sábado, 24 de agosto de 2013

SAN JUAN DEL RIO PREHISPÁNICO II

Dado que la entrada anterior fue muy visitada, (ahora sí, sin caza blogs) presento un artículo similar, como podrán darse cuenta al leerlo, éste sí está completamente referenciado ya que es parte de un libro de próxima publicación y protegido por el derecho de autor, aclaro esto por si alguien requiere utilizarlo deberá dar el crédito.  Así, solemnemente declaro ante la comunidad bloguera que el artículo es de mi autoría y se comparte como primicia de la obra. (Antecedentes de la fundación de San Juan del río, Hernández Peña José Luis, 2013, y los datos del blog)
 

Antecedentes de la fundación de san Juan del Río

Por ser la antigüedad máxima para los huesos encontrados por Cyntia Irwin en 1960 en la cueva 8 del cerro de San Nicolás, Tequisquiapan, se puede ubicar que el ser humano se encontraba ya en el estado de Querétaro aproximadamente en el año 2300 a. C. Y aunque no existe un estudio específico de los grupos que desde esos remotos tiempos han ocupado el territorio de lo que hoy es San Juan del Río, es posible, de diversas publicaciones independientes pendientes desprender la siguiente cronología, aunque solo se ha explorado una parte mínima y de ella todavía menos se ha publicado:
 En lo que parece ser la primera exploración relatada, aunque no propiamente arqueológica, en noviembre de 1827, una  Comisión de límites, a su paso por  San Juan del Río informa: “Al N.O. del pueblo, y del otro lado del río, visitamos un cerrito, que encontramos formado de pórfido, también de base de piedra pez. Encontramos un solo fragmento de obsidiana; pero no habiendo hallado otros dudamos que el criadero de esta sustancia esté en dicho punto” (1)
En 1872 Mariano Bárcena, Director Sustituto para la Práctica de Mineralogía y Geología de la Escuela Especial de Ingenieros, como resultado de un recorrido por el estado, elabora una memoria con una descripción de la Sierra Gorda, en temas de su especialidad y en un apartado, en cuanto a vestigios menciona “a inmediaciones de San Juan del Río, y principalmente en las ruinas de San Sebastián  hay  muchos coesillos semejantes  a los anteriores, y que también contienen ídolos de esmaragdita y otros objetos curiosos”. (2) (se refiere a San Sebastián de Las Barrancas)
En 1939 se elaboró el Atlas Arqueológico, obra de alcance nacional por parte del INAH, reportando gran cantidad de sitios en el estado, en San Juan del Río, de manera muy escueta menciona que hay “sepulcros, esculturas aisladas. Cerámica.” (3)
 Específicamente para el municipio, el primer arqueólogo en trabajo formal fue Roberto Gallegos, quien hizo excavaciones en la hacienda de la Estancia en 1958, llegando por referencias orales hasta la hoy más conocida zona Arqueológica de El Rosario. (El resto de lo que exploró yace hoy bajo la Presa Constitución de 1917).
Enrique Nalda, arqueólogo, trabaja en 1975 en el barrio de la Cruz, confirmando la existencia de etapas constructivas anteriores bajo el montón de piedras que para entonces era la pirámide principal y hace además un reconocimiento general del valle. Señala en su tesis un total de 118 sitios con evidencias diversas de ocupación humana, fechando el más antiguo en 500 A. c. que corresponde a la etapa de los cazadores- recolectores o bien con los primeros centros sedentarios.
Desde entonces se inició una serie de esporádicas investigaciones en la zona y a partir de 1986 de manera continua en el barrio y cerro de la Cruz, (4) incluyendo una inconclusa pero ilustrativa reconstrucción de una de las etapas finales de la pirámide de la cima, que concluyó con la exposición y posterior  re enterramiento de otros elementos de la plaza. Cabe destacar además las recientes exploraciones hechas en 1995 por Enríquez en El Rosario (Donde se preservó el único ejemplo de pintura mural asociada a un edificio prehispánico en el estado) (5) y las Peñitas.
Es de entenderse que la facilidad para la pesca, caza y recolección en un clima más benigno y  estable que  el actual con  el río como centro,  favoreció el auge poblacional  en  los  abrigos  rocosos de las cañadas y posteriormente, la aparición  de los primeros asentamientos agrícolas que derivaron en el establecimiento de aldeas y pequeños recintos urbanos o ceremoniales en las partes planas adyacentes o bien en algún sitio en las alturas con algún significado religioso o astronómico.
De distintas etapas, los sitios con restos de ocupación humana sin arquitectura visible son: laderas del cerro de la Cruz, parte final de las Peñitas, las escuelas Rafael Ayala y ex Preparatoria San Juan, la colonia Fátima, Guadalupe de las Peñas y abrigos rocosos en las Peñas del río, además de una cueva con pinturas rupestres a orilla del río en la cañada de San José. En Rafael Ayala (6) se menciona también a “la Curva” y  la colonia de los “Paracaidistas” (7)  (Hoy Benito Juárez) sin aclarar a que se refiere, probablemente restos hallados casualmente, ya que carece de los datos técnicos como en los otros lugares que detalla.
En el terreno donde hoy está el Mercado Juárez hubo muchos restos superficiales, que por los arroyos llegaban hasta la calle de 5 de mayo. Personalmente encontré navajas de obsidiana, tepalcates y “caritas” de barro en todos esos lugares, lo cual era común hasta hace unos 30 años, también vi figuras más grandes encontradas en construcciones, en las Peñitas y cuevas del río y los restos encontrados en las dos escuelas mencionadas, exhibidos en sus respectivas direcciones y consistentes en figuras de cuerpo entero de aproximadamente 25 cm e incluso cráneos.
La mayor colección de dichos objetos, propiedad de particulares, se reunió para una exhibición temporal en una casona de la calle  de 16 de  septiembre durante la feria de  1976, que sería  la punta de lanza para  la  posterior  instalación del Museo de la Santa Veracruz en 1981, que al tematizarse luego como “De la Muerte” fueron a dar parcialmente al breve pero completo “Iztacchichimecapan” del Centro Histórico y Cultural de la ciudad, quedando en él solo algunos objetos relacionados o como simple referencia.
Un importante vestigio de este tipo fue un marcador solar ubicado en la parte central de las Peñitas, dado a conocer por Porfirio Díaz Oviedo en los años noventa del siglo pasado (8) cubierto después, en un claro ejemplo de arqueología al revés, -común en el municipio- para hacer un mirador y emparejar una calle en la que casi nadie circula por no haber quedado pareja. (Por cierto, exactamente frente a éste, en el Cerro de la Cruz hay otro marcador, por si alguien quiere hacer otro mirador)
Ya en nuestra era, alrededor del valle y en el mismo inició la construcción  de centros ceremoniales con arquitectura visible y en algunos casos, monumental; pirámides, cuisillos y plazas. Los principales son: Cerro de la Cruz, El Rosario, la Magdalena, la Estancia, Santa Rita y San Sebastián de las Barrancas (aunque hay restos en casi toda la extensión del municipio, no explorados formalmente, muchos quizá con construcciones sepultadas). Todos influidos sucesivamente  en mayor o menor medida por las culturas Chupícuaro de Guanajuato, Teotihuacana, Tolteca y Azteca.
El colapso de cada civilización dominante, por la pérdida del control administrativo, significaba el abandono de los centros ceremoniales, periféricos o menores como es el caso de los existentes en la zona, situación que se repitió hasta el fin del período post-clásico cuando declina la construcción monumental, aunque la gente continuó su vida cotidiana  en aldeas y cañadas del río, a la vera de los antiguos edificios  que  poco a  poco fueron cubiertos por los elementos naturales y en algunos casos por el olvido.
Casi todos los espacios ceremoniales conocidos en el municipio, además de varias fases de ocupación, tienen la particularidad de nunca estar en un lugar relativamente plano; o es sobre una barranca o en ladera de un cerro, la excepción es el barrio de la Cruz, abajo y al oeste del cerro, donde sí existieron plazas y zonas de habitación, aunque no se trata de alguna construcción monumental, sino viviendas comunes. La razón de esos emplazamientos no es clara, pudiera parecer que se construían ahí para facilitar la defensa, pero sin elementos constructivos que pudieran servir para ello como bardas altas o entrada estratégicamente defendible, además, situarlos en partes altas obraría un efecto contrario, los hacía completamente visibles.
Por su ubicación en la frontera de Mesoamérica, entendida esta, dadas las circunstancias de los habitantes, no como acotamiento físico y estático sino cultural, y por lo mismo fluctuante, la región fue paso obligado y a veces asiento temporal de tribus chichimecas del norte, estableciéndose una relación entre éstos y los pobladores sedentarios que debió ser cambiante, con etapas de paz y confrontación alternadas.
A partir del postclásico, durante el imperio azteca, la región estuvo ubicada en los imprecisos confines septentrionales del reino otomí con cabecera en Jilotepec, mismo que fue conquistado de manera definitiva en 1487 por el emperador Ahuizotl anexándose desde entonces y hasta la caída ante los españoles, a los dominios de la Triple Alianza. (Siendo vecinos ambos reinos, desde tiempos remotos habían tenido una historia de confrontaciones aisladas, casi siempre con resultado favorable a los primeros, aunque el dominio ejercido hasta entonces había sido intermitente)
Por ser la ruta del norte la menos importante para el comercio y la guerra para el imperio azteca,(el tráfico de personas, mercancías y relaciones se daba por Michoacán, Jalisco y Colima al oeste, y por la Huasteca y Veracruz por el este) la región de San Juan del Río ni siquiera mereció  ser invadida ni tuvo el mérito de que se fundara un poblado, lo máximo que llegó a ser fue un baluarte defensivo contra los tarascos, habitado por unos cuantos aztecas, otomíes y chichimecos, al que llamaron Iztacchicchimeca, que es lo que había en la época de la conquista. Al pequeño asentamiento formado sobre las Ruinas del Centro ceremonial del Cerro de la Cruz llegaron después de la caída de Tenochtitlán, algunos cuantos otomíes de Jilotepec y lugares vecinos para escapar del pago de tributo a los encomenderos, siendo así, este lugar el primer antecedente de la hoy ciudad San Juan del Río en la época colonial.
José Luis Hernández Peña
 Referencias
 1) La comisión, a cargo de Manuel Mier y Terán se dirigía a reconocer la frontera con Texas. El cerro referido es del de la Venta. Específicamente el  Barrio de la Cruz fue visitado antes por el embajador estadounidense Joel R. Poinsett, en 1822, aunque sólo para admirar desde ahí la vista del valle. Ver Fernando Díaz Ramírez Dieciséis relaciones de Querétaro. Siglos XVII-XVIII Y XIX y una relación del siglo XX . Querétaro, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado, 1977 pp. 165 y 166.
2) Mariano Bárcena, en Margarita Velasco Mireles, La Sierra Gorda: Documentos para su historia vol. II, México, INAH, 1996, p. 216.
3) Ibid.  p. 298.
4) Respecto a esta zona arqueológica existe un completo trabajo de Juan Carlos Saint Charles y Miguel Arguelles “Cerro de la Cruz. Persistencia de un centro ceremonial ” en  Ana María crespo y Rosalba Brambila, Querétaro Prehispánico, México, INAH, 1991.
5) Cfr. Juan Carlos Saint Charles, et al, “La Arqueología en Querétaro El reto ante un nuevo milenio”, en Guadalupe Zárate Miguel, Cinco miradas. Memoria del Primer encuentro de Estudios queretanos. Balance y perspectivas, México, Centro INAH Querétaro, 2005. pp. 131 a 159. En 2009 el sitio fue re-redescubierto por una lluvia y en atención al estilo observado en las pinturas no tardó en ser bautizado como “Teotihuajuan.” Oficialmente  ahora se llama “el lugar de los cuchillos curvos” Aunque apenas se ha explorado uno de los edificios, resultó ser el único asentamiento teotihuacano (o sea un lugar no con influencia teotihuacana sino hecho por teotihuacanos y habitado por teotihuacanos, no fuera del valle de México
6) Cfr. Rafael Ayala Echávarri, San Juan del Río, Geografía e Historia 2ª. Edición, México, Manuel Ayala Valenzuela, 1981, pp. 21 a 24. Dato agregado a esta edición, tomado sin cita de Cuauhtémoc Chávez Trejo, Vestigios arqueológicos de las culturas indígenas en San Juan del Río, Qro. San Juan del Río, Escuela Preparatoria de San Juan del Río, 1976, en Presentación. 
7) También agregado a la 2ª edición. No se si sea un error, no hay restos  documentados en dicha colonia.  Sí los hubo en la cercana colonia Fátima, a orilla de la vía, sin construcciones visibles, al parecer parte del asentamiento ubicado en las Peñitas hoy cubierto por la escuela “Rafael Ayala”, perfectamente identificado aunque no estudiado formalmente. La fecha que da Chávez es cerca al inicio de construcción moderna en ambas colonias.
8) Ver Gregorio Rangel Otero, “Marcador Solar Prehispánico descubierto en San Juan del Río”, en Margarita Velasco Mireles et al, Testimonios para la Historia. San Juan del Río, Qro. Sin d.e. 1993, compilación de artículos de diversos autores relativos al municipio, originalmente publicados en  la revista “Querétaro”  del  Gobierno del Estado, al carecer de datos se citan los del artículo inicial. pp. 77- 83.
 

2 comentarios:

  1. Hola José Luis, gracias por tu comentario y tu visita a mi blog de Aculco. Todos los que escribimos sobre nuestros pueblos y ciudades en lo que fue la Provincia de Jilotepec tenemos mucho que aprender de nuestros vecinos, por lo que no dejaré de visitar y leer con cuidado los textos de tu blog y dejar comentarios si creo que pueden aportar algo.
    No conozco la obra de Carolina Baur. Te agradecería mucho que me enviaras las páginas escaneadas que me ofreces. Mi dirección de correo es larabayon@usa.net
    Gracias nuevamente.

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    1. Un honor tener en este blog a JLB, quizá la persona viva que más sabe (y comparte) del cercano territorio del estado de México hoy colindante con San Juan del Río y antes partes de un todo de la encomienda de Jilotepec. Saludos Ya envié lo prometido, confírmeme si llegó.

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