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sábado, 21 de septiembre de 2019

Monumentos a la bandera de San Juan del Río.


MONUMENTOS A LA BANDERA DE SAN JUAN DEL RIO

Fotografía personal, Jardín de la Familia. En donde está la estatua blanca se encontraban  los ¿primero ?y segundo  monumentos a la bandera.
Corría entre los periodistas de San Juan del Río en la década de 1970 la conseja de que los presidentes municipales de entonces lo único que hacían de obra pública era un monumento a la bandera, cambiándolo de lugar, pero usando siempre las mismas piedras del anterior. En parte era cierto, en parte no. Y agregaban que todos tenían forma parecida a una pirámide, lo cual si fue completamente cierto. No vaya a pensarse que eran de material perecedero, todos fueron perfectamente construidos y fijos, pero de todos modos se les movía.

ANTECEDENTES

Aunque desde 1821, nuestro país cuenta con bandera nacional, su culto como símbolo patrio es muy posterior y tardó mucho en generalizarse, esto fue a partir de la década de 1930, cuando se construyen muchas escuelas elementales, cada una con un monumento a la bandera con su respectiva asta y se establece el lunes para la ceremonia respectiva.

De inicio no parece haber habido en la ciudad un lugar específico para rendir honores, creo que las autoridades los efectuaban en diferentes sitios o se establecían lo que eran las veladas cívicas en el viejo teatro o en sitios momentáneamente solemnes. A principios del siglo XX, uno de ellos era en o en las inmediaciones del jardín Madero

No he podido saber a partir de cuándo, solo puedo decir que fue en fecha posterior a la instalación de la carretera panamericana por la av. Juárez, que la ciudad contó con un monumento a la bandera especifico.

Existió hasta la década de 1920 en el jardín del Sacromonte un surtidor de agua del acueducto que lo alimentaba y una fuente alrededor suyo. Por razones técnicas, el surtidor, que se encontraba frente a la puerta de la cárcel se cambió cerca de la casa cural. El surtidor original era una caja de agua, elemento constructivo y arquitectónico, ya que además de su función estética, tiene el de quitar la presión del agua y aire contenidos en el trayecto subterráneo del acueducto. Era de cantera morena, con gruesas paredes, recibía el líquido por debajo y poco a poco se llenaba el hueco del centro hasta una pequeña ceja que es por donde salía, la fuente original le rodeaba para evitar derrames.

En su segunda ubicación, el surtidor ya no tenía la fuente, que había sido reedificada y colocada al centro del jardín, conteniendo al centro un sifón metálico que era el que regulaba la presión. La caja de agua fue modificada para que de ella salieran algunos tubos que surtían a todo el centro de la ciudad.

Fotografía tomada de Ayala, 1981. La caja de agua o surtidor en su tercera ubicación .
Para la década de 1940 ya con una red completa de tuberías desde pozos artesianos, la caja de agua quedó solo como un monolítico recuerdo. Generalmente la pintaban con cal, pero los resabios de la humedad que contuvo la descascaraban, mostrando un aspecto de mucha antigüedad, que no lo tenía.

MONUMENTO MÓVIL 1

Dicen algunos que fue usando la misma piedra, otros que es una leyenda, los primeros arguyen que la caja de agua se deshizo para construir con sus canteras, en otro extremo del jardín, el primer monumento a la bandera. Era de forma piramidal con decoración a cuadros, creo que a base de mosaico o cemento pulido y pintado, del vértice sobresalía una especie de tubo. Los segundos alegan que ese nunca fue monumento y que lo que parece una asta, solo era una antena de radio para servicio de la policía, cuyas oficinas estaban cercanas, pero al menos por la información de los mencionados al inicio de esta nota así se le ha considerado. Este elemento estaba ahí, en la esquina sur poniente de la entonces plazuela después de la construcción de la carretera panamericana en la década de 1940.
Fotografía tomada de Layseca,  la extraña Pirámide retículada en el entonces extremo del jardín o plazuela del Sacromonte.

 ¿Qué tiene que ver la carretera panamericana?
que en las fotos viejas junto al “monumento” se ven algunos camiones de pasajeros estacionados y estos solo ocurrió cuando esa vía de comunicación se trazó por el centro de la ciudad y a un lado del hoy jardín de la familia, antigua plazuela del Sacromonte que ha sufrido muchos cambios que ya he enumerado en otras entradas, el monumento a la bandera generó unos cuantos más.

MONUMENTO MÓVIL 2  

Poco después, en fecha ignota entre las décadas de 1940 y 1950 se instala en el multicitado jardín, un verdadero y específico monumento a la bandera, ahora sí con seguridad, utilizando las mismas piedras de la vieja caja de agua, que en su segunda ubicación había dejado de ser útil y terminó abandonada en la década de 1940.
Fotografía tomada de un periódico de la época, creo que es de don José Velázquez. 1960. Otra pirámide, vista trasera, nótese la escalera y la circulación de los autos alrededor.
(perdón por la poca exactitud en las fechas, pero, a pesar de aun haber supervivientes de la época, nadie me ha podido asegurar datos )

El flamante nuevo monumento se encontraba en medio de la entonces orilla poniente del jardín, (ya no es la actual, se ha ampliado dos veces) se componía de un basamento piramidal de dos cuerpos en cuya cima se sostenía un relieve alegórico de cantera con vista al poniente. En la cara de la pirámide que daba al templo, se encontraba una escalera metálica de albañil, para manipular el lábaro y detrás del relieve una asta. El conjunto medía unos 4 m de altura. Lo rodeaban algunas jardineras que no tuvieron tiempo para albergar vegetación. Su forma recuerda al llamado teocali de la guerra sagrada, escultura azteca, lo que no merecía el más mínimo respeto ya que al estar solo, como especie de glorieta, los autobuses maniobraban alegremente alrededor de él..
Fotografía tomada de la página de la competencia, creo que también es de un periódico de la época, perdón por ponerla, pero no hallé una que tenía del frente de  del  monumento . (casi al centro, sobre las cabezas de los militares de la línea izquierda) 
 Por sus características, lo que representa el labrado es una alegoría cuyo tema central es un escudo nacional, con características juaristas o porfirianas, por lo cual siempre he pensado que se encontraba en otro lado y se aprovechó la oportunidad para darle un segundo o tercer uso.

De esta escultura ya he comentado, si deseas ver su descripción da clic en el siguiente enlace: 



Fotografía personal, escultura alegórica que  coronaba la pirámide
Arriesgando a equivocarme, creo que la ubicación original del relieve alegórico había sido el frontis de la ya desaparecida Escuela Superior para Niños Vicente V. Alcaraz, en la calle de zaragoza, edificio decimonónico del que no se conserva una foto de frente pero cuyo pedestal a la bandera parece ser el relieve mencionado. La escuela pervivió desde la época juarista hasta la década de 1930, luego el vetusto edificio fue derrumbado a inicios de los sesentas para construir la escuela secundaria federal, hoy primaria Francisco Villa en la calle de Zaragoza.


El nuevo monumento resultante del reciclado de partes viejas se   convirtió desde entonces en el centro cívico por excelencia a cuyos pies llegaron los contingentes escolares, civiles y militares para efectuar los más diversos actos patrios, desfiles, conmemoraciones, tomas de protesta, etc. Pero el hecho de estar en el espacio público más cambiante de la ciudad, no le deparó larga vida.

En esa misma década, la conmemoración de un centenario habría de cambiar las cosas, el del triunfo de la república en Querétaro, lo que significó en 1967 la erección de una estatua monumental de Benito Juárez en el mismísimo sitio del holocausto imperial, el cerro de las campanas. Dado que la ciudad capital ya contaba de un monumento a al benemérito, en la actual calle zaragoza, que incluía su efigie metálica, para no se hicieran sombra, la vieja estatua descendió para ser trasladada a la segunda ciudad del estado, San Juan del Río, y qué mejor sitio ahí, que la plazuela o jardín del Sacromonte, al cabo que ya estaba acostumbrada.

Fotografía tomada de una postal. Circa 1970. El nuevo monumento de la vieja estatua.
La obra construida para albergar al benemérito consistió simplemente en arrasar lo existente, incluido el monumento a la bandera, cerrar la calle que pasaba al frente de la iglesia, hacer una jardinera rectangular y entepetatar alrededor de una especie de camellón ancho, en cuyo extremo poniente, para mejor lucimiento de la estatua de Don Benito, se le erigió un pedestal color blanco de unos seis metros de altura. Por su forma y color, que recordaban un envase, se conoció en su breve existencia como el monumento al talco.

Del ya extinto monumento a la bandera desmontado, su escultura alegórica fue colocado en la parte alta de la fachada de la presidencia municipal, de la vieja caja de agua solo quedaron dos sillares de cantera con inscripciones que fueron a dar a la zona de baños de la misma presidencia, acompañadas por montones de legajos del archivo histórico municipal. Varias décadas después, todas de olvido, regresaron esas piedras y los archivos casi a su ubicación original, al interior del Centro Histórico y Cultural, es decir la vieja cárcel donde hoy se mantienen, otra vez en el abandono, incluso, ya les dieron un llegue con pintura vinílica.

MONUMENTO MÓVIL 3

Algunos dicen que otra vez con las mismas piedras de cantera - aunque lo dudo- a fines de la década de 1960 se erigió un nuevo monumento en la misma avenida Juárez, pero ahora entre la curva y la vía del ferrocarril, acompañado de un camellón, se localizaba en medio de la calle, por entonces empedrada, a la altura de la casa del padre Malagón.  Formaba una especie de glorieta, aunque solo para peatones porque casi no había circulación de autos.  

Fotografía tomada de una postal. Circa 1970 la nueva pirámide, adelantito de la "Curva" en la avenida Juárez, la segunda casa a la izquierda es la del padre Malagón, recientemente fallecido.
El nuevo monumento construido según diseño del arquitecto Carlos Solhe también tenía forma de basamento piramidal pero su plataforma era más grande que el anterior, de tal manera que las autoridades podían subir a él por medio de unos escalones y en la asta de gran altura, izar y arriar la bandera (o sea, subirla y bajarla según el calendario cívico) Le adornaba al poniente, una nueva escultura alegórica en cantera.

Por su ubicación (aunque no lo crean, era entonces una calle muy poco transitada, la ciudad acababa en la vía, a unos cien metros de ahí) fue el sitio ideal para las ceremonias cívicas en las fechas que deparó el calendario de la década de 1970. Creo que no es muy amenamente recordado por el hecho de que los escolares tenían que caminar hasta “allá”.


MONUMENTO MÓVIL 4

Alcanzado el viejo pueblo por el progreso, se hizo necesario conectar su calle principal es decir la avenida Juárez, con la carretera a Tequisquiapan. Iniciando en la “Curva” hasta lo que hoy es KCM.

El trayecto en realidad había sido parte del Camino Real, pero tras décadas en el abandono más bien parecía una barranca de poca altura y fondo plano aunque con muchas piedras sueltas, así que ya estaba lo principal, solo estorbaba a los propósitos pavimentadores, el monumento a la bandera

Y… Otra vez, se quitó el monumento, solo sobrevivió el camellón que después se alargó para ser el centro del flamante Boulevard Juárez.  Sus restos, fueron a dar a otro lugar según poco transitado: la plazuela Guadalupe Victoria, de nuevo se erigió en forma de basamento piramidal, esta vez sí ocupando las piedras del anterior, incluido el escudo alegórico. Tenía una altura de aproximadamente metro y medio, hacia el oriente tenía una escalera y le continuaba un camelloncito que todavía sobrevive, aunque la famélica vegetación que le adornaba solo duró pocos años.

Fotografía tomada de revista de la época. 1980. Otra pirámide, solo sobrevive la escultura alegórica de su base.   Otra pirámide. Por haber estado presente, creo recordar a  Don Jorge Herbert, presidente municipalizando la bandera y a su lado El profr. Cabrera, Don Palemón y el Profr. Guerra. Las ventanas que se ven atrás son las del hotel "Jalisco".
Creo que apenas duró unos cuatro años en servicio, tras su inauguración el 24 de febrero de 1980. Con el aumento de automóviles y sobre todo un cambio de vialidad el destino de sus predecesores lo alcanzó; Aclaro que la av. Juárez que desde siempre había tenido 2 sentidos, se cambió en su tramo de la curva hasta Hidalgo a uno solo de oriente a poniente, y ello equivalía a que la calle paralela, es decir, la plazuela Guadalupe Victoria y su continuación en Fernando de Tapia, fueran el nuevo camino en sentido poniente a oriente.

Localizado a mitad de la calle, frente al número 10, se convirtió entonces en una glorieta que, con el aumento de circulación de autos, se convirtió en un estorbo, lo que determinó que fuera desmantelado. La cantera alegórica, como su antecesora, fue a dar a la presidencia municipal, esta vez en una de las paredes del patio central, el resto, creo que desapareció. El asta a su vez, fue sustituida por otra mayor, instalada a ras de suelo en la parte norte de la plaza independencia, que desde hacía años ya era la sede cívica de la ciudad. Se llamó por entonces asta monumental y fue inaugurada solemnemente como tal el 12 de octubre de 1985 por el presidente municipal Federico Gómez, previo discurso de la Lic. Lupina Calderón.


Fotografía tomada de revista de la época, 1985  El Presidente Municipal, izando la bandera en el asta monumental.


EL FIN DE LOS TIEMPOS

Pasado algún tiempo, durante la presidencia de Jacaranda López, ocurrió la penúltima remodelación de la plaza y resultó que para ello estorbaba la asta por lo que fue cortada, acabando así el último vestigio de sesenta años de monumentos a la bandera en la ciudad. El resto cercenado del tubo metálico, víctima del soplete estuvo ahí algunos años, hasta la presente década, cuando le llegó otra necesaria remodelación de la plaza de la Independencia que incluyó la instalación de unas fuentes danzarinas, con un increíble sistema que hace brotar desde el piso unos dinámicos chorros de agua, y al caer se rebombea la misma agua en un movimiento sin fin, que gasta poca agua. En el colmo de la modernidad incluyen un igualmente rasero sistema de iluminación desde el suelo hacia los chisguetes, creo que es hasta de LED multicolor.

El único problema del sistema es que solo sirven los focos, pero el agua no se rebombea y como la llave que la alimenta sigue abierta, termina derramándose, de tal manera que casi no se enciende, supongo que el ayuntamiento solo las ocupa cuando se tienen que lavar las calles de Abasolo, corregidora y ayuntamiento, en cada una de esas sesiones casi se completa el refrán: el agua no llego al río, pero casi, solo treinta metros le han faltado para lograrlo.

Ah, perdón estábamos hablando de los monumentos a la bandera, como ya no hay, la última ceremonia del 24 de febrero (2019) se realizó indoor, es decir bajo techo, en los patios de la nueva sede municipal, ya no hubo los contingentes escolares que acudían al culto a nuestro lábaro, solo los funcionarios municipales tuvieron el honor de ser patrióticos y ver el ondeo de la bandera. Yo propongo que, si se va a seguir haciendo ahí, le hagan al asta un basamento, que sea piramidal que esté en una glorieta y le hagan un lado un camelloncito, para ser congruentes con la historia.

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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CADA QUIEN HABLA DE LA FERIA, SEGÚN COMO LE FUE (ECO MUY MUY LEJANO DE LA FERIA)

Como había prometido que haría una entrada de lo ocurrido en la pasada feria 2019, pero ya es tema muy pasado, para no dejar de que quede constancia, hago aquí una relación breve de lo que pude observar.

Decían desde meses previos las malas lenguas que no había dinero y que por ello los eventos culturales (no hablo del Palenque y del teatro de Feria, que comentaré más adelante) iban a ser malos, resulta que sí y resulta que no. Definitivamente se notó la falta presupuesto en la ausencia de compañias y artistas foráneos, que sí los hubo, pero no como en años pasados, sin embargo, la crisis sacó a relucir lo mejor del ambiente cultural y académico de la ciudad, ya que se dio oportunidad a las distintas escuelas, grupos y academias locales, resultando que hubo personal hasta para aventar para arriba y se aprovecharon al máximo todos los locales y espacios culturales con los que cuenta la ciudad, incluso se dispusieron nuevos. Se notó cantidad, pero sobre todo calidad, incluso en los eventos en que intervinieron niños, el talento local afloró. Lejos quedaron los tiempos de la pequeña ciudad en los que apenas se disponía del grupo  "Quetzal" y las señoritas del Matcehualli Mitotiani, hasta un servidor hace algunos años participó en eventos en dos años consecutivos (y ni artista era). 

Del acceso a la feria, no sé a que santo le rezaron ahora, supongo que no fue  San Juan Bautista o San Isidro, el caso es que no llovió y no hubo ningún  contratiempo como en años anteriores, aunque, sigue sin haber un acceso digno al centro de feria, se tiene que rodear el edificio del polideportivo y peligrosamente, por la orilla de la carretera entrar, en un acceso en el que también entran los autos de los comerciantes, expositores y recomendados. Insisto en que se puede hacer un acceso detrás del mencionado edificio y evitar bastantes contratiempos. Por ser los terrenos del estacionamiento en tiempos recientes milpas, aún quedan canales de riego que como todos los años, se cruzan con  ¡tablas!   

Respecto a los artistas del Teatro de feria y el Palenque, ya lo he dicho, es un negocio y los que se presentan son los que son populares y mientras eso  atraiga a las masas, así continuará por muchos años.

El único grupo de Rock que se presentó terminó cancelando su concierto por las malas condiciones del teatro, según la cancelación fue de último momento, pero yo supongo que no y desde mucho antes los sabían, pero como era sábado, no se dijo nada, y cuando supongo ya se había recuperado la inversión fue cuando anunciaron y dejaron paso libre, aunque ya estaba casi lleno, con boleto pagado. Como dijeron las autoridades municipales esos eventos son responsabilidad de la empresa que administra, pero supongo que hay un modo de evitar esas cancelaciones, no se vale  argüir que  no se devolvió dinero porque lo que cobra es el acceso a la feria y el artista es gratis, explicación fácil para gente fácil. Fui testigo de como desde mucho antes de anunciar la cancelación las patrullas se fueron, igual los boleteros y recepcionistas y en el colmo, ni siquiera había personal a la salida del estacionamiento, solicitando la contraseña de pago y moderando la salida, lo que generó un caos que pudo haber provocado una situación de riesgo.

Respecto al espacio comercial, creo que no hay mucho que decir, cuando más parecía el tianguis del mercado Juárez, aunque semi vacio, muchos locales no se ocuparon. Se notó sobretodo la ausencia de muchas industrias que tradicionalmente ofrecían sus productos,

Y ahora no hubo, como en otros años presentación de algún libro histórico, como que ya habían acostumbrado, ni modo.

De la cancelación del grupo, de cuyo nombre no quiero acordarme (no es cierto, ni los conozco) en la clausura, creo que fue castigo divino, para que las autoridades e invitados ahí presentes sintieran el oprobio que sufrimos días antes los que fuimos a ver a Panteón Rococó. La gente, ni como quejarse, era gratis, es lo malo de depender de grupos advenedizos, para la otra que contraten a profesionales, que sí cumplen  y ahí si valdría la pena de hacer campamento en la Plaza Independencia desde temprano y de nuevo, a poco la presidencia municipal no puede intervenir para evitar este tipo de desaguisados.

Y de la reina,,, no es cierto, ahora ni la conocí, pero me dicen que también cantaba, y extrañamente (¿Nos estaremos volviendo civilizados?) no hubo ningún comentario de su designación, de su origen, de que si se lo merecía, etc. Como otros años. Signos de nuevos tiempos.

Creo que había dicho que iba a ser breve, pero, alegre el indio y le dan maracas...

Lo de ecos de la feria que ocupo en las entradas de este tema, era el nombre de una publicación que hacía don José Velázquez  en los años sesenta  y setenta, cuando formaba parte del comité organizador de feria, le copie el título pero obviamente con otros propósitos.
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CASI LA PORRÚA

Había comentado con algunos lectores que iba a poner a la venta algunos libros de historia, sobre todo de Querétaro, incluidos algunos referentes a San Juan del Río,  otra vez me atacó el trabajo, pero espero hacerlo pronto. Aclaro que no tengo ninguna necesidad económica y el asunto es solo de difusión, se trata de unos cien libros que ya tengo repetidos, sea porque encontré alguno en mejores condiciones del que tenía, o porque me lo hallé en algunas de mis incursiones y me dio cosa verlo por ahí abandonado, cuando era de buen tema y nadie lo compraba, no lo fueran a tirar a la basura.

Los precios no serán caros, tampoco gratis, solo lo suficiente para recuperar lo que he gastado y ocuparlo en aumentar la biblioteca personal. No los puedo regalar, ni hacer trivias ni cataflixias. En cuanto disponga de algún tiempo para conseguir un espacio accesible les hago llegar la información oportunamente, para que vayan haciendo sus ahorritos, creo que no ha habido una venta así, a ver que sale. 
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Se reciben toda clase de comentarios, críticas, adiciones y rectificaciones, contesto a todo.

domingo, 11 de octubre de 2015

El jardin de la familia, final (o casi)

De jardín de la Familia a multifamiliar.

La carretera Panamericana
A partir de la instalación de la carretera Panamericana en la década de 1940, trazada en nuestra ciudad en plena avenida Juárez, sobre el viejo Camino Real, la sección de esta arteria cercana al jardín del Sacromonte tuvo un repunte, dado que algunas de las líneas foráneas de autobuses establecieron paradas cercanas.

No se crea fue una central camionera en forma, cada línea tenía, por algún convenio comercial o simple comodidad, un espacio asignado en cualquiera de las  aceras, en el tramo comprendido entre las calles 2 de abril y 16 de septiembre. Para las necesidades de alimento de los viajeros de paso y de llegada o salida, se establecieron algunos restaurantes de primer orden, otros de regular calidad, además de simples puestos y vendedores ambulantes. Para todos había trabajo. Mientras tanto, el jardín, a causa del abandono, fue perdiendo árboles y plantas.

Restaurantes
En la década de  1960, en él se estableció aquí una extraña simbiosis de espacio público y comercial, por varios factores:

Por entonces y desde muchos años atrás,  afuera del Portal de Reyes, existía una especie de tianguis formado por puestos diversos para el abasto diario, el cual fue desinstalado completamente al abrirse el Mercado Reforma en 1963, ubicándose ahí los comerciantes, algunos de los que no cupieron, sobre todo expendedores de alimentos optaron por trasladarse en la ancha banqueta afuera de la cuadra de la cárcel, aumentando la oferta para los usuarios de las líneas de camiones que por comodidad, habían abandonado las aceras y empezaron a ocupar como terminal común, el espacio anexo al jardín, afuera del llamado Mesón de San Pablo, (hoy tienda de telas, esquina de Allende y Juárez) lo que le valió para que después de cuatro siglos mereciera ser empedrado.
Unidos en un mismo espacio, los proveedores de alimentos y los autobuses, el punto de reunión y espera de los viajeros fue el pequeño y descuidado jardín, que continuó en tal estado unos años más.
Fotografía de la década de los 60s de José Velázquez, tomada de los calendarios de la Canaco, el jardín, en su tamaño original, el resto  el paradero común de autobuses.

A pesar que desde 1957, ya funcionaba la autopista México - Querétaro, trazada por las afueras de la ciudad y se había abandonado como principal la carretera Panamericana, el grueso de autobuses siguió entrando a la ciudad, ocupando ya oficialmente como paradero, el espacio mencionado, que sería básicamente un cuadrado, sin embargo, con la posibilidad de ahorrar tiempos sobre todo en viajes largos,  algunas de las líneas más importantes ya no hacían parada por el centro, lo que implicó el declive de los servicios restauranteros. Supongo que hubo muchísimos, se recuerda especialmente el Layseca, junto a la iglesia, el Prado, en la Esquina con Hidalgo, el Montes, frente al jardín, el Patio, el Parador, los tacos sudados, los Cocoteros, solo sobreviven de esa época, La Bilbaina y los tacos ahora conocidos como “vaporizados”.

Mención especial merecen dos más, también desaparecidos, que funcionaban como hotel-restaurante: el Valenzuela y el Avenida, una cuadra más al poniente del Jardín, hoy convertidos en los bancos más grandes de la ciudad. Incluso eran parada obligatoria de un servicio de automóviles de alquiler, con ruta México- Querétaro, era de lujo, solo utilizado por unos cuantos.

Al disminuir el tráfico de vehículos de lujo y particulares por el centro de la ciudad, comenzaron a proliferar fuera de la cárcel y en toda la acera los puestos populares. Entre ellos, uno de tamales consistente en una hornilla y un bote alcoholero, que se instalaba exactamente a la mitad de la acera y según se dice fue al que originalmente se llamó “el Tragadero”.

Juárez en San Juan

En el año de 1969, se acercaba el centenario de la muerte de Benito Juárez y la capital del estado decidió establecer una estatua monumental de él en el cerro de las Campanas, para sustituir la que se tenía en Av. Zaragoza, que fue donada al Municipio de San Juan del Río. Ante la circunstancia, se decidió dignificar el ya para entonces llamado Jardín del Santuario y en su extremo poniente, sobre un pedestal blanco, se colocó la estatua del benemérito, rodeado por una jardinera muy simple, sin árboles, solo empastada, todo circundado por franjas de tierra.

Inicio de la década de 1970, monumento a Benito Juárez, una jardinera rodeada por tierra, fotografía tomada de las postales de Ugalde.

Tratando de que la dignificación fuera integral, se desalojaron los ya numerosos puesto de la acera frente a la cárcel, que acostumbrados a los cambios, se ubicaron casi todos en estructuras metálicas en la calle Allende, ocupando todo el arroyo de la misma en una hilera de puestos de comida, que llegaba casi a la esquina con la Plazuela Guadalupe Victoria, quedando en el frente que daba a Avenida Juárez, todo el espacio disponible para los autobuses, cuyos usuarios cuando el hambre arreciaba, tenían una amplia gama de alimentos en el singular comedero popular. El segundo puesto de la fila tenía un letrero de neón con la leyenda “el tragadero” que se extendió para todo el espacio, incluyendo también vendedores a pie, que hasta las propias ventanillas de los camiones llevaban a ofrecer gelatinas, tortas, dulces, refrescos y demás. Varios de los puestos funcionaban hasta altas horas de la madrugada. En una ciudad mal iluminada, y en un espacio techado por láminas metálicas, el letrero de neón hizo famoso el lugar.

No duraron mucho ni Juárez, ni el Tragadero ni la pomposa central de camiones. Para finales de la década de 1970, la central camionera se trasladó a un tejaban ubicado en el B. Hidalgo, los puestos fueron desalojados de Allende en 1977 y Benito Juárez fue a dar con sus, en este caso metálicos huesos, a la cárcel, es decir, se le bajó de su pedestal y se guardó en el cercano edificio de la cárcel, donde permaneció varios años y solo salió de ahí, hasta que fue erigido su monumento actual, unas cuadras arriba. No salió ileso, creo que ahí perdió el bastón que originalmente ostentaba.

El proyecto no concluido

La razón del desaire al prócer, fue explicada porque nuevas autoridades tenían un gran proyecto para el jardín: hacerlo un espacio digno (nótese que en cada cambio siempre se  esgrime ese argumento) que incluía, para hacer juego con los arcos del portal del Diezmo,  otros en la acera del frente, incluso, habría otros en la bocacalle de Mariano Jiménez. Entre otras maravillas, el proyecto incluía piso de adoquín, fuente central, jardineras y balaustradas.

Imagen tomada de revista proyección, mediados de los setentas, el ambicioso proyecto.

Creo que por falta de recursos y permisos de los particulares, no fue posible tanto lujo. No se aumentaron los arcos en el lado sur, incluso se derribaron los que ya existían en el portal de la Comandancia y, seguramente para evitar el regreso de los ambulantes, durante un breve tiempo, la acera ancha fue abierta al tráfico de vehículos, se dijo que para aliviar el tráfico por Av.  Juárez, cuando se dieron cuenta de que no era tanto, se volvió a cerrar.


Imagen tomada de internet, lo que se logró del proyecto.

Del ambicioso proyecto inicial, solo pudo salvarse el piso de adoquín, la fuente y las jardineras, adornadas con vistosos arbustos de piricanto, que luego resultaría que eran venenosos y fueron sustituidos por los árboles que se ven actualmente.

Un par de años después los piricantos habían crecido y no tardarían en ser quitados.

Para evitar el regreso de los autobuses, el espacio que habían ocupado, se cerró con una banqueta del lado de la carretera y se destinó para estacionamiento de vehículos.

Remember el Tragadero

En años posteriores, ese mismo espacio se utilizó para ampliar la superficie del jardín, aumentando en algo su dimensión. En la década de los noventas, en un pedestal se colocó una malograda estatua, creo que de concreto, en color blanco,  que representa la unión familiar, impulsándose por la administración municipal en turno el cambio de nombre del espacio a “Jardín de la familia”, que creo que es el oficial. Casi simultáneamente, se ocupó el último espacio restante, llegando hasta la bocacalle de Allende, que son las dimensiones actuales. Como resabio de su anterior topografía, el jardín presenta cuatro niveles diferentes.

Para más información del llamado "Tragadero" dar clic en los siguientes vínculos:

"La familia" fotografía personal, 2014.

También es reciente la ocupación del frente de la casa cural, al costado sur de la reja atrial, que siempre fue un espacio público, y un buen día amaneció acotado por una lujosa reja, no se sabe en qué condiciones se tomó el espacio de todos para un beneficio personal.

Imagen anterior a la última remodelación, ya con su extensión completa. Fotografía tomada de internet, el asta no duró mucho.

Habiendo estudiado muchos años la historia del municipio, he encontrado varias situaciones que se repiten en diferentes épocas, los he llamado Karmas locales, el último del que me di cuenta tiene que ver con el hecho de que hace medio siglo, fueron retirados de la acera frente a la antigua cárcel, los comerciantes de alimentos. Desde hace varios años, de manera casi imperceptible, no en la acera, pero sí en el costado inmediato del jardín, llegó una solitaria vendedora de tacos de canasta, que por su éxito animó a otros, que al grito de  ¡Remember el Tragadero!, han ocupado casi todas las jardineras, con instalaciones volátiles, que colocan por las mañanas y recogen en las tardes.

Las familias
Desde inicios del presente año, el jardín sufrió otra remodelación, consistente básicamente en una mano de gato: renovación de adoquín, agrandamiento de jardineras y como sorpresa, en un sitio no excavado en siglos, se colocó una cisterna subterránea para servicio de una fuente, adornada con estatuas de bronce de “otra familia”. Ignoro cómo se va a llamar ahora: jardín de las Familias o jardín Multifamiliar.  Terminando con ocupar todos los niveles: el más alto, por la vieja fuente, el de en medio, por la blanca familia, y el más bajo por la familia modernista. Por estar la última a ras del suelo, con surtidores subterráneos y las figuras alrededor de ellos, es muy visitada, en poco tiempo se ha vuelto un espacio cotidiano para la toma de fotografías, como siempre ha sido este lugar, el más retratado por las lentes, ahora predominando las de los celulares y tabletas.
Fotografía personal, 2015, la familia original, viendo a las recién  llegada, no vayan a ser paracaidistas.

Fotografía personal, el nuevo espacio para fotografías, 2015.
El final? 
Solo me resta hablar del edificio que ha visto todos estos cambios, que con remodelaciones de más de cuatrocientos años, llegó a nuestro siglo, la vieja cárcel de la que paradójicamente, fue Benito Juárez su último interno, es decir su estatua. Tal vez el destino es patriótico y tras el chusco episodio la cárcel desapareció como tal y el edificio quedó semi abandonado. Comenzó un deterioro que afortunadamente fue reversible. En la década de 1980 se le habilitó un poco para una Casa de Artesanías fallida que cedió después el lugar, previo a una remodelación que respetó lo que quedaba de original del edificio, para actividades culturales. Hoy, acumulando años, como Centro histórico y Cultural, alberga un pequeño museo, una sala de historia, el Archivo histórico Municipal, la biblioteca pública y las oficinas de los encargados municipales de la cultura. No hay duda que este edificio perdurará muchos años, tampoco la hay de que todavía verá muchos cambios en el jardín: físicos y de nombre.
No estoy seguro qué poner aquí: Fin o continuará…   (algo ha de faltar que merezca otra remodelación, alguna otra estatua o …)

Fotografía personal, la vieja cárcel, que en días recientes, como el edificio del Centro Histórico y Cultural, recibió nuevos ocupantes, encargados de las actividades culturales por los próximos tres años, a los que solo nos compete dar la bienvenida y esperar que su labor, en tan icónico recinto sirva para el engrandecimiento de la rica historia de nuestra ciudad.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Vida, pasión, muerte y clonación de un espacio público. El jardín de las familias en San Juan del Río.

Recuento de la anterior entrada.


Continúo con la historia de las transformaciones que ha sufrido el espacio público, oficialmente llamado Jardín de la Familia en San Juan del Río.

Aunque el templo que lo preside fue el último construido en el centro de la ciudad, en razón de ubicarse junto al lugar de llegada de los viajeros en todos los tiempos y otros detalles que se irán mencionando, le dieron, a partir de la popularización de las cámaras  fotográficas, una característica que las demás iglesias, más antiguas, señoriales e importantes, no tuvieron: Es junto con su área circundante, el espacio más fotografiado de la ciudad. Por lo menos hasta fines del siglo pasado.

Con la observación de dichos testimonios gráficos es que, ante la ausencia de una historia escrita de nuestra ciudad, podemos hacer este recuento, salvo lo escrito por Rafael Ayala, se carece de otro tipo de datos, que puedan auxiliar.

Decíamos que a partir de la construcción del Templo del Sacromonte en la década de 1830,  al costado oriente del espacio abierto fuera del pequeño atrio quedó una gran explanada que por extensión recibió el mismo nombre. No hay datos de si se le realizó alguna obra. Todo indica que no, simplemente, se aprovechó el espacio y en razón del desnivel de la calle, era más alta en la parte cerca del templo que en su extremo final. A pesar de estar “de bajada” no era un espacio árido,  bajo la banqueta del portal del diezmo había una línea de árboles y otra igual en la acera sur. Por su irregular forma, se le dio categoría de “Plazuela”, adoptando su nombre oficial que traspasaría el siglo: Plazuela del Sacromonte. Su extensión a lo ancho era más o menos la misma que la actual, entre la av. Juárez y la acera “ancha” del lado sur, frente a la cárcel;  terminaba en la bocacalle de Allende. Como puede verse en el plano de 1864.

(Para más información sobre las “plazuelas” de la ciudad dar clic en el siguiente enlace)
Juana la Loca


Plano de  Guadalupe Perrusquía, de 1864, el templo, su pequeña barda atrial y la plaza llana.


Imagen del AGN. Una estampa como esta originó el culto al Señor del Sacromonte en nuestra ciudad. Es del año de 1782. Supongo que así era la originalmente venerada en el templo. Unos dicen que desapareció, otros que está en la sacristía.

El Señor del Sacromonte original, en su santuario del Estado de México.

INNUENDO

La plaza, como toda la pequeña Villa, languideció durante varias décadas, sin más novedad que la llegada de carruajes y diligencias, que provocaban el momentáneo barullo de comerciantes y lugareños, para regresar luego a su letargo, interrumpido también por las muchas procesiones religiosas que por la calle Real hacían su aparición  fugaz, diluyéndose hacia otros rumbos de la ciudad.
Solo unos pocos días al año el lugar cobraba vida con la aparición de los danzantes indios que en sus últimas fiestas paganas, hasta la década de 1850, hacían acto de presencia en el lugar, como queriendo hacer sentir a los cada vez más numerosos mestizos, que toda la tierra que pisaban, muchas leguas a los cuatro vientos, había sido suya. Estas danzas, por lo profanas, fueron luego prohibidas por la iglesia y las limitaron a las efectuadas en los templos del centro, con control estricto de manifestaciones no convencionales.

De igual manera, por ser sitio de tráfico constante de lugareños y foráneos, por el año de 1875, correspondió a la torre del templo el honor de contar con el primer reloj público de la ciudad, donado por el entonces Gobernador Benito Santos Zenea, quien murió antes de la inauguración, efectuada el 16 de abril de 1877 con grandes fiestas.

EL ESPLENDOR

El siguiente cambio visible y que determinaría para siempre la fisonomía abierta de la plaza, se dio a partir de otra obra pública que cumplió el sueño centenario de sus habitantes, contar con un acueducto que le abasteciera de agua potable.

Gracias a donativos y presupuesto público, se logró construir una presa, cuyo único propósito era, dado lo intermitente de la corriente del río San Juan, contener un volumen permanente que permitiera surtir a la ciudad durante todo el año del vital líquido. La presa se construyó al sur de la ciudad, en la cañada de San José, y por un ducto de mampostería, su trayecto concluía precisamente en la Plazuela del Sacromonte.
Ahí, dado que el agua llegaba por gravedad, se construyó con cantera morena, una caja de agua, para liberar presión y a su lado una fuente pública.

Es en este momento, cuando la plazuela, llana y a ras de suelo, se transforma, nivelándola con la entrada del templo en un pequeño espacio cuadrangular, rodeado por un pretil, de unos 50 cm de altura y adornada en tramos por blancas columnas de mampostería. Tenía entrada por sus cuatro costados.  Frente a la barda atrial del templo, una angosta calle lo separaba del jardín. Este nuevo espacio verde era en verdad pequeño. Su piso, aunque ya nivelado, seguía siendo de tierra y no cubría toda el área actual, llegaría apenas al extremo poniente de la actual fuente y a su lado, frente a la puerta de la cárcel, se encontraba la caja de agua.
De nueva cuenta, con solemnes fiestas, se inauguró el acueducto el 19 de marzo de 1886. Agregando a los tipos urbanos que ya existían, los incontables aguadores que desde la fuente, llevaban, a pedido, el vital líquido a diversos rumbos de la ciudad.

El concepto de acueducto como fuente de abastecimiento de agua potable, casi llegando al siglo XX, a pesar de ser orgullo para los habitantes, en realidad ya era anacrónico, máxime que el costo de conducción, vigilancia y reparación debía ser pagado por los particulares y era caro. Apenas unos años después, el sistema debió ser transformado con la llegada de tuberías metálicas, además de la famosa conseja popular de que esa agua era “gruesa” y provocaba enfermedades por lo que mucha gente se abastecía en pozos  y norias, lo que le quitó su carácter popular.
Para la segunda década del siglo XX, el sistema del acueducto se combinó con tuberías, la caja de agua fue movida de su lugar, al costado sur de la barda atrial, no sé porque motivo. Su antigua ubicación la marcaba otra pila hoy desaparecida, más pequeña que la actual.

El volumen de agua que llegaba del acueducto, por falta de mantenimiento adecuado, fue disminuyendo poco a poco, pero me dicen que al menos hasta la década de 1950 todavía daba servicio. La ciudad comenzó a surtirse de  agua bombeada del subsuelo, a través de pozos, el primero realmente funcional, estaba en la actual calle Aquiles Serdán, donde está el edificio del sindicato de la Presidencia.

La bella plazuela se fue deteriorando, el pretil se deformó, las columnas que lo engalanaron,  ahora incompletas -los jarrones que las presidian fueron robados- solo la afeaban, terminando por convertirse otra vez en un espacio llano, solo la presencia de algunas plantas le salvaba de ser un vulgar baldío.

Otra vez, casi en la década de 1950, el gobierno, aprovechando el mismo espacio plano, quitó los últimos restos del pretil que le rodeaba, acondicionó jardineras y trazó algunas callecitas transversales. Asimismo, se decidió demoler la caja de agua y con su cantera erigir, en el extremo poniente del nuevo jardín, un monumento a la bandera. La pequeña callecita frente al atrio se amplió para el paso de vehículos.

De la original plazuela del Sacromonte hoy solo sobrevive, con algunos arreglos, la  fuente, que es la antigua, solo que rodeada por otra de mayor tamaño, formando una jardinera interna y en el vestíbulo de la antigua cárcel, hoy Centro Histórico y Cultural, dos de las piedras de cantera de la caja de agua, con datos técnicos del acueducto. (Y no estoy seguro, pero parece que dos de las columnas blancas fueron a dar al “Salón de Actos”, un pequeño teatro que tenía la cercana escuela “Mártir de Chihuahua”, estaban a los lados de la escalera que subía al escenario)
Para la década de 1960, ya plenamente constituido como jardín moderno, la parte de la calle no ocupada por él se convirtió en el paradero semioficial de autobuses. Es la sección de la Av. Juárez frente a los edificios que le siguen a la antigua cárcel hasta la esquina con Allende. Este espacio hoy está ocupado por parte del moderno jardín, pero anteriormente estaba a nivel de la calle. Desde la construcción de la carretera panamericana, en la década de 1940, todos los alrededores... 

Continuará… (otra vez)

Presento a Ustedes las imágenes comentadas:
La más antigua, nos presenta el jardín que con motivo de la inauguración del acueducto se construyó en 1886. Puede observarse la pequeña barda que le rodeaba, las columnas blancas que le adornaban. Al centro, la fuente y a su derecha, la caja de agua en su ubicación original. Puede verse al lado de la columna grande, la entrada poniente al espacio. Fotografía tomada de los calendarios de la CANACO, crédito a quien corresponda.
Fotografía del archivo histórico Municipal, probablemente de un año cercano a la anterior, pueden observarse las columnas blancas ya sin jarrones y la entrada norte al jardín. 
 
Fotografía sin autor, parece ser de las de don Crisanto Álvarez, apenas unos años después, las columnas y la barda perimetral se deterioraban, se observa todavía la entrada sur. Elegí esta imagen, a pesar de ser de poca calidad porque en ella puede observarse, al centro la fuente original y a la izquierda ya no está la caja de agua, en su lugar se observa otra fuente más pequeña. El tubo me dicen, que venía de la caja de agua en su nueva ubicación, al sur de la barda del templo. Se observan varios aguadores.
Para 1928, el jardín comienza a desaparecer. Fotografía tomada de Internet, crédito a quien corresponda.
Pocos años después, a lo lejos, se observa que el jardín casi ha desaparecido. Esta fotografía parece ser de las de don Jesús Layseca. 
Llegan nuevos aires, el jardín se remoza, se pueden observar las callecitas internas. Ni resto del anterior.
 
Casi por los mismos años, en otra fotografía de Layseca, se puede observar la fuente que permanecía, el extraño objeto triangular con decoración de ajedrez, unos me dicen que fue el primer monumento a la bandera, otros, que era una antena de radio comunicación.
La siguiente fotografía, de José Velázquez, nos muestra el monumento a la bandera construido con la cantera de la caja de agua, corresponde al año de 1960 y se observa que el jardín ha sido rediseñado.

Fotografía tomada de Ayala, 1981, la caja de agua en su última ubicación. El agua llegaba por debajo y salía por el orificio superior. La siguiente fotografía, personal, muestra las únicas rocas que le sobrevivieron.







Difiero de Ayala en el punto de que él dice que la ubicación original de la caja de agua era a un costado de la Iglesia. Me apoyo en las fotografías antiguas: estaba frente a la entrada de la cárcel, a un costado de la fuente, aunque no duró mucho ahí.
Finalmente, presento este recuerdo familiar, mi bisabuelo, uno de los últimos aguadores de los muchos que se ganaron la vida acarreándola de la fuente o la caja, a las casas que se la encargaban. La tarjeta le fue otorgada en 1942, para, por su edad, no recibir instrucción militar. (Era la segunda guerra mundial y nuestro ejército alistaba a todos los posibles)

 No tengo constancia exacta de los años en que ocurrieron las transformaciones enumeradas, me baso en los daños colaterales.
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