viernes, 3 de marzo de 2017

Edición especial: Los 50k del Chichimeca de San Juan del Río

Edición especial:  Los 50k del Chichimeca de San Juan del Río


El caso de Héctor.

Héctor es un conocido de la infancia, amigo entrañable desde nuestras época de estudiantes de primaria. Juntos transitamos la vida en esta ciudad, en la secundaria Antonio Caso y en la preparatoria San Juan, donde poco a poco nos fuimos distanciando, no por rencillas, simplemente la vida nos llevó por diferentes sendas. Por su carácter era muy popular entre los estudiantes de edades próximas y en honor a la verdad, le gustaba ser protagónico siempre. En ese afán, le entraba a toda tendencia semi cultural que se le ponía enfrente, lo que lo llevó a incurrir en algunos excesos propios de la edad.

En algún momento de su vida, algo le hizo recapitular y cambió parte de su vida y su entorno para dedicar algo de su tiempo a una sana labor, el fomento de la lectura, sobre todo en niños. En una labor encomiable, por puro amor al arte, de manera altruista, se presenta en diversos foros como incitador a la lectura y como lector de cuentos en atril. Su única aspiración es el servicio y todos los que lo conocemos, admiramos su entusiasmo para atraer públicos en las diversas instituciones educativas de  municipio, entusiasmo que contagia a otros que siempre de manera  altruista le acompañan.

Nunca se ha proclamado como el contador de cuentos que México espera, nunca ha dicho ser el mejor, su labor siempre ha sido contenida entre las paredes de los diversos foros en los que incursiona y las mentes infantiles que atienden su mensaje, solo ese acto momentáneo en que alguien escucha su voz es lo que le alienta, no espera recompensas ni reconocimientos, sabe que no es profesional ni intenta serlo, solo quiere contar sus historias, no más.

Hace algunos meses, recibió la injusta crítica de otros cuenta cuentos, ellos sí profesionales, que precisamente le reprochaban pararse al frente de un foro sin tener cualidades profesionales para ello. Suponen que para contar cuentos se debe haber estudiado para ello. En lo personal creo que para todos hay espacio, porque Héctor nunca invadió su área, mucho menos ha cobrado por contar cuentos y mientras se tenga una razón y la palabra para defenderla, creo que es válido intentarlo.

Sirva esta reflexión para darle ánimos, que continúe con la bonita labor que realiza todos los días ante sus audiencias infantiles, que las más de las veces solo necesitan un aliciente para adentrarse en la literatura, cuántas veces no hemos escuchado hermosas narraciones de gente que escasamente sabe leer y escribir,  cuántas veces escuché añejas historias de mi bisabuela Toña, que solo era analfabeta del sistema de escritura, ¿No debió contarme ninguna de ellas por no haber estudiado para ello?  ¿Qué mitos se hubieran perdido para la humanidad si los grandes narradores no los hubieran transmitido por vía oral a sus descendientes?

El caso de José Luis
Sirva la anterior reflexión para enmarcar mi propia experiencia, no soy un profesional de la historia, pero eso no me impide divulgar lo poco o mucho que he investigado sobre el pasado remoto y reciente de nuestra ciudad.

Mucho de lo que escribo me lo contaron, mucho otro lo leí, mucho más lo viví, y con base en ello narro lo que me parece interesante. En los temas que aquí se tratan hay de todo, desde lo que nadie ha escrito jamás hasta lo muchas veces abordado, aumentado con la visión personal.

Salvo honrosas excepciones, la historia local  hasta hace unos 5 años se limitaba a la pura repetición de lo ya escrito, raras veces aparecía un tema novedoso. A partir de entonces, por diversas vías empezó una especie de renacimiento de la investigación, apoyado sobre todo en la difusión vía internet, así aparecen los escritos de una serie de personajes, ninguno profesional de la historia, que sin un plan conjunto empiezan a difundir aspectos del pasado de nuestro municipio, valga mencionar a Marimar Santana, Adolfo Rojas, Francisco Pájaro, San Juan del Río en el Tiempo, San Juan del Río en los Ochentas y un servidor.  En lo personal, y creo que en todos los casos, no es el afán económico ni el creerse historiadores lo que nos motiva, solo que hay que contar lo que no se ha contado, que las nuevas generaciones y las no tanto conozcan  algo de lo que la modernidad ha enterrado, lo que yace bajo el asfalto, lo que oímos, lo que vimos, lo que vivimos.

Vuelvo a la reflexión, no soy historiador pero trato de siempre dar fundamentos de lo que aquí escribo, en muchas ocasiones tengo que hacer suposiciones, pero siempre acoto al escribir “supongo que… o cuando no hay una confirmación de algo “Me dicen que…  Respecto de mis vivencias personales, es la simple transcripción de lo que recuerdo, mi visión personal del espacio- tiempo en que me tocó estar.

Igualmente, nunca se ha dejado de reseñar los escritos publicados por los profesionales de la historia relativos a San Juan, incluso, en muchos casos, solo se conocen por haber sido difundidos en este blog.

Supongo que no estoy tan mal, porque mucho de lo escrito aquí se difunde en otras páginas electrónicas, en periódicos, revistas, creo que algún día haré un recuento de en cuantos lados aparecen mis crónicas, la más de las veces sin el menor crédito, pero lo importante es la difusión.

EL CASO DEL CHICHIMECA

El pasado día 2 de Marzo de 2017, este blog completó la cantidad de 50 mil visitas, cifra que en sus ya lejanos inicios  hace ya casi cuatro años,  era inimaginable.

Aunque los números siempre serán relativos, y siempre me he dado por bien servido con que alguien me lea, no deja de ser significativo haber llegado a tan considerable cifra, considerando que es un espacio exclusivamente dedicado a un tema local, la historia de San Juan del Río.

Por la plataforma en que escribo, el Google + los contenidos publicados no tienen la explosividad ni virulencia de otras redes sociales, sin embargo, se tiene la certeza de ser recibido por aquellos a quienes les interesa el tema.

De mis objetivos iniciales, creo que sin haberse cumplido a cabalidad, llevan un avance considerable,  en las publicaciones lo mismo se pueden encontrar temas de investigación, anécdotas, recuerdos, crónicas serias y chuscas, descubrimientos personales, vivencias propias, siempre tratando de acercar al lector en el pasado de la caótica ciudad de nuestros días, que algún día no muy lejano fue apacible.

Entre los temas, he tratado de variar la temporalidad, la geografía y la modalidad, sin embargo, desde su aparición, la entrada relativa a las Poquianchis se constituyó como la más leída, hasta la fecha tiene 4188 visitas, lo que le convierte en uno de los textos más leídos de todos los tiempos en lo que a publicaciones escritas se refiere. Una decena de entradas está cerca de las mil vistas, pero otras tantas no han pasado de 20,  son extraños los caminos del rating, algunas que considero mejor logradas, no obtienen el éxito esperado en este espacio y al transcribirse en otros, son muy leídas y comentadas.

Según mi último recuento, se han recibido visitantes de 82  países, hace un mes llegó el primer visitante de China, supongo que el traductor de Google hace un buen trabajo, aunque no se como alcance a plasmar los sarcasmos, retruécanos, entrelíneas y doble sentido que magistralmente nos permite el idioma español.

La mayor parte de visitantes son de los Estados unidos, ignoro si me afectará o no la política antimigratoria de Trump, pero hasta el momento son más de 25, 000 los lectores de aquel país, en caso de que algo ocurra, como quiera hay unos 17,500 visitantes de México, que son muy aceptables.

Espero tener la oportunidad de seguir difundiendo el pasado de esta bonita ciudad, que según dicen, fue fundada en nombre de Dios del cielo y de la tierra, y supongo que tenían razón.

Y como siempre digo, acepto comentarios, críticas, anécdotas, materiales escritos, y todo lo que quieran contarme a viva voz.

Se reciben felicitaciones de seguidores, páginas amigas, periódicos, pero más que nada se agradece la difusión del blog.


Sección comercial:

La siguiente es  publicidad de un establecimiento de principios del siglo XX, que sobrevivió hasta medio siglo después, con otro nombre y propietarios.

Por extraño que parezca, durante algunos años, la Avenida Juárez, antiguo camino Real o Calle Nacional se llamó Av. Hinojosa, fue por ocurrencia o lambisconería de las autoridades locales para congraciarse con el jefe militar del Estado, así llamado. Por la numeración, el número 5, este negocio, de los más rimbombantes durante muchos años era el principal proveedor de ultramarinos y toda clase de mercancías de lujo. Se dedicaba a los abarrotes nacionales y extranjeros. Por ser de una época de la que no hay mucha información, creo que nadie lo ha mencionado durante muchos años. Los sobrevivientes del viejo San Juan recordamos que  en el tramo de Avenida Juárez Poniente, acera norte,   entre Hidalgo y 16 de Septiembre hubo una negociación cuyos marcos de cantera de sus puertas tenían la parte superior redondeada,  y eran muy bajos, ahí se encontraba hasta los años ochenta la mueblería Da Luz y anteriormente la negociación “El Niágara” cuya fotografía, tomada por Layseca en los años 50 enmarca el inicio de esta entrada) y la distribuidora corona. Ahí, en 1905,  estuvo el Cambio Mercantil.  

La fotografía de inicio es una hoja de la negociación, en la que el propietario, José Becerril, en Noviembre de 1905, avisa a sus proveedores, los Señores Valdespino Hermanos,  de Jerez de la Frontera, España, el envío  de capital por mercancías para su venta al mayoreo y menudeo.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Impresos históricos sanjuanenses 2

Impresos históricos sanjuanenses 2


He mencionado antes que, por la manera en que redacto, a veces parece que los textos aquí presentados son más que nada creación mía, lo cual no es completamente cierto. En realidad me baso en una infinidad de libros leídos, la gran mayoría los tengo en forma física en mi biblioteca personal.

Desde niño tuve la oportunidad de acceder a la lectura, inicialmente a base de préstamos  de amigos y compañeros o de las bibliotecas de las escuelas donde estudié. Con el tiempo pude hacerme de algunos y comenzar a hacer acopio de ellos. Supongo que sufrí el proceso natural de cualquier lector asiduo, de ir cambiando el tipo de lecturas que me interesaban, de los simples cuentos infantiles pasé a los de aventuras, luego a la historia universal, ciencia ficción, poesía, historia de México, más adelante llegué a la literatura latinoamericana y finalmente terminé en la historia local.

A la par de la lectura, poco a poco fui acrecentando mi biblioteca personal. No recuerdo cual fue el primer libro que tuve, muchos de los iniciales los iba cambiando o vendiendo para acceder a los de otros temas, aunque algunos se iban quedando. Conservo, de la década de los setentas, Canek, de Hermilo Abreu Gómez y Colmillo Blanco de Jack London. Por cuestiones económicas, muchos  los adquirí en un kiosko que estaba en el actual Jardín de la Familia, llamado el Correo del Libro, después el Correo del Lector, eran de buenos temas aunque de malísima edición, pero a precios populares, ya que era un programa gubernamental.

Creo que era yo el único que les compraba porque no duró mucho, aunque persistió otro en el jardín Obregón de la ciudad de Querétaro, mismo que tras varios enroques se convirtió en la Unidad Cultural del Centro, hoy librería de Gobierno del  Estado en La calle Corregidora, junto a la tienda del sol.

Siendo nuestro estado un gran productor de libros a nivel local por las diversas dependencias, cuando empecé a interesarme por la historia local, fue en esa librería donde comencé a adquirir textos relativos a precios módicos, todos los conservo, aunque por el factor económico nunca compraba muchos, fui constante. Ellos constituyen la base de mi actual acervo. Recuerdo de entonces: Amealco, Documentos de sus Historia y Fuentes Primarias de David Wright. 

Un dato extraño, en mi niñez, es decir hace unas cuatro décadas, era fácil conseguir las pocas obras que se editaban de carácter puramente local, a lo mejor sería porque yo mismo las buscaba, de tal manera que casi todo lo publicado en cuanto a libros, folletos y revistas locales al menos pasó por mis manos, muchos los conservé y otros los vendí o cambié, error que me ha costado mucho tiempo, casi todo lo que se fue lo he repuesto aunque hay todavía una media docena de pendientes que espero algún día obtener.

A partir de la década de los noventas, empecé a  adquirir de manera constante lo relativo a San Juan del Río, punto de partida de lo que en este blog aparece, y de ellos, seleccionados, los que empecé a reseñar en la serie de publicaciones que hoy continuo.


UN POPURRÍ LITERARIO


5.- OBRAS DEL DOCTOR MANUEL DOMÍNGUEZ ( LEYENDAS HISTÓRICAS)

Había mencionado que el doctor Manuel Domínguez había escrito varios libros sobre todo durante su residencia en la capital de la república. Nunca he visto uno suelto, muchos de sus escritos se recopilaron en 1909, poco antes de su muerte en el número 67 de la Biblioteca de Autores Mexicanos.

Supongo que con su anuencia, el impreso de más de 400 páginas, incluyó escritos que dieran fé de sus diversas facetas como escritor.

El mencionado libro incluye, una según él leyenda histórica, igualmente dice que es  ficticia, pero es fácil adivinar la crítica personal del autor, seguidor de la causa imperialista,  a la guerra de reforma y contra el imperio que devastó la forma de vida establecida hasta entonces,. En ella menciona, solo como ubicación, lugares reales como San Juan del Río, Cadereyta, Bernal, pero la acción de este en realidad drama romántico, lo sitúa en un mítico pueblo: Peñastlán, ignoro si en realidad  se refiera  con él a San Juan del Río por el añorado y trató de disfrazarlo, carezco de elementos mayores para saber sus intenciones.

Contiene el libro, además:

-Otra leyenda: El capitán Fantasma (en realidad más que leyenda, es otra novela del género post guerra y otra vez su nostalgia por los tiempos idos)

-Una descripción de viajero llamada Cuautla, referida a la entonces actualidad del pueblo donde José María Morelos gestó sus páginas de gloria.  Incluye descripción de edificios, hechos, lugares y gente, terminando con una crítica.

- Fátima, una leyenda árabe, (creo que esta sí es puramente literaria)

-Un discurso propio  pronunciado durante su gestión como gobernador del Distrito Federal.-

Creo que merece ser parte de la Bibliografía Histórica Sanjuanense, por dos motivos:

Por haberse editado aún en vida del autor, incluye la autobiografía (aunque en el índice está equivocado y dice “bibliografía” ) de este sanjuanense que pasó de la gloria al infierno y sufrió en carne propia, las vicisitudes de sobrevivir a un ideal que había sido derrotado 45 años antes. (de aquí tomó todos sus datos Víctor Cano para su obra " De la Lousiana a la Nueva España)

El segundo motivo es la exposición de sus razones, por él escritas en la Carta Prólogo, dedicada a su distinguido amigo, el Sr. D. Javier F. Ceballos, de San Juan del Río. En la que parece desdeñar, pero más bien despedirse de la ciudad que lo vio nacer.

Por su antigüedad, el libro es difícil de hallar, pero más porque me dicen que la edición del libro fue limitada y se distribuyó en escuelas y oficinas gubernamentales. Ojalá y pronto aparezca un ejemplar físico de esta compilación o bien de las obras sueltas y pase a engrosar nuestra raquítica - Ahora sí bien dicho- Bibliografía Sanjuanense.

Para más datos del Dr. Domínguez, dar clic en el enlace siguiente:  

El nocturno a un Sanjuanense

EL SUPER BEST SELLER SANJUANENSE


6.- STAUROFILA. PRECIOSO CUENTO ALEGÓRICO  PARÁBOLA EN QUE SE SIMBOLIZA LOS AMORES DE JESUCRISTO CON EL ALMA DEVOTA.

Con este extraño título, una sanjuanense del siglo XIX, la Srita. María Nestora Téllez Rendón, da a la luz pública, no un cuento como dice su título, sino una novela mística, tampoco una parábola, sino muchas, la principal, la que constituyó su transcurrir en la vida.

 Nacida en 1828 en nuestra ciudad, esta educadora sufrió desde niña de la pérdida de la visión, razón por lo cual, su padre  dedicó su vida a fortalecer su formación académica  y religiosa, que ella misma continuó a su muerte, llegando a perfeccionarse al grado de titularse como maestra y desempeñar su cargo en diversos establecimientos de la capital del estado, incluso uno de su propiedad, reconocido en la época, además de la realización de obras religiosas que le valieron  recibir reconocimientos de las autoridades eclesiásticas de su tiempo.

Aunque por una operación quirúrgica recuperó algo de la visión, solo fue momentáneo y volvió a su estado anterior.
Como se menciona en la introducción, la obra no fue creada para su publicación, sino que se trataba de una especie de cuento que ella relataba de forma oral en reuniones y poco a poco se fue ampliando al grado de que le pidieron la hiciera por escrito.  El tema es puramente religioso, narra la experiencia de una joven, que en busca de un príncipe, encuentra, tras muchas peripecias, a Jesucristo, el amor verdadero y a él se consagra a través de la vida religiosa. Supongo que fue del agrado de las autoridades eclesiásticas, quienes, como se utilizaba antaño, le dieron su aprobación y fue publicada. Para una persona con tanto sufrimiento en la vida, el encontrar en la religión  el único apoyo en sus penas, debió ser el motor  que le impulsó a realizar su gran obra, la aquí reseñada, además de poesías sueltas, manuales cristianos y obras pedagógicas.  En su modestia, no permitió que la primera edición llevara su nombre, solo hasta  después de su muerte, fue agregado a las ediciones subsecuentes.

Incluso en el trance de su muerte el dolor pareció ensañarse con ella, lo que no impidió que continuara su producción literaria casi hasta el último aliento.

Tras el recrudecimiento de una enfermedad del estómago que había parecido toda su vida y habiéndose trasladado a Acámbaro, Gto. Debió quedarse sola en sus últimos días, componiendo la siguiente octava, más que descriptiva del momento.

Bienvenida sea la Cruz
De mi dulce Salvador,
Yo la abrazo y la recibo
Para probarle mi amor.
Que el dolor me purifique
Y me haga digna de ÉL,
Yen la paciencia le pruebe
Que soy su esposa Fiel.

Murió en diciembre de 1890  “Fue su cuerpo vestido de blanco y velado por las Hijas de María, Asociación que le era predilecta y cuya cinta portaba desde 1877 No se pudo sepultar  sino 36 horas después de su muerte.”   …”Procuró imitar a María Santísima en sus virtudes”

 El nombre de la obra fue tomado de otro viejo libro llamado “Staurofila o el camino Real de la Cruz”, los nombres propios utilizados fueron dados por los editores y amigas cercanas de ella colaboraron con los versos.

A partir de su primera edición en 1889, se han hecho infinidad de reediciones,  en lo personal, tengo 3 de ellas, pero al menos he visto unas 10 diferentes.  De la de 1951, que es un copia de la segunda, tomo los datos aquí expuestos y el entrecomillado ya que además del cuerpo literario, incluye dos agregados que le dan carácter histórico; una advertencia sobre la intención de la obra y la por demás dolorosa biografía de Nestora Téllez, vida marcada por el dolor encauzada a la religión y la literatura, dolor que recibía como prueba para demostrar su amor a cristo, que pregonó hasta el último instante.

Calculo en decenas de miles de ejemplares los que se han impreso de esta obra, lo que lo constituye en el best seller sanjuanense de todos los tiempos, por su alto contenido religioso, desde pronto fue muy difundida en las librerías católicas, hasta hace poco era fácil conseguir en ellas ediciones recientes.

Continuará...

DATO CURIOSO
  


Otra de las obras de Nestora, de carácter puramente religioso. Nótese el clásico apropiamiento del lugar de nacimiento del personaje, asegún hija nativa de la capital, como se dijo también de Mariano Perrusquía y Wenceslao Sánchez de la Barquera, otros ilustres sanjuanenses. Del editor, cualquier coincidencia con algún personaje real es pura semejanza.

 

lunes, 16 de enero de 2017

Impresos Históricos Sanjuanenses

Impresos históricos sanjuanenses

Aunque supongo que sí los hubo, de la época antigua no se conservan impresos relativos exclusivos a San Juan del Río,  publicados en San Juan del Río,  o por escritores locales, de tal manera que tendríamos que remontarnos hasta el siglo XIX para  localizar los primeros que se conocen que entren en una clasificación que arbitrariamente denominaremos Bibliografía Histórica Sanjuanense.

De los pocos que se conocen cuento con algunos originales, otros en copias fotostáticas y algunos más en formato digital. Por su rareza, casi no son conocidos por el público en general, aún aquí en la ciudad que los vio nacer o que motivó su publicación. Intentaré hacer una semblanza de algunos de ellos, en el entendido que no se trata de un estudio exhaustivo y podrá ampliarse en la medida en que pueda obtener otros.

En su mayoría son impresos de corto tiraje, casi nunca con objeto comercial y por lo mismo es difícil encontrarlos en los lugares especializados. De la lista inicial que presentaré, les sorprenderá conocer cuál es el único que alcanzó en su tiempo un tiraje respetable y mereció varias reediciones.

Debo aclarar que de la época antigua, antes de la aparición del internet, los temas referentes a la historia de San Juan del río, aparecen de manera incidental en un calculado de  500 publicaciones, algunas solo contienen una fecha, un nombre, otros una reseña completa, algunos incluso un capítulo. Estas pequeñas menciones han nutrido a los escasos historiadores locales de la actualidad para subsanar las grandes lagunas que tenemos de la descripción de nuestro pasado.

Y sin embargo, es de hacer mención que existen algunas publicaciones antiguas sanjuanenses, es decir publicadas en San Juan del Río, con tema exclusivo de San Juan del Río, o por escritores locales. Digo antiguas, por no pertenecer a este siglo.


PRIMEROS ESCRITORES.

Por alguna razón, desde el siglo XVI  al XVIII, no se conserva ningún escrito de tema o habitante sanjuanenses, supongo que hubo algunos, lamentablemente no se conservó para la posteridad ninguno. Del siglo XVI solo puedo mencionar que un Juez de Registros de la población, publicó un libro de Historia de su tiempo, pero como no menciona a San Juan del Río ni era sanjuanense él, no entra en esta clasificación.


1.- Don Pedro Martínez de Salazar y Pacheco.

Aunque es manuscrito y es un informe oficial, iniciaré con este, el que consideraría nuestro más remoto antecedente histórico.

Ya he mencionado en otra entrada en este mismo espacio sus antecedentes. Se trata del informe del subdelegado de la jurisdicción de San Juan del Río para el Virrey Revillagigedo sobre todo lo referente a la localidad en el año de 1793 (aunque está fechado en enero de 1794, su redacción fue el año anterior). Por su gran extensión y la amplitud de su contenido, lo que en su tiempo fue información de actualidad, se convirtió después en el mayor referente para nuestra historia. Baste decir que al menos un tercio de la obra de Rafael Ayala está basado en sus datos, aunque también ha sido tomado por infinidad de escritores para fines diversos.

Su título es kilométrico,  para no ampliar el espacio, solo  pongo la imagen de la portada.


Se supone que se hicieron tres ejemplares del mismo, por ser manuscritos, es posible diferenciar dos de ellos que he tenido en mis manos en copias fotostáticas.  Cuento con una de esas copias, tomada de otra procedente del A.G.N. En la actualidad la biblioteca donde la obtuve ya no la tiene y creo que en el AGN se traspapeló el original porque ya no parece en los fondos digitalizados. A menos que reaparezcan, creo tener uno de los pocos ejemplares en copia que se conservan.

Mayor información sobre este manuscrito, dar clic en: La maldición de Salazar


2 y 3.-  Ignacio Reyes, escritor.

En los primeros años del México independiente, era extremadamente caro el publicar libros, por lo cual solo con apoyo oficial o teniendo una posición holgada era posible hacerlo.

Y sin embargo, cumpliendo con los supuestos anteriores, aparecen  dos pequeños libros, uno de 1831 y otro de 1832, ambos de la autoría de don Ignacio Reyes Rayón. Técnicamente no serían libros, sino folletos, el primero contiene el discurso que con motivo del aniversario de la independencia nacional emitió en la plaza Mayor de San Juan del Río. El segundo es un furibundo ataque contra un coterráneo por querellas legales, y se llama    “ Compendio de las torpezas cometidas por el c. José María Abalos, regidor decano del ilustre Ayuntamiento de la Villa de S. Juan del Río en el espediente sobre poseción de una tienda” Querétaro, Qro. Fue publicado por la Imprenta de R. Escandón de Querétaro en 1832.

También don Pablo Gudiño, años más tarde emitió el discurso de la independencia y también lo llevó a imprenta.

Para mayor información de  Ignacio Reyes, dar clic en:  Ignacio Reyes Rayón


A Partir de ahí se da un gran vacío en lo que a publicaciones locales se refiere, tengo referencias de varios impresos de Don Juan Domínguez y José Luis Quintanar, pero por ser manifiestos políticos de alcance nacional, extensos algunos, no pueden ser considerados libros, asimismo, Don Wenceslao Sanchez publicó sobre todo en artículos periodísticos  y panfletos, pero creo que no hizo ninguna obra relativa a San Juan.

De las familias de la calle de Don Esteban, a fines del siglo XX, el dr. Manuel Domínguez y su hermano Ángel publicaron libros de carácter técnico, didáctico o literario que no tienen que ver con la historia local, salvo uno, de cuentos del segundo, que alude incidentalmente a la ciudad.


4 El doctor Olloqui.

Agustín Ruiz Olloqui, vecino de los anteriores parece ser el primero que intentó reconstruir la Historia de San Juan del Río, y recopiló lo que se llama “apuntes” que hasta donde sé nunca fueron publicados íntegros, pero si los compartió con varios colegas suyos que los mencionan en sus obras.

Lo que al parecer es la mayor parte de ellos fue publicado por el Obispo de Querétaro, que en 1893 con motivo de una visita pastoral a San Juan del Río en un pequeño libro que quedó como constancia de la visita y salió a la luz el año siguiente.

La copia de este impreso me fue proporcionada por el Archivo Histórico Municipal, por cortesía del Lic. Francisco Pájaro. Ya conocía la mayoría de los datos pero nunca había tenido un ejemplar completo. En diversas publicaciones he encontrado más “apuntes” del Doctor Olloqui, distintos de los de este libro, pero solo como referencias, por eso sostengo que nunca se publicaron en su totalidad.

El librito, en apenas 9 páginas, nos da la descripción del lugar, altitud, orografía, el río, una explicación de las aguas subterráneas, el clima, enfermedades frecuentes, la división de la ciudad en cuarteles y sus calles, los edificios públicos, los servicios con los que cuenta la ciudad.  (incluidos el ferrocarril central y el Urbano)

Se describen también los templos de la ciudad, las asociaciones religiosas y los benefactores de la ciudad, sobre todo los que colaboraron para la introducción del agua potable, apenas algunos años antes.  En el mismo tenor, presenta una lista incompleta de los párrocos que habían ejercido en la ciudad. Finaliza con un listado de los núcleos de población que a la fecha constituían San Juan del Río además de las haciendas.

Del libro resalta el hecho de que el Doctor Olloqui anota que la fundación de San Juan del Río fue en el año de 1526.

Esa fecha ha sido tomada por algunos historiadores modernos, aunque no tiene mayor sustento histórico, quizá por celos profesionales, don Rafael Ayala nunca le dio valor a sus apuntes ya que decía solo había sacado datos sueltos de los archivos locales y creencias populares.

Es conveniente aclarar que Rafael Ayala nunca sostuvo 1526 como año de fundación, como recientemente se publicó por ahí, es Ruiz Olloqui quien lo afirma. 

Para más información sobre este personaje dar clic aquí: Agustín Ruiz Olloqui Rangel, el último imperialista


Continuará..
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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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 Aunque en fechas recientes no he publicado mucho, las visitas continúan en aumento, incluso, creo que la edición especial será para festejar las 50,000 en alguna fecha del año que comienza. Que sea para bien, aunque sigo  sosteniendo que con una sola persona que me lea para mí es suficiente.
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Recientemente he recibido varias consultas sobre temas relativos al blog y a nuestra historia, he tratado de proporcionar la mayor información posible sobre todo por la carencia de materiales escritos espero lea haya servido.
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Sigo invitando al público en general a realizar comentarios, rectificaciones, adiciones, felicitaciones, etc. Todo es historia, cualquier dato que tengan ustedes aumentará la información de la historia no escrita de San Juan del Río, que es una de las intenciones de este blog. Contesto a todos. Por no dedicarme a esto de manera profesional no escribo más frecuentemente pero si contesto todo el correo que me llega, den clic en la parte baja de cada entrada donde dice  No hay comentarios ó # comentarios, ahí despliega un espacio para que escriban.

Sección comercial: 




Este me lo encontré por ahí en internet, es un revolvedor de bebidas del desaparecido hotel “La Mansión” en el km 170 de la autopista México Querétaro, antecedente del actual “San Gil”
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sábado, 17 de diciembre de 2016

Una mirada estadounidense a San Juan del Río

Una mirada estadounidense a San Juan del Río

William Henry Jackson. Tomada de Wikipedia
Apenas unos años antes, en los tratados de Guadalupe Hidalgo, posteriores a la guerra de 1847 contra México, los Estados Unidos se habían apropiado del inmenso territorio que hoy son los estados de Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México, Colorado y Wyoming, que desde siempre habían sido la parte menos poblada del antiguo virreinato y de la ya para entonces República Mexicana.

La política americana a partir de entonces favoreció la colonización de las grandes planicies, las extensas cordilleras, los inclementes desiertos y los enormes bosques que integraban su nueva posesión. Los colonos, en condiciones por demás precarias comenzaron a llegar en grandes cantidades, a través de caravanas. Se ignora cuántos perecieron de hambre en el trayecto o a manos de las tribus nómadas o terminaron como prisioneros, el caso es que la promesa de tierras y oportunidades deslumbraba a mucha gente de bajos recursos que atestaba las ya grandes urbes americanas del este.
La inmensidad del territorio dilató muchos años para al menos establecer una ruta segura, y en los conglomerados de personas que llegaban se encontraban, además de los soñadores, trabajadores y gente común, muchos otros ente con poco aprecio a la ley, que encontraron tierra fértil para sus fechorías.

Nunca, en los años iniciales, le fue posible al gobierno americano cubrir con autoridades legales toda la extensión, de manera que ante la vida en las ciudades y caminos  sin ley se creó una leyenda negra de lo que desde entonces se llamó el Oeste, el Viejo Oeste, el Lejano Oeste o en su idioma, el Far West, idílico y supuesto tiempo y región, que era alimentado por los corresponsales de los periódicos del este que de vez en cuando incursionaban en la tierra de nadie, creando la imagen que ha llegado a la actualidad a través de la literatura y el cine.

Por los mismos años, en California se descubre la veta de oro  que generó la primera fiebre del metal de la que se tiene constancia, que enriqueció a tantos pero dejó en la quiebra a miles más y tuvo como consecuencia positiva, la necesidad de establecer rutas seguras para acceder a la costa oeste y el ignoto interior del país, dado que se detectó que se estaba estableciendo una peligrosa economía paralela a la establecida. El trazo del ferrocarril, que comunicó ambas costas, permitió resolver la situación y una colonización ordenada, sobre lo que había sido la oleada inicial así como la presencia de observadores verdaderos que repararon en que la actividad humana en el oeste se desarrollaba en diversos y hermosos paisajes, que de igual manera no tardaron de ser descritos por corresponsales, periodistas y escritores. 


Mientras esto ocurría, hace su aparición el personaje que nos ocupa en esta entrada. Había nacido en 1843, apenas unos años antes de los hechos que se relatan, por lo que desde su infancia, creció escuchando la leyenda de las lejanas tierras. 
Oriundo de Nueva York, con una familia de artistas de diversos tipos y sin problemas económicos, las condiciones estaban dadas para que también él lo fuera, solo que escogió una técnica completamente novedosa para entonces, la fotografía, que aprendió en la escuela y en la práctica a través de su familia, sobre todo el proceso del daguerrotipo que combinó con su faceta de pintor.  

Pronto llegó el momento de dar a conocer su talento. Hasta entonces los diversos procesos fotográficos se centraban en las personas, es decir en retratos de todo tipo, sin prestar atención al entorno. Tras varios trabajos en estudios fotográficos, un día se alistó en una caravana que lo conduciría a la tierra de sus sueños infantiles, creando desde entonces una relación que trascendería la denominación de Far West y su vida misma, sobre todo a partir de 1870, cuando contratado por diversas compañías, dio a conocer, a través de fotografías, los paisajes, regiones y espacios que componían el mítico rumbo, a la par de que reparó en los habitantes nativos. Por su lente pasaron los caminos, las majestuosas cumbres, los extensos bosques, los fundos mineros, las diversas tribus, las costumbres, las supersticiones, los tipos de los pueblos, es decir la nueva realidad, hasta entonces solo imaginada que apareció ante los ojos de los norteamericanos, creándoles una conciencia de la pertenencia no solo del llano territorio, sino de todo el contenido humano, material y natural que lo componía.

El fotógrafo se llamó William Henry Jackson, a través de miles de tomas, clic tras clic, desentraño el viejo oeste de su infancia, integrando lo que captaba a un país que desde entonces y hasta la fecha lo reconoce como el fotógrafo por excelencia  de esa extensión territorial y quizá como el mejor fotógrafo de paisaje y tipos de la historia. Fueron muchos los colegas que retrataron el oeste, pocos trascendieron tanto como él, en calidad  o cantidad. 
Habiendo establecido desde sus inicios estudios fotográfico profesionales, siempre concentró las placas y negativos que obtenía en sus diversos empleos en empresas que lo contrataban precisamente para conocer y dar a conocer los nuevos lugares y gente. Sobre todo la Unión Pacific Railroad, le permitió, a través del ferrocarril, recorrer en poco tiempo grandes distancias y lugares y plasmarlos al papel. Fue pionero en el uso de este medio de transporte para desarrollar su trabajo, que otros en su época no aprovecharon. Igualmente fue el fotógrafo oficial de las muchas comisiones geológicas y de exploración de esos años.

El éxito de sus establecimientos comerciales fue gracias a que, aprovechando su material, establecieron una mercadotecnia de la imagen en diversos formatos, fotografías simples, álbumes, tarjetas de visitas, tarjetas postales y tomas estereoscopicas. Casi todos los negativos de su obra se ha conservado y fueron millones las impresiones que desde entonces se hicieron. Hasta nuestros días, constituye el fotógrafo más reproducido a nivel mundial.  Habiendo cubierto toda una época de la historia norteamericana, quizá intentando atrapar nuevas realidades, viajó por el mundo contratado por diversas compañías y gobiernos. Nunca tuvo el mismo éxito, los países de leyenda comenzaban a extinguirse, y él a repetir patrones ya desgastados, sin embargo realizó tomas increíbles de Europa, África y Asia.

En uno de esos proyectos, llegó a México en 1883, contratado por la compañía ferrocarrilera Atchison, Topeka y Santa Fe (ATSF) para una serie fotográfica del Ferrocarril Central Mexicano. Huelga decir que utilizó la fórmula ya probada: el traslado en ferrocarril, las tomas de paisajes amplios y la gran calidad personal, aunque comercializó su trabajo al grado de que resultaron además muchas reproducciones de baja calidad en todos los formatos ya descritos.

Hasta entonces, en los Estados Unidos y el mundo, la visión de México estaba cargada de los prejuicios de los diversos viajeros, exploradores y comerciantes que por escrito plasmaban sus impresiones, muchas de ellas se desvanecieron con la realidad de la imagen, otras se quedaron cortas. Pero el auge de la fotografía a finales del siglo XIX permitió establecer la realidad del país, aunque solo fuera en este caso, de los lugares tocados por las vías ferroviarias, el resto de la república permaneció ignoto hasta muchos años después. El recorrido de Jackson en nuestro país se circunscribió al del Ferrocarril Central Mexicano, es decir de Ciudad Juárez a la ciudad de México, extensión que plasmó en cientos de fotografías, siempre en inmediaciones del camino de Hierro.

De San Juan del Río se conocen 5  tomas,  dos de ellas en magnífica calidad. Las presento a ustedes, con una breve descripción. Aclaro que las fotografías originales tienen derecho de autor, por lo que presento tomas tomadas de diversos sitios de venta de copias en internet. En la Librería del congreso de Estados unidos (LOC) hay un fondo especial que contiene muchísimas. Están disponibles a la venta por si alguien se interesa, en máxima resolución. Ignoro si su recorrido fotográfico fue de Norte a Sur o al contrario o en fechas distintas por lo que no puedo  determinar su orden cronológico.

1.- SAN JUAN DEL RÍO  (Paso de Mata)

William Henry Jackson. Original en la LOC.

Es una toma de terreno rural, debido a que casi no  tiene referencias y solo dice que es San Juan del Río, tarde algo de tiempo en localizarla, por eso digo que es en Paso de Mata, localicé el lugar siguiendo el trayecto del ferrocarril desde Cazadero. La única pista es un bordo, que aún existe abajo del terraplén de la vía. Por las condiciones del sitio, casi no ha cambiado, se podría obtener la misma toma en la actualidad. 

2.- Maguey Field. ( o  sea campo de magueyes)

William Henry Jackson. Original en la LOC.
La de mejor calidad y contenido de todas. En la LOC de Estados Unidos la tienen en gran resolución. Fue tomada en las inmediaciones de Puente de Fierro sobre el río San Juan, cerca de la Estación Ferroviaria. Es el elegante puente dinamitado durante la revolución. Como no hay forma de saber en qué extremo se tomó, pueden ser las inmediaciones de la calle Rayón, o el inicio del barrio del Espíritu Santo, muy cambiados actualmente. Los grandes ausentes son los magueyes, hoy se llamaría Asfalto Fields.
Se observa también perfectamente la locomotora de vapor, su vagón de carbón y los de pasajeros, con la leyenda “central mexicano”. Seguramente en la original se puede ver hasta el número de la locomotora. Capta además algunos vecinos, curiosos por el lugar en que se detuvo el tren, tres adultos y un niño, -que por cierto se movió- con indumentaria campesina de la época.

3 y 4.-   Sin nombre.

William Henry Jackson. Original en la LOC.
William Henry Jackson. Original en la LOC.
Son dos fotografías tomadas en el anterior campo de magueyes, de dos personajes adultos, seguramente Jackson y alguno de sus ayudantes. No pude determinar cuál.

5.- Sin nombre.
William Henry Jackson. Original en la LOC.
Esta fotografía sería la mejor, desafortunadamente no está disponible en mejor resolución, parece ser que ni el original de la LOC. De lo poco que puede observarse en esta panorámica, fue tomada antes de llegar a la ciudad. Cerca de la vía se observan algunas casas y a lo lejos una silueta blanca que sería la ciudad, destacando los templos, únicos edificios de altura en aquellos tiempos.

Muchos años después, Jackson se integró a la Detroit Publishing Company. Donde integró sus archivos y reeditó sus mejores fotografías, otra vez en diversos formatos, de ellas proceden gran cantidad de las impresiones que han llegado a la actualidad, en calidades diversa, incluso incursionaron en la coloración de las mismas. Sobrevivió a la compañía, que cerró en 1924 y se dedicó a la pintura, arte que había dejado en la niñez, cuando por el dedo del destino se decidió que no sería el creador de imágenes, sino el difusor de las que la naturaleza ya había realizado. Murió en 1942, a los 99 años. Su obra está plasmada en infinidad de libros personales y catálogos impresos y  digitales.

APÉNDICE CURIOSO

William Henry Jackson. Original en la LOC.

La fotografía más conocida De William Henry Jackson en el estado es una tomada en la ciudad de Querétaro, del Ferrocarril pasando debajo de un arco del acueducto. Resulta que es uno de los primeros montajes de la historia. Ciertamente en ese tiempo las vías pasaban por debajo de esa construcción (actualmente no) antes de dirigirse a su terminal que estaba en la actual biblioteca Gómez Morín.  Si observan con cuidado la perspectiva, la posición del ferrocarril y los arcos se darán cuenta que es imposible la posición, a menos que un arco estuviera más atrás de los otros. Creo que el mismo Jackson fue el autor del montaje, ya que algunas de las impresiones de la falsa imagen provienen de la Detroit Publishing, que estaba a su cuidado.

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EL CHICHIMECA AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
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 Por razones de índole personal, había dejado de publicar  el mes pasado, espero reponer lo no escrito en vacaciones. Por algún motivo me llegó una oleada de visitantes, sobre todo de Estados Unidos y Rusia, aunque solo son en las entradas más recientes, espero que su interés continúe con las más antiguas. Por ello y mi inactividad no pude hacer  un recuento de haber logrado ya las 30,000 entradas.
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Había mencionado en anterior entrada que tenía en mi poder una  segunda edición de geografía e Historia de Rafael Ayala, propiedad de un amigo al que no veía desde hace muchos años y por tanto no lo había devuelto. El hecho era significativo porque el libro perteneció a su mamá ya fallecida y tenía ese peso en la conciencia. Pude localizar en noviembre a mi amigo y devolvérselo tal como me fue entregado incluso el mismo plástico de la cubierta. Ese ejemplar fue significativo para mí ya que me acompañó desde mis años de estudiante y lo leí y releí docenas de veces, como debe ser en un libro tan completo. Gracias  Héctor, gracias Maestra Pueblito.
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SECCIÓN COMERCIAL 
Ya he hablado aquí de la Familia de don Esteban Díaz González de la calle del Curato, entre ellos de su nieto Celestino Díaz Domínguez, el Abogado del Imperio. (de Maximiliano) Tras la aventura imperial, se dedicó a diversas actividades políticas, artísticas y comerciales. Editó la Guía del Viajero en Querétaro en la que describe la ciudad a finales del siglo XIX, en ella está un anuncio de una tienda l de su propiedad que es el que hoy les presento. 
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SECCIÓN COMERCIAL PERSONAL

Sin darme cuenta, ahora sí, sin sarcasmo, resulta que ya me presenté en el foro del portal del Diezmo, para ayudar en la presentación del ya relatado libro de mi amigo Fernando Roque, creo que cumplí con mi misión y ayudé a ubicar el contexto de la obra.