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domingo, 5 de julio de 2015

Los Barrios 5: El Barrio de la Cruz, donde todo empezó.



Continúo la descripción de los barrios de San Juan del Río durante la época virreinal, establecidos como medida  de control  administrativo y religioso. Especialmente importante es el que hoy se detallará: El Barrio de la Cruz.
Ubicado al sur de nuestra ciudad, hoy es una zona suburbana extensamente poblada, que según los registros, tiene una ocupación continua de más de dos mil años.
ANTECEDENTES.
Este barrio se encuentra a un costado del río San Juan, tiene como característica contar con un promontorio de roca elevado de los alrededores, a unos 25 metros de altura, con su cima relativamente plana, en una superficie aproximada de una hectárea.
Aunque hay evidencias de ocupación humana anterior en otros lugares del valle, el promontorio (hoy llamado cerro de la Cruz) debió ser especialmente atractivo por razones rituales y estratégicas. Su primera etapa constructiva se remonta al año 500 a. C. cuando grupos provenientes de Chupícuaro establecen un centro ceremonial en la cima, nivelándola con rellenos y establecen algunas plataformas. No hay vestigios que el lugar haya sido zona habitacional. Su uso fue siempre ritual. La gente tenía sus viviendas y sembradíos en la parte baja del cerro.
La actividad constructiva en la cima tuvo varios periodos en el transcurso de los siglos, deteniéndose al finalizar el primer milenio de la era cristiana,  aunque solo fue del mantenimiento del centro ceremonial, que son los edificios que hoy se ven: una pirámide principal, una gran plaza y algunos otros basamentos, la gente común continuo su vida en las partes bajas de los alrededores.
Se desconoce el nombre original  del asentamiento en la época clásica, que llegó a tener una extensión respetable. Aunque parece que solo tuvo construcciones en este cerro y en las llamadas Peñitas, incluía toda la zona de los alrededores: la parte baja del cerro, las Peñas del río, Guadalupe de las Peñas, Lomo de Toro y partes del B. Hidalgo y el final de la Calle Melchor Ocampo, donde estarían las zonas de habitación y los cultivos. 
Por los restos encontrados en los lugares mencionados y ser zona de tránsito y comercio, tuvo influencia de muchas de las culturas del clásico, seguramente perteneció en algún momento a los imperios Teotihuacano y Tolteca,  que sojuzgaron a los habitantes locales e imponían patrones culturales que por su naturaleza, solo eran temporales. A la caída de los imperios, la gente volvía a su vida tranquila en las orillas y cañadas del río.   Con la contracción de la frontera mesoamericana, desde el siglo XII, la zona se vio invadida por  nuevos habitantes que se entremezclaron con los pocos locales. Aunque se dice que fue invadida por chichimecas, en realidad los que llegaron fueron los pames - un grupo emparentado con los otomíes- caracterizados por ser semi nómadas y no compartir la cultura mesoamericana, razón por la cual fueron clasificados junto a los chichimecas auténticos, éstos sí completamente nómadas  que tardarían unos siglos más en llegar.
Con la irrupción, a fines del siglo XV de los aztecas como imperio, estando la zona en los imprecisos límites del Señorío de Jilotepec, al ser conquistado éste, la zona del barrio de la Cruz, paso a formar parte del imperio y en el lugar se estableció un puesto de defensa contra el Imperio Tarasco.
EL NOMBRE

El pequeño poblado se llamó entonces IZTACCHICHIMECA, aclarando que en realidad, era el nombre que los aztecas dieron al cerro de la Venta, y que por extensión se le dio también al poblado y al que hoy conocemos como el cerro de la Cruz. La palabra en náhuatl significa “CHICHIMECO BLANCO” simplemente, no "lugar de chichimecos blancos", ni "tierra blanca de chichimecas", como se ha dicho siempre. No hay correspondencia entre el término y tales significados.
Se tienen pocas noticias de los años inmediatos la llegada de los españoles, aunque se sabe que los habitantes del lugar participaron con los españoles en 1521 del  sitio a Tenochtitlán, que significó la derrota de los aztecas. Para 1528 Juan Xaramillo, al visitar las tierras de su encomienda, expulsó a los chichimecas (pames, en realidad) de la zona y dejó solo otomíes para el cultivo. El poblado tenía una pirámide dedicada a Huitzilopochtli (seguramente la de la cima del cerro).
Entre 1531 y 1533  desde el occidente, las tropas de Nuño de Guzmán llegaron al lugar y en señal de conquista colocaron una cruz en la cima del templo de la pequeña aldea, anexándolo al territorio de Nueva Galicia. Esta “conquista" no fue valida porque el territorio ya había sido otorgado a Jaramillo años antes y lo reclamó en un juicio, pero es importante mencionar el hecho porque parece ser el antecedente de la cruz que actualmente se encuentra en la ermita de la cima de la pirámide.
 
LOS NUEVOS DUEÑOS

Desde la llegada de los españoles, muchos indios de Jilotepec, huyendo primero de la guerra y después de los tributos que imponían los encomenderos españoles, habían llegado al lugar aumentando la pequeña población local, entre ellos el que después conoceríamos como Juan Mexitzin, que como muchos otros llegó a refugiarse a un lugar ya establecido, no a fundarlo.
Al aumentar la población otomí en el lugar,  ya libres del yugo azteca que imponía el idioma náhuatl, como lengua oficial, el todavía pequeño asentamiento siguió llamándose igual,  CHICHIMECA BLANCO, solo que ahora en otomí: Teximacu. (de Texi= blanco y  macu= chichimeco, como es topónimo se lee al revés; "Chichimeco Blanco”) (la pronunciación más probable es “Teshimacu”)
Con el establecimiento en décadas posteriores del pueblo de San Juan del Río, “a la española” en una zona aledaña, el asentamiento quedó solo como uno de los barrios que lo conformaba, y se le llamó cristianamente “barrio de la Cruz” aunque los habitantes y la población siguieron llamando al cerro “Teximacu” como consta en documentos oficiales por lo menos hasta 1822. Posteriormente el nombre se perdió, hasta que fue rescatado por Ayala quien lo copió erróneamente del informe de Salazar como TECHIMACIT, (confundió la "u" final por it) palabra que no tiene traducción en ningún idioma. Este error lo han repetido todos los que le han copiado a Ayala. En entradas anteriores, he mostrado la copia del documento de Salazar, donde se puede ver el equívoco.
Plano de Ignacio Pérez. Junto al río, el cerro y Barrio de la Cruz, al norte, La Concepción y el Calvario

El asentamiento original, para la fecha del establecimiento de los barrios debió ser más amplio, pero desde época temprana fue rodeado de propiedades españolas, principalmente las haciendas de San Jacinto, la H, Santa Lucía y demás propiedades particulares de españoles, quedándoles solamente el cerro y sus partes bajas circundantes.
Para 1793 nos describe perfectamente el lugar y sus característica Martínez de Salazar: “El Barrio de la Cruz está situado también al otro lado del río, sobre su orilla sur, en terreno escabroso, compuesto de dos calles solamente, en donde los indios tienen construidas sus pequeñas casas, inmediatas a una peña redonda, desgajada por todas partes, y en la parte superior de ella hay un plan sobre el cual está construido a mano, un cerrito de piedras y tierra, como un pináculo donde está colocada una cruz, y hay tradición de que en tiempos de la gentilidad, este era el fuerte donde se acogían los indios Mecos, para defenderse de los enemigo, y que por esto mismo se le llama a la peña TECHIMACU, que quiere decir  peña blanca fuerte y redonda de los mecos. “
Insisto que la peña es redonda y supongo que fuerte, pero la palabra no significa nada de eso, solo “Chichimeca blanco".  
Al parecer lo que hoy conocemos como el Barreno, finca cercana al barrio, originalmente fue parte de él, pero al desaparecer la república de Indios en el siglo XIX, pasó a manos  de españoles, aunque por estar en el camino “Real” que usaban los habitantes para ir al pueblo,  que desembocaba en el Pasoancho del río, conservaron una servidumbre de paso, que les permitía cruzar por en medio de esa propiedad privada situación que perduró hasta hace apenas una década, cuando la propiedad fue donada al municipio, y extrañamente se cerró el centenario paso.

LA ACTUALIDAD
Las dos calles originales, hoy se conservan, muy modernizadas, sin embargo, desde hace siglos, conservan las tradicionales fiestas del 3 de mayo, promovidas ahora por un grupo de danza local, paradójicamente llamado “Techimacit” y otros, que reviven, al pie de la vieja pirámide, ritos que podrían ser milenarios y con singular entusiasmo, seguidos ahora por multitudes, suben año tras año, a sentir  la grandeza de la historia del barrio, donde se inició San Juan, la gran ciudad que ahora se ve desde la cima y donde vieron sus antepasados el nacimiento y paso de imperios hoy desaparecidos, esa cima, es donde  inició todo.  
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
1.- Tomé algunas fotos del sitio de danza del barrio de la Cruz, espero no se molesten y por la sugerencia de que le cambien su nombre al correcto.
Aviso 2  Por ser el Barrio de la Cruz tan significativo para nuestra historia, hay varias entradas en este blog  que lo mencionan, visítenlas. Además hay mucha más información al respecto que espero difundir posteriormente.
Aviso 3    A los seguidores de este Blog,  Ángel (Celedonio) y René, les aviso que les dejé su material en la oficina del Archivo Histórico Municipal, ubicado en el Centro Histórico y cultural, en Av. Juárez oriente #30 (en el jardín del santuario) En el primer patio está la oficina del Archivo, ahí la amable encargada, Lic. Marimar Santana les hará entrega, previa identificación. Ella es además autora de un libro de Historia de San Juan, a ver si les interesa consultarlo o adquirirlo y les mostrará algunos objetos y publicaciones que tiene ahí en exhibición. Pueden pasar a partir del lunes 6 en la tarde. Por favor me confirman aquí cuando lo reciban.
 Aviso 4: Las fotos de contexto de esta entrada se las debo para mañana.

sábado, 26 de abril de 2014

La protohistoria en San Juan del Río

Allá por 1991 encontré en una librería/puesto de revistas que existía en uno de los primeros locales de la calle Hidalgo norte, apenas pasando la Academia, un extraño libro; extraño porque esbozaba en el título un término no conocido para mí: “protohistoria”, más extraño, escrito por alguien, si no  sanjuanense, al menos sí había vivido aquí  y todavía más extraño: era de un tema original, no una copia o extracto de Don Rafael Ayala, como se estiló mucho tiempo.

El libro era La Protohistoria en Querétaro, del Lic. Alberto Carrillo Briones, hidrocálido de nacimiento,  quien fue durante la década de 1970 Notario Público y Juez de Primera instancia en nuestra ciudad.


Portada del libro, la "escultura de un simio"

Se recordará esa época por estar en boga los temas relacionados con las civilizaciones ancestrales, alimentados sobre todo por las obras del Suizo Erich Von Daniken y el peruano Daniel Ruzo, que se vendían como pan caliente y básicamente trataban de demostrar que antes de la actual, hubo otras humanidades  cuyos restos son enormes  esculturas hoy erosionadas.
Don Alberto, como todo sanjuanense de la época,  gustaba en sus ratos libres de paseos y caminatas por el río San Juan, en compañía de sus amigos, caminatas efectuadas de 1971 en adelante. En una de ellas relacionó unas rocas cerca  de la presa  de San José (en realidad se llama constitución de 1857) adelante de Lomo de Toro, con otras que un amigo suyo había ubicado en la Peña de Bernal.

Fotografia personal, Cañada de San José, lado oriente, lugar de las "esculturas"


Fotografía personal, Cañada de San José, lado poniente.

A partir de eso, desarrolla el libro. Trataré de resumir la teoría expuesta en él de la mejor manera posible dado que todavía vive y no se vaya a enojar. Sobre todo porque el interés de este blog es exponer lo que encontró en las orillas del río San Juan, aclarando que esa teoría, como relata en el libro la va construyendo de acuerdo a sus hallazgos y búsquedas.

Dice que hace muchos años existió otra humanidad,  época sin clasificación formal, a la que se le ocurrió llamar  la Protohistoria. Esa antigua humanidad desapareció pero dado que se asentaba en lugares específicos, entre mágicos y magnéticos dejaron en ellos grandes esculturas y monumentos en piedra, que los siglos han deteriorado. Dichos lugares estaban distribuidos geográficamente formando un hexágono, en cuyos vértices se pueden encontrar sus vestigios, uno de ellos era San Juan del Río. Son los que aquí les voy a presentar, aclarando que Don Alberto y sus amigos viajaron a todos los lugares que lo completaban.

Siendo una persona pública y comunicativa, platicaba a todo mundo sus hallazgos y la prensa local y estatal de aquellos años tuvo mucho material para publicar gracias a él, con amplios reportajes escritos y gráficos.  Adquirió cierta fama e incluso uno de los escritores mencionados al principio, Daniel Ruzo, estuvo con él en San Juan del Río para ver sus descubrimientos.
Su teoría, como las de Ruzo y Von Daniken  tienen mucho de discutible, pero es de admirar el que haya sustentado, investigado y vivido tan exhaustivamente como lo hizo durante tanto tiempo y haya compartido la aventura con sus grandes amigos, quienes siempre lo acompañaron en sus correrías. Muchos años  después de sus vivencias, pudo publicar su libro (1991) dejando para la posteridad sus ideas. Sirva este artículo como un sentido reconocimiento a su obra.

Hace un par de meses, me enteré que todavía vive, casualmente en Bernal, Qro., que también casualmente (¿o no?)  es donde se localiza otro de los vértices del hexágono y donde según él, también hay vestigios de la Protohistoria. (¿Habrá descubierto algo y no lo publicó?)  Tiene más de 90 años y todavía invita a leer su obra.

Cabe reconocerle, ser quién dio a conocer las muchas figuras que forman las rocas y sombras de la peña de Bernal, muchos años antes de que mágicamente ese pueblo fuera “mágico” y que ha motivado tantos artículos y libros, sin darle el merecido reconocimiento.

Presento a Ustedes algunas imágenes del libro, algunas actuales mías y comentarios personales. Los títulos son los que él les dio. Si tienen oportunidad de leerlo completo, tiene infinidad de fotografías, de todas partes del estado y sus alrededores, algunas son muy claras, otras requieren de mucha imaginación para reconocer alguna figura.  La opinión más acertada es la de cada quien.

La localización de todas las figuras sanjuanenses es en los acantilados de la cañada de San José, entre la presas Lomo de Toro y Constitución. La mayoría todavía pueden verse.

El DOLMEN.

Fue la primer “figura”  que encontró, básicamente una piedra horizontal sobre dos verticales, construida dice, por la otra humanidad. Estaba en la ladera oriente del acantilado, unos 25 metros sobre el río, sobre el camino que viene de la comunidad de Lomo de Toro, que al ampliarse, cerca del año 2000  lo cubrió. Habiendo entrado un servidor a dicha cueva de niño, me parece que era 100% natural. Solo se podía ver desde la ladera de enfrente, o en el camino junto al canal casi para llegar a la presa Constitución de 1957.

Fotografía en el libro, las tres rocas del "dolmen" y la cueva al centro




Fotografía personal, la zona del "dolmen"  en la actualidad

Por el camino de Lomo de Toro se llegaba a él bajando unos metros por el acantilado (ya sé que me van a decir que qué hacía yo de niño bajando por acantilados; íbamos a esa zona por musgo, doradillas y biznagas para adornar el nacimiento en diciembre.)

PERFIL CON BUSTO DE MUJER.

Este se encuentra en el acantilado oeste, se puede ver actualmente en el camino que va a dar a la Presa Constitución, junto al canal que viene de ella. En realidad, no es una escultura que tenga esa forma, son varias rocas separadas, que junto con las sombras dan esa forma. Solo  se puede ver caminando de Norte a Sur (es decir del barrio de la Cruz hacia la presa) y únicamente durante unos diez metros, después ya se ven las rocas separadas.
 
Fotografía del libro



Fotografía personal, la misma figura

PERFIL PRIMATE.

En la misma ladera, a unos metros  de la anterior, con las mismas características, son varias rocas que en cierta perspectiva dan la forma.

Está a la orilla del canal mencionado pero se ve mejor desde la Presa de Lomo de Toro unos metros abajo, junto al otro canal.

Fotografía del libro


Fotografía personal, la misma figura


PERFIL DE LA DIOSA THUERIS EGIPCIA DE LA FERTILIDAD.

Esta es mucho más difícil de localizar (y ver) está  exactamente al inicio del acantilado en Lomo de Toro, en el lado Este, ya necesita de más imaginación para encontrarla y para identificarla.

Fotografía del libro
Espero les haya gustado, si tiene oportunidad puede ir y observarlas y quizá, con suerte, hallar muchas de las otras que encontró don Alberto (no publicadas aquí), personalmente he visto la mayoría, pero no todas. De las conocidas, algunas son difíciles de distinguir.  Por respeto al autor no diré los puntos en los que no estoy de acuerdo, pero de lo visto… ¿A poco no es fascinante?  
Y por si no lo habían notado, la escultura del simio de la portada, en realidad, es una fotografía de la peña de Bernal.

martes, 10 de septiembre de 2013

SOLO FOTOS QUE DEBIA DE AYER

FOTOGRAFIA PERSONAL: FINAL DE LAS PEÑITAS EN LUIS ROMERO SOTO E INICIO DE LAS PEÑAS, EN GUADALUPE.


LAS PEÑITAS AL FINAL DE LA CALLE MELCHOR OCAMPO, ANTIGUO CAMINO REAL AL RODEO,  NOTESE LO RECTO DE ELLAS POR SER UNA DE LAS ZONAS DE ABASTO DE PIEDRA PARA CONSTRUCCION.
FOTOGRAFÍA PERSONAL: ÚLTIMA PARTE VISIBLE DE LAS PEÑITAS, EN LA CALLE MELCHOR OCAMPO, DESDE EL PANTEÓN DE LA SANTAVERACRUZ HASTA LUIS ROMERO SOTO

FOTOGRAFIA PERSONAL : LAS PEÑAS DETRÁS DEL BARRIO DE LA CRUZ
FOTOGRAFIA PERSONAL: LAS PEÑAS EN LOMO DE TORO

 


LAS PEÑAS EN LA CAÑADA DE SAN JOSÉ.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Las Peñas y las Peñitas


Debido a ser términos mencionados constantemente en este trabajo, es necesario abundar sobre ésta parte de la ciudad, hoy solo parcialmente visible desde la sección media del Boulevard Hidalgo pero que es muy amplia. Para muchos fue muy conocida y poco a poco fue cubierta por la mancha urbana, pareciendo disminuir pero sigue ahí, recordando un pasado que casi 500 años de ocupación no han ocultado.

Se llama Peñas a las paredes de una cañada que inicia en San Sebastián de las Barrancas, confluente de otras del municipio de Amealco y el estado de México a cuyo fondo corre el río San Juan. Llega al extremo sur de la ciudad, tomando el nombre de cañada de San José y “Lomo de Toro”. Termina la barranca abruptamente por un lado  en el cerro de la Cruz y del otro en Guadalupe de las Peñas, inicio del valle, donde hoy se cruzan el  B. Hidalgo y la autopista México -Querétaro.  A partir de ahí, el cerro del Pedregoso emerge del valle hacia el oriente formando una especie de escalón o terraza (ya no es barranca, solo se eleva por un lado y se aleja del río) que parece continuación de las anteriores pero con una separación de ½ Km.  En esta pequeña franja plana entre los dos peñascos se ubicó el camino prehispánico a México y actualmente pasa justo a su centro la autopista México – Querétaro.

 

Este escalón son “las Peñitas”, una afloración rocosa cuya parte visible es una pared vertical de toba volcánica -llamada localmente cantera morena- con longitud de 1 Km. y altura máxima de 15 m que desde la autopista siguen el trayecto marcado por la calle Melchor Ocampo. Su parte más destacada es bajo el Panteón de la Santa Veracruz pero continúan al norte, ya ocultas por construcciones, cruzando la calle Fernando de Tapia, originalmente un arroyo que descendía entre ellas. (Hasta hace poco todavía se conocía como “la Cuesta”) Aparentemente acaban en la calle Reforma, antigua “de los Leñadores”, bajo la Escuela Mártir de Chihuahua, cuya planta tiene 3 niveles, precisamente por estar sobre roca viva. En su inicio, cerca de la autopista, había pequeñas  cuevas naturales y artificiales, en cuyo exterior  (dentro era piedra llana) se Podían encontrar semienterrados restos antiguos como tepalcates y navajas trapezoidales de obsidiana. Con el crecimiento urbano, a partir de 1975, los hallazgos cambiaron a bolsas con resistol 5000 y otros inhalantes, pañales desechables y todo tipo de basura. Derrumbes naturales y de construcciones en la parte alta de la peña lentamente cubrieron lo que al parecer fue un asentamiento de nuestros antepasados, en la etapa de cazadores recolectores. (Encima, en las colonias Ramos Millán y Fátima y debajo, alrededor de la hacienda de Guadalupe y la autopista hubo restos en mayor número y a flor de tierra, al parecer ya sitios sedentarios, sobretodo navajas, comunes en la época prehispánica, cuyo filo se perdía fácilmente y debían reemplazarse constantemente, de ahí la abundancia) Cabe mencionar que la ubicación de las Peñitas en el área urbana determinó la conformación extraña, retorcida y desnivelada de las actuales calles 2 de abril, callejón de Santa Veracruz, Melchor Ocampo, Guadalupe Victoria, Fernando de Tapia, Reforma, Mariano Jiménez y la manzana de Av. Juárez del edificio del Centro Histórico y cultural, sea por estar delante, debajo, encima e incluso dentro de ellas.

El fin de su parte visible indica el inicio de la planicie del centro de la ciudad. Es de resaltar que con la cantera de las Peñitas y las Peñas se construyeron las casas del viejo San Juan, ejemplo notable de su uso integral en muros y ornamento de  fachadas puede observarse a plenitud, respectivamente en el lado oriente de la parroquia y la casa de  cantera  de la calle de 16 de septiembre. Aunque hoy la pared rocosa es relativamente recta en su frente, debido a la extracción de piedra en varias de sus secciones, (aún son visibles casi todos los espacios donde se efectuaba esta labor) originalmente debieron ser muy irregulares, con derrumbes en la parte baja, se alinearon y tomaron forma casi perpendicular al construirse el camino Real a su vera.
La cantera continúa por casi todo el pueblo, bajo capas de tierra vegetal. Lo más al norte donde asomaba era el viejo campo de futbol Fluminense (hoy centro comercial junto al fraccionamiento de mismo nombre) donde tras cualquier lluvia intensa, el arrastre de tierra afloraba secciones de cantera. Se recuerda  un canal de agua entre ambas canchas, que desfogaba agua de lluvia desde la avenida Juárez. (Parece ser uno de los antiguos arroyos)
 

Las fotos se las debo para mañana

¿Hubo una fundación?

Fotografía personal: Los tres antiguos asentamientos indígenas de la ciudad.

A continuación trataré de dilucidar porqué sostengo que es dudoso afirmar que haya habido una fundación "a la española" de San Juan del Río en 1531 o cualquier otro año posteriormente cercano. Las conclusiones son acordes con los documentos hasta hoy conocidos, aunque pudiera ser que alguno, hoy perdido, aparezca y nos dé una claridad completa.

Ya se ha dicho que por lo menos desde dos mil años antes había un poblado en este lugar, con altibajos en cuanto a población y desarrollo, siempre en la zona sur de la actual ciudad, entre las Peñas y las Peñitas. Hasta hace poco se podían distinguir tres pequeños asentamientos cercanos pero independientes, persistentes a los siglos: El Barrio y cerro de la Cruz, Guadalupe de las Peñas y Lomo de Toro, indudablemente en alguno de ellos se asentaba el lugar llamado "Iztacchichimeca" que era un puesto fronterizo de mínima importancia bajo dominio azteca, de ahí su nombre en náhuatl. Todo indica que seguían teniendo como centro ceremonial el de la cima del Cerro de La Cruz, pero sus viviendas  debieron  estar abajo de él o en los otros lugares mencionados.

Para 1521 la contracción de la frontera mesoamericana había dado lugar a que los centros ceremoniales monumentales de la región tuvieran siglos abandonados, pero la gente común seguía su vida a la orilla de río, la población era mínima. Según las condiciones de guerra lo permitieran había una mezcla de otomíes y chichimecos, que según las últimas investigaciones participaron incluso en la toma de Tenochtitlán en apoyo a los Españoles.

Cuando Juan Jaramillo el viejo, recibe la encomienda de Jilotepec hace un reconocimiento en las tierras de ella y expulsa a unas 8 familias de chichimecas, dejando solo algunos otomíes para el cultivo, esto en 1528. con un administrador de apellido Hernández.

Documentos de alrededor de 1536 hacen alusión al lugar, siempre con el nombre náhuatl, pero sin mencionar nunca ni a Nicolás de San Luis Montañez, Fernando de Tapia y menos a alguien llamado Mexici. Se menciona que en el lugar, que solo era una estancia agrícola, no un pueblo,  había un adoratorio y se identifican nombres de pobladores con más de 20 años en el lugar, jamás se menciona el que según la leyenda había sido fundado 5 años antes; San Juan del Río, es decir, no existía por lo menos en 1536 tal pueblo.

Así es que estamos hablando de un lugar anterior a la conquista, que sobrevivió a ella y por lo menos 15 años después seguía teniendo habitantes indígenas y si acaso un español, el administrador Alfonso Hernández, aunque al parecer este vivía en Jilotepec.

El nombre de Juan Mexici como fundador del pueblo, llegado de Jilotepec luego de la caída de Tenochtitlán no se sostiene en los documentos mencionados ya que los varios indios de nombre Juan que aparecen entre los documentos ninguno dice ser fundador, todo parece ser alguna confusión de los informantes de Hernando de Cárdenas que en 1582 reunió la información de los viejos habitantes para redactar la Relación de Querétaro, y alguno de ellos le mencionó a un juan Mexici, (el único filólogo que ha estudiado estos documentos dice que no es un apellido, sino que el escribiente no supo expresar lo que su informante indio le decía "mexi tzin"; en náhuatl, poquito mexicano, es decir alguien que hablaba náhuatl) como la única referencia que tenía de los viejos habitantes, lo único seguro es que se llamaba Juan y de los varios Juanes, al menos 3, que mencionan los documentos, ninguno se dice o habla de un fundador del lugar, si hubiera existido como tal, sería lo más lógico que lo mencionara, y le dieran esa calidad.

De este modo, aunque no se descarta la existencia de tal persona como fundador, si podemos decir que hasta por lo menos 1536 no hizo tal fundación porque el lugar ya existía desde al menos 20 años como un asentamiento multiétnico. Tal vez existió en alguna etapa posterior, pero ese ya es otro tema. 
Así es que podemos asegurar, a menos que el Archivo Histórico Municipal tenga algún documento que lo confirme, que las mamparas que están fuera del edificio del Centro Histórico y Cultural, en la Avenida Juárez, están equivocados, incluso mencionan un "cabildo indígena" en la cuarta década del siglo, no hay elementos para afirmarlo.  En otras entradas abundaremos sobre los años posteriores a 1536 para afirmar que no hubo fundación en ninguna época del virreinato.

Las fuentes para este artículo y su ampliación están en el libro ya mencionado, esta solo es una creación especial para este blog, con redacción libre.

domingo, 18 de agosto de 2013

Plano del pueblo fortificado

Fotografía de Wrigth del plano original, 1984.

 Cartografía colonial:
 Fue común en los primeros años de la época virreinal la elaboración de planos o mapas que constituyeron la cartografía inicial y única durante casi un siglo, del territorio recién conquistado. Se refieren siempre a pequeñas porciones de terreno, entendible esto por desconocerse amplias zonas, aún dentro de lo ya conquistado.
Presentan la característica de ser más pictóricos que cartográficos, (y así se les nombra: “pinturas”, en los escritos a los que generalmente acompañan) debido principalmente al hecho de ser territorios pisados por primera vez por europeos, incorporan elementos de los códices prehispánicos; dibujos y hasta glifos propiamente dichos, casi siempre en perspectiva frontal aunque abarcan áreas que se verían mejor en vista superior, rara vez coinciden completamente con la realidad, sobre todo en extensión y dimensiones. La localización de los terrenos que amparan o solicitan es aproximada, apenas un trazo rectangular o cuadrado. No tienen autor, las firmas que los acompañan son de los solicitantes o de la autoridad que les daba legalidad.
Esta característica se debía a que cuando el rey debía otorgar una merced (permiso para uso de la tierra), se procedía emitiendo un documento acompañado de la “pintura” es decir, el dibujo del lugar realizado por algún artista al servicio de la autoridad local, que acudía al lugar acotándolo con referencias naturales como arroyos o cerros y comúnmente simples árboles o piedras, así como la distancia en leguas entre lugares o señales. La forzada unión de elementos en el espacio disponible daba lugar a errores. Por alguna razón los pintores eran indígenas o usaban las técnicas de los tlacuilos precortesianos, aprendidas directamente o de segunda mano en alguno de los establecimientos educativos que ya existían en México, lo que se evidencia en los gráficos producidos. Ejemplo notable es el plano de San Juan del Río que a continuación se presenta.

El pueblo ¿Fortificado?

Aunque parece no ser el más antiguo, sí es el más famoso y emblemático de los planos de San Juan del Río durante la temprana época virreinal. Guardado por siglos en el Archivo General de la Nación, fue dado a conocer por Ayala en su obra "San Juan del Río, Geografía e Historia" de 1971 a través de un dibujo tomado del original nombrándolo "Pueblo Fortificado" fechándolo en 1592.
Fue elaborado como parte de una solicitud de caballerías (tierras) por Pedro de Quesada, el nieto de la malinche, quien por esas fechas era dueño de una parte de la encomienda de Jilotepec, que había sido de Juan Jaramillo, su abuelo materno. Dado que la encomienda le significaba tener indios a su servicio, pero no tierras, solicita al Virrey le conceda algunas. La solicitud tiene fecha de 1590 que parece ser la correcta según Wrigth (1994) no la de Ayala.
 Actualmente, en la sala Iztacchichimecapam del Centro Histórico de nuestra ciudad hay una artística ampliación del plano, copiada del dibujo de Ayala, ambos presentan leves diferencias con el original, al no ser copias fieles.

 

El plano o "pintura" abarca la totalidad del pequeño pueblo de ese entonces, lo que lo hace tan representativo de su tiempo. No tiene autor pero fue certificado por Fernando de Mojica, autoridad local. Elaborado en papel común, a colores con medidas de 30x 42.7
 
Se observan claramente los siguientes elementos:( los entrecomillados son lo escrito textual en el plano )


Ampliación artística del dibujo de Ayala, 1981 en el museo Iztacchichimecapam

1.- “la cerca del pueblo”  rodeando  todo el perímetro. No era, como supone Ayala, para fortificación bélica sino para evitar que el ganado de las estancias de españoles de los alrededores entrara. Cabe mencionar que al interior de la barda, en esencia el hoy centro de la ciudad, era todo propiedad de los indios. Basándose en la leyenda de la fundación Ayala y otros autores relacionan esta barda con el trazo hecho San Luis Montañez en 1531, no corresponden, suponiendo que la leyenda fuera cierta, el perímetro marcado por Montañez solo consistió en las esquinas del fundo cruces de Sabino, no una barda completa. La Relación de Querétaro en 1582 la describe la barda real como "muy baja" y debió  ser construida hacia 1550. Hoy no queda ningún resto de ella, su trayecto aproximado hoy sería de Guadalupe de las Peñas, la actual carretera a Tequisquiapan hasta San Isidro, cruzando el río, el Barrio del espíritu Santo, Canal de Santa Clara, hacia el cerro de la Venta, rodearlo por atrás y  regresar otra vez cruzando el río a Lomo de toro y Guadalupe de las Peñas.
2.- "el cerro del texco" (este nombre fue un error del escribano, en entradas posteriores explicaré porqué) dibujado con el glifo Tepetl = cerro; representa al actual cerro de la Venta, con un indio detrás de él.
3.- "el río grande"  Dibujado con el glifo atl en sucesión para indicar corriente, es el río San Juan, atraviesa todo el pueblo de indios, desde Lomo de Toro hasta San Isidro.
4 y 5.- "la una cavalleria" y "la otra cavalleria"  dos terrenos cuadrangulares que estarían ubicadas aproximadamente en lo que hoy es Casa Blanca una y la otra cerca del Canal de Santa Clara. Son las tierras pedidas por Quesada. Cada caballería equivale a cerca de 48,000 metros cuadrados.
6.- "sanjuan del Río" Es la única iglesia entonces en el pueblo, actual de San Juan Bautista.
7.- "estos son cues" otra vez el glifo tepetl, en pequeño, la palabra cués es la castellanización en plural de cú que era el nombre dado a los templos prehispánicos. aquí se refieren a los montículos del barrio y cerro de la Cruz.
8.- "la acequia que ba por el pueblo" trazo del canal de riego de los indios, desde Guadalupe de las Peñas, atravesaba todo el pueblo y volvía al río cerca de San Isidro (9)
10.- "la benta que se pide" dibujada con el glifo calli = casa  Al parecer Quesada también pedía permiso para establecer una venta, es decir un mesón para viajeros al otro lado del río, en esos tiempos ya existía concedido el permiso a otra persona para una venta casi en el mismo lugar, pero al lado izquierdo del camino, ignoro si no se le dio el permiso, o si luego desapareció  alguna o se fusionaron y si el camino es el mismo que la actual carretera, pero de la existencia de uno de estos establecimientos a su falda viene el nombre del Cerro de la Venta y de la hacienda que existió donde hoy es el moderno Hotel.
11.- Un rectángulo nos indica un terreno que después sería Guadalupe de las Peñas, que entre otros nombres tuvo el de "Guadalupe del Rincón" precisamente por estar en una esquina de la barda.
12.- "la benta de lucas de lara" apenas afuera de la cerca. Otro calli; Lucas de Lara y Cervantes era para entonces administrador de las propiedades de la familia Cervantes, constituidas en el mayorazgo de la Llave, formado por la segunda esposa (la primera fue la Malinche) de Juan Jaramillo. Esta venta parece ser lo que después fue la Hacienda de San Cayetano, que hasta la década de 1960 existía en la hoy carretera a Tequisquiapan, junto a la empresa Kimberly Clark, construida sobre el bordo de la Hacienda.
13.-  El dibujo de la huella de pies descalzos, como en los códices prehispánicos, indica un camino que atraviesa el pueblo de oriente a poniente, un camino real, sin dudar, la actual Avenida Juárez.
14.- Entre otros caminos al interior de la barda podríamos aventurar que algunos serían las actuales calles de Aquiles Serdán (la inclinada) y otra, Morelos pero es difícil asegurar.
15.- El glifo Milpa, está en varios lugares, aquí parece indicar el Barrio del Espíritu Santo hay varias casas en todo el plano.
 16.- "ba cierta y berdadera esta pintura fdo.de mojica" sin ser el autor, la autoridad certificaba que correspondía a la realidad y que la adjudicación no afectara a terceros.
Al centro y arriba hay otro canal de agua, pero no está iluminado de azul, no se si sería un error del dibujante. Estaría aproximadamente en la moderna Av. Paso de Guzmán.

Fuentes consultadas
Ayala, 1981
Basaldúa Hernández 2001
Wright, 1989 y 1994
Mireles, 1993