lunes, 14 de enero de 2019

Un homenaje



 Un homenaje

Antes de iniciar esta entrada, aclaro que su tema es estrictamente personal y atañe directamente a mi familia.
Creo que a más de siempre mencionar que debido a mi trabajo a veces no tengo el tiempo que quisiera dedicar a este espacio (aclarando que no es que reniegue de él, en realidad tenerlo me da la posibilidad de desarrollar esta otra pasión: la difusión del enorme acervo histórico de mi ciudad natal) o a veces decir que no pude asistir a tal o cual evento, creo nunca haber externado aquí cuestiones personales, a no ser los recuerdos.

El equipo manzanita, la playera era una copia de la de Brasil en 1970, verde satinada. El de abajo a la extrema derecha es Benjamín, distribuidor del refresco Manzanita, promotor,  patrocinador y jugador del equipo.

Gran parte de los datos y hechos que narro, me fueron inculcados por las pláticas de mi padre, también nacido en esta ciudad, en la mismísima Gran Avenida Juárez, como su padre y su abuelo, lo que les permitió siempre estar cerca de la vida cotidiana y extraordinaria de la ciudad durante gran parte del siglo XX, vivencias de tres generaciones que de alguna manera convergen en mi persona, lo que al menos me obliga a hacer que se conozcan.

Su inesperado fallecimiento en esta misma fecha hace un año, además del dolor y el enorme hueco que su ya no presencia dejó en el entorno familiar, cerró para siempre una enorme fuente de información a la que ya no tendré acceso.

Persona extremadamente sociable, capaz de sacar plática hasta a los mudos, acumuló durante todas sus facetas, un gran conocimiento de la vida que en sus últimos años compartía con todos los que de alguna manera se relacionaban con él.

Panadero de oficio, trabajó en todos los viejos establecimientos de la ciudad, acabó sus días laborables atendiendo la miscelánea de su hermano Roberto, donde acumuló otro sinfín de vivencias.

Habitante en su niñez de su calle natal, también vivió en la actual Panamericana, cuando no existía la carretera, en el Calvario, la Plazuela y la colonia Juárez.


Con el negro Morales, delantero de los Estudiantes de Querétaro de la segunda
división, en los setentas. A la derecha, un entonces también estudiante sanjuanense Estanislao Alvarez Frías. Lo que se ve atrás es la prolongación 5 de mayo, detrás de Chedrahui. Los pirués y las bardas hace años ya no existen.

A la par de su oficio, practicó desde joven el futbol, en distintos equipos, siendo el más perdurable de ellos el “Manzanita”, equipo populachero de aquellos tiempos. Tomado de su mano, lo acompañe desde muy niño recorriendo los campos tierreros de la ciudad, hoy todos desaparecidos: el del Seminario, junto al río San Juan, el Fluminense y su casi gemelo el San Juan, el que estaba donde hoy es la Good Year de B. Hidalgo, el que quedaba donde hoy está la escuela Normal y el más recordado por su entorno, el de la Estación, al lado de las vías.

Cuando sus facultades futbolísticas mermaron, a principio de la década de los setentas, no queriendo dejar el ambiente, se convirtió durante los fines de semana, en árbitro del popular deporte.

Para ello, tomó, junto con un grupo de amigos, un camino entonces insólito, estudiaron para ello en diversos lugares e instituciones, sobre todo en la capital del estado. Este conjunto de árbitros “estudiados” hicieron época en el futbol local al incursionar en los partidos de la entonces única liga existente “la Regional” y regaron sus decisiones, o la regaron además en todos los municipios aledaños y en los estados circunvecinos.

Por la misma razón el grupo integrado de esa manera era quien cubría los eventos especiales, torneos conmemorativos o cuando algún equipo profesional o de veteranos visitaba la ciudad, llegando incluso a incursionar eventualmente a nivel profesional cuando la ciudad tenía algún equipo en las divisiones menores.

Con Ambrosio, el "Aguacate, La Guajolota

El grupo, integrado como Colegio de Árbitros, incursionó además en academias de superación profesional y traía a la ciudad a árbitros profesionales que les impartieron sus conocimientos. Así, fue posible ver en el campo Fluminense al árbitro mundialista, Arturo Yamasaki y al igualmente internacional mexicano Enrique Mendoza Guillén. Sostuvieron, además una escuela de arbitraje donde ellos mismos preparaban teórica y prácticamente a nuevos prospectos. De este grupo, todos tenían apodos, difícilmente fueron conocidos por sus nombres reales: Jesús Hernández, Jesús Tovar, Tomás Lugo, Chucho Alegría, Ambrosio Vázquez, Galán, Juan Hernández y Juan Estrella, extrañamente, además del amor al deporte, tenían en común el haber sido trabajadores de panaderías, familiares entre sí o del entorno de la Plazuela Guadalupe Victoria.

El Colegio de Árbitros y sus pupilos.

Su campo de acción, ante la transformación de la ciudad, fueron nuevos campos, también ya extintos: el de tierra de la Unidad Deportiva, los que estaban donde hoy es San Juan Park, los del ahora CECUCO y, el mejor campo de la historia municipal, el Centenario, a orilla de la autopista.

El Colegio de árbitros en algún momento entró en conflicto con los dirigentes de la liga, lo que los marginó durante algunos años de arbitrar en el municipio, dándose el singular caso de una asociación de árbitros local que solo ejercían en las afueras, donde su calidad los hacía ser llamados siempre.

Algunos años después, en plenos ochentas, la hegemonía de la Liga Regional fue rota con la aparición de otras nuevas y pudieron volver, pero ya nunca fue lo mismo, la edad había alcanzado a muchos de los integrantes originales y la filosofía del grupo fundador se había ido diluyendo, igual que la presencia física de muchos. Mi padre continúo hasta que la salud le fue adversa y debió abandonar la actividad.

El licenciado Jorge Bustos, El "fuky" el "manzanero",?  Layseca y ?

Muchas veces fue entrevistado por periódicos locales y foráneos cuando estuvo en activo y después reconocido por muchas de las administraciones municipales, situaciones que siempre recordaba con quienes platicaban con él y un sinfín de anécdotas afloraron en los últimos años de su vida.   

Dentro del enorme dolor de la ausencia, que solo se experimenta al perder a quien te enseño todo en la vida, que de una manera buena o mala te educó, del que cada día descubres que tienes algo. Solo quien lo ha experimentado sabe del enorme vacío e impotencia que deja la perdida de lo más importante en tu vida. De voltear y ya no ver a quien creías que te acompañaría siempre, como cuando siendo niño necesitaste una mano para levantarte y apareció la suya. Entre los cientos de fotografías, diplomas y trofeos que dejó, encontré una vieja libreta con un escrito suyo. Tengo la idea de que fue una entrevista que le hicieron y no le gustó y la corrigió o quizá un encargo de alguno de sus amigos periodistas, que nunca se publicó, algo me dijo alguna vez. No encuentro mejor homenaje, en este espacio que reproducir aquí ese escrito, de su puño y letra y que ilustra en mucho lo que pensaba, lo que anhelaba y lo que quería dar a conocer. (Digo que él la hizo porque son varios borradores distintos que fue corrigiendo hasta lo que fue un escrito final creo del año 2006) No le puso título.


Siempre se habla de buenos jugadores, destacan y sobresalen de los demás por tener algo extra que los distingue, pero nunca se habla de los árbitros quienes también juegan un papel importante ya que con una decisión suya se puede ganar o perder un campeonato. Hoy vamos a hablar del Sr. Alejandro Hernández Chávez, mejor conocido en el medio futbolístico como “el Conejo”. Lleva 40 años como árbitro activo.

Ser árbitro no es cosa fácil, hay que conocer el reglamento y saber aplicarlo para que sus decisiones no perjudiquen a ninguno de los equipos- Hay que estar física y técnicamente bien preparados, asistir a cursos para actualizarse. Toda persona que sea árbitro y no haga nada nada por prepararse siempre tendrá problemas- nos cuenta nuestro entrevistado.

Yo también jugué futbol cuando San Juan del Río solo tenía el campo de la Estación, con los equipos Toltecas y Zacatepec de nuestros rumbo que por aquel entonces era “la Curva”, para terminar mis días de futbolista en el equipo “Manzanita” del popular manzanero, pero el gusanito del futbol no me dejaba y empecé a meterme de árbitro pero quería aprender más y un día me dijo un árbitro muy bueno al que le decían “el mantecas” -Si quieres ser buen árbitro tienes que aprender. Y para esto me fui a Querétaro al primer curso de arbitraje realizado del 21 al 23 de marzo de 1975 por el instructor de la Federación Mexicana de Futbol, el Sr. Genaro Castillo y logré ser abanderado en el estadio Municipal, todavía no existía el Corregidora.

Ser árbitro no es cosa fácil, pero da muchas satisfacciones personales, yo he tenido el honor de estar con grandes árbitros internacionales como el Sr. Yamasaki ex presidente de los árbitros profesionales, también con Enrique Mendoza Guillén, con el Sr. Jasso, con Arturo Brizio y con muchas personalidades relacionadas con el futbol, tanto árbitros como jugadores.

Una anécdota, nomás piensen si uno no está preparado para dirigir cualquier partido: Una vez, en la feria de Amealco, un señor Doctor me vino a contratar para dos partidos -Uno de jóvenes, Industriales de San Juan del Río vs Selección Amealco, el siguiente, quiero que usted lo pite porque es un partido de veteranos.
Cuál sería mi sorpresa cuando llega al campo un autobús lleno de puras Chivas del Guadalajara y poco después otro de americanistas. Un partido clásico a nivel nacional, pero de veteranos. Todo salió bien, tanto árbitros como el juego. Marcador final: 2 Chivas 2 América.

Por eso. Muchas gracias por haber tenido el honor de convivir 40 años con los futbolistas y también muchas gracias a todos los aficionados y al público, que, con sus recuerdos familiares, cuando salía en una mala tarde hacían que uno se cayera por los suelos, pero el chiste no es caer sino tener carácter para levantarse y yo lo logré por más de cuarenta años.

Muchas gracias.

Alejandro Hernández Chávez
“El Conejo”
“El Cone”
Pachis

17 de marzo de 1939- 14 de enero de 2018.

Con Gustavo Pedro Echaniz, de las Cobras de Querétaro, en el "enyerbado" de la Unidad Deportiva de San Juan del Río.

Con Alfredo Tena, ya en su etapa de entrenador., en la misma Unidad.

De entre cientos, muestro a Ustedes algunas representativas, en ellas, solo nombro a quienes reconozco, perdón por las omisiones. Supongo que estarían mejor incluidas en alguna historia del futbol sanjuanense de los últimos tiempos, que a fin de cuentas también lo es de la ciudad.

Con Juan Hernández y Jesús Alegría. Uno sobrino, el otro su gran amigo. En el campo de la Estación, de la bodega ya casi no queda nada, del campo ni  la tierra.

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