miércoles, 29 de abril de 2015

San Juan del Río no fue fundado en 1531.


Ya otras veces he abordado el tema, hoy abundo y reafirmo.

Tradicionalmente se ha sabido que San Juan del Río fue fundado el día 24 de Junio de 1531, la fecha tal cual, en realidad no es cierta, ni tiene ningún sustento documental verdadero.

En el año de 1531 y hasta muchos años después, lo que existía en lo que es hoy  nuestra ciudad, era una pequeña aldea, poblada por otomíes y "chichimecos", que hasta antes de la conquista española había sido un puesto azteca de protección contra el avance del imperio tarasco. Posterior a la conquista, los pocos habitantes continuaron viviendo en el lugar, se llamaba Iztac Chichimeca (Chichimeco Blanco, en náhuatl) localizada en y cerca del actual barrio de la Cruz.

Cronistas, escritores y periodistas, repiten una y otra vez esa fecha, como de la verdadera fundación de San Juan del Río, como tal, por Nicolás de San Luis Montañez. Creo que es momento de que se haga la aclaración de que esa fecha es una especie de leyenda que por repetida se ha considerado como verdadera, pero se desconoce cuándo se fundó el pueblo como tal.

Por investigaciones personales, a mi entender, tras la conquista española, los indios, libres o encomendados a Juan Jaramillo, continuaron viviendo hasta muchos años después de esa fecha, en el ya mencionado lugar, por ser tan pocos, no necesitaban más que las tierras cercanas al río para su subsistencia, por lo que no creció dicho lugar y quedó aislado, por estar en la frontera chichimeca, zona poco atractiva para el avance colonizador español durante los primeros años del virreinato.

Al buscar los españoles un camino más directo a las minas de Zacatecas, a finales de la década de 1540, lo encontraron cerca del caserío, en la hoy Av. Juárez, donde se concentraron proveedores para los viajeros que tenían que detenerse, formando una hilera de chozas a lo largo de la calle (el extraño lugar, junto a las casas de los indios, al menos algún tiempo se llamó, no oficialmente, sino solo a nivel local “SAN JUAN IZTACCHICHIMECA” (de ahí el nombre de este blog).  En la década de 1550, el virrey otorgó  mercedes de tierras a los Indios de Jilotepec y el título de pueblo al anárquico asentamiento por ellos formado, incluyendo las nuevas tierras de labor. Es entonces cuando en lo que hoy es el centro histórico nace San Juan del Río. Debe entenderse que es un nuevo pueblo, no la continuación del antiguo Iztac Chichimeca. Este último lugar, quedó solo como un barrio del nuevo asentamiento, cuyas tierras abarcaban 2,500 varas a los cuatro vientos”,  con epicentro en la hoy plaza de los fundadores.


Escrito de donde se tomó la leyenda de la fundación
Primer foja del escrito, fechado en 1502
                                                                 Relación de San Luis Montañez,

                                     Archivo Franciscano de Roma 1717, Fray Joseph Díaz primera foja
Los detalles de la fundación real, probablemente nunca los sabremos, si no aparecen  los mencionados “ títulos” pero es casi seguro que no hay un acta de fundación como se nos ha hecho creer, solamente debió ser un documento oficial que formalizó el ya establecido pueblo, a la vera del camino y las tierras que otorgó para ello el Virrey, de 1551 a 1558.

 LA SUPUESTA LEYENDA
Dado que una leyenda es la transmisión oral a través de generaciones, de un hecho real, que al transcurso del tiempo pierde su validez histórica y se convierte en una realidad mítica, la fundación de San Juan del Río en 1531, ni siquiera llega a  eso. La memoria local no conservó datos de aquellos tiempos, los hechos y la fecha provienen de un escrito posterior, por lo que ni siquiera entra en la categoría de leyenda.
Hoy presento ante ustedes, solo un par de imágenes que comprueban la imposibilidad de que la fecha esté sustentada por un documento.

El escrito, llamado Relación de San Luis Montañez, de donde los cronistas de la época barroca supuestamente tomaron el relato de la fundación de Querétaro, perdido después y localizado por Eulalia Guzmán en Roma, fue publicado por primera vez por Ayala en 1948.
Desde su primer página no corresponde. Dice que los hechos que narra ocurrieron en ¡1502!  Jamás menciona el año de 1531, ni ninguno posterior, y no es un simple error de transcripción, todas las veces que se menciona el año en el citado documento es 1502. El escrito, en la época moderna ha sido copiado, modificado y aderezado hasta el cansancio, pero en realidad es muy escueto, y probablemente, al menos lo que se refiere a la fundación de Querétaro y San Juan del Río, fue escrito por un europeo.

Aparte de este, no hay ningún documento, de fecha anterior a él (1717)que mencione la fecha, el año y los hechos de la fundación. Todo fue un invento franciscano de la época barroca, para legitimar su supuesta intervención en la fundación de Querétaro y de paso San Juan del Río.
 (Para información de cómo surgió el año de 1531 ir al siguiente vínculo):
 Así que concluyo, San Juan del Río no fue fundado el 24 de junio de 1531, en ese año, lo único que existía eran las pocas chozas del sitio llamado Iztacchichimeca, en el luego  Barrio de la Cruz.  Años después, aparecen junto al camino a Zacatecas otras chozas, formando un caserío anárquico, que en la década de 1550 se formaliza como el  ahora sí pueblo de San Juan del Río.
Dado que los datos aquí planteados requieren de muchas citas, mejor les presento algunos de los libros más representativos que los contienen, base de las investigaciones que me han llevado a concluir lo aquí expuesto.
El de Lourdes Somohano, nos presenta testimonios de Indios nacidos años antes y  avecindados en Iztacchichimeca en 1536, donde no hay referencia a algún pueblo llamado San Juan del Río, supuestamente fundado 5  años antes.
El de Primeras Noticias..., es el documento legal completo, original y localizado en el archivo de Indias de España, de donde Somohano tomó los datos.
El de David Wright: En él se detallan los documentos de ese siglo, reales y falsos referentes a Querétaro, entre estos últimos el de 1717 y la fundamentación de porqué se determinan así.
 

sábado, 18 de abril de 2015

La india, no tan india, de San Juan del Río


El río Galindo, detrás de la hacienda, antes de entrar a la presa Constitución. A la derecha, el cerro de la Estancia.



Imagen tomada de Internet, Portada del DVD, aún a la venta.
Era un director que había visto la época de oro, de plata, de latón y llegó hasta a la de cartón, es decir a la decadencia, del cine nacional, siempre trabajando en lo suyo, intentando cada vez revivir sus viejas glorias, las de él y las de la industria. Nunca fue carismático ni figura pública. Mientras el indio Fernández, aún sin filmar acrecentaba su leyenda, él, que año tras año presentaba nuevas producciones, se hundía en sus viejas glorias. No logró dar nunca la campanada que anunciara su resurrección, la de él, no del cine nacional.

La industria entera envejecía: directores, fotógrafos, camarógrafos, incluso los guionistas, así, que casi en su último intento, Rogelio A. González, que así se llamaba el mencionado, sin figuras de dónde echar mano por su valor histriónico, recurrió a nuevas estrellas que comenzaban a apoderarse de la pantalla grande; las actrices nudistas, para no errar en esto también, consiguió a la mejor del género, Isela vega, buscando dar salud, a un argumento que adolecía de la misma enfermedad de todo el medio; baja calidad.

Así, en el año 1976, bajo la dirección del otrora también glorioso guionista Antonio Rogelio González Villareal, (su verdadero nombre) filma en San Juan del Río y lugares cercanos, mayoritariamente en locaciones de la semi - abandonada hacienda de Galindo la película “La India”. Clasificada como drama, en realidad es una especie de tragedia campirana, que tratando de ser costumbrista, lo único que logra es que el espectador se acostumbre a que en cada escena habrá un desnudo de Isela vega, incluso, en las locaciones externas, son lo único sobresaliente:

Isela Vega, en el arroyo de Quiotillos, en todo su esplendor (ella, no el arroyo)




Se intentaba para entonces, tornar la alicaída producción cinematográfica a cintas con bajo presupuesto pero con “mensaje”. No fue posible en este caso,. El único mensaje claro que se obtuvo es que había desnudos totales de Isela Vega. Tratando de atrapar por medio de la trama al espectador, lo más que podemos decir es que nadie la entiende, no así los desnudos de Isela Vega, explícitos por naturaleza.
Técnicamente, se quería, ya sin Figueroa ni Alex Phillips, no se diga de Rosalío Solano, de ambientar, por medio de la claroscura fotografía, lo sombrío de la tragedia relatada. Lo único que obtuvieron fueron unos refulgentes desnudos de Isela Vega.


Isela Vega, en una de sus pocas escenas vestida, afuera de la choza.
El trasfondo de la película trata varios temas que rayan en lo entonces prohibido, como el intento de incesto, producto de un complejo de Edipo a la mexicana, aderezado con voyerismo, lenocinio, amasiato y todo lo que se acercara a pecado. Para ello se intenta un erotismo no culminado, representado únicamente por las escenas nudistas de Isela vega, crudas a cual más, lo que generó algunos escándalos a nivel nacional.
La película se estrenó el 21 de octubre de 1976, en pleno reinado de la todopoderosa CONACINE (Corporación Nacional Cinematográfica, la productora del gobierno) que repartía del presupuesto nacional a diestra y siniestra para obras muy raquíticas, en la esperanza de que alguna al menos, resultara “de arte”.



Otra portada de la película, tomada de internet
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El reparto de la cinta fue limitado, lo que no quiere decir de baja calidad, sin embargo, las estrellas se limitaron a interpretar estereotipos, sin matices, lo que cualquier actor de reparto hubiese hecho; desangelados y tal vez desconcertados por el pobre argumento, no así Isela Vega, que magistralmente, casi sin palabras, logró la perfección en el que le tocó, es decir, en sus desnudos.

Dirección: Rogelio A. González.
Reparto: Isela Vega, Jorge Martínez de Hoyos, Jaime Moreno, Mario Almada, Lilia Prado, Anaís de Melo, Sonia Cavazos, Gastón  Melo.
Música de Jesús Zaragoza. 
¿Guión?  Pascual García Peña, Rafael García T.

SINOPSIS:
La india, Isela Vega, que de india no tiene nada, más que un hijo pequeño, por vivir en choza de interés social, tiene que sacarlo en las noches para darle vuelo a la hilacha con su amante, don Pelayo Martínez del Rosal, (Mario Almada) alias el Zarco, padre del niño y como decían los antiguos, dueño de vidas y  haciendas, lo que el infante aprovecha para asomarse entre las rendijas de la vivienda a observar los requiebros de la pareja. Tal situación no le provoca una perrilla, pero sí una morbosa fijación por su madre, a quien se dedica a espiar en cuanta oportunidad se le presenta, incluso cuando va a lavar al río.

El niño termina bajo la tutela de un maestro de pueblo, (interpretado por Jorge Martínez de Hoyos) quien con métodos poco ortodoxos trata de quitarle la equivocada filia, sin lograrlo, así que el niño crece, (interpretado en esta etapa por Jaime Moreno) apodado el Potro, ya que no tiene nombre de pila) y en su edípico complejo, convierte a don Pelayo en supuesto rival de amores, único obstáculo entre su madre y él, por lo cual trata de vencerlo en los ambientes según campiranos, en los que se desenvuelven ambos: el palenque, la cantina y las mujeres, logrando, con ayuda de una prostituta vieja, más vieja que prostituta, llamada la Cacariza (Lilia Prado ) quitarle  casi de las manos a una casta y virginal joven (luego se verá que no lo era tanto) que sus sí descastados padres tenían destinada, previa venta, para el Zarco.

La joven Violeta (Anaís de Melo) va a parar a un convento.  El Potro envalentonado tras su hazaña,  siente estar ya a la altura del amante de su madre y esta vez sí con las más bajas intenciones va a buscarla, pero la encuentra muerta, (obviamente desnuda) ya que el Zarco, ofendido, desató su furia con la India. Muerto el cuerpo del delito (nunca mejor dicho), el joven, en la absurda escena final, es asesinado por su rival, con la misma arma que acabó con su madre, un verduguillo. Todo esto tras 105 minutos de desconcierto, que es la duración de la película.

El Potro con la Cacariza, Doña Lilia Prado


Doña Lilia, enseñando Pierna, para no desmerecer.

Siendo este un blog de historia, de San Juan del Río para ser más precisos, el detalle valioso son diversas escenas en la hacienda de Galindo, por entonces ya casi sin actividad agropecuaria, en las que puede verse la edificación que solo unos años después sería modificada al convertirse en moderno hotel, todavía en funciones, inicialmente llamado la “Mansión Galindo”.
Sé que va a ser difícil, por los desnudos de Isela Vega, fijarse en lo arquitectónico, pero por lo anteriormente dicho, es un material valioso, ya que se ve el contexto original de una hacienda, de las más importantes de la región; corrales, fachadas, instalaciones, incluso mobiliario. En el rodaje se nota que adolecían ya de mantenimiento las enormes instalaciones. Personalmente la conocí por entonces, cuando era, sin temor a equivocarme, la edificación más grande del municipio. Hacía poco había dejado también de ser ganadería de toros de lidia y por no ser productiva económicamente era difícil su mantenimiento.

Se puede ver también el río Galindo, en su paso detrás del casco, sus centenarios sabinos y un dique de piedra y tierra de unos 10 m de altura que protegía la hacienda de las crecidas de agua. (Sobre ese bordo era el único lugar donde se podía apreciar completa la magnitud de un edificio construido a lo largo de cuatrocientos años, que dice el imaginario popular, no así la historia documental, regaló Hernán Cortés a la Malinche)

Hay otra locaciones cercanas: El arroyo de Quiotillos, (donde simplemente lavando y sin desnudo total, Isela vega logra la mejor escena de la película) la barranca de Zuñiga y lugares circunvecinos. El bordo mencionado se ve en una escena que incluye ... otro desnudo, adivinen de quién… se equivocaron,  no es de Isela Vega, es de Anaís de Melo, en un paraje antes de que el río llegue a la Presa Constitución de 1917, de la cercana comunidad de la Estancia.

Las escenas de peleas de Gallos  me dicen que fueron hechas en un palenque provisional que se instaló en lo que hoy es el mercado 5 de Mayo de nuestra ciudad, aunque no lo he podido confirmar ya que también se menciona que fueron en el Palenque del Centro Expositor de Querétaro, el que estaba en las faldas del cerro del Cimatario, mi duda es porque los dos estaban hechos de tubos y laminas galvanizadas como paredes e incluían un rodete de cemento.


La hacienda.


Galindo


Escena en el río Galindo, al fondo se ve el dique de protección de la Hacienda.



La hacienda, entrada principal

Puerta principal de la hacienda. Los leones se conservaron mucho tiempo, no se si en la actualidad persistan.


Otro ángulo a la puerta principal.



Isela vega, con el fondo de la Barranca de Zuñiga.

Ya sé que van a decir que en todo andaba, pero de niño, conocí a Isela vega en el lobby del Hotel “Jalisco” solo les puedo compartir que con ropa no era tan impresionante. Portaba un vestido floreado y solo nos dejaron verla unos segundos, luego nos corrieron. No recuerdo si fue durante la filmación de la película, porque me cuentan que hizo una actuación nocturna en el Cinelandia, (esa sí no la vi)  y no puedo determinar si los dos eventos fueron en la misma fecha o en diferentes y en cuál estuvo en el Jalisco.

Espero les hayan gustado. (El escrito, no los desnudos) La película se puede ver en YouTube y todavía está a la venta, hace poco estaba en Mixup. Prometo en un futuro hacer un recuento puramente histórico de la Hacienda, para demostrar la imposibilidad de lo que dice su leyenda.
Todos los fotogramas fueron tomados de la película original, en formato DVD.
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El chichimeca al servicio de la comunidad:

Acudimos en apoyo a la página vecina San Juan del Río en el Tiempo, para aclarar sobre una placa que se encuentra en la Escuela Primaria “General Francisco Villa” y que atestigua que en ese edificio funcionó de 1963 a 1981 la Escuela Secundaria Particular y Nocturna “Antonio Caso”  que ha generado alguna confusión entre sus lectores


Aclaro que la placa no hace alusión a la Escuela Secundaria General Antonio Caso, la  llamada ESFAC, que sí funcionó en ese mismo edificio en la década de los sesentas y al final de la misma se trasladó a su actual ubicación en la calle Heroico Colegio Militar. Esa escuela siempre fue matutina y para alumnos en edad escolar.
La placa refiere que en ese mismo edificio funcionó, desde 1963  hasta 1981, otra escuela secundaria, particular, en la que estudiaban jóvenes que ya pasaban de la edad escolar para ese nivel y adultos. Se llamaba también Antonio Caso y siempre fue nocturna. Para diferenciarla de la otra, se le llamaba la ESNAC. (Escuela Secundaria Nocturna Antonio Caso)

A esta segunda escuela se  refiere la placa. La confusión se da porque inicialmente las dos funcionaron en el mismo edificio pero en diferente turno. Cuando la matutina cambió de edificio, se instaló ahí la Primaria Francisco Villa por las mañanas, por las tardes y noches siguió funcionando la ESNAC, hasta 1981. La ESNAC no cambio de edificio, solo la ESFAC.
A pesar de que era particular, los precios no eran excesivos, más que nada daban una aportación para el pago de maestros y era la alternativa popular para los jóvenes que sobrepasaban la edad y los adultos que deseaban estudiar y que por trabajar solo disponían de ese horario. Creo que dejó de funcionar porque a partir del año mencionado se instaló una escuela artículo 123, (para trabajadores) oficial, dependiente de la SEP, que hoy está en el edificio de la Secundaria “Reyes Heroles” de la colonia Ramos Millán, en el turno nocturno.

Por ser dos escuelas  es que algunos lectores comentan que no entienden porqué estudiaron en la década de los setentas en la ESFAC en  H. Colegio Militar, si la placa dice que se cambió allá hasta 1981. Son dos escuelas diferentes.

Espero sirva esta aclaración y no moleste a los redactores, para un primo, varios años mayor que yo, Juan Hernández Hernández, orgulloso egresado de la ESNAC de la calle Zaragoza, casi al mismo tiempo que yo, en edad escolar, de la ESFAC de Heroico Colegio Militar.

viernes, 3 de abril de 2015

Los cristos de la pasión en San Juan del Río


Especial de semana Santa 2.


Según yo, ayer iba a presentar solo imágenes. Hoy sí es cierto, presento a Ustedes en gráfica, los cristos de la Parroquia de San Juan Bautista, utilizados en las diferentes etapas de la semana Mayor católica. De casi todos se carece de referencia histórica, excepto de uno.   (ver LAS ESTACIONES DEL VIACRUCIS DE SAN JUAN DEL RIO )  Por su estilo, deben ser contemporáneos todos. El resto del año algunos tienen lugar fijo, otros se van concentrando  conforme se acerca la fecha y de ahí se trasladan a la capilla del Calvario para los diferentes momentos, caracterizados algunos con vestimenta especial. Se acompañan en el viacrucis y en el regreso, de  imágenes itinerantes de las diferentes capillas de la ciudad y muchas de particulares.

El Señor de la Columna, cautivo y atado en el pretorio.



El Santo Entierro, arriba, la Dolorosa



Este Santo Entierro, de Guadalupe de las Peñas, llegó al Santuario Diocesano de Guadalupe (la Parroquia)



El Cristo Nazareno de las Tres Caídas, data al menos del siglo XVIII
Capilla del Calvario, Jueves Santo, todas las imágenes descritas concentradas, solo falta la que llegará con el viacrucis.

El Cristo Nazareno de las Tres Caídas, inicia la subida al Calvario, igual que al menos hace unos 220 años.


Todas las imágenes son personales excepto las dos últimas, tomadas de la página Web de la Crónica Regional 2014

jueves, 2 de abril de 2015

Los simbolos de la pasión en San Juan del Río


Los signos de la pasión.

Aprovechando la coyuntura de estar en semana Santa, me permito presentar a Ustedes los siguientes textos, que había dejado pendientes por carecer de datos históricos que los contextualicen, por su relación con las fechas. Presento las imágenes y una breve explicación.

Fotografía personal. El  local
En la Parroquia de San Juan Bautista, antes llamada solamente del Sagrado Corazón, se encuentran varios altares laterales, que albergan imágenes principalmente relacionadas con la pasión de Cristo. Son de manufactura sencilla, casi sin ornamentos más que la forma y la pintura, recuérdese que este templo, tal como lo vemos ahora, fue durante el último siglo de dominación española, espacio religioso exclusiva de los Indios.


Fotografía Personal: El altar
Uno de esos altares tiene un ara, especialmente significativa, ya que contiene en su frente muchos de los llamados signos de la pasión de cristo.

El ara
Ignoro si están esculpidos en cantera y pintados posteriormente o simplemente están modelados en estuco o yeso, asimismo, no sé si el altar es original o producto de alguna remodelación.

Los signos de la Pasión, son la representación o imagen de aquellos objetos, que según la tradición cristiana, tuvieron relación con la prisión, muerte y sepulcro de Jesucristo, especialmente los que tuvieron contacto con él, infringiéndole un dolor, una herida, un insulto, una vejación, y fueron participes en todo lo que en conjunto se llama la Pasión.

Me dicen que son 33 los objetos relacionados, plasmados en símbolos, el altar  en cuestión contiene muchos de ellos, la mayoría fácilmente reconocibles, mencionaré los que pude reconocer, aclarando que  está cubierto por un mantel y un plástico y por respeto no lo levanté, ignoro si debajo contiene algunos de los restantes.

La imaginería cristiana no tiene un consenso de cuáles son esos signos, ni un orden establecido para ellos, generalmente se representan alrededor o sobrepuestos a una cruz. En el altar que menciono están divididos en tres  placas, que representan momentos diferentes ( o días)  

Primer placa: los relacionados con la Prisión.

Segunda Placa:  El viacrucis y la crucificción.

Tercer placa, El Santo entierro, o el sepulcro de Jesús.

Iniciando del lado izquierdo, en el primer recuadro están

-La columna de la Flagelación: A La que estuvo atado Jesús y donde recibió los azotes.

- El flagelo, o látigo de puntas, con el que se azotó al Cristo.

Una cinta, donde se colocaron las sigla INRI (Iesus Nazarenus Rex Iuadeorum = Jesús el nazareno, rey de los judíos) que después se colocaría en la cruz.

-Los Dados, con los que los soldados romanos se jugaron su ropa.

- Otro símbolo, transversal, parece ser la rama que se le dio, en son de burla, como cetro.

 En el segundo recuadro:

-La Cruz del Martirio.

- La corona de espinas, al centro.

-La escalera con la que fue bajado el Cuerpo.

- La lanza con la que se hirió en un costado.

-Los tres clavos de la cruz.

- El martillo con el que se clavaron.

-Una túnica, no sé si el paño de la Verónica o con el que cubrieron el cuerpo al bajarlo.
 
En el tercer recuadro:

-   Una jarra, que contenía la mirra usada para el ungimiento en el sepulcro.

-          Otro símbolo sin identificar.
    Presento además otras imágenes, relativas, que contienen dichos símbolos, obtenidas en Internet, crédito a quien corresponda.





Como siempre aclaro en este tipo de temas, no soy experto en liturgia, ofrezco disculpas por algún error involuntario o una mención indebida, espero  les sea significativo a los creyentes por  los días santos y a los no, por el contexto cultural que encierra.
 Como dijo un clásico, "ya se que no comentan" , pero una vez más les pido que si tienen algo que decir,  no dejen de acceder al área que se tiene para ello,  que es al finalizar la entrada, donde dice comentarios/no hay comentarios, serán bien recibidos y contestados.

La muerte de un gigante



Fotografía personal, El último gigante,  2015.
Las viejas fotografías, de inicio del siglo pasado, nos muestran que casi todas las calles de la ciudad, estaban profusamente arboladas, además de las huertas que al interior muchas tenían.



Crédito a quien corresponda,  el rectángulo marca el área arbolada de la Plazuela Guadalupe Victoria, en el primer tercio del siglo XX
Por causas de la modernidad; el comercio, la urbanización, pero sobre todo para permitir el tráfico, estacionamiento y entrada de vehículos, a partir de la mitad de la misma centuria, fueron víctimas de una lenta pero incesante tala, que no se ha detenido hasta nuestros días.
Por no tener paso de vehículos, algunos espacios de la ciudad conservaron grandes árboles hasta hace unas cuatro décadas. Uno de esos lugares es la vieja Plazuela Guadalupe Victoria, antigua "de los trabajos". A pesar de situarse paralela, apenas a una cuadra de la gran avenida Juárez, se le consideraba un barrio de “periferia”. Ya he relatado las circunstancias especiales en cuestión hidrológica que tenía, por lo cual,  el espacio, desde el inicio de nuestra ciudad estuvo profusamente arbolado, incluso por ejemplares gigantes. Su gran tamaño se debía a que desde siglos atrás tuvieron riego, natural, de las crecientes que en época de lluvia bajaban de las partes altas del cerro del Calvario, y  artificial, que casi no tuvo ninguna zona del pueblo, de la acequia que pasaba en la acera sur, y de un pozo que existió una cuadra arriba, en unas peñas, hoy ocultas por la esquina sureste de 2 de abril y Fernando de Tapia, que llegaba abajo a través de un pequeño canal en la orilla de la banqueta, regando la mayoría.

Hasta 1960, conservaba, todo el arbolado, en ambas aceras, cuando el municipio, siempre previsor, decidió talar algunos, de las orillas y el centro  y aprovechar la anchura de la calle para construir la primera cancha pública de basquetbol con piso de cemento que se recuerde, la cual fue un éxito. Incluyó la inauguración con presencia del Gobernador del estado y una placa conmemorativa. El deporte se puso en auge y se hizo popular, así como el espacio aledaño. No hubo problemas de tráfico, porque no circulaba ningún vehículo ya que las calles aledañas todavía eran peñas de cantera morena.


Recreación Personal, La Plazuela en 1970, se incluyó la cancha, aunque ya estaba enterrada, el árbol pequeño era el del 10 negro, a la derecha, solo se dibujo uno de los gigantes afuera de la huerta de la Viña, aunque eran cuatro de ese tamaño.
Sin embargo, la cancha no duró mucho, tenía el inconveniente de que tras cada lluvia la plancha de cemento se cubría de arena y tierra al bajar las crecidas de agua, si bien le iba, si no, podía llenarse también de basura, piedras y ramas, incluso pequeños árboles provenientes de las entonces desoladas partes altas. De inicio me cuentan que todos, vecinos y jugadores locales y foráneos acudían a limpiarla, pero en época de lluvias abundantes, terminaron por cansarlos y la cancha quedó sepultada debajo de la tierra. Un buen día, afines de la misma década, los postes de cemento fueron tirados y la cancha quedó en el olvido, aunque por la misma tierra, se convirtió en un paraíso lúdico para los niños de la calle y las circunvecinas. Por esas fechas, se empedraron algunas calles de los alrededores (2 de abril, Reforma, Fernando de Tapia) no así la plazuela, pero al secarse el pozo de las Peñitas, muchos de los árboles que regaba corrieron igual suerte. 

Para mediados de la década de 1970, sobrevivían algunas jacarandas y ficus, muy pequeños, pero afuera de la huerta de la Viña, existían cuatro fresnos que eran de los árboles más grandes que tuvo la ciudad en cualquier época, crecieron así por haber sido irrigados desde siempre por la acequia del pueblo, a cuya vera se encontraban. Supongo que por ello y tener todo el espacio disponible fue que alcanzaron tan enorme altura (30 m) y grosor. (Unos cuatro de diámetro) Los habitantes más viejos de la calle recordaban que desde niños ya eran así, le calculaban más de doscientos años, incluso mi bisabuela contaba que en la época revolucionaria, en ellos habían ahorcado a muchas personas.

Por haberse entubado la acequia a principios de la misma década, esos gigantes comenzaron a morir y secarse, tan frondosos eran que había personas que solo recogiendo sus ramas caídas juntaban la suficiente para cocinar diariamente. Posteriormente, el municipio, siempre previsor,  consideró que la caída de ramas secas era un peligro latente y decidió talarlos, en una labor que consumió semanas, vía hachas. Especialmente difícil fue sacar las enormes raíces, ya podridas. (El único vehículo que circulaba hasta entonces por ahí era una camioneta Apache que tenía el dueño del hotel Jalisco)

En la acera de enfrente, pero en la esquina con Reforma, quedaron dos grandes alcanfores o eucaliptos, igual de altos, pero supongo no eran tan viejos ya que su ritmo de crecimiento es más rápido,  aun así,  su gran diámetro indicaba que debieron tener al menos unos 100 años, esos fueron talados en la década de 1980, El municipio, a pesar de ya contar con sierras eléctricas, no cayó en el error anterior, solo los cortaron a ras de piso, ni siquiera intentaron sacar las raíces, que quedaron ahí, pudriéndose. Incluso esa esquina no pudo ser empedrada ni pavimentada, conserva en tierra el espacio que ocupaban los árboles. (Para entonces, empezaron a hacerse cambios en la Av. Juárez que trajeron circulación vehicular constante por esta calle)
Fotografía Personal, Esquina de la Plazuela con Reforma, donde estaban los dos alcanfores


Imagen de Google Earth 2015  La calle Guadalupe Victoria
Insignificante por entonces, frente a sus enormes vecinos, sobrevivió en la acera sur un fresno de unos 15 metros de altura, afuera de la casa marcada con el 10 negro, que en la época actual es el único árbol de respeto que le queda a la calle. (Los insignificantes arbolillos de enfrente que a veces puede uno ver bajo tanto polvo que acumulan, son muy recientes)

Este sobreviviente, tal vez de más de un siglo, ya casi no creció, seguramente por la carencia de agua, que le negó una modernidad representada por el pavimento que cubre la superficie donde deberían alimentarse sus raíces. Se está secando, hasta hace unos años, todavía retoñaban algunas ramas, creo que ya no lo hará más. Seguramente lo hacía intentando con ellas escuchar una vez más, debajo suyo, los gritos y risas de niños y adultos en los inocentes juegos de entonces. Hoy solo percibe el incesante ronroneo de motores. Hace más de 20 años que ningún niño juega en la calle, silencio que mata. Ese árbol, que vio al Padre José Morales Flores, intentando a su sombra ser  torero, que vio jugar de niños a Francisco Rosales “la lagartija”, al “Checo” Olvera y tantos futbolistas sanjuanenses, (incluso, aunque no lo crean, como portero, al después basquetbolista profesional Oscar Aguillón) perdió su razón de ser, muere y con él la época en que los niños se hacían futbolistas en las calles, porque eran suyas.

Fotografía personal. Solo ramas secas
    No es reclamo, yo solo narro.