viernes, 1 de abril de 2022

Las Huertas 3 el puente de Romualdo

 

LAS HUERTAS 3   EL PUENTE DE ROMUALDO 

 

Continuando el recorrido por las antiguas huertas sanjuanenses, enlazo el contenido de la correspondiente con un tema de actualidad.

 

LOS TRABAJOS EN LA AUTOPISTA

Todo sanjuanense y foráneo que transitan por la autopista México Querétaro en los últimos 20 años hemos y han sufrido los eternos trabajos de mantenimiento de la importante vía, al extremo de que un viaje a la capital del estado que normalmente llevaría unos 25 minutos, a veces se transforma en horas, solo por reparaciones, ya si toca días de tráfico intenso o accidentes, ni hablar.

En 2021 y creo que desde el año anterior correspondió el arreglo de los accesos a la ciudad entre el Boulevard Hidalgo y Casa Blanca lo que de inicio ya limitaba la entrada y salida y en una ocurrencia increíble, se decidió al mismo tiempo arreglar el puente de la autopista que pasa sobre esa avenida y da acceso a la terminal de Autobuses local.


Imagen de Google Earth, 2021 el puente de acceso a la central, precisamente durante las reparaciones. 

Era un puente del trazo de la autopista original con algunas ampliaciones al que se proyectó renovar por completo, para ello se cortó el acceso a la Terminal viniendo del centro y si ya los trabajos en la carretera eran molestos, el infierno se multiplicó también a las avenidas aledañas de la ciudad, aunado a que no hay vías alternas cercanas, autobuses que viniendo de México tenían que entrar forzosamente a la central debían ir varios kilómetros delante y regresar luego por la misma autopista para poder hacerlo.

No hubo, durante meses paso directo a la Central camionera desde el centro de la ciudad, dado que los trabajos del puente cerraron la vialidad. Pero pronto llegó una solución a lo sanjuanense, “el puente de Romualdo”

UBICACIÓN         

Resulta que apenas a 100 metros del puente mencionado, oculto y casi abandonado hay otro acceso debajo de la autopista, no es un puente como tal, solo un túnel rectangular con espacio para solo un auto y de baja altura, de manera que camiones, autobuses y vehículos con caja grande no caben en él, data también de la construcción en 1957 de la Autopista. (la super carretera le decían en ese tiempo) Ya en otras ocasiones había sido usado esporádicamente, sobre todo por los taxistas en situaciones similares, pero esta vez el caos fue tanto que oficialmente se implementó como vía alterna, aunque sus cercanías y el suelo bajo él son simple tierra y piedras. Y fue tan popularmente usado que no faltó el espontáneo que durante todo el día y parte de la noche se apostó fuera de él con una franela, alternando el paso a quienes iban y venían.

Tras esta acotación, paso al tercer capítulo correspondiente a las viejas huertas sanjuanenses donde se explica el porqué del túnel y el nombre, que le puse para identificarlo.

 En los mismos terrenos pertenecientes a la hacienda de Guadalupe mencionados en la pasada entrada y que a raíz del reparto agrario quedó reducida casi a la lo que era su casco y algunos predios a su alrededor que pasaron pronto a manos particulares, esta uno, ubicado al poniente de la casa grande, mismo que por no ser zona de paso, era completamente campirano, apenas los pocos habitantes del poblado y Lomo de Toro transitaban ahí. 

En una descripción del año de 1793, se menciona a Guadalupe de las Peñas como el lugar donde nace la Acequia Real, es decir la que regaba a todo el pueblo, confirmando que ya había propiedad mixta, el terreno era de españoles, pero la acequia de los indios. Aquí inició precisamente la acequia en el siglo XVI  y a lo largo de los años tuvo además canales secundarios, de tal manera que estaba ampliamente irrigado a pesar de ser suelo mayormente rocoso y de tepetate.

Ubico lo relatado a partir de la mitad del siglo XX, poco antes del trazo de la autopista, no existía el B. Hidalgo que es hoy el acceso directo al centro de la ciudad, se llegaba entonces por la orilla del río o la calle de Cóporo, la parte central estaba ocupada por otras huertas.

Para entonces el terreno de forma irregular, ni siquiera tenía barda que lo marcara, el río era su límite al poniente, al norte la barda de la huerta Grande, en el lado colindante con la hacienda y el poblado se suponía que era cerca de la antigua vereda, al sur no se supo bien, es de suponer que terminaba en las peñas del río, es decir, ya al inicio de la planicie donde ya para esa fecha estaba la salida de la acequia tras cruzar por  la huerta de aguacates, en una especie de pila ubicada en el hoy es el acceso de autobuses de la central. A partir de ahí, continuaba superficialmente, paralela a lo que después sería el B. Hidalgo regando los terrenos donde hoy están las concesionarias de autos, además había canales secundarios. Todavía por 1985 era posible ver al pie de la peña unas zanjas en el suelo de roca, tal vez restos antiguos de la acequia, cubiertos en tramos con lajas sueltas de cantera. Se rellenaron completamente al modernizar y ampliar el camino de acceso a Lomo de Toro.

Imagen personal.  Recreación del terreno antes del trazo de la autopista. Arriba al centro, Guadalupe de las Peñas.

Por las facilidades de riego, el terreno fue ampliamente aprovechado para actividades agrícolas y ganaderas durante mucho tiempo, pareciendo que siempre sería así, pero su destino fue sellado por la modernidad que lo cercenó década a  década, de manera que, en la actualidad, es imposible reconocer que fue uno solo. Su único detalle era  que esporádicamente en las crecidas del río, se inundaba la parte colindante con él:

Imagen de Google Earth, 2021  la linea rosa  delimita aproximadamente el terreno de la huerta.

 En 1957, fue partido en dos, al pasar sobre él la autopista México, Querétaro.


Fotografía del Detenal de 1970.  1.- Hacienda Guadalupe de las Peñas. 2.- El Actual Mc Donals . 3 Río San Juan 4.- Ex pista de Motocross 5.-  Actual central camionera, antiguos nogales. 6.- Seminario Javeriano. 7.-  Boulevard Hidalgo 8.- Puente de acceso a la actual central. 9.- "puente de Romualdo" 10.- Huertas del Barrio de la Cruz.

En 1969, un corte longitudinal para la apertura del B, Hidalgo lo convirtió en cuatro predios, de tamaños muy distintos. El más amplio fue el delimitado por el río, la prolongación del B. Hidalgo y la autopista, donde hoy está la central camionera, y el camino empedrado al barrio de la Cruz.


Recreación oersonal del terreno  en la década de los 70s. Arriba ala derecha, Guadalupe de las Peñas. Abajo, el río. Al centro a la izquierda, el Seminario Javeriano.

 La Central Camionera

El predio que hoy ocupa fue una huerta de nogales que hasta 1980 conservaba varios de esos árboles de gran tamaño, casi abandonados y solitarios, se dice que antes eran muchos más y se acabaron por el descuido. Se localizaban donde hoy es el patio de maniobras.  Al centro había una milpa alargada, cultivada esporádicamente con maíz y jícama. Como resabio de que alguna vez se sembró en forma este tubérculo, aún hoy es posible hallar en los alrededores jícamas silvestres, de las mismas características y sabor, pero muy pequeñas por no tener ya riego.


Imagen personal.  La actual central camionera, sobre la antigua Nogalera y  milpas.

De esta huerta no pude encontrar recuerdos de personas de la época de que fuera paseo familiar, pero si suponemos que en su colindancia con el río estuvieron dos de los remansos populares para nadar, debió ser muy visitada en tiempos anteriores.

En su extremo junto al camino a Guadalupe de las Peñas, abarcando parte de las formaciones rocosas, se trazó por 1975 una pista de motocross, deporte entonces en auge, porque había un gran representante sanjuanense: León Sergio “Tuto” González, uno de los últimos ídolos locales, quien ahí brindó sus mejores actuaciones, luego surgen los hermanos Díaz, buenos exponentes, pero sin el arrastre popular de aquel. Tras ellos ese deporte decayó hasta quedar casi en el olvido. De la amplia y terrosa pista, solo quedan algunos metros en una parte media de las Peñas, el resto está bajo las construcciones modernas.

Un día, en la década de 1980 se decidió construir aquí la nueva Central camionera, con el argumento de que la otra (un tejaban en el boulevard Hidalgo) era ya muy pueblerina. Se iniciaron alegremente los trabajos; nivelando el terreno (con derribe de los últimos nogales y fresnos) y alzando grandes columnas de concreto. Al agotarse pronto el presupuesto la obra se abandonó por años y el área se llenó de maleza, las enredaderas cubrieron incluso las columnas, a las que se llamaba irónicamente “atlantes” de San Juan, que nada pedían a los de Tula y podían observarlos quienes de Querétaro llegaban a la vieja central, que realmente era pueblerina. 5 años después, se logró concluir la obra.

OTROS DETALLES

Para inicios de 1970, de manera subterránea, uno de los ductos de Pemex pasó por esta parte del terreno, incluso, poco después se dio el primer incendio, todavía no huachicolero, afectando al río, entonces con cierto nivel de agua y peces, que por el calor salían a la superficie y fueron presa fácil de algunos que habían llegado a controlar las llamas.  

Bajo las Peñas, en 1981, para los festejos del 450 aniversario de la ciudad se efectuó una multitudinaria representación del acto de fundación, con todos los elementos descritos en la Relación de San Luis Montañez; seguida cual guion teatral salió a la perfección; por obvia razón solo se descartó lo de los 25, 000 indios; jamás hubo tantos disponibles.

Del otro lado de la autopista, rumbo al centro quedó otra parte grande del terreno, igual surcada por los canales. En él en la década de 1960 hubo un campo de futbol donde hoy están la llantera y Montoya Automotriz. Para 1970, el campo fue trasladado a la orilla del río. En 1979 otra obra dividió más esta sección, se trazó un nuevo Boulevard, el Luis Romero Soto, sobre los enterrados ductos y a la par se disparó la construcción en el Boulevard Hidalgo, tapando tramos de la acequia y los canales secundarios, quedando el terreno inútil para las actividades agrícolas. Poco después se llenó de construcciones: las concesionarias de automóviles, el palenque, la clínica del seguro social y su ampliación, el boliche, etc.

Cuando era completo, el predio fue propiedad de don Romualdo Mejía, quien tenía su domicilio en la avenida Juárez, pero era dueño, además de muchos otros al sur del municipio, los que acostumbraba a caballo todavía en la década de 1970. Cabe mencionar que era muy respetado, supongo que influía el hecho de que cargaba con una carabina 30-30 bastante pavorosa y tenía permiso legal para portarla. 

 Las partes separadas por la autopista tenían dos puntos de unión entre sí,

-Desde 1957 se hizo un túnel rectangular alto bajo la carretera para para el paso de la acequia. Y como para ese tiempo don Romualdo pastaba ganado a uno y otro lado, se le construyó un túnel exclusivamente para que pasaran de un lado a otro sus animales.

 -Para el paso de la acequia principal, había un túnel rectangular por debajo de la autopista, cubierto en la ampliación de 1995 y por el camino empedrado al barrio de la Cruz, junto con los canales secundarios.

 El único recuerdo de esos tiempos es el “puente de Romualdo, en un uso que seguramente no imaginó: el paso de automóviles.


Fotografía Personal: El puente de Romualdo. arriba, la autopista.

 BONUS:OTRA HUERTA

En el mismo lugar, pero del otro lado del río, hubo una franja bajo el barrio de la Cruz que aprovechando su humedad, se convirtió en pequeñas huertas, principalmente de aguacate y manzana. Estaba localizada en un desnivel entre el río y el canal de la presa, que se dice, tiene evidencias de haber sido milpas prehispánicas. Cuando el río no llevaba  corriente, ante la tentación de no haber barda, solo una enramada, podía uno acercarse porque eran visibles los árboles, pero siempre tuvo vigilancia ya que las manzanas verdes y amarillas siempre de tamaño pequeño eran para venta en las esquinas de la ciudad, igual que los membrillos, cortadas a la mitad, con chile en polvo. En la actualidad, por falta de agua en el río y la urbanización acelerada del barrio, quedan pocos árboles aislados. Al final de las huertas, en zona pública, estaba un manantial muy grande, que era el suministro para muchos vecinos, ya seco, sobre él se construyó el puente moderno que comunica al barrio con el camino a la Central Camionera.

BONUS 2 LOS TORITOS.

Especialmente en la hoy central camionera, aunque había en muchos otros lados, en cierta época del año se podían encontrar en el suelo, una especie de vainas secas, de forma extraña, a las que llamábamos “toritos” por una especie de cuernos que tenían. Provenían de un arbusto maloliente que tenía nombres como uña de gato, cuernos del diablo y otros, crecían siempre cerca de los huizaches, se decía que verdes eran comestibles guisados, aunque nunca lo averiguamos ya que olían bastante mal, al secarse quedaba un material fibroso y dentro, ya sin olor  tenían algunas semillas pequeñas, de color negro cubriendo una parte blanca que sí era comestible y daba sabor parecido a las nueces. Eran el sustituto cuando no tocaba suerte en los nogales, ya que al haber vía libre, no siempre se obtenían. Por ser muy poco lo comestible se necesitaban muchas para valiera la pena, ya que era difícil por lo fibroso de la cubierta sacarlas. Sé que me dirán que para que perdíamos tiempo, recuerden que no había celulares.

 

Fotografía tomada de Internet, los toritos. incluidos los cuernos, del tamaño de una mano.

 COLOFON

Y del puente de la autopista, solo contarles que terminaron los trabajos, se abrió de nuevo el acceso y a los pocos días se inundó, cerrándolo de nuevo, resulta que bajo él en una orilla pasaba uno de los canales secundarios de la acequia, para 1970 estaba a ras de suelo. En sucesivas obras le pusieron encima una reja y luego una banqueta, que esta vez lo olvidaron por completo. El agua tiene memoria y aunque el canal ya no existe, el nivel antiguo conduce y estanca el agua bajo el puente durante varios días.

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ELCHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD o viceversa.

En atención a ser colaborador de la Revista Entrever del campus San Juan de la UAQ, se me concedió un espacio para el programa cultural del mes de abril por la directora del Instituto de Cultura Local.

Será una conferencia titulada “De la aldea a la ciudad” en el marco del aniversario del otorgamiento del título de ciudad a San Juan del Río, el próximo 9 de abril, entrada libre, no falten. Disertaré sobre el desarrollo de la ciudad a partir del primer establecimiento sedentario, la fundación, la colonia y la época independiente.

 

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 SECCION COMERCIAL.

Presento la fotografía de una negociación que todavía existe  entre tantas del boulevard Hidalgo, fue de los primeros establecimientos grandes, se ubicó  en la esquina con Luis romero soto, para entonces recién trazado sobre lo que había sido campo de Futbol, en la antigua propiedad de don Romualdo.

viernes, 31 de diciembre de 2021

LAS HUERTAS 2 La huerta de don Serafin

La huerta de don Serafín

Iniciamos el recorrido por las antiguas y no tanto, pero todas productivas huertas sanjuanenses.

Un poco de historia.

En el mapa de San Juan del Río de 1590 se identifica en la esquina sureste de la barda que rodeaba al pueblo lo que hoy sería Guadalupe de las Peñas.

Fotografía personal, tomada del difunto museo Iztacchichimecapam. Plano de 1590 de San Juan del Río. En rosa, el terreno aproximado en litigio, en rojo Guadalupe de las Peñas y en verde Lomo de Toro, donde se ubica la huerta que se detalla.

Es necesario reiterar que todo al interior de esa cerca fue de inicio propiedad de los indios y por algún arreglo o figura jurídica virreinal, pronto hubo al sur una zona entreverada entre españoles e indios, lo que supuestamente no debía ser.


Perímetro aproximado de la cerca del pueblo, sobre una imagen de Google Earth 2021 con base en el plano de 1590.

Sostengo, como explique en la pasada entrada, que todo derivó de la venta del Molino de los Indios a Pedro de Quesada y que, al retomarlo después por alguna razón, se generó un pleito y reparto del terreno adyacente en el que lo correspondió a españoles fue lo que yo denomino la original “Huerta Grande” que después de dividiría en partes menores, que formarían algunas de las míticas huertas sanjuanenses, que se detallaran en esta serie. (Aunque siempre se mantuvo un predio con ese nombre, incluso en la actualidad, pero hubo huertas más grandes, por eso considero que el nombre era de un predio más extenso, no lo que se conoció así en el siglo XX).

Perímetro aproximado del terreno en litigio  al sur de la ciudad  mixto, al sur de la ciudad, sobre una imagen de Google Earth 2021, incluye todos los sitios narrados.

Ya desde el siglo XVII, aparece documentalmente la Huerta Grande mencionada, como parte del Mayorazgo de la Llave. Esta hacienda, de las más grandes del estado en todos los tiempos, además de su predio original al norte del municipio, en la comunidad aún llamada así, incluía otros aislados ya que se unieron las propiedades de los integrantes de las familias Lara-Gómez-Andrada- Velazco- Cervantes, conformando el mayorazgo, lo que básicamente significaba que no se podía enajenar en partes y la administración, usufructo y derecho de sucesión del conjunto se establecían entre ellos. Entre las propiedades externas, estuvieron en distintos tiempos La Guitarrilla, El Pedregoso y  Guadalupe de las Peñas, hacienda en cuyo extremo, llamado Lomo de Toro se encuentra la huerta que hoy se relatará. Ambos lugares, por su cercanía al río, tuvieron ocupación desde la época prehispánica, por no haber estudios al respecto, se ignora si fueron parte del asentamiento del clásico en el barrio de la Cruz, al otro lado del río o bien fueron parte del teotihuacano localizado en “las Peñitas”.


Fotografía personal, tomada desde la cima del cerro de la cruz, en primer plano, la central camionera, marcadas por el color rojo, los dos afloramientos rocosos, a la derecha, el mayor donde se ubica la huerta detallada.

El caso es que, para la época colonial, aparece como hacienda Guadalupe del Rincón, (por estar en un rincón del fundo del pueble) aunque tuvo apelativos distintos según la época y sus propietarios: Guadalupe Helgueros, Guadalupe Quintanar y que terminó hasta la actualidad  como Guadalupe de las Peñas. Al parecer fue la primera partición de la Huerta grande Original, ya para principio del siglo XIX se encontraba en posesión de otra familia de renombre local, los Quintanar, sin relación de parentesco con los propietarios de la Llave.


Detalle en vista superior en el año 2007 de la huerta y los lugares circunvecinos. sobre una imagen de Google Earth de ese año. Todavía se conservaba parte de los aguacates.

Aunque en la actualidad casi está absorbida por la mancha urbana (flanqueada por la autopista, un Mac Donald y su acceso a unos metros de la central camionera de la ciudad, hasta hace pocos años, era un pequeño núcleo ejidal, completamente rural, originado a partir de la repartición de la hacienda en la Reforma Agraria posterior a la Revolución. Junto a los restos del viejo casco de la hacienda, apenas unas cuantas casas de teja integraban el poblado y detrás, la silueta de las peñas del río, de la ocupaban una ladera. Al otro lado, encaramados en las alturas de las peñas, sobre el río, estaban algunas casas más: “Lomo de Toro”.

EL ORIGEN DEL NOMBRE

Por lo menos desde 1865 ya existía ahí una presa conteniendo el río, le decían “el lomo de toro” por ser de cortina ancha y redondeada que, vista desde las alturas, parecía eso, un lomo de toro. Era una presa rustica, que distribuía el agua a dos canales con compuertas de tablas a sendos lados, el de la orilla poniente se dirigía al molino del Barreno y la Venta del Refugio, del oriente salía otro llamado “de la población” era la acequia que se dirigía a la ciudad. La presa inicial debió ser de piedra y lodo y después de mampostería, se le menciona en funcionamiento todavía en 1894, luego vino la actual, de construcción moderna. Todas estuvieron en el mismo lugar y al tener la misma función y forma, todas se llamaron igual.


Fotografía personal, tomada desde la orilla del río, frente a la huerta.  Presa Lomo de Toro al sur de la huerta. 

 La presa que hoy vemos, derivadora se construyó en la década de 1940. Se desconoce si alguna corriente derribó la anterior o solo se modernizó. Mantuvo el sistema doble de irrigación, aunque el canal poniente que bordea el cerro de la Cruz, se hizo más ancho, el del lado contrario siguió como canal de la acequia del pueblo, manteniendo mismas proporciones y funciones.

 Lomo de Toro, el barrio

Este singular sitio de la ciudad, habitado desde tiempos inmemoriales (Ayala dixit) se sitúa en la ladera oriente de las Peñas del río, donde emergen al valle. Se desconoce si tuvo nombre indígena. Está distribuido en tres niveles bien diferenciados físicamente:

1.- El río y su ribera, una sección plana adyacente que al parecer antes fue parte del cauce, pero que, al modificarse por la construcción de la actual presa, dejó de serlo y ya no se inundó o anegó convirtiéndose en terreno seco semi – permanente de cultivo y finalmente en huerta. En tiempos anteriores, estando todavía en funcionamiento la presa antigua, el trayecto del río posterior a ella formaba un remanso conocido como “Sabinos de Guadalupe”  por la abundancia de dichos árboles, que fue sitio de paseo familiar.

2.- La ladera, en su parte superior y algunas secciones bajas con grandes paredes rocosas, completamente verticales y en el resto con pronunciadas inclinaciones, de manera que no tenía un solo espacio considerable de terreno plano. Sin embargo, el ingenio humano hizo posible la construcción de viviendas y hasta un camino o calle en torno al cual se alineaban hasta hace algunos años la mayoría de  ellas.

3.- Las Peñas, casi planas en su parte superior y suelo enteramente de roca sólida, se extienden por muchos kilómetros, de vez en cuando cortadas por alguna barranca o un arroyo. Se dice, sin confirmación veraz que fue aquí, donde Nicolás de San Luis, sobre su yegua “la Valona,” al mando del ejército conquistador de 25,329 hombres llegó desde Jilotepec para la fundación del pueblo. (También pudo ser en las Peñitas, un poco al norte, ambas coinciden con la descripción)

 En la ladera, esencialmente cantera morena, hay bancos de arena y tepetate que al vaciarse de manera natural o artificial formaban cuevas de diversas profundidades que los habitantes adaptaron como viviendas seguramente desde la época prehispánica. (Hay restos de ocupación humana también en cuevas en el inicio del valle, en las Peñitas, además del cercano barrio de la Cruz, por lo que sería difícil que este lugar intermedio y con facilidades naturales para la defensa, no tuviera  población antigua) Faltaría  determinar verazmente si  estaba habitado  a  la  llegada de los españoles.  Varias cuevas  estuvieron  adaptadas  como bodegas, corrales y habitaciones hasta 1990 aproximadamente, hoy sobreviven algunas al sur, al terminar la parte poblada. En la última década, producto de desgajamientos de grandes rocas, de la parte superior, algunas de las viviendas se declararon inseguras y han estado sus poseedores en programas de reubicación, que como siempre, solo tienen difusión momentánea


 LA HUERTA

En la ribera, podemos ubicar hoy un gran terreno plano, conocido como la huerta de don Serafín (por don Serafín Suárez, el propietario más recordado por los habitantes del lugar, aunque también se menciona al Sr. Romualdo Mejía) con entrada al finalizar la prolongación del B. Hidalgo, delimitado en un lado por el río, del que lo separa una barda de piedra de construcción reciente, por otro con la parte más vertical de las Peñas. La parte trasera, también con barda de piedra que asciende desde la presa hasta el camino entre las Peñas. Como se dijo, el predio no era extenso, el río ocupaba parte de él, inundándolo al menos temporalmente, situación que cambió al construir las presas, modificando levemente el cauce y le evitó ser anegado. Además, se ganó espacio limpiando los derrumbes de las Peñas y cortando un poco la ladera hasta formar una   pared vertical de casi 400 m de largo y en algunos tramos con casi 20 m de altura.


En verde el perímetro de la huerta en la actualidad, sobre una imagen de Google Earth 2021.

Fotografía del Detenal de 1970. Sin hamburguesas, sin central, casi sin nada. solo la autopista y la hacienda y poblado de Guadalupe. En verde la incipiente huerta, ya con los aguacates plantados. el punto azul es donde unos años después estaría una concesionaria que se detalla en la sección comercial.

 En ese acantilado, todavía pueden verse socavones artificiales, son creencias locales que hace muchos años se hicieron “porque querían llevarse el agua a otro lado”, o para “esconderse en la guerra”, ambas sin época precisa ni confirmación.  La verdad es que, en la década de 1880, cuando se buscó la manera de llevar agua potable a la ciudad, este manantial fue considerado y se hizo el socavón para determinar su origen y cantidad, que al final por no ser suficiente fue descartado, pero dio origen a lo que se dice de ellos. Junto había una gran cueva natural de la que se desconoce su profundidad y trayecto. Todavía puede verse en la huerta un hundimiento del suelo que cruza en diagonal de la presa a la ladera, justo donde inician los socavones, parece ser un canal cegado, probablemente el trayecto de la acequia al realizarse la primera presa.

El terreno resultante, sumamente fértil, fue ocupado por limas, manzanos y cultivos menores, principalmente alfalfa, hasta que aproximadamente en 1970 se plantaron los aguacates finos que se ven actualmente. En la orilla de la huerta, junto al río estuvo hasta cerca de 1990 el manantial termal que desde siempre fue abastecimiento de agua potable para  los habitantes. Cuando se construyó la  actual barda de piedra, por pasar exactamente encima, se adaptó un nicho dejando libre acceso al mismo por el lado del río. El nicho todavía existe, ya sin agua. Se bombeaba agua del manantial a una cisterna para riego de los árboles. Como los vecinos tenían acceso libre  a  la huerta, por cualquier lado, la única función de la barda era evitar que el agua del río entrara durante las crecidas.

Luego de siglos, al parecer éste fue el último en secarse de tantos grandes y famosos manantiales que tuvo el río, quizá fue uno de los mencionados por Nicolás de San Luis Montañez en su Relación de Méritos como “ojo de agua”, aquel junto a grandes sabinos, en un terreno tepetatoso, tierra dura, y un río caudaloso, tal vez este barrio fue el pueblo de Mexici. Hoy, sin manantial ni sabinos gigantes, el terreno no es nada duro ante las máquinas y la tierra tepetatosa desaparece poco a poco bajo cemento y asfalto, nos consolamos con tener un río, nada caudaloso, por cierto, pero algo es algo.

 Dentro de la propiedad, hasta hace pocos años había desperdigadas grandes piedras circulares, probablemente basalto que fueron parte de un antiguo molino que ahí operaba, entre los Siglos XIX Y XX, movido por el agua del manantial, sus instalaciones ya estaban en ruinas para la época en que se levantó la barda y el propietario conservó solo las de molienda como adorno.

La huerta, en la década de 1980 tenía la plantación de aguacates en pleno crecimiento. Como lugar de esparcimiento era muy agradable por la abundancia de agua, el paisaje de la enorme pared de peñas  y la cercanía del río. Siendo otros tiempos, aunque estaba completamente delimitada, se podía ingresar libremente por casi todos los extremos, incluso había pequeños resquicios que llevaban de lo alto a lo bajo de la peña, seguramente muy antiguos, ya que la única calle del lugar fue excavada con maquinaria. Regularmente había convivios de admisión reservada con amistades de don Serafín.

Posteriormente, el empresario español, cambió algunos de sus giros y dejó de atenderla, en esa misma década, estuvo concesionada un tiempo a la familia Silva que centró su actividad a la cría de ganado lechero para venta, lo que al parecer se mantienen en la actualidad por los actuales poseedores. Tenía construcciones que permitían que pudieran habitar ahí los dueños, arrendatarios o cuidadores.

Del paso de la acequia dentro de la huerta no hay restos visibles, ya que se cubrió haciéndola subterránea, aunque siguen ahí.  Al frente de  la  propiedad, arriba del portón de acceso hay restos de construcción que a decir de los vecinos eran la salida antigua al valle, justo en la entrada de autobuses de la central camionera de la ciudad.

 En la actualidad la huerta conserva, aunque no en su apogeo algunos frutales y actividad ganadera principalmente, como ya son otros tiempos, creo que casi nadie se atreve a entrar a ella libremente (aunque los accesos antiguos siguen ahí) ni los dueños lo deben de permitir, de la plantación de aguacates casi no queda nada.

 A pesar de ser como huerta de aguacates un proyecto personal de don Serafín, muy tardío, podemos considerarla como la última de las históricas Sanjuanenses, y paradójicamente, la única de ellas que conserva intacto para uso agropecuario, su terreno original. No pude conseguir el dato de a quién pertenece actualmente.

Recreación personal de la zona, quitando la vegetación, el 6 corresponde a la huerta, el  12 a los socavones, el 7 es el l molino del siglo XIX, el 1 es la presa, el 5 Lomo de Toro, el 14 el futuro Boulevard Hidalgo y el 9 Guadalupe de las Peñas.

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD 

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Ante la escasez de abundancia de documentos históricos del periodo colonial, respecto a nuestra ciudad, tengo que recurrir a algunos supuestos, de ellos algunos son lógicos y otros de acuerdo a los datos que se tienen, se establecen como posibilidades  como es el caso del presente.

En lo que respecta a la descripción de lugares, lo que se detalla es exacto, muchas veces entré a esta huerta y a muchas de las que se irán publicando, son vivencias  y observaciones de primera mano.

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De los aguacates de la huerta, aclaro que eran aguacates finos, como los que en la actualidad vemos en los supermercados, en aquel tiempo eran novedad, porque en las múltiples huertas de la ciudad y casas particulares había árboles de aguacate criollo, mucho más pequeño, menos  carnosidad y una piel, muy delgada, a grado tal que eran difíciles de pelar de modo que se comían con todo y cáscara (no sabía mal) tenían un sabor muy diferente al actual, pero fueron los que predominaron en el mercado local durante siglos.

El aguacate moderno, es producto de una campaña emprendida por el gobierno mexicano para introducirlo en la década de 1960, consistía en que en ciertos lugares se regalaban las plantas y se brindaba asesoría permanente para su plantación y desarrollo.  La campaña tuvo diversos resultados, la mayoría de las veces malos, en otros aun en la actualidad hay poblaciones que aun conservan los remanentes de esa plantación. El caso más exitoso, es el de muchos lugares de Michoacán, que gracias a esa campaña en la actualidad son referente mundial en cuanto a calidad y producción. Ignoro si los plantados por don Serafín eran parte de la campaña o una iniciativa particular.

De cualquier manera, ya casi no hay aguacates en la ciudad, ni los finos ni los criollos, pocos árboles quedan de ambos.

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SECCION COMERCIAL

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A quinientos metros de la huerta, rumbo al centro  en la esquina del boulevard Hidalgo, y la autopista  estuvo el primer local de la Volkswagen, cuyo concesionario era precisamente don Serafín. justo frente a donde se encuentra la actual concesionaria.

Abrió a mediados de la década de 1970. la fotografía corresponde a la presentación de los modelos 1978. tomada de Versión de Provincia. Flanqueado el auto por bellas damitas, todavía no se les llamaba edecanes.


jueves, 16 de septiembre de 2021

LAS HUERTAS 1 ANTECEDENTES



Fotografía personal. Barda de la huerta grande, en la rivera del Río San Juan. Difícilmente sería la original de los tiempos narrados en la entrada ya que muchas veces fue derribada por el río y vuelta a levantar, pero es de los pocos vestigios de lo relatado.


Tuvo San Juan del Río, desde su fundación, cualesquiera que haya sido el año en que ocurrió, el estatus de pueblo de Indios, lo que significaba que todos los terrenos al interior del fundo estaban bajo la administración de su cuerpo de Gobierno: la República de Indios que durante el siglo XVI, era la establecida en Jilotepec. De ese lugar proceden la mayor parte de quienes establecieron el pueblo y desde ahí se tomaron las decisiones iniciales respecto al reparto y uso de terrenos de lo que hoy es la ciudad. Una de las características de los pueblos de Indios era que en ellos no podían establecerse españoles de manera permanente, ni tener propiedades, en el caso de hacerlo, era de manera provisional y siempre con el visto bueno de las autoridades indias, sobre todo su gobernador.


La legislación que establecía los pueblos de Indios era muy respetada y hubo algunos que jamás permitieron la entrada de españoles o mestizos, incluso hasta el siglo XIX. El otorgamiento inicial de parte de la autoridad virreinal eran tierras conjuntas y al interior se distribuían predios a los integrantes de la república. Algunos se asignaban a los individuos en una especie de comodato que no llegaba a propiedad y era rescindible en caso de contravenir algunos preceptos u obligaciones, otros quedaban como comunales y eran cultivados por todos, generalmente sin pago alguno y los productos obtenidos se destinaban a las festividades religiosas o para los gastos del cuerpo de gobierno, que era muy numeroso. Igualmente ocurría con los pocos edificios u obras de beneficio común, como la iglesia, la acequia y los caminos o veredas. Sin embargo, en san Juan del Río, a pesar de que desde la década de 1550 tenía ya una barda delimitando el territorio del pueblo, desde muy pronto tuvo españoles y mestizos al interior como propietarios de predios. No hay un respaldo documental de qué originó esta situación, pudiera decirse que fue a causa de que los tenedores originales de predios murieron durante las epidemias del siglo XVI y quedaron vacíos y por no haber más indios a quien otorgarlos, dado que la mortandad fue mayúscula, se recurrió a españoles o bien que por el hecho de pasar dentro del pueblo el camino real, se permitió el ingreso de los no indios.(documentos de finales de ese siglo mencionan una “parte pública” en la que deben restringirse los comerciantes, lo que indica que sí había alguna apertura) 


La corona española estableció varios procedimientos para sus colonias en casos similares, cuando se dio la reducción de habitantes indios debido a las epidemias, entre ellos uno llamado “congregación”: dado que existían lugares antiguamente habitados, incluso desde la época prehispánica, que se quedaron con un reducido número de habitantes, se les otorgaron tierras en el pueblo vecino más cercano, con la justificación de que al ser tan pocos, era difícil llevarles servicios, principalmente religiosos, la distancia media era donde ya no pudieran escuchar la llamada a misa de la campana templo más cercano, más lejos debían congregarse. Al parecer, a pesar de lo que se dice como tradición, no hubo una fundación de manera formal del pueblo de San Juan del Río, pero probablemente se estableció como tal en la década de 1550, como parte de la encomienda de Jilotepec, con habitantes venidos de allá y dependientes los Indios de la República establecida en ese lugar, sería hasta muchos años después cuando se establece cierta autonomía y una república de Indios local.

 Casi desde el principio se construyó una barda cuya utilidad era proteger los terrenos al interior de la intrusión del ganado de las estancias de españoles que ya se habían otorgado en los alrededores. Aunque se dice que era un muro defensivo, alto y con troneras, la verdad es que el único documento oficial que la describe la menciona de baja altura, únicamente como referencia de sus límites y con algunas entradas en ciertas partes, llamadas “portillos”. 

Fotografía del plano original de 1590 de San Juan del Río. Del Archivo General de la Nación.


                                         Reprografía tomada de Ayala, 1971 del mismo plano  


Aunque hay varios planos en los que puede observarse esa barda, siempre se toma como referencia el de 1590, por contener más detalles reconocibles. Igualmente, sin sustento documental, se dice que al pueblo original le fue otorgado desde su fundación un territorio consistente en 2500 varas a los cuatro vientos, a partir del centro, que también se ha establecido convencionalmente en la hoy Plaza de los Fundadores.



Tomando como base el plano mencionado, los supuestos del sitio de fundación y el territorio concedido: de entrada, no corresponden, ya que debería ser un cuadrado perfecto o un círculo. Si tomamos como base las varas a los cuatro puntos cardinales, tres lados más o menos coinciden a lo que se conoce históricamente, pero el del oriente, no correspondería. Aunque debe recordarse que los planos “pintura” de la época, solo eran figurativos, nunca exactos, haciendo un esfuerzo se puede sobreponer el área marcada por el plano de 1590 a una imagen satelital actual y es posible localizar todos sus elementos en un área que abarca el centro histórico y los antiguos barrios indios (que son posteriores, pero ayudan) de la periferia, aunque no con la forma conocida. 


Tomo como apoyo para la orientación las siguientes pistas. 

Imagen del mismo plano. Procede de una reproducción del mapa de 1592 que estaba en el difunto museo Iztacchichimecapam. Los números corresponden a las referencias mencionadas adelante y la zona marcada en rosa es la que se tratará al final del artículo.


1.- En el extremo norte, el pueblo terminaba en San Isidro. El vértice del pentágono irregular del plano termina aproximadamente ahí, con el río al centro y el fin de la acequia cercano. No puede ir más allá, porque ahí iniciaba otro pueblo: San Pedro Ahuacatlán, dependiente de San Juan pero con territorio propio aparte. 



Imagen tomada de Google 2021. Casi justo en San Isidro estaría la marca de 2500 varas al norte.  

2.- En la barda oriente se marca la “venta de lucas de lara” fuera de la barda. Esta venta prevaleció hasta el siglo XX como la venta/hacienda de San Cayetano. A su lado en el plano está la entrada del camino Real, básicamente lo que hoy es el inicio del Boulevard Juárez. Este límite es uno de los mejor establecidos, porque sí hay elementos que indican claramente que ahí estaba la cerca. El camino pasaba antes junto al bordo de la hacienda de San Cayetano, hoy la empresa Kimberly Clark, luego a frente a la finca, ya entrando al pueblo, metros adelante estaba la Garita de México, sobre el mencionado Boulevard actual. 


3.- Al sur, en una de las esquinas, terminaría detrás de lo que hoy es Guadalupe de las Peñas, que anteriormente se llamó Guadalupe del Rincón, precisamente por estar en una de las esquinas de la cerca, también con el río cruzando a su lado.

Imagen tomada de Google 2021. En Guadalupe de las Peñas,  antes "del Rincón" señalado por la línea amarilla estaría el limite sur de las 2500 varas. 


 4.- Al otro extremo, hasta hace pocos años persistía en la zona cercana a la Normal del Estado, un nombre antiguo para una pequeña colonia entre la escuela y las calles de Arteaga y Pino, llamada “Portillo” por haber estado ahí una de las puertas de la barda lo que nos indica más o menos su paso en esa parte. 

5.- En el lado poniente, el plano indica dentro algunos “cues”, es decir, el actual Barrio de la Cruz. 


6.- Hacia el sur, la barda no va más allá, porque tocaría la hacienda de San Jacinto que siempre fue propiedad de españoles. Al oriente, como ya mencioné estuvieron las haciendas de San Cayetano y el Pedregoso, también propiedad de españoles. 


7.-Al poniente, no puede ser más allá por ser terrenos de haciendas o estancias españolas. (La Estancia y la Llave) Por estos detalles, es que propongo como muy probable que esta sea la delimitación original del Pueblo de Indios, no hay ya evidencia física alguna de la barda. 

Imagen tomada de Google 2021. Allá adelante de Galerías, en la antigua pista de "Chinches Bravas  el limite poniente. 

Imagen tomada de Google 2021.  Unico límite que no corresponde a los datos conocidos, al oriente las 2500 varas terminarían en la colonia San Cayetano, cerca de la Secundaria Técnica.

Solo no incluyo al interior al cerro de la Venta ya que distorsionaría completamente el perímetro, al parecer se ponía en la esquina sureste como referencia, por ser lo más visible en los alrededores. La orientación no es completamente coincidente ente en los puntos cardinales porque de hacerlo, no corresponderían algunos lugares. Aunque la división por barrios fue posterior, de la manera propuesta, todo lo que conocemos de ellos quedaría adentro y correspondería.



Imagen tomada de Google 2021.  Esta sería la adaptación a la actualidad de los limites marcados a los cuatro puntos cardinales, sin tomar en cuenta  el del oriente. Los puntos rojos es la medida de las 2500 varas a los cuatro vientos, el punto blanco,  el lugar mítico de la fundación, la plaza de los     Fundadores.

Es este el pueblo de Indios de San Juan del Río, exclusivo al menos en teoría para los integrantes otomíes avecindados. Al parecer la exclusividad no duró mucho, y seguramente, además de lo ya mencionado, dinero de por medio, los gobernadores de la república india vendieron al mejor postor algunos de los terrenos comunales, aprovechando las mortandades que casi lo dejaban vacío en el siglo XVI. 

Otra figura jurídica implantada por la corona española fue la “Composición de tierras”, consistente en otorgar documentos de propiedad legal a quienes no los tuvieran mediante un pago económico, lo cual era aprovechado por los hacendados para adelantar sus límites, declarando que siempre habían sido suyos e incluidos en la composición, este sistema fue aprovechado por la de la Llave para generar una situación en el pueblo que se narrará al final de esta serie de entradas. Las composiciones fueron fuente de recursos abundante para la corona, de tal manera que las hacía periódicamente y en cada una los terrenos cambiaron, casi siempre en detrimento de los de los indios y favoreciendo los de españoles, quienes tenían el poder económico suficiente para pagar cada vez la legalización del ensanchamiento de sus cercas.

El caso es que al parecer sí había venta de predios o se buscaba alguna figura jurídica que justificara la cesión, como ocurriría en algunas zonas al sur en las que a través de los siglos quedaron algunas de las huertas emblemáticas del pueblo, que incluso sobrevivieron hasta el siglo XX de las que iré detallando en esta serie de entradas, pero que, por lo expuesto en esta, fue inicialmente propiedad de los Indios pero terminaron muy temprano, al menos parcialmente en manos españolas. 

EL PREDIO GRANDE 

El punto inicial del recorrido es un área que, al parecer por sus características fue siempre zona de cultivo de los diversos asentamientos prehispánicos, está intermedia a todos: El barrio de la cruz, desde el preclásico hasta la conquista, Lomo de Toro y las Peñitas. Para la fecha del establecimiento del pueblo de San Juan del Río, estaba dentro del perímetro, en su parte sur y continuó en uso agrícola. Por obvias razones, ser lugar plano y fértil, por ahí se trazó la acequia del pueblo, lo que aumentó su potencial. Más adelante fue el llamado Barrio de la Concepción. (no confundir con el actual, en otra zona que es muy posterior) Al centro del lugar, se localizó en el trayecto de la acequia y movido por ella, el molino de los indios, mencionado en la Relación Geográfica de Querétaro en 1582. Al llegar a la parte urbana del pueblo, se encontraba una zona de trabajos colaterales a la actividad agrícola. Por su importancia y la utilidad de los elementos que contenía, es indudable que los indios la consideraran valiosa y difícilmente se desprenderían de ella. Sin embargo, ya para el siglo XVII, al menos parte de la zona se encontraba en poder de la Hacienda de la Llave y casi hasta la época independiente fue motivo de disputa  con la la República de Indios.

Fotografía personal, la mención de la acequia el molino, propiedad de los Indios en la Relación Geográfica de Querétaro.


EL NIETO DE LA MALINCHE 

Para esto, entra en acción un personaje histórico, Pedro de Quezada, el nieto de la Malinche, que por el pleito que había hecho su madre, María Jaramillo obteniendo parte de la encomienda de  su padre (lo que luego sería la Hacienda de la Llave) y algunas mercedes de tierras otorgadas, era terrateniente de la zona. Al parecer nunca vivió en San Juan, pero en una época fue autoridad española en Jilotepec. En ese puesto, como autoridad, encomendero y concesionario, menciona Ayala que, por haber ayudado en la construcción de la presa de Huapango, lo que aumentó el nivel del río en San Juan, los indios le otorgaron la mitad del agua de la acequia.
La única propiedad plenamente reconocible entre las muchas que tuvo fue la después llamada Hacienda de la Guitarrilla, junto al después barrio de Indios de San Isidro. La operación no debió ser únicamente por agradecimiento, debió implicar también algo de monetario. En otro negocio, también documentado, los Indios de San Juan del Río le vendieron en 1585 el molino, no hay detalles de lo incluido en la compraventa, pero supongo que al menos fue el acceso al agua que lo movía, de otro modo era inútil, pero era difícil que incluyera las tierras cercanas por ser de las más apreciadas por los indios por ser todas de riego o la acequia. Años después, Quesada cambió su zona de influencia a Querétaro y al parecer, aunque inicialmente habían sido contrarios pero negocios son negocios, enajenó las propiedades a algunos integrantes de la familia Andrada- Lara-Gómez-Cervantes, ya para entonces tenedores del mayorazgo de la Llave, entre ellas, el citado molino y ciertos terrenos. Por lo que supongo del oscuro trato hecho, desde entonces la Hacienda mantuvo pleitos constantes con los Indios por la posesión del molino, pero suponiendo que incluía la acequia y los terrenos colindantes.

Imagen personal adaptada del plano de Ignacio Pérez de 1885, mostrando los barrios que formaban la ciudad. En morado, el antiguo Barrio de la Concepción y dentro de él, en blanco, el terreno  en litigio. El molino estaría en una zona cercana al  número XI.

En al algún momento debió haber un arreglo porque la posesión de la acequia nunca la perdieron los Indios pero, por evidencias que veremos posteriormente, hubo un reparto de terrenos del predio original en litigio, incluso, toda la zona fue parte de uno de los barrios Indios, que no hubieran establecido uno si no fuera de ellos, pero también estuvo la llamada Huerta Grande, propiedad indudable desde temprano de la hacienda de la Llave, aunque el nombre es muy posterior, enclavada en esta zona, fue al parecer un enorme terreno, que delimito en el mapa, y de ahí su nombre, pero que posteriormente fue dividido en secciones, de tal manera que lo que llegó al siglo XX con ese nombre ya era solo una parte de la original, siempre de españoles, ya nunca de los Indios. 

Imagen tomada de Google 2021.  delimitación de la zona en litigio, colindante con el barrio del Calvario y el de la Cruz, tuvo siempre propiedades indias y sobre todo dentro de él se localizaron las huertas de españoles que se detallarán en entradas posteriores.

Al norte, el terreno iniciaba en la Plazuela de los Trabajos, hoy Guadalupe Victoria, al oeste, la ceja del Calvario, la hoy Calle Reforma hasta llegar a Guadalupe de Las Peñas. Por el oeste, los limites eran las calles de Allende, Galeana y toda la margen del río hasta encontrarse Con el otro límite, en Guadalupe de las Peñas. En entradas posteriores detallaré como se fue dando el acomodo, de manera que, para época de la independencia, dentro del predio hay partes que fueron siempre de los Indios, de de la hacienda de la Llave, otros españoles y algunos que siempre estuvieron en litigio. Mientras tanto, los fértiles terrenos se fueron convirtiendo en productivas huertas, casi todas persistieron como tales hasta el siglo XX.

 Pocos vestigios quedan de ellas, algunas bardas o elementos, de otras nada. pero su recuerdo y los de nuestros antecesores las convirtieron en míticas. En lo personal, conocí todas, algunas ya no en producción, otras en decadencia, y solo por menciones orales, pero trataré de compaginar lo recuerdos, con la investigación histórica que los complementa, muchos de ellos inéditos, recopilados durante muchos años y jamás publicados.

No se pierdan las próximas entradas.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Debido a problemas técnicos con la plataforma que publica este blog, estuve fuera de circulación un tiempo. Problemas de cuentas que tuvo que llegar a final satisfactorio para ambas partes y como dicen los abogados, es mejor un mal arreglo que un buen pleito. Así que reiniciamos. Incluso ya hasta el display donde se escribe tiene muchos cambios.

Inicio una serie de entradas sobre un tema del que casi no se ha escrito, así que como siempre, todo es original, basado en mis recuerdos, de mi familia y sustentados con una investigación histórica documental de muchos años, esto por si lo ven u oyen en otros lados, ya saben de donde lo sacan siempre.
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Antes le llamaban vagancia, hoy sería "senderismo" el hecho es que mucho de lo que escribiré en las entradas siguientes proviene de haber sido la zona, por la cercanía a donde viví de niño,  donde lo practicaba, muchos detalles los vi desde entonces, algunos no los entendí en su momento y muchos otros los pude ampliar con información oral de vecinos y familiares que finalmente pude entender y apoyar con la información documental, aunque quedan muchas lagunas por la falta de archivos tempranos, de los que solo saltan algunos de vez en cuando. Por ello recurro en muchos casos a lo que redacto como "supuestamente", "supongo", "debió" etc. con objeto de llenar en lo posible esas lagunas.   Como siempre digo, hay personas que saben más, mi única cualidad es que lo escribo. 
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SECCIÓN COMERCIAL

Aprovechando la coyuntura de que el centro de la mítica fundación es la antigua plaza de San Juan Bautista, desde donde se midieron las 2500 varas a los cuatro vientos, comparto esta fotografía de una farmacia instalada ahí a fines de los setentas. No es una construcción antigua. Muchos años estuvo baldío y con acceso por la plaza y la calle Hidalgo, solo había algunos árboles y un promontorio de escombros de algo que si era antiguo al centro, pertenecía si no mal recuerdo a un señor de apellido Uribe. Desde su construcción fue dedicada a Farmacia, creo que hoy es una zapatería.
Nótese que todavía mencionan el nombre del Jardín Madero, que fue el oficial, desde inicio del siglo XX hasta 1981 en que cambió al actual, Plaza de los Fundadores.