martes, 14 de julio de 2020

EDIFICIOS PÚBLICOS EN SAN JUAN DEL RIO II


EDIFICIOS PÚBLICOS EN SAN JUAN DEL RIO II


Complementando una entrada pasada, indico otros de los viejos edificios públicos que ha tenido nuestra ciudad que increíblemente y en otros usos, aún sobreviven. Dada la permanente escasez de datos, trato de hacer la mejor descripción con lo que hay disponible.

VER: los-viejos-edificios-publicos-de-san


ADMINISTRACIÓN DE HACIENDA

Se trata de la recaudaría de impuestos federales que funcionó a través de los tiempos en diversos locales. Ante el poco movimiento que daba la ciudad en el siglo pasado, atendía en una de las secciones del edificio del nuevo Curato, que data del siglo XIX, contiguo y comunicante de la Parroquia de San Juan Bautista y el Santuario Diocesano de Guadalupe, respectivamente. Su localización exacta es la esquina de la Plaza de los fundadores y la calle Morelos.
Imagen tomada de Google Street 2020. Fachada completa de la antigua recaudería.

El lugar, expropiado de manera no muy contundente al clero durante la época de la Reforma, fue devuelto en las mismas condiciones, de tal manera que se le dieron diversos usos, entre religiosos y oficiales. No fue construido para oficinas, más bien, como una especie de casona con anexos dependientes de la parroquia. Las oficinas hacendarias improvisadas en el ala poniente, que es la que da a la Plaza de los Fundadores, funcionaron a mediados del siglo pasado.

Actualmente, el lugar es conocido como “la Academia”, por un popular centro de capacitación perteneciente a la parroquia que creo que aún funciona, pero que tuvo su apogeo en los años setenta del siglo pasado. Ahí, atendido por damas voluntarias, se impartían diversos cursos sencillos, incluso contaba con un dispensario médico muy visitado, sobre todo los domingos por las personas de las comunidades que aprovechaban el viaje al mercado para atenderse de dolencias menores y porque hasta se obsequiaban algunos de los medicamentos. Creo que hasta hace pocos años aún se impartían las tradicionales clases de tejido, bordado, pintura, etc.

En su interior se encuentra un patio con arcos que parece arquitectura antigua, pero son materiales relativamente nuevos o modificados. La fachada, que da a Morelos tiene ventanas adornadas con rejas que sí son bastante viejas, si no mal recuerdo, parte de las donadas por Rafaela Díaz o del antiguo curato. Tiene diversas dependencias y pasillos que lo comunican hasta la Notaría Parroquial, en la zona entre las dos iglesias, con vista a la Plaza Independencia. Recientemente se remodeló y amplió la parte alta, y es ocupada como vivienda de los sacerdotes.
Hoy, el acceso es algo restringido, pero en mi niñez era completamente libre y podíamos hacer el recorrido entre los diversos salones. Sábados y domingos, cada pasillo, cuarto o salón, era ocupado por las catequistas y los niños que acudían a recibir sus pláticas y prédicas, a veces obligados para conseguir los boletitos o firmas para poder hacer la primera comunión y que también servían como moneda de cambio para los puestos de la kermes de fin de cursos, otras por gusto. Su planta es la original, pero ha tenido infinidad de modificaciones, a los gustos y usos del prelado en turno.

Ignoro si aún, pero por muchos años, también asistíamos ahí a las reuniones previas y posteriores a la peregrinación a pie al Tepeyac que instrumentaban los jefes de grupo y autoridades parroquiales, según la cantidad de asistentes era en alguno de los salones o en el mismo patio. 

Imagen del Archivo Histórico Municipal. Alegoría del año de 1893, encabezado de un documento de la Receptoría de Rentas de San Juan del Río.
A partir del último tercio del siglo XX, la oficina Federal de hacienda funcionó en otros locales rentados en el centro de la ciudad, fue notorio el aumento de contribuyentes, sobre todo obreros a finales de los años setentas, dado que se les exigía como requisito para el ingreso a cualquier trabajo, un documento llamado cédula cuarta que solo ahí se expedía, fue entonces cuando ya se tuvo que rentar toda la parte alta del entonces flamante centro comercial “Super Mohel” en avenida Juárez. Hoy funciona en un moderno edificio en el Paseo Central.


Fotografía personal 2018. Receptoría de rentas

RECEPTORIA DE RENTAS.

Este edificio fue y es el destinado a recibir las contribuciones estatales.

Se localiza en la Avenida Juárez poniente. Al parecer desde finales del siglo XIX hubo un lugar dedicado a ese fin. El que hoy se describe, fue adquirido en esos años por el gobierno del estado, ya que anteriormente era casa habitación particular. Se supone que siendo su dueño el sr. Rebollo que casualmente era el funcionario encargado, sugirió que por su avanzada edad le permitieran atender desde su casa.

Dado que originalmente la construcción solo consistía en lo que hoy es el primer patio, con el tiempo, muchas de las dependencias estatales estuvieron instaladas en los locales al interior de la cercana Presidencia Municipal.

En la década de 1980 fue objeto de una remodelación mayor y sobre todo una ampliación, (el terreno, es enorme, iniciando en su fachada en la Av. Juárez, colinda al fondo con el río San Juan. Solo a partir de entonces, se concentraron en él todas las oficinas y dependencias de gobierno del estado, que hasta entonces estaban en locales dispersos. Así, en la década vio llegar los juzgados, los separos y las oficinas de la entonces policía judicial y al fondo, un moderno anfiteatro que sustituyó al inadecuado local destinado para ello cerca de Jesusito.

En el segundo patio, que es totalmente moderno, se construyó un módulo de dos niveles para diversas secretarias a nivel estatal. 

En la parte superior de su fachada ostenta un pedestal para la bandera nacional, de cantera rosa, que representa el escudo del estado, en una iconografía muy reciente, por lo que no es antiguo, apenas de las fechas de la remodelación, pocas veces es completamente visible ya que tiene al frente las ramas de un árbol. Está frente a la bocacalle de Cuauhtémoc.

Fotografía personal 2018. Receptoría de rentas, detalle del pedestal

ESCUELA SUPERIOR PARA NIÑOS VICENTE V. ALCARAZ

En la nomenclatura antigua, la escuela superior era la primaria que impartía todos los grados.

Fotografía fechada en los años treinta del siglo pasado,  crédito a quien corresponda. La escuela superior, todavía ostentando su letrero en la fachada.
La escuela pública de San Juan del Río funcionó a través de los siglos en diversos locales y categorías. Al parecer llegó a este edificio a finales del siglo XIX, cuando todos los demás les fueron insuficientes y permaneció ahí hasta la década de 1940, aunque desde años anteriores ya había trasladado el grueso de su alumnado al no menos vetusto, pero sí más amplio edificio de la Enrique Pestalozzi. (hoy Mártir de Chihuahua) En el abandono permaneció algunos años, pero luego se retomaron algunos de sus antiguos salones como complemento de la otra escuela superior de la ciudad, la Felipe Sánchez Solís, también federal pero solo para niñas, que funcionaba junto a la entonces presidencia municipal.

Años después, ante su deterioro, fue derruido completamente y en el terreno resultante se construyó, en 1962 el moderno edificio de la escuela secundaria “Antonio Caso, que igualmente había peregrinado por diversos locales cercanos. Al finalizar la misma década, con el aumento de alumnado, hubieron de emprender otro traslado, esta vez definitivo a su actual edificio.

Desde entonces, funciona ahí la escuela  primaria Francisco Villa, en la céntrica calle de Zaragoza.

Imagen tomada de Google Street 2020. La calle en lactualidad.
Como muchos otros edificios públicos, la Vicente V. no era un local construido para escuela, supongo que fue una casona de corte particular que se adaptó por su amplitud. Sobre esta institución existe gran cantidad de datos respecto de maestros, alumnos, mobiliario y hasta planes de estudio ya que fue la escuela pública más importante en su época, aunque durante su etapa inicial siempre tuvo sobre sí la sombra de los muchos maestros independientes y escuelas particulares, casi siempre confesionales, la más conocida  la del Padre Borja que en las primeras décadas del siglo XX  funcionaba a unas calles de distancia  y cuyo último local estuvo en la calle de Matamoros, casona que fue derrumbada junto a algunas de sus vecinas en los años treinta para ser parte de la Cerillera.  La competencia era solamente de prestigio, en realidad ninguna de las escuelas particulares o maestros que ejercían en sus domicilios en la época, tuvieron un número significativo de alumnos, como si lo tenía la Vicente Alcaraz.

Algunas de las fotografías antiguas, dan constancia de su al parecer permanente estado de deterioro, visible en su fachada, aunque dicen que al interior estaba peor, lo que se refleja en las constantes solicitudes de los maestros para su arreglo, dotación de mobiliario, útiles  y material bibliográfico y didáctico, que como se acostumbraba en esos tiempos, parece que lo más que recibía eran manos de gato.

De los edificios narrados en las dos entradas dedicadas, este es el único que ya no existe, aunque a lo mejor no todo, de lo que se observa en su fachada, como en todo edificio público, tuvo un pedestal para bandera.

Dado lo estrecho de la calle, no hubo nunca la posibilidad de una toma de frente, por lo que las pocas fotografías que de ella se tiene, son en ángulo, lo que impide saber si lo que tenía en el paño fue una pintura o un grabado.


Fotografía fechada en los años treinta del siglo pasado, crédito a quien corresponda. Detalle del pedestal.

Y aunque no hay documento que lo confirme, tengo la sospecha de que el grabado del pedestal fue el que adornó en décadas posteriores, uno de los monumentos a la bandera en lo que hoy es el jardín de la familia y hoy está sobre la fachada de la antigua presidencia municipal.


Fotografía personal, fachada de la ahora antigua presidencia municipal, con el pedestal. ¿Será el mismo?
La base de aquel monumento se sabe, fue hecha con los bloques de cantera morena de la antigua caja de agua, pero el relieve es de cantera rosada, tal parece que fue un acomodo de la administración municipal, tomando elementos antiguos para integrarlos en uno solo. La posibilidad es que el pedestal fuera tomado del edificio ya en ruinas de la vieja escuela, o cuando se le derrumbó para la construcción de la secundaria, las fechas lo hacen posible. Se acepta información a favor o en contra.


Imagen del Archivo Histórico Municipal. Alegoría del año de 1872, encabezado de un documento de la Escuela Nacional de Niños de San Juan del Río, antecedente de la Superior.

En la entrada anterior de edificios públicos no pude decir la filiación del águila que preside la alegoría representada en piedra, hoy puedo decirles que es del porfiriato, es decir, de cuando la Vicente V. se instaló en su desaparecido edificio, quizá, si mi teoría es cierta, aún un nos queda una parte de él.



Alegoría porfiriana en un edificio sonorense, fotografía personal de libro.



Aunque hay otros dos edificios públicos donde pudo estar, el mencionado al inicio de esta entrada, la oficina federal de hacienda o bien en el portal del diezmo, que intermitentemente, pero durante más de un siglo, fue cuartel de los diversos cuerpos militares federales que la nación producía. El portal hoy tiene dos plantas, pero originalmente era de una planta, pudiera ser que, al  crear la parte alta, el pedestal estorbó y que mejor lugar para colocarlo, que en el jardín de enfrente. Todo es posible en  San Juan.


Imagen tomada de internet, crédito a quien corresponda. Alegoría que enmarcaba un sobre oficial, muy parecido  todo a los ejemplos mencionados,


EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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Desde el primer día en que inició este proyecto, tuvo la particularidad de que, a pesar de lo muy local de su información, los lectores  mayoritariamente eran de otros países, especialmente de Estados Unidos, que siempre encabezó la lista, a tal grado llegó la situación que, en algún momento, la diferencia fue de casi 20, 000 visitas entre las locales y las foráneas. El pasado mes, las estadísticas indicaban que al menos, estaban las visitas mexicanas alcanzando a las del vecino país, lo que al cabo de unos días se logró.


De ninguna manera me molesta tener lectores foráneos, sabrá dios hasta donde andarán algunos sanjuanenses, pero siento que, por congruencia, la mayoría absoluta debía de ser local, pero creo que todavía faltan algunos miles para lograrlo. Me sigo manteniendo en esta plataforma, ya que, por su naturaleza, aquí no llegan visitantes por ligas directas, como en las redes comunes, es decir, quien llega aquí, es porque buscó el tema específico. Por su número de entradas y lo diversos del contenido es difícil que alguien llegado por el tema “San Juan” no le eche un vistazo a más de alguna, además de la que buscaba. Continuo también con la política de no abordar los temas que ya otros escribieron, a menos que haya nuevos datos o tenga una visión diferente, aquí solo se escribe original, a lo mejor de temas no tan académicos, pero todo es historia y de alguna manera hay que rellenar el vacío al respecto que nos han dejado décadas de estar repitiendo una y otra vez lo que ya está publicado, y cuando se recurre a otros autores, se especifica claramente que los escrito es de ellos.



Como periódicamente hago, muestro las entradas más visitadas, aunque los números mostrados tienen un desfase de más de dos meses, (así trabaja la plataforma) la entrada relativa a las Poquianchis ya está rozando las 7000 visitas y la última vez que pude hacer el recuento, hay visitantes de 105 países,

No sé si será coincidencia, en tiempos de pandemia la entrada más  vista en este lapso ha sido la del doctor Humberto Avilés, supongo que si hubiera ocurrido en sus tiempos ya tendría uno de sus preparados contra ella. Si no sabe del peculiar personaje, puede acceder a la entrada dedicada a él dando clic en el siguiente enlace: 


https://iztacchichimeca.blogspot.com/2017/09/humberto-aviles-en-san-juan-del-rio.html


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lunes, 11 de mayo de 2020

La leyenda que no fue 2

La leyenda que no fue 2

 

Fotografía personal. La calle de la Cuesta, vista desde lo alto, el auto blanco a la derecha, indicaría la ubicación del pozo.

De lo publicado la semana pasada, presento ahora, la versión literaria del acontecimiento. Para los que no leyeron la anterior, hay que hacerlo para mejor entendimiento. Aclaro que hay algunas discrepancias entre ambas versiones, entendibles al ser diferentes formatos.

En el escrito original, el autor se nombra Joaquín Fonseca, pero no sé si es real o pseudónimo, espero no se moleste, supongo por algunos detalles, que fue habitante del barrio o que alguien de ahí se la contó.

 LA MUJER DEL POCITO

Por la geometría húmeda de alfombra gris, despojando la transparencia de su cuerpo, ultrajando el silencio con sus pasos, proponiendo el cansancio de la tarde al rumor del viento, Una danza de sombras tímidas intentando esconder su inocencia, el polvo encaneciendo los muros, cuando el sol destierra su sonrisa.

Árboles murmurando una añeja melodía, embriagando sus esqueletos, concursando con el vuelo de un pájaro huérfano, se exprimen los números de la luz, resbalan las cortinas opacas, resaltando el pincel de las gargantas oscuras. Un ladrido se va diluyendo en el horizonte, secuestrando el humo de una casa, pervirtiendo las huellas de las nubes.

El acertijo de la noche, reinventar los párpados de la luna, naufragar bajo su acento, inhalando el sudor de las grietas para purificar la fatiga. El camina pausadamente, atropellando las esferas abstractas de las líneas, exponiendo su mirada a la suerte, buscando concebirle colores a la rutina. Eternos, agotadores –nunca complacientes- han sido los relojes de esta existencia, los trazos de una apuesta, los atavismos de la aritmética, bajo el antifaz de un par de ojos donde cabalga todo lo posible, el indeleble sortilegio de los años.

“Reyes”, la silueta extraviada del fuego, el hombre encargado de extenderle el velo a la tarde, escoltando a la oscuridad en su llegada, en su partida. Los mismos rincones, las mismas calles, saludan su esfuerzo, su destreza, descobijando la ansiedad para encontrar los rastros del sueño. Ningún impedimento, ni pretexto alguno se abriga en su camino, siempre existirá una razón para ir en busca del sudor.

El desfile de abecedarios, el soliloquio habitual, mirando de reojo los movimientos en el rectángulo, atestiguando el ensayo del próximo concierto de los grillos, procurando no entorpecer la edificación del laberinto de una tropa de insectos.

Bajo esta confabulación con la soledad, se teje el ánimo, ratificando el decreto de las manos, la resistencia del cuerpo. Labrando el desafío de un mundo propio, compartido en ocasiones con ruidos tímidos, con el vapor de la melancolía y el calor prófugo de alguna ventana.

Las imágenes cotidianas pellizcando su cara, ascendiendo la rampa de tierra, junto al canal donde huye el agua, esquivando las telarañas pálidas, perpetuo refugio de las hojas abortadas por los frenos. Miles de pisadas cimentando a otras, coleccionando heridas y desaciertos, quizás bondades.

Para nadie es extraño este peregrinar, la costumbre es materia del murmullo, es la adivinanza de las voces. La semana escribe los meses, recapitula los años. En tiempos útiles para la almohada, conspirando un cinturón de anhelos, dos teorías para el engaño.

Lo cierto es el cuadro de aquella noche, el rigor del invierno desconocía los hilos del cigarro, los golpes de la ventisca abofeteaban su rostro, sus oídos teñidos de rojo, imitados por su nariz. Respirando suavemente, intentando reconocer al olor del frío.

Sus ojos descifraban la distancia, justamente cuando, frente al pocito –el nido de agua- descubrió la figura femenina, sin mucha nitidez, con un resplandor ajeno. Obligó a sus pies multiplicar los pasos, esbozando una irreconocible sonrisa, engendrando un rosario de suspiros. Las piedras doblegaron su dureza, facilitando el reposo del arcoíris de alborozo en su sangre, floreciendo una circunferencia de júbilo.

Ella reposaba en el filo del pozo, interpretando la textura de la humedad, mostrando sus manos al abismo. Podía tener entre veinticinco o treinta años. Sobre su blusa blanca se extendía una larga cabellera negra, tocando los bordes de su falda roja, en oleaje continuo por el eco del viento.

Una risa profunda escapaba de sus labios, al momento en que sus manos salpicaban las gotas del deseo. Parecía retar el hielo de las estrellas, incitando la sospecha de una llamarada perversa.

Cortando los metros incrementaba la curiosidad, “Reyes” resolvió el crucigrama, seleccionó las vocales, las consonantes, dispuesto a expulsarlas de su boca… ¡Buenas noches!, exclamó sensiblemente. Ante la nula respuesta repitió: ¡Buenas noches, señorita! Sin encontrar espejo a su atención atrevidamente colocó sus dedos en la angelical espalda, una, dos veces. Fue más a fondo, deslizando su mano sobre el mirífico pelo oscuro, fabricando curvas y rectas, deshojando el , todavía en el boulevard, pero a un lado de la entrada, existió este .

Cuando una ráfaga inoportuna, sacudió el encuentro, inevitablemente la mujer voltea, enfrentando su inefable cara de caballo con la mirada inconcebible de “Reyes”. Se extingue el aliento, el miedo se filtra en sus venas, sus pies arañan el suelo. Segundos martillando el corazón, el rehilete de sus brazos atina la huida, bruscamente se adentra, enloquecido por la letanía ensordecedora del ambiente… las oraciones reciben el amanecer.

Los calendarios marcharon entre el íntimo secreto y el reacomodo de la rutina, sin atreverse a contar lo sucedido. Únicamente la noche almacenaría el hecho. Aquel año del cuarenta y dos pintaría su pelo, los surcos de su piel se prolongaron.

Fue precisamente en la agonía del reloj, cuando descubrió la elasticidad de su confidencia, no era el único, la aparición de la mujer del pozo era la convergencia de otros hombres, con nombre, con apellido. Y la muerte misteriosa de su vecino, la entendió perfectamente.

Y así en estos párrafos de la cultura, se eyaculan tantas letras de un abanico de historias acontecidas en el ángulo de lo que hoy es Fernando de Tapia (la antigua calle de la Cuesta) y 2 de Abril (la otrora calle de la Santa Veracruz): EL POCITO…

 JOAQUÍN FONSECA

Como mencioné, fue parte de un concurso den 1998 pero no quedó en los primeros lugares. El ganador fue “la leyenda de la pintura de las ánimas del purgatorio”, escrita por el Antropólogo Óscar García Martínez quien por esos años había llegado del DF a dar cátedra en instituciones de educación superior de esta ciudad y a la par escribía relatos locales. Publicó dos libros, uno de relatos, cuentos y leyendas sanjuanenses, que así se titula y otro entre cuento y novela de nombre sugestivo: Don Ruti, El borracho de San Juan del Río, que viajó al infierno, en el que integró mucho de lo que investigó. Creo que regresó a la CDMX, ya no he sabido de él. En una librería frente a la escuela Revolución, atrás de Plaza Agua Rica todavía hace poco había algunos ejemplares del segundo.


                       Fotografía personal, portadas de los libros mencionados. 

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Como me dijeron que ya no había opuesto la sección comercial, repongo algunos que tenía para las pasadas entradas.

 En la escalera, casi en el acceso al fraccionamiento, pero en el Boulevard Hidalgo estuvo este negocio, no duró mucho, luego hubo más del mismo giro.


Imagen de una revista local de los ochentas.

En el de Reyes, mencioné una bebida llamada los “espíritus” de don Cándido Pérez, originalmente estaba en la Plaza Independencia, yo ya los conocí en su ubicación en Guerrero, con las famosas vitrinas con postales de diablos del infierno.

Imagen del Archivo Histórico Municipal, la ubicación de la botica en los cuarentas,


En esta entrada, nada me
jor que la imagen de Otero, del Jacalito de don Joel García, a unos metros del pozo, en la esquina de Fernando de Tapia y 2 de abril. No lo conocí así, en los 70s, tenía una imagen gigante de coca cola y por dentro abarrotes, frutería, sinfonola, cantina y luego futbolitos.

Oleo del Maestro Armando Otero. a unos metros a la izquierda del señor de sombrero estaría el pozo.

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BONUS TRACK

Como esta entrada quedó muy corta y para aprovechar el espacio, ahí les van otras yerbas, para los que no hallan que hacer en lo que va a ser ochentena.

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Decían que era cantor de protesta, enemigo jurado de la política y la corrupción, él decía que no llegaba a tanto, que ante lo que se veía, apenas sería costumbrista. Había sufrido más de una docena de presidentes, ninguno valía la pena. Feroz, cada seis años reinventaba en hilarantes parodias, su crítica a los ritos priistas: el tapado, la sucesión, la cargada. Cada seis años  y nunca se casó. Su composición La Casita, catalogada a nivel mundial como una de las canciones de crítica política más dura, a nosotros nos hacía reír. Clientes frecuentes suyos fueron los presidentes y la Tigresa, amante de varios de ellos, sus guaruras, banqueros y todo político y partido habido en el país hasta hoy. Primer cantor popular que entró al Palacio de Bellas artes y primero que lo dejó porque ya le quedaba chico.

Allá por inicio de los ochentas, en la amplia banqueta que dejó el derrumbe de la huerta de la Viña, en la esquina de Allende y la Plazuela, un ambulante expendía en el suelo los entonces novedosos cassettes, uno en especial me atrajo por tener en portada algunos dibujos de personajes de los Agachados de Rius. No puedo describir mi asombro al escuchar musicalizado lo que en el país pasaba y el desparpajo con que insultaba al gobierno y sus acciones, en tiempos en que nadie podía siquiera tocar con el pétalo de una letra a la clase política, él lo hacía directamente. La cinta era el volumen 1 de las Parodias Políticas, entonces dedicadas exclusivamente al priismo, hoy le vienen a cualquier partido, el poder solo cambia de piel. Siempre dijo que una canción no hace la revolución, pero al menos si te crea otra visión y en algunos casos una conciencia. Perdí muchas veces la grabación, la recuperé otras tantas a la par de muchos discos, cassettes y vinilos. Al reciente fallecimiento del cantor, pensé escribir, pero encontré algo mejor. De inicio parece un simple discurso de fórmula, pero termina en el más puro realismo mágico, con una descripción perfecta de lo que fue, entremezclando sus canciones y la película “los Caifanes “. No estaba escrito así que tuve que transcribirla, léanla al menos por lo que me costó. A ver que les parece. (así decía al público Óscar cuando presentaba una canción en vivo).

 

Fotografía personal, portada.

Fotografía personal, portadas.

No se trata de dar definiciones ni conceptos, solamente expresarse. Vivir intensamente, vivir intensamente es conseguir una impresión del vivir. Es la reflexión inicial de la película “Los Caifanes” que inevitablemente nos evoca la imagen soberana e independiente del gran Óscar Chávez Fernández a quien en este acto la casa verde y oro le otorga el grado de Doctor Honoris Causa por ser primerísimo exponente de la nueva trova mexicana y de la canción popular. Compositor y cantante, prolijo difusor de este canto, voz de la epopeya mexicana, es canción, sentir, impulso y esperanza, impresión absoluta de vivir.

Henchido de emoción no encuentro una mejor manera de celebrar el inicio de las actividades de abril, mes de la lectura, que con nuestro máximo reconocimientos a uno de los artistas más portentosos de nuestro país porque el fomento a la cultura y el amor hacia las letras son dos de los valores más arraigados en la UAEM por ser inherentes a la formación universitaria como Óscar Chávez quien nos ha entregado su fuerza y entusiasmo, reflexión, parodia, protesta, la convicción de un ciudadano que no solamente se ha preocupado por contribuir al fortalecimiento del arte sino que, además ha sido paladín del libre pensamiento y de la crítica, que no ha dudado en exponer los horrores y penurias por los que ha  transitado nuestra nación y América Latina, y a su vez no ha perdido la facultad para transmitirnos la alegría de la vida y el ánimo feliz de nuestra gente.

Por ello reconocemos y celebramos la vida de un poeta, de un artista, de un cantor, lo distinguimos y honramos, no como un homenaje ya que en sus propias palabras “los homenajes me suenan a epitafio” sino como una muestra fehaciente y viva de un mexicano irrepetible y genial que no duda en externar su opinión y cuyo discurso se ha mantenido coherente con sus actos a lo largo de más de cinco décadas.

Óscar Chávez es una figura de sonoridad. En él se contiene la idea de justicia, el ideal de libertad y como afirmaba Héctor Negro “El cantor   popular, el artista íntimamente vinculado al pueblo tiene una misión y la cumple,”

Para cantarle a mi gente,

de tanto verla olvidada,

le arrimo mi canto,

le doy la esperanza.

 La UAEM, casa plural, reducto vanguardista desde sus orígenes, nacida de la genuina sed del conocimiento, de la ciencia y de las artes, valora con amplitud y genuino respeto el trabajo que Óscar Chávez ha realizado durante más de 50 años en favor del arte y la cultura nacional y de América Latina, ya como intérprete, ya como investigador o compositor, como actor o voz imprescindible para luchar contra los regímenes totalitarios o defender a los más débiles.

Pensamiento, garganta y guitarra disidente, coplero y poeta, sensible y contestatario. Oscar Chávez, dueño de la voz profunda y la palabra oportuna. se suma siempre a darnos una imagen diferente de la historia, deja desnudo al ser humano sencillo, también al poderoso o al que porta jubiloso su verdad para enseñarla. Es Óscar Chávez, no se confundan señores. Hombre acuisioso con el pasado de su patria y de su continente, congruente con su actualidad y anhelante de un futuro venturoso para su gente.

Poderosas sentencias lo convocan, como esa de Octavio Paz que conmueve nuestra historia:

Qué tierra crecerá que no te alce

Qué sangre correrá que no te nombre

Qué voz madurara de nuestros labios 

que no diga tu muerte

Tu silencio, el callado dolor de no tenerte

Pero también transmite historias entrañables, como “La Delgadina”, corridos, sones, tangos vigentes y olvidados, las poéticas letras de Chabuca Granda o llenas de nostalgia como las de los Hermanos Gil, canciones de siempre como las de Chava Flores o añoranzas dulces como las de Cri – Cri, Manuel Esperón o Rafael Hernández y su lamento borincano, que son una pléyade de éxitos hoy conocidos en gran parte gracias a la labor de rescate y difusión de este incansable intérprete que los entrega a la juventud, siempre, siempre con un mensaje de reconocimiento a nuestras profundas raíces y cultura incomparable. En su voz, la poesía de José Martí entró hecha canción a los recintos universitarios y al pueblo de México:

Quiero, a la sombra de un ala

contar este cuento en flor

La niña de Guatemala

La que se murió de amor.

Y también con su precisión acostumbrada, Oscar Chávez nos entregó una forma de expresar el amor, el amor en una muy educada rima, muy puntual en su acento:

Por ti, yo deje de pensar en el mar

Por ti, yo dejé de fijarme en el cielo

Por ti me ha dado por llorar como el mar

Y me he puesto a sollozar como el cielo

Me ha dado por llorar.

Su labor ha contribuido a que varias generaciones revaloren su calidad musical. Como decía José de Molina: “Siempre canta, con arpa, guitarra y cuatro o con un hueso nomás, el latinoamericano hace de todo un instrumento, todo lo que toca suena, pues tiene temperamento”.

En la recuperación de esa gran cultura señoras y señores que poseemos y de este importante acervo musical, Óscar Chávez conoce y domina todos los ritmos, tonadas y compases, pero también se ha apropiado de los sentimientos y valores que subyacen frágiles y latentes en sus letras cantando fiel al espíritu de la composición y como un devoto admirador de sus creadores. En sus interpretaciones Chávez es al mismo tiempo respetuoso y creativo, severo con la calidad y lúdico en su entrega al público. Su faceta como investigador y recopilador de la música popular mexicana no deja duda alguna, es atento al contexto y ceremonioso con la memoria colectiva de su querido México, de sus raíces latinoamericanas o de su humanidad ávida de justicia social. Fiel a la expresión del país, engalana la interpretación con su pura voz. Con su voz pura y estentórea recrea ambientes, otorga dignidad a las letras que un día fueron sometidas al silencio del cajón del recuerdo o que fueron olvidadas deliberadamente ante la invasión avasallante de la moda, eliminadas por sus inconvenientes para los intereses comerciales. En su recuperación y reinterpretación nos devuelve siempre al país, a esa nación que no se vende y que, en cambio, se convierte en motivo de lucha, de restauración, de identidad, de pertenencia.

Investigador del arte, de la cultura nacional, actor, locutor, cantante y acompañante de las mejores causas por la libertad en México y en el mundo eligió la independencia porque” como el jilguero sabe, que no es para adornar a ninguna casa sino para volar”. Eligió la tierra, las canciones de la mina, de los ferrocarrileros y las de los campesinos, prefirió cantar las batallas de la revolución, los corridos y el amor de antaño porque en estas tierras y en estas composiciones siempre hay letras de sobra, veta de conocimiento irrenunciable y trascendente y sabe que el pueblo profundo, el pueblo de Rulfo está en esas coplas, reclamando para ser conocido, valorado y difundido, para no sucumbir como nación.

Hay un lirio que el tiempo no consume

Y hay una fuente que lo hace enverdecer

Tú eres el lirio, dame tu perfume

Yo soy la fuente, déjame correr

Pero ese mismo compromiso con el arte popular y con la historia nacional lo han llevado a la rebeldía, a ser crítico y contestatario. En ese tema no transige, es consecuente e incansable y ello lo conduce a interpretar poesía y canciones de sencillos luchadores sociales o escritores reconocidos como aquella que musicalizó de Neruda, dedicada al patriótico Manuel Rodríguez.

Que se apague la guitarra

Que la patria está de duelo.

Nuestra tierra se oscurece

Mataron al guerrillero

Caifán educado, dulce, al que se recuerda con cariño, con nostalgia, con la complicidad del público y con su mejor aplauso, Óscar nos transmite la ternura de un sentimiento nacido en el seno mismo de la diferencia de las clases sociales y a pesar de no ser un rogón, ofrece un poco de poesía:

Voy a buscarte, voy a encontrarte,

Voy a llevarte fuera del mundo

Tu y yo, nosotros dos,

Ahora, así, aquí. Fuera del mundo

Fuera del mundo, fuera del mundo

Esa misma sensibilidad lo ha llevado a participar en las grandes batallas del México contemporáneo, por la libertad de prensa, por la equidad, contra el totalitarismo o por la autonomía de las universidades- Para crear, para pensar, para manifestarse ha encabezado conciertos a favor del pensamiento libre, ha suscrito peticiones y desplegados, ha sido fiel compañero de las causas  independentistas y revolucionarias, por eso ha sido amigo de José Emilio Pacheco, de García Márquez, de Panteón Rococó, Tehua, los Morales, Amparo Ochoa, el Negro Ojeda o los Folcloristas. Es amigo de Jaime López, de Rafel Mendoza, de David Haro y de Chamín Correa.

Puro chance

aquí se encontraron de sopetón el águila y la serpiente 

Y desde entonces vivimos dejados a la puritita suerte

Suerte te dio Dios y del saber puro camote

Primero nacer y la segunda parte es la suerte.

 Ya sea en Bellas Artes, en las plazas, universidades o auditorios, recibiendo el premio nacional de ciencias y artes o festejando su cumpleaños en el Zócalo de la ciudad de México, es el mismo hombre conforme con su ideario, con su sentir y con su México, que une su voz educada a la Sonora Santanera, Gabino Palomares o los jóvenes intérpretes para decir su verdad porque como decía Violeta Parra:

Pa cantar de un improviso

Se requiere buen talento

Memoria y entendimiento

Fuerza de gallo castizo

Con genuina pluralidad y veneración canta a Sor Juana, a Gilberto Owen o Amado Nervo, José Martí, Carlos Puebla, Violeta Parra, José Alfredo Jiménez, Daniel Camino Diez. Con autentica capacidad nacida del estudio y de la dedicación al arte, compone en distintos ritmos música de diversas latitudes y variadas culturas. Su universalidad es propuesta siempre fresca y abundante, rica en expresión y latente en su magia. De Ixhuatán Oaxaca, tierra de don Andrés Henestrosa, Chávez hizo otra interpretación que quedará para la eternidad;

Yo andaba buscando la muerte

Cuando me encontré contigo

De ahí tengo el corazón

En dos mitades partido

 Y así de todo el territorio nacional trajo un equipo sonoro: Música yucateca, canción cardenche o boleros, sones o valses. Todos los ritmos y compases se hicieron en su voz que ronca como la guitarra sexta.

Y luego volvemos a los palacios secretos, olvidados, convertidos en viviendas humildes. En un juego de miedo y sorpresa, el rico y el pobre se unen en un México mágico de personajes sublimes que chocan, pero coexisten.  En este año también, comunidad universitaria, celebramos cincuenta años de “los Caifanes”, película icónica del cine nacional en la que confluye el genio de Fuentes y de Monsiváis y en la que conocimos al “Estilos”, al “Mazacote”, al “Azteca” y al “capitán Gato” que dejarán a la posteridad una de las más elocuentes e insignes muestras del séptimo arte surgido en nuestro país y que hicieron fusionar a Lope de Vega con Jorge Manrique:

A mis soledades voy

De mis soledades vengo

Porqué andar conmigo

Me basta mi pensamiento

Cómo se pasa la vida

Cómo se viene la muerte tan callando

¿Qué se hizo el rey don Juan?

¿Qué se hicieron los compadres del Peñón?

¿Qué fue de tanto caifán?

 Entrañables y sorprendentes personajes que han sacudido nuestra conciencia y se han instalado para siempre en la memoria colectiva, uno de los cuales, el Estilos, aquí presente, interpretado por Chávez, fue recreado una y otra vez en cada escena, ya sea para cantar a la muerte:

El pájaro y el chanate 

Jugaron una partida

El pájaro está en Durango

Y el chanate en la otra vida

 O para conmovernos cuando corre para devolver el caballito, que se le había olvidado a la señorita.

Esta universidad pública que tiene cimientos de libertad y extensas alas visionarias otorga el día de hoy el doctorado Honoris Causa, máximo reconocimiento académico con que cuenta esta institución de prestigio y que es el primero que recibe Oscar Chávez. Y qué pena, porque las demás universidades se tardaron en hacerlo y no es culpa de él, sino de aquellos que no quieren ver que la música, su música en particular es la representación social que permanentemente está hablando. La comunidad verde y oro reconoce su voz al servicio de una causa, su talento se hizo a la par elocuente, una protesta constante que a través de su cantar le da categoría al coraje de oponerse a lo injusto, a lo irracional y a todo aquello que va en contra de la esencia humana. Su categoría de hombre lo define, su métrica lo exalta, su melodía lo identifica, su voz potente, clara y firme, es saeta que camina con el pueblo, al que invoca siempre y siempre, pero siempre lo inspira. Nuestro aplauso, el más sentido el más nítido, el que viene de adentro del alma para que quien ha dado con su altar una razón más para amar a la patria,

Esta enorme universidad le reconoce de forma especial al poeta andariego Óscar Chávez, a quien honra en su persona las palabras de la varonía chilena de Salvador Allende:

QUE SEPAN QUE ESTAMOS AQUÍ

POR LO MENOS CON NUESTRO EJEMPLO

QUE EN ESTE PAÍS HAY HOMBRES

QUE SABEN CUMPLIR CON LA OBLIGACIÓN QUE TIENEN

QUE SE ESPERA LA RESPUESTA POSITIVA

DE LOS SOLDADOS DE LA PATRIA

MUCHO MÁS TEMPRANO QUE TARDE

DE NUEVO SE ABRIRÁN LAS ALAMEDAS

POR DONDE PASE EL HOMBRE LIBRE

PATRIA, CIENCIA Y TRABAJO.

Doctor en derecho Jorge Olvera García. Rector de la Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca México, abril de 2016.

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Y ya si deveras el confinamiento les da mucho tiempo, pueden acceder al video del discurso y la ceremonia completos: 

https://www.youtube.com/watch?v=-gFOoH72qaM&t=3020s