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miércoles, 5 de agosto de 2015

Un aniversario


Comparto hoy con Ustedes dos aspectos relacionados con este blog, que considero importantes, a nivel personal  y para el objeto fundamental del mismo, la difusión del pasado de nuestra ciudad.

1) El pasado día 31 de Julio, se cumplieron dos años de la publicación de la primera entrada en esta plataforma, (Blogger) aunque en realidad ya tenía para entonces algo así como un mes preparando todos los aspectos técnicos y de diseño necesarios.


Oleo de Armando Otero, la original calle de la Cuesta en la década de los sesentas, hoy Fernando de Tapia. El señor de la muleta era conocido como "Mashin".
 
La información la tenía, ya que desde entonces tenía completa la redacción de mi libro “La Acequia del pueblo”  que como muchos saben, se refiere al canal de riego que desde la época colonial atraviesa la ciudad, pero contiene además muchos aspectos relacionados de la historia local. Para entonces, no teniendo posibilidad de editarlo, me pareció conveniente dar a conocer esos datos en el formato de Blog y de esa manera comencé. El título proviene, de uno de los primeros nombres que tuvo el pueblo en la época colonial: San Juan Iztacchichimeca, basado a su vez en el que los aztecas dieron al pequeño campamento que instalaron en el siglo XVI y que significa chichimeca Blanco y se refiere a un cerro cercano, hoy llamado de la Venta y cuya fotografía se puede ver en la portada del blog.

Desde entonces, he redactado un total de 92 entradas, según yo semanalmente, aunque a veces me retraso en la periodicidad, trato de compensarlo en cuanto mi tiempo lo dispone. Como muchos saben, no me dedico a esto de manera profesional, no soy historiador de carrera,  redacto en el poco o mucho tiempo libre del que dispongo, por ese motivo no soy más constante, solo trato de hacer un aporte y dar a conocer datos inéditos a veces, a reafirmar lo ya conocido en otras, pero sobre todo, compartir lo mucho que me tocó ver en esta hoy caótica urbe, que en mi niñez era apenas un pueblo grande y en esa transición, no hubo quien redactara lo que algún día será historia, hoy solo son recuerdos de quienes lo vivimos, pero si no lo contamos, pronto ni eso serán.

Desde siempre, pero sobre todo al tratar recientemente de fundamentar documentalmente mi libro, he tenido la fortuna de conseguir casi todas las publicaciones existentes relativas a la historia local; historia pura, relatos, leyendas, recopilaciones periodísticas etc. En ellos me baso, pero trato siempre de hacer redacción propia, para, cuando es algo ya conocido, al menos darle un giro diferente. Al redactar historia, todos copiamos, porque obviamente no lo vivimos y tenemos que basarnos en algo, lo que no es válido es repetir una y otra vez lo ya escrito, práctica que ha imperado en nuestra ciudad, desde 1971 y ha impedido la difusión de muchos de los aspectos que no abordó don Rafael Ayala en el año citado.

Fotograma de la película "Las vírgenes locas" a inicios de los setentas,  un par de años antes, la roca fue cubierta con cemento para formar las banquetas, el centro se emparejó y empedró ya luego se dieron cuenta que faltó el drenaje y la tuvieron que abrir para colocarlo (se ve la zanja al centro a la izquierda)
Por lo  ya  dicho, he tratado de publicar temas variados, de historia antigua, incluso algunos puramente jocosos, ya que considero que la historia no debe ser la pura relación de datos académicos y fechas, que son muy importantes y la esencia de la materia, sino que puede aderezarse con datos adyacentes que la enriquecen y hacen amena su lectura.

2.- Lo anterior viene a colación por el hecho de que casi en la misma fecha del segundo aniversario, se completaron 10,000 visitas al blog, que también como siempre digo, para un espacio dedicado a un tema local, son muchas, pero extrañamente los visitantes no son puramente de la ciudad, incluso hay de muchas partes del mundo. Al principio, como no difundí el blog, los visitantes fueron pocos, en los últimos meses ya hay visitas constantes y en aumento. Entiendo que el segundo país con más visitantes es Estados Unidos, por haber ahí muchos mexicanos, entiendo que Rusia y Alemania que son los que le siguen, por su número de habitantes tendrán algunos interesados en el blog, de España, que es el quinto lugar, entiendo que por el lazo del idioma visiten este espacio, le siguen Francia, Canadá, República Checa, Polonia, Colombia. Sé que hay muchos llegan aquí por accidente, pero hay de otros países que por su número, no llegan por casualidad y es donde creo que algo tiene de interesante la historia de nuestra ciudad, para ser leída en lugares como Perú, Rumania, Arabia Saudita, etc. etc. Bienvenidos todos.

Ya les había mencionado que la entrada más leída es la de las Poquianchis, sabrá Dios porque, hay muchas crónicas, muy leídas, otras más formales, pero el gusto del público es muy variado.

Repito que no sé todo, mucha gente en el pueblo mayor que yo sabe mucho más, pero si no lo comparten, se irá perdiendo, por lo general, recurro a mis libros, y materiales para documentarme, cuando es de la historia reciente y cercana, a mis recuerdos y a mis informantes, casi no utilizo el internet, excepto para datos técnicos, porque la información escrita ahí es muy repetitiva, aunque siempre tiene por ahí detalles interesantes, por eso no lo dejo por completo.

A pesar de ser una ciudad tan grande,  en San Juan del Río se puede contar con los dedos de una mano, quienes estamos escribiendo su historia actual, reciente y antigua de manera más o menos constante, cada quien con sus carencias y virtudes, porque creo que ninguno es historiador de carrera o lo hace profesionalmente, cada uno en su plataforma, hacemos un esfuerzo porque no se pierda la rica historia del pueblo fundado en nombre de Dios del cielo y de la tierra, como ya pasó en los siglos anteriores, hasta que la rescató don Rafael  y en las últimas cuatro décadas, porque a fuerza de repetir lo escrito por él, casi no hubo quien aportara un poco más.
Imagen actual de Google Earth, la misma calle, solo ha cambiado el pavimento (y ya la abrieron al menos otra vez para cambiar el drenaje)

Ilustro esta entrada con una comparativa de imágenes, de un lugar emblemático, en atención a un seguidor, como ejemplo del mucho material que hay por explotar, y relatar. Se trata de un óleo, del pintor del barrio Armando Otero,  de una fecha en la década de los sesentas, otra, de los setentas, y la imagen en la actualidad, de Google Earth.  Siguiendo los comentarios de los lectores, muchas veces, cuando tengo algo de información, he redactado entradas tratando en lo posible de abordar los temas de su interés, como en este caso, las imágenes para ilustrar sobre un comentario de Celedonio Montes.

Y hablando de los lectores, de los asiduos, algunos se agregaron como seguidores. A excepción de la Profra. Norma, la Lic. Maria del Mar y Julio César, no conozco a los demás en persona, sé que hay otros muy asiduos, algunos de la comunidad Bloguera, con sus propios espacios, como la Srita. Sandra Gabriela, que documentaba el camino Real y hace tiempo que no se manifiesta, Isaac franco, que también ha dejado de escribir en su Blog de Batallas, Rudy Piña, prolífico aún en su espacio de “Temas” (…calcingo, como dicen por allá) en lo local, los vecinos de San Juan del Río en el Tiempo, que siguen difundiendo a su modo temas de este Blog, a Nora, María José, Anelka, Miguel, Gabriela, René, E. La troja, Kelthoz, a quienes espero conocer algún día en persona. A todos ¡¡¡GRACIAS!!!  Y dense sus vueltas.

 Saludos desde:  

San Juan del Río,

Capital del Mundo,

Ombligo del Universo

Y próxima sede papal.


domingo, 24 de mayo de 2015

Las Poquianchis Reloaded


Hace poco más de un año, en marzo de 2014, subí a este Blog una entrada relacionada con la llamada “Casa de las Poquianchis” de San Juan del Río, Qro. 

Para ver la entrada mencionada,  da clic aquí: Las Poquianchis en San Juan del Río, Qro. 
Fotograma tomado de la película: el inexistente letrero.

Subtitulada “Las Poquianchis en San Juan del Río, Historia de un mito”, refería más que nada a recuerdos de los burdeles de la ciudad, sobre todo el instalado en esa casa, que fue el más duradero. Ahí sostenía que la participación de las verdaderas Poquianchis en la casa era incidental y que en realidad nunca fue parte de los negocios de las hermanas González. Aun así, la mencionada entrada acaba de cumplir solita, 1000 visitas, lo cual para un blog de historia local, es un número bastante aceptable, en razón de ello, me permito dar a conocer a Ustedes algunos datos relacionados que complementan lo ya publicado, esperando tenga el mismo éxito que la anterior. Como no hay modo de desligar lo que yo llamaría las “Poquianchis históricas” de Guanajuato con la mal llamada “Casa de las Poquianchis” de San Juan del Río, entremezclo las dos historias.

ANTECEDENTES
Extraño caso este de la nota roja mexicana, que cincuenta años después sigue suscitando curiosidad entre quienes vivieron en esa época, quienes solo la conocieron de oídas y aún entre los jóvenes, que la conocen de segunda y tercera mano. Es uno de los temas más leídos en México. En gran cantidad de páginas de internet, policíacas, de nota roja, superchería, asesinos seriales, blogs, foros y  redes sociales, todo aquello que al menos insinué la palabra Poquianchis, incluso lo que aquí presenté, en el que de entrada aclaraba que solo era una conseja popular, derivada de una relación indirecta, tiene lectores.


EL LOCAL
La que se conoce como Casa de las Poquianchis, en San Juan del Río, fue un burdel instalado en la calle de Melchor Ocampo 38, anteriormente la calle se llamaba Cóporo y en la numeración antigua le correspondía el número 30, en razón de ello, el lugar era conocido popularmente como “el 30”  o “el burro”. Aunque se ha mencionado que el lugar se llamaba “Río Rita” en realidad aquí nunca fue conocido así, parece ser que fue la razón social que se le puso en sus últimos años, como requisito legal y solo existió en documentos, nunca en voz de clientes, trabajadores ni vecinos del sitio.
Fotografía personal: la casa en la actualidad.

Hasta fines de la década de 1940, la prostitución a nivel local había sido ejercida en casas particulares, supongo que desde el establecimiento del pueblo siempre hubo quien se dedicaran al vetusto oficio, pero era de manera individual o lo que entonces se llamaba “casas de citas”, de acceso restringido. El establecimiento del burdel de Cóporo cambió diametralmente esa práctica, con un local abierto a todo público, enclavado en una zona entonces marginal de la ciudad, pero relativamente cercana en distancia al centro de la misma. (Distaba la casa apenas dos cuadras de la calle principal, la Av. Juárez y tres de la Plaza Principal, el Jardín Independencia)
Entre las novedades que trajo el establecimiento fue que en el entonces amplio edificio (no he podido confirmarlo, pero hay evidencias que para su construcción se tuvieron que derribar un par de casas viejas, que en ese lugar, eran muy estrechas, para obtener un área mayor de construcción) se tenía un salón de baile donde se podía observar plenamente a las damas, amenizado por una sinfonola y se presentaba esporádicamente lo que se llamaba la “variedad” más que nada consistente en cantantes y bailarinas, casi nunca con desnudos completos, pero que en la semipenumbra insinuaban o enseñaban lo suficiente para enardecer al público que podía consumir una amplia gama de bebidas etílicas, la más popular, la cerveza, pero había brandy, ron y hasta coñac. También se vendía el entonces considerado muy corriente Tequila. En la parte trasera se encontraban los llamados “dormitorios” que en realidad eran pocos pero usados toda la noche, el resto lo completaban las propiamente viviendas del personal.


 EL PERSONAL
En aquel tiempo, casi todas las mujeres que trabajaban en esos establecimientos se habían iniciado en la prostitución de manera forzada, víctimas de las redes de tratantes de blancas, que operaban en todo el país, quienes a través del rapto directo o engaño de posible empleo, las sustraían de sus hogares para venderlas en calidad de mercancía a los dueños de los burdeles que de igual manera las vendían o intercambiaban a establecimientos similares.  Esta especie de esclavitud era una norma con la que operaban los negocios de ese tipo, incluido el de San Juan del Río. Rara vez regresaban a sus lugares de origen, sobre todo porque su oficio las estigmatizaba y aunque su ingreso a él había sido involuntario, la moral de aquella época las marcaba, impidiendo la vergüenza que volvieran a sus casas en las pocas ocasiones en que eran dejadas en libertad. Las más de las veces transcurría su vida hasta su vejez en esa prisiones que en una extraña dicotomía también eran lo único que conocían como hogar, esas paredes siempre cambiantes, ya que por edad se les pasaba a locales cada vez de menor categoría, fueron también la tumba de muchas.  


Fotografía personal: las rejas protegían las posible fugas

El Burdel de San Juan del Río, en sus años iniciales operó de ese modo, pero a partir del conocimiento público del juicio contra las hermanas González, donde se ventilaron algunas ramificaciones de venta o intercambio en el que estuvo implicada su dueña, María Montes, se tuvo que abandonar dicha práctica, esto es a partir de 1964, aunque el Burdel continuó algunos años más en el mismo sitio, atendido por un empleado. Al parecer es entonces cuando se le nombra “Río Rita”. Muchas de las antiguas pupilas siguieron viviendo en el local, en la misma ciudad, con la misma gente y con el mismo oficio, algunas regresaron a sus hogares, las menos, otras se casaron y pocas se quedaron, pero la casa siguió atrayendo hasta cerca de 1980 a mujeres que dedicadas al oficio llegaban a nuestra ciudad, aunque los locales que sustituyeron a este, ahora denominados centros nocturnos, se encontraban en otros rumbos de la ciudad.
De la primera época del burdel, solo tenemos algunos testimonios orales. Por estar encerradas todo el día, las mujeres casi no salían y cuando lo hacían era bajo estricta vigilancia, me dicen que mensualmente acudían a revisión médica a un local de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia (dicha visita era rigurosamente cumplida porque de ella dependía el poder laborar, ellas y el negocio) que tuvo varias ubicaciones, todas en av. Juárez. Algunos días a la semana. Le cuentan a Don Jaime Nieto que a las siete de la noche salían en comitiva a dar una vuelta por la av. Juárez y a su regreso “se llevaban a medio pueblo masculino; así como los circos hacen su paseo a medio día, así salían esas señoras”. El mismo informante menciona a algunas de las más conocidas: “Lourdes, la Torera, Nacha y la Cartucha”. El encargado les proveía de todo lo necesario para su vida cotidiana.

LA FAMA
En 1964, con una lista impresionante de cargos, son encarceladas las Poquianchis de Guanajuato, al perder el favor de algunas autoridades que antes las solapaban. Quizá el juicio hubiera sido intrascendente, como muchos parecidos, solo que este tuvo la característica de haber sido cubierto desde su inicio por el semanario Alarma! que lo dio a conocer a nivel nacional. Para quienes no conocieron dicha ¿revista? comentaré que era de nota roja, pero su logotipo y diseño de páginas tenía color amarillo, caracterizado por publicar, sin ningún pudor, además de textos, fotografías escalofriantes, de asesinados, ahorcados, cuerpos desmembrados y todo aquello que oliera a sangre, aderezados siempre con encabezados lapidarios y soeces adjetivos hacia los implicados. De ella viene el término “amarillista”en México. Sé que aún hay revistas de ese tipo, el problema era que esta llegó a hacer circular a veces hasta 750,000 ejemplares semanales a nivel nacional, en una época en la que el país tenía la mitad de habitantes que hoy, lo que explica la difusión del caso. Pocos de los contemporáneos lo vivieron directamente, pero muchos lo hicieron a través de la revista que semanalmente durante años dedicó varias páginas al avance del caso y testimonios varios, entre ellos la ya mencionada relación indirecta del burdel de San Juan con “Las poquianchis históricas”. Fueron sus reporteros quienes contribuyeron a que se asociara la  palabra Poquianchis con todo lo relacionado a maldad.

Imagen tomada de Internet, uno de los primeros números de la revista ALARMA! Nótense los textos, al interior era peor.

Imagen tomada de Internet, 30 años después, la notica seguía siendo primera plana.

Algunos años después, en 1976, se estrena la película “Las Poquianchis” de Felipe Cazals, basada en parte en las  novela de Jorge Ibargüengoitia y notas del juicio, (digo en parte, porque al unísono, el director hace una demoledora crítica social del problema del campo mexicano, enlazando los temas con el padre de una de las víctimas del clan, que sufre ambos agravios) en una de las escenas, una mujer llamada Beatriz hace trato con una de las hermanas González para adquirir mujeres para “doña Mary”, (el nombre de la dueña del burdel de Cóporo) quienes son llevadas según se ve por un letrero a orilla de la carretera, a San Juan del Río, específicamente al bar “Río Rita” igualmente reconocido por un anuncio de neón. De la escena, unos cuantos segundos, parece provenir todo lo que posteriormente se ha dicho y convirtió en leyenda la casa de Melchor Ocampo 38, y le dio su nombre actual “Casa de las Poquianchis” y la faramalla que la acompaña y que la ha llenado de historias de aparecidos, ruidos, lamentos, malas vibras etc. En su tiempo, todo palidecería ante las vejaciones a las mujeres que a la fuerza la habitaban y cuyo silencioso padecer, no fue escuchado por nadie, mucho ahogado bajo la penumbra y música de un sórdido salón de baile.

Portada de la edición moderna de la película.

Fotograma tomado de la película, única referencia a nuestra ciudad.

Fotograma de la película, el anuncio de neón del bar.
Hago la aclaración de que mucho de lo relatado lo vi de propia mano, pasé mi niñez a pocos metros de la casa. Muchas cosas no las entendí entonces, hoy con apoyo de personas mayores, supe de algunos  detalles, como los que ahora les narro.


LAS SECUELAS
Posterior al escándalo de las Poquianchis, la dueña del local de San Juan del Río lo dejó a cargo de un administrador, quien lo continuó algunos años, ya con empleadas en régimen libre, mujeres que a pesar de su oficio, no eran mal vistas por los vecinos del barrio, máxime si se toma en cuenta que contribuían con efectivo, a través de empleos indirectos, a la exigua economía vecinal, incluso el administrador, a quien le tocó la reubicación a otros rumbos, hacía una vida normal en las calles del pequeño barrio, se recuerda que en una ocasión, donó los uniformes del equipo de futbol del barrio, el “Victoria”. La casa quedó solo como habitación de las antiguas empleadas, pero la explosión demográfica y la lejanía con los centros de trabajo poco a poco las fue desplazando y se convirtió en una vecindad de tercer patio, a donde llegó especialmente gente humilde, gelatineros, tamaleros, estudiantes pobres etc. Incluso llegaron inicialmente ahí, en la década de 1980, la primera ola de salvadoreños, desplazados por la guerra en su país.


Fotografía personal, la casa vista desde el Museo de la Muerte.

 También fomentó la leyenda actual de la casa su inclusión en el recorrido del  que yo llamo “taxiván de leyendas” que en realidad es un tranvía turístico que hacía una parte peatonal. En el Museo de la Muerte, ubicado en lo alto, frente a la vecindad, mostraban la casa, llamándola “un antro” y soltaban la historia del sacerdote, que desde la cercana iglesia tenía un túnel entre la peña que lo llevaba hasta la casa para no ser visto. Entiendo que hay que aderezar la historia para hacerla atractiva a los visitantes pero siempre aclarar que es un relato, no la realidad. En la actualidad, el paso al interior es restringido; con toda razón los habitantes se quejaron de que hasta cuando estaban comiendo, se les aparecían un montón de desconocidos, mirándolos como parte de la escenografía de un relato, en la que ellos no tenían nada que ver. Para cada persona su vivienda es su castillo, y debemos respetarla, por ello no he entrado recientemente.
Fotografía personal, frente a la Casa, las peñas del Calvario, arriba a la derecha, el Museo de la Muerte.

EPILOGO

En la actualidad la casa se deteriora día a día; el salón de baile, que tenía piso de madera y un entresuelo lo ha perdido y se dividió para albergar más inquilinos, ya no están las grandes macetas con helechos del recibidor, igualmente el piso de terrazo, que recuerdo reluciente, hoy luce desgastado. Hace algunos años se habló de una remodelación para hacerla atractivo turístico, solo fue la declaración, nadie hizo nada, excepto los grafiteros, que en su fachada han dejado su huella.
Tras cincuenta años, además de las viejas paredes, de las dos épocas del burdel solo queda al frente, el socket original del único foco que en la penumbra de una calle sin alumbrado público, indicaba a los parroquianos que ahí se encontraban aquellas que alguna vez fueron tachadas de “carne de placer y foco de infección pública”.    

Fotografía Personal, al centro, el socket, único vestigio tras medio siglo.

La película aún hoy está a la venta y se puede ver en You Tube, aclaro nuevamente que no fue filmada en San Juan del Río ni en el local de Cóporo. Para la bibliografía relacionada pueden acudir al siguiente enlace de este mismo blog:


Dar clic para ver: Bibliografía de las Poquianchis

Todo lo escrito es de manera personal, no puntualizo en los nombres por no afectar a personas de la actualidad, por hechos de hace muchos años, en los que no intervinieron.

Del  autor mencionado, Jaime Nieto, tome  datos de su libro "Del Hacendado al Empresario" UAQ, 2000, que ya no está a la venta pero puede consultarse en las bibliotecas de la ciudad, aunque de este tema solo tiene unas diez líneas.

Continuaré la siguiente entrada con la descripción de los viejos barrios, mil vistas bien valen una pausa.

jueves, 29 de mayo de 2014

BIBLIOGRAFÍA DE LAS POQUIANCHIS


Acomodando algunos de mis libros, encontré casi junta la bibliografía de la que hablé en la entrada de las poquianchis en San Juan del Río, hoy  la presento aquí,  además de que ya se ha agregado a la entrada mencionada. Si no la has leído o si ya la leíste y no te acuerdas, puedes hacer click en el enlace siguiente.
 
http://iztacchichimeca.blogspot.mx/2014/03/las-poquianchis-en-san-juan-del-rio.HTML


1.- Guión original de la película de Felipe Cazals de 1973. Este libro es raro pero lo encontré recientemente en una librería que está en Av. Juárez  arribita de la curva, posiblemente todavía estén ahí algunos ejemplares.





2.- Las Muertas, de Jorge  Ibargüengoitia. Ora sí que una novela de la vida real, únicamente los nombres fueron cambiados para proteger a los ¿inocentes? Esta edición es parte de unas obras completas del autor pero creo que todavía se puede hallar en stock en muchas librerías.




3.- Yo, la poquianchis, por Dios que sí fue. De Elisa Robledo, con base en entrevistas con una de las actoras principales del Drama. Este es muy raro de conseguir. Siendo periodista la autora, no se conforma solo con lo que le dicen y agrega una investigación personal, quizá lo más apegado a la realidad. Incluye muchas fotografías.








Continuo insistiendo en que la relación de las Poquianchis verdaderas con la  llamada "Casa de las Poquianchis" de San Juan del Río es incidental, limitada únicamente a que algunas de las trabajadoras de aquellas mujeres llegaron también a trabajar en San Juan del Río. Aunque en entrevista realizada por Armando Guerra en "El tiempo de Querétaro" Doña Irma Villa, dueña del antiguo centro Nocturno "La escondida" dice que la Señora Montes, propietaria del Río Rita que era el nombre comercial de la Casa de Cóporo" era hermana de las Poquianchis;  solo que fuera parentesco político.


Coloco las marcas de agua porque son fotografías de libros de mi propiedad.