lunes, 10 de agosto de 2015

San Marcos el que amansó al dragón. Los barrios 7



Imagen Católica de San Marcos
Dado que este santo aparece siempre en la imaginería católica acompañado de un león, mientras escribe su evangelio, supongo que en el sincretismo religioso fue otro de los que visualmente resultaban atractivos para los indígenas al inicio del periodo colonial, de modo que bajo su patrocinio fue llamado así uno de los antiguos barrios de San Juan del Río: San Marcos, por el autor del segundo evangelio. (pudo ser también por uno de los discípulos de Jesús llamado Juan, y cuyo sobrenombre era Marcos, pero como a él siempre se le ha identificado como San Juan apóstol, es poco probable)
Este antiguo barrio de nuestra ciudad, de inicio fue uno de los más importantes, porque unía el centro de la fundación con el camino Real. Hasta los últimos tiempos tuvo la dualidad de contar con una sección netamente urbana, pero además contenía gran parte de la zona agrícola del norte y este del pueblo, situación que limitó el crecimiento urbano hacia ese rumbo, especialmente porque además de milpas particulares de indios, había tierras comunales de su República, ambas, en términos agrícolas muy apreciadas por su ubicación y productividad, ya que tenían acceso al riego de la acequia.
Esquema Personal, sobre el mapa de Ignacio Pérez. En verde, el barrio de San Marcos, nótese su amplia extensión agrícola y la muy breve urbana.

Los límites actuales de este barrio serían: Al Norte, cerca de la Estación del Ferrocarril, al este, cerca de la vía del tren, al sur, con av. Juárez, y al oeste, las calles Guerrero  o Hidalgo y Rayón.


Fotografía personal: Iglesia de Guadalupe, al centro del Barrio y de la actual ciudad.
A pesar del gran espacio que ocupaba, en el área urbana apenas contaba con algunas calles, recuérdese que el trazo urbano de la población en la época virreinal, llegaban solo hasta la calle de los Zacateros (actual Pino Suárez) y al norte únicamente existía la del  Obraje, (actual Morelos) el resto eran milpas. Lo anterior no obstó para que contuviera dentro de las pocas cuadras que lo conformaban, a la iglesia nueva, la Plaza Principal (donde siempre se llevó a cabo el comercio de los domingos) y el Obraje del pueblo.

La descripción que de él nos da Ayala es la siguiente:

“ …desde el oriente, sur y norte de la iglesia Parroquial, está comprendido el barrio de San Marcos, cuyo frente da a la Calle Real, y es de largo seis manzanas, y hace ala  con el del Calvario, que está al sur, y que compone también la otra acera de la Calle Real. Encierra en su perímetro el Barrio de San Marcos, treinta y seis manzanas, y dentro de él , se encuentra la parroquia, ocupando también la Plaza Mayor. Tiene situado en su perímetro el obraje del pueblo.” La iglesia que se menciona, es la actual de Guadalupe, recuérdese que Ayala tomó esta información de un documento de 1794.
Fotografía personal. Posible ubicación del obraje del pueblo, en  la calle Morelos.

He mencionado ya que el gobierno de los indios o su República, constaba de un gobernador, dos alcaldes, tres alguaciles mayores, tres jueces de sementeras y un escribano. Su jurisdicción era legal, pero únicamente para actos de los indios, en cualquier materia, sus decisiones eran respetadas sin más por la autoridad española. Solo en casos de delitos muy graves o contra la Corona, se entregaba a los infractores a la autoridad española. En lo religioso, estaban sujetos al cura del pueblo y en delitos de este aspecto, se entregaban a la Santa inquisición. Generalmente las relaciones República-Iglesia eran buenas, ya que por ser el grueso de la población, sus limosnas y contribuciones eran muy elevadas. Tenían un pacto de ayuda, de tal manera que, además de los oficiales ya descritos, la República mantenía en cada barrio  los llamados “Mandones o tableros de los barrios” cuya función consistía en vigilar que los indios no faltaran a misa. (Los domingos y fiestas de guardar)
La parte colindante con el Camino Real, fue rápidamente urbanizada y ocupada por los españoles, a través de acciones al parecer económicas y de manera pacífica, no así la zona de milpas, conservada siempre por los indios del barrio, que trasladaron sus vivienda a la zona norte del mismo, es decir la comprendida detrás de Morelos, Rayón y hasta el límite con San Isidro. 

Documento de inicio del siglo XIX en que el Gobernador, Don Santiago Martín de Luna detalla propiedades comunales de la República, el descrito,  del Barrio, en la actual calle Morelos. Dice:

" Barrio de san marcos"
Baco (vacío) 1° Primeramente el solar que ocupaba José Vega que se
halla vaco y tepetatoso linda por el oriente con
Miguel Moreno: por el Poniente con Ramón Lira
por el Norte calle en medio con el Obraje y por el
Sur con Pedro García tiene de fondo sincuenta y seis
de frente veinte y seis: que apreciadas están a sinco
pesos vara importan ciento y treinta pesos cuyo   No. dijo
que es por el que se arrendaba anteriormente. Son seis
pesos quatro rreales"
He tenido oportunidad de leer algunos documentos emitidos por la República, y solo puedo decir que su redacción es similar a la utilizada por la autoridad oficial, es decir su escribano era bastante capaz en su oficio. Siendo asuntos de tierras, destaca que había en este barrio gran cantidad de parcelas,  además de las comunales, casi siempre rentadas, las que en tales documentos se les llama “la comunidad” Cabe también mencionar que uno de los últimos gobernadores de la República, fue don Santiago Martín de Luna, residente de este Barrio.

San Marcos el santo, en realidad nunca venció a ningún león, el hecho de que los representen juntos se debe a que, siendo secretario de San Pedro, alguna vez este le dijo, respecto a lo que podía influir en lo que estaba escribiendo (el evangelio) que; “vuestro enemigo el Diablo, como león rugiente, da vueltas alrededor de vosotros buscando a quien atacar”.
Como sí pudo completar su labor, se entendió que había derrotado al “león”, ya luego le achacaron que había hecho lo mismo con un dragón, con un toro bravo,  etc, etc, y  como a todos los había “atado” o “amansado”, terminó popularizándose como un santo al que hay que recurrir  para  “atar” a quien se quiere o “amansar”, a quien no, y con esa calidad llegó a México con los españoles.

Imagen de un grabado, tomada de Internet.
Como ya mencioné, este tipo de santos, por su simbolismo eran especialmente populares entre los indígenas, seguramente el hecho de imaginarlo triunfante ante tan terribles bestias, motivó a que el barrio tuviese ese nombre. Si tuvo un espacio dedicado a su culto en alguna de las calles del barrio, se perdió hace mucho, seguramente el mismo tiempo que en San Juan no se oyen los rezos que lo invocaban:

“Gloriosísimo San Marcos de León, tu que amansaste al león, al dragón…”

O el más contundente:
San Marcos de León, que amansaste la Draga y el Dragón, amansa los toros bravos que también del monte son: amánsame los enemigos fervorosos; humíllales ante mí, como se humilló Cristo delante de Pilatos, que sin necesidad de malos tratos, como ovejas símbolos de humildad lleguen a mí; envíales sin distinción de clases o de nación y ya arrepentidos, obtengan el perdón. Déjalos si increyentes dudan de la verdad, de los rumores de la fuente cristiana con suavidad divina hacia la realidad. Hazle venir, Señor Omnipotente, a tomar en mi fuente agua de humildad."

Por su cercanía con el Barrio de San Juan, este barrio perdió rápidamente su identidad y se fusionó con él. Incluso cuando la ciudad dejó de utilizar oficialmente la división por barrios, casi todos conservaron el nombre para las asociaciones religiosas, pero San Marcos nunca fue más. En la actualidad, en el centro histórico existe una calle con el nombre de San Marcos, único remanente de él.

Desde el siglo IX, el cuerpo de Marcos reposa en la Basílica que se le construyó en Venecia, en cuya ornamentación frontal, destacan el León y el evangelio.
Imagen tomada de Internet, crédito a quien corresponda. Basílica de San Marcos.




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