Impresos históricos sanjuanenses 2
He mencionado antes que, por la manera en que redacto,
a veces parece que los textos aquí presentados son más que nada creación mía,
lo cual no es completamente cierto. En realidad me baso en una infinidad de
libros leídos, la gran mayoría los tengo en forma física en mi biblioteca
personal.
Desde niño tuve la oportunidad de acceder a la lectura,
inicialmente a base de préstamos de amigos
y compañeros o de las bibliotecas de las escuelas donde estudié. Con el tiempo
pude hacerme de algunos y comenzar a hacer acopio de ellos. Supongo que sufrí
el proceso natural de cualquier lector asiduo, de ir cambiando el tipo de
lecturas que me interesaban, de los simples cuentos infantiles pasé a los de
aventuras, luego a la historia universal, ciencia ficción, poesía, historia de
México, más adelante llegué a la literatura latinoamericana y finalmente
terminé en la historia local.
A la par de la lectura, poco a poco fui acrecentando
mi biblioteca personal. No recuerdo cual fue el primer libro que tuve, muchos de los iniciales los iba cambiando o vendiendo para acceder a
los de otros temas, aunque algunos se iban quedando. Conservo, de la
década de los setentas, Canek, de Hermilo Abreu Gómez y Colmillo Blanco de Jack
London. Por cuestiones económicas, muchos
los adquirí en un kiosko que estaba en el actual Jardín de la Familia, llamado el Correo del Libro, después el Correo del Lector, eran de buenos temas aunque de malísima edición, pero a precios populares, ya que
era un programa gubernamental.
Creo que era yo el único que les compraba porque no
duró mucho, aunque persistió otro en el jardín Obregón de la ciudad de
Querétaro, mismo que tras varios enroques se convirtió en la Unidad Cultural
del Centro, hoy librería de Gobierno del
Estado en La calle Corregidora, junto a la tienda del sol.
Siendo nuestro estado un gran productor de libros a
nivel local por las diversas dependencias, cuando empecé a interesarme por la
historia local, fue en esa librería donde comencé a adquirir textos relativos a
precios módicos, todos los conservo, aunque por el factor económico nunca
compraba muchos, fui constante. Ellos constituyen la base de mi actual acervo.
Recuerdo de entonces: Amealco, Documentos
de sus Historia y Fuentes Primarias
de David Wright.
Un dato extraño, en mi niñez, es decir hace unas
cuatro décadas, era fácil conseguir las pocas obras que se editaban de
carácter puramente local, a lo mejor
sería porque yo mismo las buscaba, de tal manera que casi todo lo publicado en
cuanto a libros, folletos y revistas locales al menos pasó por mis manos,
muchos los conservé y otros los vendí o cambié, error que me ha costado mucho
tiempo, casi todo lo que se fue lo he repuesto aunque hay todavía una media
docena de pendientes que espero algún día obtener.
A partir de la década de los noventas, empecé a adquirir de manera constante lo relativo a San
Juan del Río, punto de partida de lo que
en este blog aparece, y de ellos, seleccionados, los que empecé a reseñar en la serie
de publicaciones que hoy continuo.
UN POPURRÍ LITERARIO
5.- OBRAS DEL DOCTOR MANUEL DOMÍNGUEZ ( LEYENDAS
HISTÓRICAS)
Había mencionado que el doctor Manuel Domínguez había
escrito varios libros sobre todo durante su residencia en la capital de la
república. Nunca he visto uno suelto, muchos de sus escritos se recopilaron en
1909, poco antes de su muerte en el número 67 de la Biblioteca de Autores
Mexicanos.
Supongo que con su anuencia, el impreso de más de 400
páginas, incluyó escritos que dieran fé de sus diversas facetas como escritor.
El mencionado libro incluye, una según él leyenda
histórica, igualmente dice que es
ficticia, pero es fácil adivinar la crítica personal del autor, seguidor
de la causa imperialista, a la guerra de
reforma y contra el imperio que devastó la forma de vida establecida hasta
entonces,. En ella menciona, solo como ubicación, lugares reales como San Juan
del Río, Cadereyta, Bernal, pero la acción de este en realidad drama romántico,
lo sitúa en un mítico pueblo: Peñastlán, ignoro si en realidad se refiera con él a San Juan del Río por el añorado y trató
de disfrazarlo, carezco de elementos mayores para saber sus intenciones.
Contiene el libro, además:
-Otra leyenda: El capitán Fantasma (en realidad más
que leyenda, es otra novela del género post guerra y otra vez su nostalgia por
los tiempos idos)
-Una descripción de viajero llamada Cuautla, referida
a la entonces actualidad del pueblo donde José María Morelos gestó sus páginas
de gloria. Incluye descripción de
edificios, hechos, lugares y gente, terminando con una crítica.
- Fátima, una leyenda árabe, (creo que esta sí es
puramente literaria)
-Un discurso propio
pronunciado durante su gestión como gobernador del Distrito Federal.-
Creo que merece ser parte de la
Bibliografía Histórica Sanjuanense, por dos motivos:
Por haberse editado aún en vida del autor, incluye
la autobiografía (aunque en el índice
está equivocado y dice “bibliografía” ) de este sanjuanense que pasó de la
gloria al infierno y sufrió en carne propia, las vicisitudes de sobrevivir a un
ideal que había sido derrotado 45 años antes. (de aquí tomó todos sus datos Víctor Cano para su obra " De la Lousiana a la Nueva España)
El segundo motivo es la exposición de sus razones, por él escritas en la Carta Prólogo, dedicada a su distinguido amigo, el Sr. D. Javier F. Ceballos, de San Juan del Río. En la que parece desdeñar, pero más bien despedirse de la ciudad que lo vio nacer.
Por su antigüedad, el libro es difícil de hallar, pero más porque me dicen que la edición del libro fue limitada y
se distribuyó en escuelas y oficinas gubernamentales. Ojalá y pronto aparezca
un ejemplar físico de esta compilación o bien de las obras sueltas y pase a
engrosar nuestra raquítica - Ahora sí bien dicho- Bibliografía Sanjuanense.
Para más datos del Dr. Domínguez, dar clic en el enlace siguiente:
El nocturno a un Sanjuanense
EL SUPER BEST SELLER SANJUANENSE
6.- STAUROFILA. PRECIOSO CUENTO ALEGÓRICO PARÁBOLA EN QUE SE SIMBOLIZA LOS AMORES DE
JESUCRISTO CON EL ALMA DEVOTA.
Con este extraño título, una sanjuanense del siglo XIX, la Srita. María
Nestora Téllez Rendón, da a la luz pública, no un cuento como dice su título,
sino una novela mística, tampoco una parábola, sino muchas, la
principal, la que constituyó su transcurrir en la vida.
Nacida en 1828 en nuestra ciudad, esta educadora sufrió
desde niña de la pérdida de la visión, razón
por lo cual, su padre dedicó su vida a
fortalecer su formación académica y
religiosa, que ella misma continuó a su muerte, llegando a perfeccionarse al grado de titularse como maestra y
desempeñar su cargo en diversos establecimientos de la capital del estado,
incluso uno de su propiedad, reconocido en la época, además de la realización
de obras religiosas que le valieron
recibir reconocimientos de las autoridades eclesiásticas de su tiempo.
Aunque por una operación quirúrgica recuperó algo de
la visión, solo fue momentáneo y volvió a su estado anterior.
Como se menciona en la introducción, la obra
no fue creada para su publicación, sino que se trataba de una especie de cuento
que ella relataba de forma oral en reuniones y poco a poco se fue ampliando al
grado de que le pidieron la hiciera por escrito. El tema es puramente religioso, narra la
experiencia de una joven, que en busca de un príncipe, encuentra, tras muchas
peripecias, a Jesucristo, el amor verdadero y a él se consagra a través de la
vida religiosa. Supongo que fue del agrado de las autoridades eclesiásticas, quienes, como se
utilizaba antaño, le dieron su aprobación y fue publicada. Para una persona con
tanto sufrimiento en la vida, el encontrar en la religión el único apoyo en sus penas, debió ser el
motor que le impulsó a realizar su gran
obra, la aquí reseñada, además de poesías sueltas, manuales cristianos y obras
pedagógicas. En su modestia, no permitió
que la primera edición llevara su nombre, solo hasta después de su muerte, fue agregado a las ediciones subsecuentes.
Incluso en el trance de su muerte el dolor pareció ensañarse con ella, lo que no impidió que continuara su producción literaria casi hasta el
último aliento.
Tras el recrudecimiento de una enfermedad del estómago
que había parecido toda su vida y habiéndose trasladado a Acámbaro, Gto. Debió
quedarse sola en sus últimos días, componiendo la siguiente octava, más que
descriptiva del momento.
Bienvenida
sea la Cruz
De mi dulce
Salvador,
Yo la abrazo
y la recibo
Para
probarle mi amor.
Que el dolor
me purifique
Y me haga
digna de ÉL,
Yen la
paciencia le pruebe
Que soy su
esposa Fiel.
Murió en
diciembre de 1890 “Fue su cuerpo vestido
de blanco y velado por las Hijas de María, Asociación que le era predilecta y
cuya cinta portaba desde 1877 No se pudo sepultar sino 36 horas después de su muerte.” …”Procuró imitar a María Santísima en sus
virtudes”
El nombre de la obra fue tomado de otro viejo libro llamado
“Staurofila o el camino Real de la Cruz”, los nombres propios utilizados fueron dados
por los editores y amigas cercanas de ella colaboraron con los versos.
A partir de su primera edición en 1889,
se han hecho infinidad de reediciones,
en lo personal, tengo 3 de ellas, pero al menos he visto unas 10
diferentes. De la de 1951, que
es un copia de la segunda, tomo los datos aquí expuestos y el entrecomillado ya que además del
cuerpo literario, incluye dos agregados que le dan carácter histórico; una
advertencia sobre la intención de la obra y la por demás dolorosa biografía de
Nestora Téllez, vida marcada por el dolor encauzada a la religión y la
literatura, dolor que recibía como prueba para demostrar su amor a cristo, que
pregonó hasta el último instante.
Calculo en decenas de miles de ejemplares los que se
han impreso de esta obra, lo que lo constituye en el best seller sanjuanense de
todos los tiempos, por su alto contenido religioso, desde pronto fue muy
difundida en las librerías católicas, hasta hace poco era fácil conseguir en ellas
ediciones recientes.
Continuará...
DATO CURIOSO
Otra de las obras de Nestora, de carácter puramente
religioso. Nótese el clásico apropiamiento del lugar de nacimiento del personaje, asegún hija nativa de la capital, como se dijo también de Mariano Perrusquía y Wenceslao Sánchez de la Barquera, otros ilustres sanjuanenses. Del editor, cualquier coincidencia con algún personaje real es pura semejanza.
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