Apenas unos meses hacía, que en las afueras de la ciudad de Puebla, las armas nacionales se habían cubierto de gloria en la batalla del 5 de mayo de 1862, ante el ejército francés.
La afrenta que significó la derrota que el mejor ejército del
mundo había recibido, ante un, si no improvisado, por lo menos mal armado,
ejército mexicano, obligó su emperador a aumentar en al menos
treinta mil hombres, la fuerza invasora que mantenía en nuestro país.
Ante tan impresionante fuerza, no fue posible ya la defensa,
de manera, que casi un año después, el 17 de mayo de 1863, la misma heroica Puebla, se
rinde tras un sitio de dos meses. Siendo la guarnición mexicana que la defendía, la única fuerza más o menos
importante, el hecho significó la casi disolución física del ejército
mexicano y que los invasores tuvieran paso libre a la capital de la república.
El gobierno de Benito Juárez, desprotegido, decidió abandonar
la ciudad de México el 30 del mismo mes, iniciando un periplo que duró cuatro años, en
los cuales, como decían los viejos escritores, “la República viajó en un
carromato”. Inicialmente, junto con muchos otros políticos, el presidente
planeó llegar solo hasta San Luis Potosí, pero el avance del ejército francés,
para ocupar todo el territorio en una rápida operación de pinzas, le obligó
constantemente a ir más al norte, llegando dos años después, solo acompañado de
su familia y unos pocos allegados, al punto más septentrional del país: Paso
del Norte, (hoy Ciudad Juárez, Chihuahua) donde en agosto de 1865, solo el río
Grande lo separaba de abandonar la patria. Las noticias que hasta ahí le
llegaron del inicialmente lento retiro del ejército francés, por orden de su
emperador, que después se hizo visiblemente rápido, dejaron a los nacionales
que apoyaban el gobierno monárquico de Maximiliano de Habsburgo, por su número,
casi en igualdad de fuerzas que los republicanos partidarios de Juárez.
Así, solo fue cuestión de tiempo para que, primero en bandas, luego en
guerrillas y finalmente, con ejércitos completos, los republicanos iniciaran el
avance hacia el centro del país, seguidos por su presidente, en un viaje
diametralmente opuesto en circunstancias, al anterior, estableciendo como sede
de su gobierno, ahora sí, la ciudad de San Luis potosí, donde a distancia
contempló el sitio de Querétaro y cómo, otra vez en el mes de mayo, del año 1867,
la ciudad caía y Maximiliano se rendía en el cerro de las Campanas, donde
sería fusilado un mes después, terminando la aventura imperial al sonido de la última
bala del pelotón que le dio fin junto a Miramón y Mejía.
Habiendo Porfirio Díaz acabado con la escasa resistencia al
sur de la República, y tomado la ciudad de México, Juárez regresó a ella.
Terminaba la República itinerante, iniciaba la República restaurada.
Decíamos al inicio que, el 30 de mayo, con poderes plenos
otorgados antes del viaje por el congreso, Juárez inició la retirada. Los poderes que le investían poco o nada le sirvieron dado que casi en cada
lugar que llegaba tenía apenas unos cuantos días sin zozobra, porque el
ejército francés y sus aliados, los conservadores mexicanos siempre le pisaron
los talones, incluso hasta las lejanas Chihuahua y Paso del Norte.
Apenas 3 días después, el 2 de junio la entonces nutrida
caravana llegó apresuradamente a la ciudad de San Juan del Río, cuyas
autoridades locales eran declaradamente del bando conservador y aunque era poca
la fuerza armada que acompañaba a Juárez, por si las dudas, no entablaron
confrontación, optando por ignorarlo.
Según Rafael Ayala, (2006:160) pidió pernoctar esa noche en
casa de uno de los imperialista, Ignacio Uribe, en la calle Real, (hoy por
supuesto, Av. Juárez) pero le fue negado el acceso, así que tuvo que alojarse
en otra de la calle de Don Esteban. (Actual 16 de Septiembre) En el viaje de regreso, en julio de 1867,
Juárez se acordó del asunto y ahora sí, a fuerzas, se hospedó en la casa que
quería. Su propietario había huido a Querétaro.
Las casas aún existen, aunque con arreglos, son las
originales. Una es un banco, la otra, centro comercial. Placas en sendas fachadas,
colocadas en 1906, centenario del natalicio de Juárez, recuerdan su estancia. Aunque dice Ayala que, según las fechas, se colocaron erróneamente y
cada una corresponde a la otra. (En su tiempo, Ayala debió conocer incluso
a testigos presenciales de ambos hechos, por lo que seguramente el detalle es
cierto)
Fotografía personal. Casa de la calle 16 de septiembre, a la izquierda del zaguán y la primera ventana, las placas. |
Fotografía personal. Placas en la casa de la Av. Juárez. |
Para más información de las familias imperialistas de San
Juan del Río, dar clic en los siguientes enlaces:
El 3 de junio, partió Juárez rumbo a Querétaro y más allá, mientras tanto el ejército francés ocupó la capital de la República e inició la operación de invasión por varios frentes, lentamente al principio, cuando la fuerza expedicionaria era muy numerosa, y después muy rápida, cuando los destacamentos se iban separando para alcanzar ciudades específicas.
El avance por el centro de país estuvo a cargo del 99 de
línea, brigada que salió de la ciudad de México el 4 de noviembre de 1863, y
llegó a San Juan del Río el día 15 del mismo mes, bajo el mando del General
L´Hériller.
Tomada la ciudad sin sobresaltos mayores y con el decidido
apoyo de las autoridades locales, el grueso del 99 avanzó al norte, dejando aquí
un pequeño destacamento, que tuvo como cuartel algunas casas de la ciudad, la
parte trasera del convento de Santo Domingo y finalmente, se estableció lo que
se llamaba el Curato viejo, antiguas casas curales, en la Plazuela de San Juan
Bautista.
De la actividad que tuvieron los franceses establecidos en la
ciudad, hay poca documentación. Uno de ellos, Mr. Chambeau, elaboró en 1864 un
plano de la ciudad.
Ver : Un plano en francés
Hace un par de años, obtuve otra imagen de esa época,
aparecida en un semanario francés, que creo que es una de las que digo que a lo
mejor ningún sanjuanense vivo ha visto y prometí presentar al cumplir las
100 entradas del blog, como siempre, para su difusión y aumentar el acervo
histórico local.
Siendo la intervención un acontecimiento mundial, los
periódicos franceses aprestaron sus páginas para recibir las noticias desde
México. Para ello, enviaron corresponsales en la capital y establecieron convenios
para que oficiales les allegaran informes y datos de los lugares que iban
ocupando. (No había, como hoy, corresponsales de guerra en la línea de acción, por el peligro solo llegaban después de pacificada la plaza)
Supongo que por medio de uno de esos convenios M. Laurent,
sargento mayor del 99 de línea, elaboró, de la entrada de los franceses a la
ciudad, un croquis, que sería enviado a Francia, donde un grabador la convirtió
en placa y se publicó en el semanario “LE MONDE ILUSTRÉ” (El Mundo Ilustrado) el 30 de enero de 1864.
Aunque ya existía la fotografía, aún no se ideaba el modo de
llevarla a la imprenta, por lo que los
periódicos y en este caso el semanario, obtenían los apuntes y croquis y con
ellos, un grabador los trasladaba a placas de acero para impresión.
Por ser esos grabados vistas de segunda mano, los artistas que los plasmaban, según las
necesidades técnicas, se daba ciertas libertades. En el caso de la imagen que
hoy se presenta, notamos algunas inconsistencias, pero su real valor radica en que fue la vista que los
franceses de la época tuvieron de nuestra ciudad.
Presento el grabado comentado. Lleva como pie de imagen “ le
colunee du genéral Duay arrivant á San-Juan del Río, par les hauteurs dominant
la villa du cóté de Mexico”. (La columna del General Duay llega a San Juan del
Río, por las alturas dominado la villa, del centro de México) Entre
el dibujo se notan dos nombres distintos: Bourcher y Bertrand, deben ser los
grabadores.
Por el espacio que abarca, se dibujó desde el cerro de la
Cruz, probablemente encima de la pirámide, así, en primer plano abajo, se
destaca el terreno que hoy es el par vial Juárez o Boulevard Alfonso Patiño. Al
centro, el río; detrás de éste, los edificios de la ciudad y al fondo, los
cerros de los Alrededores.
En este fragmento se adivina
a la izquierda, lo que sería el Beaterio y/o Santo Domingo, se distingue
claramente la planicie alta (cerro de la Cruz) desde donde se encuentra
apostado el autor. En medio se observan las iglesias del centro.
Esta sección nos muestra, parte del campamento destacado en
el cerro de la Cruz, debajo, lo que sería el Molino del Barreno, junto al Río y
detrás, perfectamente distinguible, entre las Peñitas, el templo y panteón de
la Santa Veracruz.
El último fragmento nos muestra, al fondo lo que supongo es
el cerro del Pedregoso, de donde descienden soldados, al centro, una torre, supongo
alguna instalación de la Huerta Grande y del lado del río, la continuación del
Barreno.
El grabado y los detalles de la ocupación, como muchos otros
aspectos de la historia, supongo fueron conocidos en su tiempo y luego olvidados. Igual creo que hay muchos testimonios como este que ojalá salgan a la luz.
EPILOGO
Fotografía personal, placa en la casa de Av. Juárez, de 1972. |
En 1972, declarado, “Año de Juárez” en recuerdo del
centenario de su muerte, en las casas donde pernoctó en nuestra ciudad se
colocaron otras placas, esta vez metálicas,
iniciadas con la frase “ … PERO HAY UNA COSA QUE ESTA FUERA DEL ALCANCE
DE LA PERVERSIDAD, Y ES EL FALLO
TREMENDO DE LA HISTORIA, ELLA NOS JUZGARÁ." Aclara la misma que es parte
de una carta enviada por Juárez a Maximiliano en respuesta a otra donde le
pedía reunirse para discutir la situación del país. Obviamente no se reunieron.
Lo extraño es que al parecer la frase (y la carta) no fue
escrita por Juárez. Apareció en periódicos de la época, con algunas variantes. Seguramente al
Presidente le pareció que así hubiera contestado él y no la desmintió. Nunca se
supo quién y porque la redactó, se supone que fue un periodista que aprovechó
el momento. La historia lo juzgará.
Interesantísima información. Apropiada y digna de ser la centésima entrada.
ResponderBorrarEn tu primer libro (que terminé de leer hace un par de semanas) mencionas precisamente el cuartel de franceses en la calle del Curato Viejo.
Por cierto, actualmente estoy leyendo -con 20 años de atraso- la excelente novela "Noticias del imperio", por lo que tengo frescos en la mente a Benito Pablo Juárez y la pareja imperial.
Me llamó la atención que en una anterior entrada mencionas que la columna de la fuente del Jardín Independencia iba a estar dedicada a la emperatriz, que, además de ser prima de la reina Victoria de Inglaterra, tenía el largo nombre de María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina.
Hola. Gracias por comentar, ya tenías algo de tiempo sin dar señales de vida. Tenía por ahí la imagen y algunos datos guardados para una ocasión especial, desafortunadamente, por ser muy larga en lo horizontal, fue muy difícil ponerla completa, por eso opté por dividirla en partes.
ResponderBorrarNoticias del imperio es fascinante, pero por su volumen es bien difícil leerla completa en un lapso razonable, espero que tengas el tiempo para acabarla. Sí, estaba originalmente destinada a un busto de Carlota, incluso, como habrás visto, en el mapa de Guadalupe Perrusquía, la Plaza hoy de la independencia esta nombrada como de la emperatriz. Aunque algunos lo aseguran, Carlota nunca estuvo en San Juan, en la entrada de El último imperialista, hay algunos datos al respecto. Saludos y date tus vueltas.