sábado, 9 de enero de 2016

San Juan del Río en el códice Huichapan


Fragmento de la portada del facsímil del códice. 
ANTECEDENTES
En la poca evidencia documental que se tiene de los otomíes en la época precortesiana y colonial temprana -fundamentalmente los escritos de los aztecas y sus aliados- nos retrata a un pueblo “rústico, áspero, montaraz  y reacio a la civilización” cuya lengua era “ininteligible y tonal”. Los cronistas de la conquista, sin conocerlos, tomaron al pie de la letra el estereotipo y lo reprodujeron en sus obras.

La realidad siempre fue otra. Es cierto que en la época de la conquista, el pueblo otomí ya no tenía ciudades ni centros ceremoniales de importancia y residían en asentamientos dispersos sobre todo en las montañas al norte del estado de México, sin "policía” ni cultura, pero era una situación de apenas unos años antes cuando los aztecas, después de una guerra intermitente pero casi centenaria, los habían sometido al vasallaje de la Triple Alianza.
Siglos antes, habían poblado gran parte de los actuales estados del centro de la república. (Se les considera una de las culturas más antiguas del altiplano y hay quien los relaciona con los constructores de Teotihuacan)

Con la llegada de los grupos nahuas, su territorio poco a poco se vio acotado y quedaron varios grupos dispersos, aunque su núcleo se conservó en la región de Chapa de Mota y Jilotepec, donde habían tenido sus ciudades estado y conservaban centros ceremoniales de importancia, un gobierno establecido y un idioma estructurado. Compartían además todos los elementos de la cultura mesoamericana, incluido su panteón de dioses, calendarios ritual y agrícola además de una organización teocrática que incluía una élite sacerdotal y guerrera.
Todo ello fue arrasado por los aztecas y sus aliados, a fines del siglo XV y es entonces cuando  la población común se remonta a vivir en los sitios dispersos. Aunque conservaban sus gobernantes, estos no pasaban de ser unos recaudadores de los aztecas.

Aprovechando que el territorio otomí colindaba con el imperio tarasco, los aztecas explotaron una cualidad de sus vasallos: eran guerreros temibles, por lo que constituyeron varios pueblos como baluartes ante el posible avance de los purépechas, únicos enemigos que habían derrotado en batalla a los mexicas. Así, con esa función, se fortalecieron pueblos otomíes, como Jilotepec, Huichapan, Tecozautla y otros. Básicamente fueron el escudo del imperio azteca hacia el norte y occidente.

En esta situación los encontró la conquista, de tal manera que por no conocer los antecedentes, se fortaleció la leyenda negra otomí, que perduró hasta hace pocos años. Descubrimientos y estudios recientes han desenterrados algunos de sus antiguos centros y poco a poco se ha reconstruido algo de su cultura original, antes del choque violento con el imperio azteca, fortaleciendo su identidad como un imperio establecido y organizado, con manifestaciones culturales similares a sus contemporáneos. Incluso, en lo que se refiere a la escritura, compartían con los aztecas el sistema gráfico, que permitía leer sus códices en ambas lenguas. Desafortunadamente, casi todos sus escritos se han perdido. Sobreviven apenas algunos ejemplos, del periodo colonial, siendo el más importante el llamado “Códice Huichapan”.

EL CÓDICE
Está elaborado en papel europeo de la época colonial, escrito precisamente en el lugar que le da su nombre, en el estado de Hidalgo. Se desconoce en dónde estuvo hasta el siglo XX, cuando fue dado a conocer y rescatado por Alfonso caso de una colección particular.

Está compuesto por glifos profusamente coloridos y glosas escritas en otomí. Su autor fue  un indígena de esa etnia, Juan de San Francisco, en los inicios del siglo XVII.

Consta de varios apartados:
1.-  Los anales del convento de Huichapan.
2.-  Los glifos de los pueblos que componían la provincia de Huichapan.
3.-  La correspondencia entre los calendarios mesoamericanos y europeos.
4.-  La historia del señorío de Jilotepec desde 1423 hasta 1528.

Por estar escrito en otomí antiguo, a pesar del potencial que revelaban algunas pocas anotaciones que tiene en español y náhuatl, no hubo durante mucho tiempo un especialista capaz de traducirlo. Hace décadas, el estadounidense Lawrence Ecker, se dio a la tarea, pero su trabajo fue publicado póstumo hasta 1991.

La cuarta sección, revela mucho de lo que anoté al principio: Es una verdadera historia, a veces mítica, otras real, que nos describe la vida de ese importante y culto señorío, que tuvo la mala fortuna de encontrarse con los aztecas. En sus páginas se describen los nombres de sus pueblos, sus relaciones, guerras, las sequías, sus migraciones, sus fiestas y mucho más.  Incluso, aunque con un error de dos años, el códice consigna la llegada de los españoles y a partir de ahí, la historia y personajes, sobre todo gobernantes, encomenderos y religiosos que actuaron en los pueblos del señorío.

De porqué fue escrito en Huichapan, y no en Jilotepec, los especialistas suponen que a pesar de que en la época de la conquista, el señorío tuvo como cabecera Jilotepec, cuando fue elaborado el códice, Huichapan era el pueblo más importante por residir ahí las autoridades y juzgados. Igualmente suponen que por lo menos la última parte del Códice (la historia prehispánica del señorío) se copió de un códice anterior, seguramente al trasladarse ahí las autoridades indias lo llevaban y de ahí se copió, en alguna fecha posterior a 1632.

 Relación del códice con San Juan del Rio
Como referencia histórica, aunque no plena, por algunos errores  visibles, el códice sería una de las más tempranas de nuestra historia local. Recordemos que toda  la zona de San Juan del Río perteneció a la provincia de Jilotepec y el trabajo de los indios de ese lugar, en tributo, fue encomendado a Juan Jaramillo Salvatierra.

En las páginas de la fascinante historia, encontramos los nombres y hechos de personajes estrechamente ligados a San Juan del Río. Desde el ya mencionado Jaramillo, hasta Luis y Pedro de Quesada, yerno y nieto de la Malinche, Lucas de Lara, Juan Bautista Valerio de la Cruz y muchos más.

En lo escrito del códice apenas hay un par de referencias a San Juan del Río como tal, pero  de forma secundaria por las fechas y los personajes se enlaza en nuestra historia temprana, confirmando mucho de lo que sabemos y también aclarando algunos pasajes de ella.  De manera especial, deseo destacar un aspecto, descubierto por David Wrigth:  (quien, como él mismo aclara, sin conocimientos del otomí antiguo, logró descifrar algunas partes del códice a fines del siglo XX)
En la historia del señorío, específicamente en lo que se refiere al año de 1526, se encuentra un añadido escrito en otomí: “Aendehe aen s[a]n iuan”, que puede traducirse como “San Juan del Río”
El folio 68 del códice, arriba, las glosas en otomí, en medio, la anotación de San Juan del Río, abajo, los portadores de los años 1525 y 1526.
Aclarando que por la diferente tinta empleada, el escrito es posterior a la elaboración del códice, algunos autores recientes, sin más fundamento lo han tomado como la fecha de fundación de San Juan del Río, llegando al extremo de igualmente indicar que es el año de la fundación hecha por Juan Mexici.
DETALLE DEL ANTERIOR.
MÁS A DETALLE,  LA MISTERIOSA Y POSTERIOR INSCRIPCIÓN.
En lo personal, difiero de ello. La simple anotación no aclara nada, solamente el nombre, aunque por otro lado, ya he expuesto en otras entradas, que el nombre original del asentamiento indígena al sur de la actual ciudad en otomí era TAXIMACU ("Chichimeca Blanco") ¿Porqué no lo pusieron así?  Si se refiere al pueblo fundado por los españoles,  San Juan del Río, entonces no fue en esa fecha, aun ateniéndonos a la fecha mítica de la fundación, sería 1531.
La mención de Juan Mexici, también es incidental, el nombre no aparece en el códice Huichapan, pero quienes quieren enlazarlo, toman su nombre de otro documento  y lo colocan en la fecha y fácilmente dicen que “Juan Mexici fundó en 1526 el pueblo de San Juan del Río".
He hablado ya del personaje que se supone que fue Juan Mexici, un otomí llegado a Iztacchichimeca. Su nombre era Juan, pero Mexici no era su apellido, sino su investidura, la palabra significa "el que habla mexicano" (náhuatl) es decir. “Juan el nahualato”.

Aclarando que aunque muchos autores mencionan que los habitantes otomíes habitaban el estado de Querétaro en la época prehispánica, en realidad no fue así, la zona de lo que hoy es San Juan del Río, para esa fecha ya no tenía pueblos de alta cultura. Sí había asentamientos semi permanentes de diversos grupos; tarascos, mexicas, pames y hasta otomíes, alrededor de los antiguos centros ceremoniales pero eran de unos cuantos habitantes. Lo que es el antecedente de nuestra ciudad, era un puesto defensivo instalado por los aztecas apenas unas décadas antes de la conquista, como defensa contra los tarascos, de ahí su nombre en náhuatl, Iztacchichimeca. (chichimeca Blanco)

Al otorgarse la encomienda de Jilotepec, muchos de los indios del núcleo de Jilotepec, huyendo de los tributos se establecieron en ese lugar.  Esto fue después de 1521 y es cuando pudo llegar el llamado Juan Mexici. Incluso sí pudo ser en 1526, pero hasta ahora no hay ningún documento que así lo sustente.
El único documento que lo menciona como fundador es la Relación de Querétaro, su autor Francisco de Cárdenas dice haber tomado testimonio de  viejos indios. Alguno seguramente lo recordó. (Los nahualatos eran personas importantes en esa época, porque ante la multitud de idiomas, el náhuatl era la lengua franca con que se comunicaban, y quienes la hablaban, como el mencionado Juan, eran especialmente importantes para las relaciones entre las diferentes etnias ante el grupo dominante)

En el juicio de 1536 que también ya he mencionado, de los muchos habitantes de Iztacchichimeca que declaran, ninguno se menciona como fundador, es más, ni siquiera aparece el nombre de San Juan del Río, es decir todavía no existía.
Recientemente, se dio a conocer otro códice otomí, también colonial llamado “Jilotepec”, con menor calidad artística, pero muy similar al Huichapan, tanto que de inicio se pensó que ambos provenían de otro más antiguo. Recientemente los estudios han demostrado que en realidad el "Jilotepec" es mucho más reciente y fue copiado del Huichapan, suprimiendo algunas partes. ( Los especialistas descubrieron que, como los niños en la escuela, el escribano copió incluso los errores de escritura del primero) El códice Jilotepec no tiene la anotación referida a San Juan del Río.

 
El códice Huichapan, es mencionado por Ayala, supongo incluso que lo tuvo en sus manos y lo menciona en su “San Juan del Río, Geografía e Historia”, pero como en su tiempo no se conocía la traducción al español, no da noticia de la gran cantidad de datos históricos que contiene, mucho menos alude a la inscripción del año 1526.

Se ha dicho que en el Archivo Histórico Municipal hay una referencia a una fundación española de San Juan del Río, en 1526, en un documento sobre tierras. Creo que no existe como documento primario tal y solo es eso, una referencia. En esa fecha, ningún español había ido más al norte de Jilotepec. Desgraciadamente el códice no llega a 1531, seguramente nos ahorraría muchas páginas de libros y... blogs.
Como primicia, presento aquí el folio 68 del códice, precisamente el referido a los años 1525 y 1526 y la mencionada inscripción. Supongo que nadie ha contextualizado, el texto e imagen, con la historia local y como siempre digo, no por ego, si se copia de esto se me dé al menos algún crédito, algún día lo podría necesitar.
Tengo la fortuna de tener en la biblioteca personal casi todas las obras fundamentales relativas a este tema.
Portada completa del comentado por Alfonso Caso

El facsímil, (copia fotografica en color y a tamaño real) comentado por Alfonso Caso. Buenísima, pero que no se le entiende nada, porque está en otomí. Es una obra muy rara, la hallé por casualidad hace algunos años. Incluso  resulta que en el mismísimo pueblo de Huichapan no hay ni siquiera una copia de ella o del códice. Me enteré  de semejante absurdo un día que la fui a buscar y me salieron con eso.


La traducción de Ecker, editada por Yolanda Lastra y Doris B. Ojo, el dibujo muestra la llegada de los españoles y la muerte de dos reyes otomíes.
Para entender el códice, además de la imagen, resulta que hay otra obra aparte, que es la traducción al español de todo su contenido por Ecker. Así que se debe tener el combo para leer y entenderlo cabalmente. También tengo en la colección particular, algunos estudios relativos de David Wrigth, Reyes Retana, Manuel Alvarado y otra obra de Caso, sobre los calendarios prehispánicos, que me regalaron desde que estaba en la prepa y apenas acabo de leer.
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD.
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Como tuve que investigar por ahí , aprovecho para mencionar algunas fechas relativas, en el calendario mesomericano.

 El año de 1526 sería:  8 CONEJO.
El 24 de junio de 1531 sería:
AÑO:  13 Carrizo
TRECENA: 1 Carrizo
DIA: 8 Movimiento


El día de hoy, 10 de enero de 2015 sería:  AÑO:  4 pedernal
                                                                          TRECENA: 1 Conejo
                                                                           DIA. 1 conejo
(las trecenas son aproximadamente lo que serían en el nuestro los meses.)
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Este tema se relaciona con mucho de lo ya publicado en el blog, si es de su interés, buscar lo referente a la fundación, a Juan Mexici, a Juan Jaramillo etc. Pueden utilizar el buscador que está en la parte superior, escriban la palabra y dar clic en la lupa y les remitirá a las entradas relacionadas. _____________________________________________________________________
Próximamente: El chichimeca blanco sale del mundo digital y entra a otros espacios más terrenales. No se lo pierdan. (Todo es historia, el presente es fugaz)

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