sábado, 18 de noviembre de 2017

El Hipsográfico de San Juan del Río

EL HIPSOGRÁFICO DE SAN JUAN


ANTECEDENTES

Fue la antigua Tenochtitlán una ciudad construida entre lagos, a los que los aztecas relativamente controlaron a través de obras hidráulicas, como puentes, diques y  acueductos. Su sucedánea, la ciudad de México virreinal, fue incapaz de entender ni conservar tal infraestructura, cuya real importancia radicaba en que  por medio de ella se utilizaba y domesticaba el agua llegada a la cuenca de Anáhuac desde las sierras de los alrededores y se depositaba, a través de los  múltiples ríos que le surcaban, en una serie de lagos.

Aunque a simple vista, la actual zona ocupada por la CDMX, fue un inmenso lago, en realidad era la unión de varios cuerpos de agua, diferenciados por la calidad de sus aguas y principalmente por sus diferentes altitudes. En apenas doscientos años, los aztecas lograron controlar la cantidad de agua que ingresaba a los lagos de niveles inferiores y separar las aguas dulces de las salobres, de tal manera que, a pesar de su calidad lacustre, fueron raras las inundaciones en la ciudad prehispánica.

A la caída del imperio, por la insistencia de los españoles de ocupar con su nueva ciudad, el mismo espacio físico de la anterior, previa demolición, apareció esta de entre los escombros, tal como deseaban los conquistadores para mostrar el dominio del nuevo orden sobre el antiguo imperio indígena. Lograron su cometido, pero toda su cultura e innovación tecnológica no bastó para comprender el sistema de contención de las aguas, incluso, por estorbar el espacio, derrumbaron algunos de los útiles diques, sin saber lo que les esperaba, al cabo de pocos años, a la par del deterioro del sistema indígena, las inundaciones se hicieron presentes, de tal manera que tuvo que ser reconstruida varias veces y las obras que emprendieron para contener las aguas, por intervenir solo en parte de los lagos o uno en particular eran inútiles. Incluso se llegó a pensar seriamente en cambiar la ubicación de la ciudad. Paradójicamente, el lodo arrastrado por las frecuentes inundaciones logró un espacio firme en el centro de la misma, que cubrió el antiguo lago de México, uno de los muchos de la cuenca,  donde se asentaron las nuevas construcciones y  permitió momentos de alivio que utilizaron para tratar el problema con varios proyectos de ingeniería que las más de las veces terminaron en desastres, aunque poco a poco, se tuvo un cierto control de las aguas, nunca se resolvió el problema, hasta hoy, tras siglos de tecnología, las inundaciones son frecuentes en el valle de México, incluso provocadas ahora por las modernas obras. Jamás se recuperó el absoluto control que sobre los lagos tuvieron los aztecas.

Una solución llega de Alemania 

A pesar de todo la ciudad colonial fue creciendo, sobre las áreas temporalmente desecadas, incluso  lugares que nunca ocuparon los pueblos cercanos a Tenochtitlán, que se mantuvieron siempre en las riberas lacustres o en islas, con las naturales consecuencias, cuando las lluvias hacían recobrar los antiguos niveles.

De entre las muchas obras emprendidas en la época colonial solo una tuvo algo de éxito. Consistió en un túnel que desde la parte norte del valle, sacaba las aguas hacia el río Tula. Siendo los lagos de ese rumbo los que al desbordarse pasaban a los inferiores, bajaron en algo su nivel y permitieron el crecimiento de la ciudad. El constructor fue un Ingeniero alemán de nombre españolizado, Enrico Martínez. De inicio su obra fue un fracaso y él mismo sufrió la inundación de 1692, parando hasta la cárcel. Sin embargo su obra fue retomada, cambiando el túnel por un canal a cielo abierto que sí logro su cometido. Por su utilidad, duró hasta fines del siglo XIX, cuando en pleno porfiriato se sustituye por nuevas obras, principalmente el gran Canal del desagüe.

El monumento reivindicatorio

Imagen tomada de internet, crédito a quien corresponda, el monumento en su ubicación original.
En honor a Enrico Martínez, se decidió por la administración porfirista, perpetuar su memoria con un monumento que recordara su obra. Pero no fue un simple detalle arquitectónico, además de belleza estética se le dotó de algunos aspectos utilitarios:
En vista de que a pesar de los esfuerzos, aún en esa época, apenas a unos cientos de metros del zócalo, en algunas partes, el lago de Texcoco seguía siendo amenaza constante, contenido por el último resquicio de la hidráulica azteca; el albarradón (dique) de Netzahualcóyotl, por entonces renombrado como San Lázaro. Detrás de la cortina, el líquido recordaba que al norte aún estaban los lagos que tanto daño habían hecho.

Como para que no olvidaran esa circunstancia los habitantes, el monumento - un pedestal coronado por una estatua representando a la ciudad-  en sus lados tenía unas señales en espiral que indicaban el nivel medio de los lagos cercanos, de acuerdo a una media tomada en 1862. Además, por medio de un indicador de madera, que se movía cada semana, se marcaba el nivel real del cercano lago de Texcoco. Así, cualquier habitante podía saber con solo mirarlo el nivel detrás del  cercano dique y además a dónde podían llegar las aguas en caso de que desbordaran los de Zumpango, Xaltocan y San Cristóbal, todos encima de la ciudad. En recuerdo del ingeniero alemán, la estatua de bronce, deposita laureles sobre una planta encontrada por primera vez en el viejo tajo de Nochistongo, bautizada científicamente como “Gaudichaudia EnricoMartinezil”.

 Monumento en movimiento
Imagen tomada de internet, crédito a quien corresponda, el monumento en su ubicación actual. a su derecha, uno de los niveles

Imagen tomada de internet, crédito a quien corresponda,  algunos de los indicadores y uno de los lagos, arriba otro error de la restauración, no hubo un lago llamado tlalocan.
El monumento se inauguró en 1881, en una orilla del zócalo cercana a Palacio Nacional, Se le llamó hipsográfico por indicar hipsometría, es decir  la medición de un punto sobre el nivel del mar, pero popularmente se le conocía como “el nivel” incluso dio nombre a popular cantina, que llegó a ser la más antigua de la ciudad.  
En 1924 se reubicó al extremo poniente de la plaza. Por el hundimiento de la ciudad, poco a poco perdía su utilidad, sin embargo, una restauración realizada en años recientes dio al traste con lo poco que le quedaba de util, resulta que las placas de los 4 costados fueron retiradas y vueltas a colocar de manera que no correspondían a la original, resultando que incluso el lago de Xochimilco, también indicado y era el único cuyo nivel no era peligroso, está más alto que los del norte. Hoy su utilidad se limita a que semioficialmente se le toma como indicador del "kilómetro cero" de las carreteras que salen de la ciudad, es decir el punto inicial de todo camino.

El hipsográfico de San Juan.

Resulta que, guardadas las proporciones, existe en San Juan del Río, un monumento que guarda similitudes con el de la capital del país, aunque no mide nada ni tiene estatua, sí fue removido de su ubicación original y algunas de las placas que ostentaban leyendas al recolocarse se hicieron de mala manera.  Aquí va la historia.

Todo inició durante la administración municipal de don Jorge Herbert Pérez (1979-1982) cuando se tuvo la idea de festejar el 450 aniversario de la fundación de la ciudad, incluyendo varias obras de embellecimiento, entre ellas la renovación del Jardín Madero para convertirlo en la actual Plaza de  los Fundadores, además se inició el arreglo de los alrededores del  hoy llamado Puente de la Historia. (Dicha administración adoptó el lema  “San Juan del Río, un puente para la historia” refiriendo que toda la ciudad era eso, un puente de unión con la historia nacional, por alguna razón, los habitantes pensaron que a lo que se refería era al puente, que él era el de la Historia y desde entonces sin necesidad de   campaña alguna, se le conoce con ese nombre)

Imagen tomada de revista antigua. El monumento el día de su inauguración en su ubicación original.
Los alrededores del puente, hasta entonces descuidados, tuvieron una limpieza general, se niveló algo el terreno y sobre él se sembró pasto y se plantaron árboles y setos, sobre todo en el extremo sur, donde se tenía mayor área de acción. El trabajo concluyó durante el trienio siguiente,  estando ya al frente del municipio, el Ing. Leopoldo Peralta Navarrete, abarcando hasta la parte inicial del puente rumbo al centro. Para indicarlo, se colocó un monumento, básicamente un pedestal coronado por una esfera en cuyos 4 lados se colocaron placas con leyendas alusivas.

Lógicamente el monumento fue realizado en cantera morena sanjuanense, eran tiempos en que todavía no se utilizaba el truco de traer de otro lado cantera distinta, por ejemplo rosa, para inflar costos, además ni se tenía dinero para ello, y principalmente porque el material utilizado armonizaba con del puente. Así, en 1984, en solemne ceremonia, se inaugura el monumento y con él los jardines aledaños, ya hermoseados además con flores.

Desafortunadamente, no duró mucho, apenas un par de trienios después, el club Peña de amigos donó a la ciudad un monumento a los niños Héroes, que se instaló en el sitio del que estamos hablando. Así, cual monumento hipsográfico, se le movió al otro extremo del puente, en el lado norte, donde como ya dije, hubo menos espacio para dignificar.
Imagen de Google Earth Pro. Inicio oriente del Puente de la Historia. A la izquierda, el monumento a los niños héroes, a la derecha el reubicado monumento.

Igual que el hipsográfico de México, (ignoro si desde la reubicación o en una acción posterior) algunas placas del pedestal que ostentaban inscripciones relativas, fueron cortadas y puestas en lugares distintos. Con toda la saña que la política municipal puede contener, se rellenaron las hendiduras de las letras con cemento, para además de la mala colocación, borrar todo rastro que indicara su procedencia. Así, de mala manera, San Juan del Río obtiene su “Monumento Hipsográfico”. Actualmente se puede observar, con la completa indiferencia de quienes pasan a su lado para acceder al estacionamiento del panteón Municipal 1.

Por si estaban interesados.

Supongo que originalmente tenía 4 placas, la de cajón indicando el nombre de las autoridades parece que sí desapareció por completo, de las otras tres, tengo buenas noticias, como un servicio a la comunidad, incluido esta vez en la redacción, presento a Ustedes casi completas las inscripciones originales, lo que no han logrado en México, que sigue incorrectas. Aclaro no saber en que rumbo estaban colocadas inicialmente  las de San Juan .
Placa que da al  sur: Esta sí está colocada en forma correcta para su lectura, aunque se rellenaron los huecos de las letras labradas con cemento)
Fotografía personal.

PUENTE DE LA VE
NTA CONSTRUIDO
9 DE FEBRERO 1710
ARQUITECTO DON
PEDRO DE ARRIETA

Placa que da al norte: Sección que se complementa con otro pedazo colocado en el lado sur,ambas colocadas al revés y también rellenados con cemento)

Fotografía personal.
EN MEMORIA DE LOS
QUE CONSTRUYERON
ESTE PUENTE Y DE LOS
VIAJEROS QUE LO HAN
CRUZADO…… ANDO A
… LA TIE…. …AMIS
TAD P………………..N

Placa que da al oriente: Rota, vuelta a unir con cemento coloreado de café, pero colocada al revés y con el consiguiente relleno.

Fotografía personal.
CONSERVACIÓN Y
CUIDADO POR EL H.
AYUNTAMIENTO
1982 – 1985
LA HISTORIA DE
MÉXICO HA PASADO
POR ESTE PUNTE

El error en escribir PUNTE, en lugar de PUENTE, lo tenía desde un principio, de eso sí me acuerdo, fue muy comentado a nivel local, no se le puede achacar a los “removedores”.

Y finalmente, hoy ya no tiene la bolita en la parte superior.

Si alguien recuerda que decía en los tres renglones que falta completar, le agradecería me lo haga saber en la sección de comentarios.

No es reclamo, recuerden que yo solo narro.

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