domingo, 4 de octubre de 2015

Un vistazo francés a San Juan del Río

Preludio

Apenas unos meses hacía, que en las afueras de la ciudad de Puebla, las armas nacionales se habían cubierto de gloria en la batalla del 5 de mayo de 1862, ante el ejército francés.

La afrenta que significó la derrota que el mejor ejército del mundo había recibido, ante un, si no improvisado, por lo menos mal armado, ejército mexicano, obligó su emperador a aumentar en al menos treinta mil hombres, la fuerza invasora que mantenía en nuestro país.

Ante tan impresionante fuerza, no fue posible ya la defensa, de manera, que casi un año después, el 17 de mayo de 1863, la misma heroica Puebla, se rinde tras un sitio de dos meses. Siendo la guarnición mexicana que  la defendía, la única fuerza más o menos importante, el hecho significó la casi disolución física del ejército mexicano y que los invasores tuvieran paso libre a la capital de la república.

El gobierno de Benito Juárez, desprotegido, decidió abandonar la ciudad de México el 30 del mismo mes,  iniciando un periplo que duró cuatro años, en los cuales, como decían los viejos escritores, “la República viajó en un carromato”. Inicialmente, junto con muchos otros políticos, el presidente planeó llegar solo hasta San Luis Potosí, pero el avance del ejército francés, para ocupar todo el territorio en una rápida operación de pinzas, le obligó constantemente a ir más al norte, llegando dos años después, solo acompañado de su familia y unos pocos allegados, al punto más septentrional del país: Paso del Norte, (hoy Ciudad Juárez, Chihuahua) donde en agosto de 1865, solo el río Grande lo separaba de abandonar la patria. Las noticias que hasta ahí le llegaron del inicialmente lento retiro del ejército francés, por orden de su emperador, que después se hizo visiblemente rápido, dejaron a los nacionales que apoyaban el gobierno monárquico de Maximiliano de Habsburgo, por su número, casi en igualdad de fuerzas que los republicanos partidarios de Juárez. Así, solo fue cuestión de tiempo para que, primero en bandas, luego en guerrillas y finalmente, con ejércitos completos, los republicanos iniciaran el avance hacia el centro del país, seguidos por su presidente, en un viaje diametralmente opuesto en circunstancias, al anterior, estableciendo como sede de su gobierno, ahora sí, la ciudad de San Luis potosí, donde a distancia contempló el sitio de Querétaro y cómo, otra vez en el mes de mayo, del año 1867, la ciudad caía y Maximiliano se rendía en el cerro de las Campanas, donde sería fusilado un mes después, terminando la aventura imperial al sonido de la última bala del pelotón que le dio fin junto a Miramón y Mejía.

Habiendo Porfirio Díaz acabado con la escasa resistencia al sur de la República, y tomado la ciudad de México, Juárez regresó a ella. Terminaba la República itinerante, iniciaba la República restaurada.
 JUÁREZ EN SAN JUAN DEL RÍO.

Decíamos al inicio que, el 30 de mayo, con poderes plenos otorgados antes del viaje por el congreso, Juárez inició la retirada. Los poderes que le investían poco o nada le sirvieron dado que casi en cada lugar que llegaba tenía apenas unos cuantos días sin zozobra, porque el ejército francés y sus aliados, los conservadores mexicanos siempre le pisaron los talones, incluso hasta las lejanas Chihuahua y Paso del Norte.

Apenas 3 días después, el 2 de junio la entonces nutrida caravana llegó apresuradamente a la ciudad de San Juan del Río, cuyas autoridades locales eran declaradamente del bando conservador y aunque era poca la fuerza armada que acompañaba a Juárez, por si las dudas, no entablaron confrontación, optando por ignorarlo.

Según Rafael Ayala, (2006:160) pidió pernoctar esa noche en casa de uno de los imperialista, Ignacio Uribe, en la calle Real, (hoy por supuesto, Av. Juárez) pero le fue negado el acceso, así que tuvo que alojarse en otra de la calle de Don Esteban. (Actual 16 de Septiembre) En el viaje de regreso, en julio de 1867, Juárez se acordó del asunto y ahora sí, a fuerzas, se hospedó en la casa que quería. Su propietario había huido a Querétaro.

Las casas aún existen, aunque con arreglos, son las originales. Una es un banco, la otra, centro comercial. Placas en sendas fachadas, colocadas en 1906, centenario del natalicio de Juárez, recuerdan su estancia. Aunque dice Ayala que, según las fechas, se colocaron erróneamente y cada una corresponde a la otra. (En su tiempo, Ayala debió conocer incluso a testigos presenciales de ambos hechos, por lo que seguramente el detalle es cierto)
Fotografía personal. Casa de la calle 16 de septiembre, a la izquierda del zaguán y la primera ventana, las placas.
Fotografía personal. Placas en la casa de la Av. Juárez.

Para más información de las familias imperialistas de San Juan del Río, dar clic en los siguientes enlaces:

El 3 de junio, partió Juárez rumbo a Querétaro y más allá, mientras tanto el ejército francés ocupó la capital de la República e inició la operación de invasión por varios frentes, lentamente al principio, cuando la fuerza expedicionaria era muy numerosa, y después muy rápida, cuando los destacamentos se iban separando para alcanzar ciudades específicas.
El avance por el centro de país estuvo a cargo del 99 de línea, brigada que salió de la ciudad de México el 4 de noviembre de 1863, y llegó a San Juan del Río el día 15 del mismo mes, bajo el mando del General L´Hériller.

Tomada la ciudad sin sobresaltos mayores y con el decidido apoyo de las autoridades locales, el grueso del 99 avanzó al norte, dejando aquí un pequeño destacamento, que tuvo como cuartel algunas casas de la ciudad, la parte trasera del convento de Santo Domingo y finalmente, se estableció lo que se llamaba el Curato viejo, antiguas casas curales, en la Plazuela de San Juan Bautista.
De la actividad que tuvieron los franceses establecidos en la ciudad, hay poca documentación. Uno de ellos, Mr. Chambeau, elaboró en 1864 un plano de la ciudad.

Ver :    Un plano en francés
Hace un par de años, obtuve otra imagen de esa época, aparecida en un semanario francés, que creo que es una de las que digo que a lo mejor ningún sanjuanense vivo ha visto y prometí presentar al cumplir las 100 entradas del blog, como siempre, para su difusión y aumentar el acervo histórico local.

Siendo la intervención un acontecimiento mundial, los periódicos franceses aprestaron sus páginas para recibir las noticias desde México. Para ello, enviaron corresponsales en la capital y establecieron convenios para que oficiales les allegaran informes y datos de los lugares que iban ocupando. (No había, como hoy, corresponsales de guerra en la línea de acción, por el peligro solo llegaban después de pacificada la plaza)
Supongo que por medio de uno de esos convenios M. Laurent, sargento mayor del 99 de línea, elaboró, de la entrada de los franceses a la ciudad, un croquis, que sería enviado a Francia, donde un grabador la convirtió en placa y se publicó en el semanario “LE MONDE ILUSTRÉ”  (El Mundo Ilustrado) el 30 de enero de 1864.

Aunque ya existía la fotografía, aún no se ideaba el modo de llevarla a la imprenta, por lo  que los periódicos y en este caso el semanario, obtenían los apuntes y croquis y con ellos, un grabador los trasladaba a placas de acero para impresión.
Por ser esos grabados vistas de segunda mano, los artistas que los plasmaban, según las necesidades técnicas, se daba ciertas libertades. En el caso de la imagen que hoy se presenta, notamos algunas inconsistencias, pero su  real valor radica en que fue la vista que los franceses de la época tuvieron de nuestra ciudad.

Presento el grabado comentado. Lleva como pie de imagen “ le colunee du genéral Duay arrivant á San-Juan del Río, par les hauteurs dominant la villa du cóté de Mexico”. (La columna del General Duay llega a San Juan del Río, por las alturas dominado la villa, del centro de México)   Entre el dibujo se notan dos nombres distintos: Bourcher y Bertrand, deben ser los grabadores.

 DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN
Por el espacio que abarca, se dibujó desde el cerro de la Cruz, probablemente encima de la pirámide, así, en primer plano abajo, se destaca el terreno que hoy es el par vial Juárez o Boulevard Alfonso Patiño. Al centro, el río; detrás de éste, los edificios de la ciudad y al fondo, los cerros de los Alrededores.

 
 El primer fragmento nos muestra el puente de Piedra,  lo ilustran roto, lo que parece que no ocurrió, y le agregaron varios ojos. A orillas del río se distinguen las tiendas de campaña del ejército francés. Se ve una cúpula en lo que sería el panteón 1 y muy estilizada, la iglesia de San Juan de Dios. Al fondo se distingue un cerro, supongo que es el de la Llave.

En este fragmento se adivina  a la izquierda, lo que sería el Beaterio y/o Santo Domingo, se distingue claramente la planicie alta (cerro de la Cruz) desde donde se encuentra apostado el autor. En medio se observan las iglesias del centro.

Esta sección nos muestra, parte del campamento destacado en el cerro de la Cruz, debajo, lo que sería el Molino del Barreno, junto al Río y detrás, perfectamente distinguible, entre las Peñitas, el templo y panteón de la Santa Veracruz.

El último fragmento nos muestra, al fondo lo que supongo es el cerro del Pedregoso, de donde descienden soldados, al centro, una torre, supongo alguna instalación de la Huerta Grande  y del lado del río, la continuación del Barreno.

El grabado y los detalles de la ocupación, como muchos otros aspectos de la historia, supongo fueron conocidos en su tiempo y luego olvidados. Igual creo que hay muchos testimonios como este que ojalá salgan a la luz.

EPILOGO

Fotografía personal, placa en la casa de Av. Juárez, de 1972.
En 1972, declarado, “Año de Juárez” en recuerdo del centenario de su muerte, en las casas donde pernoctó en nuestra ciudad se colocaron otras placas, esta vez metálicas,  iniciadas con la frase “ … PERO HAY UNA COSA QUE ESTA FUERA DEL ALCANCE DE LA PERVERSIDAD, Y ES  EL FALLO TREMENDO DE LA HISTORIA, ELLA NOS JUZGARÁ." Aclara la misma que es parte de una carta enviada por Juárez a Maximiliano en respuesta a otra donde le pedía reunirse para discutir la situación del país. Obviamente no se reunieron.

Lo extraño es que al parecer la frase (y la carta) no fue escrita por Juárez. Apareció en periódicos de la época, con algunas variantes. Seguramente al Presidente le pareció que así hubiera contestado él y no la desmintió. Nunca se supo quién y porque la redactó, se supone que fue un periodista que aprovechó el momento. La historia lo juzgará.

2 comentarios:

  1. Interesantísima información. Apropiada y digna de ser la centésima entrada.
    En tu primer libro (que terminé de leer hace un par de semanas) mencionas precisamente el cuartel de franceses en la calle del Curato Viejo.
    Por cierto, actualmente estoy leyendo -con 20 años de atraso- la excelente novela "Noticias del imperio", por lo que tengo frescos en la mente a Benito Pablo Juárez y la pareja imperial.
    Me llamó la atención que en una anterior entrada mencionas que la columna de la fuente del Jardín Independencia iba a estar dedicada a la emperatriz, que, además de ser prima de la reina Victoria de Inglaterra, tenía el largo nombre de María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina.

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  2. Hola. Gracias por comentar, ya tenías algo de tiempo sin dar señales de vida. Tenía por ahí la imagen y algunos datos guardados para una ocasión especial, desafortunadamente, por ser muy larga en lo horizontal, fue muy difícil ponerla completa, por eso opté por dividirla en partes.
    Noticias del imperio es fascinante, pero por su volumen es bien difícil leerla completa en un lapso razonable, espero que tengas el tiempo para acabarla. Sí, estaba originalmente destinada a un busto de Carlota, incluso, como habrás visto, en el mapa de Guadalupe Perrusquía, la Plaza hoy de la independencia esta nombrada como de la emperatriz. Aunque algunos lo aseguran, Carlota nunca estuvo en San Juan, en la entrada de El último imperialista, hay algunos datos al respecto. Saludos y date tus vueltas.

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