Se ha demostrado por diversos autores que las versiones
populares y doctas sobre las fundaciones de San Juan del Río y Querétaro
incluyendo la leyenda de la celestial aparición en favor del bando español del
apóstol Santiago en la última, derivan de la serie de escritos coloniales
otomíes aislados pero de similar manufactura y contenido, referentes a los
méritos como conquistador del cacique indígena Don Nicolás de San Luis Montañez, específicamente
uno que en el siglo XVIII estaba en el
convento de la Cruz en Querétaro, del que se desconoce procedencia,
aunque probablemente pudo ser un original antiguo o su copia; pero el
transcrito que de él se hizo, que inicialmente quedó en la biblioteca del
convento, (del que hay datos claros y ubicación actual) aunque apenas data de
ese siglo, se constituyó de golpe y porrazo en la fuente primigenia de nuestra
historia, a pesar de su confusa redacción.
De tal documento, aunque en su contenido ni siquiera
menciona el hoy muy conocido año 1531, sino que de entrada sitúa todos los
hechos en la imposible fecha de 1502, se hicieron transcripciones posteriores,
agregando o cambiando hechos, fechas y personas a conveniencias diversas,
especialmente por los mismos frailes que aprovecharon el misticismo de los
textos, y su involuntario barroquismo, lleno de elementos apropiados para
acentuar los aspectos útiles para la difusión o consolidación de la fe
cristiana. Convirtiéndose de esta manera en la historia religiosa “oficial”,
una especie de referente ad – hoc para
una historia paralela.
A partir de ahí, tanto de él o de sus versiones de segunda y
hasta tercera mano, lo copiaron
los antiguos historiadores
queretanos y foráneos. A fuerza de
acomodos y agregados, la
repetición de mentiras llegó a constituirse en una especie de verdad mítica.
Tal vez lo único cierto respecto a la participación de
Nicolás de San Luis en los actos fundacionales pudiera ser su presencia física
en el lugar o territorios cercanos, aunque no en el papel protagónico que se le
pretende, o bien con intervención de cierta importancia pero en una época
posterior, cuando esos pueblos, que eran prehispánicos, habían persistido a la
conquista, continuaron al menos como caseríos indígenas, asentamientos
anárquicos de españoles, o de población mixta, es decir al menos 20 años
después de lo que dice la leyenda. De igual manera diserta Jaime Nieto,
señalando la descripción de la fundación de San Juan del Río en 1531 que hace
Ayala, más como una “representación
didáctica” es decir, no lo que pasó, sino como debía suceder, incluso
menciona la existencia de un documento del Archivo Histórico Municipal de San
Juan del Río relativo a un pleito de aguas, de fecha posterior, pero que señala
como fecha de fundación al 9 de septiembre de 1526.
El mismo año, sin fecha es sostenido por la historiadora
García Ugarte basada en el llamado “Códice otomí de Huichapan” refiriéndose a la fundación otomí del
poblado por Juan Mexici. Aunque no
precisa qué dato del códice fundamenta la fecha y la relación con el citado
personaje, parece ser que se trata de un texto ubicado en la parte
historiográfica del mismo, fechada con
numerales calendáricos en 1526 y que dice aisladamente “Aendehe aen s[a]n iuan”
y significaría solamente San Juan del
Río en otomí, no más. Al parecer, por estar escrito con tinta y grafías
distintas, fue un agregado posterior, cuando los acontecimientos asociados a
los glifos se escribieron en otomí, con el alfabeto castellano. Así, pudiera
ser la corrección de un olvido o un útil acomodo, pero es importante aclarar
que el códice no menciona al citado personaje.
La relación entre el hecho y la fecha pudieran tener algo de
veraz, toda vez que al inicio del periodo colonial, la República de Indios
única, incluía a los de la zona que después sería san Juan del Río, Huichapan y
Jilotepec, las últimas eran las
poblaciones más importantes dentro de la encomienda, es decir, con una historia
común y por tanto lógico que se inscribiera en sus anales dicha fundación o
algún acontecimiento destacado.
Otro documento antiguo que retoma Ayala como apoyo para el relato de la supuesta fundación en 1531 es
el llamado, entre otros nombres “Códice Pedro Martín de Toro”, referente a otro
personaje otomí de la
época, del que hace algunas suposiciones no tan precisas, (20) sobre
todo al ubicarlo como acompañante
de San Luis
Montañez durante la supuesta fundación de San Juan en 1531 y en no
aclarar exactamente en qué ayuda el códice. Su análisis con ese propósito, deja
más dudas de las que resuelve. El original, denominado también “Códice Chapa de Mota” se encuentra
en AGN, Tierras, Vol. 1783, exp. 1. Se acompaña de una especie de traducción
parcial al español y láminas con dibujos de estilo indefinido, ya no son
puramente indígenas como en los códices, aunque tampoco completamente europeos.
La imprecisión de Ayala no es afirmar que Pedro Martín esté bajo las órdenes de
Montañez, dato que fue cierto, como se verá adelante, sino en la fecha.
El texto se clasifica como códice, aunque técnicamente solo
sería un escrito con dibujos, de elaboración muy posterior a los hechos que
narra. Aunque incierto su origen, se presume genealógico, no territorial,
detallando acontecimientos en los que se involucran dos poblaciones distintas
con igual nombre; San Juan del Río, pero durante hechos ocurridos durante
la llamada Guerra Chichimeca, (1550-1600) no en la etapa inmediata a la
conquista. A continuación trato de dilucidar, qué pueda clarificarnos respecto
a nuestra ciudad:
De manera general, describe el origen y proezas del famoso
conquistador otomí don Pedro Martín de Toro quien participa al mando de tropas
en la pacificación de la región chichimeca, para entonces todo territorio al
norte de Querétaro. La esquiva mención respecto de San Juan del Río, (Querétaro) es de un
pueblo establecido, no uno que apenas van a conquistar, (como deja
entrever Ayala) dado que las personas de apellido Bárcena que lo auxiliaron
durante la campaña militar son traídas de ahí y dice claramente que ahí
regresan al término de la guerra. Menciona pueblos de Guanajuato por su nombre
pero que ni siquiera existirían en 1531 (También la Relación presentada por
Ayala incluye, a los Bárcena, entre muchos otros conquistadores pero bajo mando
de Nicolás de San Luis, tal como lo está Don Pedro Martín Toro)
En otra parte, el códice sí refiere un San Juan del Río en
sentido de conquista, o al menos de enfrentamiento con chichimecas de guerra,
pero es otro lugar así llamado, ubicado claramente “Adelante el Río de Medina junto a Sonbrerete y Guadiana
en la tierra adentro”, (seguramente
refiere al actual San Juan del Río, Durango, u otra población o
paraje cercanos con ese nombre) como puede verse en el dibujo, subtítulo y
descripción de la lámina marcada con el
no. 2 del escrito revisado.
Es ahí donde sí
enfrentan y conquistan a chichimecas rebeldes, resultando muerto el caudillo
“Mazadín”, quien debió ser importante, pues el hecho se festejó grandemente, al
parecer en la plaza principal de Querétaro, (la del convento de San Francisco, ya
establecida, lo que ubicaría la narración después de 1550) como se estilaba
entonces, con un ceremonial que incluía corridas de
toros. (Tomando como
referente otro de los dibujos de las láminas del códice, incluidas en su
totalidad en la obra de David Wright)
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