal. Uno de los canales secundarios.

Tras perderse de vista el canal, inicialmente todos recordaban su paso y función, pero con el tiempo fue desapareciendo de la memoria colectiva lo que se acentuó al dejar de funcionar, aunque gran parte de ella existe aún, vacía de agua, poblada de leyendas. La mayoría de las historias fantásticas se multiplicaron al aumentar la población foránea que no tenía conocimiento del pasado de la ciudad y no hubo quien les explicara la función de los aparentes túneles.

Fotografía real de un vaso comunicante, en este caso de uno de los cañitos, subterráneo y cubierto con lajas de cantera.

 ALGUNAS CONCLUSIONES

-No son túneles sino canales cubiertos. Al dejar de correr el agua, cada propietario cerró su paso con bardas en los límites de su casa y seccionados parecen sótanos o refugios para ocultar o huir.

-La acequia principal y la mayoría de los canales secundarios son del siglo XVI, en la época moderna se construyeron solo algunos secundarios o terciarios muy pequeños.

-Solo en la principal, partes del Chirimoyo, el de Reyes y el cañito a Santo Domingo era posible el paso de personas, a veces a pie mayormente agachados.

-Por no tener los propietarios control sobre el paso de agua no pudieron servir de escondite, ni tránsito. Entrar era una trampa mortal porque podía llover en otra parte del sistema e inundar adelante.

-Por el caudal de agua de la principal, no pudieron ser escondite para tesoros, aun sin velocidad, el paso de agua podía mover piedras de moler que pesan toneladas, los tesoros por muy abundantes serian arrastrados fácilmente. Igual, si hubiera habido fetos, nunca se hubieran acumulado ni hallarse siglo después.

-Sí llegaban a todas las iglesias, pero son cañitos, ningún sacerdote, por muy pequeño o lubrico pudo ir en ellos a visitar monjas.

-Por la gravedad, todos se dirigen al río, pero no al cerro de la Venta, no había tecnología para cruzarlo por abajo y no hubo un Chapo colonial.

-Sin agua corriendo, cada propietario que conocía los canales les dio el uso que quiso, a: cava, bodega, sótano, incluso refugio momentáneo, también fueron usados como baños públicos, drenajes y para riego de árboles en calles y avenidas.

-En la Llave existió un sistema integral de presa, pozos por bombeo, canales y tubería subterráneos y diques o puentes de vigas en el río San Juan, sistema que funcionaba por haber un dueño de todo, al convertirse en ejido y dividir los terrenos, las partes que quedaron en cada uno no tienen sentido ni utilidad, el propietario que construyo el sistema era accionista de los principales bancos nacionales, difícilmente escondería ahí sus tesoros.

Esporádicamente cualquiera pudo construir un escondite subterráneo para lo que quisiera, pero en la antigüedad el nivel freático era muy bajo y lo hubiera inundado pronto, en la actualidad cada uno puede hacer lo que le permitan sus recursos.  

En todas las épocas, había en las propiedades piletas o depósitos para acumular algo de agua, siempre bajo el nivel de la acequia, además, algunos tramposos desviaban la acequia hacia canales escondidos en sus terrenos o pilas para otros usos. Ocultos siempre, aparecen de repente en lugares hoy completamente urbanizados, aumentando las leyendas.

 

AGUA DE LLUVIA  

Habiendo arroyos que corrían en época de lluvias, se aprovecharon haciendo canales, para regar su trayecto, alimentar la acequia o desviar el agua al río, quedan pocos restos de ellos. El mayor empezaba en la hoy colonia Fátima, llega a Aquiles Serdán y mina, incluso la primera bomba de motor usó ese viejo sistema para el agua sobrante y por detrás de Soriana centro iba a Palacio y volvía a Mina. Hay otro que baja del pedregoso, en partes integrado al drenaje, en éste, por ser de temporal fueron más comunes las pilas subterráneas para almacenar. Olvidadas luego, dan pie hoy a leyendas suburbanas como el caso del depósito que estuvo en la casa de don Juan Padrón, en la esquina de Mina y Morelos, hoy Cámara de Comercio.

 

El trazo

En el mapa de Guzmán, de cercanías de 1885, está perfectamente marcado el trazo del canal de la acequia principal, al poniente y norte hubo quizá cientos, de derivaciones, las que llegaban al río solo eran canales muy pequeños, que al dejar de tener agua se llenaron pronto de tierra o ramas. Hace algunos años apareció uno en el fraccionamiento las Huertas, por el paso de un camión.

Este plano abarca el mismo terreno de lo que fue San Juan del Río durante siglos, pocas casas, muchas milpas y huertas, todas con riego.

Fragmento del mapa de cerca de 1885,  se resaltó con la línea azul el paso de la acequia por la zona central de la ciudad.

 

ADYACENTES.

Hay algunos otros elementos lugares, que no pertenecen al sistema de la acequia y aunque tienen explicación lógica, al agregársele algo de insidia, son muy atractivos para el misterio.  Algunos son;

En algunas casas de la calle Guerrero hay pilas o depósitos subterráneos y un supuesto túnel. Aquí solo vale decir que no era un túnel sino tubería que llevaba el agua del acueducto del siglo a la fuente del Jardín Independencia, quienes pagaban este servicio lo recibían y guardaban en pilas que siempre eran subterráneas.

En la plaza independencia, anexo a la parroquia de San Juan Bautista existe una cripta subterránea, a la que se le atribuye ser la entrada a túneles con argumentos tan absurdos que siempre está cerrada y que hay una puerta exterior y una interior. Obviamente por su carácter debe estar cerrada y sin acceso público, pero quienes tienen difuntos ahí acceden cuando lo necesitan, no hay ningún misterio, no es secreta, solo privada.

Igual se le relaciona con que de la iglesia parte la red de supuestos túneles, solo aclarar que por la importancia de dichos edificios siempre tuvieron agua corriente, de la acequia o el acueducto, pero a través de tubería o caños muy pequeños. 

Otro lugar muy mencionado es el puente Cano, se dice que hay un túnel con entrada desde el paseo de los Abuelos y lleva a lugares diversos de la ciudad. Este es otro ejemplo de historias creadas por personas que llegaron recientemente a la ciudad. Muchos de nosotros que conocimos la zona antes de la urbanización sabemos que sí hay un túnel circular de concreto de unos 5 metros de diámetro por el que el arroyo pasa debajo del B. Hidalgo, solo mide unos 15 metros y no lleva a ninguna otra parte. Cubierto por Carrizo y maleza, ya difícilmente se puede ver del lado de Hidalgo y del lado del Paseo, es habitación de vagabundos.   

Y así como estos, hay muchos más relatos implicando supuestos túneles que por absurdos ni siquiera vale la pena comentar.