jueves, 12 de septiembre de 2013

Crónica del cinelandia

Celebrando que el blog ya tiene 500 visitas, (muchas sé que son de los cazablogs, pero parece que ya se está formando un  público propio) daré un salto en el tiempo y presento a su consideración esta crónica del viejo cine de la ciudad. Hace poco fue publicada casi íntegra en la página San Juan del Río en el Tiempo, pero es de mi autoría. De vez en cuando para no aburrirlos haré este tipo de reseñas, la historia también pude ser divertida, este es un ejemplo; un edificio que fue icónico para muchas generaciones, espero les guste.




500 visitas, Fotografía personal, el Cinelandía en su agonía (¿Serían los marcos de cantera los del viejo teatro?)

El cine
En la vieja calle del Curato Viejo, hoy 16 de septiembre, hasta el año 2010, tras mucho tiempo en el abandono total, se encontraba el que fue el antiguo “Teatro Cinelandia”, propiedad del circuito Montes, cerrado por problemas laborales hacía 20 años, nunca volvió a funcionar.

Este local, en el número 10, cuyo interior casi ningún joven actual conoció, fue un edificio moderno de dos niveles, los marcos de cantera de sus puertas se veían de factura antigua aunque no sé si fueran las originales del local anterior ya que en el mismo terreno existió en el siglo antepasado un pequeño teatro, que para 1865 era de madera y se administraba por el Ayuntamiento.

Llamado inicialmente Calderón, (Seguramente por el dramaturgo) después Hidalgo, luego Cosío (Seguramente por el gobernador que lo reconstruyó) y al final otra vez Hidalgo, fue remozado por el gobierno estatal a fines del siglo XIX y albergó los eventos de las primeras ferias. Contaba con todo lo necesario para funciones artísticas, teatrales, musicales y eventos de toda especie, cívicos y profanos, públicos y privados. Incluso tenía palcos. Su telón de fondo era una imagen del Jardín de San Juan Bautista. (actual Plaza de los Fundadores) Administrado por una asociación civil, funcionaba como un club social.
Fue derruido por 1936, en tiempos del gobernador Saturnino Osornio para construir una, para entonces funcional sala cinematográfica, que inaugurada a inicios de los cuarentas, vio pasar por su pantalla, con llenos completos toda la época de oro del cine nacional, lo que le valió ser ampliado a dos niveles. En su último apogeo que sería a fines de la década de 1970, daba funciones diarias, tarde y noche, en programa doble y los domingos por la mañana presentaba al público infantil el popular matinée.


Siempre había muchos espectadores, pero se llenaba totalmente a partir del viernes, cuando proyectaba cintas clasificación “C”, entonces de lo más pecaminoso, completamente para adultos, aunque al encender las luces, la sala siempre aparecía repleta de alumnos de la secundaria.

Tenía una surtida y carísima dulcería. (La gente por los prohibitivos precios, cuando asistía en familia se equipaba por fuera con varias pepsis familiares, tortas y frituras de toda especie) El público podía escoger entre dos secciones, la parte baja con butacas -lunetas les decían-, que entonces se sentían muy cómodas, en la parte de arriba y hasta el fondo, gradas de cemento, más baratas e incómodas. En ambas había un policía siempre atento a que no se lanzaran objetos a la pantalla o se dijeran groserías, actos que ameritaban ser sacado ipso facto de la sala. La presencia de guardianes del orden no impedía que al iniciar la función y apagarse la luz se escuchara, dedicado al proyeccionista, el entonces nacional grito de ¡Cácaro!  Y en cualquier interrupción por falla, el muy local ¡Deja a la dulcera!  (O sea a la encargada de la dulcería) ambos gritos aún se escucharon en las primeras funciones de los entonces llamados “Multicines” frente a la presidencia municipal, luego se perdieron para siempre.

Además de cine, era el sitio ideal para graduaciones y eventos políticos y sociales de categoría y aún sin ella (en el programa de feria era obligado presentar ahí los Juegos Florales y el concurso de físico-culturismo local, llamado “Míster San Juan” asistiendo los más ponchados del pueblo, incluidos varios trabajadores del rastro. En los últimos años ya participaban féminas como concursantes -y muchos más hombres como espectadores) Tenía una excelente especie de climatización lograda por el recubrimiento de las paredes de material parecido al fibracel (entre cartón y madera) y la enorme altura de la sala. En apoyo a la graduación de unos preparatorianos estuvo en vivo la mismísima Isela Vega, actuando algunas escenas teatrales, siendo la única vez que falló la climatización.

Por ser el más popular sitio de diversión, en las esquinas del centro tenía unos marcos de herrería donde colocaba su cartelera, después los abandonaron y eran utilizados por cualquiera que requería colocar algún cartel. En esos tiempos ni pensar siquiera pegar propaganda o pintar paredes, había sitios establecidos en esquinas y postes. (Fueron proverbiales durante décadas unas pequeñas láminas metálicas clavadas en lo alto de las esquinas anunciando un ungüento muy socorrido, el 666) La anarquía gráfica fue una mala costumbre que trajeron las campañas políticas.  

Tuvo un segundo aire con la llegada del cine de luchadores. En una extraña catarsis dominical, era común que la audiencia coreara a viva voz ¡Santo, Santo, Santo! cuando el enmascarado de plata lograba levantarse en el segundo round o acababa con algún “moustro”. (Solo los de luneta, los de la gradería generalmente eran rudos, muchas veces lo demostraron, sobre todo a la salida, arrojando toda la basura hacia la parte de abajo, incluyendo envases y toda clase de líquidos corporales y externos) No se diga los sábados cuando la temática era de Karate o Kung Fu, a la salida, las bancas de la Avenida Juárez sufrían los embates de noveles karatecas que encaramados en ellas intentaban repetir las katas y sonidos de Bruce Lee.

En su última época, compitiendo con modernas y en verdad cómodas salas, (Multicines y Sagitario) lentamente fue languideciendo. Primero perdió el enorme anuncio luminoso que vertical sobresalía a su fachada, después la capacidad de presentar estrenos, casi postreramente se sostuvo proyectando indiscriminadamente un día sí y los demás también, cintas pornográficas extranjeras, ya hasta sin subtítulos o traducción. (Que en realidad no era muy necesaria, como quiera se entendía la trama) La vetusta pero gigantesca pantalla amplificaba hasta el mínimo detalle.


Fotografía personal, ¿No les ha pasado que todavía al entrar en la calle esperamos verlo?

Su final fue previsible cuando su único atractivo terminó siendo la oscuridad, convirtiéndose en sui géneris sitio de reunión dizque romántica para todo tipo de personas igualmente sui géneris En esa época, siendo constantes las fallas por lo anticuado del proyector, los gritos de los espectadores cambiaron por viles mentadas de madre a silbidos. Poco después vino el problema laboral que lo cerró para siempre. Todo su historial sin embargo no lo salvó nunca, de ser llamado y hoy recordado como “el Piojito”. En el año 2010 fue demolido.

martes, 10 de septiembre de 2013

SOLO FOTOS QUE DEBIA DE AYER

FOTOGRAFIA PERSONAL: FINAL DE LAS PEÑITAS EN LUIS ROMERO SOTO E INICIO DE LAS PEÑAS, EN GUADALUPE.


LAS PEÑITAS AL FINAL DE LA CALLE MELCHOR OCAMPO, ANTIGUO CAMINO REAL AL RODEO,  NOTESE LO RECTO DE ELLAS POR SER UNA DE LAS ZONAS DE ABASTO DE PIEDRA PARA CONSTRUCCION.
FOTOGRAFÍA PERSONAL: ÚLTIMA PARTE VISIBLE DE LAS PEÑITAS, EN LA CALLE MELCHOR OCAMPO, DESDE EL PANTEÓN DE LA SANTAVERACRUZ HASTA LUIS ROMERO SOTO

FOTOGRAFIA PERSONAL : LAS PEÑAS DETRÁS DEL BARRIO DE LA CRUZ
FOTOGRAFIA PERSONAL: LAS PEÑAS EN LOMO DE TORO

 


LAS PEÑAS EN LA CAÑADA DE SAN JOSÉ.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Las Peñas y las Peñitas


Debido a ser términos mencionados constantemente en este trabajo, es necesario abundar sobre ésta parte de la ciudad, hoy solo parcialmente visible desde la sección media del Boulevard Hidalgo pero que es muy amplia. Para muchos fue muy conocida y poco a poco fue cubierta por la mancha urbana, pareciendo disminuir pero sigue ahí, recordando un pasado que casi 500 años de ocupación no han ocultado.

Se llama Peñas a las paredes de una cañada que inicia en San Sebastián de las Barrancas, confluente de otras del municipio de Amealco y el estado de México a cuyo fondo corre el río San Juan. Llega al extremo sur de la ciudad, tomando el nombre de cañada de San José y “Lomo de Toro”. Termina la barranca abruptamente por un lado  en el cerro de la Cruz y del otro en Guadalupe de las Peñas, inicio del valle, donde hoy se cruzan el  B. Hidalgo y la autopista México -Querétaro.  A partir de ahí, el cerro del Pedregoso emerge del valle hacia el oriente formando una especie de escalón o terraza (ya no es barranca, solo se eleva por un lado y se aleja del río) que parece continuación de las anteriores pero con una separación de ½ Km.  En esta pequeña franja plana entre los dos peñascos se ubicó el camino prehispánico a México y actualmente pasa justo a su centro la autopista México – Querétaro.

 

Este escalón son “las Peñitas”, una afloración rocosa cuya parte visible es una pared vertical de toba volcánica -llamada localmente cantera morena- con longitud de 1 Km. y altura máxima de 15 m que desde la autopista siguen el trayecto marcado por la calle Melchor Ocampo. Su parte más destacada es bajo el Panteón de la Santa Veracruz pero continúan al norte, ya ocultas por construcciones, cruzando la calle Fernando de Tapia, originalmente un arroyo que descendía entre ellas. (Hasta hace poco todavía se conocía como “la Cuesta”) Aparentemente acaban en la calle Reforma, antigua “de los Leñadores”, bajo la Escuela Mártir de Chihuahua, cuya planta tiene 3 niveles, precisamente por estar sobre roca viva. En su inicio, cerca de la autopista, había pequeñas  cuevas naturales y artificiales, en cuyo exterior  (dentro era piedra llana) se Podían encontrar semienterrados restos antiguos como tepalcates y navajas trapezoidales de obsidiana. Con el crecimiento urbano, a partir de 1975, los hallazgos cambiaron a bolsas con resistol 5000 y otros inhalantes, pañales desechables y todo tipo de basura. Derrumbes naturales y de construcciones en la parte alta de la peña lentamente cubrieron lo que al parecer fue un asentamiento de nuestros antepasados, en la etapa de cazadores recolectores. (Encima, en las colonias Ramos Millán y Fátima y debajo, alrededor de la hacienda de Guadalupe y la autopista hubo restos en mayor número y a flor de tierra, al parecer ya sitios sedentarios, sobretodo navajas, comunes en la época prehispánica, cuyo filo se perdía fácilmente y debían reemplazarse constantemente, de ahí la abundancia) Cabe mencionar que la ubicación de las Peñitas en el área urbana determinó la conformación extraña, retorcida y desnivelada de las actuales calles 2 de abril, callejón de Santa Veracruz, Melchor Ocampo, Guadalupe Victoria, Fernando de Tapia, Reforma, Mariano Jiménez y la manzana de Av. Juárez del edificio del Centro Histórico y cultural, sea por estar delante, debajo, encima e incluso dentro de ellas.

El fin de su parte visible indica el inicio de la planicie del centro de la ciudad. Es de resaltar que con la cantera de las Peñitas y las Peñas se construyeron las casas del viejo San Juan, ejemplo notable de su uso integral en muros y ornamento de  fachadas puede observarse a plenitud, respectivamente en el lado oriente de la parroquia y la casa de  cantera  de la calle de 16 de septiembre. Aunque hoy la pared rocosa es relativamente recta en su frente, debido a la extracción de piedra en varias de sus secciones, (aún son visibles casi todos los espacios donde se efectuaba esta labor) originalmente debieron ser muy irregulares, con derrumbes en la parte baja, se alinearon y tomaron forma casi perpendicular al construirse el camino Real a su vera.
La cantera continúa por casi todo el pueblo, bajo capas de tierra vegetal. Lo más al norte donde asomaba era el viejo campo de futbol Fluminense (hoy centro comercial junto al fraccionamiento de mismo nombre) donde tras cualquier lluvia intensa, el arrastre de tierra afloraba secciones de cantera. Se recuerda  un canal de agua entre ambas canchas, que desfogaba agua de lluvia desde la avenida Juárez. (Parece ser uno de los antiguos arroyos)
 

Las fotos se las debo para mañana

¿Hubo una fundación?

Fotografía personal: Los tres antiguos asentamientos indígenas de la ciudad.

A continuación trataré de dilucidar porqué sostengo que es dudoso afirmar que haya habido una fundación "a la española" de San Juan del Río en 1531 o cualquier otro año posteriormente cercano. Las conclusiones son acordes con los documentos hasta hoy conocidos, aunque pudiera ser que alguno, hoy perdido, aparezca y nos dé una claridad completa.

Ya se ha dicho que por lo menos desde dos mil años antes había un poblado en este lugar, con altibajos en cuanto a población y desarrollo, siempre en la zona sur de la actual ciudad, entre las Peñas y las Peñitas. Hasta hace poco se podían distinguir tres pequeños asentamientos cercanos pero independientes, persistentes a los siglos: El Barrio y cerro de la Cruz, Guadalupe de las Peñas y Lomo de Toro, indudablemente en alguno de ellos se asentaba el lugar llamado "Iztacchichimeca" que era un puesto fronterizo de mínima importancia bajo dominio azteca, de ahí su nombre en náhuatl. Todo indica que seguían teniendo como centro ceremonial el de la cima del Cerro de La Cruz, pero sus viviendas  debieron  estar abajo de él o en los otros lugares mencionados.

Para 1521 la contracción de la frontera mesoamericana había dado lugar a que los centros ceremoniales monumentales de la región tuvieran siglos abandonados, pero la gente común seguía su vida a la orilla de río, la población era mínima. Según las condiciones de guerra lo permitieran había una mezcla de otomíes y chichimecos, que según las últimas investigaciones participaron incluso en la toma de Tenochtitlán en apoyo a los Españoles.

Cuando Juan Jaramillo el viejo, recibe la encomienda de Jilotepec hace un reconocimiento en las tierras de ella y expulsa a unas 8 familias de chichimecas, dejando solo algunos otomíes para el cultivo, esto en 1528. con un administrador de apellido Hernández.

Documentos de alrededor de 1536 hacen alusión al lugar, siempre con el nombre náhuatl, pero sin mencionar nunca ni a Nicolás de San Luis Montañez, Fernando de Tapia y menos a alguien llamado Mexici. Se menciona que en el lugar, que solo era una estancia agrícola, no un pueblo,  había un adoratorio y se identifican nombres de pobladores con más de 20 años en el lugar, jamás se menciona el que según la leyenda había sido fundado 5 años antes; San Juan del Río, es decir, no existía por lo menos en 1536 tal pueblo.

Así es que estamos hablando de un lugar anterior a la conquista, que sobrevivió a ella y por lo menos 15 años después seguía teniendo habitantes indígenas y si acaso un español, el administrador Alfonso Hernández, aunque al parecer este vivía en Jilotepec.

El nombre de Juan Mexici como fundador del pueblo, llegado de Jilotepec luego de la caída de Tenochtitlán no se sostiene en los documentos mencionados ya que los varios indios de nombre Juan que aparecen entre los documentos ninguno dice ser fundador, todo parece ser alguna confusión de los informantes de Hernando de Cárdenas que en 1582 reunió la información de los viejos habitantes para redactar la Relación de Querétaro, y alguno de ellos le mencionó a un juan Mexici, (el único filólogo que ha estudiado estos documentos dice que no es un apellido, sino que el escribiente no supo expresar lo que su informante indio le decía "mexi tzin"; en náhuatl, poquito mexicano, es decir alguien que hablaba náhuatl) como la única referencia que tenía de los viejos habitantes, lo único seguro es que se llamaba Juan y de los varios Juanes, al menos 3, que mencionan los documentos, ninguno se dice o habla de un fundador del lugar, si hubiera existido como tal, sería lo más lógico que lo mencionara, y le dieran esa calidad.

De este modo, aunque no se descarta la existencia de tal persona como fundador, si podemos decir que hasta por lo menos 1536 no hizo tal fundación porque el lugar ya existía desde al menos 20 años como un asentamiento multiétnico. Tal vez existió en alguna etapa posterior, pero ese ya es otro tema. 
Así es que podemos asegurar, a menos que el Archivo Histórico Municipal tenga algún documento que lo confirme, que las mamparas que están fuera del edificio del Centro Histórico y Cultural, en la Avenida Juárez, están equivocados, incluso mencionan un "cabildo indígena" en la cuarta década del siglo, no hay elementos para afirmarlo.  En otras entradas abundaremos sobre los años posteriores a 1536 para afirmar que no hubo fundación en ninguna época del virreinato.

Las fuentes para este artículo y su ampliación están en el libro ya mencionado, esta solo es una creación especial para este blog, con redacción libre.

jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Porque la leyenda no?





San Juan del Río en 1531, indicando los lugares mencionados en la llamada "Relación de San Luis Montañez"


  “NICOLÁS DE SAN LUIS MONTAÑEZ” 15?? 

” … el puesto onde estan el rrio grande estan rrodiado de savino, estan unos ojos de agua; en la orilla de dicho rrio estan un cerro rrodiado de peña, un rincón… “

Relación de San Luis Montañez en  Ayala, 1948. p. 121.


Decíamos ayer:

1.- La leyenda dice que Nicolás de San Luis Montañez fundó "a la española" San Juan del Río el 24 de Junio de 1531.

2.- Que la Relación de Querétaro de 1582 mencionaba que un indígena llamado "Mexici" era quien lo había fundado.

3.- Que Rafael Ayala en su "San Juan del Río, geografía e historia"  los hace coincidir para la fundación del pueblo.

A pie juntillas, neo historiadores, autoridades y público en general así lo han creído y afirmado, así lo registran nuestras costumbres, fiestas y folklor.

Pero no es tan fácil, ninguno de los tres datos puede demostrarse históricamente.

Iniciemos por la fecha:

En primer lugar, afirmo categóricamente que ningún documento antiguo menciona la fecha de 1531 en el día 24 de junio para la fundación de San Juan del Río.

¿Entonces de dónde salió?  La explicación es larga pero clara.

Parece que tal fundación a la usanza española jamás se llevó a cabo, el bonito relato de la fundación lo tomó Ayala de un manuscrito llamado "Relación de Nicolás de San Luis Montañez" que supuestamente es copia de un original que estaba en el convento de la Cruz a principios del siglo XVIII, donde se mencionan los pormenores en una confusa redacción pero en general  la parte de San Juan es como la dice Ayala, no se ha demostrado que ese manuscrito proceda de uno auténtico de la época de la fundación pero suponiendo que así lo fuera, dice que la fundación de San Juan del río ocurrió en la imposible fecha del 24 de junio de ¡ 1502 !  Sí se mencionan en el manuscrito datos relativos a San Juan que pudieran acomodarse a la época pero ahí no se menciona el año de 1531. (igual ocurre con la fecha de fundación de Querétaro el 25 de julio de 1531)

Pareciera que todo es claro, y que solo se equivocaron en la fecha, pero esa claridad se desvanece cuando descubrimos que  hay por lo menos un par de docenas de documentos parecidos mencionando fundaciones hechas por Montañez en todo el bajío, durante el siglo XVI y muchas otras fundaciones por otros protagonistas pero mencionando los mismos hechos, tal profusión ha hecho que se les de por falsas a todas.

Pero ¿Quién podría falsificar esos hechos en los documentos y porqué razón?

Desde finales del siglo XVI y durante todo el XVII algunos indios descendientes de los verdaderos conquistadores trataron de obtener privilegios del rey por ser descendientes de quienes ayudaron a  conquistar la Nueva España. Como forma de demostrarlo, acudían a redactar relaciones de méritos de sus supuestos o reales antepasados. Al no haber una historia escrita, todo se basaba en los relatos orales de los familiares más viejos, en recuerdos vagos, en la inclusión de personajes reales en hechos y lugares que no corresponden, y las más de las veces, en la  completa falsificación de los acontecimientos, de este modo aparecieron infinidad de relaciones de "Méritos". Por eso muchas son tan semejantes, por eso algunas contienen hechos reales y otras puras cuestiones fantásticas ( por eso aparece la Malinche en la fundación de San Juan ) Una de estas relaciones es la que narra la fundación de nuestra ciudad y al leerla, encontramos hechos reales, como la descripción de la zona, parece ser que eran los apuntes de campaña de alguien que estuvo aquí en alguna época (no en 1531)  y a partir de ellos se tejió lo demás, con el fin de demostrar que él había fundado tanto San Juan del Río como Querétaro en 1531.

A principios del siglo XVIII en Querétaro y en San Juan del Río nadie tenía idea de la fecha ni el año de la fundación, muertos los conquistadores y casi toda su descendencia, nadie tenia motivo alguno siquiera para falsificar una historia. Para entonces existían en Querétaro dos tradiciones orales, una atribuía la fundación a españoles con ayuda de los sacerdotes comunes y otra constaba que la ayuda había sido de los padres misioneros, franciscanos  específicamente.
Así, en un intento de legitimarse, los padres del Convento de la cruz, empezaron a recopilar todo documento antiguo a la mano, entre ellos varias de las relaciones ya mencionadas y comenzaron a sacar datos de ellas para hacer una "historia oficial" que incluía las fundaciones de Querétaro y San Juan del Río hechas con ayuda hasta celestial. Siendo entonces los conventos, el único lugar que producía textos, ellos mismos se encargaron de difundir esa historia a modo y es la que hemos conocido desde entonces. Uno de estos cronistas franciscanos fue el que le dio el toque final a la historia poniéndole un año: 1531.

¿De dónde salió el año 1531?

Entre los documentos encontrados por los franciscanos en el siglo XVIII hallaron uno, que si era verdadero y narraba los servicios realizados  por Fernando de Tapia (Conin) durante la conquista de  Querétaro, redactado por la autoridad vigente a petición de él mismo. Para ello se llamaron a varios testigos, uno de ellos dijo que Don Fernando había ayudado a poblar Querétaro más o menos cuarenta años antes.

El cronista Franciscano, que sabía contar, sumar, rezar y hasta restar hizo un sencillo calculo, el documento era de 1571, y 40 años antes eran los hechos de don Fernando: Resultado: 1531.
No importó que en los servicios de Don Fernando para nada se menciona a Montañez, y en los méritos de Montañez no se mencionan nunca a Tapia, es decir son dos versiones diferentes que se unieron para dar una fecha precisa.

A partir de entonces se enlazó la fundación de Querétaro y San Juan del Río en la fecha mencionada en la relación de San Luis Montañez; 25 de Julio y 24 de Junio, con el año calculado en los servicios de Fernando de Tapia 1531.

Así, mágicamente apareció que San Juan se fundó el 24 de Junio de 1531 y  un mes después Querétaro, sin ningún sustento real, lo que se demuestra en el hecho de que ningún documento anterior al siglo XVIII menciona esta fecha y todos los posteriores sí. El cronista Franciscano fue Fray Isidro Félix de Espinoza, en 1747 en su obra "Crónica de los colegios de propaganda fide".

De esta manera, concluyo que no es posible afirmar que San Juan del Río haya sido fundado el 24 de junio de 1531 porque ningún documento de la época lo sustenta, todo se basa en leyendas y acomodos de documentos posteriores siendo al menos uno de ellos apócrifo.

Este articulo es un extracto del ya mencionado libro en prensa de un servidor, en él se documentan los datos mencionados con las fuentes y referencias bibliográficas de rigor así como otros datos y autores que sustentan lo expresado, recurrí a redactarlo de corrido para no hacerlo tan cortante si hubiese hecho las referencias bibliográficas relativas.  Antes de que lo aquí expresado haga que las autoridades cambien la fecha de la feria, habrá de pasar mucha más historia real, no se la pierdan en este blog.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La fundación según la Relación

Nicolás de San Luis Montañez, según un retrato del siglo XVIII en el Museo Regional de Querétaro

La Relación Geográfica de Querétaro

Sobre este documento, tal vez el primer informe oficial  sobre los pueblos entonces recién independizados de Jilotepec en una nueva alcaldía; Querétaro y San Juan del Río hay un magnifico estudioso,  David Wrigth (1), de él tomo el hilo para esta entrada, con redacción de un servidor:

Existe un grupo de documentos oficiales de fines del siglo XVI llamados genéricamente “Relaciones Geográficas” elaborados a manera de informe por la autoridad española de cada demarcación colonial, dando cuenta y orden al Rey de su geografía, historia y condiciones.
Entre ellas se inscribe la “Relación Geográfica de Querétaro”, presentada con ese propósito en 1582 por el escribano real de Jilotepec: Francisco Ramos de Cárdenas, en la que describe, además del pueblo principal, Querétaro, información del ya existente San Juan del Río, considerada como la más verídica, aunque escueta. Contiene algunas imprecisiones en la información, obtenida indudablemente de versiones de segunda mano por haber ya muerto quizá todos los actores principales. (Entre la supuesta fecha de fundación y la redacción de la Relación se presentaron rebeliones y ataques chichimecas, pero sobretodo hubo varias epidemias mortíferas de enfermedades traídas por los españoles que literalmente diezmaron a la población, que de por si era poca, así, los supervivientes en la zona  debieron ser  unos cuantos  y entre ellos, aún menos por edad, los posibles informantes directos, testigos o actores de hechos ocurridos cincuenta años antes) (2)

Se mencionan ahí los terrenos del pueblo de San Juan del Río, como perteneciente, tras la conquista, a la encomienda de “Gilotepec” en posesión de “Joan Xaramillo”, cerca de los prados del Cazadero, el nombre de Iztacchichimecapam para un cerrillo algo pelado, traducido como “tierra blanca de chichimecas”. Poblado, dice, iniciado por Juan Mexici tras la caída de Tenochtitlán, habitado por otomíes y chichimecos, junto a un río con muchos árboles llamados sabinos, de tierra blanca y dura etc. (3) Sin mencionar  para nada a  Montañez ni sus fundaciones aquí y en otras partes del estado o la región que pregonan sus relaciones. Cosa que hubiera sido difícil no incluir si hasta temas menores le ocupan, como el recuento de la famosa cacería efectuada  a la manera de los indios por un Virrey en los llanos al oriente del municipio y que les dio el nombre que aún conservan: “Cazadero”.
Cabe agregar que esta Relación Geográfica es el único documento cercano a la supuesta fecha de fundación que menciona a Juan Mexici, adicionando que este “buen yndio”, ya tenía muchos años de haber fallecido, y que es Ayala, compaginando esta información con otro documento, quien lo hace converger temporalmente con Nicolás de San Luis Montañez, dejando entrever que ambos, en razón de sus lazos étnicos, pactaron la fundación pacífica del pueblo el 24 de Junio de 1531. (4)


1) David Wright, investigador estadounidense. (Nacionalizado nhañu, vía matrimonio) Trashumante académico que ha regado su saber por casi toda la antigua tierra de sus antepasados políticos, es decir entre Querétaro, Hidalgo, Guanajuato y estado de México, quizá la persona viva que más ha escrito y conoce sobre esta cultura y la zona durante el periodo colonial. Fue el primero al que leí refutar con argumentación sólida la tradicional historia de la fundación de Querétaro, dejando por lo menos en apócrifa la serie de escritos llamados “Relación de Méritos de San Luis Montañez” y similares. (Luego supe que otros ya lo habían intentado, igualmente argumentados, trabajos que no han tenido la difusión que merecerían, siguen apareciendo con éxito escritos  y libros completos repitiendo una y otra vez la leyenda.

2) Somohano cita al menos dos de estas mortandades entre ambas fechas, una en 1543, que afectó a todos los indios de la Nueva España, reduciendo su población a por lo menos una quinta parte, otra en 1576 mató a la mitad de los indios. Ver Lourdes Somohamo Martínez, La movilidad poblacional en Tlachco/Querétaro, siglos XVI y principios del XVII, en revista Papeles de Población, julio-septiembre, No. 049. Toluca, México, 2006, Universidad Autónoma del Estado de México. pp.  244 a 250. La segunda epidemia es relatada también en la Relación de Querétaro, nombrándola “pestilencia que dava de muchas maneras”, ver Relación  Geográfica de Querétaro, en Wright, 1989, op. cit. p. 131.
3) Cfr. Ibid. pp. 127 a 130.


4) Aunque en honor a la verdad, parece que Ayala,  tras publicar en 1948 la relación completa de la fundación, para 1971 en que aparece su obra magna sobre Historia y Geografía de San Juan del Río, parece tener ya ciertas dudas sobre su autenticidad. Solo hace mención del contenido en general, sin citar la procedencia original, refiriéndola como la relación que “he revisado”, agregando empero transcripción de documentos completos con cita de origen relativos a un asunto secundario como la fundación de Tequisquiapan, lo que parece ilógico teniendo todo el espacio necesario para una transcripción completa y su fuente, de la fundación del lugar de su tema principal; San Juan del Río.


continuará: por lo pronto, se proponen varias interrogantes:
 
¿Porqué 24 de junio de 1531?

¿Existió en esas fechas un indio llamado Juan Mexici?

¿Porqué un fundador desaparece y solo es nombrado una sola vez en la historia antigua y miles en la "historia actual"?

¿Si hubo fundación?

 

lunes, 2 de septiembre de 2013

LOS MOTIVOS DEL LOBO

Antigua carta, dirigida a Don Manuel de la Torre, en San Juan del Río.

El día de hoy no haré ninguna disertación histórica, más bien trataré de ahondar en aquello que me motivó a intentar, a través de este blog, hacer más fácil, entretenida y accesible la historia de San Juan del Río, Qro. Pueblo que dicen los entendidos fue fundado en nombre de Dios del cielo y de la tierra, razón más que válida para no andar haciendo averiguatas y sin embargo, como ya han podido darse cuenta en entradas pasadas,  tiene muchos asegunes.

Nacido y criado en el viejo San Juan, aquel pequeño pueblo confinado entre el Puente de piedra, el de Fierro, la estación del tren, la vía y las Peñitas, un buen día me interesé en su pasado y tuve contacto con la monumental obra de don Rafael Ayala Echávarri que englobó por períodos todo lo habido y por haber en un solo libro de mediano volumen que nos dio de golpe y porrazo una identidad que pocos conocían.

Sin embargo, a partir de entonces, 1971, casi no se ha escrito ni investigado nada, todo pseudo-historiador, cronista y redactor sanjuanense o foráneo, ha recurrido a él, para hacer disertaciones dizque propias, o bien han recurrido al plagio total, copiando páginas completas de su obra, repitiéndolo una y otra vez. Y así, la historia de San juan del Río, salvo honrosas excepciones, (Nieto, Castillo y Wright) hasta hoy se puede catalogar solo Ayala, no hay un antes de él y todo lo posterior, también es de él.

Cansado de que cada vez que compraba un libro o folleto reciente de historia local, encontrara en él lo ya leído tantas veces, o peor aún, aumentado apenas con pequeñas variaciones agregadas o comentarios infundados y fuera de lugar del escritor o cronista en turno, un buen día  decidí ir a las fuentes originales y descubrí con gusto que sí existió historia antes de Ayala,  y habrá mucha después de él. Encontré que a pesar de que por alguna razón en el viejo pueblo y la moderna ciudad casi nunca hubo historiadores ni escritores, si hay infinidad de documentos y archivos sueltos que pueden en algo dar un aire de vitalidad a la historia local.

No tengo un perfil como historiador, pero sí como investigador, lo que me permite, a través de miles de libros leídos, estar en condiciones de poder ofrecer esos pequeños detalles que se les han escapado a los historiadores propiamente dichos. No intento hacer competencia a don Rafael Ayala, su obra es insuperable, pero sí aumentarla en aquellos puntos que pudieron habérsele escapado no por error sino porque no corresponden a la visión que él tenía al redactarla. Así que prepárense a leer aquí situaciones novedosas, contestatarias, entretenidas y hasta divertidas de nuestra historia. Aclaro que casi todo lo que compone las entradas como temas separados son extractos de una obra en prensa, producto de varios años de investigación documental y de campo, así que cada dato que dé, por extraño que parezca, estará fundado en algún documento, archivo, fotografía y sobre todo en las andanzas personales de un servidor por todos los rincones del viejo pueblo y sus alrededores, desde niño y en la actualidad.

Aquí no habrá repetición de lo ya escrito, todo lo redactado es original, con base en fuentes documentales pero no escribiré lo una y otra vez dicho. Todo historiador es falible por tener una visión única en un momento dado pero la visión puede cambiar y así, irreverentemente pero con razones de peso, diré el porqué está equivocado y asimismo, se hará un homenaje a todos aquellos que han escrito, hecho y vivido en San Juan del Río, que por una u otra razón están en el olvido y merecen que sus nombres sean mencionados al menos en esta modesta obra. Lo único que transcribirá tal cual son las reseñas de viajeros que pasaron por el pueblo durante todos los tiempos.

Además de los ejes ya mencionados al iniciar  este blog, me concentraré, tratando de tener alguna secuencia cronológica,  en varios temas que se han dado por hecho y no son ciertos o tienen sus variantes.

La casi falsedad de la leyenda de la fundación.

La falsedad de dar una fecha de fundación del pueblo.

La imposible lista de fundadores.

La falsa circunstancia de la fundación del pueblo.

La mítica e inexistente ciudad virreinal.

La toponimia perdida de nuestro pueblo y sus alrededores.

sábado, 24 de agosto de 2013

SAN JUAN DEL RIO PREHISPÁNICO II

Dado que la entrada anterior fue muy visitada, (ahora sí, sin caza blogs) presento un artículo similar, como podrán darse cuenta al leerlo, éste sí está completamente referenciado ya que es parte de un libro de próxima publicación y protegido por el derecho de autor, aclaro esto por si alguien requiere utilizarlo deberá dar el crédito.  Así, solemnemente declaro ante la comunidad bloguera que el artículo es de mi autoría y se comparte como primicia de la obra. (Antecedentes de la fundación de San Juan del río, Hernández Peña José Luis, 2013, y los datos del blog)
 

Antecedentes de la fundación de san Juan del Río

Por ser la antigüedad máxima para los huesos encontrados por Cyntia Irwin en 1960 en la cueva 8 del cerro de San Nicolás, Tequisquiapan, se puede ubicar que el ser humano se encontraba ya en el estado de Querétaro aproximadamente en el año 2300 a. C. Y aunque no existe un estudio específico de los grupos que desde esos remotos tiempos han ocupado el territorio de lo que hoy es San Juan del Río, es posible, de diversas publicaciones independientes pendientes desprender la siguiente cronología, aunque solo se ha explorado una parte mínima y de ella todavía menos se ha publicado:
 En lo que parece ser la primera exploración relatada, aunque no propiamente arqueológica, en noviembre de 1827, una  Comisión de límites, a su paso por  San Juan del Río informa: “Al N.O. del pueblo, y del otro lado del río, visitamos un cerrito, que encontramos formado de pórfido, también de base de piedra pez. Encontramos un solo fragmento de obsidiana; pero no habiendo hallado otros dudamos que el criadero de esta sustancia esté en dicho punto” (1)
En 1872 Mariano Bárcena, Director Sustituto para la Práctica de Mineralogía y Geología de la Escuela Especial de Ingenieros, como resultado de un recorrido por el estado, elabora una memoria con una descripción de la Sierra Gorda, en temas de su especialidad y en un apartado, en cuanto a vestigios menciona “a inmediaciones de San Juan del Río, y principalmente en las ruinas de San Sebastián  hay  muchos coesillos semejantes  a los anteriores, y que también contienen ídolos de esmaragdita y otros objetos curiosos”. (2) (se refiere a San Sebastián de Las Barrancas)
En 1939 se elaboró el Atlas Arqueológico, obra de alcance nacional por parte del INAH, reportando gran cantidad de sitios en el estado, en San Juan del Río, de manera muy escueta menciona que hay “sepulcros, esculturas aisladas. Cerámica.” (3)
 Específicamente para el municipio, el primer arqueólogo en trabajo formal fue Roberto Gallegos, quien hizo excavaciones en la hacienda de la Estancia en 1958, llegando por referencias orales hasta la hoy más conocida zona Arqueológica de El Rosario. (El resto de lo que exploró yace hoy bajo la Presa Constitución de 1917).
Enrique Nalda, arqueólogo, trabaja en 1975 en el barrio de la Cruz, confirmando la existencia de etapas constructivas anteriores bajo el montón de piedras que para entonces era la pirámide principal y hace además un reconocimiento general del valle. Señala en su tesis un total de 118 sitios con evidencias diversas de ocupación humana, fechando el más antiguo en 500 A. c. que corresponde a la etapa de los cazadores- recolectores o bien con los primeros centros sedentarios.
Desde entonces se inició una serie de esporádicas investigaciones en la zona y a partir de 1986 de manera continua en el barrio y cerro de la Cruz, (4) incluyendo una inconclusa pero ilustrativa reconstrucción de una de las etapas finales de la pirámide de la cima, que concluyó con la exposición y posterior  re enterramiento de otros elementos de la plaza. Cabe destacar además las recientes exploraciones hechas en 1995 por Enríquez en El Rosario (Donde se preservó el único ejemplo de pintura mural asociada a un edificio prehispánico en el estado) (5) y las Peñitas.
Es de entenderse que la facilidad para la pesca, caza y recolección en un clima más benigno y  estable que  el actual con  el río como centro,  favoreció el auge poblacional  en  los  abrigos  rocosos de las cañadas y posteriormente, la aparición  de los primeros asentamientos agrícolas que derivaron en el establecimiento de aldeas y pequeños recintos urbanos o ceremoniales en las partes planas adyacentes o bien en algún sitio en las alturas con algún significado religioso o astronómico.
De distintas etapas, los sitios con restos de ocupación humana sin arquitectura visible son: laderas del cerro de la Cruz, parte final de las Peñitas, las escuelas Rafael Ayala y ex Preparatoria San Juan, la colonia Fátima, Guadalupe de las Peñas y abrigos rocosos en las Peñas del río, además de una cueva con pinturas rupestres a orilla del río en la cañada de San José. En Rafael Ayala (6) se menciona también a “la Curva” y  la colonia de los “Paracaidistas” (7)  (Hoy Benito Juárez) sin aclarar a que se refiere, probablemente restos hallados casualmente, ya que carece de los datos técnicos como en los otros lugares que detalla.
En el terreno donde hoy está el Mercado Juárez hubo muchos restos superficiales, que por los arroyos llegaban hasta la calle de 5 de mayo. Personalmente encontré navajas de obsidiana, tepalcates y “caritas” de barro en todos esos lugares, lo cual era común hasta hace unos 30 años, también vi figuras más grandes encontradas en construcciones, en las Peñitas y cuevas del río y los restos encontrados en las dos escuelas mencionadas, exhibidos en sus respectivas direcciones y consistentes en figuras de cuerpo entero de aproximadamente 25 cm e incluso cráneos.
La mayor colección de dichos objetos, propiedad de particulares, se reunió para una exhibición temporal en una casona de la calle  de 16 de  septiembre durante la feria de  1976, que sería  la punta de lanza para  la  posterior  instalación del Museo de la Santa Veracruz en 1981, que al tematizarse luego como “De la Muerte” fueron a dar parcialmente al breve pero completo “Iztacchichimecapan” del Centro Histórico y Cultural de la ciudad, quedando en él solo algunos objetos relacionados o como simple referencia.
Un importante vestigio de este tipo fue un marcador solar ubicado en la parte central de las Peñitas, dado a conocer por Porfirio Díaz Oviedo en los años noventa del siglo pasado (8) cubierto después, en un claro ejemplo de arqueología al revés, -común en el municipio- para hacer un mirador y emparejar una calle en la que casi nadie circula por no haber quedado pareja. (Por cierto, exactamente frente a éste, en el Cerro de la Cruz hay otro marcador, por si alguien quiere hacer otro mirador)
Ya en nuestra era, alrededor del valle y en el mismo inició la construcción  de centros ceremoniales con arquitectura visible y en algunos casos, monumental; pirámides, cuisillos y plazas. Los principales son: Cerro de la Cruz, El Rosario, la Magdalena, la Estancia, Santa Rita y San Sebastián de las Barrancas (aunque hay restos en casi toda la extensión del municipio, no explorados formalmente, muchos quizá con construcciones sepultadas). Todos influidos sucesivamente  en mayor o menor medida por las culturas Chupícuaro de Guanajuato, Teotihuacana, Tolteca y Azteca.
El colapso de cada civilización dominante, por la pérdida del control administrativo, significaba el abandono de los centros ceremoniales, periféricos o menores como es el caso de los existentes en la zona, situación que se repitió hasta el fin del período post-clásico cuando declina la construcción monumental, aunque la gente continuó su vida cotidiana  en aldeas y cañadas del río, a la vera de los antiguos edificios  que  poco a  poco fueron cubiertos por los elementos naturales y en algunos casos por el olvido.
Casi todos los espacios ceremoniales conocidos en el municipio, además de varias fases de ocupación, tienen la particularidad de nunca estar en un lugar relativamente plano; o es sobre una barranca o en ladera de un cerro, la excepción es el barrio de la Cruz, abajo y al oeste del cerro, donde sí existieron plazas y zonas de habitación, aunque no se trata de alguna construcción monumental, sino viviendas comunes. La razón de esos emplazamientos no es clara, pudiera parecer que se construían ahí para facilitar la defensa, pero sin elementos constructivos que pudieran servir para ello como bardas altas o entrada estratégicamente defendible, además, situarlos en partes altas obraría un efecto contrario, los hacía completamente visibles.
Por su ubicación en la frontera de Mesoamérica, entendida esta, dadas las circunstancias de los habitantes, no como acotamiento físico y estático sino cultural, y por lo mismo fluctuante, la región fue paso obligado y a veces asiento temporal de tribus chichimecas del norte, estableciéndose una relación entre éstos y los pobladores sedentarios que debió ser cambiante, con etapas de paz y confrontación alternadas.
A partir del postclásico, durante el imperio azteca, la región estuvo ubicada en los imprecisos confines septentrionales del reino otomí con cabecera en Jilotepec, mismo que fue conquistado de manera definitiva en 1487 por el emperador Ahuizotl anexándose desde entonces y hasta la caída ante los españoles, a los dominios de la Triple Alianza. (Siendo vecinos ambos reinos, desde tiempos remotos habían tenido una historia de confrontaciones aisladas, casi siempre con resultado favorable a los primeros, aunque el dominio ejercido hasta entonces había sido intermitente)
Por ser la ruta del norte la menos importante para el comercio y la guerra para el imperio azteca,(el tráfico de personas, mercancías y relaciones se daba por Michoacán, Jalisco y Colima al oeste, y por la Huasteca y Veracruz por el este) la región de San Juan del Río ni siquiera mereció  ser invadida ni tuvo el mérito de que se fundara un poblado, lo máximo que llegó a ser fue un baluarte defensivo contra los tarascos, habitado por unos cuantos aztecas, otomíes y chichimecos, al que llamaron Iztacchicchimeca, que es lo que había en la época de la conquista. Al pequeño asentamiento formado sobre las Ruinas del Centro ceremonial del Cerro de la Cruz llegaron después de la caída de Tenochtitlán, algunos cuantos otomíes de Jilotepec y lugares vecinos para escapar del pago de tributo a los encomenderos, siendo así, este lugar el primer antecedente de la hoy ciudad San Juan del Río en la época colonial.
José Luis Hernández Peña
 Referencias
 1) La comisión, a cargo de Manuel Mier y Terán se dirigía a reconocer la frontera con Texas. El cerro referido es del de la Venta. Específicamente el  Barrio de la Cruz fue visitado antes por el embajador estadounidense Joel R. Poinsett, en 1822, aunque sólo para admirar desde ahí la vista del valle. Ver Fernando Díaz Ramírez Dieciséis relaciones de Querétaro. Siglos XVII-XVIII Y XIX y una relación del siglo XX . Querétaro, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado, 1977 pp. 165 y 166.
2) Mariano Bárcena, en Margarita Velasco Mireles, La Sierra Gorda: Documentos para su historia vol. II, México, INAH, 1996, p. 216.
3) Ibid.  p. 298.
4) Respecto a esta zona arqueológica existe un completo trabajo de Juan Carlos Saint Charles y Miguel Arguelles “Cerro de la Cruz. Persistencia de un centro ceremonial ” en  Ana María crespo y Rosalba Brambila, Querétaro Prehispánico, México, INAH, 1991.
5) Cfr. Juan Carlos Saint Charles, et al, “La Arqueología en Querétaro El reto ante un nuevo milenio”, en Guadalupe Zárate Miguel, Cinco miradas. Memoria del Primer encuentro de Estudios queretanos. Balance y perspectivas, México, Centro INAH Querétaro, 2005. pp. 131 a 159. En 2009 el sitio fue re-redescubierto por una lluvia y en atención al estilo observado en las pinturas no tardó en ser bautizado como “Teotihuajuan.” Oficialmente  ahora se llama “el lugar de los cuchillos curvos” Aunque apenas se ha explorado uno de los edificios, resultó ser el único asentamiento teotihuacano (o sea un lugar no con influencia teotihuacana sino hecho por teotihuacanos y habitado por teotihuacanos, no fuera del valle de México
6) Cfr. Rafael Ayala Echávarri, San Juan del Río, Geografía e Historia 2ª. Edición, México, Manuel Ayala Valenzuela, 1981, pp. 21 a 24. Dato agregado a esta edición, tomado sin cita de Cuauhtémoc Chávez Trejo, Vestigios arqueológicos de las culturas indígenas en San Juan del Río, Qro. San Juan del Río, Escuela Preparatoria de San Juan del Río, 1976, en Presentación. 
7) También agregado a la 2ª edición. No se si sea un error, no hay restos  documentados en dicha colonia.  Sí los hubo en la cercana colonia Fátima, a orilla de la vía, sin construcciones visibles, al parecer parte del asentamiento ubicado en las Peñitas hoy cubierto por la escuela “Rafael Ayala”, perfectamente identificado aunque no estudiado formalmente. La fecha que da Chávez es cerca al inicio de construcción moderna en ambas colonias.
8) Ver Gregorio Rangel Otero, “Marcador Solar Prehispánico descubierto en San Juan del Río”, en Margarita Velasco Mireles et al, Testimonios para la Historia. San Juan del Río, Qro. Sin d.e. 1993, compilación de artículos de diversos autores relativos al municipio, originalmente publicados en  la revista “Querétaro”  del  Gobierno del Estado, al carecer de datos se citan los del artículo inicial. pp. 77- 83.
 

miércoles, 21 de agosto de 2013

San Juan del Río Prehispánico

ANTES DE LOS TIEMPOS

No existe un estudio especifico ni detallado de las culturas que habitaron en lo que hoy es la ciudad de San Juan del Río y sus alrededores en la época prehispánica. Tradicionalmente se nos ha dicho que tenemos una raíz otomí, pero esta parece ser la más tardía, sin querer hacerlo ahora, se mencionarán de forma somera los lugares donde se han encontrado restos prehispánicos con o sin arquitectura visible. Es solo es un listado, posteriormente se irá ampliando  en lo posible cada uno de los sitios mencionados, algunos conocidos por publicaciones, otros por tradición oral y varios de ellos por observaciones personales ya que conocí  San Juan del Río cuando era una ciudad pequeña, no la hoy cubierta por el asfalto y el concreto. En mi niñez, en la década de 1970, era posible ir a ciertos lugares cercanos a buscar "caritas", navajas y flechas y darse el lujo de encontrarlos.



Las estrellas indican los lugares mencionados aquí. Mapa INEGI





























Menciono aquí los lugares más conocidos y algunos que les sorprenderán. Por obvias razones en el centro del pueblo nunca encontré nada, dado que la mayoría de casas que hoy vemos y les decimos coloniales, en realidad tienen al menos tres reconstrucciones o reedificaciones en el transcurso de casi quinientos años. Si hubo algo en el centro está sepultado bajo todos sus cimientos.

Lugares con arquitectura visible y no visible

El cerro de la Cruz: Por su emplazamiento sobre la altura del valle, fue el sitio perfecto para la erección desde 500 años antes de Cristo del primer centro ceremonial, con influencia de la cultura Chupícuro de Guanajuato. Más de 2000 años de ocupación casi continua le hacen tener vestigios de todo tipo:
Una pirámide principal, con al menos tres ampliaciones, desde una  simple plataforma hasta un edificio de 15 metros de altura y otros secundarios. Todo un centro ceremonial en una plaza artificial que hoy es la cima del cerro, lugar donde se han hallado entierros, cerámica, objetos suntuarios, petroglifos y todos los vestigios habidos y por haber, de todas las culturas dominantes del altiplano, incluso hay restos aztecas.

En la parte colindante con la autopista parece que hubo otros elementos, pero el cerro fue recortado unos 15 metros, su final era redondeado, no recto como se ve hoy.

Barrio de la Cruz: En la parte baja del cerro, al poniente se han encontrado (hoy bajo el moderno asentamiento) restos de plazas y entierros en ellas, de construcciones, cerámica de todos tamaños, navajas de obsidiana etc.  Al parecer esta era la zona habitacional y arriba el centro ceremonial. Al oriente, en la ladera colindante con el río no había construcciones pero se han hallado entierros con sus ofrendas, cerámica de todos tamaños y navajas.

Zona entre el Barrio de la Cruz y el Barreno: cuando el paso era libre entre el Pasoancho y la "hacienda", rumbo al barrio de la Cruz, una vez pasado el  empedrado, el camino de tierra tenía muchos restos de tepalcates y obsidiana. Cerca de la casa principal alguna vez se hallaron restos humanos, un entierro prehispánico, debe haber más, hay que recordar que es un solo asentamiento, hoy separado por la autopista, pero en la antigüedad no fue así.

Orillas del río: Solo tengo noticias de que en la parte trasera de la Huerta Grande hace unos 30 años, en una pequeña cueva se hallaron unas figuras humanas en barro de unos 30 centímetros, no tengo más datos. Durante la construcción de la Escuela preparatoria se localizaron algunos objetos de cerámica y restos humanos.

Peñas del río: En ambos lados,  desde Lomo de toro hasta la Magdalena. (Este sitio tiene arquitectura prehispánica visible, aunque muy deteriorada, debió ser contemporáneo en alguna época, del de la Cruz) Casi todo el trayecto del río tiene (o tenia) restos de ocupación humana en los abrigos rocosos, solo había que localizar una pequeña oquedad y en su suelo se podían hallar tepalcates y navajas,  estos lugares no tienen ningún elemento constructivo, deben ser de la época de cazadores recolectores, actividad que hacían a las orillas del rio. El vestigio más importante en esta zona sería la cueva de los petroglifos, no estudiada formalmente pero que contiene gran cantidad de pinturas en sus paredes. En la parte alta de estas peñas solo había navajas. En su inicio, en Lomo de toro era frecuente hallar navajas de obsidiana, caritas y tepalcates, se dice que algunas de las cuevas de este barrio tenían restos prehispánicos, aunque no vi ninguno, a la única a la que entré se ocupaba como corral de borregos y no se podía excavar.

Las Peñitas: Al final de la calle Melchor Ocampo se encontraban varias "cuevitas", ya fueron arrasadas, eran muy pequeñas y casi circulares, desconozco su uso pero alrededor de ellas había abundantes restos de tepalcates y navajas de obsidiana. Más adelante, junto a la autopista había un bordo donde se podían encontrar frecuentemente navajas de obsidiana completas, puntas de flecha y "caritas" de barro.
Del otro lado de la autopista, junto a Guadalupe de las Peñas  y especialmente donde hoy está Mac Donald´s había los mismos restos.  La parte media de las Peñitas estaba en su parte baja muy modificada ya que de ahí se extrajo cantera para la construcción por lo que no tenía restos visibles. Supe que en algunas de las casas en el inicio de Melchor Ocampo se hallaron ollas, metates y caritas de barro pero nunca los vi físicamente.

Personalmente al fondo de una de esas casas, en un corral encontré un par de sellos de barro, de niño los doné al museo que se iba a hacer. Nunca los volví a ver, igual que mi colección de caritas, algunas excepcionales y navajas de obsidiana de todos tamaños y puntas de flecha del mismo material.

Escuela Rafael Ayala: Conocí el lugar antes de su construcción y aunque vago el recuerdo creo que había algunos montículos ya muy deshechos. Al construirse la escuela se hallaron gran cantidad de objetos, sobre todo figurillas estilo Chupícuaro, iguales a algunas del cerro de la cruz, por lo que supongo debió ser el mismo asentamiento, varias de las "caritas" perdidas las obtuve en ese lugar, así como muchos tepalcates, los restos más grandes. Si no mal recuerdo hasta cráneos se guardaban en la dirección. No estudié en esa escuela pero me contaban que el recreo era dedicado por los alumnos para remover tierra y algunos obtenían bastantes caritas. Muchos años después, al construirse un auditorio al fondo de la escuela, se localizaron restos de construcciones, que hicieron parar la obra y luego se enterraron de nueva cuenta, creo que no fueron estudiados.

A unos doscientos metros de la escuela, en la orilla de las peñitas había un "marcador astronómico": consistía en un circulo de orificios hechos en la roca viva, cuyo uso real se desconoce, parece que se utilizaba para alinear construcciones o como una forma de medir los días. Desapareció ya que a alguien se le ocurrió emparejar el lugar para hacer un mirador y fue sepultado bajo concreto y empedrado.

Volviendo a la escuela, del otro lado de la vía del ferrocarril en las orillas de la colonia  Fátima, vi figuras completas de barro, sin poder precisar su cultura. Rafael Ayala dice que también se encontraron restos en la colonia Juárez y en "la Curva" pero no da más datos. Personalmente también encontré navajas y tepalcates en el terreno donde hoy está el Mercado Juárez.  El lugar más lejano donde encontré una carita de barro fue en la Prolongación 5 de mayo, afuera donde hoy es la Escuela Normal, que en mi niñez era un arroyo, a pesar de ya tener casas construidas en las orillas.

EL VIEJO SAN JUAN

Así, sin poderlo precisar exactamente, podemos aventurar que el antiguo asentamiento de San Juan del Río, semiurbano porque solo en dos lugares hay restos de edificios, debió ser una franja alargada que iba desde el barrio de la cruz, Guadalupe de las Peñas, Lomo de toro, las peñitas, colonias Juárez, Fátima y el mercado Juárez. El lugar debió tener su esplendor en el periodo clásico pero fue abandonado, solo quedaron pequeños asentamientos aldeanos y para la llegada de los españoles era zona de dominio chichimeca. No confundir este antiguo asentamiento con el mal llamado Iztacchichimecapam, que al parecer era solamente un puesto de frontera azteca que se asentó en la parte baja del cerro de la Cruz, algunos años antes de la llegada de los españoles, aprovechando el abandonado centro ceremonial, habitado también por  algunos otomís y chichimecas.
Fotografia personal. Puntas de flecha  colección Doña Li.

 










LA COLECCIÓN

Un detalle curioso es que entre todos los restos, todavía después de la conquista española, se seguían haciendo las figuritas de barro con las viejas técnicas, como se verá en el "angelito" claramente de facciones europeas que me fue mostrado en una colección particular. Además recuerdo que un compañero mío, Alejandro Suárez, que vivía en la avenida Juárez, delante de la vía del tren, cuando su casa era una de las únicas tres que tenía la "avenida" en ese lado, me mostró una virgen de Guadalupe de unos cinco centímetros, fabricada en barro, que se confundía entre las muchas "caritas" de su colección por ser del mismo material e igual técnica.

La fotografías que ilustran esta entrada pertenecen a una persona mayor, que encontró estos restos durante su edad adulta en distintos lugares, en recorridos superficiales, cabe hacer mención que casi no tiene navajas bifaciales de obsidiana, que eran las que más había cuando yo era niño  pero sí muchas puntas de flecha del mismo material y no tiene "caritas" o figuras estilo chupícuaro, (por ser las más antiguas, éstas solo se hallaban excavando y obviamente una señora no lo iba a andar haciendo ) tampoco parece que le llamen la atención los tepalcates, solo tiene uno. A su edad dice que sigue recorriendo a pie lugares pero que ya casi no encuentra nada. No tengo autorización para dar su nombre, solo la llamaré "Doña Lí".



Fotografía personal "el angelito" y otra carita de la colección de doña Li.