sábado, 17 de diciembre de 2016

Una mirada estadounidense a San Juan del Río

Una mirada estadounidense a San Juan del Río

William Henry Jackson. Tomada de Wikipedia
Apenas unos años antes, en los tratados de Guadalupe Hidalgo, posteriores a la guerra de 1847 contra México, los Estados Unidos se habían apropiado del inmenso territorio que hoy son los estados de Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México, Colorado y Wyoming, que desde siempre habían sido la parte menos poblada del antiguo virreinato y de la ya para entonces República Mexicana.

La política americana a partir de entonces favoreció la colonización de las grandes planicies, las extensas cordilleras, los inclementes desiertos y los enormes bosques que integraban su nueva posesión. Los colonos, en condiciones por demás precarias comenzaron a llegar en grandes cantidades, a través de caravanas. Se ignora cuántos perecieron de hambre en el trayecto o a manos de las tribus nómadas o terminaron como prisioneros, el caso es que la promesa de tierras y oportunidades deslumbraba a mucha gente de bajos recursos que atestaba las ya grandes urbes americanas del este.
La inmensidad del territorio dilató muchos años para al menos establecer una ruta segura, y en los conglomerados de personas que llegaban se encontraban, además de los soñadores, trabajadores y gente común, muchos otros ente con poco aprecio a la ley, que encontraron tierra fértil para sus fechorías.

Nunca, en los años iniciales, le fue posible al gobierno americano cubrir con autoridades legales toda la extensión, de manera que ante la vida en las ciudades y caminos  sin ley se creó una leyenda negra de lo que desde entonces se llamó el Oeste, el Viejo Oeste, el Lejano Oeste o en su idioma, el Far West, idílico y supuesto tiempo y región, que era alimentado por los corresponsales de los periódicos del este que de vez en cuando incursionaban en la tierra de nadie, creando la imagen que ha llegado a la actualidad a través de la literatura y el cine.

Por los mismos años, en California se descubre la veta de oro  que generó la primera fiebre del metal de la que se tiene constancia, que enriqueció a tantos pero dejó en la quiebra a miles más y tuvo como consecuencia positiva, la necesidad de establecer rutas seguras para acceder a la costa oeste y el ignoto interior del país, dado que se detectó que se estaba estableciendo una peligrosa economía paralela a la establecida. El trazo del ferrocarril, que comunicó ambas costas, permitió resolver la situación y una colonización ordenada, sobre lo que había sido la oleada inicial así como la presencia de observadores verdaderos que repararon en que la actividad humana en el oeste se desarrollaba en diversos y hermosos paisajes, que de igual manera no tardaron de ser descritos por corresponsales, periodistas y escritores. 


Mientras esto ocurría, hace su aparición el personaje que nos ocupa en esta entrada. Había nacido en 1843, apenas unos años antes de los hechos que se relatan, por lo que desde su infancia, creció escuchando la leyenda de las lejanas tierras. 
Oriundo de Nueva York, con una familia de artistas de diversos tipos y sin problemas económicos, las condiciones estaban dadas para que también él lo fuera, solo que escogió una técnica completamente novedosa para entonces, la fotografía, que aprendió en la escuela y en la práctica a través de su familia, sobre todo el proceso del daguerrotipo que combinó con su faceta de pintor.  

Pronto llegó el momento de dar a conocer su talento. Hasta entonces los diversos procesos fotográficos se centraban en las personas, es decir en retratos de todo tipo, sin prestar atención al entorno. Tras varios trabajos en estudios fotográficos, un día se alistó en una caravana que lo conduciría a la tierra de sus sueños infantiles, creando desde entonces una relación que trascendería la denominación de Far West y su vida misma, sobre todo a partir de 1870, cuando contratado por diversas compañías, dio a conocer, a través de fotografías, los paisajes, regiones y espacios que componían el mítico rumbo, a la par de que reparó en los habitantes nativos. Por su lente pasaron los caminos, las majestuosas cumbres, los extensos bosques, los fundos mineros, las diversas tribus, las costumbres, las supersticiones, los tipos de los pueblos, es decir la nueva realidad, hasta entonces solo imaginada que apareció ante los ojos de los norteamericanos, creándoles una conciencia de la pertenencia no solo del llano territorio, sino de todo el contenido humano, material y natural que lo componía.

El fotógrafo se llamó William Henry Jackson, a través de miles de tomas, clic tras clic, desentraño el viejo oeste de su infancia, integrando lo que captaba a un país que desde entonces y hasta la fecha lo reconoce como el fotógrafo por excelencia  de esa extensión territorial y quizá como el mejor fotógrafo de paisaje y tipos de la historia. Fueron muchos los colegas que retrataron el oeste, pocos trascendieron tanto como él, en calidad  o cantidad. 
Habiendo establecido desde sus inicios estudios fotográfico profesionales, siempre concentró las placas y negativos que obtenía en sus diversos empleos en empresas que lo contrataban precisamente para conocer y dar a conocer los nuevos lugares y gente. Sobre todo la Unión Pacific Railroad, le permitió, a través del ferrocarril, recorrer en poco tiempo grandes distancias y lugares y plasmarlos al papel. Fue pionero en el uso de este medio de transporte para desarrollar su trabajo, que otros en su época no aprovecharon. Igualmente fue el fotógrafo oficial de las muchas comisiones geológicas y de exploración de esos años.

El éxito de sus establecimientos comerciales fue gracias a que, aprovechando su material, establecieron una mercadotecnia de la imagen en diversos formatos, fotografías simples, álbumes, tarjetas de visitas, tarjetas postales y tomas estereoscopicas. Casi todos los negativos de su obra se ha conservado y fueron millones las impresiones que desde entonces se hicieron. Hasta nuestros días, constituye el fotógrafo más reproducido a nivel mundial.  Habiendo cubierto toda una época de la historia norteamericana, quizá intentando atrapar nuevas realidades, viajó por el mundo contratado por diversas compañías y gobiernos. Nunca tuvo el mismo éxito, los países de leyenda comenzaban a extinguirse, y él a repetir patrones ya desgastados, sin embargo realizó tomas increíbles de Europa, África y Asia.

En uno de esos proyectos, llegó a México en 1883, contratado por la compañía ferrocarrilera Atchison, Topeka y Santa Fe (ATSF) para una serie fotográfica del Ferrocarril Central Mexicano. Huelga decir que utilizó la fórmula ya probada: el traslado en ferrocarril, las tomas de paisajes amplios y la gran calidad personal, aunque comercializó su trabajo al grado de que resultaron además muchas reproducciones de baja calidad en todos los formatos ya descritos.

Hasta entonces, en los Estados Unidos y el mundo, la visión de México estaba cargada de los prejuicios de los diversos viajeros, exploradores y comerciantes que por escrito plasmaban sus impresiones, muchas de ellas se desvanecieron con la realidad de la imagen, otras se quedaron cortas. Pero el auge de la fotografía a finales del siglo XIX permitió establecer la realidad del país, aunque solo fuera en este caso, de los lugares tocados por las vías ferroviarias, el resto de la república permaneció ignoto hasta muchos años después. El recorrido de Jackson en nuestro país se circunscribió al del Ferrocarril Central Mexicano, es decir de Ciudad Juárez a la ciudad de México, extensión que plasmó en cientos de fotografías, siempre en inmediaciones del camino de Hierro.

De San Juan del Río se conocen 5  tomas,  dos de ellas en magnífica calidad. Las presento a ustedes, con una breve descripción. Aclaro que las fotografías originales tienen derecho de autor, por lo que presento tomas tomadas de diversos sitios de venta de copias en internet. En la Librería del congreso de Estados unidos (LOC) hay un fondo especial que contiene muchísimas. Están disponibles a la venta por si alguien se interesa, en máxima resolución. Ignoro si su recorrido fotográfico fue de Norte a Sur o al contrario o en fechas distintas por lo que no puedo  determinar su orden cronológico.

1.- SAN JUAN DEL RÍO  (Paso de Mata)

William Henry Jackson. Original en la LOC.

Es una toma de terreno rural, debido a que casi no  tiene referencias y solo dice que es San Juan del Río, tarde algo de tiempo en localizarla, por eso digo que es en Paso de Mata, localicé el lugar siguiendo el trayecto del ferrocarril desde Cazadero. La única pista es un bordo, que aún existe abajo del terraplén de la vía. Por las condiciones del sitio, casi no ha cambiado, se podría obtener la misma toma en la actualidad. 

2.- Maguey Field. ( o  sea campo de magueyes)

William Henry Jackson. Original en la LOC.
La de mejor calidad y contenido de todas. En la LOC de Estados Unidos la tienen en gran resolución. Fue tomada en las inmediaciones de Puente de Fierro sobre el río San Juan, cerca de la Estación Ferroviaria. Es el elegante puente dinamitado durante la revolución. Como no hay forma de saber en qué extremo se tomó, pueden ser las inmediaciones de la calle Rayón, o el inicio del barrio del Espíritu Santo, muy cambiados actualmente. Los grandes ausentes son los magueyes, hoy se llamaría Asfalto Fields.
Se observa también perfectamente la locomotora de vapor, su vagón de carbón y los de pasajeros, con la leyenda “central mexicano”. Seguramente en la original se puede ver hasta el número de la locomotora. Capta además algunos vecinos, curiosos por el lugar en que se detuvo el tren, tres adultos y un niño, -que por cierto se movió- con indumentaria campesina de la época.

3 y 4.-   Sin nombre.

William Henry Jackson. Original en la LOC.
William Henry Jackson. Original en la LOC.
Son dos fotografías tomadas en el anterior campo de magueyes, de dos personajes adultos, seguramente Jackson y alguno de sus ayudantes. No pude determinar cuál.

5.- Sin nombre.
William Henry Jackson. Original en la LOC.
Esta fotografía sería la mejor, desafortunadamente no está disponible en mejor resolución, parece ser que ni el original de la LOC. De lo poco que puede observarse en esta panorámica, fue tomada antes de llegar a la ciudad. Cerca de la vía se observan algunas casas y a lo lejos una silueta blanca que sería la ciudad, destacando los templos, únicos edificios de altura en aquellos tiempos.

Muchos años después, Jackson se integró a la Detroit Publishing Company. Donde integró sus archivos y reeditó sus mejores fotografías, otra vez en diversos formatos, de ellas proceden gran cantidad de las impresiones que han llegado a la actualidad, en calidades diversa, incluso incursionaron en la coloración de las mismas. Sobrevivió a la compañía, que cerró en 1924 y se dedicó a la pintura, arte que había dejado en la niñez, cuando por el dedo del destino se decidió que no sería el creador de imágenes, sino el difusor de las que la naturaleza ya había realizado. Murió en 1942, a los 99 años. Su obra está plasmada en infinidad de libros personales y catálogos impresos y  digitales.

APÉNDICE CURIOSO

William Henry Jackson. Original en la LOC.

La fotografía más conocida De William Henry Jackson en el estado es una tomada en la ciudad de Querétaro, del Ferrocarril pasando debajo de un arco del acueducto. Resulta que es uno de los primeros montajes de la historia. Ciertamente en ese tiempo las vías pasaban por debajo de esa construcción (actualmente no) antes de dirigirse a su terminal que estaba en la actual biblioteca Gómez Morín.  Si observan con cuidado la perspectiva, la posición del ferrocarril y los arcos se darán cuenta que es imposible la posición, a menos que un arco estuviera más atrás de los otros. Creo que el mismo Jackson fue el autor del montaje, ya que algunas de las impresiones de la falsa imagen provienen de la Detroit Publishing, que estaba a su cuidado.

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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 Por razones de índole personal, había dejado de publicar  el mes pasado, espero reponer lo no escrito en vacaciones. Por algún motivo me llegó una oleada de visitantes, sobre todo de Estados Unidos y Rusia, aunque solo son en las entradas más recientes, espero que su interés continúe con las más antiguas. Por ello y mi inactividad no pude hacer  un recuento de haber logrado ya las 30,000 entradas.
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Había mencionado en anterior entrada que tenía en mi poder una  segunda edición de geografía e Historia de Rafael Ayala, propiedad de un amigo al que no veía desde hace muchos años y por tanto no lo había devuelto. El hecho era significativo porque el libro perteneció a su mamá ya fallecida y tenía ese peso en la conciencia. Pude localizar en noviembre a mi amigo y devolvérselo tal como me fue entregado incluso el mismo plástico de la cubierta. Ese ejemplar fue significativo para mí ya que me acompañó desde mis años de estudiante y lo leí y releí docenas de veces, como debe ser en un libro tan completo. Gracias  Héctor, gracias Maestra Pueblito.
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SECCIÓN COMERCIAL 
Ya he hablado aquí de la Familia de don Esteban Díaz González de la calle del Curato, entre ellos de su nieto Celestino Díaz Domínguez, el Abogado del Imperio. (de Maximiliano) Tras la aventura imperial, se dedicó a diversas actividades políticas, artísticas y comerciales. Editó la Guía del Viajero en Querétaro en la que describe la ciudad a finales del siglo XIX, en ella está un anuncio de una tienda l de su propiedad que es el que hoy les presento. 
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SECCIÓN COMERCIAL PERSONAL

Sin darme cuenta, ahora sí, sin sarcasmo, resulta que ya me presenté en el foro del portal del Diezmo, para ayudar en la presentación del ya relatado libro de mi amigo Fernando Roque, creo que cumplí con mi misión y ayudé a ubicar el contexto de la obra.