Continúo la descripción de los barrios de San Juan del Río durante la época virreinal, establecidos como medida de control administrativo y religioso. Especialmente importante es el que hoy se detallará: El Barrio de la Cruz.
Ubicado al sur de nuestra ciudad, hoy es una zona suburbana
extensamente poblada, que según los registros, tiene una ocupación continua
de más de dos mil años.
ANTECEDENTES.
Este barrio se encuentra a un costado del río San Juan, tiene como
característica contar con un promontorio de roca elevado de los alrededores, a unos 25 metros de altura, con su cima relativamente plana, en una superficie aproximada de una hectárea.
Aunque hay evidencias de ocupación humana anterior en otros
lugares del valle, el promontorio (hoy llamado cerro de la Cruz) debió ser
especialmente atractivo por razones rituales y estratégicas. Su primera
etapa constructiva se remonta al año 500 a. C. cuando grupos provenientes de
Chupícuaro establecen un centro ceremonial en la cima, nivelándola con rellenos y establecen algunas plataformas. No hay vestigios que
el lugar haya sido zona habitacional. Su uso fue siempre ritual. La gente tenía
sus viviendas y sembradíos en la parte baja del cerro.
La actividad constructiva en la cima tuvo varios periodos en
el transcurso de los siglos, deteniéndose al finalizar el primer milenio de la
era cristiana, aunque solo fue del
mantenimiento del centro ceremonial, que son los edificios que hoy se ven: una
pirámide principal, una gran plaza y algunos otros basamentos, la gente común
continuo su vida en las partes bajas de los alrededores.
Se desconoce el nombre original del asentamiento en la época clásica, que
llegó a tener una extensión respetable. Aunque parece que solo tuvo
construcciones en este cerro y en las llamadas Peñitas, incluía toda la zona de
los alrededores: la parte baja del cerro, las Peñas del río, Guadalupe de las
Peñas, Lomo de Toro y partes del B. Hidalgo y el final de la Calle Melchor
Ocampo, donde estarían las zonas de habitación y los cultivos.
Por los restos encontrados en los lugares mencionados y ser
zona de tránsito y comercio, tuvo influencia de muchas de las culturas del
clásico, seguramente perteneció en algún momento a los imperios Teotihuacano y
Tolteca, que sojuzgaron a los habitantes locales e imponían patrones
culturales que por su naturaleza, solo eran temporales. A la caída de los imperios, la gente
volvía a su vida tranquila en las orillas y cañadas del río. Con la contracción de la frontera
mesoamericana, desde el siglo XII, la zona se vio invadida por nuevos habitantes
que se entremezclaron con los pocos locales. Aunque se dice que fue
invadida por chichimecas, en realidad los que llegaron fueron los
pames - un grupo emparentado con los otomíes- caracterizados por ser semi nómadas
y no compartir la cultura mesoamericana, razón por la cual fueron clasificados
junto a los chichimecas auténticos, éstos sí completamente nómadas que tardarían unos siglos más en llegar.
Con la irrupción, a fines del siglo XV de los aztecas como
imperio, estando la zona en los imprecisos límites del Señorío de Jilotepec, al
ser conquistado éste, la zona del barrio de la Cruz, paso a formar parte del
imperio y en el lugar se estableció un puesto de defensa contra el Imperio Tarasco.
EL NOMBRE
El pequeño poblado se llamó entonces IZTACCHICHIMECA,
aclarando que en realidad, era el nombre que los aztecas dieron al cerro de la
Venta, y que por extensión se le dio también al poblado y al que hoy conocemos
como el cerro de la Cruz. La palabra en náhuatl significa “CHICHIMECO BLANCO”
simplemente, no "lugar de chichimecos blancos", ni "tierra blanca de chichimecas",
como se ha dicho siempre. No hay correspondencia entre el término y tales
significados.
Se tienen pocas noticias de los años inmediatos la llegada de
los españoles, aunque se sabe que los habitantes del lugar participaron con los
españoles en 1521 del sitio a
Tenochtitlán, que significó la derrota de los aztecas. Para 1528 Juan Xaramillo, al visitar las tierras de su encomienda, expulsó a los chichimecas
(pames, en realidad) de la zona y dejó solo otomíes para el cultivo. El
poblado tenía una pirámide dedicada a Huitzilopochtli (seguramente la de la
cima del cerro).
Entre 1531 y 1533
desde el occidente, las tropas de Nuño de Guzmán llegaron al lugar y en
señal de conquista colocaron una cruz en la cima del templo de la pequeña aldea,
anexándolo al territorio de Nueva Galicia. Esta “conquista" no fue valida
porque el territorio ya había sido otorgado a Jaramillo años antes y lo reclamó
en un juicio, pero es importante mencionar el hecho porque parece ser el antecedente de la cruz
que actualmente se encuentra en la ermita de la cima de la pirámide.
LOS NUEVOS DUEÑOS
Desde la llegada de los españoles, muchos indios de
Jilotepec, huyendo primero de la guerra y después de los tributos que imponían
los encomenderos españoles, habían llegado al lugar aumentando la pequeña
población local, entre ellos el que después conoceríamos como Juan Mexitzin,
que como muchos otros llegó a refugiarse a un lugar ya establecido, no a fundarlo.
Al aumentar la población otomí en el lugar, ya libres del
yugo azteca que imponía el idioma náhuatl, como lengua oficial, el todavía
pequeño asentamiento siguió llamándose igual,
CHICHIMECA BLANCO, solo que ahora en otomí: Teximacu. (de Texi= blanco y
macu= chichimeco, como es topónimo se
lee al revés; "Chichimeco Blanco”) (la pronunciación más probable es “Teshimacu”)
Con el establecimiento en décadas posteriores del pueblo de
San Juan del Río, “a la española” en una zona aledaña, el asentamiento quedó solo como
uno de los barrios que lo conformaba, y se le llamó cristianamente “barrio de
la Cruz” aunque los habitantes y la población siguieron llamando al cerro “Teximacu”
como consta en documentos oficiales por lo menos hasta 1822. Posteriormente el
nombre se perdió, hasta que fue rescatado por Ayala quien lo copió erróneamente
del informe de Salazar como TECHIMACIT, (confundió la "u" final por it) palabra
que no tiene traducción en ningún idioma. Este error lo han repetido todos los
que le han copiado a Ayala. En entradas anteriores, he mostrado la copia del
documento de Salazar, donde se puede ver el equívoco.
Plano de Ignacio Pérez. Junto al río, el cerro y Barrio de la Cruz, al norte, La Concepción y el Calvario |
El asentamiento original, para la fecha del establecimiento
de los barrios debió ser más amplio, pero desde época temprana fue rodeado de
propiedades españolas, principalmente las haciendas de San Jacinto, la H, Santa
Lucía y demás propiedades particulares de españoles, quedándoles solamente el
cerro y sus partes bajas circundantes.
Para 1793 nos describe perfectamente el lugar y sus
característica Martínez de Salazar: “El Barrio de la Cruz está situado también
al otro lado del río, sobre su orilla sur, en terreno escabroso, compuesto de
dos calles solamente, en donde los indios tienen construidas sus pequeñas
casas, inmediatas a una peña redonda, desgajada por todas partes, y en la parte
superior de ella hay un plan sobre el cual está construido a mano, un cerrito
de piedras y tierra, como un pináculo donde está colocada una cruz, y hay
tradición de que en tiempos de la gentilidad, este era el fuerte donde se
acogían los indios Mecos, para defenderse de los enemigo, y que por esto mismo
se le llama a la peña TECHIMACU, que quiere decir peña blanca fuerte y redonda de los mecos. “
Insisto que la peña es redonda y supongo que fuerte, pero la
palabra no significa nada de eso, solo “Chichimeca blanco".
Al parecer lo que hoy conocemos como el Barreno, finca cercana al barrio, originalmente fue parte de él, pero al desaparecer la república de
Indios en el siglo XIX, pasó a manos de
españoles, aunque por estar en el camino “Real” que usaban los habitantes para
ir al pueblo, que desembocaba
en el Pasoancho del río, conservaron una servidumbre de paso, que les permitía
cruzar por en medio de esa propiedad privada situación que perduró hasta hace
apenas una década, cuando la propiedad fue donada al municipio, y extrañamente
se cerró el centenario paso.
LA ACTUALIDAD
LA ACTUALIDAD
Las dos
calles originales, hoy se conservan, muy modernizadas, sin embargo, desde hace
siglos, conservan las tradicionales fiestas del 3 de mayo, promovidas ahora
por un grupo de danza local, paradójicamente llamado “Techimacit” y otros, que
reviven, al pie de la vieja pirámide, ritos que podrían ser milenarios y con
singular entusiasmo, seguidos ahora por multitudes, suben año tras año, a
sentir la grandeza de la historia del barrio, donde se inició San Juan, la gran
ciudad que ahora se ve desde la cima y donde vieron sus antepasados el nacimiento y paso de imperios hoy desaparecidos, esa cima, es donde inició todo.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
1.- Tomé algunas fotos del sitio de danza del barrio de la
Cruz, espero no se molesten y por la sugerencia de que le cambien su nombre al
correcto.
Aviso 2 Por ser el
Barrio de la Cruz tan significativo para nuestra historia, hay varias entradas
en este blog que lo mencionan,
visítenlas. Además hay mucha más información al respecto que espero difundir
posteriormente.
Aviso 3 A los seguidores de este Blog, Ángel (Celedonio) y René, les aviso que les dejé su material en la oficina del
Archivo Histórico Municipal, ubicado en el Centro Histórico y cultural, en Av.
Juárez oriente #30 (en el jardín del santuario) En el primer patio está la
oficina del Archivo, ahí la amable encargada, Lic. Marimar Santana les hará
entrega, previa identificación. Ella es además autora de un libro de Historia de
San Juan, a ver si les interesa consultarlo o adquirirlo y les mostrará algunos
objetos y publicaciones que tiene ahí en exhibición. Pueden pasar a partir del lunes 6 en la
tarde. Por favor me confirman aquí cuando lo reciban.
Aviso 4: Las fotos de contexto de esta entrada se las debo
para mañana.
José Luis: Voy a ir por allá la próxima semana, cuando asista al informe de Fabián (si es que lo hace en el Portal del Diezmo). En tus publicaciones anteriores despertaste mi interés por visitar el Archivo Histórico Municipal, que hace tiempo atendía una persona de apellido Coellar, así que será un visita muy bien aprovechada.
ResponderBorrarSi la lluvia lo permite, también voy a pasar al museo Iztacchichimecapan.
José: Solo para notificarte que hoy pase por el material, ya lo tengo, gran detalle la dedicatoria, de verdad muchas gracias por este detalle para con un servidor, saludos. estamos en contacto.
ResponderBorrarOjalá que disfruten,lo poquito de la mucha historia de San Juan que contiene y sobre todo la difundan, y de pasada, recomendar los contenidos de este blog, que a pesar de ser puramente de información local, es leído en muchas partes del mundo, algo tendrá nuestra historia.
BorrarJosé Luis, ya vi en un periódico que el informe va a ser en el CECUCO, pero eso no cambia mis planes. Iré la próxima semana al Archivo Histórico Municipal para volverme uno de los afortunados poseedores del libro de tu autoría.
ResponderBorrarSobre el libro escrito por Marimar ¿sabes si lo puedo adquirir con ella y cuánto cuesta? Para ir preparado :)
Costaba 50 pesos cuando yo lo adquirí, pero no se si todavía esté igual, pero no creo que haya subido mucho, como quiera le preguntas, si no para que te preste uno para sacarle copias, no es voluminoso, su contenido es muy importante porque contiene una selección de documentos del archivo histórico relacionado con los monumentos, sobre todo coloniales de la ciudad. A pesar de ser puramente documental, ella le incluyó comentarios iniciales, lo que hace muy amena su lectura. Varios de los escritores de historia de nuestra ciudad participamos en un proyecto del INAH referido a la zona de monumentos local, quienes iban a editar nuestros escritos, pero ya no hemos tenido noticias, y ni pa cuando, espero me callen la boca y ya lo editen y podamos presentarlo a la mucha gente interesada en el tema. Como siempre digo, historia hay, quien la escriba, también, quien la lea ni se diga, solo falta apoyo para editar.
ResponderBorrarPasé esta mañana al AHM. Marimar te había dicho que ya habían sido recogidos los 2 libros, pero no era así.
ResponderBorrarGracias por la amable dedicatoria.
Tuve oportunidad de adquirir el libro de ella.
La calle de Cóporo me ha parecido interesante desde siempre; no sabía que la acequia pasaba por allí.
Mil gracias.
Sí, ayer estuve ahí y eso me dijo, pero que bueno que ya los tengas y los disfrutes. La calle llama la atención, sobre todo por su vista y supongo la mucha historia que contiene, parece ser que desde tiempos prehispánicos. La acequia, hoy entubada pasa por todas las casas de ella, en la acera poniente, excepto las últimas 4, casi en la Plazuela. Creo que fue premonitorio lo que te dije en el anterior comentario porque precisamente ayer los del INAH dieron señales de vida y parece que el proyecto ya está más encaminado, a ver si no se tarda. Saludos.
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