martes, 21 de julio de 2015

Los juegos, la otra feria.




 ANTECEDENTES


Ya otras veces, en este mismo espacio, me he referido a la llamada Plazuela Guadalupe Victoria, popularmente  conocida solo como " La Plazuela", ubicada apenas una cuadra al sur de la Av. Juárez.  Por alguna razón, a pesar de su cercanía con el centro, conservó hasta hace poco, en las dos cuadras que la componen, características pueblerinas dentro de lo que se iba convirtiendo en la gran ciudad de San Juan del Río. Hoy detallo una de ellas, que se instalaba ahí pero era disfrutado por todos los habitantes de la ciudad.

Con el dominio del automóvil, que ha copado todas, hoy la calle es una más, adaptada a dicha característica de las modernas urbes. Si acaso, quienes no la conocieron antes, se extrañan de su anchura inusual, que le permite, además del carril de flujo de los autos, contener al frente, una base de taxis suburbanos. Tan amplia es, que en la década de los sesentas del siglo pasado, albergó una cancha de básquet bol, muy popular, por ser la única de la ciudad por aquel entonces.

Dado que las calles que en ella confluyen, anteriormente eran arroyos, en temporada de lluvias, el agua dejaba sedimentos de piedra, tierra y otros desechos que poco a poco cubrieron la plancha de cemento. De inicio los vecinos y usuarios, la desenterraban a fin de regresar el espacio deportivo, hasta que se abandonó por completo, sobre todo porque las nuevas escuelas se construían con cancha incluida.  Los tableros y postes de concreto poco tardaron en caer. Para 1970 ya solo existía su recuerdo, sepultado bajo una capa de tierra y solo a veces, las caprichosas corrientes de agua pluvial dejaban al descubierto parte del concreto. El  espacio fue  tomado entonces por dos clases de juegos, los callejeros y los mecánicos.


JUEGOS TRADICIONALES

Hasta entonces su amplitud, ausencia casi total de tráfico (Fernando de Tapia, 2 de Abril y Reforma se empedraron hasta 1968 -no así la plaza- antes tenían cantera desnuda a flor de tierra, con las Peñitas ocultas en parte por casas y en el arroyo de las calles el paso del agua había formado canales en la cantera, además de rocas sueltas, que hacían difícil el paso de autos) pero sobre todo, el piso de tierra significaban un verdadero paraíso lúdico para los niños, que practicaban lo mismo fútbol, que béisbol y otros juegos más tradicionales como los encantados, la roña, el resorte, los quemados, el "stop" y sobre todo el localmente famoso “chinches al agua". Incluso recuerdo, que aunque muy poco, todavía se practicaban muchas de las rondas que hoy solo se ven en los festivales escolares.
Los árboles gigantes, afuera de la viña hacían casi imposible el encontrar a alguien al jugar a las escondidas. El espacio era de uso común, los que más lo disfrutan eran los  locales, pero también venían niños de la entonces Cóporo, (Melchor Ocampo) la Cuesta (Fernando de Tapia) 2 de abril y Pino Sur. Incluso ya urbanizadas las calles aledañas, eran tan pocos los autos que por ahí circulaban, que se recuerdan puntualmente dos de los únicos vehículos constantes, la camioneta Apache del hotel Jalisco, ya desde entonces clásica y la panel naranja del Padre Leal, tan vetusta que solo la intervención divina explicaba su funcionamiento.

LOS "JUEGOS"  MECÁNICOS O "LA FERIA"


Fotografía aérea de 1970 del desaparecido DETENAL. Curiosamente  captó la calle ocupada por los juegos mecánicos y puestos adyacentes. Se puede distinguir al centro, la sombra del "pulpo" y semi cubierta por los árboles gigantes, debajo de la primera "e" de Allende, la rueda de la fortuna. Las flechas marcan los juegos y puestos..
Supongo que desde que la cancha se descontinuó, en la plaza fue costumbre durante muchos años tiempo que funcionara lo que nosotros conocíamos como “la feria” o “los juegos” y que consistía en la instalación durante semanas y hasta meses, en azarosas fechas, de juegos mecánicos y puestos de venta de alimentos o para probar suerte o habilidades que los acompañaban. No se crea que eran unos cuantos como ocurre actualmente que se instalan solo por no tener a donde ir, en la periferia, se trataban de una compañía completa (casi siempre eran las “Atracciones Alcántara” aunque llegaron a estar  las “García”) con las atracciones más modernas de la época. Con el tiempo llegaron a tener ciertos lugares preestablecidos.

A su llegada, las dos cuadras de la Plazuela eran ocupadas y se podía ver entonces al terrible “pulpo”, (al iniciar la subida) los tradicionales caballitos, (frente a la cantina la “Surianita") la romántica “rueda de la fortuna”, (en el portón de “la Viña”) los remolinos -casi siempre al centro de la plaza- las sillas voladoras, etc. Los espacios menores se ocupaban por los puestos: el tiro al blanco con rifles de aire, los globos con dardos, las canicas y los de hotcakes. También llegó a venir “el martillo” (el juego mecánico más temible que haya existido, del que nadie salía limpio, literalmente) y la increíble mujer araña. (Que se quedó así por desobedecer a sus padres) (A diferencia de su hermana gemela, completamente normal que solo  salía en el día) (Y creo que prima hermana de la mujer lagarto, capturada en el golfo de México, que se le parecía muchísimo)


Imagen de Google Earth 2015. el área verde delimita la Plazuela, su anchura solo era superada por algunas partes de la Av. Juárez.
Aunque algunas personas las confunden en sus recuerdos, estas atracciones no tenían que ver con la feria de la ciudad del mes de junio, eran un acontecimiento aparte, nunca simultáneo, aunque muchas veces fueron más atractivos y visitados estos que los del centro de feria, por entonces en el jardín Independencia
Imagen tomada de los calendarios de la CANACO SJR, al parecer de la década de 1960, crédito a quien corresponda. Muestra el centro de feria (esta sí, la de junio) en la Plaza Independencia, el juego a la derecha es el pulpo" que también se instalaba en la Plazuela.

Por la época en que estamos hablando, los juegos más modernos que llegaron fueron los carros chocones y el trabant. A pesar de eso, la afluencia de gente del entonces pequeño pueblo, carente de diversiones, antros y bailes gruperos era enorme,  sobre todo los domingos por la noche, a las diez ya no cabía ni un alma en la vieja plazuela, aunque funcionaban todos los días. La duración de su estancia en la calle era muy variable, pero nunca menor a tres semanas. Sus precios eran módicos, solo algunos  especiales o de novedad costaban un poco más. La última vez que recuerdo que estuvieran, fue por ahí de 1979, los acontecimientos que a continuación detallo, determinaron la desaparición de los juegos mecánicos y los tradicionales.

EPÍLOGO

En la década de 1980 llegó al fin la modernidad a la vieja Plazuela; para empezar se cambió el vetusto drenaje de rancho por un grueso tubo de más de medio metro de diámetro finalizando así las crecientes de agua a todo lo ancho de la calle.  Casi simultáneo, llegó el empedrado, entonces símbolo de status porque dejaba de ser de calle terrosa y hasta se podía barrer sin empolvarse, para ello el municipio primero hizo desaparecer el puesto de frutas y verduras ambulante pero fijo que Don Marcos tenía construido con ladrillo y cemento casi a mitad de la calle, frente al número 17 aunque según él era provisional. En el colmo de la modernidad, aprovechando la anchura se decidió instalar aquí el monumento a la bandera, a mitad de la calle frente al número 8. Inaugurado solemnemente por ahí de 1980 soportó varias ceremonias cívicas aunque no duró mucho, lo acompaño un camelloncito, es lo único que sobrevive.

El momento que determinó por completo el actual destino de la calle fue cuando se decidió pavimentarla. Antes de ello, se les explicó a los vecinos, que tenían que cubrir parte del costo, que con el pavimento se evitarían los problemas que se tenían al barrer el empedrado, que los niños al jugar ya no se ensuciarían de tierra y toda clase de explicaciones surrealistas que convencieron a la inocente gente de entonces, quienes pagaron su parte correspondiente, (la modernidad cuesta) iniciando las obras. Nunca volvió a jugar un niño en esa calle.
Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda, este era el "Trabant" el juego más moderno que llegó a la Plazuela, nada que ver con los actuales, pero entonces causaba furor y largas filas para abordarlo.

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 Bibliografía: Mis recuerdos.

El texto se tomó del libro de mi autoría "La acequia del Pueblo" con adaptaciones para este formato y retirando información no relacionada.

La próxima entrada continúo con los barrios.

miércoles, 8 de julio de 2015

El barrio de la cruz en imágenes.

Como complemento a la entrada anterior presento a Ustedes las imágenes relativas, con algunas acotaciones necesarias.
Inicio con esta fotografía personal, del plano de 1590,  la zona resaltada sería la extensión original del barrio.  Los montículos junto al río en el mapa se nombran "cues" es decir templos o basamentos. En la esquina superior izquierda, está el cerro actualmente llamado "de la Venta", que era el que originalmente tenía el nombre IZTACCHICHIMECA, es decir, el Chichimeca Blanco. Para la fecha de elaboración del mapa ya el idioma dominante era el otomí, así que se le llamaba Teximacu o Teximeco, es decir el mismo significado pero en otomí (por un error del escribano solo anotó "cerro del Texco, la falta de algunas letras hizo que nadie supiera que significaba esa palabra, escribiéndola completa, nos da el significado real: El chichimeca blanco, en otomí)
Por cercanía, el asentamiento original, incluido el montículo recibió el mismo nombre, años después de la elaboración del mapa, en  la falda del cerro se estableció una "venta" para el servicio de los viajeros  del Camino Real, por lo que desde entonces se le llamó "el cerro de la Venta, quedando  el nombre indígena "TEXIMACU" solo para  lo que hoy conocemos como el barrio de la Cruz. La fotografía muestra ambos, al centro, el de la Venta, a la izquierda,  el promontorio del barrio de la Cruz.
La siguiente imagen satelital de GOOGLE 2015, nos muestra todos los elementos originales: el cerro, delimitado al norte por la autopista, (que al construirse cercenó unos 15 metros de él) al oriente por el río,  al poniente, hoy completamente urbanizada, la parte baja donde se ubicaban las plazas ceremoniales. La cima, nivelada artificialmente,  conserva los elementos de la última etapa constructiva, el camino de acceso, plazas, una pirámide principal,  y algunos elementos. sobre la pirámide hay una ermita colonial y una iglesia moderna. Hay otros elementos muy derruidos, parece ser que eran otros basamentos y ruinas coloniales.
Debajo de lo que hoy se ve, están otras etapas de construcción, la más antigua como centro ceremonial sería por pobladores de la cultura Chupícuaro. La siguiente fotografía, de la página web del Museo Regional de Querétaro, muestra figurillas de barro características de ella, en técnica de pastillaje con algunos elementos en color, la segunda, de la misma página, se trata de un elemento  de una época muy posterior, parte de de un collar, proveniente de Oaxaca, lo que demuestra la penetración de las antiguas rutas de comercio. Ambos se exhiben en el citado museo.

La siguiente fotografía personal, nos muestra la prominencia del sitio, destacando por su altura en lo plano del valle, lo que lo hizo estratégico, no tanto en lo bélico, sino en lo ritual. Se observa como sobresale el basamento piramidal.
Cara sur del basamento piramidal, de unos 8 metros de altura, en cuya cúspide se colocó la ermita cristiana. Lo que se ve es producto de una inconclusa reconstrucción, que nos muestra parcialmente como era originalmente la segunda etapa constructiva, parece ser que la escalera de acceso estaba a la izquierda, parte que no se reconstruyó. (fotografía personal)
En la cima de la pirámide, sustituyendo el anterior templo indígena, una ermita católica, dedicada a la Santa cruz, lo que hoy vemos es de construcción moderna, pero como se dijo en la entrada anterior, todo indica que en este mismo lugar los hombres de Nuño de Guzmán, entre 1531 y 1533 colocaron una cruz en señal de conquista, lo que sería el antecedente de la ermita.  Es especialmente cuidada y visitada por los lugareños, quienes la han remozado varias veces en el transcurso de los siglos, aunque han conservado en cada intervención,  varios elementos antiguos.
Uno, a mi parecer, es la inscripción más antigua existente de nuestra ciudad,  en la base de la ermita dice" 2 de abril de 1672"
La otra, en la peana de la Cruz dice "En 3 días del mes de mayo de 1769 años, como mayordomo de la stma Cruz dn Gmo Sago". (Guillermo Santiago). Recordar que la mayordomía es un cargo anual para ciertas fiestas religiosa, en este caso las de la Santa Cruz, lo que nos indica la antigüedad de las que aquí se celebran. (Fotografías personales)
Y manteniendo sus antiguas tradiciones, los habitantes locales, como los que les precedieron en el histórico barrio, año con año, suben al cerro a celebrar sus fiestas.  (Las siguientes fotografías las tomé prestadas dela página de la danza "Techimacit" del mero barrio, me dicen que hay otros grupos en diferentes modalidades)
Traslado de la Cruz a la iglesia de l Los elementos en blanco y amarillo son de cera, primorosamente trabajada para la fiesta. Ya casi solo se ven aquí.
 
Los integrantes de la danza, rumbo a la cima.
 
Al pie de la pirámide, reviviendo ritos tal vez milenarios.
Los que nos antecedieron, a quienes les fue encargada la tradición y año con año se hacen presentes a su vez para transmitirla a las nuevas generaciones.
  

Adornada con semillas, especialmente para la fiesta, la portada del templo católico de la cima, aclaro que este edificio no es muy antiguo, pero lo que si es indudable, es que como muestra del más puro sincretismo religioso, fue construido utilizando las piedras de la última etapa constructiva del basamento piramidal, ubicado a unos 10 metros de él.
Finalizo con una imagen personal, la panorámica de la actual ciudad, desde lo alto del cerro, que ha visto pasar a sus pies, a casi todas las culturas dominantes del altiplano central, desde Cuicuilco, los teotihuacanos, los aztecas y los españoles, a todos los tuvo a sus falda. Hoy, continua como el vigía del valle; un chichimeca blanco, que observa el crecimiento de esta ciudad, que se inició en su cima, hace 2500 años. A veces lo olvidamos, pero fiestas como las mencionadas, que se han ido transformando en lo material, pero conservan su ritualidad ancestral, son el llamado de atención para que no lo olvidemos.
  
Para quien se interese más en lo relativo a este barrio, en el blog hay varias entradas relacionadas. Por su antigüedad, es sitio donde confluye mucha de nuestra historia. Da clic en cualquiera de los siguientes vínculos
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
Conviene recordar a quienes nos vistan de manera ocasional, que esta página está en un formato de blog, que en esencia, funciona como un diario o una bitácora, organizada de manera cronológica por un servidor. Al frente de manera general aparece la entrada (o sea el escrito) más reciente, a menos que hayan llegado por acceso directo, en cuyo caso acceden a la entrada solicitada.
En la parte derecha aparece un calendario por año y mes, dando clic en ellos, se accede a las entradas que se elaboraron en el año y mes que vayan desplegando. En el caso del presente blog, se tienen incluida la presente, 90 entradas. Aunque a veces me tardo un poco, trato de poner una por semana.
Siendo su servidor el redactor único, muchas cosas que escribo son unitarias, pero otras tienen seguimiento, por lo que se recomienda, si su tiempo lo permite, iniciar a leerlo desde la primera entrada para mayor entendimiento, si no de cualquier manera se puede acceder a  temas específicos en el momento en que los deseen y en el orden en que gusten.

A la izquierda hay una imagen y un extracto, solo de las 10 entradas más visitadas, también pueden acceder en forma directa a cualquiera de ellas con un solo clic.
Como este sitio es muy visitado, pero se comenta poco, a veces para aclarar o avisar cuestiones del contenido incluyo un apartado como este, llamado el Chichimeca al servicio de la comunidad. 

domingo, 5 de julio de 2015

Los Barrios 5: El Barrio de la Cruz, donde todo empezó.



Continúo la descripción de los barrios de San Juan del Río durante la época virreinal, establecidos como medida  de control  administrativo y religioso. Especialmente importante es el que hoy se detallará: El Barrio de la Cruz.
Ubicado al sur de nuestra ciudad, hoy es una zona suburbana extensamente poblada, que según los registros, tiene una ocupación continua de más de dos mil años.
ANTECEDENTES.
Este barrio se encuentra a un costado del río San Juan, tiene como característica contar con un promontorio de roca elevado de los alrededores, a unos 25 metros de altura, con su cima relativamente plana, en una superficie aproximada de una hectárea.
Aunque hay evidencias de ocupación humana anterior en otros lugares del valle, el promontorio (hoy llamado cerro de la Cruz) debió ser especialmente atractivo por razones rituales y estratégicas. Su primera etapa constructiva se remonta al año 500 a. C. cuando grupos provenientes de Chupícuaro establecen un centro ceremonial en la cima, nivelándola con rellenos y establecen algunas plataformas. No hay vestigios que el lugar haya sido zona habitacional. Su uso fue siempre ritual. La gente tenía sus viviendas y sembradíos en la parte baja del cerro.
La actividad constructiva en la cima tuvo varios periodos en el transcurso de los siglos, deteniéndose al finalizar el primer milenio de la era cristiana,  aunque solo fue del mantenimiento del centro ceremonial, que son los edificios que hoy se ven: una pirámide principal, una gran plaza y algunos otros basamentos, la gente común continuo su vida en las partes bajas de los alrededores.
Se desconoce el nombre original  del asentamiento en la época clásica, que llegó a tener una extensión respetable. Aunque parece que solo tuvo construcciones en este cerro y en las llamadas Peñitas, incluía toda la zona de los alrededores: la parte baja del cerro, las Peñas del río, Guadalupe de las Peñas, Lomo de Toro y partes del B. Hidalgo y el final de la Calle Melchor Ocampo, donde estarían las zonas de habitación y los cultivos. 
Por los restos encontrados en los lugares mencionados y ser zona de tránsito y comercio, tuvo influencia de muchas de las culturas del clásico, seguramente perteneció en algún momento a los imperios Teotihuacano y Tolteca,  que sojuzgaron a los habitantes locales e imponían patrones culturales que por su naturaleza, solo eran temporales. A la caída de los imperios, la gente volvía a su vida tranquila en las orillas y cañadas del río.   Con la contracción de la frontera mesoamericana, desde el siglo XII, la zona se vio invadida por  nuevos habitantes que se entremezclaron con los pocos locales. Aunque se dice que fue invadida por chichimecas, en realidad los que llegaron fueron los pames - un grupo emparentado con los otomíes- caracterizados por ser semi nómadas y no compartir la cultura mesoamericana, razón por la cual fueron clasificados junto a los chichimecas auténticos, éstos sí completamente nómadas  que tardarían unos siglos más en llegar.
Con la irrupción, a fines del siglo XV de los aztecas como imperio, estando la zona en los imprecisos límites del Señorío de Jilotepec, al ser conquistado éste, la zona del barrio de la Cruz, paso a formar parte del imperio y en el lugar se estableció un puesto de defensa contra el Imperio Tarasco.
EL NOMBRE

El pequeño poblado se llamó entonces IZTACCHICHIMECA, aclarando que en realidad, era el nombre que los aztecas dieron al cerro de la Venta, y que por extensión se le dio también al poblado y al que hoy conocemos como el cerro de la Cruz. La palabra en náhuatl significa “CHICHIMECO BLANCO” simplemente, no "lugar de chichimecos blancos", ni "tierra blanca de chichimecas", como se ha dicho siempre. No hay correspondencia entre el término y tales significados.
Se tienen pocas noticias de los años inmediatos la llegada de los españoles, aunque se sabe que los habitantes del lugar participaron con los españoles en 1521 del  sitio a Tenochtitlán, que significó la derrota de los aztecas. Para 1528 Juan Xaramillo, al visitar las tierras de su encomienda, expulsó a los chichimecas (pames, en realidad) de la zona y dejó solo otomíes para el cultivo. El poblado tenía una pirámide dedicada a Huitzilopochtli (seguramente la de la cima del cerro).
Entre 1531 y 1533  desde el occidente, las tropas de Nuño de Guzmán llegaron al lugar y en señal de conquista colocaron una cruz en la cima del templo de la pequeña aldea, anexándolo al territorio de Nueva Galicia. Esta “conquista" no fue valida porque el territorio ya había sido otorgado a Jaramillo años antes y lo reclamó en un juicio, pero es importante mencionar el hecho porque parece ser el antecedente de la cruz que actualmente se encuentra en la ermita de la cima de la pirámide.
 
LOS NUEVOS DUEÑOS

Desde la llegada de los españoles, muchos indios de Jilotepec, huyendo primero de la guerra y después de los tributos que imponían los encomenderos españoles, habían llegado al lugar aumentando la pequeña población local, entre ellos el que después conoceríamos como Juan Mexitzin, que como muchos otros llegó a refugiarse a un lugar ya establecido, no a fundarlo.
Al aumentar la población otomí en el lugar,  ya libres del yugo azteca que imponía el idioma náhuatl, como lengua oficial, el todavía pequeño asentamiento siguió llamándose igual,  CHICHIMECA BLANCO, solo que ahora en otomí: Teximacu. (de Texi= blanco y  macu= chichimeco, como es topónimo se lee al revés; "Chichimeco Blanco”) (la pronunciación más probable es “Teshimacu”)
Con el establecimiento en décadas posteriores del pueblo de San Juan del Río, “a la española” en una zona aledaña, el asentamiento quedó solo como uno de los barrios que lo conformaba, y se le llamó cristianamente “barrio de la Cruz” aunque los habitantes y la población siguieron llamando al cerro “Teximacu” como consta en documentos oficiales por lo menos hasta 1822. Posteriormente el nombre se perdió, hasta que fue rescatado por Ayala quien lo copió erróneamente del informe de Salazar como TECHIMACIT, (confundió la "u" final por it) palabra que no tiene traducción en ningún idioma. Este error lo han repetido todos los que le han copiado a Ayala. En entradas anteriores, he mostrado la copia del documento de Salazar, donde se puede ver el equívoco.
Plano de Ignacio Pérez. Junto al río, el cerro y Barrio de la Cruz, al norte, La Concepción y el Calvario

El asentamiento original, para la fecha del establecimiento de los barrios debió ser más amplio, pero desde época temprana fue rodeado de propiedades españolas, principalmente las haciendas de San Jacinto, la H, Santa Lucía y demás propiedades particulares de españoles, quedándoles solamente el cerro y sus partes bajas circundantes.
Para 1793 nos describe perfectamente el lugar y sus característica Martínez de Salazar: “El Barrio de la Cruz está situado también al otro lado del río, sobre su orilla sur, en terreno escabroso, compuesto de dos calles solamente, en donde los indios tienen construidas sus pequeñas casas, inmediatas a una peña redonda, desgajada por todas partes, y en la parte superior de ella hay un plan sobre el cual está construido a mano, un cerrito de piedras y tierra, como un pináculo donde está colocada una cruz, y hay tradición de que en tiempos de la gentilidad, este era el fuerte donde se acogían los indios Mecos, para defenderse de los enemigo, y que por esto mismo se le llama a la peña TECHIMACU, que quiere decir  peña blanca fuerte y redonda de los mecos. “
Insisto que la peña es redonda y supongo que fuerte, pero la palabra no significa nada de eso, solo “Chichimeca blanco".  
Al parecer lo que hoy conocemos como el Barreno, finca cercana al barrio, originalmente fue parte de él, pero al desaparecer la república de Indios en el siglo XIX, pasó a manos  de españoles, aunque por estar en el camino “Real” que usaban los habitantes para ir al pueblo,  que desembocaba en el Pasoancho del río, conservaron una servidumbre de paso, que les permitía cruzar por en medio de esa propiedad privada situación que perduró hasta hace apenas una década, cuando la propiedad fue donada al municipio, y extrañamente se cerró el centenario paso.

LA ACTUALIDAD
Las dos calles originales, hoy se conservan, muy modernizadas, sin embargo, desde hace siglos, conservan las tradicionales fiestas del 3 de mayo, promovidas ahora por un grupo de danza local, paradójicamente llamado “Techimacit” y otros, que reviven, al pie de la vieja pirámide, ritos que podrían ser milenarios y con singular entusiasmo, seguidos ahora por multitudes, suben año tras año, a sentir  la grandeza de la historia del barrio, donde se inició San Juan, la gran ciudad que ahora se ve desde la cima y donde vieron sus antepasados el nacimiento y paso de imperios hoy desaparecidos, esa cima, es donde  inició todo.  
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
1.- Tomé algunas fotos del sitio de danza del barrio de la Cruz, espero no se molesten y por la sugerencia de que le cambien su nombre al correcto.
Aviso 2  Por ser el Barrio de la Cruz tan significativo para nuestra historia, hay varias entradas en este blog  que lo mencionan, visítenlas. Además hay mucha más información al respecto que espero difundir posteriormente.
Aviso 3    A los seguidores de este Blog,  Ángel (Celedonio) y René, les aviso que les dejé su material en la oficina del Archivo Histórico Municipal, ubicado en el Centro Histórico y cultural, en Av. Juárez oriente #30 (en el jardín del santuario) En el primer patio está la oficina del Archivo, ahí la amable encargada, Lic. Marimar Santana les hará entrega, previa identificación. Ella es además autora de un libro de Historia de San Juan, a ver si les interesa consultarlo o adquirirlo y les mostrará algunos objetos y publicaciones que tiene ahí en exhibición. Pueden pasar a partir del lunes 6 en la tarde. Por favor me confirman aquí cuando lo reciban.
 Aviso 4: Las fotos de contexto de esta entrada se las debo para mañana.