Debido
a ser términos mencionados constantemente en este trabajo, es necesario abundar
sobre ésta parte de la ciudad, hoy solo parcialmente visible desde la sección
media del Boulevard Hidalgo pero que es muy amplia. Para muchos fue muy
conocida y poco a poco fue cubierta por la mancha urbana, pareciendo
disminuir pero sigue ahí, recordando un pasado que casi 500 años de ocupación
no han ocultado.
Se
llama Peñas a las paredes de una cañada que inicia en San Sebastián de las
Barrancas, confluente de otras del municipio de Amealco y el estado de México a
cuyo fondo corre el río San Juan. Llega al extremo sur de la ciudad, tomando el
nombre de cañada de San José y “Lomo de Toro”. Termina la barranca abruptamente
por un lado en el cerro de la Cruz y del otro
en Guadalupe de las Peñas, inicio del valle, donde hoy se cruzan el B. Hidalgo y la autopista México
-Querétaro. A partir de ahí, el cerro
del Pedregoso emerge del valle hacia el oriente formando una especie de escalón
o terraza (ya no es barranca, solo se eleva por un lado y se aleja del río) que
parece continuación de las anteriores pero con una separación de ½ Km. En esta pequeña franja plana entre los dos
peñascos se ubicó el camino prehispánico a México y actualmente pasa justo a
su centro la autopista México – Querétaro.
Este
escalón son “las Peñitas”, una afloración rocosa cuya parte visible es una
pared vertical de toba volcánica -llamada localmente cantera morena- con
longitud de 1 Km. y altura máxima de 15 m que desde la autopista siguen el
trayecto marcado por la calle Melchor Ocampo. Su parte más destacada es bajo el
Panteón de la Santa Veracruz pero continúan al norte, ya ocultas por
construcciones, cruzando la calle Fernando de Tapia, originalmente un arroyo
que descendía entre ellas. (Hasta hace poco todavía se conocía como “la Cuesta”)
Aparentemente acaban en la calle Reforma, antigua “de los Leñadores”, bajo la
Escuela Mártir de Chihuahua, cuya planta tiene 3 niveles, precisamente por
estar sobre roca viva. En su inicio, cerca de la autopista, había pequeñas cuevas naturales y artificiales, en cuyo exterior (dentro era piedra llana) se Podían encontrar
semienterrados restos antiguos como tepalcates y navajas trapezoidales de
obsidiana. Con el crecimiento urbano, a partir de 1975, los hallazgos cambiaron
a bolsas con resistol 5000 y otros inhalantes, pañales desechables y todo tipo
de basura. Derrumbes naturales y de construcciones en la parte alta de la peña
lentamente cubrieron lo que al parecer fue un asentamiento de nuestros
antepasados, en la etapa de cazadores recolectores. (Encima, en las colonias
Ramos Millán y Fátima y debajo, alrededor de la hacienda de Guadalupe y la
autopista hubo restos en mayor número y a flor de tierra, al parecer ya sitios
sedentarios, sobretodo navajas, comunes en la época prehispánica, cuyo filo se
perdía fácilmente y debían reemplazarse constantemente, de ahí la abundancia)
Cabe mencionar que la ubicación de las Peñitas en el área urbana determinó la
conformación extraña, retorcida y desnivelada de las actuales calles 2 de
abril, callejón de Santa Veracruz, Melchor Ocampo, Guadalupe Victoria, Fernando
de Tapia, Reforma, Mariano Jiménez y la manzana de Av. Juárez del edificio del
Centro Histórico y cultural, sea por estar delante, debajo, encima e incluso
dentro de ellas.
El
fin de su parte visible indica el inicio de la planicie del centro de la ciudad.
Es de resaltar que con la cantera de las Peñitas y las Peñas se construyeron
las casas del viejo San Juan, ejemplo notable de su uso integral en muros y
ornamento de fachadas puede observarse a
plenitud, respectivamente en el lado oriente de la parroquia y la casa de cantera
de la calle de 16 de septiembre. Aunque hoy la pared rocosa es
relativamente recta en su frente, debido a la extracción de piedra en varias de
sus secciones, (aún son visibles casi todos los espacios donde se efectuaba
esta labor) originalmente debieron ser muy irregulares, con derrumbes en la
parte baja, se alinearon y tomaron forma casi perpendicular al construirse el
camino Real a su vera.
La
cantera continúa por casi todo el pueblo, bajo capas de tierra vegetal. Lo más
al norte donde asomaba era el viejo campo de futbol Fluminense (hoy centro
comercial junto al fraccionamiento de mismo nombre) donde tras cualquier lluvia
intensa, el arrastre de tierra afloraba secciones de cantera. Se recuerda un canal de agua entre ambas canchas, que
desfogaba agua de lluvia desde la avenida Juárez. (Parece ser uno de los
antiguos arroyos)
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