viernes, 13 de junio de 2014

Como dijo Juan Domínguez… No me olviden

El verdadero abolengo

La casa más emblemática del viejo, moderno y actual San Juan es sin duda la conocida con los  nombres de “la Guadalupana”, (por una joyería así llamada  que funcionó ahí muchos años, cerrada ya, conserva en la fachada el letrero que la identificaba y hoy lo hace, como plaza comercial ) “la casa de cantera” (por estar cubierta de ese material) y antiguamente “la casa de don Esteban”, es el número 7 de la vieja calle del Curato, actual 16 de Septiembre. El hoy fraccionamiento las Fuentes, entre Aldama y 27 de septiembre era su parte trasera, conocida después como la huerta de los Chirimoyos. En ella se dice, se alojaron Agustín de Iturbide y el Emperador Maximiliano, y también sin confirmación que fue cuartel de su ejército imperial.
Fue construida desde sus cimientos en 1810 (1) por el Teniente Coronel Esteban Díaz González de la Campa, español, uno de los habitantes más acaudalados de todos los tiempos, Alcalde Primero y presidente del Ayuntamiento de San Juan en la época anterior a la guerra de Independencia. Dueño de muchas haciendas en la región. Casó con Doña Ramona Torres y Arroyo, hija del importante militar y político español don José  de Torres y del Campo. Propietario de la hacienda de Santa Rosa quien desempeño altos puestos gubernamentales al final de la época colonial en la región. 

Mucho se ha escrito sobre don Esteban, (en realidad no tanto, algún día me ocuparé de él) sin embargo, en sus últimos años, su importancia fue opacada por un par de personajes, emparentados entre sí y con descendientes de él, que vivieron  en algunas de las casonas de la acera de enfrente, por ser las familias más importantes y ser esa calle la de mayor abolengo en tiempos antiguos.
Los hijos Díaz Torres destacaron en muchos ámbitos, Esteban, que fue jefe político de la ciudad y Rafaela, gran benefactora local, tanto en vida como a través de legados dejados a su fallecimiento. Después de la muerte de Don Esteban, Ramona se casó con su antiguo administrador, Manuel Casabal. La familia Díaz  emparentó con otra de no  menos  caudales con  residencia en  el antiguo número 6 de la misma calle,(2)  los Domínguez Quintanar, formada por Juan Bernardo Domínguez y Gálvez e Ignacia Delgado Quintanar, sobrina y  protegida del General José Luis Quintanar, en cuya casona vivía en su etapa de soltera al cuidado de una tía.



Imagen tomada de Bisabuelos.com  Juan Bernardo Domínguez y Galvez

 JUAN BERNARDO DOMÍNGUEZ Y GÁLVEZ (1783 -1847)
Mejor conocido como Juan Domínguez, cubano de nacimiento, hijo de padre españoles,  llegó a la Nueva España poco antes de la guerra de Independencia,  desempeñando altos cargos en el ejército realista gracias a su parentesco con el Conde Bernardo de Gálvez, Virrey de la Nueva España. Entre sus hazañas bélicas  está haber derrotado al mismísimo Antonio López de Santa Anna en batalla de la época independiente, cuando este todavía era un General eficiente. En las estancias de Iturbide en San Juan, a cuyo mando estuvo Domínguez, debió conocer a Ignacia, (3) casándose años después y estableciéndose en la entonces  Villa. Como madrina de la boda estuvo doña Ramona Torres.

JOSÉ LUIS QUINTANAR Y SOTO Y RUIZ (1772 -1836)
Este sanjuanense, hijo de hacendados, (entre sus propiedades estaba la hacienda de la Venta) también tenía incipiente carrera militar en el ejército realista, (4) combatiendo mucho tiempo a los ejércitos insurgentes, pero al final se adhirió a la conjura de Iturbide, integrándose previamente al triunfo, al mando militar del ejército trigarante.

Ambos se hicieron de las confianzas de Iturbide, apoyándolo en la consumación de la independencia, José Luis llegó a ser, por su encargo jefe del ejército Trigarante y en el primer momento del México independiente formó  parte  del triunvirato que rigió al país previo a la elección de Iturbide. Luego fue  nombrado  gobernador del naciente Departamento de Jalisco.
Durante la caída del efímero imperio, ambos apoyaron a Iturbide hasta el límite, solidaridad extendida aún hasta su posterior aprehensión y fusilamiento. Desde el inicio de la posterior etapa republicana ocuparon casi ininterrumpidamente importantes cargos en la administración pública estatal, nacional y el ejército hasta su retiro.
Fotografía personal Las dos primeras casas desde la derecha, Residencias de la Familia Quintanar en el siglo XIX, al fondo en la misma acera, las casonas de Don Guadalupe Perrusquía y la viuda del General Domínguez, Ignacia.

LOS DOMÍNGUEZ QUINTANAR   Y DIAZ DOMÍNGUEZ
De la ya familia Domínguez Quintar, dos hijas (Mercedes y Soledad ) se casaron con sendos de don Esteban (Rafael y Antonio) y sobresalieron Manuel y Ángel como jefes políticos de la ciudad  y Querétaro durante el imperio de Maximiliano  y  hasta  muchos  años  después. Desempeñaron  además labores académicas  y cívicas en la ciudad de México y su tierra natal. (5) Ángel fue después diputado y co-redactor con su par Veítez, del proyecto de lo que sería la tercera constitución queretana, miembro de sociedades científicas a nivel nacional. Fundó un instituto para la enseñanza primaria y  secundaria en el pueblo y publicó varios libros. (6)

Paz Domínguez, otra hija durante las estancias de Maximiliano, en una velada en casa de don Esteban bailó con el emperador. Afirma Cano que el guante que usó esa noche está aún en poder de su familia. (7) Ella se casaría después con Cándido Madaleno, vasco, dueño de la hacienda de la Laja, Tequisquiapan y vivirían en la casa de Cantera. De ellos desciende Víctor Cano Sordo, autor de la Genealogía familiar aquí escrita de manera sucinta.

Soledad Domínguez, casada a su vez con Antonio Díaz Torres, fue madre de Celestino Díaz Domínguez, último de la familia nacido en San Juan del Río, de profesión abogado, fue además poeta, escritor, periodista y diputado por san Juan, ministro y magistrado de justicia. Publicó la Guía del viajero en Querétaro. Su hijo Felipe llegó a ser dueño de las Haciendas de Carrillo, Tlacote y Mompaní. Padre de Felipe, María Eugenia, Guadalupe y Fernando Díaz Ramírez, fundador y rector de la Universidad  Autónoma de Querétaro y autor de la más extensa historia gráfica del estado (8) y efímero gobernador de Querétaro. 
Su séptima hija, Refugio, nacida en Querétaro, formó familia con Pedro Argain, español y comerciante. Un hijo de esta familia sería Gobernador del Estado de Querétaro, Salvador Argain Domínguez.

Dada su importancia en el siglo XIX, esta familia y sus integrantes ocuparon varias casas de la misma calle del Curato, además de las dos mencionadas  y algunas de sus ramas en otras de no menos importancia como la Nacional de Santo Domingo, Nacional del Sacromonte (Av. Juárez) y la plazuela de San Juan Bautista, (hoy de los Fundadores) los restos mortales de muchos de ellos yacen en el Panteón de la Santa Veracruz como respetables observadores del lugar donde hicieron sus vidas.






Fotografía personal, tumbas en el panteón de la Santa Veracruz de algunos de los personajes mencionados en el texto.
UNA VIDA  DE VAIVENES

Juan Domínguez, como todos los militares de su época se vio envuelto en los frecuentes pronunciamientos que caracterizaron las primeras décadas de vida independiente de nuestros país, a veces por iniciativa propia, muchas otras por apoyar a su pariente político José Luis Quintanar, y por ende a su ideólogo Anastacio Bustamante, otras únicamente por estar en uno u otro bando ideológico en pugna por el nuevo México.

Para hablar de su importancia baste decir que tuvo infinidad de puestos de gran importancia política y militar:
-Coronel del Batallón Activo de Oaxaca.
-Encargado de la Comandancia General de México hasta el 27 de diciembre de 1829.
-Encargado de la Comandancia de Querétaro.
Ayudante general e inspector del Ejército del Norte, en San Luis Potosí.
-Coronel del Batallón Activo de Querétaro en 1839, su último puesto de mando.
-Vocal secretario de la Junta Consultiva de Guerra y Marina en  julio del  1840.
-Secretario de la Comandancia General de México hasta junio de 1842.
-El 1º de enero de 1842 comienza a trabajar en la Suprema Corte Marcial.

Desde diciembre de 1844 fue desligándose de responsabilidades militares hasta que, acabó por retirarse definitivamente del ejército.
Los vaivenes de sus nombramientos lo hicieron ir casi veinte años de una a otra parte de la república, a veces solo, a veces acompañado de su familia, razón por la cual, los lugares de nacimiento de sus hijos son indistintos, pero tanto ellos, como el padre, cuando las desdichas políticas o de salud los alcanzaba, volvían a la paz de la pequeña villa, al cobijo de la familia de su esposa, los Quintanar, en la vieja calle del Curato, en el aún más viejo barrio de San Miguel. Incluso alguna vez, en la rueda de la fortuna de la política de aquellos tiempos, le tocó estar abajo, lo que significó su destierro del Estado, al vecino Guanajuato de donde vuelve para –otra vez- pronunciarse contra el gobierno, costándole esta vez el destierro a Cuba

Quizá como resabio del lejano enfrentamiento con Santana, nunca tuvo una buena relación con él, (aunque fue quién lo nombró general en 1841) y de manera indirectamente proporcional, entre más crecía la importancia política del veracruzano, decrecía la importancia de los nombramientos de Juan. En la cuarta década del siglo, las diferencias se recrudecieron, optando por el retiro.
Viejo, enfermo, decepcionado de sí mismo y sus pares, decide, entre 1844 y 1845,  volver a San Juan, el lugar que había adoptado como patria, a pasar sus  últimos años junto a su familia. Ahí recibe el año de 1847 en el retiro. Sus fuerzas no alcanzaron más que para observar la invasión norteamericana, dicen que murió de disentería, pero más seguro por la impotencia de no poder defender la tierra que lo había recibido joven y que a sus sesenta y tres años lo despedía el 24 de mayo de 1847.    

Fue enterrado en el camposanto (el que estaba en medio de las dos iglesias, al frente de la actual Notaría) al día siguiente, 25 de mayo. Años más tarde sus restos fueron trasladados a un mausoleo en el Panteón de la Santa Veracruz, y después junto con dos de sus hijas a uno de los nichos de la pared. Este panteón fue proyectado por don Guadalupe Perrusquía, vecino también de la calle del Curato, vivían respectivamente en los números 16 y 18, con quien se casó Ignacia, la viuda del General, formando una nueva familia con los hijos de los anteriores matrimonios de ambos, entre los de Don Guadalupe se contaba el que sería padre del Gobernador Ernesto Perrusquía. (9) ( Pero esa ya es otra historia) 


Imagen tomada de Bisabuelos.com. El General Domínguez.

El acta de sepultura de Juan Bernardo dice:

“En la Parroquia de San Juan del Río a veinte y cinco de Mayo de mil ochocientos cuarenta y siete sepulté en el Cpo. Sto. de dicha Parroquia el cadáver del Sr. Gral. de Brigada D. Juan Domínguez, casado que fue con Dª Ignacia Quintanar, originario de la Havana y vecino de esta Cabecera en el Barrio de San Miguel. Recibió los Santos Sacramentos de penitencia, Sagrado Viático y extremaunción; disen murió de Dicentería, y lo firmé para que conste.”(3)

Hoy reposan los restos de este honrado general, según reza el nicho del panteón de la Santa Veracruz que los contiene, junto a sus hijas; Consuelo y Soledad.

Fotografía personal: Nicho en el Panteón de la Santa Veracruz


1) Cfr.  Ayala, 1981 op. cit. p.  124. Para dar idea de su importancia, baste decir que él y Luis Romero Soto, ambos por la extensión e importancia de sus archivos personales, son los únicos “sanjuanenses” con colección documental en el AGN. (Archivos de particulares. Colecciones, Colección de Esteban Díaz González. Archivos de particulares. Personas. Luis Romero Soto)
2) N. De la R. Al parecer el antiguo numero 6 era uno con el actual 8, que es centro comercial. Hasta hace unos años fue casa de la familia Valenzuela, con su patriarca Don Gabriel, de grata memoria entre los practicantes de la charrería, deporte que practicó pero sobre todo impulsó en todos sus frentes hasta los últimos años de su vida. Es una casona amplísima, a fines del siglo XIX era la mejor casa de huéspedes de la ciudad. Luego sufrió una remodelación a principio del siglo XX pero conservó el plano anterior, con todas las comodidades y elementos de la época como correspondía a  la importancia de don José Luis Quintanar.
3) La información de estas familias las tomo, seleccionada, de Víctor Cano Sordo, De la Luisiana a la Nueva España. La Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez  (1783 – 1847),  Versión electrónica en página Web Bisabuelos. Página  de Genealogía. Apellidos. Linaje. 1999. capítulos V, VII, X y apéndice VII, Quien se basa en Ayala para don José Luis en cuanto a la estructura, pero no solo citándolo, sino confirmando, documentando y complementándolo hasta la saciedad con libros, documentos familiares, extractos de archivos  particulares, públicos y eclesiásticos. (Me atrevo a decir que no hay nadie que haya escudriñado papel tras papel los archivos parroquial e histórico municipal como él)  
4) Cfr. Ayala, 1981 op. cit. p.  117- 121.
5) Ibid. P 172.
6) Ibid. P 180 y 181. Destaca “Descripción de los principales ríos del mundo”. 1902,  que Ayala tomó para su descripción del río San Juan. En 1896 había sacado a la luz pública una especie de manifiesto llamado “Las necesidades de la Geografía en México” dirigido al Presidente Díaz.
9) Víctor Cano Sordo, sacerdote católico, autor del  libro “De la Luisiana  a la Nueva España” Incluido en una vasta página Web de genealogía de sus antepasados. Iniciada a partir de una anécdota familiar, nos lleva siglos atrás a España, México y San Juan del Río. En el linaje ve importantes familias locales de todos los tiempos. (Cervantes, Bocanegra, Silis, etc.) Tomo de él los datos de las familias Domínguez, Quintanar y Díaz. Es difícil citar correctamente su página y libro, casi cada frase la apoya en infinidad de documentos y bibliografía. Existe una versión impresa, merecedora de reedición y difusión por el municipio, ya que aunque no es su propósito, devela valiosos datos de historia local además de la fascinante vida de sus antepasados. Estaría en la misma categoría de nuestros mejores relatores: Dorantes de Carranza, Sánchez de la Barquera, Martínez de Salazar, Jaime Nieto, Rafael Ayala, y J. Guadalupe Guerrero, etc.
8) Ver Fernando Díaz Ramírez, Historia del estado de Querétaro. México, Gobierno del Estado de Querétaro, 1979. Seis tomos.
9) Sin estar completamente seguro, por los cambios de numeración,  las  casa de Don Guadalupe Perrusquía  (18)  y la de Ignacia (20) que tampoco se sabe  si lo era desde que vivía el General  Domínguez) serían la que hasta hace poco era la Universidad Mesoamericana y la que estuvo donde hoy es una caja popular.

2 comentarios:

  1. Hola, muchas gracias por su información. Tengo una duda: qué relación de parentesco tenía Jesús C. Domínguez, que fue prefecto de San Juan del Río?

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  2. Hola, buenas tardes, gracias por tu visita. De acuerdo a los datos que tengo, no hay relacion directa del General con la persona que mencionas. Se conocen todos los nombres de sus hijos y nietos y no hay ningún Jesús entre entre sus hijos varones ni en los nietos igual varones. Revisé toda la genealogía y no encontré parentesco, en las dos generaciones después del general que es hasta cuando supongo que que pudiera alargarse. En el siglo XIX, desde antes de la llegada del General a San Juan habia además, otras familias Domínguez en San Juan, de las que no hay muchos datos y pudiera ser de ahí de donde viene y por eso no hay modo de saber . Lamento no poder darte más datos, si llega a salir algo en la revisión que a veces hago de documentos antiguos llegara a salir algo, te lo haré saber . No olvides compartir los contenidos.

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