miércoles, 12 de diciembre de 2018

La noche triste del árbol


LA NOCHE TRISTE DEL ÁRBOL

IMAGEN DE GOOGLE 2018 EL ÁRBOL EN SU ESPLENDOR

No era el habitante de su reino más antiguo de la ciudad, casi todos los sabinos del río le anteceden por siglos, pero sí uno de los más conocidos por estar ubicado en el centro de la ciudad, en plena plaza Independencia.

Fue un ejemplar de laurel de la india (nombre científico: ficus benjamina) árbol originario del sur de Asia y norte de Australia. En esencia, se trataba de una higuera, es decir un ficus, a estos ejemplares en particular se le llama benjamín, por la relación bíblica que de ser Benjamín el más pequeño de los hijos del patriarca Jacob y esta especie ser la que tiene las hojas más pequeñas.

Su población es numerosa, sobre todo en plazas y jardines de casi toda la república. En condiciones óptimas, dado lo frondoso que crece y la amplitud de sombra que produce su intrincado ramaje, en cambio no es tan apreciado en otros entornos urbanos por la extensión que alcanzan sus raíces, capaces de destruir banquetas, cañerías, muros y su extraña capacidad de convertir sus raíces en nuevos troncos.

Por las fotografías de la entonces Plaza Principal de San Juan del Río de las primeras décadas del siglo XX, se sabe que los árboles que la poblaban eran mayoritariamente fresnos además de algunas coníferas. Sin tener alguna certeza, parece ser que entre ellos ya se encontraban entremetidos algunos jóvenes laureles, de no ser así, supongo que junto a muchos otros de sus congéneres, el ejemplar que hoy fue plantado décadas después en alguna de las frecuentes reforestaciones de la Plaza, que como he mencionado en otras entradas, por tener un subsuelo de tepetate, hacía difícil el crecimiento de muchos, que tras secarse prematuramente debían reemplazarse, en el mismo espacio no propicio lo que les concedía solo algunas décadas de vida.

IMAGEN DE  LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX, LA PLAZA A RAS, TAL VEZ AHÍ ESTABA YA INCIPIENTE EL ÁRBOL. CREO QUE ESTA IMAGEN ES DE LAS DE DON CRISANTO ALVAREZ.

Los únicos espacios para árboles estaban determinados porque desde el siglo XIX, se habían excavado cepas a las orillas de los pasillos radiales en la superficie rocosa de tepetate, que eran poco profundas.

IMAGEN  POSTERIOR, DESDE OTRO ÁNGULO,  NO SE VE EL ÁRBOL

La plaza original tuvo un nivel descendente desde el centro hacia las orillas, los árboles en cuestión debieron estar extendidos por todos los pasillos, pero sufrieron el mismo destino que sus antecesores, logrando solo sobrevivir  algunos, en las orillas, por recibir al menos humedad de las calles laterales.

El caso es que para 1963, que es cuando la plaza se eleva para estar toda al nivel  de la fuente del centro, algunos de los laureles ya tenían un tamaño respetable, lo que les valió no ser talados como el resto, o sería la cuestión de la sombra que producían al término de las obras sobrevivieron al menos seis ejemplares que se integraron a los muy pequeños que se plantaron como nuevas espacies de ornato en las flamantes jardineras.

IMAGEN DETENAL, 1970 EN LA INCIPIENTE Y  YA ELEVADA PLAZA, SE DISTINGUEN LOS ÚNICOS ÁRBOLES SOBREVIVIENTES DE LA ANTERIOR ETAPA.

Digo que son al menos seis árboles, es difícil determinar que los conjuntos que sobrevivieron sean cada uno un ejemplar con troncos nacidos del original o fueron más árboles individuales que sobrevivieron muy juntos. Su extraordinaria capacidad de supervivencia les permitió emerger al nuevo nivel de la plaza, unos cincuenta centímetros sobre del anterior, ayudó el hecho de que se les dejó un espacio respetable de tierra alrededor para ser regados. Eran cuatro en la orilla poniente y dos en el oriente.

En ese estado, vieron pasar la vida cotidiana del tranquilo pueblo que comenzaba a ser ciudad de a deveras, no de decreto, bajo su sombra pasaron todos los parroquianos hacia la nueva ubicación del mercado, lo mismo pero más distante y bajo techo. Fueron testigos de los paseos cotidianos de los habitantes alrededor del entonces llamado “Jardín”. A  su vera era posible ver en tiempos previos a elecciones, a los empadronadores del gobierno buscando nuevos ciudadanos para inscribirlos en la lista de votantes. (y de pasada, los mismos funcionarios, en las mismas mesas y con las mismas plumas, los  afiliaban al PRI)

La vida apacible y monótona de la ciudad, apenas  interrumpida por algún evento político les permitió contemplar prácticas hoy casi olvidadas, como las tómbolas para la parroquia, las “kermesses” a beneficio de las escuelas, a los vendedores de dulces hoy desaparecidos como los merengueros, los de chilacayote de don Roberto, los “jaletineros”, o aquel señor en su silla de ruedas…

IMAGEN DE  GOOGLE 2018. EL PUNTO ROJO MUESTRA LA UBICACIÓN DEL HOY OCCISO.
En las sucesivas remodelaciones de la plaza, además de quedar rodeados por adoquín, se fue reduciendo su espacio de riego, así, hace un par de décadas, uno de ellos, frente a la hoy farmacia Guadalajara, vio su fin, creo recordar que era el más pequeño de todos, hasta hace pocos años aún quedaba el espacio de tierra que le albergó, se le sustituyó por otro más joven.

Tras muchas ceremonias cívicas y anidaciones de tordos y palomas, que eran sus fugaces habitantes, llegó la última remodelación de la plaza en 2016, que en realidad solo fue una mano de gato, que cambió adornos y plantas de ornatos, pero para nuestro árbol significó su sentencia, al dejarle únicamente un ridículo rodete de unos cuantos centímetros, en el que literalmente solo podían acumularse unos cuantos litros de agua, inútiles para un ser de más de 10 metros de altura y una fronda de igual extensión.

Según se ve en las fotografías, el árbol intentó una vez más el truco de su especie: dirigir parte de sus raíces hacia arriba, en busca de mejores terrenos. No lo logró y aunque lo hubiera hecho solo hubiera encontrado el adoquín de la plaza o la calle Hidalgo.

Dicen los expertos que padecía de una enfermedad que socavó y pudrió su tronco, yo creo que la poca agua que reciben los rodetes, sobre tierra apisonada una y mil veces ya no es absorbida por el suelo y se queda alrededor del incipiente tronco pudriéndolo, espero equivocarme porque si no, a todos sus semejantes les espera igual suerte. Tal vez la modernidad en algunos casos es una enfermedad.

IMAGEN DE  GOOGLE 2018. LOS LESIONADOS  Y EL DIFUNTO.

Todos los antecedentes citados se conjuntaron la tranquila tarde del día jueves 14 de junio de 2018, los 5 metros que le faltaban para alcanzar la altura máxima de su especie ya no llegarían, dicen los testigos, y a la vez víctimas, es decir los boleros que habían hecho de su sombra un local y de su tronco el guardián de su carrito:

IMAGEN TOMADA DE INTERNET, CRÉDITO A QUIEN CORRESPONDA, MINUTOS DESPUÉS DE LA CAIDA.
Juan García “juanito” estaba sentado con Jorge López “El choche” platicando que no había gente y estaba lloviendo cuando se escuchó un ruido y sintieron el golpe del árbol que les caía encima. A Juanito le pegó una rama en la cabeza, otras aplastaron a choche y su carrito quedando prensado. José Salvador Trejo “el chato” fue golpeado en el hombro y su carrito igualmente afectado. Otra señora, seguramente transeúnte, también resultó con lesiones.

A los gritos de dolor y susto que profería el atrapado, resultó que la poca gente que decían que había se multiplicó y prestos se arremolinaron a auxiliarlo.

IMAGEN TOMADA DE INTERNET, CRÉDITO A QUIEN CORRESPONDA, AL RESCATE DE LESIONADOS.
La tarde caía y solo bastaron uno minutos para que se presentaran los cuerpos de emergencia a auxiliar a los lesionados.

El impresionante espectáculo de un gigante caído en pleno centro de la ciudad, obstruyendo todo el costado poniente del jardín fue observado por muchos y dado lo accesible del lugar fue motivo de la llegada de casi todos los reporteros locales, por lo que las imágenes son múltiples en el ciberespacio.

IMAGEN TOMADA DE INTERNET, CRÉDITO A QUIEN CORRESPONDA, TODO EL CORREDOR OBSTRUIDO.
Tras breve espera, por razones de imagen -estábamos de feria- llegaron empleados municipales provistos de motosierras y comenzaron a desmenuzar las ramas, aún verdes, y retoñando. La tarde comenzaba a ceder su lugar a la oscuridad de la noche, la noche triste del árbol.

IMAGEN TOMADA DE INTERNET, LAS MOTOSIERRAS EN ACCIÓN



IMAGEN TOMADA DE INTERNET, CRÉDITO A QUIEN CORRESPONDA, SOLO UN HILO DE MADERA SANA LE SOSTENÍA.


IMAGEN TOMADA DE INTERNET, CRÉDITO A QUIEN CORRESPONDA, EL CORAZÓN VIVO. 


IMAGEN DE  GOOGLE 2018.  EN EL TEXTO MENCIONO QUE EL RODETE ERA RIDÍCULO, CORRIJO, ERA CRIMINAL CUANDO MUCHO UNA CAPACIDAD DE 10 LITROS.

 Al árbol caído, del que se hizo leña, le sobreviven algunos familiares, en ambos costados de la plaza, casi todos pudieron aparecer en plenitud en las escenas de la película “el gallo de oro”, lo impidieron unos helechos colocados en la azotea de la “Casona”, hoy la mencionada farmacia y anexos, donde se filmaba una escena con paneo hacia la plaza.


Añadir leyenda


No hay reclamo, recuerden que yo solo narro.


para más información histórica de esta plaza  puedes dar clic aquí

https://iztacchichimeca.blogspot.com/2016/06/la-plaza-de-la-independencia-de-san.html
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EL CHICHIMECA  DE REGRESO A LA COMUNIDAD
Ofrezco una  disculpa a los lectores y seguidores asiduos por el lapso tan largo entre publicaciones, me reintegro a la redacción y espero ser más constante, dense sus vueltas.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD 1
Hago la aclaración que la redacción de este blog es propia, no copio contenidos de otras páginas, si encuentran coincidencias debe ser al revés, de aquí toman información muchas de ellas, no me molesta, mi intención, además de no copiar, es la difusión, pero no estaría de más alguna referencia de que procede de aquí. 
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD 2
por la misma razón de la ausencia de escritos que tuve, algunos contenidos que ya tenía preparados se han quedado desfasados, como este que ya no es completamente de actualidad, le daré salida a algunos de ellos y después, como ya se acercan las 100,000 visitas, algunas muy novedosas (o sea, no información moderna, sino de historia no conocidos por nadie vivo).  No se los pierdan, próximamente.





jueves, 2 de agosto de 2018

La muerte de un cine


El contenido de la entrada de hoy no es mío, hace un par de años, el autor, Óscar (QEPD) me autorizó su publicación en este espacio, no lo había hecho por diferentes motivos, es del año 2010, redactada originalmente para uno de los periódicos en los que colaboraba. Encontrarán similitudes con lo escrito a respecto del viejo cine de la ciudad por Fernando Roque o un servidor, lo que se explica por el hecho de que asistimos a ese espacio casi en los mismos años, disfruten de esta solemne, académica y a la vez humorística crónica.

La muerte de un cine

POR ÓSCAR AMÉZQUITA UGALDE

Hace un año, me detuve unos minutos frente al antiguo, y en ruinas, cine. A través de las rejas de color café pude ver que habían empezado a escarbar; estaban amontonadas cajas con botellas de vidrio del refresco Pepsi –de las pocas veces que tomo este producto, siempre recuerdo mi niñez en este cine–; lo que más llamó mi atención fue que parte de la sala se veía iluminada por la luz solar; volaban algunas palomas, que habían convertido este lugar en su hogar –no me extrañaría que algún vampiro cinéfilo también haya encontrado refugio aquí–; en la parte de fuera se podía leer: CM (Circuito Montes) Cinelandia; también había un par de sellos que decían que la obra estaba suspendida.

 Hoy pasé nuevamente por este sitio, ubicado en el centro de San Juan del Río. Del cine sólo quedan las paredes. Unas máquinas escavadoras facilitan las labores y un camión de volteo se llena con los escombros y se intenta llevar grandes recuerdos de este histórico y maravilloso lugar. Por la parte de fuera una lona deja claro que la obra tiene el aval del INAH. Le pregunté a un empleado si sabía qué se iba a construir ahí. Me respondió que lo ignoraba.

También el año pasado, soñé despierto y quise estar en la película de “Cinema Paradiso” (Giuseppe Tornatore. 1988) para que me permitieran entrar (aunque no me pusieran la maravillosa música de Ennio Morricone), como a “Toto”, por última vez a este sitio y poderle arrancar algunos recuerdos más a mi memoria: ver al niño de la escuela primaria “Sor Juana Inés de la Cruz” vestido con suéter azul marino, camisa blanca y pantalón gris, cómo observaba a Capulina rugir en su película “Capulina corazón de león” –que invariablemente nos pasaban cada 30 de abril para festejar nuestro día–; en los últimos años de mi instrucción primaria me sentaba en el segundo nivel, de graderías, para evitar los escupitajos que recibían los que se ubicaban en las butacas de abajo.
Cómo olvidar las matinés de los domingos, las películas de El Santo, “el enmascarado de plata” (al salir del cine la función continuaba en el pasto del jardín Independencia, donde una serie de chamacos se dedicaban a aplicar las “llaves” que habían visto en la cinta. Si la cosa se “calentaba” podías ver, de manera gratuita, como se daban sus buenos chingadazos).

En este lugar pude disfrutar de películas como King Kong, E.T., Tiburón, Cocodrilo, Pirañas asesinas (y demás monstruos hollywoodenses); Superman, Rocky, La Guerra de las Galaxias; toda la producción del maravilloso Bruce Lee (les juro que hasta compré mis chacos); obviamente vi parte de las películas mexicanas “populacheras de desnudos y albures”, como les llama el escritor José Agustín. Nombres de cintas como: Lola la Trailera, El Milusos, Bellas de noche, Las ficheras, Pedro navajas. Con actores y actrices como: Alfonso Zayas, Alberto “el caballo” Rojas (ambos expertos en imprimir a su mirada toda la lujuria posible), Rafael Inclán, Isela Vega, Lin May, Angélica Chain y desde luego la espectacular Sasha Montenegro (que hasta ex Presidente de la República se consiguió), ahora las transmite el canal 9 de Televisa. También me tocó sufrir con cintas como “El Resplandor” de Stanley Kubrick (gracias a este largometraje hoy no puedo ver películas de terror).

En la segunda mitad de los años 80, entré a estudiar el nivel medio superior en la Preparatoria San Juan (hoy llamada Salvador Allende), después de darnos nuestra “Bienvenida” con una novatada que consistía en raparnos, quitarnos la camisa y playera, enlodarnos y amarrarnos, nos llevaron por las calles para exhibirnos y de pasada meternos un rato al cine, obviamente sin pagar. Lamento mucho no recordar qué película estaban pasando, pero perfectamente pudo haber sido, para estar ad hoc, alguna cinta como “Los Panchitos”, “Lo negro del Negro” o la maravillosa “Intrépidos punks” (por aquello del corte de cabello).

Curiosamente, por el año en que se filmaba “Cinema Paradiso” cerró sus puertas nuestro “piojito” –nombre que se les daba a los cines de baja categoría–. Otras similitudes que recordé, fue cuando en la cinta de Tornatore iba el cortejo fúnebre de Alfredo (encargado de proyectar las películas) por las calles de su Ciudad, su discípulo Toto cerró los ojos para abrirlos frente al viejo cine y lo que vio es algo muy parecido a cómo estaba nuestro Cinelandia, ¡en verdaderas ruinas!
En la misma escena Salvatore le pregunta a uno de sus antiguos conocidos sobre el porqué de la demolición del Cine. Le responde: “por la crisis, la Televisión, los videos. Ahora el Cine es sólo un recuerdo. Piensan hacer un estacionamiento, ¡qué lástima!”. En una nota del Semanario Bitácora (Núm. 98. 26-nov-09) se menciona que el espacio que ocupaba el Cinelandia posiblemente sirva para hacer un estacionamiento subterráneo (¡Vivan las Ciudades atascadas de automóviles!), una mueblería o locales comerciales.

Mi amigo, cinéfilo y escritor, Fernando Roque escribió un artículo llamado “Adiós al Cinelandia”. En él nos narra que aquí se celebraban graduaciones escolares, eventos artísticos donde se presentaron Chabelo e Isela Vega, magos, escapistas y luchadores. “A partir de los años cuarenta, se destruyó el teatro (que data de 1821) y dio lugar a este cine, cuya huelga duró más de 20 años”. También cuenta que un personaje llamado Tito Trejo Mireles, cortó la pantalla con una navaja, “nomás por gandalla” (Gazzetta cinéfila. Noviembre de 2009).

En una entrevista con el crítico de cine Jorge Ayala Blanco, declaró “los cines populares ya no existen, todavía existían hasta los años ochenta. Actualmente ya no hay esa tradición, lo que existe son cines que están en los centros comerciales. Los cines de antes eran más eróticos y afrodisiacos” (Replicante Núm. 17. Nov. 2008).
Para el cineasta griego Theo Angelopoulos, “el cine es un medio para entender y leer al mundo, para contrarrestar la actual deshumanización”.
Para ponerme más nostálgico aún, hay que recordar el final de la maravillosa novela de José Emilio Pacheco, “Las batallas en el desierto”: “Demolieron la escuela, demolieron el edificio de Mariana, demolieron mi casa, demolieron la Colonia Roma. Se acabó esa ciudad. Terminó aquel país. No hay memoria del México de aquellos años. Y a nadie le importa: de ese horror quién puede tener nostalgia”.

Me despido con, espero, humor (¿de años del Cinelandia?): Recuerdo que un personaje sanjuanense apodado “el chino broncas” siempre entraba a la sala, una vez que las luces se habían apagado, para gritar: “¡Ya llegó su padre cabrones!”. Gran parte de los presentes le silbaban mentándole la Madre. Supongo que no eran sus hijos.

Como yo también ando un poco en ruinas, aprovecho el puente Guadalupe-Reyes para descansar (no sé de qué). Quiero desear lo mejor a mis lectores y a mis compañeros de este medio de comunicación, no sólo en estas fechas sino siempre. Espero que nos encontramos por este espacio en 2011, gracias.

ÓSCAR AMÉZQUITA UGALDE


ÓSCAR AMÉZQUITA UGALDE


Lo conocí siendo él apenas un adolescente, era sobrino de un amigo, Jorge Ugalde. Por entonces su personalidad diferente comenzaba a manifestarse en el imberbe físico a través de una ensortijada aunque bien cuidada melena que aderezaba con el uso de playeras con estampados roqueros, raras en la ciudad, siempre de diseños impecables, ignoro de dónde las sacaba, tardarían años en hacerse uniforme oficial del rock en los suburbios.
Aunque intentaba crearse una imagen entre oscura y misteriosa, la verdad es que el parecido físico y la melena recordaban, más que a algún músico metalero, a un luchador entonces de moda, “el vampiro canadiense” y con ese outfit se presentaba a atender el negocio familiar de ropa en el Mercado Reforma. Vaya Usted a saber la impresión que se llevaban las marchantas cuando detrás de los amasijos colgantes de ropa aparecía el joven metalero endilgándoles el consabido - Pásele, ¿Qué va a llevar?

De esa etapa de su vida conservó para siempre algunos aspectos que lo distinguirían de adulto: El gusto por los ritmos estrambóticos y oscuros, el contacto con las clases populares, su admiración por la lucha libre y el buen gusto en el vestir. La mezcla de todo ello era Óscar Amézquita Ugalde.


Más que una biografía, lo hoy relatado, es apenas un simple acercamiento, imposible resumir en tan breve espacio una personalidad tan disímbola, compleja y a la vez tan completa. Por no haber sido más cercano de él, carezco de elementos para retratarlo de manera más integral, labor que dejo para quienes si lo fueron y lo acompañaron en los más diversos proyectos, lo de hoy, es la visión que tengo del hombre de contrastes y a la vez tan congruente que siempre fue, contraste que inicio cuando siendo consumado basquetbolista eligió estudiar Sociología, disciplina que amaba y a la vez definía como hija bastarda de la Psicología.

Muchos años lo dejé de ver desde lo inicialmente relatado, volví a saber de Óscar siendo él ya adulto, en su desempeño como catedrático en diversos planteles de educación superior de esta su ciudad natal, faceta en la que, a decir de sus alumnos, además de la pura enseñanza se reveló siempre como un extraordinario motivador, un ejemplo a seguir, el maestro de la frase rápida, del comentario certero, el amigo cercano, el del consejo gratis, el polemista apacible y feroz defensor de causas.

UNO DE SUS POEMAS, ... DEDICADO AL 24 DE JUNIO

A la par de su actividad docente, se unió como parte activa de los diversos grupos de la contracultura local, integrante supernumerario del underground sanjuanense, sobre todo del autonombrado K.K.K. (Clan Cultural Caníbales) lo que no obstaba para estar siempre presente como apoyo a las más diversas  manifestaciones de esas aves nocturnas, habitantes de la actividad cultural, de las que emergía como moderno nigromante, casi siempre como simple espectador, sin decir una palabra, su sola  presencia ya era significativa.

Dueño de una regular lírica en la poesía, su fuerte era la prosa, a través de agudos ensayos que exhibió en diversos periódicos en los que fue colaborador destacado. Por la diversidad de sus fuentes, era un verdadero acertijo saber de inicio de qué iba a tratar su colaboración ya que por su formación humanista y  una impecable redacción era capaz de relacionar por ejemplo un par de teorías filosóficas y a Comte, con una caguama.

Hombre de contrastes, de día vestía de manera impecable, combinando incluso sus accesorios al color, a grado tal que aderezaba el saco con un pañuelo en el bolsillo delantero. No estoy seguro, pero creo que es el último sanjuanense en usar cotidianamente un gazne, tan extraña es la prenda que como casi nadie va a saber qué es, consulten la wiki, símbolo máximo de la elegancia y a la vez, esta misma personificación diurna de la moda, por las noches no dudaba en calzarse una máscara de luchador para bailar entusiasta al ritmo frenético de algún grupo de vanguardia en los diversos foros, casi siempre non sanctos  que frecuentaba.

Fuera de las aulas, y lejos de sus alumnos y amigos, su trato con la gente común era distante, más que relacionarse, para él era un roce doloroso el convivir en ambientes no propios. Justificaba lo anterior alegando que en realidad su verdadero carácter era tímido, lo que lo llevó a crear un Alter Ego llamado Oskarus Amezkitum, que sí era desmadroso, dicharachero, pelado, malhablado, intrépido y mujeriego.  A través de este personaje, en su página de Facebook creó un género de relato corto, al que llamó pesadillas #... (llegó a más de mil) en las que irreverentemente describía hechos cotidianos, entre etílicos y eróticos, de su propia vida. Aunque siempre afirmó que tales pesadillas eran imaginarias, relataban tan bien la cotidianidad de muchos, que siempre se dio por sentado que eran autobiográficas, a grado tal, que cuando dejó de escribirlas, tuvo que empezar a dar explicaciones de ellas, labor que ya no concluyó.
Consecuencias de las pesadillas

Poco a poco, sin darnos cuenta cabal de ello, inició una labor que le tomó años, descender su producción literaria, paró de colaborar en periódicos, espació su presencia en eventos culturales y dejó para siempre las pesadillas escritas para entrar en una real. de la que ya no saldría ni dejaría constancia escrita, dudo que no lo haya al menos intentado pero seguramente la enfermedad que arrastró los últimos años ya no le permitió sostener un lápiz o presionar una tecla.

Hombre de sus tiempos, se resistía a ser popular, pero siempre lo buscó a través de sus actos, sobre todo con sus jóvenes alumnos a grado tal, que el día de su deceso, su página de Facebook  se convirtió en una especie de esquela digital, un obituario activo, con tan abundantes y variados comentarios e intervenciones que se demostró que sí era popular, querido y reconocido por todos en las facetas que emprendió como docente, deportista, músico, promotor cultural, poeta y periodista. En esa nube de comentarios se unieron en su honor, además de sus alumnos y ex alumnos, los colegas, los amigos, y escritores y músicos  locales y hasta de nivel nacional.

A pesar de no ser amigos cercanos, coincidimos muchas veces en los últimos años a través de amigos comunes. La última vez que dialogué con él fue el pasado agosto, en un evento que organizó en… la pulquería “Todos contentos” en homenaje al grupo Three Souls en la que recordamos la anécdota  de cuando su tío Jorge, Arturo Luévanos y el que esto escribe asistimos a un concierto de ese grupo. Relato que a petición suya –Esa crónica hay que escribirla José Luis, relaté en la entrada pasada.

Polemista consumado, hasta con él mismo, decía que era muy bonita la historia de San Juan del Río, pero ya había que enterrarla, y resulta que nos dejó un 24 de junio, el mero día de San Juan. “Eso es elegancia” comentó una de sus alumnas. Según no le gustaba pero siempre asistía a las presentaciones de libros… de historia de San Juan.

Hombre de contrastes, pero congruente, por las mañanas era foco de atención de sus alumnos, a todos atendía con la frase adecuada, ya fuera célebre o cursi. Por las noches no dudaba en deleitarse con las más extrañas corrientes musicales, el punk, el rock, el metal, la música Hard Core, el Straigth Edge etc. etc. y cte., cte.  Y otra vez a contracorriente propia, unas horas después cantar con sus amigos, al ritmo de un grupo norteño en las afueras del bar Casino, lugar que frecuentó muchas veces... bueno, él diría que no las suficientes.

Alguna vez, un alumno le inquirió sobre la personalidad que adoptaba fuera de las aulas, de porqué esa careta y él respondió: - No te equivoques, el verdadero Óscar es ese, donde adopto poses es en la escuela. Hombre de contrastes, por su gusto en el vestir, se declaraba “totalmente Palacio” en un juego de palabras que implicaba el hecho de haber nacido y vivido en la calle Riva Palacio, y así, se atrevía a acudir a escuchar grupos de su preferencia en los lugares más sórdidos de la ciudad en los que la seguridad no está garantizada y convivir a la par con los asistente, quizá recordando su etapa como vocalista del grupo “Catapulta”.

Publicidad del grupo Catapulta, del que fue vocalista.

Y sí, realmente ese era Óscar, el que ya no estará con nosotros, ya no será más.

Aunque supongo que Oskarus permanece todavía por ahí, dentro de una de las pesadillas, vistiendo un traje de tres piezas, quizá hasta con un clavel en la solapa, calzado italiano y lentes de pasta, viajando a bordo de un taxiván  o caminando por su calle rumbo a una cantina que trasmita basquetbol o de perdida un partido del Borussia, tal vez se siente en una mesa  y se le acerque un vagabundo o ¿porqué no? una dama. Tal vez al influjo de las copas Oskarus duerma sobre la mesa, tal vez sueñe otra pesadilla en la que ya no sea él el Alter Ego de Óscar sino al revés ¿o siempre fue así?
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Sin más palabras. Entrada dedicada al recuerdo de Óscar. D.E.P
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El fanzine Tirando Netas de este mes estará dedicado a Óscar, No se lo pierdan., lo pueden adquirir con Juan Rock en su local o en los tianguis.

Todas las imágenes de esta entrada fueron tomadas de su página de Facebook, que se conserva en memoria y puede consultarse en el siguiente enlace:

Página de facebook de Óscar

miércoles, 1 de agosto de 2018

ERAN OTROS TIEMPOS


ERAN OTROS TIEMPOS

El presente es más bien un relato personal, lo publico en cumplimiento a una promesa que no puedo eludir y cuya razón va ligado con las próximas dos entradas.

EL THREE SOULS EN TEQUISQUIAPAN.

A principios de la década de los ochentas del siglo pasado, el rock nacional prácticamente no existía en medios masivos, lo poco que se podía escuchar era a través de discos de vinil, comprados en las entonces llamadas “discotecas”, locales comerciales entonces de moda, que los expendían en dos formatos, sencillos de 45 revoluciones por minuto con una canción por lado y L.P.s (Long Play, es decir larga duración) de 33 rpm con más o menos 5 canciones por lado.

Fotografía tomada de internet, crédito a quien corresponda.

Por alguna extraña razón, un grupo del entonces D.F. logró colarse en una disquera comercial y comenzó a grabar discos de manera regular. En razón de coincidir con la aparición de las agrupaciones juveniles en las colonias marginadas, resultó que se hicieron populares entre ellas lo que les valió aumentar su éxito, aun careciendo de publicidad, su fama se extendió a través de recomendación de boca en boca.

Por aquellos años, un hermano mío que vivía en la capital del país, en una visita trajo uno de esos discos, “Chavo de Onda”. Acostumbrado a escuchar música en inglés, sobre todo en radio 590 (“la pantera”) fue extraño oír en español el ritmo medio roquero que tenían, de ahí vine a darme cuenta que tenían otros anteriores, ya a la venta en la mismísima discoteca “la Gioconda” de nuestra ciudad, a precios populares, de manera que al poco tiempo ya contaba con muchas de sus grabaciones.

Fotografía tomada de internet, crédito a quien corresponda. El primer disco del grupo que llegó a San Juan del Río.
El grupo se llamaba Three souls in my mind (Tres almas en mi mente) precisamente integrado por tres músicos y liderado por quien se haría popular masivamente muchos años después: Alejandro Lora, no precisamente roquero pero de los pocos sobrevivientes de la prohibición a esa música tras el festival de Avándaro. Por ser tan largo el nombre, solo se le mencionaba con las primeras palabras: “el Three Souls ” es decir; El trisols, que terminaría en simplemente: EL TRI.

Aclarando, eran otros tiempos y por entonces, lo que era popular era para todos, no existía la actual división entre géneros musicales y seguidores, todos oíamos de todo, el grupo y su ritmo se integraron rápidamente a ese colectivo musical. En mi círculo cercano, lo oíamos asiduamente, como muchos en la ciudad, no solo en las colonias populares.  Por vivir en el centro, no era parte de las bandas de jóvenes que por entonces ya aparecían en las colonias de San Juan, que por cierto solo eran: la Juárez, Fátima, el Riel y San Juan Bosco, pero ni falta hacía, por ser lugares de reciente creación o poblamiento, muchos de los que ahí vivían y sí formaban parte de ellas habían sido antes vecinos nuestros del centro, estudiábamos en la misma escuela o teníamos parientes o conocidos comunes, así de pequeña era la ciudad hace 35 años.

Siendo estudiante de la Prepa San Juan, allá por el año de 1983, nos enteramos que el grupo iba a dar un concierto en la vecina Tequisquiapan, lugar  aún más chico que San Juan, lo que nos pareció un poco raro, y peor aún, se anunciaba a beneficio del DIF municipal.

No recuerdo si antes o poco después del concierto supimos la razón, resulta que Alejandro Lora, a pesar de plasmar en sus letras el sentir de la clase popular, procedía de una familia acomodada y su mamá doña Teresa tenía por entonces una casa de descanso en Tequisquiapan, donde pasaba temporadas. Seguramente alguien comentó a las autoridades que un hijo de la señora era parte de un grupo famoso y estas no tardaron en solicitarle un concierto a beneficio, lo que efectivamente se concretó. Creo que las del patronato del DIF jamás los habían escuchado, porque seguramente no se hubieran arriesgado a ser ligados con quienes en sus discos usaban un lenguaje tan rudo, peor en vivo.
Los carteles del concierto, más que en Tequisquiapan, proliferaron en los postes de esta ciudad. Por cierto eran muy simples y sus únicos gráficos eran el escudo del grupo, unos monos de la revista "Simón Simonazo" y una lata de Resistol 5000. (Para quienes no sepan el significado de ese adhesivo, no era utilizado solo para pegar, resulta que muchos jóvenes “se las tronaban” con él, es decir lo inhalaban y como se vendía en cualquier tlapalería era muy popular, igual que el llamado "Chucho", marca comercial de un pequeño cilindro de plástico que contenía parches para bicicleta y un adhesivo que igual inhalaban) Posteriormente se prohibió la venta a menores y el 5000 cambió su aroma original, para evitar su mal uso. Aunque me dicen mis padres que siempre hubo en la ciudad consumidores de mariguana, eran los inhalantes mencionados los más usados en la época. A sus consumidores les llamaba “chemos”, “resis” “chuchos” etc.  Y por cierto eran muy decentes o eran otros tiempos pues se ocultaban para que no los vieran, sus sitios preferidos eran las Peñitas y el terraplén de la vía, rara vez podía uno hallarlos, solo sabíamos de su presencia por los restos amarillos en las bolsas o  los tubos de plástico que dejaban. Por alguna razón, se asoció al 5000 con los seguidores del grupo, de ahí los carteles.

Como siempre ocurre en las escuelas, los que se alistaron para asistir al concierto fueron muchos pero pero al final solo llegamos al sitio de reunión, Arturo Luévanos, hoy empresario sonidero, Jorge Ugalde Alegría (Q.E.P.D.) y quien esto escribe, todos alumnos de la prepa San Juan y amigos desde la secundaria Antonio Caso. Los tres ataviados con lo más roquero de que disponíamos, léase, una chamarra de mezclilla.

Previo viaje en camión, apenas entrada la noche, arribamos al auditorio municipal de la vecina república, entonces sin techo. Supongo que ya alguien había avisado a las autoridades que algunos asistentes no eran precisamente niños cantores de Viena, así que nos recibió un grupo de soldados, encargados de cachear a todo aquel que iba ingresando. 

Fotografía tomada de internet, crédito a quien corresponda. El grupo, más o menos en el año relatado.

Una vez traspuesto el umbral, vimos instrumentos musicales de dos grupos, estaba anunciado para abrir el “Chocolate” de San Juan del Río, que sería de los hoy llamados versátiles. La asistencia para entonces era mínima y aún al final no creo que hayamos sido más de doscientos. Nos acercamos a donde estaba el equipamiento mejor, suponiendo eran del grupo estelar, porque adelante estaban otros que se veían muy viejos y destartalados. Resulta que no, esos eran los instrumentos del Three Souls, y al lado unas personas que supusimos eran los cargadores; resultaron ser los integrantes del grupo, Carlos Hauptvogel, baterista, Sergio Mancera, guitarrista y Alejandro Lora, bajo y voz. Eran otros tiempos, incluso estuvimos casi una hora sentados junto a ellos en un pequeño estrado, escuchando e incluso interviniendo ocasionalmente en su plática, muy amena por cierto ya que la aderezaban con una bebida que sacaban de un bote de plástico de 20 litros que habían conseguido “por ahí” y poco tardamos en descubrir que era pulque local, “es que si no, no tocamos bien chavos” aclararon. Al preguntar sobre los soldados nos dijeron “a nosotros eran a los primeros que no nos dejaban entrar, solo cuando les dijimos que sin nosotros no habría concierto pudimos pasar."

Pasado un rato,  inició el concierto el grupo Chocolate, interpretando ¿Cuál más?… Chavo de onda. Lo que motivó el comentario de Alejandro, -ora cabrones, aparte de que traen mejores instrumentos tocan mejor que el Tri. Lo cual pareció ser la voz de arranque para ellos, quizá porque ya habían vaciado el bote de pulque o iba llegando su mamá al local, el caso es que subieron al escenario, apenas medio metro sobre el piso y poco después comenzaron a interpretar sus para entonces pocos éxitos.

A esa hora, ya habíamos recorrido varias veces el local, encontrando muchos conocidos, sobra decir que la mayoría de asistentes jóvenes éramos sanjuanenses, unos cuantos de Tequisquiapan y muchos adultos despistados o invitados que fueron por curiosidad y poco a poco fueron retirándose. Extrañamente, frente al grupo, se encontraba una hilera de sillas que fueron ocupadas por la plana mayor del patronato del DIF municipal, integrado por señoras de lo más granado de la sociedad local, quienes para no desmerecer lucían trajes de noche, incluso joyas, dudo que alguna vez hay tenido Lora público tan selecto, acompañadas por la igualmente emperifollada doña Teresa. Aclaro que aunque al principio estaban muy atentas a la lírica, que no era muy clara sobre todo por la baja calidad de las bocinas, cuando le fueron entendiendo poco a poco se fueron esfumando.

A pesar de la estricta vigilancia inicial, al interior se vendía cerveza indiscriminadamente, esto aunado a que hubiera pocas mujeres en la concurrencia y el florido lenguaje del grupo, motivó que los que bailaban lo hicieran en grupos y poco a poco se fueron dando roces que generaron peleas cada vez más intensas y frecuentes. Dado que nosotros solo éramos tres, en cada una cambiábamos de lugar.

Entre los asistentes, como es común en cualquier fiesta, los locales trataban de imponer su dominio a pesar de ser menos. En cierto momento del concierto, fueron empujando a uno de los grupitos sanjuanenses, no recuerdo si eran los de la Juárez o Fátima, personal ya bastante maleado en este tipo de peleas que solo simulaban ir hacia atrás, lo que envalentonó al líder local, sin ver lo que de lejos todos notábamos, que en realidad no retrocedían, sino que los estaban rodeando, y lo que parecía iba a ser una pelea entre los jefes de ambos bandos, un corpulento local y un escuálido  sanjuanense, algo así como David contra Goliat, se resolvió igual que en la biblia, en dos segundos resultando ileso el de San Juan y el otro muy golpeado, cuando sus amigos quisieron intervenir, resultó que estaban rodeados por todos lados por muchos más que ellos, generándose una gresca general, con resultados previsibles.

Cabe mencionar que en cada episodio rijoso, la voz de Lora al micrófono, con todas las palabras altisonantes que se sabía. intentaba calmarlos con el argumento de que por eso no había espacios para su música, la verdad es que nadie le hacía caso. 

Una vez calmados los ánimos, alguno de los amigos que habían intervenido en la felpa, se acercaron con nosotros, para decirnos que había que irnos, porque seguramente los golpeados volverían con más. Inocentemente pensábamos que por no haber estado en el pleito podríamos quedarnos. Afortunadamente seguimos las instrucciones y al grito de los líderes, salimos todos corriendo y solo paramos hasta llegar a la central de autobuses. (Es un decir, solo era un tejaban a orilla de la carretera)

Ahí, de principio, por la hora, se nos informó que podía llegar un autobús  de paso y como éramos muchos, pararse y llevarnos, pero había que esperar. Algunos con recursos tomaron taxis rezagados, la mayoría quedamos esperando al camión, parecía que solo era cuestión de tiempo pero la noche no había acabado, apenas nos sentábamos apareció la policía preventiva de Tequisquiapan, acompañados del grandote, que señalaba a sus agresores. Los cuales fueron subidos hasta completar el cupo de la patrulla, con la amenaza de volver por más.

Ante ello, los restantes decidimos no esperar y separados en grupos pequeños iniciamos a pie el camino, con la esperanza de adelante tomar un taxi o un raid a San Juan, poco tardamos en entender que en la oscuridad era imposible distinguir si el vehículo que se acercaba era el posible viaje o la policía, los tres decidimos alejarnos de la carretera, no fuera a ser.

Mucho tiempo después lo medí. ( el camino, no el miedo ) fueron tres kilómetros en que con el frío de la madrugada llegamos a Bordo Blanco, al inicio entramos a las calles buscando donde guarecernos, pero los perros nos lo impidieron, así que salimos de ahí y llegamos a un lugar donde se veía fuego, era un horno de ladrillos, que por entonces funcionaban con una mezcla de petróleo, aceite quemado y agua, lo que provocaba de vez en cuando unos ruidos tremendos, pero ahí no había frío, por lo que decidimos quedarnos.

Eran otros tiempos, al poco rato llegó  el velador, seguramente nos vio inofensivos y tras platicarle la experiencia, nos dejó quedarnos, - Ahí están seguros, si veo que viene alguien les echo un grito. Por la mañana nos despertó porque se oía que venía el primer camión (eran otros tiempos ya dije) que nos trajo de vuelta a la tierra prometida, cada uno en casa, al quitarnos la chamarra, dejamos en ella desparramado el recuerdo de nuestro primer concierto en vivo.

Fotografía tomada de internet, crédito a quien corresponda

Unos 5 años después de esa primer tocada fuera de la ciudad de México, el grupo se separó, Lora formó una nueva agrupación a la que llamó, ora sí simplemente el Tri, pero es ya es otra historia.






Fotografía personal, 2017. El homenaje



































Fotografía personal, 2017. Trisoleros de ayer, hoy y siempre. 







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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Como dije, el relato es muy personal, pero traté de ponerle los más datos posibles relacionados a la historia reciente de la ciudad. Hoy Arturo es un empresario exitoso. Jorge murió prematuramente hace muchos años pero relató la historia a un sobrino suyo, Óscar quien hace algunos meses organizó un homenaje a Three Souls al que llegamos casualmente Arturo y yo, recordando la aventura, pedimos a Óscar nos acompañara en una fotografía del recuerdo y tomara el lugar de su tío Jorge.  En la conversación, me repitió lo que ya me había dicho una vez, “De esa historia hay que hacer una crónica, José Luis”. Son las últimas palabras que le escuché, ya no lo volví a ver.  Hoy cumplo su deseo.  
Fotografía personal, 2017  El redactor, Arturo y Óscar
Óscar: promesa cumplida, donde quiera que estés, seguramente con Jorge, ojalá que lo escrito les arranque una sonrisa a ambos. _______________________________________________________