Dado que la entrada anterior fue muy visitada,
(ahora sí, sin caza blogs) presento un artículo similar, como podrán
darse cuenta al leerlo, éste sí está completamente referenciado ya que es parte
de un libro de próxima publicación y protegido por el derecho de autor, aclaro
esto por si alguien requiere utilizarlo deberá dar el crédito. Así, solemnemente declaro ante la comunidad
bloguera que el artículo es de mi autoría y se comparte como primicia de la
obra. (Antecedentes de la fundación de San Juan del río, Hernández Peña José
Luis, 2013, y los datos del blog)
Antecedentes de la
fundación de san Juan del Río
Por ser la antigüedad máxima para los huesos encontrados por
Cyntia Irwin en 1960 en la cueva 8 del cerro de San Nicolás, Tequisquiapan, se
puede ubicar que el ser humano se encontraba ya en el estado de Querétaro
aproximadamente en el año 2300 a. C. Y aunque no existe un estudio específico
de los grupos que desde esos remotos tiempos han ocupado el territorio de lo que
hoy es San Juan del Río, es posible, de diversas publicaciones independientes pendientes
desprender la siguiente cronología, aunque solo se ha explorado una parte
mínima y de ella todavía menos se ha publicado:
En 1872 Mariano Bárcena, Director Sustituto para la Práctica
de Mineralogía y Geología de la Escuela Especial de Ingenieros, como resultado
de un recorrido por el estado, elabora una memoria con una descripción de la
Sierra Gorda, en temas de su especialidad y en un apartado, en cuanto a
vestigios menciona “a inmediaciones de San Juan del Río, y principalmente en
las ruinas de San Sebastián hay muchos coesillos semejantes a los anteriores, y que también contienen
ídolos de esmaragdita y otros objetos curiosos”. (2) (se refiere a San
Sebastián de Las Barrancas)
En 1939 se elaboró el Atlas Arqueológico, obra de alcance
nacional por parte del INAH, reportando gran cantidad de sitios en el estado,
en San Juan del Río, de manera muy escueta menciona que hay “sepulcros,
esculturas aisladas. Cerámica.” (3)
Enrique Nalda, arqueólogo, trabaja en 1975 en el barrio de
la Cruz, confirmando la existencia de etapas constructivas anteriores bajo el
montón de piedras que para entonces era la pirámide principal y hace además un
reconocimiento general del valle. Señala en su tesis un total de 118 sitios con
evidencias diversas de ocupación humana, fechando el más antiguo en 500 A. c.
que corresponde a la etapa de los cazadores- recolectores o bien con los
primeros centros sedentarios.
Desde entonces se inició una serie de esporádicas
investigaciones en la zona y a partir de 1986 de manera continua en el barrio y
cerro de la Cruz, (4) incluyendo una inconclusa pero ilustrativa reconstrucción
de una de las etapas finales de la pirámide de la cima, que concluyó con la
exposición y posterior re enterramiento
de otros elementos de la plaza. Cabe destacar además las recientes
exploraciones hechas en 1995 por Enríquez en El Rosario (Donde se preservó el único
ejemplo de pintura mural asociada a un edificio prehispánico en el estado) (5)
y las Peñitas.
Es de entenderse que la facilidad para la pesca, caza y
recolección en un clima más benigno y
estable que el actual con el río como centro, favoreció el auge poblacional en
los abrigos rocosos de las cañadas y posteriormente, la
aparición de los primeros asentamientos
agrícolas que derivaron en el establecimiento de aldeas y pequeños recintos
urbanos o ceremoniales en las partes planas adyacentes o bien en algún sitio en
las alturas con algún significado religioso o astronómico.
De distintas etapas, los sitios con restos de ocupación
humana sin arquitectura visible son: laderas del cerro de la Cruz, parte final
de las Peñitas, las escuelas Rafael Ayala y ex Preparatoria San Juan, la
colonia Fátima, Guadalupe de las Peñas y abrigos rocosos en las Peñas del río,
además de una cueva con pinturas rupestres a orilla del río en la cañada de San
José. En Rafael Ayala (6) se menciona también a “la Curva” y la colonia de los “Paracaidistas” (7) (Hoy Benito Juárez) sin aclarar a que se
refiere, probablemente restos hallados casualmente, ya que carece de los datos
técnicos como en los otros lugares que detalla.
En el terreno donde hoy está el Mercado Juárez hubo muchos
restos superficiales, que por los arroyos llegaban hasta la calle de 5 de mayo.
Personalmente encontré navajas de obsidiana, tepalcates y “caritas” de barro en
todos esos lugares, lo cual era común hasta hace unos 30 años, también vi
figuras más grandes encontradas en construcciones, en las Peñitas y cuevas del
río y los restos encontrados en las dos escuelas mencionadas, exhibidos en sus
respectivas direcciones y consistentes en figuras de cuerpo entero de
aproximadamente 25 cm e incluso cráneos.
La mayor colección de dichos objetos, propiedad de
particulares, se reunió para una exhibición temporal en una casona de la
calle de 16 de septiembre durante la feria de 1976, que sería la punta de lanza para la
posterior instalación del Museo
de la Santa Veracruz en 1981, que al tematizarse luego como “De la Muerte”
fueron a dar parcialmente al breve pero completo “Iztacchichimecapan” del
Centro Histórico y Cultural de la ciudad, quedando en él solo algunos objetos
relacionados o como simple referencia.
Un importante vestigio de este tipo fue un marcador solar
ubicado en la parte central de las Peñitas, dado a conocer por Porfirio Díaz
Oviedo en los años noventa del siglo pasado (8) cubierto después, en un claro
ejemplo de arqueología al revés, -común en el municipio- para hacer un mirador
y emparejar una calle en la que casi nadie circula por no haber quedado pareja.
(Por cierto, exactamente frente a éste, en el Cerro de la Cruz hay otro
marcador, por si alguien quiere hacer otro mirador)
Ya en nuestra era, alrededor del valle y en el mismo inició
la construcción de centros ceremoniales
con arquitectura visible y en algunos casos, monumental; pirámides, cuisillos y
plazas. Los principales son: Cerro de la Cruz, El Rosario, la Magdalena, la
Estancia, Santa Rita y
San Sebastián de las Barrancas (aunque hay restos en casi toda la extensión del
municipio, no explorados formalmente, muchos quizá con construcciones
sepultadas). Todos influidos sucesivamente
en mayor o menor medida por las culturas Chupícuaro de Guanajuato,
Teotihuacana, Tolteca y Azteca.
El colapso de cada civilización dominante, por la pérdida
del control administrativo, significaba el abandono de los centros
ceremoniales, periféricos o menores como es el caso de los existentes en la
zona, situación que se repitió hasta el fin del período post-clásico cuando
declina la construcción monumental, aunque la gente continuó su vida
cotidiana en aldeas y cañadas del río, a
la vera de los antiguos edificios
que poco a poco fueron cubiertos por los elementos
naturales y en algunos casos por el olvido.
Casi todos los espacios ceremoniales conocidos en el
municipio, además de varias fases de ocupación, tienen la particularidad de
nunca estar en un lugar relativamente plano; o es sobre una barranca o en
ladera de un cerro, la excepción es el barrio de la Cruz, abajo y al oeste del
cerro, donde sí existieron plazas y zonas de habitación, aunque no se trata de
alguna construcción monumental, sino viviendas comunes. La razón de esos emplazamientos
no es clara, pudiera parecer que se construían ahí para facilitar la defensa,
pero sin elementos constructivos que pudieran servir para ello como bardas
altas o entrada estratégicamente defendible, además, situarlos en partes altas
obraría un efecto contrario, los hacía completamente visibles.
Por su ubicación en la frontera de Mesoamérica, entendida
esta, dadas las circunstancias de los habitantes, no como acotamiento físico y
estático sino cultural, y por lo mismo fluctuante, la región fue paso obligado
y a veces asiento temporal de tribus chichimecas del norte, estableciéndose una
relación entre éstos y los pobladores sedentarios que debió ser cambiante, con
etapas de paz y confrontación alternadas.
A partir del postclásico, durante el imperio azteca, la
región estuvo ubicada en los imprecisos confines septentrionales del reino
otomí con cabecera en Jilotepec, mismo que fue conquistado de manera definitiva
en 1487 por el emperador Ahuizotl anexándose desde entonces y hasta la caída
ante los españoles, a los dominios de la Triple Alianza. (Siendo vecinos ambos
reinos, desde tiempos remotos habían tenido una historia de confrontaciones
aisladas, casi siempre con resultado favorable a los primeros, aunque el
dominio ejercido hasta entonces había sido intermitente)
Por ser la ruta del norte la menos importante para el
comercio y la guerra para el imperio azteca,(el tráfico de personas, mercancías
y relaciones se daba por Michoacán, Jalisco y Colima al oeste, y por la
Huasteca y Veracruz por el este) la región de San Juan del Río ni siquiera
mereció ser invadida ni tuvo el mérito
de que se fundara un poblado, lo máximo que llegó a ser fue un baluarte
defensivo contra los tarascos, habitado por unos cuantos aztecas, otomíes y
chichimecos, al que llamaron Iztacchicchimeca, que es lo que había en la época
de la conquista. Al pequeño asentamiento formado sobre las Ruinas del Centro
ceremonial del Cerro de la Cruz llegaron después de la caída de Tenochtitlán,
algunos cuantos otomíes de Jilotepec y lugares vecinos para escapar del
pago de tributo a los encomenderos, siendo así, este lugar el primer
antecedente de la hoy ciudad San Juan del Río en la época colonial.
José Luis Hernández Peña
2) Mariano Bárcena, en Margarita
Velasco Mireles, La Sierra Gorda: Documentos para su historia vol. II, México,
INAH, 1996, p. 216.
3) Ibid. p. 298.
4) Respecto a esta zona arqueológica
existe un completo trabajo de Juan Carlos Saint Charles y Miguel Arguelles “Cerro
de la Cruz. Persistencia de un centro ceremonial ” en Ana María crespo y Rosalba Brambila,
Querétaro Prehispánico, México, INAH, 1991.
5) Cfr. Juan Carlos Saint Charles, et
al, “La Arqueología en Querétaro El reto ante un nuevo milenio”, en Guadalupe
Zárate Miguel, Cinco miradas. Memoria del Primer encuentro de Estudios
queretanos. Balance y perspectivas, México, Centro INAH Querétaro, 2005. pp.
131 a 159. En 2009 el sitio fue re-redescubierto por una lluvia y en atención
al estilo observado en las pinturas no tardó en ser bautizado como
“Teotihuajuan.” Oficialmente ahora se
llama “el lugar de los cuchillos curvos” Aunque apenas se ha explorado uno de
los edificios, resultó ser el único asentamiento teotihuacano (o sea un lugar
no con influencia teotihuacana sino hecho por teotihuacanos y habitado por
teotihuacanos, no fuera del valle de México
6) Cfr. Rafael Ayala Echávarri, San
Juan del Río, Geografía e Historia 2ª. Edición, México, Manuel Ayala
Valenzuela, 1981, pp. 21 a 24. Dato agregado a esta edición, tomado sin cita de
Cuauhtémoc Chávez Trejo, Vestigios arqueológicos de las culturas indígenas en
San Juan del Río, Qro. San Juan del Río, Escuela Preparatoria de San Juan del
Río, 1976, en Presentación.
7) También agregado a la 2ª edición.
No se si sea un error, no hay restos
documentados en dicha colonia. Sí
los hubo en la cercana colonia Fátima, a orilla de la vía, sin construcciones
visibles, al parecer parte del asentamiento ubicado en las Peñitas hoy cubierto
por la escuela “Rafael Ayala”, perfectamente identificado aunque no estudiado
formalmente. La fecha que da Chávez es cerca al inicio de construcción moderna
en ambas colonias.
8) Ver Gregorio Rangel Otero,
“Marcador Solar Prehispánico descubierto en San Juan del Río”, en Margarita
Velasco Mireles et al, Testimonios para la Historia. San Juan del Río, Qro. Sin
d.e. 1993, compilación de artículos de diversos autores relativos al municipio,
originalmente publicados en la revista
“Querétaro” del Gobierno del Estado, al carecer de datos se
citan los del artículo inicial. pp. 77- 83.
Hola José Luis, gracias por tu comentario y tu visita a mi blog de Aculco. Todos los que escribimos sobre nuestros pueblos y ciudades en lo que fue la Provincia de Jilotepec tenemos mucho que aprender de nuestros vecinos, por lo que no dejaré de visitar y leer con cuidado los textos de tu blog y dejar comentarios si creo que pueden aportar algo.
ResponderBorrarNo conozco la obra de Carolina Baur. Te agradecería mucho que me enviaras las páginas escaneadas que me ofreces. Mi dirección de correo es larabayon@usa.net
Gracias nuevamente.
Un honor tener en este blog a JLB, quizá la persona viva que más sabe (y comparte) del cercano territorio del estado de México hoy colindante con San Juan del Río y antes partes de un todo de la encomienda de Jilotepec. Saludos Ya envié lo prometido, confírmeme si llegó.
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