San Juan del Río Tropical 2
Fotografía personal, vista casi aérea de la calle de Cóporo, hoy Melchor Ocampo, En la acera derecha, donde está el último auto al fondo está la casa que habitó el conjunto
A finales de la década de 1970 vivía quien esto
escribe en la Plazuela Guadalupe Victoria, barrio bajo le decían entonces a
pesar de solo estar a unos metros de la Avenida Juárez, lo de barrio era una
referencia oral e incluía además las calles de Cóporo, la Cuesta, 2 de abril y
Reforma.
Lo de bajo además de en lo económico lo era
también en el estatus así que muchos de sus habitantes en cuanto tenían
oportunidad cambiaban de rumbo y las viejas casas quedaban para su renta al mejor
postor, por lo general casi siempre foráneo, casi siempre recién llegado y siempre
en condiciones económicas precarias. Valga aclarar que el antiguo burdel, hoy
llamado Casa de las Poquianchis, ubicado al final de la calle de Cóporo se
había convertido en una vecindad y a él frecuentemente caía esa gente humilde.
Incluso, en uno de esos hechos surrealistas que ocurrían en la ciudad que luego
ando contando y nadie me cree, la primera oleada de migrantes centroamericanos
llegó aquí en un globo aerostático, era una familia del Salvador, unas 20
personas, que por alguna maniobra errática o climática tuvo que descender en la
Colonia Juárez y chocó con el terraplén de la vía del ferrocarril. El aparato
quedó inservible, no vi el percance, pero fui luego a ver los restos. Por esos
años en el terraplén solo rondaban unas enormes lagartijas y algunos de los que
se las tronaban, seguramente al ver el globo que se aproximaba pensaron (los
jóvenes, no las lagartijas) que ahora sí le habían entrado macizo al 5000. La
familia recién llegada llegó obvio, a la casa de las Poquianchis, aunque no son
los que voy a relatar a continuación, si lo son contemporáneos.
Volviendo al barrio bajo, habituado al sonsonete chilango
y de los ranchos circunvecinos, un día, una extraña tonada entre las voces me
indicó que otros recién llegados a Cóporo no eran de aquí, incluso algunos se
oían como costeños. El caso es que el nuevo grupo de habitantes formado
principalmente por hombres ocuparon una casa entera de la acera poniente de
Cóporo, casi todos eran solteros, pero llegó a haber niños y lo más extraño es
que algunos cambiaban, es decir se iban y llegaban, otros sí regresaban
y a algunos no se les veía más.
El misterio se acrecentó porque a veces venían
por ellos en coches o algún camión y desaparecían por días. Cuando permanecían
aquí no se les veía trabajar nunca ni elaboraban productos para la venta como
muchos de los vecinos, poco a poco, a través de pláticas, dejaron entrever que
eran músicos y formaban parte de un grupo de renombre “Los Guapachosos” cuyo
género era el tropical: cumbias y ballenato para ser más específicos.
Por esos años, a nivel mundial causaba furor John
Travolta y la música disco, pero a nivel local aún tenía vigencia el reino de
la Terlenka y su principal exponente, un músico tropical llamado Rigo Tovar, y
su conjunto Costa Azul, quien llegó a presentarse un par de veces con lleno a reventar
en el salón de fiestas de la Zona Industrial, lo que hizo que surgieran como
hongos, oleadas de grupos del género, pero de diversas cualidades.
Los Guapachosos, decían, por tener mucho éxito en
zonas aledañas, que se habían establecido en este lugar como centro para
acceder fácilmente a sus conciertos. (Eso decían, quien sabe si era cierto, no
faltaron algunos vecinos que ya se habían percatado de que eran el grupo
animador de planta en “la Escondida”, el centro nocturno y burdel de postín,
ubicado frente a la estación del ferrocarril, en otro rumbo de la ciudad)
No se si por eso, o porque la gente del barrio ya
era medio maleada y no les creía mucho, llegaron incluso a salir a la calle,
con sus trajes de presentación: color negro, camisas con escarolas, mangas
amplias y floreadas y como remate un moño, tal outfit indicaba que no eran
cualquier grupo, decían los conocedores que era igualito al usado por “Tiberio
y sus Gatos negros” otro conjunto reconocido de la misma ola. Luego
-inicialmente no lo hacían- empezaron a ensayar por las mañanas, no se si
porque sentían que seguían sin creerles que eran famosos o porque estaban
llegando nuevos integrantes y a veces hasta andaban en la calle tocando algún
instrumento, lo que alguna vez nos permitió escuchar el primer mobus con un
saxofón en plena calle.
De sus pláticas callejeras, se pudo saber, que
incluso ya habían grabado discos, hasta Elepés (L.P. Long Play, de vinilo
grande con 5 canciones por lado, lo que denotaba cierto nivel, no era como
ahora que cualquiera puede grabar un mp3, las compañías solo hacían el gasto
con artistas que sabían iban a redituar el gasto que implicaba la producción,
promoción y venta) pero otra vez la gente entre que les creía y no.
La situación cambió cuando un buen día llegaron
con la sorpresa; uno de ellos era compositor, e inspirado dijeron que, por el
lugar, pero supongo que más por la situación de incredulidad que los rodeaba,
iba a hacer una canción dedicada a San Juan del Río, misma que sería incluida en
su próximo disco, incluso iban a poner en la portada una fotografía tomada
aquí.
Y resultó que sí, un buen día llegaron al barrio
con el producto terminado, no era un L.P. sino un sencillo, (solo una canción
por lado, en 45 revoluciones por minuto) una de ellas titulada “Bonito San Juan
del Río”
Entre los muchos amigos que habían hecho en la
ciudad, se encontraba uno de los locutores de la estación de radio local, la
XEVI, lo cual ayudó a que, por un tiempo, la canción se posicionara como éxito
a nivel local.
La venta del sencillo en el barrio fue muy buena y
sí, la fotografía mostraba al grupo en los jardines del balneario “Agua Rica”
(que se encontraba ubicado donde hoy es la plaza comercial del mismo nombre)
Después se supo que el par de temas aquí
conocidos eran parte de un L.P. distribuido a nivel nacional y que el grupo sí
era de caché.
Un buen día, tal como llegaron, silenciosamente,
a pesar de ser músicos, los Guapachosos como grupo se fueron, seguramente a
otro punto, quedaron aquí algunos de los músicos locales que lo integraron,
pero los esenciales y el líder se fueron. Uno de ellos, de nombre bonito; José
Luis fundó “la Paz”, conjunto versátil de gran renombre en la escena fiestera
sanjuanense hasta los años noventa.
Hace poco supe de ellos por algunas menciones en internet, integran la misma agrupación en el estado de Tabasco, inundando el
edén con sus melodías. Incluso continúan grabando y hay temas de ellos en You
Tube. En la legua, como todos buenos músicos, su agrupación ha sido semillero
de muchas otras y solistas de todos los géneros, incluso, ya hay nuevas
generaciones entre ellos y recuerdan con cariño su etapa sanjuanense, donde
fueron parte de un barrio, que al principio no les creía, pero al final
reconoció su calidad, se recuerda el concierto que por un aniversario de la
XEVI, en el balneario Santa Mónica, abrieron el concierto de “La Dulce Rosario
y sus Tremendos Sepultureros,” pocas veces los teloneros son más ovacionados
que el estelar, esta ocasión si lo fue, amenizando el locutor estrella de la
estación de radio, el tío Nieves.
Me refiero a ellos de manera genérica como los
guapachosos, no por sus nombres propios, porque así se les decía en esos
tiempos, en contraste, presento a ustedes los nombres y fotografías de ese
entonces, de los más representativos, porque en total fueron muchos, entre
foráneos y locales.
La fotografía del conjunto en Agua Rica no fue utilizada para el L.P. que contenía la canción alusiva, pero si fue portada de otro que no llegó aquí pero sí se distribuyó a nivel nacional.
El sencillo con la canción, que como todas las familias del barrio adquirimos, hace mucho se perdió, pero pude conseguir hace algunos años el L.P. (incluso sin abrir) que la contiene. Pensaba hacer una presentación con imágenes y utilizarla como fondo, pero no sé si viole el copyright al hacer un mp3, así que mejor hice un video medio a la descuidada, donde se escucha la canción, aclaro que debí cortar una parte al final, la muchacha de la portada, no creo que sea la mencionada María, así eran las portadas de ese género en aquellos tiempos.
Pueden escuchar el extracto aquí:
Bonito San Juan del
Río.
Compositor: José Pilar
Suárez
Bonito San Juan del
Río
Con su estilo colonial
Su arquitectura de
casas
Y calles de la ciudad
La plaza de
Independencia
Esquina Jardín Madero
Como una paloma blanca
Su Parroquia luce bien
Su importante avenida
Se llama Juárez señores.
Ahí conocí a María
La chica que más amé
De dónde vienes paloma
Vengo de San Juan del
Río
A dónde va mi paloma
Vamos a San Juan
A
buscar a mi María
A buscar a mi María
A buscar a mi María
La chica que más
quería
Como se puede oír, incluye todos los elementos
necesarios, la mención de las calles, los edificios, la referencia al que en
ese momento se conocía como “estilo colonial” que en realidad no lo era. El
jardín Madero mencionado es como se llamaba entonces la actual plaza de los
Fundadores. La muchacha, María, seguramente ficticia para dar oportunidad a que
más damas se identificaran con ella.
La melodía como mencioné fue muy conocida en
su tiempo, ignoro porqué no persistió, quizá porque el género pasó de moda, el
caso es que cuando se mencionan las canciones dedicadas al pueblo nunca se toma en cuenta a esta. Sirva este recuerdo como un reconocimiento al conjunto y sus muchos
integrantes, que al menos dejaron una constancia de su paso por nuestra ciudad.
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