domingo, 5 de mayo de 2019

EL ACAPULCO DE TIERRA ADENTRO


EL ACAPULCO DE TIERRA ADENTRO O LO QUE ES LO MISMO; SAN JUAN DEL RÍO TROPICAL 1

 (Cuarta entrega del especial dedicado a esa localidad)

Fotografía personal. panorama de la presa desde la cortina.
Los inmejorables terrenos de la antigua hacienda de la Estancia, por su ubicación cercana a la confluencia de dos ríos y un terreno en leve descenso que con adecuadas presas y bordos, a lo largo de cuatro siglos dieron grandes ganancias al patrón en turno.

Creo que en la decisión de construir en dicho lugar la presa Constitución de 1917 a partir de finales de la década de 1960, se debió a que con ella se beneficiarían gran cantidad de agricultores del valle, el llamado Plan de San Juan, algunos de lugares extremadamente lejanos.

La moderna presa, plenamente integrada al distrito de riego 23, además de los mencionados ríos, es alimentada a través de un canal de más de 10 kilómetros de longitud, con aguas del río San Juan, desde la presa “Constitución de 1857” instalada en las afueras de la cabecera municipal. Esta presa deriva a través del canal mencionado, la poca agua que el río tendría a su paso por nuestra ciudad.

Una vez que las aguas de los ríos la H, Galindo y San Juan lograron llenar el vaso, ya en la década de 1970, contenidas por una larga cortina de piedra, apareció un enorme espejo de agua, el mayor hasta hoy en territorio queretano. (Son más grandes la San Ildefonso y Zimapán, pero solo sus cortinas están en Querétaro, el resto en los estados de México y de Hidalgo, respectivamente)

Ante el surgimiento del nuevo lago, aun en época de secas empezó a surgir en su entorno una nueva actividad primaria, la pesca. Me dicen que en los dos ríos siempre hubo peces para consumo, pero en realidad, las especies que se encuentran en este embalse son producto de las “siembras” gubernamentales, en programas de apoyo que pocas veces fructificaron porque lo hacían en bordos que apenas contenían agua por algunos meses.

El caso es que a sus pocos años, la presa rebozaba agua… y peces, apareciendo por arte de magia las primeras lanchas y redes, inicialmente para el autoconsumo. Ya en la década de los ochentas, aparece la Cooperativa Piscícola “La Estancia” formada inicialmente por ocho pescadores, que ofrecían su producto en las comunidades y mercados de la cabecera. Incluso, conociendo sus actividades, no faltó quien quisiera adquirir los pescados a orilla de presa.

Lo que pasó de ahí en adelante es ilustrativo y ejemplo perfecto de la evolución natural de cualquier empresa humana, por pequeña que parezca en sus inicios. Esta, solo para autoconsumo, como una actividad primaria fue derivando a secundaria y terminó en terciaria o de servicios incluso ya diversificados. Todo ello en un lapso de apenas 20 años.

 Cuando la gente que acudía a comprar, sobre todo a la margen oriente (que es la que colinda con la comunidad) o por simple paseo aumentó, no faltó quien ideara la fórmula perfecta: cocinar el pescado en el lugar, directo de las redes a un asador. La idea resultó un éxito y el aumento de visitantes fue exponencial, sobre todo en fines de semana o los días de pesca, que ingeniosamente pasaron a esos días o los festivos, en busca de los mentados pescados, principalmente por el precio y el tamaño. (eran bastante grandes, por eso digo que no eran nativos de aquí)

Fotografía tomada de la página de facebook de la palapa El Acapulquito. 
Ante el repentino auge turístico y gastronómico, no tardó en aparecer el infaltable estanquillo metálico, símbolo universal de la colonización humana de espacios naturales y a su lado, para proteger de la insolación, unas escuálidas hojas de palma.

El lugar, inicialmente solo a un lado de la presa fue rápido de bautizar: EL ACAPULQUITO y asunto resuelto a unos 500 kilómetros de su émulo guerrerense surge la primera costa sanjuanense.

Fotografía tomada de la página de facebook de la palapa El acapulquito.
Lo frágil de las palapas, el estanquillo y no se diga de los asadores los hacían fáciles de transportar en caso de que subiera el nivel de las aguas, pero por si las dudas, se decidió acondicionar un terreno fijo a una distancia segura de la “marea”. Es entonces cuando surgen las instalaciones permanentes, de mayor tamaño y con mobiliario adecuado, ingresando al menú, toda clase de mariscos, ya no locales y cocina tradicional. Al paso de los años, llegaron los grupos musicales diversos y hasta de planta en algunos de los ahora diversos negocios, cada uno con su nombre propio, pero todo el complejo es siempre llamado genéricamente “El Acapulquito”.

Fotografía personal.  El enorme complejo gastronómico en la actualidad, en época de "marea baja",
Y no faltó quien les dijera que el verdadero Acapulco también era puerto, y de nuevo, el sanjuanense no tardó en buscar la solución, las lanchas, hasta entonces exclusivas para pesca, se transformaron, a través del marketing local, en turísticas, incluyendo estructuras para evitar asolear a los usuarios. Hoy cuentan con un moderno “muelle portátil” para embarcarlos y las viejas lanchas a remos, donde se hacían los paseos a costa del sudor de los dueños, hoy han derivado en modernas embarcaciones con motor fuera de borda y aumentado su tamaño.,
Fotografía personal.  Al fondo la cortina de la presa, a la izquierda la compuerta, las lanchas al centro en espera de turistas.El complejo de la parte de arriba, en época de "marea baja", al subir, todo desaparece.

Al correr de los años, se ha convertido el lugar en un singular punto de recreo, principalmente visitado por sanjuanenses y de municipios y estados circunvecinos.

Muchos de los asiduos dicen que el punto de atracción no es la comida, sino el ambiente que rodea al lugar y la compañía de las bebidas espumosas, qué mejor para mitigar el calor que la brisa marina y una caguama (y hay quienes juran y perjuran que hasta se marean) y poder observar desde los ventanales de los negocios, estratégicamente colocados, el horizonte marino, apenas a 10 kilómetros de San Juan del Río, y sí, es como estar en Acapulco.

Y no mienten, en años lluviosos, el nivel de agua ha llegado a las mismas paredes del complejo, y aunque ningún cliente se ha quejado, (incluso hasta es más fácil abordar las lanchas desde las mismas puertas de los negocios) el inminente peligro ha motivado un sinnúmero de intentos de reubicación por parte de las autoridades. (Y cuando despertó Protección Civil, el Acapulquito todavía estaba ahí) Lo único que han logrado hasta ahora es que exclusivamente se venda cerveza para el consumo en el lugar. 

Fotografía tomada de la página de Facebook San Juan del Río oficial. Con "marea alta" de la embarcación al establecimiento con un solo paso.

Se diría que en los años en que hay poca agua, los visitantes se alejarían, pero este lugar es bendecido por la mercadotecnia divina, si el nivel del agua disminuye, “la playa” se extiende y surge otra solución como la renta de cuatrimotos, los “brincolines”, paseos a caballo o la simple caminata por la playa, En esos lapsos se hace patente la utilidad del muelle portátil y ¿porqué no? , regresan, como en sus orígenes, estanquillos y palapas más rústicas a nivel de playa.

Fotografía personal.  Al alejarse el agua, regresan los estanquillos e instalaciones a nivel de playa.
Y como no le van a decir el Acapulquito, si hasta las aves se confunden y es posible observar en muchos recovecos a pelícanos marinos, en conjunto con otras aves migratorias para las cuales la presa se ha convertido también en un punto de atracción por su inmensidad.

Fotografía tomada de la página de facebook de la palapa El Acapulquito. Pelícanos medio perdidos y un fabuloso atardecer.
El ambiente, su cercanía con el entorno acuático y los servicios han creado el atractivo de este lugar. La palapa original, las que siguieron más las que se acumulen en la semana, han propiciado que se le haya incluido en las campañas de las Secretaría de Turismo estatal y municipal, incluso en la “Ruta Campestre”, aunque cabe aclarar que este desarrollo turístico es autóctono y original. Verdadero modelo para las dependencias gubernamentales y privadas, que inició con una lancha, una red y un asador y hoy da trabajo a decenas de personas y esparcimiento a cientos.



Fotografías  del Instituto de Cultura, turismo y la juventud de San Juan del Río. Alguna de las instalaciones por su parte frontal, la trasera da a la presa.
Las negociaciones aquí mencionadas, hoy son razón social, cuentan con estacionamiento y hasta servicio de valet parking y zonas VIP, pero el ambiente populachero del interior no ha cambiado, quizá son los aires costeños esos que huelen a sal, los que transforman a los comensales y provocan el deseo de asistir.


Fotografía  del Instituto de Cultura, turismo y la juventud de San Juan del Río.  Junto a las olas, las cuatrimotos.

Fotografía personal.  Paseo a Caballo, Al centro, el Rosario, a la derecha, Galindo.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Para llegar al lugar, basta salir de la autopista México-Querétaro, en el kilómetro 170, pasar por la zona militar, a partir de ahí los letreros te llevarán, no es necesario entrar al poblado. Si la suerte te favorece y permaneces hasta tarde, gozarás de las más hermosas puestas de sol, esas sí de verdad compiten con las de las costas de cualquier parte del país.

Fotografía personal.  letreros rumbo a...
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Juro y perjuro ahora yo, que esta entrada, aunque lo parezca, no es una inserción pagada, la redacté por motivos antropológicos, ante el inusual caso de un polo turístico que surgió entre la arena de la orilla de una presa.   (aunque en realidad no es arena, como se verá en la entrada siguiente)

Se recuerda a la comunidad que  pueden hacer comentarios, rectificaciones y hasta felicitaciones, dando clic en la parte final de las entradas abajo de  donde está el icono del lápiz, redacto según lo que he leído, visto y oído.

Quienes se comunicaban por el Google + de manera privada, al desaparecer esa red, ya solo pueden hacerlo de manera pública, si no quieren que aparezca su nombre, elijan publicar como anónimo.

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