EL ACAPULCO DE TIERRA ADENTRO O LO QUE ES LO
MISMO; SAN JUAN DEL RÍO TROPICAL 1
(Cuarta entrega
del especial dedicado a esa localidad)
Fotografía personal. panorama de la presa desde la cortina. |
Los inmejorables terrenos de la antigua hacienda
de la Estancia, por su ubicación cercana a la confluencia de dos ríos y un
terreno en leve descenso que con adecuadas presas y bordos, a lo largo de
cuatro siglos dieron grandes ganancias al patrón en turno.
Creo que en la decisión de construir en dicho
lugar la presa Constitución de 1917 a partir de finales de la década de 1960, se debió a
que con ella se beneficiarían gran cantidad de agricultores del valle, el
llamado Plan de San Juan, algunos de lugares extremadamente lejanos.
La moderna presa, plenamente integrada al
distrito de riego 23, además de los mencionados ríos, es alimentada a través de
un canal de más de 10 kilómetros de longitud, con aguas del río San Juan, desde
la presa “Constitución de 1857” instalada en las afueras de la cabecera
municipal. Esta presa deriva a través del canal mencionado, la poca agua que el
río tendría a su paso por nuestra ciudad.
Una vez que las aguas de los ríos la H, Galindo y
San Juan lograron llenar el vaso, ya en la década de 1970, contenidas por una larga
cortina de piedra, apareció un enorme espejo de agua, el mayor hasta hoy en
territorio queretano. (Son más grandes la San Ildefonso y Zimapán, pero solo sus
cortinas están en Querétaro, el resto en los estados de México y de Hidalgo,
respectivamente)
Ante el surgimiento del nuevo lago, aun en época
de secas empezó a surgir en su entorno una nueva actividad primaria, la pesca.
Me dicen que en los dos ríos siempre hubo
peces para consumo, pero en realidad, las especies que se encuentran en este
embalse son producto de las “siembras” gubernamentales, en programas de apoyo
que pocas veces fructificaron porque lo hacían en bordos que apenas contenían
agua por algunos meses.
El caso es que a sus pocos años, la presa
rebozaba agua… y peces, apareciendo por arte de magia las primeras lanchas y
redes, inicialmente para el autoconsumo. Ya en la década de los ochentas,
aparece la Cooperativa Piscícola “La Estancia” formada inicialmente por ocho
pescadores, que ofrecían su producto en las comunidades y mercados de la
cabecera. Incluso, conociendo sus actividades, no faltó quien quisiera adquirir
los pescados a orilla de presa.
Lo que pasó de ahí en adelante es
ilustrativo y ejemplo perfecto de la evolución natural de cualquier empresa humana,
por pequeña que parezca en sus inicios. Esta, solo para autoconsumo, como una
actividad primaria fue derivando a secundaria y terminó en terciaria o de
servicios incluso ya diversificados. Todo ello en un lapso de apenas 20 años.
Cuando la
gente que acudía a comprar, sobre todo a la margen oriente (que es la que
colinda con la comunidad) o por simple paseo aumentó, no faltó quien ideara la
fórmula perfecta: cocinar el pescado en el lugar, directo de las redes a un
asador. La idea resultó un éxito y el aumento de visitantes fue exponencial,
sobre todo en fines de semana o los días de pesca, que ingeniosamente pasaron a
esos días o los festivos, en busca de los mentados pescados, principalmente por
el precio y el tamaño. (eran bastante grandes, por eso digo que no eran nativos
de aquí)
Fotografía tomada de la página de facebook de la palapa El Acapulquito. |
Ante el repentino auge turístico y gastronómico,
no tardó en aparecer el infaltable estanquillo metálico, símbolo universal de
la colonización humana de espacios naturales y a su lado, para proteger de la
insolación, unas escuálidas hojas de palma.
El lugar, inicialmente solo a un lado de la presa
fue rápido de bautizar: EL ACAPULQUITO y asunto resuelto a unos 500 kilómetros
de su émulo guerrerense surge la primera costa sanjuanense.
Fotografía tomada de la página de facebook de la palapa El acapulquito. |
Lo frágil de las palapas, el estanquillo y no se
diga de los asadores los hacían fáciles de transportar en caso de que subiera
el nivel de las aguas, pero por si las dudas, se decidió acondicionar un
terreno fijo a una distancia segura de la “marea”. Es entonces cuando surgen
las instalaciones permanentes, de mayor tamaño y con mobiliario adecuado, ingresando
al menú, toda clase de mariscos, ya no locales y cocina tradicional. Al paso de
los años, llegaron los grupos musicales diversos y hasta de planta en algunos
de los ahora diversos negocios, cada uno con su nombre propio, pero todo el
complejo es siempre llamado genéricamente “El Acapulquito”.
Fotografía personal. El enorme complejo gastronómico en la actualidad, en época de "marea baja", |
Y no faltó quien les dijera que el verdadero
Acapulco también era puerto, y de nuevo, el sanjuanense no tardó en buscar la
solución, las lanchas, hasta entonces exclusivas para pesca, se transformaron,
a través del marketing local, en turísticas, incluyendo estructuras para evitar
asolear a los usuarios. Hoy cuentan con un moderno “muelle portátil” para
embarcarlos y las viejas lanchas a remos, donde se hacían los paseos a costa
del sudor de los dueños, hoy han derivado en modernas embarcaciones con motor
fuera de borda y aumentado su tamaño.,
Al correr de los años, se ha convertido el lugar
en un singular punto de recreo, principalmente visitado por sanjuanenses y de
municipios y estados circunvecinos.
Muchos de los asiduos dicen que el punto de
atracción no es la comida, sino el ambiente que rodea al lugar y la compañía de
las bebidas espumosas, qué mejor para mitigar el calor que la brisa marina y
una caguama (y hay quienes juran y perjuran que hasta se marean) y poder
observar desde los ventanales de los negocios, estratégicamente colocados, el
horizonte marino, apenas a 10 kilómetros de San Juan del Río, y sí, es como
estar en Acapulco.
Y no mienten, en años lluviosos, el nivel de agua ha llegado a las mismas paredes del
complejo, y aunque ningún cliente se ha quejado, (incluso hasta es más fácil abordar
las lanchas desde las mismas puertas de los negocios) el inminente peligro ha
motivado un sinnúmero de intentos de reubicación por parte de las autoridades.
(Y cuando despertó Protección Civil, el Acapulquito todavía estaba ahí) Lo
único que han logrado hasta ahora es que exclusivamente se venda cerveza para
el consumo en el lugar.
Fotografía tomada de la página de Facebook San Juan del Río oficial. Con "marea alta" de la embarcación al establecimiento con un solo paso. |
Se diría que en los
años en que hay poca agua, los visitantes se alejarían, pero este lugar es
bendecido por la mercadotecnia divina, si el nivel del agua disminuye, “la playa”
se extiende y surge otra solución como la renta de cuatrimotos, los
“brincolines”, paseos a caballo o la simple caminata por la playa, En esos lapsos se hace patente la utilidad del muelle portátil y ¿porqué no? ,
regresan, como en sus orígenes, estanquillos y palapas más rústicas a nivel de
playa.
Fotografía personal. Al alejarse el agua, regresan los estanquillos e instalaciones a nivel de playa. |
Y como no le van a
decir el Acapulquito, si hasta las aves se confunden y es posible observar en
muchos recovecos a pelícanos marinos, en conjunto con otras aves migratorias
para las cuales la presa se ha convertido también en un punto de atracción por su
inmensidad.
Fotografía tomada de la página de facebook de la palapa El Acapulquito. Pelícanos medio perdidos y un fabuloso atardecer. |
El ambiente, su
cercanía con el entorno acuático y los servicios han creado el atractivo de
este lugar. La palapa original, las que siguieron más las que se acumulen en la
semana, han propiciado que se le haya incluido en las campañas de las Secretaría
de Turismo estatal y municipal, incluso en la “Ruta Campestre”, aunque cabe
aclarar que este desarrollo turístico es autóctono y original. Verdadero modelo
para las dependencias gubernamentales y privadas, que inició con una lancha,
una red y un asador y hoy da trabajo a decenas de personas y esparcimiento a
cientos.
Fotografías del Instituto de Cultura, turismo y la juventud de San Juan del Río. Alguna de las instalaciones por su parte frontal, la trasera da a la presa. |
Las negociaciones aquí
mencionadas, hoy son razón social, cuentan con estacionamiento y hasta servicio
de valet parking y zonas VIP, pero el ambiente populachero del interior no ha
cambiado, quizá son los aires costeños esos que huelen a sal, los que
transforman a los comensales y provocan el deseo de asistir.
Fotografía del Instituto de Cultura, turismo y la juventud de San Juan del Río. Junto a las olas, las cuatrimotos. |
Fotografía personal. Paseo a Caballo, Al centro, el Rosario, a la derecha, Galindo. |
EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Para llegar al lugar,
basta salir de la autopista México-Querétaro, en el kilómetro 170, pasar por la
zona militar, a partir de ahí los letreros te llevarán, no es necesario entrar
al poblado. Si la suerte te favorece y permaneces hasta tarde, gozarás de las
más hermosas puestas de sol, esas sí de verdad compiten con las de las costas
de cualquier parte del país.
Fotografía personal. letreros rumbo a... |
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Juro y perjuro ahora
yo, que esta entrada, aunque lo parezca, no es una inserción pagada, la redacté
por motivos antropológicos, ante el inusual caso de un polo turístico que
surgió entre la arena de la orilla de una presa. (aunque en realidad no es arena, como se
verá en la entrada siguiente)
Se recuerda a la comunidad que pueden hacer comentarios, rectificaciones y hasta felicitaciones, dando clic en la parte final de las entradas abajo de donde está el icono del lápiz, redacto según lo que he leído, visto y oído.
Quienes se comunicaban por el Google + de manera privada, al desaparecer esa red, ya solo pueden hacerlo de manera pública, si no quieren que aparezca su nombre, elijan publicar como anónimo.
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