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viernes, 22 de julio de 2016

La Meseta de San Juan del Río

La Meseta de San Juan del Río


ANTECEDENTES
Hace unos años, en la investigación que realicé sobre la Acequia del pueblo, pude observar una extraña característica del centro histórico de nuestra ciudad, que a causa del progreso, en este caso entendido como urbanización, se ha ido ocultando, pero que debió ser muy visible hace cinco siglos, de tal manera, que probablemente determino que en ese lugar se fundara el poblado y su posterior subsistencia.

Esta característica es una especie de terraza, que por altura sobresale del área que la rodea. (técnicamente no es una meseta, porque la circunferencia no se completa, pero por comodidad, así le denominaremos: “la meseta del pueblo”)

El actual Centro Histórico de la ciudad, que en esencia es el perímetro original del lugar que la tradición marca como el sitio de la fundación, actualmente conocido como  plaza de Los fundadores y sus calles aledañas. Sin tomar en cuenta los evidentes errores históricos de la “Relación de San Luis Montañez” que narra los hechos, pero sí que fue escrita por alguien que conocía el lugar en el siglo XVI, nos dice que la fundación se realizó en “ un llanito”.

Esquema personal: La zona del Centro de nuestra ciudad a la llegada de los españoles. La plaza de los fundadores se ubicaría en la  Meseta, en la letra M.  abajo, al centro, el Puente de la Historia.
Por simples razones prácticas, el centro del nuevo poblado se ubicó en el único espacio relativamente plano existente en los alrededores, es decir ese “llanito”, dado que fuera de él, el área restante es un declive desde el cerro del Pedregoso hasta el río, que desciende desde los 2021 metros sobre el nivel del mar (medición en la cima del Cerro del Pedregoso) hasta  terminar en 1911 metros sobre el nivel del mar (medición tomada a nivel del río en el puente de la historia). Esta planicie o meseta es un polígono,  con altura promedio de unos cuatro metros encima del  resto  del  área, excepto al oriente, es decir la zona que desciende del pedregoso.

POSIBLE ORIGEN
Del origen de esa formación, no hay estudios, mi teoría, apoyada en evidencias observables hace años y aún en la actualidad, es que originalmente el nivel del terreno descendía desde el cerro en un declive uniforme, hasta el río, hasta que en alguna gran crecida este salió de su cauce y fue erosionando a su paso todos los lugares hasta donde llegó.

El alcance de dicha crecida debió detenerse sólo hasta donde la corriente encontró  los bancos de cantera morena y tepetate, materiales más difíciles de erosionar, por su dureza. Estos materiales se encuentra en el centro histórico, no tan casualmente en los alrededores del sitio de la fundación.

Esquema Personal. La línea azul indicaría el posible desvío del río. La roja, el polígono de la meseta. 
Todo el material restante, es decir el suave, arena, tierra vegetal y rocas sueltas, fueron arrastrados por el río. El posterior descenso del nivel del agua, dejó como resultado que el límite erosionado tuviera una altura menor a los terrenos donde no había llegado.

El resultado, al terminar el evento y descender el nivel,  visualmente fue que desde las orillas del río el terreno era plano unos cien metros en promedio y al llegar al área circundante a la actual Plaza de los fundadores, se notaba la elevación del área no erosionada. Se había formado “la Meseta del Pueblo” es decir “el Llanito”.

Por las mismas razones anteriores, es difícil decir cuando ocurrió el hipotético evento, pero a la llegada de los españoles ya existía esa característica. Los habitantes prehispánicos de la zona nunca ocuparon el terreno plano, dada la dureza del suelo en el mismo, no era propicio para la agricultura, además de que carecía de una corriente de agua permanente.

Continuando en el terreno hipotético, la salida del cauce del río, debió darse en alguna de las dos curvas que están al sur de la ciudad, una detrás de la Central Camionera, o en lo que hoy es el parque de Los abuelos, en lugar de dar las vueltas habituales hacia el puente de la Historia, la corriente siguió de largo, básicamente en lo que hoy es el Bulevar Hidalgo. Al llegar a la parte trasera de la Plazuela G. Victoria, dio vuelta a la izquierda por detrás de las casas de la Av. Juárez, la que cruzó para continuar detrás de 16 de septiembre. Casi tocando a la actual Plaza de los fundadores al llegar a Matamoros dio un nuevo giro hacia la parte trasera de Morelos hasta cruzar Álvaro Obregón, tras el cual dio un último giro, esta vez a la izquierda y en línea recta llegar al cauce original del río, cerca  ya del Barrio de San Isidro.

LA FORMACIÓN DE UN PUEBLO 
Como ya dije, el terreno plano resultante, en el nivel alto, fue el elegido para el centro de la fundación, en él se ubicaron, la iglesia, el camposanto, la plaza del mercado y todo lo que fue menester, además se trazaron calles para viviendas de los principales y los no tanto. Igualmente, por las razones expuestas, la actividad agrícola daba resultados raquíticos en los alrededores, solo hacia el lado oriente, donde la capa vegetal, aunque pobre, al menos tenía un grosor aceptable, es decir desde la actual calle Pino Suarez hacia el oriente, se establecieron milpas.

En la actualidad, el polígono está formado de la siguiente manera: (Se nombran las calles importantes aunque abarca otras en menor grado)  Inicia en Plaza de los Fundadores (1922 MSNM) en sus aceras poniente y norte, continua en la acera norte de Morelos, al llegar a Álvaro Obregón hace una diagonal  hacia la acera poniente de la calle Palacio que sigue hasta cruzar  Av. Juárez, el Santuario, el edificio del Centro Histórico y salir a la Plazuela Guadalupe victoria,  cruzar el hotel Jalisco y continuar detrás (estacionamiento) del portal de Reyes y los dos bancos de la Av. Juárez, ahí hacer una  curva final hacia 16 de septiembre (acera poniente), hasta regresar al punto inicial.

Es importante aclarar que las aristas del polígono no están exactamente en la acera de las calles mencionadas sino en la parte trasera de las casas. De tal modo, todo lo que sale de éste perímetro, por el lado  oriente que va hacia el cerro del Pedregoso es ascendente (lo que hoy es la acera poniente de la calle Riva Palacio) y en el resto descendente y aún hoy, a pesar de construcciones, nivelaciones, empedrados, adoquinados, pavimentaciones y demás ocurrencias administrativas y arquitectónicas de más de 400 años, puede observarse a simple vista, aunque ya suavizado.

Para ello, basta con colocarse dentro del perímetro en cualquiera de las calles mencionadas, dirigir la mirada hacia fuera y se podrá ver está característica de la ciudad; las calles ascienden o descienden a partir de nuestra posición y detrás de nosotros siempre estará relativamente plano. (Ver figura 6)

Dibujo personal. Límites aproximados del polígono derivado de la meseta.
Habiendo establecido que la existencia de la Meseta determino su fundación,, con un centro urbano delimitado en un polígono relativamente plano, pasemos ahora a ver en qué contribuyó a su supervivencia.

En los años inmediatamente posteriores a la fundación, seguramente un observador no tan agudo pudo notar que el terreno plano en alto, es decir la meseta, tenía un inicio en el río y que buscando un terreno adecuado corriente arriba, se podía conducir el agua por sus límites hasta el mismo centro de la población, aprovechando la disposición del terreno.
Esto permitió, que por los límites de la meseta, se dispusiera de un canal y sistema de riego  que, aprovechando la única fuente permanente disponible; el río, abarcase en lo posible el centro del fundo. Se le llamó la Acequia del pueblo, eje rector en la conformación de la escasa fisonomía urbana de entonces y toda la posterior. Dado que la conducción era por gravedad, el desnivel del terreno impidió abarcar toda la meseta, es decir hasta la calle Palacio, 4 metros encima del resto, pero que entonces no existía como tal o no tenía viviendas, ya que hubiera implicado iniciarla dentro de la cañada de Lomo de Toro, lugar donde era entonces casi imposible hacer un canal a su orilla por la disposición y altura de las Peñas, optándose entonces por el primer lugar donde el terreno permitiera excavar el canal, es decir al final de ellas, donde el río sale hacia el valle; entre Guadalupe de la Peñas y la actual central camionera, apenas a unos metros de donde siglos antes el río salió de su cauce, y de ahí conducirlo descendiendo hasta el centro. La condicionante no impidió que a escasos  20 metros del lugar de fundación hubiera  agua corriente, en la actual plaza de los Fundadores.

Cabe mencionar que antes y después de la población, la acequia originalmente atravesó solo terrenos comunales de la República de Indios, después por los sitios de ganado y luego haciendas, ranchos y huertas, por lo que su beneficio fue común para casi todos los sectores sociales y de las épocas posteriores.

Ni mandada a hacer hubiera quedado tan perfecta la disposición del pueblo: En la orilla de la meseta, en la parte de alta, discurría la acequia, y en la parte baja que la circundaba, se contaba con terrenos planos aptos para la agricultura. La gravedad hizo el resto y el agua corrió por las milpas de los habitantes, por sus huertas y llevó al incipiente pueblo a la posteridad.

EPÍLOGO 

Por si alguien dijera que la hipótesis de la crecida del río es exagerada, baste recordar las últimas inundaciones mayores,  una en 1969, donde la corriente del río, subió hasta el terreno donde hoy está la central camionera, otra en la década de los setentas, que inundó parte del Centro de Salud en la Av. Juárez, obligando a la evacuación de los internados y casi llegando al nivel de la calle.

Esto en una época en la que la corriente del río estaba mermada ya por las presas San Idelfonso, Constitución de 1857 (San José) y Lomo de Toro, además del consumo de innumerables habitantes, desde su nacimiento en el Estado de México. Cómo sería una temporada de lluvias copiosa sin esos obstáculos.

Un ejemplo actual de lo que queda de la meseta es la Escuela Secundaria Antonio Caso,  cuya barda perimetral está en la meseta, pero sus instalaciones están debajo de ella, así que inmediatamente al cruzar la reja, se debe descender una gran escalera. Pero el más ilustrativo lo encontramos actualmente en el estacionamiento del Hotel Portal de Reyes, que tiene una parte subterránea, para lo cual casi no fue necesario excavar. Resulta que el terreno original de la casa, tenía una mitad en la meseta y la otra fuera de ella, es decir metros abajo, lo que se aprovechó para la parte subterránea del estacionamiento.

Si alguna vez llega ahí, luego de dejar su automóvil, debe ascender en un elevador, con esta acción, está usted subiendo, del nivel del río, a la Meseta del pueblo de San Juan del Río.

Ilustro lo escrito con algunas fotografías de Google Earth. Tomadas desde la meseta. La flecha roja indica cuando el terreno desciende.
Allende, viendo al SUR.


Galeana. vista al sur.
Av. Juárez, viendo al poniente.
Hidalgo, vista hacia el norte.
5 de Mayo, viendo al norte.
Álvaro Obregón, vista al norte. 


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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Dado que últimamente, por cuestiones de trabajo ha descendido mi producción, en vacaciones espero reponer un poco, estén pendientes de las publicaciones, al menos por un tiempo serán más continuas.  

Por lo mismo, tampoco había comentado que en días pasados el blog llegó a 20,000 visitas. 


Había preparado para celebrar, una entrada en la que iba a presentar dos fotografías antiguas, no vistas hace muchos años por aquí, pero me las ganaron los vecinos y ya las mostraron así que para no repetir, las publicaré más adelante para comentarlas, ambas tienen detalles importantes, sobre todo la del Jardín Madero. (Pocas páginas publicamos historia “nueva” de San Juan del Río, para que andemos en los mismos temas al mismo tiempo, así que las guardo para más adelante)




Gracias a todos los lectores, algunos que dijera el buen Juan Carlos, llegan aquí por accidente, y a los leales amantes de nuestro pasado, por hacer posible llegar a esa cifra. No omito comentar que la entrada más leída es la de las Poquianchis, pero ya otras están aumentando su número. En países ya me estanqué, solo tengo visitantes de 49 naciones y  tiene meses que no llega nadie de alguno nuevo.  No se olviden, dense sus vueltas y compartan.   __________________________________
Al Lic. F. Pájaro, comentarle, que la casa que aludió en su gustada columna hace algunas semanas, en la calle Cuauhtémoc, que dice que algo tiene, fue la sede del Tribunal del Santo oficio, es decir la Santa inquisición en el entonces pueblo, donde los pecadores sanjuanenses eran juzgados. La fachada por su rareza, es imposible de datar, pero las columnas interiores son al menos del siglo XVII, creo que el edificio no tuvo “quemadero” o sea que no se achicharró a nadie pero debió ser un lugar al menos de respeto.
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sábado, 30 de abril de 2016

La ESFAC de San Juan del Río: ¡Presente!


La ESFAC de San Juan del Río:  ¡Presente!
La obra


La extraña palabra ESFAC, representa para los antiguos sanjuanenses, la evocación a una verdadera piedra angular de nuestra ciudad, del viejo pueblo, de la moderna ciudad, de todos nuestros recuerdos, de muchos de nuestros saberes.

Las siglas nos remiten a la Escuela Secundaria Federal Antonio Caso. Institución que a partir de la segunda mitad del siglo XX proporcionó a la entonces juventud local otro nivel de estudios, al que por entonces pocos accedían dado que implicaba trasladarse por lo menos a la capital del estado ya que en nuestra ciudad solo se podía acudir a instituciones de educación Primaria.

Como había mencionado en el artículo referente a la explosión demográfica, esta escuela en sí misma, nos ejemplifica de manera real el acelerado crecimiento de la ciudad. Seguramente los pioneros creyeron que la pequeña escuela que resultó del empeño para que sus hijos tuvieran educación de otro nivel, permanecería así por mucho tiempo, sin cambios, apacible e inalterable como eran todas las cosas en la para entonces también pequeña ciudad. Lejos estaban de imaginar que el aumento poblacional implicaría para la institución un igual crecimiento acelerado que no se detendría hasta bien entrada la década de 1990, cuando físicamente ya fue imposible el crecimiento de su infraestructura y su matrícula.

Para entonces ya lejos quedaba el recuerdo del puñado de alumnos que inició clases en el salón de cabildo de la Presidencia Municipal con su posterior traslado a la entonces casa Chavarría, junto al Portal de la Empacadora, también iba quedando en el olvido cuando la institución se convirtió en Federal y estrenó flamante edificio, construido exprofeso, con instalaciones por entonces de lo más moderno para el nivel de Educación secundaria en la calle Zaragoza.

El crecimiento que experimentaba la ciudad, y la consecuente demanda de los espacios para estudiantes hizo que en solo una década, esas instalaciones fueran completamente insuficientes y se requirió dar el cambio final, a un amplio terreno en lo que en la década de 1960 eran las afueras de la ciudad. Según lo que me dicen ni siquiera calle había, hasta poco tiempo antes habían sido unas milpas, arrasadas para  establecer unos campos tierreros de futbol.

Recreación personal. El área de la Esfac en la década de los 70s . La línea azul con verde indica el paso de la acequia, hoy bajo la banqueta de la fachada.
Quiso la casualidad, que el terreno donde se construyó era el final de la meseta del pueblo y estaba delimitado al frente por el paso de la Acequia del Pueblo. Así, esta característica determinó la actual fisonomía de su fachada que al estar en la meseta, queda al nivel de la calle, pero todas las instalaciones están metros debajo de él, fuera de la meseta.


El municipio, siempre previsor, ocultó la acequia debajo de la banqueta del frente y le dio nombre a la calle resultante: Heroico Colegio Militar. En esta, su actual ubicación, pasó de apenas tres grupos por grado a dos decenas de ellos, a tener que establecer un turno vespertino, a utilizar hasta el último espacio del terreno disponible para instalaciones educativas que fue requiriendo con los años, incluso, inicialmente el terreno solo  abarcaba la mitad de la cuadra, y a mediados de la década de 1970, se anexó lo que hoy son las canchas deportivas, que hasta entonces eran un parque infantil.


En esta entrada, contrario a la tendencia de este blog, solo diré estos datos de su historia, básicamente de los edificios que ocupó. Por haber sido durante muchos años la única escuela de nivel secundaria de la localidad y siempre una de las más  prestigiadas entre las muchas que hoy la acompañan en su labor educativa, cubriendo un nivel, en el municipio.

Para los sanjuanenses de cierta edad la mención de esas siglas es mencionar la Secundaria por antonomasia, la de siempre, la de nuestros recuerdos, a la que todos llegábamos caminando porque ni había ni se necesitaba transporte público, siglas que nos recuerdan la inocente barda de apenas un metro y medio de altura que la rodeaba y que nos permitía, sin permiso poder degustar en el recreo las exquisitas tortas de don David en el mercado Reforma, causa de que hoy las bardas tengan casi 4 m de altura. La siglas evocan los baldíos que hasta hace poco, excepto la fachada, la circundaban, escenario final inevitable de la mítica frase “nos vemos en la salida”. Los actuales patios, hoy completamente cubiertos por cemento o adoquín ya no levantan el polvo, que surgía en las batallas campales de grupo contra grupo, del tepetate que era por entonces el suelo, con los consecuentes “reportes”.


Anuario 1978 de la ESFAC. Fotografía aérea Nótese que la fachada está en la meseta y las instalaciones fuera de ella, metros abajo. Se ve la entrada original. La acequia fue cubierta, solo sobrevivió de ella el gran fresno, de los muchos que tuvo a sus orillas. Persiste en la actualidad, podado varias veces. 
Inútil es en este espacio hacer un recuento de los alumnos que tuvo. Aquí estuvieron todos los posible durante décadas, destacados para bien o para mal en todos los aspectos, incluso redactores de blogs fueron alumnos de la institución.

Igualmente es difícil abarcar a los grandes maestros que hicieron historia en la institución y nuestras vidas, sin embargo, se abre una posibilidad:
En el pasado mes, creo que sin mayor publicidad, se presentó un libro que es una semblanza de los 65 años que la institución acaba de cumplir. Lamentablemente por lo ya dicho no asistí al evento, pero habiendo ya pasado por manos, vista y mente, me permito hacer una semblanza del mismo, con objeto de despertar su interés para que lo adquieran.

Como para que la cuña apriete… la autora es la Mtra. Angeluchy Sánchez  (aunque en los créditos se ostenta como Directora Editorial?) Ex alumna y actual maestra de la propia escuela. Impreso en papel satinado de gran calidad, permite en muchos casos que los gráficos tengan una resolución excelente.

Entrada actual de la Escuela. Fotografía personal.
Se titula “65 años Una Realidad que hace historia” Consta de 145 páginas. En 6 capítulos que en realidad son 5, nos remonta desde el origen, descripción, homenajes, recuerdos y anécdotas de la institución hasta llevarnos  a su propio futuro.


El marco histórico cuenta con unas breves páginas que de manera concisa nos ubican en el tiempo espacio y circunstancias que dieron origen a la institución, así como los mismos factores que en tiempos posteriores permitieron su desarrollo. Una estricta investigación que nos da los datos duros necesarios de una historia de la que casi cuatro generaciones de sanjuanenses conocemos solo un segmento, incluyendo una semblanza de algunos personajes que fueron importantes en la fundación y en su posterior desarrollo.


Después de ello, más que texto, es una recopilación de imágenes que constituyen la mayor parte y la esencia del libro, ya que abarcan todos los tiempos de la escuela, incluyendo fotografías tanto de eventos como de docentes, actos y cuadros generacionales.
Esta riqueza visual, a la vez es el punto débil de la publicación ya que no se incluyen todas las generaciones, aún en años en que eran pocos grupos y resulta decepcionante ir viendo los que te antecedieron y resultar que tú no estás. (como ocurrió en mi caso) Creo que en un volumen era imposible abarcar todas las generaciones hasta la época actual, pero si se hubiera hecho en dos, con cierto año como límite para el primero y los demás en el segundo, se hubiera podido incluir a todos. Igualmente con algunas de las Plantillas de Profesores. No están todas. Creo que sería mi único reproche y el de muchos. Obviando el punto anterior, debemos agradecer que aún con esas incompletas fotografías la autora nos permitió viajar a los recónditos espacios de la memoria y volver a nuestra niñez, a recordar entre generación y generación nuestra adolescencia. Les va a ocurrir que cada serie de imágenes, por los recuerdos que atrae, tarden más en dar vuelta a la siguiente. Especialmente si encuentra los tres años en los que fueron estudiantes de la escuela. (... Bueno, algunos más de tres)
Ahí encontrarán al amigo olvidado, a la primera novia, (o intento de  ) al gandalla, al que no hablaba, al que se fue y nunca lo volvimos a ver, al que destacó, al amigo que hasta hoy es, al que entonces era. En fin, a todos los que nos acompañaron en el breve espacio de vida, solo tres años, pero que tanto significan ahora.

Igualmente, les ocurrirá con los maestros, viendo la misma fotografía, según la generación y el hecho de que muchos permanecieron toda su vida laboral en ella, algunos diremos “Qué joven estaba” o “que viejo era. Recordaremos con sus imágenes como empezaban sus clases, sus manías, sus frases célebres, sus apodos, etc. (todos tuvieron)

Por la gran cantidad de nombres de alumnos, autoridades y docentes que se manejan, hay varios errores, que cada uno podrá ir descubriendo, pero creo que no afectan el propósito general de la obra.
Así es que si quieren una máquina del tiempo funcional, no duden en adquirir el libro, de los pocos escritos por sanjuanenses y con un tema original, no la común repetición de otros. Supongo que como casi todos los que escribimos al respecto, la autora (no tengo el gusto de conocerla personalmente, sé de ella por sus actividades artísticas) más que el puro interés monetario, está el difundir recuerdos, tal vez simples, pero significativos para muchos, en este caso de verdad muchos, adquieran el libro y le permitan emprender otro proyecto.

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

El libro está a la venta en la librería Confabulario de la Av. Río Moctezuma, por la calidad de edición vale la pena el precio.